Noche del Fantasma

por Baby Doll* Miér Mar 28, 2012 4:08 am

Debía terminar justo al obscurecer, dándome tiempo para volver al burdel a atender a los amantes de esta noche. Y es que el teatro había esatdo llamándome en sueños, o más bien era el auto proclamado ángel de mi subconsiente el que me atraía.

Al no saber leer, es maravilloso que alguien se tome el trabajo de representar las letras con gestos y voces. Pero no era el interés de ver un actor o la obra que se presentaba con anuncios vistosos por las calles de París, lo que me motivaba a mentir a una de las cortesanas para escabullirme al teatro, en vez de ir camino a la modista. La voz que venía a escuchar era hasta ahora, una imaginación de mi cabeza. Es reprensible seguir una fantasía por la cual no se puede cobrar, sólo que a veces la realidad no se puede ver de otro modo. Además el dinero sirve para comprar fantasías o eso al menos es lo que se espera.

Desde uno de los asientos más alejados, ya habiendo pagado por mi fantasía de acudir al teatro, los actores representaban sus papeles frente a mis ojos, con vestidos propios de su carácter o que lo disfrazaban. Tuve una extraña sensación, revivir lo vivido... yo no era la que observaba la obra trascurrir, era ella quién con sus ojos de espejo me miraba y estudiaba. Se burlaba de mi gesto frío y dulce al mismo tiempo. En vez de ofenderme me sentía dentro de una clase de ilusión seductora. Las curvas más delicadas y sensuales pueden llevarte a sitios insospechados. ¿Pero se puede ser seducido en un teatro más allá del escenario?
Ataviada del color violeta más suave, con un liston sujetando en una cola mi cabello, era conducida a través de sensaciones y sentimientos que no podían tocar mi piel, aunque me hubiese gustado. Tal vez todo esto era un sueño, porque al caer la noche soy yo el sueño de alguien más, aunque eso no me hace menos real. Era lindo ver el sueño dentro de un sueño como algo tangible.

Luego el telón se corrió, la obra acabó y todos se apresuraron a volver a la realidad. Los asientos vacíos... el escenario cerrado a mi vista. Me levanté del asiento y recorrí una fila tras otra hasta llegar cerca de la tarima. No había voz, solo silencio, aunque deseaba que fuese de otro modo ¿aquí terminaba todo de nuevo?

por **Phantom Nocte** Sáb Mar 31, 2012 11:48 am

En el teatro de la ópera de París no se hablaba de otra cosa más que de el regreso de la presencia de un ser extraño de apariencia aterradora que hacia imperar sus leyes en el palco número cinco del teatro, decorado de la manera más fina elegante, no había parte en la que no hubiera oro, los asientos eran terciopelo rojo como la sangre, y en medio de este un enorme candil, colgando del techo pintado de cielo con ángeles a los lados, las esculturas eran sensuales pero aterradoras recubiertas de plata y oro que hacían lucir los pilares, se decía que la decoración había sido diseñada y mandada hacer por aquel misterioso ser...
Aquel palco, era suyo, desde que llegó al teatro esa siempre fue su exigencia, su mandato, él deseaba ver las funciones como cualquier mortal o inmortal, parecía que ese era su trono desde allí veia a todos los que acudían a su reino, desde allí elegía de la manera más misteriosa quién continuaba con vida y quién sería su presa esa noche, para el era com una fina caja de chocolates de amplio y exquisito surtido.
La ópera ya estaba casi por terminar, dos actos más y después el final, The phantom salió de su lúgubre asiento para consumar su venganza de cada noche el conocía cada parte, cada rincón, asi con paso sigiloso entre los presentes, tras bambalinas y tremolinas se mezclaba entre la oscuridad de las paredes, allí estaba espectante, hasta que aquel deseo irrresistible de matar se transformo en curiosidad, en recuerdo...
Allí estaba ella con hermosos rizos cubriendo sus brazos desnudos, divertida, sonriente y entretenida se mostraba aquella dama que le robo los instintos y la mirada, era parecída a Alice, era parecida a la chica de su sueño imposible, prefirió esperar a que la obra terminará debía conocer a esa angelical joven, con luz e inocencia parecida a la que alguna vez amo.
Las luces se encendieron, el telón de terciopelo se cerró, todos cuidandose las espaldas al salir, con el miedo latente de que la misteriosa criatura se apareciera y los matará de uno en uno.
Solo una persona se quedo, caminaba despacio, bajaba al escenario por enmedio de las filas de palcos vacíos, era ella que con pasos curiosos rompia para al condenado fantasma el imponente silencio que allí dominaba el momento, primero estaba de nuevo en su palco observando cada movimiento suyo, después solo una rafaga de viento anuncio su llegada tras bambalinas, arriba en las tramolinas, con ojo feroz y sigiloso observaba, mirada amenazadora, ojos inusuales color carmín la admiraban como si un ángel del cielo la cuidara -Niña encantadora, parece que la obra aun no termina, la noche es joven y apenas su reinado comienza- dijo con voz misteriosa y termrina -Que extraño fue verte frente a mí, en mi recinto en mi hogar, parece te vi en un sueño, donde dentro de tu mente estaba, tu eras mi máscara, yo era tu voz- decía maravillado, paseandose por la tremolina de un lado a otro, se escuchaban sus palabras desde diferentes direcciones, tal parecía que el misterioso ser se hallaba por doquier, esa era su habilidad, ese era su magía y conocimiento támbien.
-Niña inocente, no deberías estar aquí, una amenaza aterradora aquí comete fechorías ¿Acaso no has escuchado las habladurías de la gente paricina?, ¿Que has venido a buscar?- cuestionaba a la joven que se hallaba ahora dirigiendo su mirada de un lado a otro buscando aquella voz que le hablaba -No me busques más, pues en todas parte estoy, soy un ángel no temas, entre mortales vivo, pero solo a pocs dejo que me escuchen, nunca ta ha visto por aquí cual es tu nombre?-
Dejo caer desde donde estaba una rosa en el escenario frente al telón cerrado -Sea bienvenida hermosa dama, a un teatro donde se escribre y reina el poder de la música de la noche, donde hoy se adorna de rosas con su grata presencia-, volvio a guardar silencio, esperaba escuchar su voz, seguir persiviendo su respiración, suspirar profundamente para que su fragancia penetrará los rincones de su maldita alma, reviviendo el recuerdo, descubiendo una nueva luz brillante y con vida...

por Baby Doll* Dom Abr 01, 2012 6:18 am

Adelanté una mano para tocar el rojo terciopelo del cortinaje, aquella puerta delgada entre la obra y sus espectadores, como si con ese gesto pudiese introducirme en aquél mundo tan embriagante. Allí todo termina cuando cae el telón, los sufrimientos, los sueños, solo quedan los deseos aferrados a la piel.

De pronto una voz cayó de algún lugar sobre mi cabeza. Mis ojos intentaron encontrar lo que mis oídos me decían estaba allí. Giré sobre mi misma, el telón , los palcos entre los que destacaba uno, las luces mirando, más nadie a la vista. No respondí de inmediato, temía pero ¿no era esto lo que vine buscando? El misterio que bañaba la voz del teatro me llenaba de curiosidad. Volví a escucharle, un escalofrío hizo tartamudear mi corazón al reconocerle. Fruncí el entrecejo, entre abrí los labios y un silbido suave escapó de ellos. Cuando estaba asustada lo hacía, era un gesto que me enseñaron a omitir frente a mis amantes, pero justo ahora no estaba segura si seguía en la realidad o sin querer estaba dentro de un sueño de nuevo. Los asientos vacíos aguardaban mi respuesta, sujete mi bolso con fuerza, escrutando todo con cautela.
-¿Quién eres? ¿En un sueño te he escuchado antes?-

La pregunta al aire.

-Mi voz perdida entre noches-

susurré en monólogo.
Mis parpados se cierran un momento intentando resolver aquel enigma del teatro. Claro que los rumores llegaron al burdel antes, sobre una entidad que habitaba entre un acto y el siguiente, deslizándose siempre en silencio y yo siempre escéptica callaba tales delirios con caricias y alcohol, volviéndolos placenteros.

-Dentro de mi mente ¿como pudo ser?

¿Soy la máscara tuya?- Un mechón de mi cabello resbaló sobre mi rostro, desordenado y rebelde, tal como yo me mostraba confusa como una niña perdida. Me enderecé, no era modo de comportarse ante el miedo.

-Las fechorías llaman a mi puerta aunque no las invoque,

sólo cambio el escenario. Lo he escuchado,

y desobedeciendo la razón vine buscando una imposible fantasía... -

Mis dedos acomodaron el mechón rojizo de vuelta tras mi oído, mis ojos aún intentando encontrar la fuente de quién a mí se dirijía

-Una voz me trajó hasta aquí, dentro de mi mente...

Tenía que comprobar si... ¿he de temer?-

Se reveló a sí mismo como ángel, otra vez desde superior lugar.

-¡Eres real entonces!-

llevo los dedos sobre mis labios ahogando un respingo. Una profunda reverencia

-¿Un ángel?-

sonrió dulcemente, con la vista descansando en el palco más exquisito. Reí, los nervios.

-¿Como un ángel se fija en mí?

Tú me atrajiste. Si tu máscara soy, entonces en

verdad debe ser ángel, que recubre la sensualidad expresada en la voz.

El nombre de esta máscara es Baby Doll.

¿Tiene el ángel obscuro un nombre?-

el aire hizo mover mis cabellos, un sonido seco detrás de mí me hizo saber que algo había a mis espaldas. Giré con lentitud, la vista bajé para encontrarme con la rosa al alcance de mi mano. Eso me hizo sonreír más, tomé la flor sin pensar por un momento si tendría que dar algo en retorno de esta fantasía. Levantó mis ojos.

-Con mucha calidez me recibe en su hogar Ángel obscuro,
¿sería posible tal vez

honrarme también con la visión suya?

Comprenderé si es imposible para los inmortales mezclarse con una mortal.

Deseo poder agradecerle en persona,
o ¿es que vuelvo a soñar y todo se desvanecerá bajo el telón?

¿porque me has conducido hasta aquí?-

por **Phantom Nocte** Jue Abr 19, 2012 10:49 pm

Seguía alli arriba, entre las tremolinas de madera, por medio de estas podía ver su larga cabellera rizada y su mirada buscandome, decidí escuchar y callar, escuchar la voz mortal, aquella que de las mujeres se desprendía para mí era un deleite placentero -Pettit, muchos me escuchan, pero en verdad son los pocos, los que me sueñan- camine sin hacer ruido alguno, quizás mi sombra se podía proyectar, pero de la manera más delicada procuré esto no sucediera para no provocar en ella miedo vivaz, aunque me parecía de lo más valiente el hecho de se quedará aalí hablandolé a la nada -Los ángeles como yo tenemos en niestras manos magía que inexplicablemente me pude llevar a tus adentros, en lo más profundo de tu alma, más alla de la imaginación mortal-, mi máscara no todas lo eran, considereba mi faz entre mortales a las pocas personas que dejaba con vida, especificamente a ninguna, parecía esta joven y bella mujer sería la primera de la nula lista de afortunados -Como le he dicho antes, ángeles como yo, nadie puede verlos, nadie estan digno para admirar el esplendor de la noche, nadie tiene el corazón para escuchar la música que las estrellas componen, pocas son las personas que se guían bajo mi violín, personas que tienen el valor de dejar la espantosa luz del día y fijarse en todo el inmenso poder de la oscuridad- tome una pausa -Las pocas personas que me han escuchado son mis máscaras ante los demás, considerese afortunada, bella rosa-.
Reí -¿Imposible?- pregunte divertido -Los sueños posibles son pesadillas del día a día, pero las fantasias imposibles, son el más dulce sonido del misterio, de lo real, de lo inebitablemente placentero- contemplaba y veia, me maravillaba más con la chica que parecía ser la Alice de antaño que una vez poseí y que una sola noche la asesine -Puedo decirte que yo te vi en mis recuerdos, en mi imaginación- tome una pause y suspiré - cerrando los ojos crei que nunca existirías, pero aquí arriba te veo y todo lo que te he dicho lo compruebo al contemplarte querida mía- decía mientras recordaba fragmentos del pasado que no mencionaré, no tiene caso, pues noche a noche y melodía a melodía suelo pronunciarlos.
Tan inocente, confundida y soprendida mientras que yo un depredador, un león disfrazado de oveja, un lobo, disfrazado de pastor, sonriente, misterioso y callado, la pregunta se hizo evidente, ¿como pude haberme fijado en ella?, su parecido era la respuesta correcta, pero... ¿como explicar a alguién tan fragíl, que soy antaño y polvo convertidos en oscuridad y muerte, destruir todo lo celestial con la revelación de un pasado manchado de sangre o que podía decir de mi nombre, de mostrarle mi desfigurado rostro?, era demasiado riesgoso y no quería que la conversación terminará, de un susto, de un error mío tras el rescelo de proteger mis secreto, había cosas que nadie conocía de mí y era mejor que así sucediese, pero ahora pocas opciones tenía a mi alcance, para mantener oculta aún mi mirada, mi presencia de la suya.
-Un ángel como yo, que vivo estuvo una vez, recuerda en distintas personas lo que amo tiempo atrás, lo que se ido y jamás volverá, usted me recuerda y me hace volver a la vida, aunque entre sombras este- camine despacio de un lado a otro, -El nombre de mi nueva máscara es bello como quién lo porta, así como me eescuchaste con tan seductora voz, llamandote a mi humilde casa, todos cuantos te ecuchen me escucharan hablar de tus labios- rei levemente -Pettit, los ángeles no tenemos nombre, solo aquellos que descritos en los relatos de dios estan y que con su mano en letras sagradas tienen uno, lo más alejados, solo somos ángeles- acentue esta última palabra como si estuviese dieciendo algun secreto a voces -No puedo presentarme ante ti ahora.... no ahora no, pero si quieres escuchar mi voz, escucha con atención y quizás entonces sabras lo que soy....-
Música misteriosa, salio de nada invadiendo el teatro que esta vacío, sin almas que no fuera la de esa inocente muchacha y mi alma maldita, el misterio se escuchaba, podía cualqiera descifrar que de un ser venido de la noche, habitante de la oscuridad se trataba.
Solo voz, solo la sombra, una tarjeta de presentación al aire, esperando a que fuese tomada a que fuese aceptada...

-¿Me escuchas?, ¿Me sientes?- sonreí para ella, olvidandome de que no podía verme -Este es mi poder, el poder que te sedujo, el poder que te trajo hasta mí, es el poder de la música de la noche...-

por Baby Doll* Vie Abr 20, 2012 11:14 pm

Paseaba de un lado a otro o estaba en todos lados, eso no podía decirlo. De lugares superiores emergía la voz, cobrando fuerza más allá de mis sueños. Mis ojos contemplaron la rosa, mis dedos recorrieron el terciopelo rojo que vestía. Tenía un pedazo de terciopelo del telón que respiraba en mi mano. Cobraba vida el teatro o soñaba de nuevo ¿como saberlo por cierto? "Magia", dijo él y yo me sentí como una niña emocionada entre las ideas nuevas, asustada al mismo tiempo ante la vulnerabilidad que eso suponía. Los pensamientos infantiles sobre criaturas sobrenaturales estaban prohibidas en mi mundo, reducidas a ser repesentadas por las acrtices nocturnas en fantasías exoticas y sensuales.

Sonreí a la rosa, nerviosa, escuchándole hablar desde algún lugar en las alturas, fuera de mi alcance.

-Estoy familiarizada con la oscuridad- tragué saliva,

el temor de decir algo incorrecto que despertara la furia o desprecio de aquél ser. Me obligué a mirar hacia arriba aunque mis ojos no pudieran encontrarle y dirigir mis palabras con el respeto que merece el simple misterio ahora más un ángel oscuro
-descansa entre mis sábanas a menudo,
pero la magia esta desentendida de mí- suspiro

-hasta esta noche-

corregí rápidamente. Dos pasos atrás, lejos del telón pero sin dejar de contemplarlo como si pudiera atravesar los cortinajes y revelar lo oculto detrás, respetando el secreto que deseaba conservar. Entiendo muy bien el sentir.

Un violín mencionó ¿sabía tocar?

-La luz del día...
me refugio de ella tomando la noche por amante.

¿Actúan similar los ángeles oscuros?-

Pregunté antes de que me recordara la fortuna de tenerle allí, aunque difícilmente podía olvidarlo. Otra reverencia, también mis ojos descendieron al suelo antes de ascender con cautela para ver una sombra o dos o mi imaginación. Mi corazón volvió a acelerarse, fue cosa de un segundo. Demasiado irreal para que el miedo creciera más en mi interior.

-Me siento afortunada,
tanto que me es difícil convencerme de que no sueño-

Atenta escuché sus palabras sobre las pesadillas del día a día, despertar era mal sueño, la noche fantasía imposbile.

-Es el dulce sonido del misterio el que me habla ahora... -
susurro como si pudiera oir también mis pensamientos porque así parecía. No temía todo lo que debería, la curiosidad me retenía encontra del instinto de supervivencia. Volví mi rostro hacia los palcos, los asientos vacíos recordándome que estaba sola con el ángel. Mi ceño se frunció, mi atención volvió a la rosa, jugando con ella con cuidado de las espinas

-¿En sus recuerdos?-

murmuro. Pense si le podía conocer de otro lado... imposible, me habría dado cuenta de tenerlo en frente. O tal vez a mis ojos era invisible... Su voz llamó al presente mi mente. Parpadeo varias veces ¿había sido mortal una vez? Entre abrí la boca y mis dedos se posaron en ella silenciando la pregunta, dejando un respingo. Las cosas de los seres celestes no conciernen a los mortales, no debía abusar de la suerte. Dulcemente soneí a sus siguientes palabras.

-De cuanta sensualidad
adorna mis labios al declararlos cuerpo de su voz-

se me escapó una risita y bajo la mirada. Estaba acostumbrada a los cumplidos pero no a los de un ángel. Una pequeña voz me susurraba preguntando si no era todo obra de mi imaginación, espantada de lo peligroso de la situación y aunque me esforzaba por oírle la fasinación crecía lentamente. La posibilidad de estar ante un hombre que en su locura se creyera ángel era tan absurdo como que yo imaginara apenas ayer poder oír voz más inhumana y angelical por obedecer un sueño.

-Ningún ángel es sólo un angel-

dije suavemente. Mi vista se deslizó por el terciopelo de un lado a otro de la parte superior del telón, desentrañando pobremente la oscuridad. Sonreí, mi corazón también se hizo notar delatando la sensación de emocionante expectativa, los nervios se negaban a abandonarme.

-Lo escucho-

La música se oyó mágicamente de algún lugar y pronto estuvo alrededor. Giro lentamente, como si pudiera verla si miraba bien y luego el telón de nuevo y su voz lujuriosamente encantadora y suave traspasaba hasta mi piel, exaltando mis sentidos, seduciéndome. Solté los cabellos rojos atados hasta entonces en una cola y cerré los ojos como si estuviera en casa y no en un teatro con misteriosa compañía.

"let your soul take you where you want to be
only then
can you belong ...to me"

cantó y mi mente voló inevitablemente lejos por primera vez en largo tiempo. Me arrodillo en el suelo, las telas de mi vestido formaron círculo irregular, mis manos apretaron la rosa contra mi pecho, mis ojos se fijaron arriba un momento para volver a cerrarse.

"Floating, falling,
sweet intoxication
touch me, trust me,
savour each sensation
let the dream begin"

sí, "...deja el sueño empezar" porque eso era esta acto nocturno y yo no quería que terminara. El miedo en un rincón lejano mientras el poder de la música de la noche terminaba gentilmente como comenzó. Húmeda lágrima bajó por mi mejilla izquierda. Respiro lentamente.

-Ángel de la música-

dije en voz queda, deseando que la melodía permaneciera en el aire.

-Eso eres. Y te siento-

continue en el mismo tono bajo

-Te escucho-

abro los ojos, acariciando el telón con la mirada.

-Delicioso es tu poder Ángel de la música
y seducida estoy en las entrañas de tu hogar oscuro....
gracias
¿que puedo hacer yo para complacerte?-

por **Phantom Nocte** Mar Abr 24, 2012 11:49 pm

Sonreí al ver como su garganta refleja un trago de saliva, ¿Temor?, era lo más obvio ante tal gesto -¿a que temes?- pregunte tiernamente -¿A tu ángel o a decir alguna impertinencia?- se escuchaba entonces el movimiento de las tremolleras, su balanceo a mi paso de ida y de regreso, simplemente estaba acostumbrado y seguía hablando -Por mucho me temo que no estarás tan familiarizada con la gloriosa oscuridad, hasta esta noche-suspire negando con la cabeza -¿Que puedes saber tu de la noche, de sus maildiciones y sus leyendas?, se necesita ser el misterio mismo para poder conocer perfectamente su tretas y engaños- decía refiriendome a mí, yo que era un demonio, un condenado, cuya vida mortal la paso en un jaula a media luz, yo si sabía que era oscuridad eterna, más ella poco sabía era mortal, fragíl y delicada, de cierta manera debía haberme enfadado por su comentario, más por alguna extraña razón que no tardaré en decifrar estaba tranquilo o al menos eso creía de no ser porque en mi interior la sangre recién bebida hervía.
-La magía aparece cuando le es requerida, cuando el momento de que por ella almas lejanas y tan cercanas se unan para finalmente conocerse, pues por mucho que se planee el día de mañana, siempre ocurre algo inesperado que vuelve indudablemente incierto al destino, no tenía planeado conocerle esta noche y aohra observe... los dos aquí reunidos, la oscuridad y la luz combinadas gracias a la magía de las circunstancias-.
Era interesante como nos observabamos yo en las alturas y ella en el escenario debajo, separandose del cortinaje, mientra yo detenía mis pasos, se perdía en mi misterio, me perdía en su mirada, era una interacción inexplicablemente seductora y placentera a mis instintos de asesino -Los ángeles de la noche, somos portavoces de la pasión disordante por la oscuridad- decia seductoramente -La noche es... la luz y la nada, la convinación perfecta que la luz del día jamás reuniría, tenemos el brillo de la luna y la nada del fimamento estrellado, nadie escucha, nadie ve, la noche tiene su poder más la promesa del silencio y el placer, sabe amar con locura a quién se refugía en las alas de sus ángeles vertidos en misterio- guarde silencio le escuchaba, escuchaba y traducía lo que su oragano vital gritaba agitadamente -Su corazón palpita con tanta euforía, que me confirma lo que ahora me dice- lo escuchaba, para mi estirpe los latidos de un corazón eran música teñida de carmesí, más facil era para nosotros escucharlos, como si estos en realidad fuera el duro y vital golpeteo de un tambor -Ese corazón me dice que aún tiene temor, pero su razón y usted misma confirma que es solo emoción, ¿a quién he de creerle entonces al corazón o a la razón?-, baje por las escaleras despacio y sigilosamente acariciaba el barandal de oro, tras el telón -Quién mas ha de hablarte esta noche más que tu ángel, tu sueño que aun te cuesta creer que es real- pase caminando despacio dejando que la poca luz proyectara la sombra de un hombre de gabardina y sobrero delante de mi acompañante de esta noche, pasando como un verdadero fantasma.
-Si en mis recuerdos- respondí a su murmullo -Sin embargo es muy pronto aún para contar historias antiguas, sueños imposibles en un pasado lejano- hable mientras retornaba arriba de escenario -¿Sensualidad?, eso es algo corto, es la belleza convertida en luz que dictará mis palabras entre mortales, te he dicho seras la máscara que use este fantasma- rei complacido.
Cuando finalmente toda pieza que en momentos inundo la sala, virtio en vuelo el alma de la chica, una palabra fue el eco estridente en su cabeza y en su recuerdo "Angel de la música", solamente Alice me llamo así en más de una ocasión y ahora era ella, Baby Doll me nombro así, declaraba sentirme y juraba escucharme, más no dije nada algunos instantes perdido estaba en la satisfacción que un herida me provocaba, era un sadico y masoquista que buscaba a la sustituta de mi amada sin exito alguno nadie se había hacercado tanto a un perecido como esa joven que desde arriba podía contemplarle incada y con lo rizos, seductoramente sueltos, delicadamente alborotados -No debes agredecer, quizás esa sea la misión que tengo contigo, seducir es lo que ell misterio provoca en todos, pero solo cautiva a pocos-suspire profundo -¿Complacerme?, basta tu compañia y el aroma de tus rizos, hermosamente definidos, basta con escucharte, basta con contemplarte, se mi máscara es lo único que pido de tí-
Baje nuevamente por las escaleras mientra le indique -Mi hogar tiene sin fin de misterios y será el mayor de los placeres mostrarte mi reinado, atraviesa el telón- mi sombra volvía a proyectarse detrás de este -Sigue los petalos de la rosa que esparciré por el camino y allí te mostraré el escenario en alguna vez yo te soñe, la pregunta es ¿Confiarás en tu ángel para que coduzca hasta ese lugar, serás valiente de ir bajo mi compañia, lejos de la puerta, aventurandote a un camino desconocido y desolado, confiarás en mi sin haberme visto?- era una prueba y si era aceptada sería es aquí donde el verdadero sueño, donde la verdadera fantasía cobraría vida y los recuerdos regresarían al presente...

por Baby Doll* Jue Abr 26, 2012 2:02 am

Sonreí, una disculpa. Él me veía con más atención de la que yo era digna de depositar en su figura superior, siendo invisible para mí.

-Temo no saber comportarme- reí

-normalmente lo sé hacer sin esfuerzo-
expliqué. Jugué con el terciopelo en flor, guardando silencio a sus siguientes palabras.

La oscuridad inmortal es superior a la mortal, no cruzó por mi mente hasta que lo mencionó. Pareció insensato quejarse del monstruo bajo la cama con la noche en toda su gloria, inapropiado. La magia de la promesa tácita de cada despedida del sol sin embargo es sólo ilusión de carnaval para algunos.

-Esta noche me comprueba que la magia existe,
ninguna otra me ha susurrado sino lo contrario-

levanté la mirada. Habló la voz de terciopelo de la naturaleza de los de su especie, describió las cosas que conozco, desde otros ojos y el mundo que me rodeaba se cubrió de sutil misterio. Sueño o realidad, lo importante era que estaba allí y no quería que desapareciera. Orgulloso deseo sin duda.

Que el silencio y el placer sabían amar dijo él.

-Báñame entonces ángel de la oscuridad,
he vivido en la mentira de la media luz-

Dolió admitirlo en voz alta, más en mi gesto sonrisa pintada y a la rosa una caricia de mis labios. El ángel oscuro reveló que podía escuchar el palpitar de mi corazón. Mi respiración calma para mantener mis latidos armoniosos como mi gesto.

-Las emociones tienen trazos de temor,

eso las vuelve más irresistibles.

Ambas, razón y corazón
dicen lo mismo en diferentes idiomas,

confundiéndome a mi misma en ocasiones también-
¿Quién más me hablaría esa noche? Sacudí la cabeza, no quería pensar en eso. Cada noche es diferente los amantes vienen y van, y de pronto sonaba tan irreal.

-Mi ángel... -

susurré, mi lengua acaricio las palabras. La vista fija en la rosa carmesí, después el cortinaje frente a mí. Mi mirada se hizo más penetrante, mis labios se entreabrieron. Sorpresa que la sombra del Ángel nocturno se dibujaba en el terciopelo. La forma era de un caballero pues se coronaba con sombrero de copa. El instinto me guió medio paso atrás, la voluntad tres adelante y una caricia en el aire a la sombra con mi mano derecha en vilo, sin hacer contacto con la tela roja. Acompañé sus pasos como si la imaginación no nos separara, después se fundió de nuevo con las sombras del escenario sin dejar rastro.

-La luz en mis labios,

en mi rostro, como su máscara

eso si rebasa la sensualidad-
comenté.

Esos intercambios de palabras antes de la música que con suavidad me envolvió.

Arrodillada en el suelo, en el silencio que cae después recuerdo mi temor a minutos de distancia, no podía estar más lejano en sentimiento. Conmovida, fascinada. El silencio es perfecta pleitecía para tal melodía invocada del alma del teatro.

-para ser cautivada por la noche se necesita entrega

y pocos están dispuestos. Ser su máscara a cambio es justo-

todavía en susurros cada palabra, temiendo romper el hechizo y abrumada por la sensación de vida que su voz incitó en mi corazón. Otra lágrima asomó entre mis párpados para deslizarse hacia abajo. La voz del ángel descendió de las alturas. El dorso de mi mano izquierda, donde sujetaba la rosa enjugó las lágrimas antes de buscar si la silueta volvía a revelarse ante mis ojos. Y así fue. Me invitaba a atravesar la cortina de lo imposible, a conocer su mundo. Mis dedos tantearon la tela de mi vestido para pellizcarle y apartarla, pudiendo levantarme sin temor de pisarla. Confiar, confiar en alguien que no había visto y entregarme en camino desconocido. Tomé aire profundamente, llenando mis pulmones.

-Guíame,
muéstrame el camino.-

Recorrieron mis ojos el escenario oculto en busca de una de las escaleras a los costados de la tarima. Me conduje hasta allí, observando de tanto en tanto la silueta del ángel de la música sabedora de que desaparecería en un momento. Los pasos seguros, ya no era tiempo de dar marcha atrás ni mi deseo. Detuve mi andar al estar en la tarima, frente al cortinaje que dividía mi mundo y el suyo.

-Confió ángel mio,

nada he de temer
si estoy bajo el amparo de la noche-

por **Phantom Nocte** Mar Mayo 15, 2012 10:02 pm

<< Alice, Alice, Alice >>, pronunciaba en mi mente, le llamaba para ver si no podía ser su espiritú dentro de la joven, sus palabras, sus gestos... todo tenía ese escencia que me hacia sentir vivo -¿Para que temes a no saber comportarte?, te olvidas que yo vivo en lo alto, en el cielo, que te veo desde aquí y sé como eres y entre melodías y sueños te ví actuar y vivir en medio de toda la humanidad es... tú manera de ser la que me hace sentir mortal bella flor de mí más preciado y oscuro éden- palabras que en más de una ocasión dije trás el espejo o como ahora en las alturas a esa infernal y malagradecida criatura.
-Ese mi poder, es mi don... es la escencia del misterio- decía con sutileza -yo no soy prueba de la magía, la gente es ciega mi pequña niña, no es magía la ilusión que los gitanos hacen creer a los parisinos noche a noche en sus circos... la vida es la ilusión y la muerte es la magía vertida en realidad, el misterio presente a los ojos del que vive- suspire -todos los días sabrás entonces la magía presente siempre está, pero yo no soy el ángel que trae muerte..- era una mentira, yo era el que asesinaba noche a noche en el teatro pero permitir que lo supiera podría ser el final de esa inocente criatura -Mi magia es la que yo compongo tras la música de la noche, mi truco es vivir lejos de la luz y cerca de tí-.
Sus ojos brillaban cuando a las alturas los dirigía, cerré los míos cuando escuche esas palabras que nunca pensé las diría, con que placer y alegría eran recibidas sus palabras, cuanto más alimentaban mi ser, cuanto calmaba mi sed y de cuanta luz contrastaba a mi oscuridad -Esta noche sabrás la verdad, aquella donde la luna es más bella que el sol, donde las estrellas son más puras que las nuves, aquella donde el silencio es más dulce que el sonido del bullicio. donde mi voz te arrullará más que el trinar de un pájaro al volar, donde serás libre- decía tiernamente, enviendola en mi propia escencia, donde ese misterio se convertia en el sueño más oscuro que yo vivía cada anochecer.
-Si tu razón y corazón dicen lo mismo en diferente lengua, enseñame entonces ha entenderlas, como yo te enseño el sentido de la oscuridad, enseñame a entender tu mente y tu interior que para mi son de la más sutil seducción, cada vez que las oigo, cada vez que lo siento-.
Mientras volvia a las alturas ella comentaba, los instintos le fueron fieles y la voluntad le traiconaba, mi risa misteriosa y discreta se escuchó mientras reparaba -Mis oscuras alas son las que ahora te cobijan, y extraño es que esa sensualidad la tiña de color, eso rebasa mi noche y calma mi sed-, una sensación me provocaban sus palabras, quizá mi bella flor tenía miedo de perder el hechizo de las palabras que le decía, nada le contesté solo escuchaba, parecía me había ido de allí pero la verdad es que en sus palabras encontraba a Alice y quería seguirla encontrando, hasta que esas extrañas gotas parecidas a la lluvia volvieron a escapar de sus ojos, resbalaban sus mejillas -No debes llorar dije de imediato, pues lágrima que derrames, es una gota de sangre que se escapa de la herida que tu llanto me provoca- deje caer un elegante pañuelo blanco de encaje dorado -Tómalo e imagina que es mi mano secando tus lágrimas-.
Nunca vi fé como esa, aceptaba mi invitación, aún sin haberme visto, sin haberse asegurado de que de verdad era un ángel y no un condenado, tome entonces la cuerda que utilizaba para cubrir mis pequeñas sorpresas y el telón se abrió de par en par -En ese caso, entonces se bienvenida a mi oscuro edén...- dije con el más misterioso y elegante, entonces empecé a rociar petalos de rosa por el sendero que debería tomar, de la nada una rafaga encendió los candelabros de la pared -Sigue, sigue... solo sigue adelante- le hablaba como si de un secreto se tratase, escondido en alguna parte ciega tras velas que se apagan a su paso.... una puerta de madera finamente decorada poco a poco fue esbozandose, la puerta se abrió de pronto -Estás a un paso de hacer el sueño de tú ángel realidad, entra y jamás te arrepentirás, pues será pronto que tras el enorme espejo de oro mi rostro contemplarás- la puerta se abrió a un más, las velas de una mesa de centro se encendieron e ilumino aquel enorme espejo -ven a mí ángel de la música, ven máscara mía, no temas que tú oscuro ángel adentro está- yo ya estaba en ese viejo y antiguo camerino, de allí era donde la voz se desprendía, mi silueta se dibujo en los muros, para después desaparecer sin dejar rastro, era facíl entrar mis poderes eran de aquel pacto que alguna vez hice con el malvado, para conquistar a Alice, para que mi música se conociera, para que esta noche el pasado volviera...

por Baby Doll* Vie Mayo 18, 2012 5:47 am

Mis ojos bajan, acarician el terciopelo rojo, pétalo por pétalo. En el centro no se distingue entre uno y otro ya, una vorágine carmesí. Un ángel se filtra entre los recuerdos, observando silencioso mis tropiezos, mis pequeños triunfos, las derrotas. La sangre vuela presurosa a mis mejillas, les da un color sonrojado. Imaginar que ha visto a Baby Doll deslizarse entre las curvas de las sábanas y los jadeos furiosos, noche tras noche, causa tal reacción. Las palabras abandonan mis labios, el silencio es la mejor gratitud a veces. Él narra el como y porque de la magia, la verdadera. Afirma es muerte. Mi mirada busca su sombra otra vez en las alturas. Se escabulle, se mantiene en superior estado.

-Esa magia siempre me pareció falsa,

ahora veo.
Estuvo más cerca de lo que mis pensamientos
se atrevieron a acariciar-

El Ángel de la música se negó como el que trae muerte. Sonrío, pensar eso unos momentos antes, es ridículo ahora.

-Me conmueve tu magia,

tu música, Ángel mío.

La gentileza en tu voz de terciopelo, será mi compañía

bajo la luz del día

y sinuosa delineará los rasgos de esta máscara:
Baby Doll-

Los ojos cerrados en suave movimiento. Los dedos diestros tocan mi mejilla húmeda por las lágrimas, hacia abajo recorren la piel, la tensión se fue, la emoción permanece. Pasean sobre mis labios ahora, el cuello, vuelan entre mis senos hasta mi regazo. Descansan allí. Sus palabras de ningún lugar en las alturas, me envuelven a la vez. La noche dibujada como la ven los Ángeles oscuros. La palabra "libertad". Río quedito. Nervios que van y vienen. Abro los ojos, vuelven arriba muy alto, la curiosidad se asoma.

-Ser libre-

se escucha tan bien.
Mi corazón da un vuelco. Es callado pronto por la respiración profunda, templada.

-Deseo saber esa verdad-

pido dulcemente, una sonrisa se suma a la petición. La voz de terciopelo hace un requerimiento. El aire escapa entre mis labios medio abiertos, va encontra de lo repetido como oración ferviente después de uno y antes de otro amante.

-Es un secreto bien guardado-

mis dedos juegan con el tallo espinoso, la mirada también.

-Más me has visto desde arriba,

nada esta oculto a tus ojos.

Baby Doll es dulce,
es como su nombre la describe... -

inhalo profundo

-Después,
justo debajo de la piel cálida,
esta la frialdad.

Más profundo

hay tinieblas,
cosas que no se reflejan en el espejo.

Una flor cultivada
en manto de nieve,

sustentada con la luz de una vela,

que es sostenida

para placer de otros.

La seducción es mi magia-

la confesión termina en susurros. Palabras claras. Retrato de una cortesana. Por primera vez escucho su risa, mi sonrisa le hace coro.

-Si la luz de luna de un ángel alumbra,

no son extraños los resultados sobre esta flor-

el ceño fruncido

-¿De que tienen sed los de las alturas?-

Siencio. Nada.

Sorpresa al descubrir el temor por su voz desvanecida en el aire. Caen sus palabras, cae prístino pañuelo con dorado encaje. Mis dedos se estiran, lo toman con el cuidado de las cosas que se desvanecen. Se cierran mis ojos de nuevo a la caricia de tela, extensión de su mano.

-Las lágrimas no pasean por mis mejillas a menudo. Aseguro que estas, no son saladas sino dulces. Espero que calmen tu sed ángel mío, cualquiera que sea, en vez de obtener gotas de sangre-

Ahora estoy frente al telón que se descorre, sus palabras invitándome a adentrarme en los secretos del teatro, de la oscuridad nocturna. Llueven pétalos de rojizos, perfumados. Pintan un camino de una profundidad que mi vista no puede seguir. Acomodo mi bolso en mi hombro, la rosa no abandona las caricias de mis dedos. Uno, dos pasos y mágicamente viento misterioso trae el fuego, esparcido en pequeñas llamitas. Flotan sobre candelabros en la pared. Tal visión detienes mis pasos. Él me anima a seguir en susurros de alguna parte. Avanzo entre las flamas, miro atrás. Se han apagado conforme me adentro. Mis instintos suplican volver, a ciegas, no importa como. El deseo, la voz de terciopelo me seducen hacia adelante. Hacia allá voy. Los grabados en madera me sonrieron expectantes. Una puerta, eso era. Elevo la mano para abrirla, no hace falta, sola abre paso. Respingo. Cubro el gesto con la punta de mis dedos sobre los labios. Una cálida promesa me hace continuar. Mi corazón cantaba a prisa a la sombra del misterio. Diviso una mesa en medio de una pequeña habitación, mis ojos no logran distinguirla suficiente para definirla. Un gran espejo aparece, según sus palabras, la puerta a lo prohibido para los mortales. La rosa aún sujeta por mi mano recorre la superficie de la mesa, mi atención en la puerta de cristal. De reojo una silueta se desliza en las paredes, cuando mi vista le alcanza se ha marchado.

-No hay temor,

guíame hasta ti Angel oscuro,

conduceme entre las tinieblas-

Me asomo al espejo.

por **Phantom Nocte** Lun Jun 18, 2012 9:10 pm

Sus palabras inundaban mis sentidos, los humanos eran facinantes, tenían encanto aparte de sangre, no se si me maravillaba por la belleza de la joven o porque pocas veces tengo contacto con los humanos.
Una vez que sus palabras terminaron sonreí complacido -Entonces sea quizás que tu magía me ha embelasado- respiré profundo -Más esta vez sere yo quién sostenga la vela blanca, mantenga el misterio y en lugar de que todo sea blanco será de color negro como ahora predomina en los cielos, soy ese espejo que describen tus labios, pero ese reflejo es diferente, te mostrará las tinieblas desde otra mirada, la mía- dije todo casi como en un susurro, de tono dulce y con pinceladas de misterio, algo tan calido para cobijar su alma y su cuerpo.
Sabía que hablaba de de la vida de una cortesana -El retrato sobre tu vida no me asusta, una mujer siempre será la criatura más misteriosas de este universo, son la prueba del milagro y de que Dios aún tiene fe de los hombres, porque una flor siempre será vida, sin importar que este en el suelo nevado o en el dorado otoño, la mujer es la flor que se compara con la naturaleza y con la delicadeza del amor-.
La pregunta me asalto de repente ¿De que teneía sed?, la respuesta era sencilla tenía sed de vidas, sangre y venganza, pero decir una respuesta como esa hecharía todo a perder y no quería hacer de su vida un desperdició si decidia salir corriendo -¿De que tenemos sed?, tenemos sed de oscuridad, de curiosidad, de ser... conocidos por toda la humanidad entera, de que aún en la luz del sol nos vean bellos sin importar que tras una tela llevemos marcas del pasado- mi voz se desvaneció y el silencio impero en aquel espacio, mientras acariciaba mi rostro con los ojos cerrados.
Las lágrimas acariciaban su piel, tocaban sus finas mejillas, ella decía eran dulces y no saladas, que con ellas calmaría mi sed, más ni siquiera la gota de sangre más fina lo ha logrado -Pues así fuesen gotas dulces o no y asi fuesen las gotas del mar que dan vida al corazón del hombre, no lograrías calmar mi sed, sino provocar a mi corazón un inmenso dolor, la alegria y la dulzura con sonrisas sinceras es como se demuestra-. dije finalmente a modo de consuelo y quede fijo ante sus movimientos, mismos que fueron vigilados en su andar por aquellos muros que rodeaban el pasillo al viejo camerino, entonces ella entro sin miedo mientras que yo me escondi detrás del espejo -Niña aduladora, pequeña valerosa, hoy sabrás porque entre las sombras estoy, quedate fijamente contemplando el espejo, verás que dentro de ti estoy- poco a poco deje que la luz de unas velas fueran vislumbrandome, la gabardina dibujo mi espectral cuerpo y la tela que cubría mi rostro fue revelada al poco tiempo al igual que mi sombrero y por ultimo mi ojo descubierto que le miro profundo y tierno, entonces mi mano se mostro, toco el falso vidrio -Si no tienes miedo ven y acercate, tocame, confia en mi, soy tu ángel de la musica, soy tu ángel de tinieblas- mi mano seguía colocada sobre el vidirio -Junta tu palma con la mía y entonces este espejo te mostrará mi paraiso- entrecerré los ojos -Estas cerca de escuchar y de conocer mi mundo hecho de musica y de sueños... ven a mí-.

por Baby Doll* Dom Jun 24, 2012 4:25 am

La descripcion de un nuevo escenario para la flor en invierno. Mostrar lo que hay más allá del mero reflejo prometen sus palabras de terciopelo, apenas un suspiro lanzado al viento. Tomar los ojos de vidrio y cambiarlos por los inmortales, los angelicales que atraviesan las tinieblas. Mis ojos se cierran. Ambos escuchamos el mismo palpitar que se anima a despertar por su presencia efímera, el encanto oscuro.

-No anhelo más

que ver ese reflejo oculto-

El deseo confesado en voz alta. Morder el labio es el primer impulso. Es refrenado. Se ha escapado pero no importa, todo esta revelado al Ángel del la Música. Así lo confirman sus palabras cuando mi profesión no le causa sorpresa ni repudio. Compara la naturaleza femenina con el amor. Se hace un silencio largo. Mucho tiempo el que no he visitado ni en pensamientos el sentimiento nombrado. Callar. Escuchar.

-Las cosas vivas en la oscuridad,
son sombras a medio día.
Más pueden reflejarse en la superficie del agua cristalina.

Por mis ojos verás el día angél mío. Mis cabellos atrapan los atardeceres, aplacarán tu sed-

la promesa a cambio. Me hace saber que las lágrimas son lágrimas al fin. Sonrío volviendo mis ojos arriba, eso le complace. Sonreír hace sonreír. El encanto en los labios asi se dibuja.

Esto nos lleva al espejo. El recorrido sinuoso en el camino oculto a las tinieblas. La guía es suave como el deslizar del sol hacia la noche. Arrugo el entrecejo al llegar al reflejo. Me responde igual. Los ojos oscuros, los rizo rojos sobre la piel pálida, el vestido que cubre cada curva con delicadeza. No es la visión de un ángel, es la de una muñequita de porcelana. Más en este momento sus ojos brillan aunque la oscuridad es reina. Los labios se entre abren y cobra vida lentamente la frialdad del vidrio. Se ilumina como si tuviese sol interno.

-Dentro... ¿de mí?-

Las palabras toman forma literalmente. Tres pasos me separan de la silueta que se superpone a la mía. Respingo, asombrada por la maravilla que contemplo. No encuentran mis sentidos el truco. Sus alas negras pasan ante mis ojos por gabardina. El sombrero de copa que le distingue de rango superior. Un único ojo que observa todo alcanza mi mirada. Su aspecto es imponente, la hermosura de una rosa con espinas reviste a los de las tinieblas. Llama. ¿Es posible traspasar el espejo? Mi corazón responde antes que mis acciones a su voz, se acelera dentro de mi pecho.

-No tengo miedo-

Es verdad. Curiosidad, seducción, encantamiento, bruma en mi ser entero, el miedo se quedó en el teatro, en el mundo real. Aún la posibilidad de no volver, no me estremece. Una puerta no se abre dos veces, mucho menos un espejo. Sus palabras descongelan mi cuerpo. Suelto una risita nerviosa. Acorto la distancia, un paso a la vez. Mi mano se eleva en un ademán para alcanzar la otra superior. Al tacto se siente frío, como todo cristal debe. Un gesto de sorpresa cruza mi gesto, la sonrisa se instala luego. Era una frialdad viva.

-Muéstrame. Lo deseo...

te deseo-

por **Phantom Nocte** Miér Ago 22, 2012 9:38 pm

Todo en un instante se había cosumado, los pasos aunque lentos fueron para poder al llegar al espejo, ahora para mi visión habín sido rapidos.
Ese espejo era mi ventana al mundo, esa ventana era la que me enseñaba la belleza que yo jamás he poseido y que por siempre amé... veía a esa belleza otra vez, por un momento Alice camino en su cuerpo -Yo también te deseo mi ángel- dije tiernamente, mi mano estaba extendida y con más ansias quería que me tocase para despertar del sueño o irme al infierno por haber vuelto a tocar a Alice, el falso vidrio y su marco de oro se fue abriendo de a poco dejando mi imagen viva ante sus ojos, las luces de las velas gastadas en el interior del tunel se iluminaron para ella, pareciendo que resurgia entre resplandores -Ven con tu ángel de las tinieblas, ven con tú ángel, pequeña rosa de fugaces petálos rojos- entonces mi otra mano también hizo acto de presencia, mis brazos abrietos la esperaban hasta que por fín tuvieron contacto, envolví su mano entre las mías -En todas tus fantasías, en ese sueño irreal siempre conociste a este hombre y pero ahora navegaras en su misterio- la fui llevando de a poco al tunel que conducía a mi hogar, las rocas estaban finamente talladas, las velas eran sostenidas por candelabros de oro y rubies, el agua se escuchaba correr a lo lejos, rejas sa habrían para ella, le miraba satisfecho, la maldad se había ido por un rato, ahora era dulsura ¿O quizás sería obseción?, un caballo negro ya estaba al final del camino, había más allá a lo lejos, la corriente se escuchaba próxima, subio con cuidado a la bella joven y la guió hacia al río que corria por debajo del teatro -Nadie sabía de este río, él es la separación de mi mundo lleno de oscuridad y el mundo lleno de mortalidad, la música vive aquí, la noche siempre esta presente aquí, todo mi mundo esta debajo del teatro y esta en todas partes- ahora otro tranporte les esperaba, el último una barca en forma de cisne con alas negras reposaba a la orilla del agua, que aunque cristalina eran poco los destellos que la oscuridad le permitía mostrar, volvió a extenderle la mano, asintiendo con la cabeza -al final de este laberinto donde la noche es ciega a tú ángel contemplarás, tocando la musica de la noche que dentro de ti está- espero paciente a que le diera su mano, el misterio se escuchaba en su voz, se sentía en el aire... y su perfume embriagaba mis instintos en dulce obseción en lugar de mortifera sangre.

por Baby Doll* Dom Ago 26, 2012 5:42 am

La distancia figura tan lejos, tan cerca. Su respuesta se entrelaza antes con mis palabras. El tiempo se suspende y finalmente, entre sus manos la mía. Me aventuro dentro del espejo, al otro lado de la realidad de mis fantasías tan calladas hasta que la música de esta noche les ha animado a susurrar. Apartar la vista de su rostro cubierto por las plumas de cuervo es imposible. Es generoso al permitir que un ser mortal encuentre su mirada, tenga la firmeza de su guía al alcance de la mano. Recuerdo el sueño, las palabras vienen a mi mente mientras floto con pasos ligeros a su lado por un camino de piedra y luz dorada y carmesí.

"In sleep he sang to me
In dreams he came
That voice which calls to me
And speaks my name
And do I dream again
For now I find
The Phantom of the opera is there
Inside my mind"

Arrugo el entrecejo entonando el sueño que se ha desbordado, me rodea. De reojo veo sus alas negras cobijarle, le siguen a cada paso. No hay sombras.

-"¿Y sueño de nuevo?...
por que ahora encuentro que el Fantasma de la Opera esta allí...
dentro de mi mente"-

La pregunta, la duda, el instinto.

-Al misterio no temo,

más sí al frío resplandor de la nieve en el amanecer.

Me hiela la sangre-

Es fácil otra confesión bajo su ojo guardián, entre el calor de las llamas y el murmullo del agua en algún lugar. Las puertas de barrotes se apartan para dejarnos el paso, me permiten andar sin barreras delante. Es tan irreal que mi corazón no para su aleteo. Extraviarse en la noche, con el Ángel de las tinieblas dulce tentación.

La seda violeta de mi vestido bien puede ser parte de la ilusión pues apenas la percibo. La educación dicta bajar la mirada a la intensidad de la de él. Mis ojos están encantados. Difícil es ver el camino delante. Un par de pestañeos y me fijo en el corcel negro que espera próximo. Veinticinco pasos y el inmortal me ayuda a subir. Monto de lado, y el vestido parece abanico sobre el lomo negro. ¿Todo esta planeado con antelación? Sí. El Ángel lo ha dicho, observa cada uno de mis pasos, dentro de mí. El caballo se deja conducir por su amo más y más cerca del rumor del agua. Acaricio el cuello del animal, primero con la mirada, luego el tacto de la diestra.

-Tu oscuridad resplandece,

la noche mortal ciega-

me atrevo a mirarle de nuevo, sonrío dulcemente en disculpa por tanto atrevimiento. Su voz me habla, me llama, es difícil resistirse.

-¿Un río bajo el teatro?-

sorpresa entre abre mis labios

-El agua purifica el camino entre la tierra y tu hogar en ella, Ángel Oscuro. Así es, así ha de ser-

Un brillo cristalino atrae mi atención. Es tenue. Llegamos al río prometido. Tomo su mano, bajo de un salto. Los tacones en suave repiqueteo acompañan el salto a tierra. Un cisne en forma de barca, disfrazado de cuervo descansa en la orilla.

-Si la noche es ciega,

la Música de la Noche me guiará a ti.

Mucho tiempo permaneció el anhelo prohibido debajo de mi piel,
inalcanzable. Ahora sólo me pide seguir una voz-

Vuelvo a sujetar su mano y doy un paso dentro del ave para emprender el viaje por el laberinto. El camino de agua se extiende delante. Me siento en el lomo del pájaro, mi vista no le abandona.

-"¿Y sueño de nuevo?
Por que ahora encuentro que
el Fantasma de la Opera esta allí,

dentro de mi mente"-

por **Phantom Nocte** Dom Oct 14, 2012 2:25 pm

La pequeña y purificada flor blanca, parecía brillar en medio de la oscuridad, su delicado tallo era una elegante seducción de la naturaleza humana, los pétalos del a frágil rosa brillaban al ver impresionada el mundo que se ocultaba bajo sus pies.
Palabras y pensamientos que parecían oraciones al dios en los cielos emanaban de ella, mis ojos de vez en cuando contemplaban su dulzura y su belleza -Nadie debería temer al misterio, como puedes ver el también tiene alas y sentimientos, su guarida es un lugar en el que jamás penetrará la luz cegadora del amanecer, y si se atraviese a entrar para rescatarte, el misterio te resguardara en mis alas para no vuelvas a ver la ilusión de la belleza que la luz solar presume pero que jamás en el existirá-, acaricie su cabello, hermosos caireles que quedaban impasibles ante mis caricias, que representaba la belleza de las cascadas de las cuales tuve envidia toda la vida.
Acaricia a ese rudo y tranquilo animal, dos caras de la naturaleza como las que caminaban en el sendero oscuro de mi castillo, tenía el atrevimiento de verle las manos, que eran de textura tan suave como la ceda que cubría el cuerpo femenino de la musa que cabalgaba en el caballo negro. Ante sus palabras, una risueña discreta escapó de mis labios -No es la oscuridad la que en este lugar resplandece, es tu belleza y mi música la que hacen brillar a la oscuridad-.
La sorpresa se hizo aún más latente cuando vio frente sus ojos aquel río que había entre mi hogar y los cimientos del teatro, nadie se lo imaginaría ni siquiera yo mismo lo pense cuando fui trido a la fuerza a este lugar, asenti con la cabeza ante su pregunta -Mi pequeña rosa lo que parece no tener escencia ni magía termina siendo lo que por dentro lleva el tesoro de las maravillas- asi pues comence a remar hata que de a poco el calor de las velas y la humedad se hicieron cada vez más presentes, os guardianes y pilares de mi castillo, esos dos atlantes de piedra le daban la bienvenida aún con sus rostros donde reposaba la expresión del cansancio de tantos siglos que llevaban de pie y sin descanso -La música de la noche te guiara hasta mí, te devolvera la vista y no verás más que la belleza pura de la noche, olvidarás la luz de la mañana y en la oscuridad emprenderas el vije que siempre debiste tener, un viaje donde tus fantasías volaran y entonces cuando eso haya sucedido... serás parte mi eterna noche.-
Sus palabras seguía en mi mente y mi presencia seguía en la suya, mientras esto sucedia aquel alado cisne negro se topo con tierra firme, al frente dejaba ver un oragano, candelabros, partituras, velas y sin fin de cosas que tenían que ver con el arte y la música, aquello parecía un palacio hecho de roca y en cuyas profundidades guardaba todas las cosa de oro que se pudiesen imaginar, incluso el organo era una montaña de oro esculpido de una manera tan exquisita que parecía el trono donde el ángel oscuro reina la noche, baje de la barca y la deje a la joven sentada allí para que contemplara al reino donde la había llevado - Te he traido a este reino oculto, este sitio donde la música se escribe, donde la música se compone, un altar para el arte y la música, te he traido aquí con un proposito, uno solo, soñando siglos con este momento, donde yo te necesito, donde tu me serviras para inspirar mi música- tome una pausa donde pude notar que ella estaba seducida por aquel tono de misterio y seduccción que había ocupado, le ofrecí mi mano para que ella la tomara y subieramos en dirección al organo de oro -Ven con tú angel de la música y siente su reino bajo tud pies... ven con el fantasma de la ópera que esta dntro de ti, ven y forma conmigo eso extraño dueto... ven flor de im oscuro edén-.

por Baby Doll* Mar Oct 30, 2012 7:44 pm

Protegerme de la luz de otro amanecer promete el misterio encarnado en ser celestial, en ángel oscuro. Algo que va y viene como una sombra encantadora ha sido la definición del secreto nocturno. Los pensamientos entre los rizos de la muñequita de porcelana nunca la concedieron forma y menos alma y corazón, propia identidad.

Bajo la mirada a sus palabras, un brillo en el fondo de los ojos de cristal tan tenue como el de una vela que suspira. Sus dedos en una caricia remueven los rizos ensortijados. Media sonrisa y un cosquilleo en el cuello son la respuesta silenciosa. La risa del ángel, la curiosa asociación entre la belleza terrenal y la hermosura de las notas surgidas de entre sueños fantasía.

-Más no puedo pedir-

susurro, los labios reprimen un suspiro y lo transforman en discreta sonrisa.

-Cierto es que la luz del sol lastima la fragilidad nocturna,
por tanto el paraíso tuyo ángel mío ha de estar bajo tierra
a salvo de las caricias de fuego del gran astro en el cielo-

Una mirada al único ojo que me observa bajo las alas negras. No la impaciencia, no el impulso, tan solo el embeleso y el asombro ante la forma física que ha adoptado la noche frente a mis ojos. Asegura él que las cosas sin magia resultan tesoros en el cielo nocturno y en verdad lo parece al calor de las velas que iluminan el camino entre las paredes del laberinto que sólo las tinieblas conocen. Los rostros esculpidos en la piedra nos observan. Esmerada belleza congelada en el tiempo que cobra vida entre las sombras que proyectan en sus gestos las titilantes estrellas a su en rededor.

Reposan los dedos sobre la tela del vestido. La vista juega inquieta por cada rincón de los pasajes secretos. Entre las pestañas lo espío de vez en vez. La sensación de que desaparecerá de un momento a otro no abandona la mente.

-Nada más anhelo que olvidarme del día y su luz

¿El viaje que siempre debí tener?-

suelto una risita nerviosa -Hace mucho que revoloteó lejos de mi la respuesta a esa pregunta y también la pregunta misma.

Tú que me has observado ángel de la música, conozcas mejor el camino que se difumino a la luz del crepúsculo-

Pasea el tallo de la rosa terciopelo entre mis dedos. Las palabras han escapado con sinceridad que traza dos líneas en mi frente. Ser parte de su noche eterna. Un escalofrío recorre mi espalda. El instinto susurra tener cuidado. Calla después con un repiqueteó de mi corazón.

-Ese es mi deseo-

Se corre el telón y el cisne negro se posa en la orilla de su mundo. Cada artefacto una expresión de la música, su amada, su amante. Lo primero que llama la atención es el órgano que pocas veces estos ojos han visto y que se levanta extendiendo sus mil brazos metálicos al cielo desafiando con su resplandor exquisito al mismo sol. Las notas en tinta salpicadas sobre las hojas aquí y allá y las velas en candelabros revelando todos los secretos del arte en sus distintas expresiones. Algunos otros garabatos insinuan escritos propios más segura no puedo estar. La falta de conocimiento jamás permitiría que leyera si estoy o no en lo cierto.

Los objetos dorados brillan como pequeñas estrellas fugaces caídas a tierra y son resguardados por los gigantes de piedra en la entrada, allí entre las columnas del palacio del aire y las tinieblas.

El ángel baja del Cisne y su voz de terciopelo me anuncia su propósito al hacerme cómplice de su místico mundo. Inspiración. A pesar de poseer las estrellas y llevar por manto la noche misma dice necesitarme. Las palabras abandonan mis labios, sostengo su mirada. Él nota mi turbación y tiendo su mano para hacerme despertar y continuar. En sueños me llama. Un titubeó de mi corazón, luego me levanto tan ligera como pluma. En la zurda la rosa, la diestra toma la mano firme del Señor de la Noche. Un paso fuera de la barca y estoy a su lado. Le aviso con la mirada antes de extender la mano libre hasta su mejilla. No me atrevo a tocar su rostro, tan solo el calor de mi piel roza la suya en una caricia etérea. Acaricio los demás objetos con la vista hasta volver a él, al ojo que observa más allá de la forma. Le sigo hasta el órgano digno de un rey, desde arriba hasta abajo lo recorro elevando apenas el rostro. Los dedos se rehusan a soltar su mano pero lo hacen dejándolo libre para acariciar las teclas marfileñas.

-Inspirarte puedo más cantar no lo sé... -

Elevó la mano como si sotuviera un pincel en vez de una flor y trazo lineas imaginarias en su pecho.

-Pero aprendo rápido. Enseñáme angel mío y yo te seguiré-

por **Phantom Nocte** Jue Nov 08, 2012 1:25 am

Estaba más que complacido y al mismo tiempo tan... extrañado, pues aquella criatura de dulce aspecto parecía que había soñado con mi mundo toda la vida, esas palabras que de sus labios rosas emanaban eran como una miel que perdía su color ambar a medida que me llegaba a lo más profundo de mi ser oscuro del que siempre salía ponzoña -Este ángel esta más que complacido contigo- sonreí con lo poco que aún tenía de labios detras de la tela oscura que los cubría -Eres la primera flor de este edén que no muestra temor hacia su futuro jardinero que le cuidara con esmeros ¿Es que acaso tu no le temes a que las manos de la muerte toque tus petalos?- continúamos en el aquel sendero, mi sendero del que pocas personas salían con vida y ella sería una entre las afortunadas que verían un día más, sus ojos mostraban asombro era lo más lógico pues si me detengo a pensar por un instante ¿Quién de los mortales que me dan sustento y alimento pudo atreverse a pensar que algo secreto y oscuro había bajo los cimientos del teatro de París?, solo aquellos como quién de vez en cuando con sus orbes de niña traviesa observaba el misterio de un ser que en cualquier momento podia desaparecer o enloquecer ante estos y asi desaparecer la ilusión que con tanto esmero me había forjado en construir -¿Un demonio puede ser amable de vez en cuando no?- pense en mi interior mientras que dejaba sus palabras siguieran impregnando ese aire músical y de ensueño a nuestro andar, la oscuridad estaba allí presente pero a su lado me resultaba opaca, sin vida como acostumbraba verla -Digamos que la locura de uno puede ser la realidad de otro- asentí respondiendo a sus palabras -Con esto dicho te aseguro que aquello que más anhelas, con lo que tanto sueñas me empeñare en hacerlo realidad, si olvidar el día es lo que quieres es lo que te concederé- no era tarea dificil más ¿como conducirla? allí el dilema.
Para eso el órgano sería mi complice, una puerta de oro le daría la bienvenida a mi mundo, una imponente entrada al castillo músical de mi mente y pronto de la suya.
Mi mano a pesar de poseer aquel guante que le cubría podía sentir su delicada y fina mano en la mía, la mano que me quedaba libre la cubrio indicandole que no debía tutubear, esta noche su ángel no sería el demonio de siglos atrás, las palabras se cambiaban por miradas, mis medias miradas que le decían en secreto frases completas, ella parece entender mi lenguaje y sus ojos claros me avisan de una sorpresiva caricia que no se atreve a hacer, asentí con la cabeza pensando en todo en lo que me estaba arriesgando pero sin ella, si, sin la mujer que se parecía a Alice mi mundo volvería a ser tan extraño y solitario como todos los años.
-Las miradas dicen más que mil palabras- suspiré profundo una vez frente al organo -Es una música silenciosa que desnuda cada letra y la convierte en una sensación completa, hace unos momentos cantabas un extraño dueto conmigo sin que dieras cuenta- volvia tomar la mano que hace un momento se rehusaba a soltar la mía, la tela que cubria mi rostro rozó su mano, un beso de caballero de mi había emanado -Lo se mi pequeña rosa, crecerás muy rápido si te guió por mi propio camino- acariciaba su piel ignorando su expresión o todo pensamiento -Aprenderás de esta alma condenada qu atada esta a este teatro- observe a mi alrededor -Aprenderás más que música y canciones, aprenderás a vivir en el mundo de mi propia fantasía, porque la oscuridad es la mía, solo...- me detuve un momento tomando un acento muy distinto y más acogedor -Escucha esta voz en el interior- continue levantandome de mi asiento, guiandole con sus ojos cerrados hasta el frente de las teclas de un blanco tan puro como el color de las perlas -Es la llamada de tu corazón- hice que ella se sentera en la banca aterciopelada del color rojo carmín -Cierra los ojos y encontrarás la entrada a mi paraiso de oscuridad- de a poco me fuí acomodando a la altura de su oido para poder su surrarle todo lo que deseaba aprender -Aquí estoy, soy tu ángel enviado, estoy aquí a tu lado para enseñarte a esbozar con tu músicala tierra de la estrella que siempre acompaña a la luna llena- decía mientras tomaba sus dos manos acomodandolas en el teclado -Busca las rosas a lo largo del camino solo ten cuidado con las espinas y entonces la música de tu interior saldrá para representarme dejando los jardines de sombras- le recogí la flor poniendola en sus rodillas que el vestido le cubría, acomode sus delgados y bellos dedos de ambas manos en las teclas que con mi guía comenzaron a tocar sin dificultad como si ella fuese una profesional, una melodía confusa y tranquila se desprendía de aquel lujoso instrumento -Ves como siempre estuvo la música en tus adentros- volvi a susurrar -solo levanta la vista y busca el encanto oculto detrás del secreto y el misterio pues allí encontrarás a tu ángel de la noche que te guiara a la puerta de tu tierra de fantasía, Solo confía... sin titubear- la música que de ella emanó paro al mismo tiempo que terminaba de hablar, la había dejado de guiar, quería que supiera con mis palabras que había más magía de la que se imaginaba, que si dejaba que yo la guiara nuevas cosas aprendería al parecer de la nada entre ellas mi amada música y sin querer le di a entender que podía sentir su duda y su miedo que paso por su mente en distintos momentos antes de llegar a mi propio mundo.

por Baby Doll* Vie Nov 23, 2012 6:59 pm

Los reflejos del agua juegan son las sombras del palacio de la música, danzan sobre los objetos concediéndoles vida propia. Es el extraño ángel, su presencia le otorga magia a las cosas comunes, a los pedazos de una oscuridad sin más propósito que restarle luz a todo cuanto toca. La noche bajo el teatro es la Dama Oscura sin máscara, es un ente que respira y no un actriz más en el escenario. Ha tomado la forma de las negras vestimentas de la criatura celestial, es una con él igual que la música. La mirada se conmueve con semejante visión aunque resida en los ojos de una muñequita de porcelana.

El Señor de la Noche dice estar complacido conmigo. Una sonrisa cómplice se pinta en mis labios. Cuestionar tal sueño imposible no lo hace más real. Se llama a si mismo muerte. Se escapa un suspiro, rehuyo su mirada. El instinto muerde mi oído. La indiferencia lo hace callar.

-La muerte una vez llamó a mi puerta,
con cadenas de seda inmovilizó este cuerpo entre besos cálidos y sábanas de terciopelo. Al apagarse la luz del sol se marchó-

Los pensamientos largamente resguardados de la luz salen en susurros.

-No temo la muerte, temo el olvido-

Un suspiro muy bajo, la confesión fantasma. El frío se extiende por la piel blanca. Las luces danzantes hipnotizan la mirada un momento. La sensualidad en la voz del ángel reconforta, transforma el sabor amargo en uno dulce, tan grato que figura inconcebible. La firmeza de su agarre da la sensación de seguridad. Las palabras no bastan para agradecer sus afirmaciones. El Señor de la noche asiente y yo acaricio las plumas en forma de tela que ocultan su rostro de los mortales. Mis dedos siguen su camino hasta su boca, curiosos. El nerviosismo repentino los hace temblar y volver a mi lado. Más él me instruye de formas de hacer música que no se escuchan fuera del teatro. La música escrita en las estrellas y capturadas en sus partituras, en el aire que se respira dentro de su morada. Tan sutil que viaja tanto en el silencio como en el sonido. Es cierto, despierta sensaciones y almas dormidas.

El oscuro anfitrión recupera mi mano y besa su dorso. Las cosas al rededor en segundo plano a sus caricias, sus palabras. Mis ojos se niegan a apartar la vista del suyo conforme habla de sus propios fantasmas.

-Un ángel condenado... -

muerdo mi labio. La pregunta se guarda en mi mente. ¿Qué fuerzas en este mundo se atreverían a atar un alma, estrella celeste, a los caminos de tierra y polvo? La imaginación es pobre para dar respuesta a tal misterio. Sigo la mirada del ángel. No dejan de maravillar los mil testigos que refulgen entre las pequeñas estrellas de fuego. Si el ángel se desvaneciera de pronto lo haría también la magia, volverían las cosas a su sueño eterno y los titanes en la entrada serían piedra nada más. "Su propia fantasía" le llama él.

De pronto su voz cambia. Íntima, traspasa la tela, la carne de tono rosáceo, en el interior de la porcelana. Entre abro los labios y cierro los ojos. Las alas del ángel resguardan el camino, me conduce entre los tesoros de su mundo viviente. Me dejo llevar aún mas profundo en la bruma de la noche. El corazón tamborilea en mi pecho, esta vez siento el calor. En la penumbra la celestial criatura me hace sentar en el regazo de su trono de oro y notas o eso adivina la mente. Abro los ojos, tengo razón, las joyas blancas de su corona se extienden ante mi en forma de teclas. Le miro sobre mi hombro, sigue allí el Señor de la Noche. Me indica volver a cerrarlos, dejarme llevar. Así lo hago. Tiembla el cuerpo como si de una niña en mundo mágico se tratara. Fascinante, aterrador, y de pronto él me rodea entre sus plumas, entre sus brazos. Un hálito frío seduce mi oído, aparta las otras voces y las desplaza fácil. Entre sus manos las mías pronto se ven, las llevan al frente sobre las teclas del sagrado instrumento.

-Intentar escapar de las espinas me ha traído hasta ti-

afirmo en voz queda, más convencida de lo que racionalmente debería. El ángel de la música apartó la rosa de mi mano. Había olvidado que la aferraba con fuerza como quién teme despertar. Sus dedos sobre los míos, los instruyen y presionan con gentileza. Magia. La música espontánea brota de las manos normalmente controladas con los dones de la actuación. Son reflejo perfecto del que en este momento es su señor, de quién de pronto me he vuelto máscara. Las notas que escapan a la razón son extrañas, envolventes, arrullan a la mente, despiertan los sentidos. Las lágrimas brotan lentamente de entre las pestañas, guardianas de mis ojos, al mismo tiempo que sus palabras se entrelazan con la melodía que nos posee. Confiar al andar a tientas en la oscuridad con el ángel de la música conduciendo mis pasos se antoja sencillo. Mis dedos continúan la marcha de las notas nocturnas que retozan entre ellos y de pronto me doy cuenta que él ya no guía la música. Respingo. El órgano habla con notas más desesperadas, desenfrenadas. Las lágrimas caen una a una en mi regazo y continúan su silencioso repiquetear mientras la música se vuelve pausada, melancólica hasta que se apaga la última nota. Un canto corto. Aún con magia desconozco todas las voces entretejidas al trono del Rey de las estrellas. Mis manos se apartan del teclado, tiemblan más que antes. Frunzo el entrecejo sorprendida. Giro el rostro para mirarle. La zurda revolotea hasta su cuello pidiéndole permiso con la mirada me atrevo a besar la superficie de sus labios oculta en el manto de la noche. Las lágrimas ruedan por la piel de las mejillas, cálida cubierta sobre las venas que le animan. Por una vez, bajo la influencia de la música de la noche, no parece porcelana.

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Noche del Fantasma

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