Deten el tiempo esta noche ¿Que ves en mi futuro? [Esmeralda]

por **Louis J. Bouquet** Jue Abr 19, 2012 10:20 pm

Una calada al cigarro, y después, una nube delante del joven cambiaformas. Caminaba con paso lento, a través de aquellas calles algo irregulares, esquivando a tiempo, a las personas que avanzaban en una dirección contraria a la suya. Si, odioso vicio que descansaba entre sus dedos. Pero… allí no estaba nadie que pudiera regañarlo. Tal vez el aroma se quedara impregnado en sus dedos, ropa… ¿Y que? Bueno, que no soportaba miradas represivas. Halima lo delataría a viva voz, esa pequeña, siempre decía las cosas tal y como venían a su mente. Quería ser un nuevo hombre, borrar de una vez por todas las marcas y costumbres de un pasado que aun cargaba, secretamente, como una cruz, dentro de su corazón.

Con las manos dentro de los bolsillos y el cigarro en los labios, aun no sabia si ir a cenar algo, o volver a casa. ¿Comprar algo para Aly? Esa niña estaba muy mimada, y seguramente no era muy bueno, más no podía evitarlo. Deseaba poder darle todo aquello que el no tuvo. Sin importar los costos. Termino por seguir las calles, girando a la izquierda, depuse, atravesar un callejón. Seguir caminando. La calle no termina. Hasta abrirse, y llegar a zonas mas descubiertas. Se alejo del centro parisino, es claro, pero no teme. No lo hace, realmente, casi nunca, siendo demasiado ingenuo o creyente en que todo puede salir bien. Si, a pesar de tener el fresco recuerdo de una flecha atravesándole la pierna, mientras su mejilla se hallaba sobre el suelo lodoso de un callejón solitario.

Colorido de carpas y la luminosidad de algunas antorchas y quinqués. Se adentro entre ellas. Le gustaría saber como seria pertenecer a ellos. Un misterio de piel bronceada y pupilas de ensueño, que lo atraían como un hermoso cordel. La taquilla para el espectáculo mayor en la carpa, aun estaba abierta. No tenía mucho de haber comenzando, según anunciaban los carteles.
Una ultima calada al cigarrillo, antes de dejarlo caer. ¿Qué otra cosa podría ofrecerle aquel sitio? Dio media vuelta, y avanzo, ahora por otra sección de carpas.

por Esmeralda**** Sáb Abr 21, 2012 9:03 am

Aquella mañana había resultado especialmente productivas, los parisinos seguían igual de derrochadores que siempre y si sabías donde ir podías hacer una pequeña fortuna. En cierto modo había añorado la ciudad pero cada vez que pasaba frente a Notre Dame el corazón se me encogía y tocaba mi cuello. La soga no dejó marca en la piel, sin embargo creó una cicatriz pronunciada en el alma, y esas nunca se curan. Sentí los lametones ásperos de Dhjali en la pierna y reí. Bajé la mano para acariciarla entre las orejas, era mas fiel que cualquier perro y desde luego gozaba de mas inteligencia que la mitad de los humanos con los que había hablado.

Avancé con aquel paso liviano y alegre que me caracterizaba, haciendo tintinear las pulseras que adornaban mis tobillos desnudos. El circo era un lugar seguro para nosotros sobretodo para aquellos que se escondían de algo, de los perseguidos y truhanes. Me incliné en un pozo situado en el centro de aquel mar de carpas brillantes y jugueteé con el agua refrescando mis brazos. Salpiqué a la cabrilla y jugueteé con ella mientras entonaba una bonita canción a la que poco a poco se unieron otras voces y un par de guitarras. Era común empezar con un jolgorio semejante en aquel lugar, pero igual que se creaba se esfumaba en cuanto había una oportunidad mejor de hacer dinero, así que puse rumbo a la pequeña tienda dorada roja y esmeralda en la que hacía de pitonisa. No era un trabajo que me tomara demasiado en serio, ya que de normal lo que veía era monótono y aburrido. Según me acercaba sentí algo extraño. Me giré buscando con la mirada el portador de aquel aura. No parecía humano. Aun estaba lejos para estar segura, pero desde luego no era común. Me volví y clavé la mirada en un hombre de rasgos extranjeros. Pocas cosas me llamaban realmente la curiosidad, y ese tipo de auras era una de ellas, generalmente el futuro de la gente extraña era igualmente extraño y poco común. Me acerqué por detrás con movimientos danzarines y con todo el descaro del mundo me enganché de su brazo, una norma no escrita era el contacto físico directo, era una forma fácil de encontrar la cartera, alguna daga u otra arma.

-Qué tenemos aqui...-sonreí pícara y aniñada con un misterio en la mirada natural y llamativo-¿Qué busca un respetable caballero en semejante lugar? No debe interesarse por ese espectáculo de poca monta con estafadores y gentes de mal vivir-canturreé con movimientos teatreros paseando a su alrededor con gracia mientras la cabra nos miraba curiosa-Venga, acompáñeme puedo enseñarle algo interesante de verdad-Tomé sus manos con seguridad y tiré un poco de él-¿No desearía saber que extraños juegos le depara el futuro?-susurré en su iodo. Le solté las manos riendo cantarinamente y corrí hasta la loneta de mi tienda que aparté sin perder la pícara sonrisa. Le hice un gesto con la mano antes de entrar y perderme dentro de ella.

por **Louis J. Bouquet** Dom Abr 22, 2012 12:38 pm

El cambiaformas, se sobresalto. No la había sentido venir, distraído como solía ir. ¿Qué no podía entender a estar mas alerta? ¿Acaso la cicatriz en el muslo derecho no le decía nada? Como siguiera de esa manera, acabaría muerto antes de terminar el año. EL calor de otro cuerpo cerca del suyo siempre solía descolocarlo y apenarle como un niño pequeño. Si bien era cariñoso y efusivo, rara vez esperaba esas acciones pararon el, por parte de alguna otra persona o ser.
Aun así, no hizo amago de soltarse, todo lo contrario, aminoro la marcha y le observo atento. Aquella piel bronceada, que hacían resaltar aquellas pupilas de una manera sumamente deliciosa. Ya sabía que los gitanos no eran como las personas comunes del resto de la ciudad. No, y eso mismo era lo que le causaba un gustillo especial. No se sentía identificado con ellos, pero, de cierta forma, sus espíritus vivaces y libres, le fascinaba, y en alguna ocasión, más niño, sopeso la posibilidad de unirse a una caravana. En su hogar natal, no existían como tales, y lo mas cercano, eran aquellos maestros del teatro de marionetas, pero el Londres si que había visto algunos.

- Vanidad de un artista, supongo. No considero que sea un espectáculo tan malo. Tiene su encanto, sabe? Posee más vida que los teatros más imponentes y pomposos de la ciudad. Si, se lo dirá alguien que bajo polvos y ropas graciosas, ve esos rostros frívolos de la nobleza Parisina noche a noche. - Murmuro con ese tono profundo, suave y pausado que solía emplear. Se le había hecho costumbre. Aun tenía acento, y recordaba muy bien cuando las personas no le entendían ni pío. A fuerza de eso, habia aprendido a ir siempre tan tranquilo. Aquella muchacha se veia simpática. Se permitió sonreirle un poco. Gracioso el juego de sus piernas y brazos, asi como su rostro, mientras le hablaba. ¿Qué era…? ¿Una cabra? Se le antojo un detalle curioso. Pocas veces veia una en plena ciudad.

- Oh… vaya, de verdad que puedes hacer eso? Le advierto que no soy facil de impresionar…-comento, si borrar la sonrisa cortes. Encantado estaba con el tacto de aquella mujer. Con esa soltura… No podia decirle que no, estaba encantado, y la verdad no sonaba tan mal. Con que no planeará apuñalarlo para sacarle el dinero, todo estaba perfecto. En esos aspectos, procuraba estar mas pendiente. -¿Y como podria saberlo? A veces, es mejor dejar misterio en esas cosas. Por otro lado, hombre precavido, vale por dos… ahmm -No pudo evitar un ligero estremecimiento, la voz tan cerca, que sentia el tibio aliento golpear su piel. La observo alejarse, maldición. Tan libre como el agua del mar. La siguió, con paso rapido, dentro de aquel lugar. Podia estar corriendo peligro, pero no podia desconfiar de una muchacha tan agradable. ¿Cómo decirle que no a esa sonrisa?

Suspiro, mirándole solo a ella. Estaba hipnotizado, solo por sus emociones. Y aquella joven. A cabra estaba cerca? No la percibia. - Ahora mismo, el futuro corre. ¿Cómo planeas adelantarte al tiempo? No me dirás que tu cabra es un antiguo oráculo. - cruzo los brazos sobre su pecho, arqueando una ceja con expresión ligeramente escéptica

por Esmeralda**** Dom Abr 22, 2012 3:06 pm

Arrugué la nariz cuando me contradijo diciéndome que aquellos estafadores hacían un buen espectáculo. Pero mi mueca de enfado infantil no duró mas de un segundo hasta convertirse en un risa cristalina como el agua.
-Vuestra confianza es tan dulce como el nectar de una fruta de verano, mas... ¡cuidado! siempre habrá alguien que queira roerla-le guiñe un ojo y miré con descaro la tienda grande donde estaban "actuando"Créame gallardo extranjero, que aquí nada es lo que parece y hasta las pulgas de nuestro perros sabes como robar-dejé caer sin preocupaciones. Era un hecho evidente, vivíamos de la estafa y el espectáculo que generalmente servía para generar mas... estafa.

Si no hubiera visto sus ojos rasgados habría adivinado igualmente que no era de aquel lugar solo por el acento. Varias lenguas influían en su forma de hablar, una desconocida, la otra podía asegurar que era inglés, pero igual pasaba conmigo había vivido en tantos lugares y compartido tantos dialectos que mi acento pertenecía a todos sitios y ninguno en concreto. Le miré con descaro echándome una mano a la frente como si me sintiera desvanecer con tal teatralidad que resultaba gracioso. Me mordí el labio con media sonrisa y suspiré.
-Confesaré que he engañado mas personas de las que he ayudado pero cuando encuentro algo interesante me lo tomo enserio...-tomé su mano un segundo y le miré fugazmente. Por un momento mis ojos parecieron aclararse.-Louis-con aquello seguro que le enganchaba,un pequeño anzuelo que nunca fallaba.

Le esperé en la tienda de loneta una mesilla rectangular nos separaba y antes de que pudera reaccionar cogí sus manos para inspeccionar las palmas pero alcé la mirada desdeñosa cuando se metió con Dhjalí. Ella le dio con el hocico.
-Por dios, en que mundo un cabra haría algo así-comenté algo ofendida y por primera vez me concentré. Mi expresión cambiaba tanto que no parecía la misma persona nerviosa y jovial de antes. Sus manos estaban frías al lado de las mías pequeñitas y cálidas. Suspiré y las solté una vez satisfecha.

-Curioso pasado, nos unen verias coincidencias-crucé los dedos y apoyé el mentón en las manos con uns media sonrisa.-Padres que no fueron, una soledad que te impulsa a viajar, amores que dejan demasiadas cicatrices y una habilidad que es mejor que no sepan. Te gustan los felinos ¿verdad?-mi sonrisa se volvió misteriosa. Pasé la lengua por los labios disfrutando el momento y me incliné sobre la mesa.-Tranquilo, no le dié a nadie- Tomé su barbilla con la mano acercando su cara a la mía y clavándole los ojos.-Sería un desperdicio perder un interesante juguete de esa forma

De forma repentina volví a acomodarme en mi asiento remangándome el blusón y despojando mis muñecas de aquellos aretes tintineantes, por una vez en mucho tiempo lo haría en serio. Aparté a un lado el pañuelo que llevaba a la cintura y saqueé una bolsita de cuero que contenía unas antiquísimas cartas, que según me contaron pertenecían a una poderosa bruja, mas adivina que bruja y mas bruja que humana. Me habían valido mas de una acusación peligrosa y en parte esa marca que algunas noches me quemaba en la espalda con solo recordar el acero rojo cauterizando sin necesidad la piel.

-Normalmente cobro buena suma por este servicio, pero esta vez invita la casa. ¿Que es lo que mas deseas conocer?-empecé a barajar las cartas de forma experta.

FDR: Dime algo que vaya a ocurrirme a tu pj según tengas planeado para que esto tenga sentido =)

por **Louis J. Bouquet** Lun Mayo 07, 2012 11:58 pm

Llevo una mano a su cuello, frotando con pesadez. Claro que sabía aquello. No era confianza, era una genuina ingenuidad demasiado extraña, para un hombre en aquellos tiempos. Demasiado buena persona, como para ser, válgase decir, algo bueno. Después entorno la mirada. Era de las pocas que notaban aquello obvio en el, en un primer momento. Y no pudo evitar soltar una risa jovial cuando dijo aquello. -Ah, pero quien dijo que soy un blanco fácil? - El orgullo siempre es algo natural. Nunca decimos nuestras obvias debilidades, o más bien, no las aceptamos de viva voz, solo las llamamos para nuestros adentros. Louis se sabia el sujeto mas…. -Se cuidarme bien…- comento con tono tranquilo, como si aquello tuviera lugar en medio de un café a media tarde. Pausado, como era su costumbre.

Aquella chica tenia una actitud fresca que le estaba agradando. Incluso la manera en que lo miraba, no le ponia nervioso, todo lo contrario, estaba halagado que aquella mirada del color del mar en sus sueños- o recuerdos, a veces ya ni sabia que en realidad- se posara sobre su persona. Como actor, estaba acostumbrado a ser admirado, pero nunca fuera de las tablas. No era egocéntrico, pero si andaba algo extraño desde hacia dias. Rio un momento, antes de sentir como tomaba su mano. Le dejo hacer, su tacto peculiar. No era tosco, pero tampoco del todo suave. Arqueo una ceja sorprendido. Bueno, ahora no tenia que presentarse. -Vaya…-la palabra salio por si sola, llevaba un punto a su favor.

Estaba irremediablemente intrigado, y picado por la curiosidad. ¿Soltaría el nombre al azar? ¿Cómo lo habia adivinado? Ladeo la cabeza un tanto, no le gustaba esa mirada, y luego sonrió, con esa expresión de niño bueno que solo tenia reservada para ocasiones en las que metia la pata con algún comentario salido de pronto. -Podria ser en el mundo lleno de algodones de azúcar y rios de chocolate liquido, con el que sueño por las noches… - una risita traviesa, que no duro mucho, pues estaba atento a la mujer. Se puso serio, en señal de respeto por el trabajo ajeno.
Aguardo, quieto, con el corazón sin poder evitarlo, bombeando con rapidez.

Se enderezo de golpe, cuando las palabras de la gitana llegaron una a una, con el mismo tono que en un principio. Un nudo se formo en la garganta del joven cambiaformas. Todas las cosas que acababa de decir, eran ciertas. Y eso lo sorprendió y asusto, también. Mucho mas lo ultimo, por que bien podria llevarlo ante algún inquisidor o algo peor. -Claro… que me gustan… son tan… buenas mascotas… y misteriosos….-Media sonrisa que intentaba mostrarlo todavía como alguien tranquilo, en lo que fracasaba de manera estrepitosa, puesto habia un ligero temblor en su voz. No dormia tranquilo del todo desde que se enterara que habia mas y mas de esas personas que buscaban eliminar a seres como el, por toda la ciudad. No solo por que amenazaba su propia seguridad, no. Amenazaba a toda su pequeña familia y muchas de las personas que queria. Pero, entonces, algo le hizo soltar un suspiro de tranquilidad. Antes de que le tomara de aquella manera. Aquello no le agradaba y fruncio el ceño. - ¿Juguete? Eh? Soy mucho mas que eso, mujer –

Eso no le habia gustado. Ofendido, cruzo los brazos al pecho, mientras la gitana se acomodaba, atento, sin perder detalle, observo sus movimientos con una minuciosidad enfermiza. Miro las cartas. Se notaba el paso de los años, y aunque sabia que era un terreno raro y desconocido para el, sintió un cosquilleo solo verlas. ¿Emoción? Tal vez, era curioso como un gato. Enrollo uno de sus dedos entre su pelo, pensativo. Eso era buena pregunta, y tenia cientos de hilos que seguir, para formular aquello. Y miles de respuestas… pero -Deseo conocer muchas cosas, pero… no lo se… bien… Tu sabes lo especial que soy. ¿corro peligro?- murmuro, probando suerte

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