El ruido del agua (Liezel)

por Invitado Mar Jul 06, 2010 1:57 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Era una noche magnifica y aun tenia algo de sed, aunque no era el momento, ahora tenia que observar el puerto para decidir si elegir a Paris como una de las sedes de mi compañia mercantil, llevaba noventa años eligiendo puertos y ciudades para tratar el comercio y lo primero que hacia siempre era comprobar sus rutas. Las carreteras no estaban mal y el ferrocarril a Paris era una buena opcion aunque siempre preferia ciudades con puerto y aunque el de Paris no era el mejor que habia visto seria suficiente para mis negocios, productos rusos principalmente y de Asia, eran mis principales clientes que deseaban traer sus productos a occidente y yo como buen comerciante lo hacia, llevandome una suculenta suma.

Asique alli estaba yo, paseando por el puerto con mi capa, mi sombrero y mi baston observandolo tranquilamente mientras pensaba en ciertos asuntos privados que me traian de cabeza.

por Invitado Miér Jul 07, 2010 6:29 am

- Los animales no tienen alma madame, los humanos si, nosotros les sorbemos su vida para poder vivir nosotros, la mayoria le dirian que es una condicion algo tetrica, sinceramente, para mi es la verdadera maldicion de nuestra existencia y aunque la acepte se que algun dia pagaremos por nuestros pecados - le dije parandome un instante, mirando la luna con cierto pesar en la mirada.

- Dios no se apiadara de mi, en ocasiones no soy como me ve, otras noches acepto de mejor grado mi naturaleza y hago gala de ella, de veras que no querria verlo - le dije con una leve sonrisa, mostrandole mis colmillos, si deseaba ver aquel espectaculo, realmente era peor de lo que me imaginaba pues hasta a mi que lo cometia en ocasiones me asustaba al verlo despues.

por Invitado Miér Jul 07, 2010 6:46 am

Me paro junto a el, cuando frena un instante. Mientras habla, aportando las razones de la diferencia entre los animales y los mortales, una sonrisa melancólicamente ausente se va formando en mis labios, poco a poco.
- Estoy segura de que algún día me otorgará el placer de contemplar su... espectáculo.- Comento, con una risilla infantil. Al fin y al cabo, aquello era lo único divertido que teníamos para toda la eternidad. Se nos estaba 'permitido' matar, ¿por qué no hacer un juego de una rutina? Una de mis cejas se enarca suavemente, al escuchar aquello último, ladeando la cabeza, con cierto aire de timidez.- Debo decir que me halaga que piense que podría asustarme... encantador.- Pronuncio aquello último en un suspiro, mientras vuelvo a caminar, en leves saltitos, tirando de su brazo hasta hacerlo andar a el también. En mis 72 años como monstruo, jamás había sido asustada por nada. Nada podía ser tan horrible como para igualar aquello en lo que nos habían convertido.- En ese caso, nos veremos en el infierno... si esque aun queda infierno cuando nos extingamos.- Ruedo los ojos con resignación. ¿Quién sabe cuando sería eso? Si esque algún día ocurría. Una suave carcajada sale de mis labios al escuchar aquello de la condición tétrica.- Señor Petrov, somos monstruos, la mayoría le dirían que deberíamos arder en la hoguera... y, pensándolo bien, no sería una mala idea.

por Invitado Miér Jul 07, 2010 7:03 am

- Si es lo que desea asi lo hare, pero a cambio yo quiero saber su mas intimo secreto madame, es lo justo - le conteste, dejando que tirara de mi y continuando la marcha a su lado, escuchando sus palabras, realmente la vampira que tenia al lado era un ser cruel, muy cruel y me sorprendia que al menos no lo aparentara tanto en un primer momento, aunque ahora que llevaba un rato con ella quedaba patente que era tan sanguinaria como la que mas.

- Ante usted se apartarian las llamas madame. ¿Tiene ya un sitio donde pasar el dia? No es por ser indiscreto pero si lo desea puedo ofrecerle que pase el dia en mi morada - le dije con una leve sonrisa, queria que aceptara pues me sentia solo y queria seguir conociendola, era una mujer sumamente interesante a decir verdad.

por Invitado Vie Jul 16, 2010 1:28 pm

Continuo caminando junto al señor Petrov, pensando seriamente en su propuesta. ¿Mi mayor secreto? Lo cierto es que, incluso ahora, no creía tener un secreto. Al menos, no uno merecedor de ser contado. Puede que esperara una tamaña confesión por mi parte. Tendría que decepcionarlo, entonces.
No vuelvo a abrir la boca durante un buen rato, navegando por todos los rincones de mi vida y mi no-muerte. Finalmente, suspiro resignada.
- No tengo secretos dignos de ser contados.- Admito, ladeando la cabeza de forma angelical. Me encojo de hombros.- En ocasiones siento miedo, de lo que soy, y envidia también, hacia los mortales. Me gustaría saber como es morir. Espero que pueda tomarse eso como un secreto.
Ronroneo cual felino al escucharle decir aquello. Realmente, era eso lo que esperaba. Que el infierno se sublevara ante mi vida de pecado una vez acabado el juicio final. Demostrar que hay criaturas peores que el mismísimo diablo. Y que yo era uno de ellos. Inclino la cabeza, a modo de agradecimiento.
- ¿En su morada? Que osadía, señor Petrov, ¿Qué diría el populacho si se enterara?.- Me burlo, con una mueca de fingida indignación, llevándome una de las manos a la frente. Tras ello, comienzo a reir, melodiosamente.- Será un placer. Después de todo, acabo de llegar a la ciudad y aún no me ha dado tiempo a encontrar un lugar donde residir, no me echarán de menos.- Ruedo los ojos, esbozando una pequeña y simetrica sonrisa perfecta.

por Invitado Lun Jul 19, 2010 11:45 am

La escuche con atencion, aunque pensaba que le habia molestado pues se habia pegado un rato en silencio sin decir nada - señorita Von Sphynx, le juro que su secreto no saldra de mis labios en lo que me quede de vida, si esto es vida - le conteste con una leve sonrisa, mostrando mis colmillos mientras sonreia.

- No lo se pero tampoco me importa el populacho, ante todo soy un caballero y si una vampira hermosa como usted no tiene donde pasar el dia le ofrecere mi refugio una y otra vez hasta que acepte, no permitira que se fuera a un sordido hotel madame - le conteste con una sonrisa en el rostro antes de echarme a reir durante un momento a la par que ella, comenzando a dirigirme hacia mi casa.

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