El Que No Siente [Privado Atenea]

por **Sousuke Asakura** Lun Mar 19, 2012 1:28 pm

La puerta se había cerrado en silencio, así como el trayecto hacia la entrada principal. En la habitación había quedado el sake antes pedido y servido, bailando en ondas que chocaban contra el recipiente de mármol al ser recientemente degustado y dejado a su suerte. Aquel, el que saboreaba el alcohol mientras andaba; el de mirada fría y corazón de piedra; el que sólo su presencia era sinónimo de respeto y temor entre sus congéneres estaba pronto a partir. No pidió caballo ni carruaje, ni nada que le alejare del contacto directo con aquellas especias tan inferiores y débiles, peroq ue causaban su macabro deleite con su forma de actuar. Al llegar a la entrada fue reverenciado por sus sirvientes y recibió los "buen viaje" mezclados con el miedo que inspiraba y que no permitía que sus súbditos le mirasen a los ojos. Miraban a la Muerte que partía, pero que seguía atormentándoles aún cuando su silueta se perdió en la noche francesa.

El sake no había sido suficiente, y por ello los colmillos del mayor de los Asakura se habían clavado en el cuello de un malogado anciano que hasta entonces gastaba sus últimos francos en perderse en el alcohol occidental. Luego, como detalle, la cabeza cayó primero que el cuerpo, rodando a la salida de un callejón provocando un agudo grito femenino. Dos hombres se adentraron en el lugar en cuestión a investigar, pero ya no había nadie.

Y a lo lejos, una silueta se relamía los labios ensangrentados.

por **Atenea Tsartsarnioli** Miér Jun 27, 2012 5:35 pm

La fronda desprendía
Un añil de alfombra
Que moría

Ligera mariposa despeñada
Florida vida breve
Color volátil que se llueve

Caen como gotas las flores
Cubren el suelo de colores
Lleno de pasos y olores

¿Así deshoja la cabeza las ideas?
¿Caen los pensamientos idos
Como flores ya marchitos?

La noche se había posado en los cielos de mi hermosa Paris, si, ya la trataba como mía, porque en esta ciudad había encontrado lo que nunca pensé tener, de un suspiro corte las ultimas rosas del jardín de los Thompson, cuidaba su jardín por las tardes, lo había decorado de tal forma que el invierno poseyera de las más variadas y bellas flores cada rincón de ese inmenso espacio, y como la mayoría de mis patrones, me dejaban quedarme con algunas flores, corte con gracia e invocando un bello poema al rosal de rosas amarillas, que destacaba por el color grácil de aquellas rosas que perfectamente podadas se acoplaban a un pequeño sendero con un césped cortado de tal forma que pareciera una alfombra mágica. En medio del jardín había una fuente de la cual había plantado flores acuáticas que daban al espectáculo visual la calma, justa que tenía que demostrar un Jardín. Al cabo de unos minutos ya había cortado cinco rosas las envolví en un papel y dejando todo ordenado regresaría a casa.

El camino de aquella mansión a la área de los gitanos me hacía pasar obligadamente por las calles y callejones de Paris, estaba acostumbrada, pero siempre sentía el miedo característico de un gitano, podía ser que la guardia real me pillara o peor aun algunos sobrenaturales o quien sabe Dios, con las rosas en mis manos vi como de una de ellas se desprendía un pétalo, al mismo tiempo sentí un escalofríos, no era común que sucediera eso mas cuando estaban recién cortadas. Y Otro pétalo callo y el mal presagio llego a mi interior. Con calma fingida, apresure el paso, pero podía escuchar en la lejanía gritos, golpes, peleas de perros, ebrios cantar, mujeres disputarse quien era mejor. Apreté con fuerzas las rosas, y seguí mi camino introduciéndome en los callejones, anhelando que Lust estuviera siguiendo mis pasos.

Pero fue ahí justo al doblar que vi lo que no debí ver, y la flor avisándome de tan mal presagio volvió a caer un pétalo, trague saliva y sin decir nada más gire en mis talones para continuar en sentido contrario. Más cerca me quedaba la casa de Lust, ahí era mejor ir a estas alturas donde mis escalofríos no paraban y todo podría ponerse aun peor.

La flor que se arroja en el abismo
Da sitio al fruto la semilla
De una nueva flor que apela vida

La idea que se pierde en el olvido
¿A dónde se dirige?
¿Cuál es su fin y su destino?

El cerebro como el árbol
Podría adornar el paso de la vida
Con redivivos pensamientos florecidos

por **Sousuke Asakura** Jue Jul 05, 2012 8:27 pm

Los mortales estaban consternados. Las féminas que no habían huido despavoridas se cubrían los ojos al tiempo que eran abrazadas por sus maridos, quienes buscaban con la mirada alguna explicación, o más bien, al responsable de lo sucedido. Lo que no sabían era que el autor estaba sólo a unos metros de ellos, como un transeúnte más fingiendo preocupación por esa situación que sin duda sería motivo de conversaciones por días en los alrededores, y que multiplicaría aún más el temor que Sousuke podía percibir en prácticamente todos los presentes. Pero algo llamó su atención...o más bien alguien.

Su mirada aguda le llevó a una mujer de ropa pintoresca y ligera, cuyos cabellos rojizos destacaban entre la mesura y orden de todos los demás allí presentes. Y tenía algo más...tenía...¿poderes? ¿magia? Sí, era especial; no tanto como él que se consideraba la perfección hecha varón, pero lo era. El proceder de su parte estaba más que claro: acechante y sigiloso, atento y ansioso fue como empezó a seguirla, induciéndole un poco de exquisita paranoia para observar sus reacciones y ponerla a prueba, y escuchar esos apetitosos latidos llamarle...

Tragó saliva con sutileza, reprimiendo sus instintos supuestamente satisfechos y siguió adelante, acercándose cada vez más a ella, pero sin despertar sospecha alguna. Todo estaba absolutamente calculado.

por **Atenea Tsartsarnioli** Jue Ago 02, 2012 9:43 pm

Solo en el mundo con mi media oreja
y una cortada flor en el semblante
bajo a la mina honda del diamante
que no tiene raíz ni tiene reja.

Mas como soy del odio tenue abeja
manada de algún duende nigromante
peinaré de mi espalda el monte amante
y con heces de concha de la almeja.

Mi paranoia de Iolao y Averno
¡hola pato de oro hola marea
donde la mar merece su medusa!

Y creo que de cebra tengo un cuerno
y de llama una pata panacea
que se gasta en mi alma y que se usa.

Los malos presagios que podía observar iban de la mano de la sangre latente por todos los seres vivientes, por todo aquel que tuviera un corazón, si aquellos seres de la noche eran los grandes culpables de que el mundo estuviera así, temeroso y paranoico. Muertes sin sentidos, decapitados por las calles, ¿Dónde estará quien produjo aquello? En su lugar en las sombras donde nunca debería salir. Suspire aun con la flor en la mano algo andaba mal muy mal, los escalofríos comenzaron apoderarse de cada centímetro de mi cuerpo, podía sentirlo recorrer de pies a cabeza y cuando llegaban hasta mi coronilla el zumbido en mis oídos se volvía de una manera irritante. Suspire de manera notoria y otro pétalo quedo colgando de la unión donde todos estaban juntos. Apreté el tallo con fuerzas, sintiendo como una presencia se apoderaba de mi circulo, donde el aura me permitía ver.

Cerré los ojos y me gire mi cabeza necesitaba ver quien estaba tras mis pasos y en la oscuridad mediana de la noche tres siluetas observe, me centre mas en sus auras un humano, por lo vibrante y centellante otra singular de colores cálidos se me hacía a un cambia formas y por ultimo una oscura, llena de sombras donde solo un corazón frio podría habitar, el vampiro. Apreté con mas fuerzas el tallo de la rosa sin darme cuenta que me había causado una leve herida de la cual solo broto una gota de sangre - ¡ay! – dije muy bajo y acto seguido me lleve el dedo a la boca para intentar opacar el aroma, sabia de muy buena fuente que no había forma de ocultar algo que para aquellos era su elixir.

Los nervios me invadieron en ese momento por mi descuido, deje caer la flor de mis manos y apresure el paso lo mas que pude, podría decir que hasta comencé a trotar, doblando en una esquina comencé a correr faltaba poco para llegar a la casa de Luz, pero la respiración faltaba y tuve que pausar la marcha deteniéndome completamente me apoye en un farol para tomar aire, llenar mis pulmones que parecían arder en ese momento y el sabor metálico de la sangre estaba por toda mi boca, repulsión me causo pero no me contuve respirando más fuertemente, esperando y rogando que el vampiro no me siguiera…

por **Sousuke Asakura** Vie Ago 10, 2012 8:50 pm

Las dudas, las suposiciones, el miedo, el estrés. Los pasos rápidos, la respiración agitada, aquella gota de sangre. Una mirada triunfante desde lejos. Ya le había identificado, y el juego había dado inicio. Había logrado ver su rostro cuando se volteó, sin duda hermoso; y se vería mejor aún bajo su cuerpo, o pegado al suyo saboreando su palpitante manjar rojizo. Le tentaba cada vez más, y las ganas de incrementar esa gota en su dedo a un río en el cuello crecían tanto como el temor que desarrollaba la joven estando detenida en un farol, tratando de recuperarse para seguir adelante, con aquel ir y venir enérgico de su sistema respiratorio que la delataba. El olor a sangre se hizo más fuerte, y los colmillos también. Quería el segundo plato.

Aquella luz invertida dejó ver el traje negro, la camisa blanca y los zapatos de cuero tan molestos. También dejó ver una mano sobre el pilar que sostenía el cuerpo femenino, el cual estaba a centímetros de tocar. Su altura le daba una enorme ventaja, pudiendo observarla y acecharla sin ningún problema. La sonrisa afilada rozaba el oído izquierdo, con esa respiración tan muerta como su piel pálida pero digna de elogios por su hermosura. Había sido tan rápido y tan ligero como ostentaba su fama, esa que le tildaba de Asesino, de Loco, de Conquistador y de Líder. El Daimyo estaba atacando nuevamente.

- Bonjour…- un acento rarísimo, pero entendible. ¿Cuándo ibas a encontrar a un oriental hablando francés? – Mademoiselle…- Podía sentirle, podía escucharle. ¡Aquel pánico que todos tenían con su presencia! ¡Maravilloso! ¡Eso era lo que provocaba el Daimyo!

por **Atenea Tsartsarnioli** Jue Oct 11, 2012 6:08 pm

Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza
del cielo se abre como una boca de muerto.
Tiene mi corazón un llanto de princesa
olvidada en el fondo de un palacio desierto.

Tengo miedo -Y me siento tan cansado y pequeño
que reflejo la tarde sin meditar en ella.
(En mi cabeza enferma no ha de caber un sueño
así como en el cielo no ha cabido una estrella.)

Sin embargo en mis ojos una pregunta existe
y hay un grito en mi boca que mi boca no grita.
¡No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste
abandonada en medio de la tierra infinita!

Y eso era el más puro miedo por primera vez en muchos años volvía a sentir esa angustia que oprimía mi corazón, que lo hacía palpitar fuerte y desbocado que hacía que todo a mi alrededor se volviera de un gris oscuro donde el color de mi cabello se opacaba y no quedaba nada más que miedo, trague saliva pero el sabor amargo de la sangre hizo que todo se me diera vueltas y cuando un paso iba a dar la voz de aquel hombre detuvo todo en mi y de un susto di un pequeño brinco en mi lugar, nerviosa estaba pero aun así podía ver el aura oscura que poseía aquel hombre aquella bestia, un aura llena de malos pensamientos, de malos tratos, de muerte y de mucha sangre.

Sentí como mis ojos buscaban una explicación mientras mi cabeza me decía que gritara de mis labios solo salió un pequeño sonido – Monsieur – susurre mientras observaba detenidamente como los rasgos del hombre eran diferentes, extranjero supuse por el acento en sus palabras sus ojos pequeños eran un verdadero espectáculo el cual deseaba ver, pero el miedo no me dejaría. Tome aire apretando mi puño para darme el valor que casi inexistente se iba de mí. – Permiso – dije tontamente e intente dar un paso hacia el frente, pero desistí y solo di uno a un lado, queriéndome alejar de él.

Faltaba tan poco para llegar donde Luzt, cuatro casas nada más y me había detenido. Los escalofríos comenzaron a subir por mi cuerpo el miedo era grande y solo mi cabeza repetía “tengo miedo, Tengo miedo” mas no podía pronunciar palabra alguna por que todo se reducía a algo que todo mi cuerpo sentía. Mientras intentaba respirar con calma mis pies parecían haber sacado raíces y clavada en el suelo me encontraba en ese momento, sin saber qué hacer, que decir ni mucho menos que pensar.

por **Sousuke Asakura** Vie Oct 19, 2012 9:15 pm

Ni siquiera había probado de su líquido vital y ya la consideraba una mujer deliciosa. Le costaba un poco controlar ese deseo de ella, pero disfrutaba más jugar con sus presas y llevarlas al límite del miedo: paralizarlas, saber todo de ellas y luego devorar sus recuerdos y sus adentros, aunque no siempre fuera en el mismo orden.

Sonrió tétricamente ladino al leer su mente y sus movimientos: su deseo de estar con alguien llamado Lust, que estaba extremadamente cerca de donde se encontraban, y su temor que bordeaba el pánico- ¿Tiene prisa, Madame? Porque yo tengo toda la noche y la eternidad para compartir con usted…-Susurró en su oído, rodeando esa bella cintura con uno de sus brazos, apresándola. Pudo sentir también su corazón bombear más sangre y más rápido; y también los llamados mentales hacia el susodicho Lust que al parecer no era más que un humanucho que, a parecer absoluto del Daimyo, no revestía desafío para él – Si me da lo que deseo…puedo devolverle a los brazos de aquel hombre que tanto llama más pronto de lo que se imagina…- Vil mentiroso e hipócrita, sinvergüenza de primera, lamía su cuello con la calma de quien tenía todo calculado, y así lo era - Así que…¿Qué me dice? ¿Acepta? Porque si no lo hace…algo terrible puede suceder – Susurró con una ternura sádica, dejando crecer los colmillos para rozarlos en la tersa piel ajena, dejando en claro su deseo y su amenaza, y que era perfectamente capaz de cumplir ambos…a la perfección.

por **Atenea Tsartsarnioli** Lun Nov 19, 2012 12:16 am

Las estaciones derraman su ruina mientras pasan,
Pues en la primavera los narcisos alzan sus rostros
Hasta que las rosas florecen en ígneas llamas;
Y en el otoño brotan las violetas púrpuras
Cuando el frágil azafrán suscita la nieve invernal,
Pero los decrépitos y jóvenes árboles renacerán,
Y esta tierra gris crecerá verde con el rocío del verano,
Y los niños correrán entre un océano de frágiles prímulas.

¿Pero qué vida, cuya amarga voracidad
Desgarra nuestros talones, velando la noche sin sol,
Alentará la esperanza de aquellos días que ya no retornarán?
La ambición, el amor, y todos los sentimientos que queman
Mueren demasiado pronto, y sólo encontramos la dicha
El los marchitos despojos de algún recuerdo muerto.

Y la sangre corrió ligero por mis venas haciendo que todo a mi alrededor pareciera ir más lento, el mundo desapareció debajo de mis pies y la voz de aquel vampiro envolvía mis sentido haciendo que el miedo y la desesperación creciera por mi cuerpo, no podía controlarme, ni mucho menos controlarlo a él, pero algo tenia a mi favor, algo que solo un gitano sabia, su poder lo podía sentir tenía esa capacidad ese don que solo los gitanos teníamos, la fuerza de su aura oscuro era tan potente que podía fundirse con la mía y ayudarme a no caer a no ceder ante los petitorios que el reclamaba. Mi pecho se inflaba temeroso mientras mis ojos buscaban alguna salida, un escape.

Mi eternidad no es para compartirla ni mucho menos con usted Monsieur – estaba prácticamente cayendo lentamente en manos del mismísimo demonio que tenía ese rostro angelical aunque su mirada demostraba la fortaleza que poseía aquel vampiro. - ¿Qué… que es lo que desea? – dije con temor, aun cuando sabia a lo que se refería no podía… aquello seria sentirme impura sucia… Pase saliva reiteradas veces, alejando mi rostro del ajeno – Me están esperando… no puedo… retrasarme – ansiaba en esos momentos que apareciera Lust, y atacara aquel hombre que me tenia prisionera y contra mi voluntad. A final de cuentas era un Inquisidor y tenía la fuerza y el conocimiento para acabar con uno de ellos.

Como estatua en los brazos ajenos buscaba el control de su aura para así hacer que mi potencial creciera, nunca había ocupado aquello a mi favor, y al parecer era este día el que tendría que hacer algo para salir victoriosa, aunque no había esperanzas… tenía una extraña y a la vez tonta Fe que me dejaría ir. El miedo seguía latente, corría ya no tan solo por mis venas si no mi piel erizada como cual felino asustado estaba, no habían suplicas, mi condena parecía ser esa, varias veces ya me había salvado y esta… al parecer… no tenia escapatoria, ni palabras que decir en ese momento.

por **Sousuke Asakura** Miér Nov 21, 2012 8:10 pm

Aquel nerviosismo, aquella desesperación; aquella incapacidad de poder tomar un curso de acción. Amaba cuando sus víctimas caían en aquella espiral, porque esos sentimientos negativos también eran una forma de alimentarse, aunque no tan revitalizadores como el líquido rojo que también añoraba a pesar de haberla conseguido hace poco de una fuente indigente. Sí, hasta esos pobretones tenían sangre deliciosa…y aparte les hacías un favor al dejar de vivir. ¡Si hasta Sousuke-sama tenía piedad por los débiles!...¡Ja, Ilusos!

Ni aquella manifestación de aura era suficiente para intimidarlo, ni mucho menos suficiente para detenerle. La mujer seguía pegada a su cuerpo, aunque intentase alejar su rostro era inútil. Aquel delicioso cuello estaba siempre a la vista, y sería suyo, sin importarle aquellos ruegos mentales que rozaban la angustia. - ¿Que qué deseo? – Preguntó haciéndose el sordo, mientras una mano traviesa se deslizaba hasta el vestido, rozando mínimamente su piel, deleitándose con el contraste de temperaturas eterno por la diferencia entre sus razas…y sus sensaciones – La deseo a usted. Su cuerpo, su sangre…- Inspiró el aire que no le era necesario para vivir y lamió pronunciadamente su cuello, percibiendo los latidos desesperados que parecían estarlo para ser poseídos por esos colmillos que también rozaban esa piel tersa y tan cuidada, propia de las damas y unos cuantos varones – Su alma…-rió y sus dos puntas rozaron la piel una vez más, dejando dos puntos rojos que no daban lugar a dolor - ¿Me lo permitirá? Yo recomiendo que sí lo haga…porque sino correrá más sangre de la que usted quiere que corra de su cuello…-Un enésimo susurro y su clásica sonrisa de triunfo precedieron a que el filo cortara la carne, permitiendo la alimentación y el inmediato e inexpresable regocijo de quien absorbe y se revitaliza, dejando que el líquido fluyera a su garganta con naturalidad progresivamente.

Cómo amaba ser vampiro…

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