AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Final del camino
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Final del camino
Aquella noche había estado removiéndose en las sábanas sin parar, preocupado por aquella oscura sombra que los había vigilado durante unas horas. No obstante, aquella sensación se había desvanecido como si fuese una pesadilla tras un eterno silencio en la habitación. Algo desconcertado, acarició el cuerpo de la mujer con sugerencia, deleitándose de su tacto. Pasó su mano por su rostro, hombro, pecho, vientre y cadera intentando despertarla con aquel juguetón toqueteo -Despierta, Keira.- susurró -Va siendo hora de que salgamos de aquí, no nos conviene detenernos demasiado tiempo en un mismo lugar- se levantó y se dirigió hacia sus ropas, recolocándoselas de nuevo como si no hubiese pasado nada la noche anterior. Andubo hasta la puerta y se giró para observar el delicioso cuerpo de esa muchacha que le acompañaba antes de abrir la puerta lo suficiente para poder salir sin que nadie la viese.
En la planta baja estaba Mikah jugueteando con alguna que otra cortesana, el muchacho tenía una mala pinta impresionante a diferencia de otras lúcidas noches -¿Qué haces?- le miró de arriba abajo[/i] -No tienes buen aspecto...- le puso la mano en el hombro, cosa que sorprendió al muchacho que aunque animado con las chicas que lo rodeaban, tenía la cara pálida y demacrada -Mucho peor de lo que usted estuvo la noche anterior, amo. Creame que casi toda la taberna pudo oirlo- Ash sonrió pensando en que esa idea no iba a ser muy del agrado de la muchacha -En cuanto a mí, ya sabe, echo de menos cierta sensación chispeante... y no es precisamente la calidez del cuerpo de una mujer, he tenido bastante por hoy...- se señaló la entrepierna, la cual reposaba con las piernas abiertas. Ash había entendido lo que le quería decir el joven, y es que un Ghoul necesita el nectar de su señor al menos una vez por semana para no volverse loco, aunque el chico había hecho gala de una fuerza de voluntad envidiable al permanecer junto a Ash a pesar de no haberse prestado a darle de su sangre ¿O quizá era pura avaricia por tal ambrosía? El vampiro ignoraba realmente sus motivos, pero se lo había ganado a pulso.
Ambos se dirigieron a un callejón trasero donde Mikah pudo deleitarse por fin de unas sabrosas gotas de fría sangre vampírica. Su cuerpo se volvía más joven de lo que ya era, lleno de vida, rebosante de energía. Deseaba correr, saltar, quemar toda chispa que quemaba su espíritu con aquella maldición que llevaba la sangre ingerida. -¿Cual es el siguiente paso?- preguntó restregándose las manos -¿Va a recorrer el mundo románticamente junto a la chica?- Ash negó con la cabeza -No, vas a venir conmigo y con Keira a buscar a Padre, el primero de los míos- los ojos de Mikah estaban a punto de salirse de sus cuencas. Tal vez no tanto de sorpresa como de curiosidad por el poder de su sangre -Creo ahora más que nunca que está aquí, en Italia... ¿Dónde? No lo sé, pero lo hallaremos, sé que lo haremos- regresó tras aquellas palabras al Hall donde esperaba ver a Keira para comentarle el plan -Esta noche he sentido algo... extraño- se rascó la barbilla -Y tanto, mola meterla a veces ¿Verdad?- afirmó el cochero ignorando a qué se refería su señor -Idiota, no me refería a eso- observó a Keira con unos ojos vivos y expresivos, rememorando aquel momento -Quiero decir que alguien nos observaba... y no era Norbert. Es la primera vez en mucho tiempo que he sentido pavor, verdadero temor por mi vida... Era como si un niño sostuviese entre sus dedos a una hormiga, con aquella facilidad para aplastarla...- cerró la mano haciendo una mímica intentando mostrar lo que sentía -Pienso que podría ser él. Puede ser que la llegada de un nuevo antiguo a sus dominios le haya alertado y buscase saber dónde me encontraba. Voto por dirigirnos a...- el dueño del local se acercó al vampiro y le tocó en el hombro -¡Disculpe! Esta mañana vino una muchacha con una carta para la señorita que le acompaña. No dijeron nombres, pero la describieron tal cual es...- el hombre la miraba de arriba abajo. Ash contestó con un grosero gesto arrebatándole la carta, pasando a leerla a pesar de ser para Keira.
Sus ojos resvalaban por las letras de aquel papiro de forma fugaz, absorviendo la información que contenía. Alguien la invitaba a adentrarse en los restos del coliseo a media noche ¿Quién querría verla exclusivamente a ella? ¿Serían falsas sus pesquisas y habría sido aquel hombre? ¿Quizá el desaparecido Harry? Qué demonios... Ash arrugó el papel y lo tiró al suelo -Quieren verte en el coliseo a media noche... no falta demasiado. El hecho de que sea en la penumbra nocturna muestra el hecho de que será alguna criatura, quizá un vástago. Así que iremos contigo, por supuesto. Mikah y yo nos esconderemos hasta que esa... persona... salga a la luz.- Ash la tomó de la mano -Vamos... tengo un mal presentimiento- tiró de ella con suavidad, esperando que el chico la siguiese. Iba con prisa y se notaba, quería aclarar ese asunto de que alguien escribiese a su amada... Era un vampiro, temía por la seguridad de su protegida... y estaba celoso.
En la planta baja estaba Mikah jugueteando con alguna que otra cortesana, el muchacho tenía una mala pinta impresionante a diferencia de otras lúcidas noches -¿Qué haces?- le miró de arriba abajo[/i] -No tienes buen aspecto...- le puso la mano en el hombro, cosa que sorprendió al muchacho que aunque animado con las chicas que lo rodeaban, tenía la cara pálida y demacrada -Mucho peor de lo que usted estuvo la noche anterior, amo. Creame que casi toda la taberna pudo oirlo- Ash sonrió pensando en que esa idea no iba a ser muy del agrado de la muchacha -En cuanto a mí, ya sabe, echo de menos cierta sensación chispeante... y no es precisamente la calidez del cuerpo de una mujer, he tenido bastante por hoy...- se señaló la entrepierna, la cual reposaba con las piernas abiertas. Ash había entendido lo que le quería decir el joven, y es que un Ghoul necesita el nectar de su señor al menos una vez por semana para no volverse loco, aunque el chico había hecho gala de una fuerza de voluntad envidiable al permanecer junto a Ash a pesar de no haberse prestado a darle de su sangre ¿O quizá era pura avaricia por tal ambrosía? El vampiro ignoraba realmente sus motivos, pero se lo había ganado a pulso.
Ambos se dirigieron a un callejón trasero donde Mikah pudo deleitarse por fin de unas sabrosas gotas de fría sangre vampírica. Su cuerpo se volvía más joven de lo que ya era, lleno de vida, rebosante de energía. Deseaba correr, saltar, quemar toda chispa que quemaba su espíritu con aquella maldición que llevaba la sangre ingerida. -¿Cual es el siguiente paso?- preguntó restregándose las manos -¿Va a recorrer el mundo románticamente junto a la chica?- Ash negó con la cabeza -No, vas a venir conmigo y con Keira a buscar a Padre, el primero de los míos- los ojos de Mikah estaban a punto de salirse de sus cuencas. Tal vez no tanto de sorpresa como de curiosidad por el poder de su sangre -Creo ahora más que nunca que está aquí, en Italia... ¿Dónde? No lo sé, pero lo hallaremos, sé que lo haremos- regresó tras aquellas palabras al Hall donde esperaba ver a Keira para comentarle el plan -Esta noche he sentido algo... extraño- se rascó la barbilla -Y tanto, mola meterla a veces ¿Verdad?- afirmó el cochero ignorando a qué se refería su señor -Idiota, no me refería a eso- observó a Keira con unos ojos vivos y expresivos, rememorando aquel momento -Quiero decir que alguien nos observaba... y no era Norbert. Es la primera vez en mucho tiempo que he sentido pavor, verdadero temor por mi vida... Era como si un niño sostuviese entre sus dedos a una hormiga, con aquella facilidad para aplastarla...- cerró la mano haciendo una mímica intentando mostrar lo que sentía -Pienso que podría ser él. Puede ser que la llegada de un nuevo antiguo a sus dominios le haya alertado y buscase saber dónde me encontraba. Voto por dirigirnos a...- el dueño del local se acercó al vampiro y le tocó en el hombro -¡Disculpe! Esta mañana vino una muchacha con una carta para la señorita que le acompaña. No dijeron nombres, pero la describieron tal cual es...- el hombre la miraba de arriba abajo. Ash contestó con un grosero gesto arrebatándole la carta, pasando a leerla a pesar de ser para Keira.
Sus ojos resvalaban por las letras de aquel papiro de forma fugaz, absorviendo la información que contenía. Alguien la invitaba a adentrarse en los restos del coliseo a media noche ¿Quién querría verla exclusivamente a ella? ¿Serían falsas sus pesquisas y habría sido aquel hombre? ¿Quizá el desaparecido Harry? Qué demonios... Ash arrugó el papel y lo tiró al suelo -Quieren verte en el coliseo a media noche... no falta demasiado. El hecho de que sea en la penumbra nocturna muestra el hecho de que será alguna criatura, quizá un vástago. Así que iremos contigo, por supuesto. Mikah y yo nos esconderemos hasta que esa... persona... salga a la luz.- Ash la tomó de la mano -Vamos... tengo un mal presentimiento- tiró de ella con suavidad, esperando que el chico la siguiese. Iba con prisa y se notaba, quería aclarar ese asunto de que alguien escribiese a su amada... Era un vampiro, temía por la seguridad de su protegida... y estaba celoso.
Ash Ravnos- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 80
Fecha de inscripción : 31/10/2011
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Re: Final del camino
Las caricias de una mano que recorrían mi cuerpo consiguieron despertarme de uno de los mejores sueños que había tenido desde hacia mucho tiempo. Aunque cansada, había algo que me mantenía feliz por alguna razón...Me acurruqué sin ayuda de las sabanas, con mi propio cuerpo, dándole la espalda aquel que intentaba despertarme con susurros dulces. Pero era tan agradable la sensación que no quería despertar...solo faltaba que unos rayos de sol mañaneros acariciasen mi cuerpo para hacer de aquello la escena perfecta de paz, pero a medida que iba despertándome, torpemente, caí en la cuenta de que eso seria imposible... si estaba él. Aprovechado mi colocación lateral en la cama, me apoyé sobre un antebrazo para elevarme un poco y analizar la situación que tan confortable se me antojaba. Me acaricié los cabellos y me sorprendió comprobar que esta alborotados, rebeldes, despeinados. Oí un ruido provocado por el cerrar de una puerta, gemí tontamente por la sorpresa, me giré para mirar aquella entrada y lo recordé todo.
En la noche anterior habían sucedidos cosas...cosas que jamás olvidaría. Se podía decir que había perdido todo lo que una mujer podía entregarle a un hombre, indecente y pecaminosamente, claro...pero acaricié mi cuerpo totalmente desnudo y aferré mi pecho con mis manos, recordando cada caricia que Ash me había dedicado, cada beso, cada roce...Todo a mi al rededor me recordaba la sensación de aquel momento que quería repetir sin lugar a dudas. Miré la cama detenidamente y al comprobar que estaba totalmente desecha, al ver que mis ropajes estaban por el suelo tirados, sonreí. Me eché hacia atrás, boca arriba en la cama, y suspiré de felicidad. No había nada mas que contar, nada mas que decir: yo era suya y el lo quería así.¿Pero como iba a enfrentarme ahora a su mirada? La primera vez que nuestros cuerpos se rozaron sentí una lucha interior de vergüenza y nervios para poder tan siquiera mirarle...y ahora ¿Que sentiría? Ya había estado totalmente desnuda ante él, pero sabia, que el volver a estarlo delante de él seria como si fuese una vez mas la primera vez... sentiría vergüenza, hasta que el se apoderase de mi.
Fue Atem quien se encargó con sus jugueteos sobre mi vientre de alejarme de todos aquellos pensamientos para poner en marcha una nueva noche. Me vestí con ropajes un poco mas finos, pues el invierno empezaba a parecer que se alejaba. Una vez mas, mi atuendo se formaba por una falda de tela fina, un corsé y una camisa de entre tiempos, con las mangas recogidas sobre los codos. No había nada que hacer con aquellos cabellos despeinados, por lo que los recogí con un par de pinzas a la altura de la nuca, dejando dos mechones cayendo rebeldes a cada lado del rostro. Al mirarme al pequeño espejo que había en la habitación, me fijé en que mis ojos brillaban y que mis mejillas se encontraban mas sonrosadas de lo habitual... suspiré y sonreí.Tomé mi bolsa, con todo ya guardado incluyendo al gatito, y la del vampiro, para salir de la habitación y bajar a la zona bar del hostal.
Al llegar a la primera planta, me sentí cuanto menos vigilada. Una sensacion incomoda me recorrió el cuerpo, y es que, aquellos señores de aspecto un tanto demacrado con el alcohol que frecuentaban cada noche el bar no paraban de mirarme. ¿Que les pasaba? Intenté disimular mientras buscaba con la mirada al joven vampiro. Por suerte, llego pronto acompañado de Mikah, por quien empecé a tener admiración. Sabia que su condición de ghoul lo hacia estar a nuestro lado...pero era tan normal y juvenil que a veces me recordaba a Hayley...era como si no hubiese pasado nada extraño por su cuerpo. Ash se acercó hacia mi rápidamente para contarme algo que le había sucedido la noche anterior mientras yo dormía. Bajé la mirada sonrosada, pues recordé lo sucedido...lo que no esperé por nada del mundo fueron las palabras del ghoul, las cuales indicaron que se encontraba consciente de lo que había ocurrido -¡¿Se lo has contado?!- mi voz sonaba enfurecida, pero mi rostro mostraba todo signo de vergüenza y sonrojez ante lo que había ocurrido -¿Como has podido?- rectifiqué mi tono hasta llevarlo a un susurro, para que nadie pudiese oírlo salvo el vampiro -Toda la taberna lo sabe. Que vergüenza Dios mio...- me llevé la mano a la frente para hacer un gesto de desesperación.
El joven siguió relatando, tras la interrupción de Mikah, lo que deseaba contarme. Sintió miedo con aquella sensación y a medida que lo contaba empecé a sentirlo yo. El mundo mágico de placeres de la noche anterior se había desvanecido para mostrar la dolorosa realidad. El dueño del bar se acercó justo cuando se hizo el silencio entre nosotros para sorprendernos a ambos, mas a mi que al vampiro, al afirmarnos que una mujer había llegado para entregarme una carta. Fue tan tremendamente sospechoso que lancé al joven una mirada seria y decidida, para mostrarle, que seguramente estaría pensando lo mismo que el. Me senté en junto a una mesa que quedaba libre para que el vampiro pudiese leer tranquilo la carta. Cruce las piernas y me impacienté por saber el resultado. Turné mis dedos para dar golpecitos rápidos sobre la mesa y al fin Ash terminó de leer la carta. Estaba en lo cierto al pensar que había sido escrita a manos de un igual del joven...¿Pero por qué querer verme a mi? El moreno tiró de mi mano para que fuésemos rápidamente al lugar acordado...estaba tan impaciente por saber lo que ocurría como yo.
En poco tiempo llegamos al coliseo gracias al manejo del ghoul con los caballos.-¿Crees que se trata de Norbet? ¿O piensas que es otra persona?- La zona se hallaba completamente en ruinas y en un principio, al bajar del carruaje, me pareció imposible entrar en el lugar,pues no había visto una infraestructura así en toda mi vida y no sabia para que servia -¿Que es este lugar?- encontramos y por alguna razón, las grandes puertas de este se hallaban abiertas. Entré decidida y descubrí que aquella entrada solo daba salida a las gradas en un principio, porque al fondo del todo, se hallaba una salida que daría lugar al centro, al punto de mira de miles de personas si el lugar se hallase frecuentado...y era tan enorme el lugar que me asusté -Supongo que tengo que salir ahí ¿no?- miré al vampiro con preocupación, pero ¡que remedio! fuera quien fuese, no podríamos estar huyendo de el toda la vida. Con paso firme, caminé hacia el centro de aquel escenario y al llegar miré a mi al rededor dando un par de vueltas sobre mi eje. Aquello, era inmenso.
En la noche anterior habían sucedidos cosas...cosas que jamás olvidaría. Se podía decir que había perdido todo lo que una mujer podía entregarle a un hombre, indecente y pecaminosamente, claro...pero acaricié mi cuerpo totalmente desnudo y aferré mi pecho con mis manos, recordando cada caricia que Ash me había dedicado, cada beso, cada roce...Todo a mi al rededor me recordaba la sensación de aquel momento que quería repetir sin lugar a dudas. Miré la cama detenidamente y al comprobar que estaba totalmente desecha, al ver que mis ropajes estaban por el suelo tirados, sonreí. Me eché hacia atrás, boca arriba en la cama, y suspiré de felicidad. No había nada mas que contar, nada mas que decir: yo era suya y el lo quería así.¿Pero como iba a enfrentarme ahora a su mirada? La primera vez que nuestros cuerpos se rozaron sentí una lucha interior de vergüenza y nervios para poder tan siquiera mirarle...y ahora ¿Que sentiría? Ya había estado totalmente desnuda ante él, pero sabia, que el volver a estarlo delante de él seria como si fuese una vez mas la primera vez... sentiría vergüenza, hasta que el se apoderase de mi.
Fue Atem quien se encargó con sus jugueteos sobre mi vientre de alejarme de todos aquellos pensamientos para poner en marcha una nueva noche. Me vestí con ropajes un poco mas finos, pues el invierno empezaba a parecer que se alejaba. Una vez mas, mi atuendo se formaba por una falda de tela fina, un corsé y una camisa de entre tiempos, con las mangas recogidas sobre los codos. No había nada que hacer con aquellos cabellos despeinados, por lo que los recogí con un par de pinzas a la altura de la nuca, dejando dos mechones cayendo rebeldes a cada lado del rostro. Al mirarme al pequeño espejo que había en la habitación, me fijé en que mis ojos brillaban y que mis mejillas se encontraban mas sonrosadas de lo habitual... suspiré y sonreí.Tomé mi bolsa, con todo ya guardado incluyendo al gatito, y la del vampiro, para salir de la habitación y bajar a la zona bar del hostal.
Al llegar a la primera planta, me sentí cuanto menos vigilada. Una sensacion incomoda me recorrió el cuerpo, y es que, aquellos señores de aspecto un tanto demacrado con el alcohol que frecuentaban cada noche el bar no paraban de mirarme. ¿Que les pasaba? Intenté disimular mientras buscaba con la mirada al joven vampiro. Por suerte, llego pronto acompañado de Mikah, por quien empecé a tener admiración. Sabia que su condición de ghoul lo hacia estar a nuestro lado...pero era tan normal y juvenil que a veces me recordaba a Hayley...era como si no hubiese pasado nada extraño por su cuerpo. Ash se acercó hacia mi rápidamente para contarme algo que le había sucedido la noche anterior mientras yo dormía. Bajé la mirada sonrosada, pues recordé lo sucedido...lo que no esperé por nada del mundo fueron las palabras del ghoul, las cuales indicaron que se encontraba consciente de lo que había ocurrido -¡¿Se lo has contado?!- mi voz sonaba enfurecida, pero mi rostro mostraba todo signo de vergüenza y sonrojez ante lo que había ocurrido -¿Como has podido?- rectifiqué mi tono hasta llevarlo a un susurro, para que nadie pudiese oírlo salvo el vampiro -Toda la taberna lo sabe. Que vergüenza Dios mio...- me llevé la mano a la frente para hacer un gesto de desesperación.
El joven siguió relatando, tras la interrupción de Mikah, lo que deseaba contarme. Sintió miedo con aquella sensación y a medida que lo contaba empecé a sentirlo yo. El mundo mágico de placeres de la noche anterior se había desvanecido para mostrar la dolorosa realidad. El dueño del bar se acercó justo cuando se hizo el silencio entre nosotros para sorprendernos a ambos, mas a mi que al vampiro, al afirmarnos que una mujer había llegado para entregarme una carta. Fue tan tremendamente sospechoso que lancé al joven una mirada seria y decidida, para mostrarle, que seguramente estaría pensando lo mismo que el. Me senté en junto a una mesa que quedaba libre para que el vampiro pudiese leer tranquilo la carta. Cruce las piernas y me impacienté por saber el resultado. Turné mis dedos para dar golpecitos rápidos sobre la mesa y al fin Ash terminó de leer la carta. Estaba en lo cierto al pensar que había sido escrita a manos de un igual del joven...¿Pero por qué querer verme a mi? El moreno tiró de mi mano para que fuésemos rápidamente al lugar acordado...estaba tan impaciente por saber lo que ocurría como yo.
En poco tiempo llegamos al coliseo gracias al manejo del ghoul con los caballos.-¿Crees que se trata de Norbet? ¿O piensas que es otra persona?- La zona se hallaba completamente en ruinas y en un principio, al bajar del carruaje, me pareció imposible entrar en el lugar,pues no había visto una infraestructura así en toda mi vida y no sabia para que servia -¿Que es este lugar?- encontramos y por alguna razón, las grandes puertas de este se hallaban abiertas. Entré decidida y descubrí que aquella entrada solo daba salida a las gradas en un principio, porque al fondo del todo, se hallaba una salida que daría lugar al centro, al punto de mira de miles de personas si el lugar se hallase frecuentado...y era tan enorme el lugar que me asusté -Supongo que tengo que salir ahí ¿no?- miré al vampiro con preocupación, pero ¡que remedio! fuera quien fuese, no podríamos estar huyendo de el toda la vida. Con paso firme, caminé hacia el centro de aquel escenario y al llegar miré a mi al rededor dando un par de vueltas sobre mi eje. Aquello, era inmenso.
Keira Brandford- Humano Clase Baja
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Re: Final del camino
Mientras llegaban al lugar acordado en el coche de caballos, Ash aprovechó para inclinarse hacia Keira -Yo no he contado nada a nadie, gatita, te han oido... que es peor- susurró con una maquiavélica sonrisa de placer al saber que la chica se pondría terriblemente nerviosa y vergonzosa, no podía evitarlo, le encantaba saber que era tan infantil y vulnerable -Por lo demás, no estoy seguro de que sea Norbert ¿Qué necesidad había de citarnos con una carta? Bien podría haber venido él cuando dormiamos para llevarte...- El viaje terminó cuando llegaron a las puertas de aquel enorme edificio cuyas puertas se hallaban abiertas. El vampiro sospecho automáticamente, pero también era cierto que sería tremendamente imbécil si no lo hiciera desde el principio.
Junto con la chica y el muchacho, se adentraron hacia la oscuridad de sus pasillos largos y oscuros cuya única luz era el reflejo de la luna al final del tunel, sobre la arena de aspecto plateado -Esto es lo que llama el "coliseo"... Lo conocía por otro nombre antaño, aunque no recuerdo cual.- reflexionó deteniéndose en la entrada a la enorme plaza. Keira hizo muestra de lucidez y preguntó lo obvio, a lo que Ash simplemente la miró, esperando a que se adentrase en la boca del lobo -Mikah y yo estaremos pendientes de cualquier ser que se acerque a ti, confía en nosotros- dijo el vampiro mientras la muchacha enfilaba su destino.
Desde las sombras, Ash acechaba a la mujer cual depredador mientras Mikah, siguiendo sus ordenes, se dirigía a lo más alto de la platea para vigilar algún atacante por los niveles superiores. El egipcio observaba a la damisela como si el león que vigila a una tierna gacela, como giraba sobre sí para contemplar el gran esplendor del lugar en el que se encontraba. Pasaban los minutos y nada se movía en la oscuridad, mucho menos en la luz. Solamente estaba ella, Keira, allí sola. Ash estuvo a punto de salir a acompañarla hasta que una figura se contorneó en las sombras, caminando hacia Keira con aires exhuberantes. Ambos hombres se prepararon para defender a la chica si se encontraba en peligro, o si simplemente era Norbert.
Mas cuan grande fue su sorpresa cuando la luz de la luna bañó el rostro de una hermosa mujer de piel clara, pelo negro como el carbón que caía sobre su espalda como una cascada de oscuridad... y los ojos de un color rojo más intenso que la sangre, igual que sus labios. -Hola... guapa- saludó en un perfecto francés, como si fuese nativa de aquellas tierras, mucho mejor que el mismo Ash. Su mirada, su simple presencia parecía deslumbrar más que el sol. Aquella nívea piel se hacía enormemente atractiva con las caricias de luz lunar. Desde lo alto, Mikah estaba hechizado por su simple encanto. -Me alegra que hayas venido... pensé que sería una pérdida de tiempo invitarte a pasar una agradable velada conmigo. Una lástima que hayas venido acompañada, no obstante, me decepcionaría que fueses tan confiada después de todo lo que se oculta a tus espaldas- hablaba con una voz tan convencida, tan serena y tal calmada, como un susurro en voz alta, como un grito sosegado; armonía perfecta. Su entonación a la vez parecía sensual. El ghoul que la vigilaba estaba a punto de ser poseido por el éxtasis mientras Ash se debatía entre las preferencias sexuales de aquella mujer ¿Estaría intentando seducir a Keira? ¿Quién era y cómo sabía que estaba acompañada? -Podeis salir amiguitos de esta hermosa mujer...- miró a Mikah y le guiñó un ojo, lo suficiente para que raudo como una bala se posicionase junto a la joven. Ash por su cuenta salió de las sombras con aires de superioridad, pues desconocía a esa mujer y creía que su fuerza la superaría con creces... craso error.
Una vez todos estaban reunidos, un silencio se guardó durante unos minutos mientras la mujer analizaba a los tres presentes al igual que ellos a ella. Vestía aquel precioso traje blanco, digno de la mejor de las galas... pero sin esa horrible pomposidad que tan horrible es en francia, casi parecía un vestido de novia. -El señor Ravnos... Atem...- se cruzó de brazos para elevar después un codo, llevándose la mano a la boca con expresión coqueta mirando al Ghoul -Y el guapo criado... Mikah- el pantalón del joven semi humano estaba a punto de estallar -Es un placer conoceros por fin... He oido historias...- Ash fue a abrir la boca para hablar, pero la misteriosa mujer lo fulminó con la mirada en un instante -No hacen falta palabras, neonato. Podéis llamarme Lilith- sonrió -Hechas las presentaciones, me gustaría que la damisela aquí presente me contase todo lo que os ocurre... No me malinterpreteis, por favor, no es que ella me interese más que vosotros dos... simplemente no me interesais, ni lo más mínimo- Mikah se vio terriblemente decepcionado ante aquellas palabras, como si el amor de su vida hubiese resultado ser realmente un fantasma -Quiero todos los detalles, cariño. Tenemos que hacer tiempo antes de que... "Papi" venga a ver a su anhelante vástago- se refirió a Ash -¿Caín? ¿Hablas de Él?- Lilith se acercó a Ash y le propinó una ligera caricia con el dedo índice que culminó con un enorme arañazo sangrante en su mejilla -No hables, tu protagonismo termina aquí, Ravnos. Ella es la que está siendo perseguida, la que será ultrajada si no aprendes a rebajar esos asquerosos aires con los que te pavoneas creyéndote el más poderoso de los vampiros ¿¡De verdad piensas que eres único, egipcio?! Hay miles, centenares de miles que sobrepasan tu edad y yo... sobrepaso a toda la raza humana ¡Conoce tu lugar!- la mujer cayó presa de la ira cuando Ash abrió la boca. Su voz seguía siendo tan sosegada a pesar de que su voz se alzaba como la oscuridad en el cielo en una noche sin luna. El vampiro se vio prisionero de un escalofrío que casi le hizo doblar las piernas para poder caer al suelo... ¿Qué era esa mujer? -Y ahora que "el hombre" está donde cree que una mujer debe estar, sentadito y calladito, es hora de que la verdadera luchadora de su opinión y me cuente su versión...- miró a Keira con absoluto deseo, de arriba abajo, mordiéndose el labio -Habla... encanto- susurró sugerente, mientras desde lo alto nuevamente, una sombra los vigilaba, con unos largos cabellos que reposaban sobre sus hombros ondeando al viento mientras una sonrisa de complicidad se marcaba en su rostro como si la hubiesen esculpido -Siempre fuiste muy defensora de la superioridad de la mujer y su libertad ¿Eh, querida?- dijo para sí, bajando despacio unas largas escaleras, que pronto le llevarían a estar junto al pequeño grupo nocturno.
Junto con la chica y el muchacho, se adentraron hacia la oscuridad de sus pasillos largos y oscuros cuya única luz era el reflejo de la luna al final del tunel, sobre la arena de aspecto plateado -Esto es lo que llama el "coliseo"... Lo conocía por otro nombre antaño, aunque no recuerdo cual.- reflexionó deteniéndose en la entrada a la enorme plaza. Keira hizo muestra de lucidez y preguntó lo obvio, a lo que Ash simplemente la miró, esperando a que se adentrase en la boca del lobo -Mikah y yo estaremos pendientes de cualquier ser que se acerque a ti, confía en nosotros- dijo el vampiro mientras la muchacha enfilaba su destino.
Desde las sombras, Ash acechaba a la mujer cual depredador mientras Mikah, siguiendo sus ordenes, se dirigía a lo más alto de la platea para vigilar algún atacante por los niveles superiores. El egipcio observaba a la damisela como si el león que vigila a una tierna gacela, como giraba sobre sí para contemplar el gran esplendor del lugar en el que se encontraba. Pasaban los minutos y nada se movía en la oscuridad, mucho menos en la luz. Solamente estaba ella, Keira, allí sola. Ash estuvo a punto de salir a acompañarla hasta que una figura se contorneó en las sombras, caminando hacia Keira con aires exhuberantes. Ambos hombres se prepararon para defender a la chica si se encontraba en peligro, o si simplemente era Norbert.
Mas cuan grande fue su sorpresa cuando la luz de la luna bañó el rostro de una hermosa mujer de piel clara, pelo negro como el carbón que caía sobre su espalda como una cascada de oscuridad... y los ojos de un color rojo más intenso que la sangre, igual que sus labios. -Hola... guapa- saludó en un perfecto francés, como si fuese nativa de aquellas tierras, mucho mejor que el mismo Ash. Su mirada, su simple presencia parecía deslumbrar más que el sol. Aquella nívea piel se hacía enormemente atractiva con las caricias de luz lunar. Desde lo alto, Mikah estaba hechizado por su simple encanto. -Me alegra que hayas venido... pensé que sería una pérdida de tiempo invitarte a pasar una agradable velada conmigo. Una lástima que hayas venido acompañada, no obstante, me decepcionaría que fueses tan confiada después de todo lo que se oculta a tus espaldas- hablaba con una voz tan convencida, tan serena y tal calmada, como un susurro en voz alta, como un grito sosegado; armonía perfecta. Su entonación a la vez parecía sensual. El ghoul que la vigilaba estaba a punto de ser poseido por el éxtasis mientras Ash se debatía entre las preferencias sexuales de aquella mujer ¿Estaría intentando seducir a Keira? ¿Quién era y cómo sabía que estaba acompañada? -Podeis salir amiguitos de esta hermosa mujer...- miró a Mikah y le guiñó un ojo, lo suficiente para que raudo como una bala se posicionase junto a la joven. Ash por su cuenta salió de las sombras con aires de superioridad, pues desconocía a esa mujer y creía que su fuerza la superaría con creces... craso error.
Una vez todos estaban reunidos, un silencio se guardó durante unos minutos mientras la mujer analizaba a los tres presentes al igual que ellos a ella. Vestía aquel precioso traje blanco, digno de la mejor de las galas... pero sin esa horrible pomposidad que tan horrible es en francia, casi parecía un vestido de novia. -El señor Ravnos... Atem...- se cruzó de brazos para elevar después un codo, llevándose la mano a la boca con expresión coqueta mirando al Ghoul -Y el guapo criado... Mikah- el pantalón del joven semi humano estaba a punto de estallar -Es un placer conoceros por fin... He oido historias...- Ash fue a abrir la boca para hablar, pero la misteriosa mujer lo fulminó con la mirada en un instante -No hacen falta palabras, neonato. Podéis llamarme Lilith- sonrió -Hechas las presentaciones, me gustaría que la damisela aquí presente me contase todo lo que os ocurre... No me malinterpreteis, por favor, no es que ella me interese más que vosotros dos... simplemente no me interesais, ni lo más mínimo- Mikah se vio terriblemente decepcionado ante aquellas palabras, como si el amor de su vida hubiese resultado ser realmente un fantasma -Quiero todos los detalles, cariño. Tenemos que hacer tiempo antes de que... "Papi" venga a ver a su anhelante vástago- se refirió a Ash -¿Caín? ¿Hablas de Él?- Lilith se acercó a Ash y le propinó una ligera caricia con el dedo índice que culminó con un enorme arañazo sangrante en su mejilla -No hables, tu protagonismo termina aquí, Ravnos. Ella es la que está siendo perseguida, la que será ultrajada si no aprendes a rebajar esos asquerosos aires con los que te pavoneas creyéndote el más poderoso de los vampiros ¿¡De verdad piensas que eres único, egipcio?! Hay miles, centenares de miles que sobrepasan tu edad y yo... sobrepaso a toda la raza humana ¡Conoce tu lugar!- la mujer cayó presa de la ira cuando Ash abrió la boca. Su voz seguía siendo tan sosegada a pesar de que su voz se alzaba como la oscuridad en el cielo en una noche sin luna. El vampiro se vio prisionero de un escalofrío que casi le hizo doblar las piernas para poder caer al suelo... ¿Qué era esa mujer? -Y ahora que "el hombre" está donde cree que una mujer debe estar, sentadito y calladito, es hora de que la verdadera luchadora de su opinión y me cuente su versión...- miró a Keira con absoluto deseo, de arriba abajo, mordiéndose el labio -Habla... encanto- susurró sugerente, mientras desde lo alto nuevamente, una sombra los vigilaba, con unos largos cabellos que reposaban sobre sus hombros ondeando al viento mientras una sonrisa de complicidad se marcaba en su rostro como si la hubiesen esculpido -Siempre fuiste muy defensora de la superioridad de la mujer y su libertad ¿Eh, querida?- dijo para sí, bajando despacio unas largas escaleras, que pronto le llevarían a estar junto al pequeño grupo nocturno.
Ash Ravnos- Vampiro Clase Alta
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Re: Final del camino
Me giré cuando oí los leves pasos provocados por alguien que se avecinaba en mi búsqueda. Ante la oscuridad de la noche, apenas pude ver nada en un principio, pero después, las pocas nubes que pasaban se alejaron para que la luna hiciese gala de su poder de alumbrar sobre la que parecía ser la dama mas bella que jamás había visto nunca. Se dirigió a mi de tal forma que parecía que el sentimiento era mutuo. No cabía duda, era ella quien me había citado. Suspiré de alivio al comprobar que no era Norbet, pero no bajé la guardia en ningún momento. Estaba claro que ella era uno mas...y que no podía fiarme de ella por tan atractiva que pareciese. Comenzó a hablarme como si me conociese desde hacia tiempo, cosa que me sorprendió. Su voz indicaba que lo sabia todo sobre mi vida y a la vez nada. No podía evitar fijarme en su tersa piel mientras me dirigía la palabra...era tan perfecta...la envidié rápidamente. Me sacó de mis asuntos femeninos cuando sus palabras revelaron su conciencia sobre los que me acompañaban. Pensé que los vampiros tenia un sentido para captar a sus iguales totalmente desarrollado, porque si no, no me explicaba como sabía que había venido acompañada.
Me mantuve expectante mientras mis acompañantes llegaban. Podría haberle preguntado en tono de voz imponente sobre su persona, pero por alguna razón no lo hice. Ella era vampiro...pero había algo en ella...que no era como los demás, no sentía lo mismo que cuando miraba a Norbet, a sus lacayos o a Bathory ¿Por que diantres tenia que ser tan extremadamente presencial? ¿Tan bella? ¿Tan...Diosa? Me dejaba sin palabras. La atracción que sentía hacia ella no era sexual...pero vaya, atraía. Tenia que evitar esa sensación a toda costa. Y mi mente se tornó celosa rápidamente cuando noté que Ash ya se encontraba cerca de nosotras -Dime...¿Quien eres?- con Mikah ya no había nada que hacer, estaba completamente obnubilado con la presencia de la mujer, pero el joven vampiro...mantuvo ese semblante serio que tenia siempre. Un alivio para mi.
Y en efectivo, como su carta indicaba, solo quería hablar conmigo ¿Por que? No tenia aparente interés por quienes realmente tomaban riendas de los asuntos sobre luchas, lo tenia por mí. Y aquello quedó totalmente verificado por su parte, pues cuando Ash se atrevió a hablar, la mujer le culminó con la mirada mientras le insultaba indirectamente. Aquello era nuevo para mi. Ninguna persona había osado ofender al vampiro tan de repente, y lo habían hecho, poco habían durado sus vidas....Pero esta vez el vampiro cayó al suelo, por alguna razón, como si le hubiesen propinado un gran golpe en el estómago -¡Ash!- me acerqué hacia el agachándome a su lado a sosteniendo su espalda entre mis brazos. ¿Como lo había hecho? ¿Por que? ¿Como una mujer... había tenido la valentía de hablarle así a un hombre después de lo que le había hecho? Temible...pero totalmente admirable. Esa actitud, aunque a estas alturas del romance no lo pareciese, era la que siempre había buscado tener. Lilith exigió nuevamente saber la historia que acarreaba a mis espaldas -Esta bien, esta bien...pero no le hagas nada mas- no me alejé ni un milímetro del joven. Con mis últimas palabras poco tardaría en descifrar lo que entre nosotros ocurría. Lo que dudaba fue en que punto entre su pareja o su fuente sanguínea se encontraría su idea. -No...no se muy bien que contar...solo sé que hace medio año apareció Ash por el lugar en el que trabajaba, y allí nos conocimos. Aquella misma noche un grupo de hombres me atacaron y tras la fuga de estos al llegar Ash, apareció quien hoy en día es mi...''enemigo'', Norbet de Niro...solo para disculparse y desapareces acto seguido. Poco tiempo después un lobo gigante, una bestia me atacó en el cementerio de París y una vez mas allí estuvo Ash para ayudarme. Fue entonces cuando empecé a sospechar de sus habilidades. Un día...tras varios meses, mi hermano mayor murió a manos de quien aparentemente parecía ser él. Ash no sabia como decírmelo, sugirió varias veces que estaba totalmente inconsciente cuando lo hizo, que le habían obligado....y cuando ya mas dudosa y obnubilada por todo me sentía, Norbet volvió a aparecer sin importarle el ocultar su identidad, y lo comprendí todo. Esa noche descubrí que los vampiros existían, y que tanto Norbet como Ash lo eran. Desde entonces toda mi vida se puede resumir en miedo, temor, persecuciones, dudas, enfrentamientos en los que casi perdemos la vida... nos vimos en la obligación de marcharnos. Por eso estamos aquí, ayer nos volvimos a encontrar con Norbet y desveló sus intenciones, las cuales aun no entiendo del todo: Quiere convertirme en un...algo sobre un Grial, algo bastante importante para el, ademas, quiere acabar con la vida de Ash por temas pasados y porque resulta, que sin saberlo, y para mi locura completa soy una Capuleto, familia de Julieta y como él fue pareja de Julieta y por culpa de Ash ella murió....¡Ag! Que no descansara hasta que nos vea muertos vaya. Y pienso, que algún día todo esto va a sacarme de quicio. Voy a volverme loca algún día muy cercano...No si ni como estoy viva- Mi voz, durante todo el discurso sonó agitada, rápida y nerviosa. Temía que la mujer pudiese atacar al joven y tampoco sabia como contarle absolutamente todo lo que había vivido sin saber como reaccionaria.
Una figura, la cual sospeché por lógica que seria vampira, se acercaba hacia nosotros, y a juzgar por lo que decía, no le importaba en absoluto la fuerza de una mujer.
Me mantuve expectante mientras mis acompañantes llegaban. Podría haberle preguntado en tono de voz imponente sobre su persona, pero por alguna razón no lo hice. Ella era vampiro...pero había algo en ella...que no era como los demás, no sentía lo mismo que cuando miraba a Norbet, a sus lacayos o a Bathory ¿Por que diantres tenia que ser tan extremadamente presencial? ¿Tan bella? ¿Tan...Diosa? Me dejaba sin palabras. La atracción que sentía hacia ella no era sexual...pero vaya, atraía. Tenia que evitar esa sensación a toda costa. Y mi mente se tornó celosa rápidamente cuando noté que Ash ya se encontraba cerca de nosotras -Dime...¿Quien eres?- con Mikah ya no había nada que hacer, estaba completamente obnubilado con la presencia de la mujer, pero el joven vampiro...mantuvo ese semblante serio que tenia siempre. Un alivio para mi.
Y en efectivo, como su carta indicaba, solo quería hablar conmigo ¿Por que? No tenia aparente interés por quienes realmente tomaban riendas de los asuntos sobre luchas, lo tenia por mí. Y aquello quedó totalmente verificado por su parte, pues cuando Ash se atrevió a hablar, la mujer le culminó con la mirada mientras le insultaba indirectamente. Aquello era nuevo para mi. Ninguna persona había osado ofender al vampiro tan de repente, y lo habían hecho, poco habían durado sus vidas....Pero esta vez el vampiro cayó al suelo, por alguna razón, como si le hubiesen propinado un gran golpe en el estómago -¡Ash!- me acerqué hacia el agachándome a su lado a sosteniendo su espalda entre mis brazos. ¿Como lo había hecho? ¿Por que? ¿Como una mujer... había tenido la valentía de hablarle así a un hombre después de lo que le había hecho? Temible...pero totalmente admirable. Esa actitud, aunque a estas alturas del romance no lo pareciese, era la que siempre había buscado tener. Lilith exigió nuevamente saber la historia que acarreaba a mis espaldas -Esta bien, esta bien...pero no le hagas nada mas- no me alejé ni un milímetro del joven. Con mis últimas palabras poco tardaría en descifrar lo que entre nosotros ocurría. Lo que dudaba fue en que punto entre su pareja o su fuente sanguínea se encontraría su idea. -No...no se muy bien que contar...solo sé que hace medio año apareció Ash por el lugar en el que trabajaba, y allí nos conocimos. Aquella misma noche un grupo de hombres me atacaron y tras la fuga de estos al llegar Ash, apareció quien hoy en día es mi...''enemigo'', Norbet de Niro...solo para disculparse y desapareces acto seguido. Poco tiempo después un lobo gigante, una bestia me atacó en el cementerio de París y una vez mas allí estuvo Ash para ayudarme. Fue entonces cuando empecé a sospechar de sus habilidades. Un día...tras varios meses, mi hermano mayor murió a manos de quien aparentemente parecía ser él. Ash no sabia como decírmelo, sugirió varias veces que estaba totalmente inconsciente cuando lo hizo, que le habían obligado....y cuando ya mas dudosa y obnubilada por todo me sentía, Norbet volvió a aparecer sin importarle el ocultar su identidad, y lo comprendí todo. Esa noche descubrí que los vampiros existían, y que tanto Norbet como Ash lo eran. Desde entonces toda mi vida se puede resumir en miedo, temor, persecuciones, dudas, enfrentamientos en los que casi perdemos la vida... nos vimos en la obligación de marcharnos. Por eso estamos aquí, ayer nos volvimos a encontrar con Norbet y desveló sus intenciones, las cuales aun no entiendo del todo: Quiere convertirme en un...algo sobre un Grial, algo bastante importante para el, ademas, quiere acabar con la vida de Ash por temas pasados y porque resulta, que sin saberlo, y para mi locura completa soy una Capuleto, familia de Julieta y como él fue pareja de Julieta y por culpa de Ash ella murió....¡Ag! Que no descansara hasta que nos vea muertos vaya. Y pienso, que algún día todo esto va a sacarme de quicio. Voy a volverme loca algún día muy cercano...No si ni como estoy viva- Mi voz, durante todo el discurso sonó agitada, rápida y nerviosa. Temía que la mujer pudiese atacar al joven y tampoco sabia como contarle absolutamente todo lo que había vivido sin saber como reaccionaria.
Una figura, la cual sospeché por lógica que seria vampira, se acercaba hacia nosotros, y a juzgar por lo que decía, no le importaba en absoluto la fuerza de una mujer.
Keira Brandford- Humano Clase Baja
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Re: Final del camino
La dama de blanco oía la historia de Keira con sumo interés, reflejándolo en cómo entrecerraba los ojos para mirarla con una pícara sonrisa. Su rostro cambió, sin embargo, cuando la joven humana mencionó aquel "lobo gigante" -He de suponer que sería un licántropo, querida. Siempre es mejor llamarlos por su nombre- Ash soltó un bufido -No era un licántropo, era un lobo, normal... pero enorme- ambas miradas se cruzaron en un duelo de frialdad tan aguda como el más peligroso y legendario de los metales. -Continúa...- seguía entonces atenta a los relatos de la chica, pero la mente de la dama de blanco viajaban por un mundo tenebroso del que Keira no había empezado a conocer ni tan siquiera el principio.
Una vez hubo terminado, Lilith asintió con la cabeza -En resumen... que a este lo quiere muerto y a ti usarte de Grial...- su voz sonaba amenazadora, pero no más que la que emanó de las escaleras -Ah... te encanta hacer escenitas- se giró con los brazos cruzados, mirando a aquel hombre con una sonrisa tremendamente cálida y seductora -Ya me conoces ¿O no?- preguntó sugerente el muchacho, aferrándola por la cintura, rodeándola con uno de sus brazos. Aparentaban ser una pareja no mucho mayor que Keira, aproximadamente mostrarían veinticinco años -Así que Grial ¿eh? Lobo gigante... fascinante- miró a los ojos de Lilith, por un segundo parecía que iban a sumirse en sus placeres carnales con tal intensidad en los ojos. Ash carraspeó para evitarlo, por si acaso -En efecto... estamos hablando de aquel mito que surgió hace muchísimos años de que una supuesta diosa dejó caer su sangre en el mundo, separándose esta en dos fuentes distintas. Los que bebieron de una se convirtieron en vampiros... y los otros en licántropos- Ash mantuvo un semblante tan serio que podría inspirar terror a esa pequeña leyenda, pero el recien llegado comenzó a reir a carcajadas, enfureciendo al egipcio -¿De qué te ries tú?- el hombre de cabellos largos de color castaño y ojos tan oscuros como la noche se carcajeaba de su historia sin poder evitarlo, hasta que se enjugó unas lágrimas y adoptó un aspecto más comedido -Me rio de lo estúpidos que parecéis los nuevos... ¿Crees realmente que nuestro origen viene de ahí?- Ash negó con la cabeza -Claro que no, pero ese loco sí. Cree que si une la sangre de lobo con la nuestra en un cuerpo "puro", podría reclamar a la diosa, para pedirle que traiga vida a su queridísima Julieta... ¡Busco al Padre para detenerle!- el desconocido sonrió -Vale, aquí me tienes. Soy Caín- lo dijo con tal soltura que Ash pareció recibir un poderoso puñetazo en el pecho mientras Lilith apoyaba la cabeza en el hombro del Primero.
Tras unos segundos en silencio, Caín chasqueó la lengua -Venga, vamos. Ya estoy aquí ¿Qué querías de mí, oh, todo poderoso Ancillae?- lo miró con dureza y sarcasmo en la voz -Solo... quiero proteger a Keira. Soy mayor que él, pero posee un ejercito a su favor, no podría detenerle...- Caín se acercó a él y lo ayudó a levantarse del suelo -Verás, muchachito... es cierto que en nuestra estirpe se marca el poder por la edad, no obstante, hay remedios para evitar eso... ¿Alguna vez has mordido a otro vampiro?- el joven negó con la cabeza -¡Por supuesto que no! Se supone que eso está prohibido, mal visto por nuestra especie... es como un asesinato para los humanos, asqueroso, visceral... pero no para todos- Caín asintió para confirmar las sospechas de Ash -En efecto... lo llamamos diabolizarse. El beber de una sangre tan vieja y fuerte hace que el inepto que la haya consumido obtenga semejantes fuerzas ¿entiendes? Así es como muchos han intentado buscarme, pereciendo en vano. Me agrada ver que tú estás aquí por otros motivos... ¿O esperas succionarme hasta la última gota para derrocar a un viejales romántico?- Ash realmente no sabía qué decirle, no sabía para qué había ido a buscarle. Quería ampararse en él y pensaba que quizá se prestase a destruir a Norbert -Pensé que, tal vez, tú...- Lilith negó con la cabeza -Hace mucho que nos mantenemos fuera de los conflictos de nuestros... hijos- miró a Ash de arriba abajo -Desde Ziyah, Enoch e Irad siempre habéis sido muy desobedientes ¿Por qué molestarnos? Mataos entre vosotros...- el joven no entendía aquellas palabras -¿Desde quién? ¿Quién demonios eres tú?- Caín dio un paso al frente antes de que Lilith hiciese gala de su mejor dramatismo -Es Lilith, la primera mujer de mi padre, Adán. Dios la expulsó del Paraiso por ser demasiado... reivindicativa. Se ve que al viejo le gustaban más sumisas.- Ash no daba crédito a lo que oía -¿Significa que ella es "La primera mujer en la tierra"? ¿Todo lo que cuenta la madre iglesia es cierto?- Lilith miró a Keira con aires de importancia mientras Caín respondía a la duda del vampiro -Sí y no. Nombran a quienes existimos, pero cambiaron mucha cosas... Cuando puedes manejar los hilos en lugar de contar una verdad que haría perder la fe ¿Por qué no mentir un poquito? Total, solo es cambiar cientos y cientos de años de historias oscuras- sonrió, pues parecía estar de acuerdo con aquella biblia que antaño se escribió.
Al comprobar que Ash se encontraba ante una dura situación y necesitaba ayuda para poder escapar a su perseguidor para estar con su amada, miró a Lilith y le hizo un gesto con la cabeza a la que esta contestó con una sonrisa antes de dirigirse a Keira, tomándola de la mano -Ven conmigo, preciosa. Tenemos que hablar de algo muy importante- tiraba de su mano juguetona, casi dando saltitos.
Caín aguardó a quedarse en soledad con Ash, pidiéndole antes a Mikah que vigilase los alrededores -Me sorprende que no hayas caido antes en esa cuestión, Ravnos. ¿Quieres proteger a tu querida mujer? Conviértela, así no será pura, no servirá.- Ash lo miró a los ojos -Claro que lo he pensado, pero... aún así... ¿Y si no es suficiente?- el Primero negó con la cabeza, ofendido por la ineptitud del joven ancillae -Querido Atem ¿no te das cuenta de que es una mentira? Tú mismo no crees en esa historia, sea Keira humana o vampiro, no sería suficiente... para él. Por otra parte, amar a un ser que embejece tan deprisa solo te acarreará problemas con ella... He mandado a Lilith para que lo hablen.- el egipcio se sorprendió -¿Lo teníais todo pensado?- Caín no respondió, solo volvió a reirse, como risueño que siempre fue al conocer a Lilith -Amigo mío, el mundo sigue nuestros designios desde hace muuucho tiempo. Soy la sombra del mundo, Lilith es la luz que me proyecta, el sol que no puedo volver a admirar. Somos los mayores titiriteros jamás existentes... somos lo más cercano a Dios que habita en este planeta, claro que lo planeamos todo. -le dio una palmadita en el hombro al vampiro -Creo que debemos charlar un poco tú y yo... mientras ellas vuelven. Ponte cómodo, va a ser un cuento entretenido y largo...- sonrió
Una vez hubo terminado, Lilith asintió con la cabeza -En resumen... que a este lo quiere muerto y a ti usarte de Grial...- su voz sonaba amenazadora, pero no más que la que emanó de las escaleras -Ah... te encanta hacer escenitas- se giró con los brazos cruzados, mirando a aquel hombre con una sonrisa tremendamente cálida y seductora -Ya me conoces ¿O no?- preguntó sugerente el muchacho, aferrándola por la cintura, rodeándola con uno de sus brazos. Aparentaban ser una pareja no mucho mayor que Keira, aproximadamente mostrarían veinticinco años -Así que Grial ¿eh? Lobo gigante... fascinante- miró a los ojos de Lilith, por un segundo parecía que iban a sumirse en sus placeres carnales con tal intensidad en los ojos. Ash carraspeó para evitarlo, por si acaso -En efecto... estamos hablando de aquel mito que surgió hace muchísimos años de que una supuesta diosa dejó caer su sangre en el mundo, separándose esta en dos fuentes distintas. Los que bebieron de una se convirtieron en vampiros... y los otros en licántropos- Ash mantuvo un semblante tan serio que podría inspirar terror a esa pequeña leyenda, pero el recien llegado comenzó a reir a carcajadas, enfureciendo al egipcio -¿De qué te ries tú?- el hombre de cabellos largos de color castaño y ojos tan oscuros como la noche se carcajeaba de su historia sin poder evitarlo, hasta que se enjugó unas lágrimas y adoptó un aspecto más comedido -Me rio de lo estúpidos que parecéis los nuevos... ¿Crees realmente que nuestro origen viene de ahí?- Ash negó con la cabeza -Claro que no, pero ese loco sí. Cree que si une la sangre de lobo con la nuestra en un cuerpo "puro", podría reclamar a la diosa, para pedirle que traiga vida a su queridísima Julieta... ¡Busco al Padre para detenerle!- el desconocido sonrió -Vale, aquí me tienes. Soy Caín- lo dijo con tal soltura que Ash pareció recibir un poderoso puñetazo en el pecho mientras Lilith apoyaba la cabeza en el hombro del Primero.
Tras unos segundos en silencio, Caín chasqueó la lengua -Venga, vamos. Ya estoy aquí ¿Qué querías de mí, oh, todo poderoso Ancillae?- lo miró con dureza y sarcasmo en la voz -Solo... quiero proteger a Keira. Soy mayor que él, pero posee un ejercito a su favor, no podría detenerle...- Caín se acercó a él y lo ayudó a levantarse del suelo -Verás, muchachito... es cierto que en nuestra estirpe se marca el poder por la edad, no obstante, hay remedios para evitar eso... ¿Alguna vez has mordido a otro vampiro?- el joven negó con la cabeza -¡Por supuesto que no! Se supone que eso está prohibido, mal visto por nuestra especie... es como un asesinato para los humanos, asqueroso, visceral... pero no para todos- Caín asintió para confirmar las sospechas de Ash -En efecto... lo llamamos diabolizarse. El beber de una sangre tan vieja y fuerte hace que el inepto que la haya consumido obtenga semejantes fuerzas ¿entiendes? Así es como muchos han intentado buscarme, pereciendo en vano. Me agrada ver que tú estás aquí por otros motivos... ¿O esperas succionarme hasta la última gota para derrocar a un viejales romántico?- Ash realmente no sabía qué decirle, no sabía para qué había ido a buscarle. Quería ampararse en él y pensaba que quizá se prestase a destruir a Norbert -Pensé que, tal vez, tú...- Lilith negó con la cabeza -Hace mucho que nos mantenemos fuera de los conflictos de nuestros... hijos- miró a Ash de arriba abajo -Desde Ziyah, Enoch e Irad siempre habéis sido muy desobedientes ¿Por qué molestarnos? Mataos entre vosotros...- el joven no entendía aquellas palabras -¿Desde quién? ¿Quién demonios eres tú?- Caín dio un paso al frente antes de que Lilith hiciese gala de su mejor dramatismo -Es Lilith, la primera mujer de mi padre, Adán. Dios la expulsó del Paraiso por ser demasiado... reivindicativa. Se ve que al viejo le gustaban más sumisas.- Ash no daba crédito a lo que oía -¿Significa que ella es "La primera mujer en la tierra"? ¿Todo lo que cuenta la madre iglesia es cierto?- Lilith miró a Keira con aires de importancia mientras Caín respondía a la duda del vampiro -Sí y no. Nombran a quienes existimos, pero cambiaron mucha cosas... Cuando puedes manejar los hilos en lugar de contar una verdad que haría perder la fe ¿Por qué no mentir un poquito? Total, solo es cambiar cientos y cientos de años de historias oscuras- sonrió, pues parecía estar de acuerdo con aquella biblia que antaño se escribió.
Al comprobar que Ash se encontraba ante una dura situación y necesitaba ayuda para poder escapar a su perseguidor para estar con su amada, miró a Lilith y le hizo un gesto con la cabeza a la que esta contestó con una sonrisa antes de dirigirse a Keira, tomándola de la mano -Ven conmigo, preciosa. Tenemos que hablar de algo muy importante- tiraba de su mano juguetona, casi dando saltitos.
Caín aguardó a quedarse en soledad con Ash, pidiéndole antes a Mikah que vigilase los alrededores -Me sorprende que no hayas caido antes en esa cuestión, Ravnos. ¿Quieres proteger a tu querida mujer? Conviértela, así no será pura, no servirá.- Ash lo miró a los ojos -Claro que lo he pensado, pero... aún así... ¿Y si no es suficiente?- el Primero negó con la cabeza, ofendido por la ineptitud del joven ancillae -Querido Atem ¿no te das cuenta de que es una mentira? Tú mismo no crees en esa historia, sea Keira humana o vampiro, no sería suficiente... para él. Por otra parte, amar a un ser que embejece tan deprisa solo te acarreará problemas con ella... He mandado a Lilith para que lo hablen.- el egipcio se sorprendió -¿Lo teníais todo pensado?- Caín no respondió, solo volvió a reirse, como risueño que siempre fue al conocer a Lilith -Amigo mío, el mundo sigue nuestros designios desde hace muuucho tiempo. Soy la sombra del mundo, Lilith es la luz que me proyecta, el sol que no puedo volver a admirar. Somos los mayores titiriteros jamás existentes... somos lo más cercano a Dios que habita en este planeta, claro que lo planeamos todo. -le dio una palmadita en el hombro al vampiro -Creo que debemos charlar un poco tú y yo... mientras ellas vuelven. Ponte cómodo, va a ser un cuento entretenido y largo...- sonrió
Ash Ravnos- Vampiro Clase Alta
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