AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Una leccion hogareña {Cassius de Beaumaris}
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Una leccion hogareña {Cassius de Beaumaris}
Hacía tiempo que no tenia visitas excepto por la de su hermana que al menos ya era permanente. Le había llegado una nota o lo que parecía una carta, con un sello familiar que parecía haberlo visto en alguna parte. Bien o podría ser de aquel que vio hace noches en el cementerio, Cassius, creo que era, aunque anteriormente le había notificado de que estaría un poco ausente, así que por él no había ningún problema posponer las lecciones en las que quería mantener a su aprendiz ocupado. Bien ahora su hermana, bueno, aquella persona quien se iba a convertir en su esposa, más bien lo agradecía pues no tenían un vínculo de sangre al cien por cien, pero de todas maneras siendo su hermana verdadera o no, la haría suya.
Ahora, levantándose de la cama, este se peinaba un poco, rodeaba las sabanas por alrededor de sus caderas para no estar al desnudo frente a las doncellas o frente a alguien a quien le pudiera molestar su desnudez, con paso lento, dormido por los rincones pues quizás sería demasiado temprano para levantarse un sábado, pero en realidad, tendría que ponerse en marcha. Estaba solo. Que rara era esa situación. De todas maneras, con una mano sujetando las sabanas alrededor de sus caderas, tenía en mano la carta para poder leerla-msmsmsemsmesme......-murmuraba palabras raras como yendo veloz con la lectura por encima de la carta-Genial....-replico suspirando después, para irse hacia el guardarropa-Hum...-siguió murmurando a diestro y siniestro, consiguiendo que un escalofrió al abrir una de las ventanas que había cerca del guardarropa, recorriera su desnudo torso.
Cerro las ventanas con cierta parsimonia en los brazos, cansado aun estaba y merodeaba por su alcoba buscando que hacer, mas aun seguía con la carta en la mano. La dejo sobre una mesa pequeña y redonda donde simplemente se quedo la carta-Cassius...Cassius...-Susurro aquel nombre varias veces, sonriendo ladinamente, recordando lo poco que le había enseñado y lo mucho, o al menos lo que pudiera enseñarle estando aquí, en los subterráneos que había fabricado para su uso y entrenamiento personal-Menos mal que ya vienes...-seguía murmurando para sí, cuando de repente escucho a los mayordomos entrar, con ropas y demás adornos para vestirlo-Hey..ya ...-Intento zafarse de un repentino agarre de una de las doncellas, pero de algun modo le era imposible irse de aquella mujer-¡BASTA!-Dijo ya harto de tenerlo preso-Ya lo hago yo....
-Señorito...Hay un invitado abajo en el salón...-Dijo la doncella con cara de malas pulgas, rechoncha y con granos por la cara.
-¿Quién está?-Dijo mientras comenzaba a vestirse sin educación ni siquiera un poco de vergüenza-¿Hola?
-El señorito de Beaumaris...señor. Está esperando en la sala de estar, señor-Esta parecía que se había acobardado. Miraba a Kristof con bastante miedo ya que este la miraba con malicia.
-Que espere....-Dijo seco y tajante pues no había terminado de vestirse. Dios mío. No quería saber qué hora era.
Ahora, levantándose de la cama, este se peinaba un poco, rodeaba las sabanas por alrededor de sus caderas para no estar al desnudo frente a las doncellas o frente a alguien a quien le pudiera molestar su desnudez, con paso lento, dormido por los rincones pues quizás sería demasiado temprano para levantarse un sábado, pero en realidad, tendría que ponerse en marcha. Estaba solo. Que rara era esa situación. De todas maneras, con una mano sujetando las sabanas alrededor de sus caderas, tenía en mano la carta para poder leerla-msmsmsemsmesme......-murmuraba palabras raras como yendo veloz con la lectura por encima de la carta-Genial....-replico suspirando después, para irse hacia el guardarropa-Hum...-siguió murmurando a diestro y siniestro, consiguiendo que un escalofrió al abrir una de las ventanas que había cerca del guardarropa, recorriera su desnudo torso.
Cerro las ventanas con cierta parsimonia en los brazos, cansado aun estaba y merodeaba por su alcoba buscando que hacer, mas aun seguía con la carta en la mano. La dejo sobre una mesa pequeña y redonda donde simplemente se quedo la carta-Cassius...Cassius...-Susurro aquel nombre varias veces, sonriendo ladinamente, recordando lo poco que le había enseñado y lo mucho, o al menos lo que pudiera enseñarle estando aquí, en los subterráneos que había fabricado para su uso y entrenamiento personal-Menos mal que ya vienes...-seguía murmurando para sí, cuando de repente escucho a los mayordomos entrar, con ropas y demás adornos para vestirlo-Hey..ya ...-Intento zafarse de un repentino agarre de una de las doncellas, pero de algun modo le era imposible irse de aquella mujer-¡BASTA!-Dijo ya harto de tenerlo preso-Ya lo hago yo....
-Señorito...Hay un invitado abajo en el salón...-Dijo la doncella con cara de malas pulgas, rechoncha y con granos por la cara.
-¿Quién está?-Dijo mientras comenzaba a vestirse sin educación ni siquiera un poco de vergüenza-¿Hola?
-El señorito de Beaumaris...señor. Está esperando en la sala de estar, señor-Esta parecía que se había acobardado. Miraba a Kristof con bastante miedo ya que este la miraba con malicia.
-Que espere....-Dijo seco y tajante pues no había terminado de vestirse. Dios mío. No quería saber qué hora era.
Kristof Von Garvel- Hechicero Clase Alta
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Re: Una leccion hogareña {Cassius de Beaumaris}
Al fin había regresado a parís después de haber estado viajando por toda la extensión de Francia acompañando a su padre para que aprendiera “el negocio familiar” había sido una experiencia agradable, debía admitirlo, había conocido tantos lugares tan diferentes entre ellos… lugares que no sabía que Francia poseía, Cassius jamás había salido de parís hasta ahora así que había estado perdiéndose de mucho. Algo aprendió durante el viaje con su padre, aunque eso no ayudó a mejorar la relación entre ambos si ayudó a que el chico visualizara todo el futuro que tenía por delante, ahora era cuando empezaba a darse cuenta de la gran responsabilidad que llevaba a cuestas por ser el heredero del apellido de Beaumaris; una responsabilidad bastante grande había que decirlo
Aunque resultara extraño estaba feliz de volver a la gran ciudad, pocos ciudadanos podían notar la belleza que parís escondía tras sus grandes construcciones de concreto, y Cassius podía jactarse de ser uno de esos pocos, la ciudad cada día lo sorprendía con algo nuevo. Antes de partir con su padre había dejado algunos asuntos en orden hasta que regresara, entre ellos sus lecciones particulares con Kristof, el hombre que había conocido aquella noche en el cementerio; aquel hombre le había agradado, aunque solo hubiera sido una primera impresión. El lugar donde se habían conocido no era precisamente un lugar apropiado para practicar la magia, de hecho no era el lugar apto para sentarse y conversar; necesitaba encontrar el lugar adecuado para estudiar sus dones
Recordaba que Kristof le había hecho una invitación a su casa así que una vez pudo sacar tiempo decidió ir a visitarlo, enviando previamente una carta, no quería ser descortés ni importunarlo; antes de salir de su hogar tomó la tarjeta que el señor Von Garvel le había dado la última vez que se vieron y partió. No se dirigió directamente a la mansión Von Garvel, le parecía que aun era muy temprano para hacer visitas y, repito, no quería parecer descortés, estaba en la naturaleza de Cassius ser tan educado, aunque a veces el mismo se odiara por eso; cuando le pareció que era el tiempo apropiado de dirigió al hogar de su maestro
- le diré al amo que usted lo busca- le dijo el sirviente que acudió a su encuentro, acto seguido desapareció por las escaleras, Cassius se quedó en silencio en medio del salón con la vista perdida en la decoración, caminaba de aquí para allá tarareando alguna cancioncilla mientras observaba distraídamente los cuadros y tapices que cubrían las paredes; de vez en cuando se detenía a observar el bosque a través de la ventana y se preguntaba porque Kristof había escogido construir su residencia en medio del bosque, tal vez tuviera que ver con la privacidad, o que a Kristof no le gustara el bullicio de la ciudad o algo por el estilo
- llegué demasiado temprano- se dijo el mismo al notar que el señor Von Garvel tardaba en bajar - creo que lo he despertado- la vergüenza no tardo en apoderarse de él mientras la palabra “idiota” de iba formando en su mente, tendría que aprender a planificar mejor las cosas, intentó distraerse observando el diseño de un candelabro antiguo; sentía que le ardían las mejillas
Aunque resultara extraño estaba feliz de volver a la gran ciudad, pocos ciudadanos podían notar la belleza que parís escondía tras sus grandes construcciones de concreto, y Cassius podía jactarse de ser uno de esos pocos, la ciudad cada día lo sorprendía con algo nuevo. Antes de partir con su padre había dejado algunos asuntos en orden hasta que regresara, entre ellos sus lecciones particulares con Kristof, el hombre que había conocido aquella noche en el cementerio; aquel hombre le había agradado, aunque solo hubiera sido una primera impresión. El lugar donde se habían conocido no era precisamente un lugar apropiado para practicar la magia, de hecho no era el lugar apto para sentarse y conversar; necesitaba encontrar el lugar adecuado para estudiar sus dones
Recordaba que Kristof le había hecho una invitación a su casa así que una vez pudo sacar tiempo decidió ir a visitarlo, enviando previamente una carta, no quería ser descortés ni importunarlo; antes de salir de su hogar tomó la tarjeta que el señor Von Garvel le había dado la última vez que se vieron y partió. No se dirigió directamente a la mansión Von Garvel, le parecía que aun era muy temprano para hacer visitas y, repito, no quería parecer descortés, estaba en la naturaleza de Cassius ser tan educado, aunque a veces el mismo se odiara por eso; cuando le pareció que era el tiempo apropiado de dirigió al hogar de su maestro
- le diré al amo que usted lo busca- le dijo el sirviente que acudió a su encuentro, acto seguido desapareció por las escaleras, Cassius se quedó en silencio en medio del salón con la vista perdida en la decoración, caminaba de aquí para allá tarareando alguna cancioncilla mientras observaba distraídamente los cuadros y tapices que cubrían las paredes; de vez en cuando se detenía a observar el bosque a través de la ventana y se preguntaba porque Kristof había escogido construir su residencia en medio del bosque, tal vez tuviera que ver con la privacidad, o que a Kristof no le gustara el bullicio de la ciudad o algo por el estilo
- llegué demasiado temprano- se dijo el mismo al notar que el señor Von Garvel tardaba en bajar - creo que lo he despertado- la vergüenza no tardo en apoderarse de él mientras la palabra “idiota” de iba formando en su mente, tendría que aprender a planificar mejor las cosas, intentó distraerse observando el diseño de un candelabro antiguo; sentía que le ardían las mejillas
Cassius de Beaumaris- Hechicero Clase Alta
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Re: Una leccion hogareña {Cassius de Beaumaris}
Vestido con ropas sencillas, bajaba las escaleras de la mansión, su pelo más o menos decente, no por la falta de ganas, sino que su pelo de por sí, ya era rebelde, y por mucho que lo peinase, no conseguiría que estuviera quieto por unos segundos. Si hubiera algo que pudiera mantenerlo en su sitio, daría gracias a Dios, hasta se haría creyente de ello, pero no llegaría tan lejos. Sabía que estaría esperando así que se dirigió hacia la sala, sus pasos deceleraron para ir sigilosamente por el lugar, acercándose a Cassius que andaba sentado sobre uno de los sofás. Veía que andaba medianamente distraído, observando paredes y cuadros que había por la sala. Bien ya que le tenía cerca, puso sus manos cerca de sus hombros para darle un buen susto-¡BU!-Soltó bien alto cerca de él para intentar ver una buena reacción de él.
Pensó en que podría asustarle, pero era así de bipolar a veces. Algunas veces podías acercarte a él, otras no, otras bueno, simplemente te pillaba por sorpresa y te hacia alguna jugarreta, era así de crio a veces. Le miraba a los ojos en cuanto sonreía y se ponía frente a él, viéndole con una sonrisa ladina sobre su pálido rostro-Lección uno Cassius, Siempre, repito, siempre mantén los cinco sentidos bien en alerta, eso es básico...-Dijo alzando un índice bien a primeras, ya tendrían tiempo para formalidades, para tomar té y pastas mientras charlan atentamente el uno con el otro.
-Ahora levántate que tenemos que vestirte para la ocasión, vas muy arreglado para lo que vamos a hacer...-Dijo mientras se acercaba hasta coger las solapas del abrigo de Cassius, llevándolo lejos de sus hombros para finalmente quitárselo y dárselo a un lacayo que estaba cerca de su señor Von Garvel. Ese era el –Arriba es donde podrás cambiarte, te darán material de entrenamiento, unos pantalones sencillos junto con una camisa holgada... ¿qué talla usas? ¿Mediana supongo? –Dijo entre risas viendo como estaba Cassius- Vamos hombre, relájate que aquí al menos hay confianza...Además, lo que se diga aquí, no sale de la mansión ¿Está bien?
Lo miraba con cierta confianza. Después de un tiempo si ver a Cassius, era como si lo hubiera estando conociendo durante tanto tiempo, día tras día, pero Cassius, según la carta, había estado ausente. Bueno, debe decir que cuando estuvo con el muchacho en el cementerio, quiso prometer que le enseñaría algo más que lo que hicieron en aquel lúgubre lugar, le enseñaría ser un mago, enseñarle lo que el sabia y así poder ayudarle, pero iba a necesitar más que suerte en esta aventura con Cassius-
Pensó en que podría asustarle, pero era así de bipolar a veces. Algunas veces podías acercarte a él, otras no, otras bueno, simplemente te pillaba por sorpresa y te hacia alguna jugarreta, era así de crio a veces. Le miraba a los ojos en cuanto sonreía y se ponía frente a él, viéndole con una sonrisa ladina sobre su pálido rostro-Lección uno Cassius, Siempre, repito, siempre mantén los cinco sentidos bien en alerta, eso es básico...-Dijo alzando un índice bien a primeras, ya tendrían tiempo para formalidades, para tomar té y pastas mientras charlan atentamente el uno con el otro.
-Ahora levántate que tenemos que vestirte para la ocasión, vas muy arreglado para lo que vamos a hacer...-Dijo mientras se acercaba hasta coger las solapas del abrigo de Cassius, llevándolo lejos de sus hombros para finalmente quitárselo y dárselo a un lacayo que estaba cerca de su señor Von Garvel. Ese era el –Arriba es donde podrás cambiarte, te darán material de entrenamiento, unos pantalones sencillos junto con una camisa holgada... ¿qué talla usas? ¿Mediana supongo? –Dijo entre risas viendo como estaba Cassius- Vamos hombre, relájate que aquí al menos hay confianza...Además, lo que se diga aquí, no sale de la mansión ¿Está bien?
Lo miraba con cierta confianza. Después de un tiempo si ver a Cassius, era como si lo hubiera estando conociendo durante tanto tiempo, día tras día, pero Cassius, según la carta, había estado ausente. Bueno, debe decir que cuando estuvo con el muchacho en el cementerio, quiso prometer que le enseñaría algo más que lo que hicieron en aquel lúgubre lugar, le enseñaría ser un mago, enseñarle lo que el sabia y así poder ayudarle, pero iba a necesitar más que suerte en esta aventura con Cassius-
Kristof Von Garvel- Hechicero Clase Alta
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Re: Una leccion hogareña {Cassius de Beaumaris}
Había que admirar su capacidad para distraerse cuando menos debía hacerlo, ya se había olvidado de porque estaba en esa casa con tantos objetos ornamentales que observar, a veces parecía un pequeño niño que se distrae con cualquier cosa que le llamara la atención, así era Cassius. Estaba examinando lo que parecía ser un antiguo jarrón cuando se sobresaltó por algo a sus espaldas, tuvo suerte de no arrojar el jarrón al piso del susto
- ¡señor Von Garvel!- dijo con la mano en el pecho- yo… ok, voy a tenerlo en cuenta, pero casi me mata del susto- tuvo que sujetarse las rodillas mientras esperaba a que su corazón se calmara; aunque fuera en broma su maestro tenía razón: no había que bajar la guardia nunca- linda casa por cierto- comentó ya un poco más calmado- amplia, tranquila, me gusta la decoración, bastante… bohemia, por decirlo de algún modo- sonrió, se le daba bien captar esos detalles, era un chico observador
- ¿me vestí muy formal?- dio varias vueltas sobre sí mismo observando su ropa, en su defensa no tenía idea de la clase de entrenamiento que su maestro le daría así que no pudo conseguir el atuendo apropiado, factor aparte la costumbre de llegar y causar una buena impresión a donde fuera que llegara, hizo una nota mental: dejar de preocuparse tanto por agradar a los demás; de nuevo un leve sonrojo apareció en sus mejillas mientras se pasaba una mano por su cabello y sonreía en disculpa- lo siento, creo que no tuve en cuenta la magnitud del evento- después de deshacerse de su abrigo siguió las indicaciones del señor Von Garvel y se dirigió escaleras arriba para encontrar los materiales necesarios para su lección. De nuevo se fijó en la decoración de las escaleras y los pasillos antes de llegar a la habitación correspondiente
En efecto, allí había encontrado todo lo que necesitaba, o creía necesitar para su lección de… lo que fuera que debía aprender hoy; primero procedió a cambiarse de ropa, tomó las prendas que algunos criados le alcanzaban y se deshizo de las suyas, escuchó alguna risita traviesa que no supo identificar de quien provenía cuando solo estuvo en ropa interior, a decir verdad no le apenaba que lo vieran desnudo, Cassius no era para nada inseguro con su cuerpo, además, estaba acostumbrado a que los criados de su propia casa lo ayudaran a vestirse
Después de cambiarse de ropa se tomó un momento para observar el cuarto, había libros en las estanterías y otros objetos que -supuso- tendrían que ver con su lección, ya le preguntaría a su maestro cuando tuviera oportunidad- estoy listo- anunció a los criados para que le informaran a Kristof
- ¡señor Von Garvel!- dijo con la mano en el pecho- yo… ok, voy a tenerlo en cuenta, pero casi me mata del susto- tuvo que sujetarse las rodillas mientras esperaba a que su corazón se calmara; aunque fuera en broma su maestro tenía razón: no había que bajar la guardia nunca- linda casa por cierto- comentó ya un poco más calmado- amplia, tranquila, me gusta la decoración, bastante… bohemia, por decirlo de algún modo- sonrió, se le daba bien captar esos detalles, era un chico observador
- ¿me vestí muy formal?- dio varias vueltas sobre sí mismo observando su ropa, en su defensa no tenía idea de la clase de entrenamiento que su maestro le daría así que no pudo conseguir el atuendo apropiado, factor aparte la costumbre de llegar y causar una buena impresión a donde fuera que llegara, hizo una nota mental: dejar de preocuparse tanto por agradar a los demás; de nuevo un leve sonrojo apareció en sus mejillas mientras se pasaba una mano por su cabello y sonreía en disculpa- lo siento, creo que no tuve en cuenta la magnitud del evento- después de deshacerse de su abrigo siguió las indicaciones del señor Von Garvel y se dirigió escaleras arriba para encontrar los materiales necesarios para su lección. De nuevo se fijó en la decoración de las escaleras y los pasillos antes de llegar a la habitación correspondiente
En efecto, allí había encontrado todo lo que necesitaba, o creía necesitar para su lección de… lo que fuera que debía aprender hoy; primero procedió a cambiarse de ropa, tomó las prendas que algunos criados le alcanzaban y se deshizo de las suyas, escuchó alguna risita traviesa que no supo identificar de quien provenía cuando solo estuvo en ropa interior, a decir verdad no le apenaba que lo vieran desnudo, Cassius no era para nada inseguro con su cuerpo, además, estaba acostumbrado a que los criados de su propia casa lo ayudaran a vestirse
Después de cambiarse de ropa se tomó un momento para observar el cuarto, había libros en las estanterías y otros objetos que -supuso- tendrían que ver con su lección, ya le preguntaría a su maestro cuando tuviera oportunidad- estoy listo- anunció a los criados para que le informaran a Kristof
Cassius de Beaumaris- Hechicero Clase Alta
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Re: Una leccion hogareña {Cassius de Beaumaris}
Estaba esperando en el sotano, fumando un cigarro de los que habia en su bolsillo. Habia traido consigo varios libros que trataban de varias materias y estaban apilados en una mesa de madera junto con una pluma y un tintero. Nadie nunca sabia lo que se traia Kristof entre manos era un misterio, tanto que quiso pensar en quitarle la tarea de que no pasara por los libros pero a eso, le añadio unas argollas para mantenerlo ahi. Raras veces le gustaba utilizar armas de tortura para jugar con sus invitados, pero solamente los utilizaba para poder, digamos mantener bajo control. Por lo poco que conocía a Cassius, sabia que era algo sensible, que era algo timido e introvertido. Esto le pondria nervioso, con ello podria entonces ponerle a controlar primero la magnitud de la fuerza para poder parar en el momento exacto.
Estaba apunto de abrir un libro, hasta que un mayordomo se acerco para comunicarle que el señorito Beaumarias, estaba listo. Él también lo estaba. Se sentía extraño, no sabia porque pero se sentia con fuerzas para parar un tren. Tenia ganas de que otros fueran magos que vayasen por el camino del bien y no del mal como el lo habia hecho. Pensó en que quizás estuviera siendo prematuro con las acciones a realizar esa mañana en su mansion. Con sus manos abiertamente, se coloco sobre el pentagrama; agua, tierra, aire y fuego y él en el centro. Comenzaba a recitar hechizos de encantamientos por alrededor. En un cántico antiguo, pensando en algunos en los que seguramente, Cassius reconocería inmediatamente. Escuchó algún que otro paso acercandose hacia donde estaba el con los hechizos. Estaba tan concentrado que no se habia dado cuenta de la presencia de Cassius y un mayordomo que estaba a su lado.
-Dejanos Alfred, regresa a tu camara....-Le dijo con cierta suavidad en la voz, pretendía estar calmado tras hacer un acto mágico. Ahora era él, el que se sento en la silla, para quedarse atrapado por las argollas de los brazos y piernas que él mismo, habia puesto para Cassius-¡AGH!-Haciendo como que se asustaba, Kristof estaba atrapado por las extremidades, pero solamente no sabia como reaccionar-¡CASSIUS! ¡SÁCAME!-Solto algo asustado por lo que no sabia que hacer. ¿Como que no? Claro que lo sabía, pero quería ver de que madera estaba hecha Cassius.
Estaba apunto de abrir un libro, hasta que un mayordomo se acerco para comunicarle que el señorito Beaumarias, estaba listo. Él también lo estaba. Se sentía extraño, no sabia porque pero se sentia con fuerzas para parar un tren. Tenia ganas de que otros fueran magos que vayasen por el camino del bien y no del mal como el lo habia hecho. Pensó en que quizás estuviera siendo prematuro con las acciones a realizar esa mañana en su mansion. Con sus manos abiertamente, se coloco sobre el pentagrama; agua, tierra, aire y fuego y él en el centro. Comenzaba a recitar hechizos de encantamientos por alrededor. En un cántico antiguo, pensando en algunos en los que seguramente, Cassius reconocería inmediatamente. Escuchó algún que otro paso acercandose hacia donde estaba el con los hechizos. Estaba tan concentrado que no se habia dado cuenta de la presencia de Cassius y un mayordomo que estaba a su lado.
-Dejanos Alfred, regresa a tu camara....-Le dijo con cierta suavidad en la voz, pretendía estar calmado tras hacer un acto mágico. Ahora era él, el que se sento en la silla, para quedarse atrapado por las argollas de los brazos y piernas que él mismo, habia puesto para Cassius-¡AGH!-Haciendo como que se asustaba, Kristof estaba atrapado por las extremidades, pero solamente no sabia como reaccionar-¡CASSIUS! ¡SÁCAME!-Solto algo asustado por lo que no sabia que hacer. ¿Como que no? Claro que lo sabía, pero quería ver de que madera estaba hecha Cassius.
Kristof Von Garvel- Hechicero Clase Alta
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Re: Una leccion hogareña {Cassius de Beaumaris}
Una vez hubo terminado de prepararse para recibir sus lecciones acompañó a los criados para informarle al señor Von Garvel que estaba listo, estaba expectante y un poco ansioso por lo que su maestro fuera a enseñarle e intentaría asimilarlo de la mejor forma posible, él sabía que tenía potencial y debía sacarlo así que haría su mejor esfuerzo; la hechicería no era tan fácil a primera vista, eso ya lo había comprobado, pero una vez practicada resultaba bastante útil, aun así era una lástima que la gente le tuviera tanta desconfianza
Mientras se acercaban al sótano donde realizaran la lección escuchó a su maestro recitando algo en un idioma que para muchos era desconocido pero para Cassius era un poco familiar; logró descifrar algunas palabras pero otras no, tal vez debido a la distancia a la que se encontraban, las pocas palabras que entendió le sonaban como algún encantamiento de protección que había escuchado antes, y eso incrementó sus ganas de iniciar la clase, Kristof tenía muchos conocimientos que Cassius esperaba poder comprender y aplicarlos correctamente; el chico le había jurado a su maestro que iba a mantenerse en la senda de la luz y pensaba cumplirlo
- Bien, estoy listo así que cuando usted diga- le comunicó a Kristof apenas hubo cruzado la puerta, con la vista recorrió el lugar en donde se encontraban: habían algunos libros que seguramente utilizarían en la sesión, algunos de los títulos eran un poco ilegibles desde la posición en la que se encontraba el chico así que no tenía idea de que se trataban, también había algunos candelabros con velas encendidas que proporcionaban algo de luz, pero lo más llamativo era una silla con cadenas; inevitablemente sintió un escalofrío recorrer su columna, la verdad no tenía idea de para que lo iban a usar
- Ammm… Señor Von Garvel ¿para qué es la…? ¡MON DIEU!- dio un respingo cuando las cadenas atraparon a Kristof, inmediatamente buscó con la murada algo que pudiera destrabar las cadenas pero no tenía mucha suerte, en la habitación no había nada lo suficientemente fuerte como para romper unas cadenas de hierro, pero algo tenía que hacer para liberar a su maestro, y mientras buscaba lo encontró, de hecho de eso se trataba la sesión ¿verdad? la clase ya había comenzado. Rápidamente se acercó a la silla y observó fijamente las cadenas que sujetaban las extremidades de su maestro - ¡dimittere eam!- ordenó con la voz más imperativa que pudo sacar en el momento; la cadenas emitieron un tintineo y sorpresivamente se retiraron- oh, vaya- exclamo aliviado- eso estuvo feo, van dos veces que me asusta en lo que va del día- sonrió mientras hablaba, Kristof tenía sus trucos bajo la manga
Mientras se acercaban al sótano donde realizaran la lección escuchó a su maestro recitando algo en un idioma que para muchos era desconocido pero para Cassius era un poco familiar; logró descifrar algunas palabras pero otras no, tal vez debido a la distancia a la que se encontraban, las pocas palabras que entendió le sonaban como algún encantamiento de protección que había escuchado antes, y eso incrementó sus ganas de iniciar la clase, Kristof tenía muchos conocimientos que Cassius esperaba poder comprender y aplicarlos correctamente; el chico le había jurado a su maestro que iba a mantenerse en la senda de la luz y pensaba cumplirlo
- Bien, estoy listo así que cuando usted diga- le comunicó a Kristof apenas hubo cruzado la puerta, con la vista recorrió el lugar en donde se encontraban: habían algunos libros que seguramente utilizarían en la sesión, algunos de los títulos eran un poco ilegibles desde la posición en la que se encontraba el chico así que no tenía idea de que se trataban, también había algunos candelabros con velas encendidas que proporcionaban algo de luz, pero lo más llamativo era una silla con cadenas; inevitablemente sintió un escalofrío recorrer su columna, la verdad no tenía idea de para que lo iban a usar
- Ammm… Señor Von Garvel ¿para qué es la…? ¡MON DIEU!- dio un respingo cuando las cadenas atraparon a Kristof, inmediatamente buscó con la murada algo que pudiera destrabar las cadenas pero no tenía mucha suerte, en la habitación no había nada lo suficientemente fuerte como para romper unas cadenas de hierro, pero algo tenía que hacer para liberar a su maestro, y mientras buscaba lo encontró, de hecho de eso se trataba la sesión ¿verdad? la clase ya había comenzado. Rápidamente se acercó a la silla y observó fijamente las cadenas que sujetaban las extremidades de su maestro - ¡dimittere eam!- ordenó con la voz más imperativa que pudo sacar en el momento; la cadenas emitieron un tintineo y sorpresivamente se retiraron- oh, vaya- exclamo aliviado- eso estuvo feo, van dos veces que me asusta en lo que va del día- sonrió mientras hablaba, Kristof tenía sus trucos bajo la manga
Cassius de Beaumaris- Hechicero Clase Alta
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Re: Una leccion hogareña {Cassius de Beaumaris}
Bien estaba sonriendo de medio lado, mirando a aquel que era su aprendiz, de arriba abajo le miraba, lentamente por cada hilo, cada enganche, cada trozo de tela, subía y le miraba con aquel aire mundano que en un entonces se miraba la planta de los pies. Que por dios, su aprendiz temía, pero las cosas no habían hecho más que empezar, ardiendo lentamente bajo la leña que podría estar siendo ceniza en la chimenea del salón. Al mismo tiempo que enseñaba a su aprendiz, podría estar planeando algo extraño contra aquella persona que formo parte de un ritual que de él mismo salió como salió, con extraños poderes, malnacido, apoderado de poderes que pretendía usarlos para el bien y que pretendía demostrarlo en Cassius.
¿Qué músicos tocaban la melodía del silencio? Estaba mirando al suelo, temblando, ahora ¿Por qué empezaba a llorar? ¿Qué locura le infringía el pasado? ¿Qué porque se ponía a recordar el pasado en aquella celda de piedra, sin luz apenas que por una rendija entre cuatro barrotes dejaba pasar la luz gris, soleada o, el sonido de las olas? ¿Dónde había estado aquella prisión en la que se quedo varios años? ¿Cinco? ¿Seis? Negó-No lo sé...no sé cuantos años...-¿Haría falta recordar años de incertidumbre? Lenneth...aquella muchacha rumana de alta categoría a la que había quebrantado en secreto, adormeciéndola sin más, ella tenía 16 años, pero fue después, días recientes de su salida de aquel manicomio, prisión, celda o estudio de experimentos extraños...
¿Pero por que fue ingresado? Aquellas preguntas de un momento a otro, iban circulando por su cabeza, rondando por doquier sin la respuesta de la mano. Se llevo un dedo a la boca, se lo metió para chupar un poco de aceite que se había quedado atrapado dentro de sus uñas, aceite de la silla oxidada ¿Quería morir? No, tan desesperado de morir no estaba, pero de todas maneras aquella salida de él, hizo despertarse que no estaba solo. Que había un muchacho rubio, de ojos verdes y que de algún modo lo miraba a él curioso. No logro formar palabra porque de algún modo, Kristof lo miraba en silencio, con la mirada puesta en un ojo más que en otro.
No más el sonido de una campana, hizo despertar un tic que tenia enterrado desde hace muchísimo tiempo, un tic, un tic en la mejilla que hacia un guiño con el ojo, varias veces, como si rechinara en su cabeza, repitiéndose una y otra vez, como en eco sin más. Solo que cuando se levanto de la silla de una manera bastante brusca, se acerco a quien era su aprendiz, parecía no ser consciente de lo que pudiera transmitir Kristof en Cassius, lo acorralo contra la pared, pero nada más al tocar la fría piedra del lugar, sus ojos comenzaron a picar y de varios parpadeos, Kristof parecía haber querido volver a la realidad.
Se aparto con lentitud de Cassius.
Se le quedo mirando fijamente para después darle un libro de la historia de la magia-Léete esto....-Dijo sin mirarlo. Miraba a la mesa, intentando controlarse a sí mismo que pudiera haber estado a punto de hacer algo al pobre chico-No...No mas sustos por hoy...Cassius...-Se sentó en la silla de antes pero solamente para taparse los ojos.
¿Qué habría pasado si no hubiera vuelto en sí?
¿Qué?
¿Qué músicos tocaban la melodía del silencio? Estaba mirando al suelo, temblando, ahora ¿Por qué empezaba a llorar? ¿Qué locura le infringía el pasado? ¿Qué porque se ponía a recordar el pasado en aquella celda de piedra, sin luz apenas que por una rendija entre cuatro barrotes dejaba pasar la luz gris, soleada o, el sonido de las olas? ¿Dónde había estado aquella prisión en la que se quedo varios años? ¿Cinco? ¿Seis? Negó-No lo sé...no sé cuantos años...-¿Haría falta recordar años de incertidumbre? Lenneth...aquella muchacha rumana de alta categoría a la que había quebrantado en secreto, adormeciéndola sin más, ella tenía 16 años, pero fue después, días recientes de su salida de aquel manicomio, prisión, celda o estudio de experimentos extraños...
¿Pero por que fue ingresado? Aquellas preguntas de un momento a otro, iban circulando por su cabeza, rondando por doquier sin la respuesta de la mano. Se llevo un dedo a la boca, se lo metió para chupar un poco de aceite que se había quedado atrapado dentro de sus uñas, aceite de la silla oxidada ¿Quería morir? No, tan desesperado de morir no estaba, pero de todas maneras aquella salida de él, hizo despertarse que no estaba solo. Que había un muchacho rubio, de ojos verdes y que de algún modo lo miraba a él curioso. No logro formar palabra porque de algún modo, Kristof lo miraba en silencio, con la mirada puesta en un ojo más que en otro.
No más el sonido de una campana, hizo despertar un tic que tenia enterrado desde hace muchísimo tiempo, un tic, un tic en la mejilla que hacia un guiño con el ojo, varias veces, como si rechinara en su cabeza, repitiéndose una y otra vez, como en eco sin más. Solo que cuando se levanto de la silla de una manera bastante brusca, se acerco a quien era su aprendiz, parecía no ser consciente de lo que pudiera transmitir Kristof en Cassius, lo acorralo contra la pared, pero nada más al tocar la fría piedra del lugar, sus ojos comenzaron a picar y de varios parpadeos, Kristof parecía haber querido volver a la realidad.
Se aparto con lentitud de Cassius.
Se le quedo mirando fijamente para después darle un libro de la historia de la magia-Léete esto....-Dijo sin mirarlo. Miraba a la mesa, intentando controlarse a sí mismo que pudiera haber estado a punto de hacer algo al pobre chico-No...No mas sustos por hoy...Cassius...-Se sentó en la silla de antes pero solamente para taparse los ojos.
¿Qué habría pasado si no hubiera vuelto en sí?
¿Qué?
Kristof Von Garvel- Hechicero Clase Alta
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