AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El principio...la razón del cambio. [Flashback]
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El principio...la razón del cambio. [Flashback]
Había pasado poco tiempo ya desde que Faylinn había cumplido sus 16 años, decían que era una niña preciosa y que además había sido bendecida tanto con belleza como con una linda forma de ser, por donde pasaba ella regalaba una sonrisa, jamás se había revelado contra sus padres, es más, siempre había hecho caso a todo lo que ellos decían, menos cuando se trataba de todo lo que tenía que ver con ellos los brujos, jamás había sentido curiosidad por las artes que llevaban sus padres, sino por el contrario, siempre había querido aprender todo sobre las denominadas “artes oscuras” y a escondidas de quienes la habían traído al mundo, comenzó a aprender por si sola. Había encontrado a un hombre mucho mayor que ella que manejaba a la perfección la magia negra por lo que no dudó en pedirle en convertirse en su alumna, y a pesar de que en un principió creyó que no aceptaría lo hizo y se convirtió en su maestro, ganándose así la admiración y secretamente el amor de Faylinn.
La relación con sus padres era buena, era su única hija y ella parecía ser una buena persona, las personas respetaban tanto a los padres de la pequeña bruja como a ella misma pero los comentarios comenzaban a rondar por el pueblo, alguien la había visto o tal vez comenzaban a sospechar que Faylinn no seguía los buenos pasos. Todas las veces que su padre se lo preguntó ella lo había negado pues no creía que el aprender aquellas artes oscuras fuese una falta de respeto o algo peligroso, es más, ella creía que era necesario que algunas personas fuesen capaces de manejar a la perfección ese tipo de cosas. Su padre jamás la cuestionó después de todo era su hija consentida pero luego de varias noches donde Linn salía diciéndole a su madre que iba al bosque a jugar con animales Tadhg, su padre, jamás había creído una de aquellas historias además de haberle encontrado un libro de Nigromancia en su habitación por error pero él siempre había creído que solo era la curiosidad, pues a él le había ocurrido lo mismo cuando era joven.
Y así fue que terminó una noche en el cementerio, en el patio de su casa tenía un pequeño escondite donde mantenía por lo general sus libros y todo lo necesario para aprender más, muchas cosas se las había regalado su maestro y otras las había conseguido por si misma y estaba feliz por ello. La noche en el cementerio estaba bastante agradable, corría un poco de viento fresco pero no hacía tanto frío como era típico en el invierto, quizás era un alerta…alerta que ella no supo interpretar. A esa altura ya sabía manejar las habilidades de titiritero, nigromancia y posesión aunque esta última no había practicado muy bien. Aquella noche esperaba poder incrementar su poder en cuanto a esa habilidad sin notar ni darse cuenta lo que pasaba a su alrededor. Ella estaba sentada ahora bajo un árbol leyendo concentradamente el libro, tenía sus 5 sentidos en ello por lo que el resto del bosque y sus criaturas “desaparecieron” por decirlo así.
La relación con sus padres era buena, era su única hija y ella parecía ser una buena persona, las personas respetaban tanto a los padres de la pequeña bruja como a ella misma pero los comentarios comenzaban a rondar por el pueblo, alguien la había visto o tal vez comenzaban a sospechar que Faylinn no seguía los buenos pasos. Todas las veces que su padre se lo preguntó ella lo había negado pues no creía que el aprender aquellas artes oscuras fuese una falta de respeto o algo peligroso, es más, ella creía que era necesario que algunas personas fuesen capaces de manejar a la perfección ese tipo de cosas. Su padre jamás la cuestionó después de todo era su hija consentida pero luego de varias noches donde Linn salía diciéndole a su madre que iba al bosque a jugar con animales Tadhg, su padre, jamás había creído una de aquellas historias además de haberle encontrado un libro de Nigromancia en su habitación por error pero él siempre había creído que solo era la curiosidad, pues a él le había ocurrido lo mismo cuando era joven.
Y así fue que terminó una noche en el cementerio, en el patio de su casa tenía un pequeño escondite donde mantenía por lo general sus libros y todo lo necesario para aprender más, muchas cosas se las había regalado su maestro y otras las había conseguido por si misma y estaba feliz por ello. La noche en el cementerio estaba bastante agradable, corría un poco de viento fresco pero no hacía tanto frío como era típico en el invierto, quizás era un alerta…alerta que ella no supo interpretar. A esa altura ya sabía manejar las habilidades de titiritero, nigromancia y posesión aunque esta última no había practicado muy bien. Aquella noche esperaba poder incrementar su poder en cuanto a esa habilidad sin notar ni darse cuenta lo que pasaba a su alrededor. Ella estaba sentada ahora bajo un árbol leyendo concentradamente el libro, tenía sus 5 sentidos en ello por lo que el resto del bosque y sus criaturas “desaparecieron” por decirlo así.
Invitado- Invitado
Re: El principio...la razón del cambio. [Flashback]
La vio a lo lejos, ya se hacia normal verla todos los días así como el vampiro con el que se encontraba casualmente siempre y cuando estuviera ella, aquel imbecil muerto en vida que parecía no querer aceptar dejar en paz a la pequeña Lyn, una niña dulce tierna e inocente aunque con ansias de oscuridad pero que parecían ser normales, al menos todavía no las practicaba de un modo preocupante.
Mientras rodeaba el lugar en su forma gatuna, veía a lo lejos al vampiro recordando las veces que le dio la clara advertencia que si se acercaba mas de lo necesario no le iría bien, nada bien… y a pesar de no estar en clara ventaja parecía que ese imbecil sin vida lo había entendido, aunque el ambiente aquella tarde no parecía el real, se veía intranquilo, el ambiente los árboles, el mismo lugar en el que se encontraba la pequeña leyendo aquel libro no permitido.
Y el vampiro rompía los limites, o no es que los rompiera si no que parecía querer hacerlo, en ese momento llego a recordar el por que aquella pequeña le atraía, no solo le parecía extremadamente bella sino que había algo en ella que parecía ser diferente a las demás, no su exterior ni su sonrisa, mas su mirada, lo profunda que se ponía al leer, al concentrarse cada vez que leía su libro, aquel libro que me preocupaba mas de lo necesario, ella no parecía notar que las artes que practicaba eran realmente algo oscuro y negativo para el que le rodeara.
No se dio cuenta con lo rápido del momento en el que aquel vampiro irrumpía y cortaba todo "pacto" que tuvieran de no acercarse mas allá de lo debido, pero aquella noche como sus presentimientos indicaban, seria diferentes, y así su rabia aumentaba de forma que no podía controlarse, ni controlar el genio pero no, no podía liberar su lado salvaje sin herir a la pequeña que ahora era victima de ese engendro con patas...
su rabia aumentaba al igual que su cuerpo comenzaba a dar rasgos de querer participar, pero no, todavía no.
Mientras rodeaba el lugar en su forma gatuna, veía a lo lejos al vampiro recordando las veces que le dio la clara advertencia que si se acercaba mas de lo necesario no le iría bien, nada bien… y a pesar de no estar en clara ventaja parecía que ese imbecil sin vida lo había entendido, aunque el ambiente aquella tarde no parecía el real, se veía intranquilo, el ambiente los árboles, el mismo lugar en el que se encontraba la pequeña leyendo aquel libro no permitido.
Y el vampiro rompía los limites, o no es que los rompiera si no que parecía querer hacerlo, en ese momento llego a recordar el por que aquella pequeña le atraía, no solo le parecía extremadamente bella sino que había algo en ella que parecía ser diferente a las demás, no su exterior ni su sonrisa, mas su mirada, lo profunda que se ponía al leer, al concentrarse cada vez que leía su libro, aquel libro que me preocupaba mas de lo necesario, ella no parecía notar que las artes que practicaba eran realmente algo oscuro y negativo para el que le rodeara.
No se dio cuenta con lo rápido del momento en el que aquel vampiro irrumpía y cortaba todo "pacto" que tuvieran de no acercarse mas allá de lo debido, pero aquella noche como sus presentimientos indicaban, seria diferentes, y así su rabia aumentaba de forma que no podía controlarse, ni controlar el genio pero no, no podía liberar su lado salvaje sin herir a la pequeña que ahora era victima de ese engendro con patas...
su rabia aumentaba al igual que su cuerpo comenzaba a dar rasgos de querer participar, pero no, todavía no.
Aengus- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 14/04/2012
Localización : en los brazos de Faylinn
Re: El principio...la razón del cambio. [Flashback]
Era una nueva noche en mi a veces aburrida vida y es que llevar varios siglos, vivo, por así decirlo, en variadas ocasiones me sacaba de quicio. No tenía a quien proteger ya que no había nadie con el honor de llamarse mi amigo o al menos yo no permitía que llegaran a tal nivel. De todas formas siempre buscaba alguna buena víctima en las noches, mi apetito era voraz y jamás me había interesado siquiera intentar el beber sangre de algún animal, después de todo ¿Para eso estaban los humanos, no?.
Hace un par de noches atrás me había considerado un tipo con suerte, al estar en los alrededores de un bosque que estaba junto a un cementerio me topé a una niña, o al menos para mi lo era, que estaba, al parecer, sola por esos lugares, llevaba consigo unos libros algo extraños pero los conocía por lo que comprendí de inmediato la razón del por qué estaba ahí. Esa misma noche había tenido la intención de atacarla hasta quitarle la última gota de sangre pero algo, o más bien dicho alguien, me detuvo. A tan solo unos metros de mi se encontraba un cambiaformas que me advirtió de cierta forma que si me atrevía a atacarla no se me haría nada fácil, todo mi interior rió ¿De verdad creía él que podría detenerme a mi?. Esa noche decidí no acercarme, pero volvería, algo en ella llamaba por completo mi curiosidad y despertaba aún más mi deseo de sangre.
Fueron varias noches en las que me dediqué a seguirla y vigilarla, con cierta inútil esperanza que aquél fastidioso cambiaformas se esfumara, pero cada noche que iba me encontraba con él ¿Era acaso su guardaespaldas o algo así? Me parecía una estupidez, su forma de actuar me daba además, a entender que ni siquiera la conocía como para estar tan preocupado por ella ¿Era amor a primera vista?...Con tan solo pensarlo me generaba unas ganas incontrolables por reír como también me causaba asco, era realmente irónico. Además no había que ser demasiado inteligente como para notar ambas presencias por lo que más me dejaba claro la ingenuidad de aquella chica ¿Era lo suficientemente idiota como para ir cada noche a practicar sus artes oscuras en un cementerio en medio de la noche? Alguien debía enseñarle como eran realmente las cosas y que el mundo no era de un estúpido color de rosas, como siempre las niñas tontas creían.
Y la siguiente noche me había decidido, además el aroma de la sangre de aquella bruja en práctica me volvía prácticamente loco, no podría resistirme más ni tampoco quería. Aquella noche la luna estaba oculta, factor que jugaba a mi favor y lo aprovecharía, me oculté entre los árboles para esperarla en silencio y el cambiaformas una vez más estaba arruinando mi momento, mi comida. Poco me importó, la sonrisa sádica ya estaba reflejada en mi rostro, cosa que él no había visto pero estaba seguro que había notado algo extraño en la noche o en mí, pero nuevamente…no me importaba. Ya habían sido demasiadas las noches en las que habíamos jugado a la “paz”. Ya no sería así.
Aproveché un descuido de aquél ser y me abalancé sobre la joven que practicaba una de sus habilidades, en el momento no se percató de mi presencia pero la voz que, asumía era del cambiaformas, la advirtió con un “Cuidado”. Pero el sonido era más lento que mis movimientos, la joven bruja no había alcanzado a reaccionar para cuando estaba ya encima de ella. Mi sonrisa era desquiciada, sin un poco de compasión, mi mirada oscura reflejaba la sed que sentía. La pelinegro se movía con desesperación abajo mío mientras yo me reía a carcajadas con todos mis sentidos agudizados ¿Dónde estaba el idiota cambiaformas ahora?. Mis manos sujetaban las frágiles muñecas de ella, no me costaba demasiado afirmarla con fuerza, solo necesitaba apretar tan solo un poco más para llegar a fracturarle. Estaba aburrido y esa jovencita me parecía la diversión perfecta, sabía que el chico gatuno tendría que estar por ahí observándome, de eso estaba seguro. En un pequeño descuido mío noté que un objeto cayó en mi cabeza, no fue lo suficientemente fuerte como para dejarme inconsciente pero si lo fue como para hacerme caer hacia un lado ¿así que la princesita quería jugar? Pues bien, juego le daría. La chica se levantó con rapidez zafándose de mi prisión y la muy idiota en vez de correr me encaró ¿De verdad se suponía que era inteligente?, alzó la voz preguntando qué quería de ella lo cual solo logró sacarme una carcajada aún más fuerte que la otra, me puse de pié con mis ojos rojizos, la sed incrementaba. – Por favor, no seas ingenua, no me interesan ni tus ropas ni tus habilidades, solo tu sangre – Comenté en voz alta, con una sonrisa maléfica, noté como la chica desfiguraba su rostro e intentaba huír, ¡cómo me encantaba jugar al gato y al ratón!.
En cosa de segundos estuve nuevamente sobre ella aprisionándola, aún no veía rastros del cambiaformas y no bajaba en ningún momento la guardia. Ella intentaba patear con todas sus fuerzas, pero no lograba hacerme daño. – Jovencita, veo que al menos eres valiente…o lo intentas – Una fuerte carcajada burlona escapó de mi pecho, me reía en su cara por lo ingenua que era – Pero debes comprender que contra un vampiro jamás tendrás oportunidad, si vives será mi decisión, si mueres o te conviertes en una como yo…todo dependerá qué tanto me entretengas – Una gran sonrisa se dibujó en mi rostro mientras veía como a ella se le deformaba el suyo, indignada ¿Qué podía hacer yo? Reír, solo reír. La chica me miraba desafiante, era evidente su frustración – Por favor, no te hagas la ruda conmigo, se bien como eres…no es la única noche que te he observado –
Me acerqué a ella a tal punto que mis labios rozaban el oído de ella – Tanto es así que se tu nombre…Faylinn – Su rostro se deformó de puro terror, mis ganas de reír incrementaban pero resistí, la bruja comenzaba una vez más a tirarme objetos y a golpearme con sus frágiles manos ¿Y su súper guardián, amigo desconocido? No había mostrado señales en lo absoluto, quizás mi teoría estaba equivocada y en realidad él estaba tan aburrido como yo y quería hacerla quizás su presa o algo así.
A ese punto ya todo me importaba muchísimo menos que antes, los gritos de ellas comenzaban a estresarme ya, creía que sería un juego muchísimo más divertido pero en realidad no sería así. La lancé al suelo una vez más con una risa burlona, la compasión ya no era parte de mi y esta vez tenía toda intención de matarla, jamás convertiría a una humana tan estúpida en una de mi especie – Con esa actitud tan inmadura, tan positiva y tan ingenua no llegarás a ningún lado, de hecho no llegas a ningún lado – Mi sonrisa se mantenía, sin ánimos de desaparecer – Y si llegas a sobrevivir…recuérdame como Alex…tan solo Alex –Lamí su mejilla y en ese momento sentí un gran placer recorrer todo mi cuerpo, cada vez comenzaba a descontrolarme más. La chica se había rendido por completo, ya no luchaba contra mi por lo que bajé al lugar más tierno de su cuerpo, sabía que desataría la ira del gato que por ahí andaba, podía sentir su aroma. Sin perder más tiempo levanté su vestido y la afirmé por sus caderas, clavándole los colmillos justo en la arteria femoral, era un lugar que me agradaba y excitaba demasiado, no podía evitarlo. – Recordarás este día para siempre, habrán días que querrás haber muerto –Reí con fuerza, burlándome una vez más y volví a beber de su muslo. Acariciaba ambos con gran satisfacción y placer, tentándome a hacer más mientras sentía la debilidad que aumentaba en aquella joven, cuando mi mano subió más de lo debido fue cuando sentí un golpe que me hizo caer de lado, por fin comenzaba el juego.
Hace un par de noches atrás me había considerado un tipo con suerte, al estar en los alrededores de un bosque que estaba junto a un cementerio me topé a una niña, o al menos para mi lo era, que estaba, al parecer, sola por esos lugares, llevaba consigo unos libros algo extraños pero los conocía por lo que comprendí de inmediato la razón del por qué estaba ahí. Esa misma noche había tenido la intención de atacarla hasta quitarle la última gota de sangre pero algo, o más bien dicho alguien, me detuvo. A tan solo unos metros de mi se encontraba un cambiaformas que me advirtió de cierta forma que si me atrevía a atacarla no se me haría nada fácil, todo mi interior rió ¿De verdad creía él que podría detenerme a mi?. Esa noche decidí no acercarme, pero volvería, algo en ella llamaba por completo mi curiosidad y despertaba aún más mi deseo de sangre.
Fueron varias noches en las que me dediqué a seguirla y vigilarla, con cierta inútil esperanza que aquél fastidioso cambiaformas se esfumara, pero cada noche que iba me encontraba con él ¿Era acaso su guardaespaldas o algo así? Me parecía una estupidez, su forma de actuar me daba además, a entender que ni siquiera la conocía como para estar tan preocupado por ella ¿Era amor a primera vista?...Con tan solo pensarlo me generaba unas ganas incontrolables por reír como también me causaba asco, era realmente irónico. Además no había que ser demasiado inteligente como para notar ambas presencias por lo que más me dejaba claro la ingenuidad de aquella chica ¿Era lo suficientemente idiota como para ir cada noche a practicar sus artes oscuras en un cementerio en medio de la noche? Alguien debía enseñarle como eran realmente las cosas y que el mundo no era de un estúpido color de rosas, como siempre las niñas tontas creían.
Y la siguiente noche me había decidido, además el aroma de la sangre de aquella bruja en práctica me volvía prácticamente loco, no podría resistirme más ni tampoco quería. Aquella noche la luna estaba oculta, factor que jugaba a mi favor y lo aprovecharía, me oculté entre los árboles para esperarla en silencio y el cambiaformas una vez más estaba arruinando mi momento, mi comida. Poco me importó, la sonrisa sádica ya estaba reflejada en mi rostro, cosa que él no había visto pero estaba seguro que había notado algo extraño en la noche o en mí, pero nuevamente…no me importaba. Ya habían sido demasiadas las noches en las que habíamos jugado a la “paz”. Ya no sería así.
Aproveché un descuido de aquél ser y me abalancé sobre la joven que practicaba una de sus habilidades, en el momento no se percató de mi presencia pero la voz que, asumía era del cambiaformas, la advirtió con un “Cuidado”. Pero el sonido era más lento que mis movimientos, la joven bruja no había alcanzado a reaccionar para cuando estaba ya encima de ella. Mi sonrisa era desquiciada, sin un poco de compasión, mi mirada oscura reflejaba la sed que sentía. La pelinegro se movía con desesperación abajo mío mientras yo me reía a carcajadas con todos mis sentidos agudizados ¿Dónde estaba el idiota cambiaformas ahora?. Mis manos sujetaban las frágiles muñecas de ella, no me costaba demasiado afirmarla con fuerza, solo necesitaba apretar tan solo un poco más para llegar a fracturarle. Estaba aburrido y esa jovencita me parecía la diversión perfecta, sabía que el chico gatuno tendría que estar por ahí observándome, de eso estaba seguro. En un pequeño descuido mío noté que un objeto cayó en mi cabeza, no fue lo suficientemente fuerte como para dejarme inconsciente pero si lo fue como para hacerme caer hacia un lado ¿así que la princesita quería jugar? Pues bien, juego le daría. La chica se levantó con rapidez zafándose de mi prisión y la muy idiota en vez de correr me encaró ¿De verdad se suponía que era inteligente?, alzó la voz preguntando qué quería de ella lo cual solo logró sacarme una carcajada aún más fuerte que la otra, me puse de pié con mis ojos rojizos, la sed incrementaba. – Por favor, no seas ingenua, no me interesan ni tus ropas ni tus habilidades, solo tu sangre – Comenté en voz alta, con una sonrisa maléfica, noté como la chica desfiguraba su rostro e intentaba huír, ¡cómo me encantaba jugar al gato y al ratón!.
En cosa de segundos estuve nuevamente sobre ella aprisionándola, aún no veía rastros del cambiaformas y no bajaba en ningún momento la guardia. Ella intentaba patear con todas sus fuerzas, pero no lograba hacerme daño. – Jovencita, veo que al menos eres valiente…o lo intentas – Una fuerte carcajada burlona escapó de mi pecho, me reía en su cara por lo ingenua que era – Pero debes comprender que contra un vampiro jamás tendrás oportunidad, si vives será mi decisión, si mueres o te conviertes en una como yo…todo dependerá qué tanto me entretengas – Una gran sonrisa se dibujó en mi rostro mientras veía como a ella se le deformaba el suyo, indignada ¿Qué podía hacer yo? Reír, solo reír. La chica me miraba desafiante, era evidente su frustración – Por favor, no te hagas la ruda conmigo, se bien como eres…no es la única noche que te he observado –
Me acerqué a ella a tal punto que mis labios rozaban el oído de ella – Tanto es así que se tu nombre…Faylinn – Su rostro se deformó de puro terror, mis ganas de reír incrementaban pero resistí, la bruja comenzaba una vez más a tirarme objetos y a golpearme con sus frágiles manos ¿Y su súper guardián, amigo desconocido? No había mostrado señales en lo absoluto, quizás mi teoría estaba equivocada y en realidad él estaba tan aburrido como yo y quería hacerla quizás su presa o algo así.
A ese punto ya todo me importaba muchísimo menos que antes, los gritos de ellas comenzaban a estresarme ya, creía que sería un juego muchísimo más divertido pero en realidad no sería así. La lancé al suelo una vez más con una risa burlona, la compasión ya no era parte de mi y esta vez tenía toda intención de matarla, jamás convertiría a una humana tan estúpida en una de mi especie – Con esa actitud tan inmadura, tan positiva y tan ingenua no llegarás a ningún lado, de hecho no llegas a ningún lado – Mi sonrisa se mantenía, sin ánimos de desaparecer – Y si llegas a sobrevivir…recuérdame como Alex…tan solo Alex –Lamí su mejilla y en ese momento sentí un gran placer recorrer todo mi cuerpo, cada vez comenzaba a descontrolarme más. La chica se había rendido por completo, ya no luchaba contra mi por lo que bajé al lugar más tierno de su cuerpo, sabía que desataría la ira del gato que por ahí andaba, podía sentir su aroma. Sin perder más tiempo levanté su vestido y la afirmé por sus caderas, clavándole los colmillos justo en la arteria femoral, era un lugar que me agradaba y excitaba demasiado, no podía evitarlo. – Recordarás este día para siempre, habrán días que querrás haber muerto –Reí con fuerza, burlándome una vez más y volví a beber de su muslo. Acariciaba ambos con gran satisfacción y placer, tentándome a hacer más mientras sentía la debilidad que aumentaba en aquella joven, cuando mi mano subió más de lo debido fue cuando sentí un golpe que me hizo caer de lado, por fin comenzaba el juego.
Argus Di Sforza- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 04/02/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El principio...la razón del cambio. [Flashback]
El viento de alrededor envolvía a Faylinn de tal manera que parecía que la transportaba a una realidad paralela, jamás se había preguntado si algo o alguien la vigilaba o si alguna criatura ansiaba su sangre. Estaba totalmente concentrada en su libro como para esperarse el siguiente movimiento, de pasar a estar sentada con su libro entre las manos pasó a estar tirada totalmente sobre el suelo con alguien tan frío como el hielo frente a ella, con una sonrisa sádica. Su piel era blanca como el marfil, jamás había visto a un vampiro, sabía lo que era pues desde pequeña le habían contado diversas historias sobre muchos seres, jamás pensó que se encontraría con uno ni mucho menos en aquella situación.
Antes de caer al piso con aquél ser encima Linn había escuchado una voz, era de un hombre que le advertía ¿Quién era? No tenía idea y tampoco había alcanzado a reaccionar, ya era demasiado tarde. Sus movimientos eran totalmente desesperados, sentía pavor, su corazón se había acelerado al mil por ciento y ya comenzaba a respirar con dificultad, se sentía incómoda, molesta…Y por más que intentaba moverse no podía lograr zafarse. Dentro de su desesperación vio uno de los jarros que siempre llevaba con ella y lo lanzó con toda su fuerza hacia la cabeza del vampiro, éste cayó hacia el costado y se levantó para correr pero no le parecía del todo valiente, lo enfrentaría…¿Enfrentarlo? Estaba completamente loca, definitivamente. Le había gritado con todas sus fuerzas el qué quería de ella pero el vampiro solo reía o respondía lo que para ella eran tonterías.
Había escuchado algo que realmente la había atormentado “Solo tu sangre”, se dio media vuelta con la intención de escapar de él, comenzaba a arrepentirse de todo, de practicar en el cementerio sola, de practicar las artes oscuras que al parecer si traían la mala suerte que muchísimas veces había escuchado. Eran solo un par de segundos los que habían pasado en su intento de escapar antes de tenerlo encima nuevamente, tanto sus pies como sus manos se movían a toda velocidad, con toda la fuerza pero nada lo quitaba de encima, todo objeto que veía cerca se lo lanzaba encima pero nada daba resultado. Tenía miedo, mucho miedo y no del vampiro en si, sino de morir en ese mismísimo momento, las palabras de aquél ser entraban con recelo a sus oídos, le provocaba asco, quería que se fuera y la dejara en paz, era lo único que pedía.
En todo momento Faylinn evitaba el contacto visual pero cuando escuchaba su voz no podía evitar mirarlo con repulsión, con ira, su respiración se agitaba cada vez más. Su rostro demostraba la frustración, si hubiese tenido las armas necesarias…lo habría matado en aquél mismo momento. Si había algo que no quería era convertirse en el juego de él, su mirada era desafiante, se mordía el labio inferior solo por enfado, ya no aguantaba más, quería matarlo. Ante sus palabras solo lo miraba sin decir ninguna palabra pero lo que de verdad la sacó de quicio fue el escuchar su nombre ¡¿Cómo?! Hizo una mueca evidente y soltó un chillido y comenzó a golpearlo nuevamente, ¡pero no funcionaba!.
El enfado y la frustración eran más que evidente en su mirada, en su respiración y hasta en su mismo corazón, sentía que escaparía de su pecho en cualquier momento. Sintió como la lanzaba al suelo con gran violencia y chilló por el dolor, acto seguido él estaba nuevamente sobre ella comenzando a gritar con fuerza, aunque nadie la escuchara. ¿Era realmente inmadura e ingenua y por ello le estaba pasando aquello? Ya no entendía nada, no sabía si el vampiro la atacaba por la sed, por simplemente molestarla o para matarla, de ser la última opción ya comenzaba a desear que fuese de forma rápida. Él dijo su nombre, solo recordó Alex pero no prestó atención aunque su nombre penetró hasta la profundidad de su mente, sería un nombre y un rostro que jamás volvería a olvidar. Al sentir su lamida todo su cuerpo se curvó para evitarlo pero no podía alejarlo, hiciera lo que hiciera.
La vida de Faylinn comenzaba a pasar por frente a sus ojos, sentía que ya el siguiente paso era la muerte y ya no lucharía más, llevó las manos hacia los costados y cerró sus ojos con fuerza mientras unas lágrimas recorrían sus mejillas. Se arrepentía de las tonterías que había hecho en los últimos días mas no se arrepentía de haber conocido a Ichabod, a pesar de la diferencia de edad para Linn era una gran persona, un gran maestro…un gran amor platónico. Si moría ahora se iba arrepentir por siempre de haberle mentido a sus padres, después de todo siempre habían estado apoyándola y a pesar de que siempre intentó hacerlos feliz sabía que no lo había hecho con la decisión de aprender esas artes. Ya se había olvidado casi del ser al estar perdida en sus pensamientos y lamentos pero sintió perfectamente cómo clavaban un par de colmillos en su muslo, un chillido de dolor escapó de su boca pero apretó los labios con fuerza para intentar no hacer demasiado ruido y no tentar más al vampiro pero en vez de hacerlo de forma rápida él solo se preocupaba de seguir diciendo tonterías. Sus caricias solo le provocaban más asco pero al haber ya bebido de ella no tenía las energías suficientes como para volver a luchar.
Si lograba vivir por algún tipo de milagro o compasión dudosa en él ya nada sería igual, eso se lo prometía a si misma, ya no sería la niña tonta, no sería la ingenua ni la sonriente, no dejaría que volvieran a pasar por sobre ella de tal forma, se volvería una persona fría, se perfeccionaría en sus habilidades y sería alguien sin sentimientos después de todo su esencia se la estaban robando en ese mismo momento, estaba segura que moriría hasta que sintió que por alguna razón el vampiro ya no estaba sobre ella, vio una sombra moverse pero no logró ver qué o quién era, entrecerró los ojos para intentar distinguirlo pero no lo logró, sonrió de forma vacía, ya nada servía…nada importaba. Ella sonrió…de aquella forma vacía, de alguna forma sentía que sería su última sonrisa.
Antes de caer al piso con aquél ser encima Linn había escuchado una voz, era de un hombre que le advertía ¿Quién era? No tenía idea y tampoco había alcanzado a reaccionar, ya era demasiado tarde. Sus movimientos eran totalmente desesperados, sentía pavor, su corazón se había acelerado al mil por ciento y ya comenzaba a respirar con dificultad, se sentía incómoda, molesta…Y por más que intentaba moverse no podía lograr zafarse. Dentro de su desesperación vio uno de los jarros que siempre llevaba con ella y lo lanzó con toda su fuerza hacia la cabeza del vampiro, éste cayó hacia el costado y se levantó para correr pero no le parecía del todo valiente, lo enfrentaría…¿Enfrentarlo? Estaba completamente loca, definitivamente. Le había gritado con todas sus fuerzas el qué quería de ella pero el vampiro solo reía o respondía lo que para ella eran tonterías.
Había escuchado algo que realmente la había atormentado “Solo tu sangre”, se dio media vuelta con la intención de escapar de él, comenzaba a arrepentirse de todo, de practicar en el cementerio sola, de practicar las artes oscuras que al parecer si traían la mala suerte que muchísimas veces había escuchado. Eran solo un par de segundos los que habían pasado en su intento de escapar antes de tenerlo encima nuevamente, tanto sus pies como sus manos se movían a toda velocidad, con toda la fuerza pero nada lo quitaba de encima, todo objeto que veía cerca se lo lanzaba encima pero nada daba resultado. Tenía miedo, mucho miedo y no del vampiro en si, sino de morir en ese mismísimo momento, las palabras de aquél ser entraban con recelo a sus oídos, le provocaba asco, quería que se fuera y la dejara en paz, era lo único que pedía.
En todo momento Faylinn evitaba el contacto visual pero cuando escuchaba su voz no podía evitar mirarlo con repulsión, con ira, su respiración se agitaba cada vez más. Su rostro demostraba la frustración, si hubiese tenido las armas necesarias…lo habría matado en aquél mismo momento. Si había algo que no quería era convertirse en el juego de él, su mirada era desafiante, se mordía el labio inferior solo por enfado, ya no aguantaba más, quería matarlo. Ante sus palabras solo lo miraba sin decir ninguna palabra pero lo que de verdad la sacó de quicio fue el escuchar su nombre ¡¿Cómo?! Hizo una mueca evidente y soltó un chillido y comenzó a golpearlo nuevamente, ¡pero no funcionaba!.
El enfado y la frustración eran más que evidente en su mirada, en su respiración y hasta en su mismo corazón, sentía que escaparía de su pecho en cualquier momento. Sintió como la lanzaba al suelo con gran violencia y chilló por el dolor, acto seguido él estaba nuevamente sobre ella comenzando a gritar con fuerza, aunque nadie la escuchara. ¿Era realmente inmadura e ingenua y por ello le estaba pasando aquello? Ya no entendía nada, no sabía si el vampiro la atacaba por la sed, por simplemente molestarla o para matarla, de ser la última opción ya comenzaba a desear que fuese de forma rápida. Él dijo su nombre, solo recordó Alex pero no prestó atención aunque su nombre penetró hasta la profundidad de su mente, sería un nombre y un rostro que jamás volvería a olvidar. Al sentir su lamida todo su cuerpo se curvó para evitarlo pero no podía alejarlo, hiciera lo que hiciera.
La vida de Faylinn comenzaba a pasar por frente a sus ojos, sentía que ya el siguiente paso era la muerte y ya no lucharía más, llevó las manos hacia los costados y cerró sus ojos con fuerza mientras unas lágrimas recorrían sus mejillas. Se arrepentía de las tonterías que había hecho en los últimos días mas no se arrepentía de haber conocido a Ichabod, a pesar de la diferencia de edad para Linn era una gran persona, un gran maestro…un gran amor platónico. Si moría ahora se iba arrepentir por siempre de haberle mentido a sus padres, después de todo siempre habían estado apoyándola y a pesar de que siempre intentó hacerlos feliz sabía que no lo había hecho con la decisión de aprender esas artes. Ya se había olvidado casi del ser al estar perdida en sus pensamientos y lamentos pero sintió perfectamente cómo clavaban un par de colmillos en su muslo, un chillido de dolor escapó de su boca pero apretó los labios con fuerza para intentar no hacer demasiado ruido y no tentar más al vampiro pero en vez de hacerlo de forma rápida él solo se preocupaba de seguir diciendo tonterías. Sus caricias solo le provocaban más asco pero al haber ya bebido de ella no tenía las energías suficientes como para volver a luchar.
Si lograba vivir por algún tipo de milagro o compasión dudosa en él ya nada sería igual, eso se lo prometía a si misma, ya no sería la niña tonta, no sería la ingenua ni la sonriente, no dejaría que volvieran a pasar por sobre ella de tal forma, se volvería una persona fría, se perfeccionaría en sus habilidades y sería alguien sin sentimientos después de todo su esencia se la estaban robando en ese mismo momento, estaba segura que moriría hasta que sintió que por alguna razón el vampiro ya no estaba sobre ella, vio una sombra moverse pero no logró ver qué o quién era, entrecerró los ojos para intentar distinguirlo pero no lo logró, sonrió de forma vacía, ya nada servía…nada importaba. Ella sonrió…de aquella forma vacía, de alguna forma sentía que sería su última sonrisa.
Invitado- Invitado
Re: El principio...la razón del cambio. [Flashback]
No podía soportar mas la situación, aquello era insostenible, ingenuamente confiaba en las practicas de Lyn, ella parecía tan segura últimamente, tan confiada y casi hasta hubiera pensado que se hallaba realmente lista para ir y tomar las riendas de su vida, o comenzar con hechizos prácticos, pero que imbecil, que tonto y maldito me veía viéndola sufrir de maneras insospechadas, algo que hacia hervir mi sangre sacando aquello inhumano en mi que no podía sostener demasiado tiempo, Grite si, había gritado como humano cuando vi al chupasangre acercarse de forma indebida a lyn y poco a poco comenzaba a transformarme con la clara intención de mantener mis sentidos agudos, no dejar que el salvaje fuera en mi por que.. ¿Qué pasaba si aquel imbecil retrocedía y dejaba al salvaje en la venia de Lyn
siempre había tenido aquel problema, de convertirme y conseguir olvidarme de la vida humana que mantenía el cuerpo cuando no era animal Más que problema se convertía en una maldición, casi igual a la maldición de la luna y los licántropos excepto que en mi caso podía elegir convertirme o ser un humano con expresiones humanas.
Pero esto no daba para mas, cada vez mas mi cuerpo adquiría la forma de ese ser salvaje que a pesar de no ser temido por los chupasangre si podía adquirir una fuerza mezclada con rabia que nadie podía controlar, o al menos eso creía y lo demostraba al momento de olvidarme de su sonrisa al verla yacida en el suelo y agarrando con mis colmillos la espalda o lo que fuera del vampiro que comía de la única joven en la que creía una vida sana pudiera tener.
Un rugido de gran potestad se escucho por primera vez en aquellos bosques oscuros, sabia muy bien que la gente de los alrededores se inquietaría y esa era precisamente la idea, la familia tenia que notar de alguna forma la ausencia de Faylin y yo distraería a como de lugar aquel vampiro que de alguna forma moriría por mis garras… si no será hoy, será mañana, y así, convertido completamente en León me dejaba llevar por el instinto salvaje sin dejar de echar un ojo a la pequeña que pálida con un aspecto demacrado, aun daba leves respiros, pero algo extraño sucedía a su alrededor, algo que no sucedía normalmente alrededor de brujos reales que pasaban toda su vida intentando hallar ese escudo que parecía bloquear y defender a quien odiaran en el camino a debatirse entre la vida y muerte.
y completamente convertido en León se olvidaba de si, Volví a rugir de forma impotente casi reclamando el derecho a una lucha cuerpo a cuerpo... pero no, el vampiro parecía haber desaparecido, comencé a buscarlo no olvidándome o tratando de luchar con ese mero instinto salvaje que pedía entre rugidos y deseos de sangre.
Entonces el panorama se veía difícil y raro ¿que rayos había sucedido?, y ¿De que forma la salvaría si ahora estaba en búsqueda del desgraciado que le hizo daño a la niña de sus ojos? Pero el mismo instinto no le dejaba convertirse en algo mas ágil, pensó con todas sus fuerzas sabiendo que podía escucharle sabiendo que leía mentes aquel maldito y si hubiera podido gritar lo hubiese echo, aunque aquel grito se convertía en un rugido de rabia, impotencia- TE ENCONTRARE MALDITO Y TE DARE CAZA!!!- pensaba interiormente de forma autoritaria, molesta, convirtiéndose nuevamente en humano y corriendo para llevar a la bruja a la misma tumba donde se hallaba posándola a un lado con extremo cuidado, “Lo siento… por permitir que esto le sucediera..." murmuraba mas en su mente que a la mente de la bruja y al convertirse casi instantáneamente pudo notar que Faylin cobraba de vez en cuando el sentido, eso quería decir que seguía viva y bien… algo que agradecía, no a dios si no a la vida.
Se quedo a su lado, a lo lejos se percibían pasos mientras como gato lamia su mano veía sus ojos, su cuerpo adolorido, sus muslos llenos de sangre por culpa de la mordida y en ese momento... decidió que no se movería nunca, nunca mas de su lado. Nunca.
siempre había tenido aquel problema, de convertirme y conseguir olvidarme de la vida humana que mantenía el cuerpo cuando no era animal Más que problema se convertía en una maldición, casi igual a la maldición de la luna y los licántropos excepto que en mi caso podía elegir convertirme o ser un humano con expresiones humanas.
Pero esto no daba para mas, cada vez mas mi cuerpo adquiría la forma de ese ser salvaje que a pesar de no ser temido por los chupasangre si podía adquirir una fuerza mezclada con rabia que nadie podía controlar, o al menos eso creía y lo demostraba al momento de olvidarme de su sonrisa al verla yacida en el suelo y agarrando con mis colmillos la espalda o lo que fuera del vampiro que comía de la única joven en la que creía una vida sana pudiera tener.
Un rugido de gran potestad se escucho por primera vez en aquellos bosques oscuros, sabia muy bien que la gente de los alrededores se inquietaría y esa era precisamente la idea, la familia tenia que notar de alguna forma la ausencia de Faylin y yo distraería a como de lugar aquel vampiro que de alguna forma moriría por mis garras… si no será hoy, será mañana, y así, convertido completamente en León me dejaba llevar por el instinto salvaje sin dejar de echar un ojo a la pequeña que pálida con un aspecto demacrado, aun daba leves respiros, pero algo extraño sucedía a su alrededor, algo que no sucedía normalmente alrededor de brujos reales que pasaban toda su vida intentando hallar ese escudo que parecía bloquear y defender a quien odiaran en el camino a debatirse entre la vida y muerte.
y completamente convertido en León se olvidaba de si, Volví a rugir de forma impotente casi reclamando el derecho a una lucha cuerpo a cuerpo... pero no, el vampiro parecía haber desaparecido, comencé a buscarlo no olvidándome o tratando de luchar con ese mero instinto salvaje que pedía entre rugidos y deseos de sangre.
Entonces el panorama se veía difícil y raro ¿que rayos había sucedido?, y ¿De que forma la salvaría si ahora estaba en búsqueda del desgraciado que le hizo daño a la niña de sus ojos? Pero el mismo instinto no le dejaba convertirse en algo mas ágil, pensó con todas sus fuerzas sabiendo que podía escucharle sabiendo que leía mentes aquel maldito y si hubiera podido gritar lo hubiese echo, aunque aquel grito se convertía en un rugido de rabia, impotencia- TE ENCONTRARE MALDITO Y TE DARE CAZA!!!- pensaba interiormente de forma autoritaria, molesta, convirtiéndose nuevamente en humano y corriendo para llevar a la bruja a la misma tumba donde se hallaba posándola a un lado con extremo cuidado, “Lo siento… por permitir que esto le sucediera..." murmuraba mas en su mente que a la mente de la bruja y al convertirse casi instantáneamente pudo notar que Faylin cobraba de vez en cuando el sentido, eso quería decir que seguía viva y bien… algo que agradecía, no a dios si no a la vida.
Se quedo a su lado, a lo lejos se percibían pasos mientras como gato lamia su mano veía sus ojos, su cuerpo adolorido, sus muslos llenos de sangre por culpa de la mordida y en ese momento... decidió que no se movería nunca, nunca mas de su lado. Nunca.
Aengus- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 14/04/2012
Localización : en los brazos de Faylinn
Re: El principio...la razón del cambio. [Flashback]
Era increíble lo que la sangre de aquella joven me provocaba, era como éxtasis, una verdadera droga y no tenía ánimos alguno de alejarme de sus muslos y de aquél líquido color carmesí. Aunque para mi lamento las cosas no marchaban exactamente como había planeado, o tal vez si. Cuando estaba en la mejor parte sentí como me agarraban con gran fuerza de las ropas haciéndome salir de encima de aquella joven, era el cambiaformas, eso era evidente, por fin había decido intervenir por lo que mi tonta teoría era cierta. ¿Por qué otra razón él me habría atacado con tanta ferocidad? Había tan solo una razón, una gran sonrisa de victoria apareció en mi rostro, sentía satisfacción por haber llegado a aquella conclusión y también porque había logrado el beber de aquella joven haciendo enojar a aquél hombre. El juego se volvía interesante y entretenido.
El rugido solo me hizo reír ¿Un león? Tal vez no tendría demasiada oportunidad contra mi pero sentía una gran rabia interna, eso solo hacía que la situación fuese más gratificante para mí, me giré hacia él de forma desafiante, con la clara intención de darle la lucha cuerpo a cuerpo que tanto anhelaba pero algo me detuvo, no tenía nada que ver con el miedo, sería una tontería sentirlo por él, pero con toda la entretención que había recibido me había olvidado casi por completo del tiempo y la hora que había pasado con una rapidez casi increíble. Antes de lanzarme sobre él miré el cielo, percatándome que ya quedaba poco para el amanecer y claramente no estaría dispuesto a morir en tan patética situación, de todas formas ya había logrado lo que quería.
Y cuando se preocupó de mirar a la chica salté hacia un árbol cercano, no le dejaría tener una lucha tan fácil ya que él no sería el responsable de eliminarme sino que sería el sol que amenazaba ya con asomarse. No me fui inmediatamente, no me quería perder del espectáculo que daría el cambiaformas al notar que había desaparecido. Notaba sonriente como me buscaba y debatía en su interior si buscarme o cuidar de la bruja que estaba inconciente en el piso ¿Acaso no era divertido? Para mi lo era, bastante y hasta me causaba gracia. Al leerle la mente no pude evitar una carcajada ¿En serio pensaba que podía cazarme a mi? Tal vez con un poco de suerte podía lograrme identificar, después de todo tenía un importante cargo que no me hacía pasar del todo desapercibido pero aún así no se le haría fácil, de eso estaba seguro.
Luego escuché a lo lejos unos pasos que me distrajeron del principal escenario, asumía que era un familiar de la chica pues tenían un olor parecido. Me quedé unos minutos observando la situación pero el hombre que ahora llegaba había observado con demasiada atención en dirección donde estaba yo ¿Era capaz acaso de verme a pesar de estar escondido entre las ramas de un árbol no tan cercano? No quería averiguarlo y antes de que él intentara cualquier cosa decidí irme, ya no me causaba gracia, ya la diversión se había acabado. Corría a la velocidad que mi condición me permitía para evitar que el sol me alcanzara, llegué a la Mansión Di Sforza de una forma bastante rápida y entré sin preocuparme de si hacía demasiado ruido, subí hasta mi habitación y me oculté en el féretro que allí tenía.
Después de todo si había sido un tipo afortunado, luego de muchas noches de aburrimiento había logrado entretenerme de sobremanera con una niña y un tonto cambiaformas, sabía que aquella niña ya no sería de la misma forma, yo la había marcado y con eso me daba por satisfecho, pero las cosas no quedarían así, eso lo juraba…Los encontraría una vez más para terminar lo que había comenzado, no descansaría hasta ver a aquella, aunque no lo quisiera reconocer, hermosa joven muerta o bien convertida en alguien como yo, un vampiro. Antes de dormirme sonreí con satisfacción, volvería en la búsqueda de ambos, a él lo mataría por arruinarme la noche variadas veces al no dejarme llevar a cabo el asesinato y también le daría aquella lucha cuerpo a cuerpo que tanto había exigido.
El rugido solo me hizo reír ¿Un león? Tal vez no tendría demasiada oportunidad contra mi pero sentía una gran rabia interna, eso solo hacía que la situación fuese más gratificante para mí, me giré hacia él de forma desafiante, con la clara intención de darle la lucha cuerpo a cuerpo que tanto anhelaba pero algo me detuvo, no tenía nada que ver con el miedo, sería una tontería sentirlo por él, pero con toda la entretención que había recibido me había olvidado casi por completo del tiempo y la hora que había pasado con una rapidez casi increíble. Antes de lanzarme sobre él miré el cielo, percatándome que ya quedaba poco para el amanecer y claramente no estaría dispuesto a morir en tan patética situación, de todas formas ya había logrado lo que quería.
Y cuando se preocupó de mirar a la chica salté hacia un árbol cercano, no le dejaría tener una lucha tan fácil ya que él no sería el responsable de eliminarme sino que sería el sol que amenazaba ya con asomarse. No me fui inmediatamente, no me quería perder del espectáculo que daría el cambiaformas al notar que había desaparecido. Notaba sonriente como me buscaba y debatía en su interior si buscarme o cuidar de la bruja que estaba inconciente en el piso ¿Acaso no era divertido? Para mi lo era, bastante y hasta me causaba gracia. Al leerle la mente no pude evitar una carcajada ¿En serio pensaba que podía cazarme a mi? Tal vez con un poco de suerte podía lograrme identificar, después de todo tenía un importante cargo que no me hacía pasar del todo desapercibido pero aún así no se le haría fácil, de eso estaba seguro.
Luego escuché a lo lejos unos pasos que me distrajeron del principal escenario, asumía que era un familiar de la chica pues tenían un olor parecido. Me quedé unos minutos observando la situación pero el hombre que ahora llegaba había observado con demasiada atención en dirección donde estaba yo ¿Era capaz acaso de verme a pesar de estar escondido entre las ramas de un árbol no tan cercano? No quería averiguarlo y antes de que él intentara cualquier cosa decidí irme, ya no me causaba gracia, ya la diversión se había acabado. Corría a la velocidad que mi condición me permitía para evitar que el sol me alcanzara, llegué a la Mansión Di Sforza de una forma bastante rápida y entré sin preocuparme de si hacía demasiado ruido, subí hasta mi habitación y me oculté en el féretro que allí tenía.
Después de todo si había sido un tipo afortunado, luego de muchas noches de aburrimiento había logrado entretenerme de sobremanera con una niña y un tonto cambiaformas, sabía que aquella niña ya no sería de la misma forma, yo la había marcado y con eso me daba por satisfecho, pero las cosas no quedarían así, eso lo juraba…Los encontraría una vez más para terminar lo que había comenzado, no descansaría hasta ver a aquella, aunque no lo quisiera reconocer, hermosa joven muerta o bien convertida en alguien como yo, un vampiro. Antes de dormirme sonreí con satisfacción, volvería en la búsqueda de ambos, a él lo mataría por arruinarme la noche variadas veces al no dejarme llevar a cabo el asesinato y también le daría aquella lucha cuerpo a cuerpo que tanto había exigido.
Argus Di Sforza- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 04/02/2011
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Re: El principio...la razón del cambio. [Flashback]
Las horas pasaban especialmente lentas para Tadhg, el padre de Faylinn, se había mantenido despierto toda la noche esperando a que su pequeña volviera pero no eso no sucedía. Algo en su interior lo hizo sentir extraño, era un mal presentimiento, las horas pasaban y ya el sol comenzaba a dar los primeros indicios de su aparición. El padre no esperó más tiempo y se levantó sin despertar a su amada esposa, se abrigó y llevó unas cuantas pociones con él por si acaso, no sabía bien la razón por la cual llevaba aquellos antídotos con él pero sabía que debía hacerlo. Se encaminó por los bosques de forma silenciosa hasta llegar al cementerio, sus pies se movían casi de forma automática como si realmente supieran donde ir mas él no lo sabía con toda seguridad, pero lo imaginaba. Al llegar pudo visualizar a una jovencita tirada en el suelo, su corazón se apretó hasta más no poder, interiormente sabía perfectamente que era su pequeña Linn ¿Pero qué había sucedido?. Avanzó con paso seguro pero algo lo distrajo, ladeó su cabeza para fijarse en unos árboles pero no pudo identificar de qué o quién se trataba pero sentía una presencia allí, una presencia extraña que no le causaba confianza. Se quedó con la mirada fija en aquél lugar hasta que sintió que aquello que se ocultaba se había ido por fin.
Avanzó nuevamente hasta la lápida donde estaba su pequeña bruja junto a objetos y libros que le confirmaban por fin que ella practicaba las artes oscuras, no supo bien el por qué pero esto le dolió en lo profundo de su corazón, pero era su hija por lo que la apoyaría y cuidaría siempre que fuese necesario. Se acercó a la pelinegro notando que al lado había un gato, no sabía bien de donde había salido él pero no prestó atención, se puso en cuclillas notando que en ambos muslos tenía mordidas, ahora comprendía todo, un vampiro la había atacado y la presencia que él había sentido posiblemente era del culpable. Apretó sus mandíbulas con ira, pronunció unas cuantas palabras que no se pudieron identificar pero Linn no despertaba, sacó uno de los frascos que tenía un ungüento para colocar un poco arriba de las heridas y la tomó en brazos para caminar junto al pueblo con el gato aún siguiéndolos.
Cuando al fin llegaron al pueblo Tadhg estaba realmente alterado, comenzó a gritar que un demonio la había atacado y que por favor alguien los ayudara. Él no quería pensarlo realmente pero creía que eso le había ocurrido por practicar las artes oscuras ¿sería acaso un castigo?. Caminó con una velocidad más parecida al trote y llegó a la casa donde estaba la anciana que había ayudado a Aoife, la madre de Faylinn, a parir. La recostaron sobre una pequeña camilla que estaba a ras de suelo y la anciana preparó unas hierbas y pociones para la mejoría. Habían pasado ya 3 días desde la noche que había sido atacada y Linn no daba señal alguna de mejoría pero aquella noche las cosas habían cambiado. Ella por fin abría los ojos pero su mirada se había transformado totalmente, ya no era aquella dulce jovencita que todos conocían, ahora era fría, distante, arisca…
No recordaba demasiado bien como era su vida antes de que el vampiro la atacara pero recordaba perfectamente todo lo que había ocurrido en el cementerio, esto la alteró pero no pudo llorar ni decir palabra alguna pues estaba realmente aterrada. Ladeó el rostro y vio que un gato estaba junto a él, no supo la razón pero inmediatamente se le vino a la cabeza el nombre – Te llamarás Anubis – Susurró para que solo él fuera capaz de escuchar. Cuando sus padres notaron que ella al fin había despertado se alegraron pero a la misma vez comenzaron a regañarla por haberles ocultado que practicaba aquellas artes pero aún así ella los miró de una forma totalmente distante, es como si en realidad ella no estuviera allí ¿Acaso un demonio se había llevado a su dulce hija? Ambos padres estaban realmente preocupados, pero por más que intentaban sacarle información alguna ella no decía nada, no quería recordar…al contrario, solo quería olvidar.
Avanzó nuevamente hasta la lápida donde estaba su pequeña bruja junto a objetos y libros que le confirmaban por fin que ella practicaba las artes oscuras, no supo bien el por qué pero esto le dolió en lo profundo de su corazón, pero era su hija por lo que la apoyaría y cuidaría siempre que fuese necesario. Se acercó a la pelinegro notando que al lado había un gato, no sabía bien de donde había salido él pero no prestó atención, se puso en cuclillas notando que en ambos muslos tenía mordidas, ahora comprendía todo, un vampiro la había atacado y la presencia que él había sentido posiblemente era del culpable. Apretó sus mandíbulas con ira, pronunció unas cuantas palabras que no se pudieron identificar pero Linn no despertaba, sacó uno de los frascos que tenía un ungüento para colocar un poco arriba de las heridas y la tomó en brazos para caminar junto al pueblo con el gato aún siguiéndolos.
Cuando al fin llegaron al pueblo Tadhg estaba realmente alterado, comenzó a gritar que un demonio la había atacado y que por favor alguien los ayudara. Él no quería pensarlo realmente pero creía que eso le había ocurrido por practicar las artes oscuras ¿sería acaso un castigo?. Caminó con una velocidad más parecida al trote y llegó a la casa donde estaba la anciana que había ayudado a Aoife, la madre de Faylinn, a parir. La recostaron sobre una pequeña camilla que estaba a ras de suelo y la anciana preparó unas hierbas y pociones para la mejoría. Habían pasado ya 3 días desde la noche que había sido atacada y Linn no daba señal alguna de mejoría pero aquella noche las cosas habían cambiado. Ella por fin abría los ojos pero su mirada se había transformado totalmente, ya no era aquella dulce jovencita que todos conocían, ahora era fría, distante, arisca…
No recordaba demasiado bien como era su vida antes de que el vampiro la atacara pero recordaba perfectamente todo lo que había ocurrido en el cementerio, esto la alteró pero no pudo llorar ni decir palabra alguna pues estaba realmente aterrada. Ladeó el rostro y vio que un gato estaba junto a él, no supo la razón pero inmediatamente se le vino a la cabeza el nombre – Te llamarás Anubis – Susurró para que solo él fuera capaz de escuchar. Cuando sus padres notaron que ella al fin había despertado se alegraron pero a la misma vez comenzaron a regañarla por haberles ocultado que practicaba aquellas artes pero aún así ella los miró de una forma totalmente distante, es como si en realidad ella no estuviera allí ¿Acaso un demonio se había llevado a su dulce hija? Ambos padres estaban realmente preocupados, pero por más que intentaban sacarle información alguna ella no decía nada, no quería recordar…al contrario, solo quería olvidar.
Invitado- Invitado
Re: El principio...la razón del cambio. [Flashback]
Te llamaras Anubis… ¿en qué rayos me había metido? Toda mi vida queriendo evitar ese tipo de problemas, mi futura esposa negada mis padres cansados de la espera y toda la vida negándome la vida que quería en un futuro, yo quería mas, quería viajar, quería conocer, quería hacer de mis problemas algo mío y solo mío, y ahora dependía como gato de una chica que parecía haber cambiado desde el momento que alguien la ataco solo por una maldita diversión, no sabía bien, ese día volví a casa porque sería la despedida definitiva, aquel adiós que marcaria la diferencia para siempre en lo que quiero de mi vida, en lo que hare de ahora en adelante, no tendré un destino final acomodado a la pobre vida y sacrificada de una familia dependiente que no quería y no tendré un futuro cierto más bien será el día a día, lo había sentido en cada palpitar, en la mirada de la joven cuando comenzó a arreglar sus cosas para esconderlas debajo de su cama, me miro y en ese momento supe que no tendría mucho tiempo para despedirme de nadie.
-Me voy.
Fue todo lo que pude mencionar apenas mi madre me vio, la pobre prometida que se acomodaba pensando que me quedaría. Y no necesite nada mas realmente, como siempre no tome nada y deje muchas cosas al llegar, dinero, dinero y dinero que robe de alguna casa acomodada que no extrañaría nada de lo que se hubo hurtado.
Al llegar a casa de Lyn, convertido en gato pensaba en muchas cosas, ¿Qué era lo que me hacia seguirla? ¿la culpa? Jamás había sentido en la vida compasión por un alma humana, pero ella no era humana en su totalidad, parecía más fuerte de lo que había demostrado aquella noche y aun así no pudo hacer nada, quizás con entrenamiento ¿Por qué querría irse? ¿Por qué no? En realidad desde que había vuelto hasta su padre parecía juzgarla por hacer lo que él no se había atrevido nunca a hacer…
La seguí, decidí seguirla del momento que la vi por primera vez y eso no solo era algo que dependía enteramente de mi, ella me había adoptado no solo como su compañía si no porque yo era el único que había logrado quedarse con ella y ver su transformación entera, la seguí por que había algo que me… gustaba ¿? Si pudiera decirse así. Aunque la edad… ella era demasiado joven y necesitaría de mí, estaba seguro.
Lo haría por su bien, aunque no sabía si era la total razón de ello.
-Me voy.
Fue todo lo que pude mencionar apenas mi madre me vio, la pobre prometida que se acomodaba pensando que me quedaría. Y no necesite nada mas realmente, como siempre no tome nada y deje muchas cosas al llegar, dinero, dinero y dinero que robe de alguna casa acomodada que no extrañaría nada de lo que se hubo hurtado.
Al llegar a casa de Lyn, convertido en gato pensaba en muchas cosas, ¿Qué era lo que me hacia seguirla? ¿la culpa? Jamás había sentido en la vida compasión por un alma humana, pero ella no era humana en su totalidad, parecía más fuerte de lo que había demostrado aquella noche y aun así no pudo hacer nada, quizás con entrenamiento ¿Por qué querría irse? ¿Por qué no? En realidad desde que había vuelto hasta su padre parecía juzgarla por hacer lo que él no se había atrevido nunca a hacer…
La seguí, decidí seguirla del momento que la vi por primera vez y eso no solo era algo que dependía enteramente de mi, ella me había adoptado no solo como su compañía si no porque yo era el único que había logrado quedarse con ella y ver su transformación entera, la seguí por que había algo que me… gustaba ¿? Si pudiera decirse así. Aunque la edad… ella era demasiado joven y necesitaría de mí, estaba seguro.
Lo haría por su bien, aunque no sabía si era la total razón de ello.
Aengus- Cambiante Clase Media
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Localización : en los brazos de Faylinn
Re: El principio...la razón del cambio. [Flashback]
A pesar de que Tadhg y Aoife intentaron mantener las miradas curiosas y a la gente entrometida lo más lejanos posibles a ellos, jamás pudieron lograrlo del todo puesto que para su gusto habían demasiados testigos de lo ocurrido. Faylinn aún se mantenía en silencio a pesar de lo que ocurría a su alrededor, decían cosas terribles, cosas como que el demonio la había maldecido y que se había llevado a la niña, que ella en realidad era un monstruo maldito que le traería desgracia al pueblo. A pesar de todas las tonterías que decían, ella no era capaz de desmentir nada y en su mente no podía comprender cómo, a pesar de cuanto conocían a la familia, la gente no dudaba en decir aquellas cosas. Su padre se desesperaba y Aoife se sentía perdida, había perdido a su única hija, la razón de vivir, su sol…su todo.
Muchas veces intentaron hablar con ella, que dijera la versión real de los hechos pero Linn, a pesar de estar bastante triste por dentro, siempre se mantuvo fría y distante, como si no escuchara a nadie pero realmente escuchaba y ponía atención a todo. Tadhg muchas veces la regañó por todo lo que había hecho, por mentirles, por todo, pero realmente era un acto desesperado de un padre que veía día a día como su hija desaparecía más y más, hasta que al final ambos terminaron convenciéndose de que todo era cierto, el demonio que la había mordido la había maldecido, jamás sería la misma y ellos notaban la oscuridad en sus ojos.
Linn se había prometido no volver a ser jamás aquella tonta niña, eso se lo juraba y hasta se lo había jurado a Anubis, el único que tenía la “fortuna” de escucharla hablar cuando nadie más estaba alrededor. Al día siguiente la bruja decidió acercarse por fin a sus padres, mostrándose aún con aquél rostro frío – Me voy…me voy con Anubis, no es justo que ustedes lleven todo este peso… Ambos padres se abrazaron tanto por felicidad, por escucharla otra vez, como por tristeza, por la noticia que acababa de darles, Aoife bajó la mirada, no podía soportarlo pero Tadhg siempre se mostró firme – No eres la misma dulce niña que vi nacer desde el vientre de tu madre, pero aún así seguirás siendo mi hija…- La madre sin poder soportarlo comenzó a llorar soltándose del abrazo de su marido para correr donde su hija, abrazándola – No importa cuán lejos debas viajar…solo mantente viva…solo te pido eso…- La mujer lloraba sin cesar mientras que la joven bruja se mantenía tal cual como en el principio, fría, siendo incapaz de responder el abrazo, pero aún así antes de irse, logró murmurar "Ustedes son los únicos buenos" pero fue tan bajo que sus padres no lograron escuchar.
En aquella reunión familiar muchas ancianas y pueblerinos fueron testigos de la conversación, comenzando a gritar un sin fin de cosas, por ejemplo, que no aceptarían de vuelta a un demonio como ella, que se llevara la maldición a otra parte, que todo aquello le había ocurrido por la obstinación de aprender las artes oscuras, pues que ahora debería pagarlo. Linn prefería hacer oídos sordos y no prestar atención, no quería causarles más daño a sus padres.
Una vez que tomó la decisión, ella, Anubis y sus padres comenzaron a recolectar muchos objetos de valor familiar, robó dinero de distintas partes y juntó todo lo que pudo, se despidió tal vez para siempre de sus padres y luego tomó al gato para comenzar a correr, llegando a un puerto donde la bruja sabía que los barcos iban a distintos lugares del mundo, ella tenía decidido irse a Francia aunque no sabía muy bien la razón de ir a ese lugar que jamás había conocido. Bajó a Anubis y lo miró de reojo, suspirando - ¿Qué nos esperará ahora? No tengo idea hacia donde nos podrán llevar estos enormes barcos, solo sé que tendremos que entrar a escondidas a ese – Apuntó con su dedo para que Anubis lo viera, luego se volvió a enfocar en él - ¿Qué haría yo sin ti, Anubis? – Se puso en cuclillas para acariciar la barba de éste – Estarás siempre a mi lado, ¿verdad bonito?, aunque tal vez ni comprendas lo que estoy diciendo…-
Muchas veces intentaron hablar con ella, que dijera la versión real de los hechos pero Linn, a pesar de estar bastante triste por dentro, siempre se mantuvo fría y distante, como si no escuchara a nadie pero realmente escuchaba y ponía atención a todo. Tadhg muchas veces la regañó por todo lo que había hecho, por mentirles, por todo, pero realmente era un acto desesperado de un padre que veía día a día como su hija desaparecía más y más, hasta que al final ambos terminaron convenciéndose de que todo era cierto, el demonio que la había mordido la había maldecido, jamás sería la misma y ellos notaban la oscuridad en sus ojos.
Linn se había prometido no volver a ser jamás aquella tonta niña, eso se lo juraba y hasta se lo había jurado a Anubis, el único que tenía la “fortuna” de escucharla hablar cuando nadie más estaba alrededor. Al día siguiente la bruja decidió acercarse por fin a sus padres, mostrándose aún con aquél rostro frío – Me voy…me voy con Anubis, no es justo que ustedes lleven todo este peso… Ambos padres se abrazaron tanto por felicidad, por escucharla otra vez, como por tristeza, por la noticia que acababa de darles, Aoife bajó la mirada, no podía soportarlo pero Tadhg siempre se mostró firme – No eres la misma dulce niña que vi nacer desde el vientre de tu madre, pero aún así seguirás siendo mi hija…- La madre sin poder soportarlo comenzó a llorar soltándose del abrazo de su marido para correr donde su hija, abrazándola – No importa cuán lejos debas viajar…solo mantente viva…solo te pido eso…- La mujer lloraba sin cesar mientras que la joven bruja se mantenía tal cual como en el principio, fría, siendo incapaz de responder el abrazo, pero aún así antes de irse, logró murmurar "Ustedes son los únicos buenos" pero fue tan bajo que sus padres no lograron escuchar.
En aquella reunión familiar muchas ancianas y pueblerinos fueron testigos de la conversación, comenzando a gritar un sin fin de cosas, por ejemplo, que no aceptarían de vuelta a un demonio como ella, que se llevara la maldición a otra parte, que todo aquello le había ocurrido por la obstinación de aprender las artes oscuras, pues que ahora debería pagarlo. Linn prefería hacer oídos sordos y no prestar atención, no quería causarles más daño a sus padres.
Una vez que tomó la decisión, ella, Anubis y sus padres comenzaron a recolectar muchos objetos de valor familiar, robó dinero de distintas partes y juntó todo lo que pudo, se despidió tal vez para siempre de sus padres y luego tomó al gato para comenzar a correr, llegando a un puerto donde la bruja sabía que los barcos iban a distintos lugares del mundo, ella tenía decidido irse a Francia aunque no sabía muy bien la razón de ir a ese lugar que jamás había conocido. Bajó a Anubis y lo miró de reojo, suspirando - ¿Qué nos esperará ahora? No tengo idea hacia donde nos podrán llevar estos enormes barcos, solo sé que tendremos que entrar a escondidas a ese – Apuntó con su dedo para que Anubis lo viera, luego se volvió a enfocar en él - ¿Qué haría yo sin ti, Anubis? – Se puso en cuclillas para acariciar la barba de éste – Estarás siempre a mi lado, ¿verdad bonito?, aunque tal vez ni comprendas lo que estoy diciendo…-
Invitado- Invitado
Re: El principio...la razón del cambio. [Flashback]
Los ojos de gato se fijaban en la chica, sabia muy bien a que destino llevaba aquel barco, por alguna razón siempre que pasaba camino al puerto podía vislumbrarlo imaginando en sus mas ultimas pesadillas ir a Francia, la cuna del peligro donde no solo se sabia entre ellos de criaturas como el imbécil que la ataco si no de otros, brujas, lobos... los malditos chupasangre y aun más toda clase de cosas que hubo querido evitar en toda su vida a pesar de tener un espíritu aventurero.
se quedo mirando un momento el barco, ella quería ir ahí, iría ahí a toda costa y no seria muy divertido hacerla pasar por malolientes hombres que no la dejarían en paz pero la seguiría hasta el fin del mundo solo por no verla como la vio hace unos meses atrás y quizás con un poco de suerte podría no hacerle pasar un mal viaje.
"soy un gato... que podría entender si no todo lo que tu dices" pensaba en respuesta a su "tal vez ni comprendas lo que te estoy diciendo"
y ya llegaba la hora de subir, definitivamente necesitaría ayuda como gato tanto como humano así que se puso en marcha alejándose de Linn en espera que ella entienda que de alguna forma conseguiría meterlos y se puso en marcha, se adentro fácilmente por unos hoyuelos para dar a la entrada que seguramente ella intentaría pasar pero resultaría imposible, ya adentro, consiguió ropas que pudo divisar como gato y al entrar en algo parecido a un espacio cerrado se convirtió en lo que ella jamas sospecharía que Anubis es, Aengus.
Mirada penetrante, pose galardonada y un aire salvaje del que siempre había sido preso, todo aquello daba resultado a sus transformaciones, y al asomarse de adentro la vio, inquieta, intentando encontrar a su gato al que buscaba con la mirada claramente preocupada, y sin darle tiempo a observarla mas como hombre se le acerco uno de los caballeros de entrada - Señor ¿se encuentra usted bien¿? busca a alguien? - en ningún momento se dio cuenta del destino de sus ropajes por que solo quería poder vestirse y buscarla pero al parecer simulaban una elegancia a pesar de que el traje no era gran cosa no era algo a lo que hubiera estado acostumbrado por lo que se sorprendió pero reaccionando rápidamente señalo a la joven - ella, viene conmigo ¿ podría usted buscarla por mi? yo debo ir en busca de nuestra cabina, seguramente ella estará preocupada y no se preocupe por dejarla en la puerta, ella encontrara el camino. - el marinero no sospecho al ver la repentina seguridad de Aengus quien sin quitar la vista de la joven fue en busca de ella para hacerla entrar en el barco sin intenciones de preguntarle por algún pasaje o alguna cabina disponible que seguro habría en aquel barco tan inmenso.
y rápidamente se adentro buscando alguna cabina disponible, por suerte escuchaba rumores de que el barco se iría casi a solas, las cabinas daban a basto así que ya no le preocuparía el ambiente en el que ella estaría durante todo el viaje... al encontrar el lugar donde podrían dormir, busco un espacio donde pudiera convertirse nuevamente en gato ocultando las ropas antes de ponerse en marcha hacia Lyn y al verla y ella verlo corrió hacia ella aunque no se hubo subido a su lomo mas si no la guió en destino al lugar hallado.
-espero pase buena noche mademoisselle - se retiraba el marinero haciendo caso a no seguirla mientras el gato esperaba fervientemente que no mencionara hombre alguno antes de entrar a su cabina y sentir la puerta cerrarse tras de si... quizás Lin con una confusión de pies a cabeza, pero había tenido que hacerlo.
se quedo mirando un momento el barco, ella quería ir ahí, iría ahí a toda costa y no seria muy divertido hacerla pasar por malolientes hombres que no la dejarían en paz pero la seguiría hasta el fin del mundo solo por no verla como la vio hace unos meses atrás y quizás con un poco de suerte podría no hacerle pasar un mal viaje.
"soy un gato... que podría entender si no todo lo que tu dices" pensaba en respuesta a su "tal vez ni comprendas lo que te estoy diciendo"
y ya llegaba la hora de subir, definitivamente necesitaría ayuda como gato tanto como humano así que se puso en marcha alejándose de Linn en espera que ella entienda que de alguna forma conseguiría meterlos y se puso en marcha, se adentro fácilmente por unos hoyuelos para dar a la entrada que seguramente ella intentaría pasar pero resultaría imposible, ya adentro, consiguió ropas que pudo divisar como gato y al entrar en algo parecido a un espacio cerrado se convirtió en lo que ella jamas sospecharía que Anubis es, Aengus.
Mirada penetrante, pose galardonada y un aire salvaje del que siempre había sido preso, todo aquello daba resultado a sus transformaciones, y al asomarse de adentro la vio, inquieta, intentando encontrar a su gato al que buscaba con la mirada claramente preocupada, y sin darle tiempo a observarla mas como hombre se le acerco uno de los caballeros de entrada - Señor ¿se encuentra usted bien¿? busca a alguien? - en ningún momento se dio cuenta del destino de sus ropajes por que solo quería poder vestirse y buscarla pero al parecer simulaban una elegancia a pesar de que el traje no era gran cosa no era algo a lo que hubiera estado acostumbrado por lo que se sorprendió pero reaccionando rápidamente señalo a la joven - ella, viene conmigo ¿ podría usted buscarla por mi? yo debo ir en busca de nuestra cabina, seguramente ella estará preocupada y no se preocupe por dejarla en la puerta, ella encontrara el camino. - el marinero no sospecho al ver la repentina seguridad de Aengus quien sin quitar la vista de la joven fue en busca de ella para hacerla entrar en el barco sin intenciones de preguntarle por algún pasaje o alguna cabina disponible que seguro habría en aquel barco tan inmenso.
y rápidamente se adentro buscando alguna cabina disponible, por suerte escuchaba rumores de que el barco se iría casi a solas, las cabinas daban a basto así que ya no le preocuparía el ambiente en el que ella estaría durante todo el viaje... al encontrar el lugar donde podrían dormir, busco un espacio donde pudiera convertirse nuevamente en gato ocultando las ropas antes de ponerse en marcha hacia Lyn y al verla y ella verlo corrió hacia ella aunque no se hubo subido a su lomo mas si no la guió en destino al lugar hallado.
-espero pase buena noche mademoisselle - se retiraba el marinero haciendo caso a no seguirla mientras el gato esperaba fervientemente que no mencionara hombre alguno antes de entrar a su cabina y sentir la puerta cerrarse tras de si... quizás Lin con una confusión de pies a cabeza, pero había tenido que hacerlo.
Aengus- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 14/04/2012
Localización : en los brazos de Faylinn
Re: El principio...la razón del cambio. [Flashback]
Su mirada prestaba atención a las enormes embarcaciones que estaban frente a sus ojos, jamás habría podido imaginar el poder pagar por viajar en alguno de ellos, de seguro era carísimo, pero aún así estaba decidida en subirse e irse lejos de allí, lejos de su pueblo natal. De cierta forma se sentía algo melancólica y extraña porque estaría por primera vez lejos de todo lo conocido, de su familia y de los que decían ser sus amigos, que en el momento del suceso todos optaron por alejarse también por lo que ya en realidad nada importaba, pues al final el único que le importaba, y que para muchos sonaría realmente una estupidez, seguía a su lado aunque fuese un animal le había brindado mayor fidelidad que muchas de las personas que la habían, incluso, visto nacer.
La mirada de la joven se había perdido por un buen rato, tanto así que jamás se dio cuenta que Anubis no estaba a su lado. Se giró con algo de desesperación y comenzó a dar torpes vueltas sobre su eje, intentaba llamarlo por el nombre pero más bien sonaban a susurros, no quería que nadie alrededor se enterara de lo que sucedía, pues podían atraparla y su plan no se llevaría a cabo. Entró en desesperación, su corazón comenzó a agitarse tan solo por nerviosismo, su estómago se apretó y llevó una de sus manos hacia su panza, después de todo no era demasiado buena reaccionando cuando las situaciones se le escapaban de las manos.
Por un momento se alteró y se mordió el labio inferior cuando notó como un marinero se le acercaba ¿la habían atrapado? ¡no podía ser posible! Tal vez había causado demasiado alboroto, cerró sus ojos y apretó los párpados preguntándose internamente en qué haría ahora sin Anubis y con el plan estropeado, pero algo que la sorprendió a montones sucedió, en vez de escuchar una molesta voz gritarle que se alejara de ahí escuchó una voz bastante, demasiado amable, abrió los ojos sorprendida y se quedó mirando al marinero quién le hacía una reverencia, Linn alzó una ceja sin comprender nada, pero prontamente se dignó a responderle el saludo con una reverencia también. La bruja realmente no podía quitar la vista del marinero, ya que no comprendía realmente qué se traía – Espero no haya tenido que esperar demasiado acá afuera, acompáñeme, pronto encontrará la cabina destinada para ustedes - Cada vez entendía menos, y el joven al ver que ella realmente no se movía jaló con suavidad de su brazo - Apresúrese, el barco está pronto a zarpar - Linn se mordió el labio, sintiéndose incómoda porque él la tomaba y luego apuntó hacia los árboles - ¡Pero mi gato! No puedo irme sin él – Protestó zafándose de su agarre y suspiró, intentando no perder la paciencia.
Aquél marino en ningún momento dejó de sonreírle, cosa que más la sacaba de quicio y se aprontó en responder - No se preocupe, los gatos son inteligentes, de seguro ya está arriba esperándola - Y ahí si que tenía razón, Linn estaba segura que Anubis realmente era un genio, al pensar en la posibilidad de que estuviese ya arriba no protestó más y acompañó al marinero, observando el lugar con atención por si aparecía el gato y por los adornos que allí habían, le llamó la atención el hecho de que el joven no le pidiera algún boleto, en realidad no entendía nada pero guardó silencio detrás de él. No pasó demasiado cuando logro divisar a Anubis, su rostro sonrió por tan solo unos segundos de forma tranquila, pero luego volvió a tornarse frío, miró de reojo cómo la seguía.
Una vez llegado a la cabina que “le correspondía” el hombre llegó hasta la puerta, Linn dejó sus pertenencias en el suelo y se giró, para no darle la espalda – Espero que pase buena noche, mademoiselle - la bruja solo respondió con una reverencia y se cerró la puerta. Ella se dejó caer al lado del gato y le acarició la barbilla, sonriente - ¿Puedes creerlo? Subimos invitados, de cierta forma, no me pidieron boleto…¿no te parece extraño? Tal vez tengo más buena suerte de la que pensé…- Tomó a Anubis por debajo de sus brazos y apegó su frente a la pequeña de él acariciándole ahora detrás de la oreja, tenía su mirada fija en los ojos de él -¿Será acaso que eres un gato de la suerte?- Rió por lo bajo y metió su mano al bolso, sacando un frasco con un poco de carne, tomó unos trozos y se lo ofreció con la mano mientras sentía cómo el barco comenzaba por fin a moverse en dirección a su “nueva vida”.
La mirada de la joven se había perdido por un buen rato, tanto así que jamás se dio cuenta que Anubis no estaba a su lado. Se giró con algo de desesperación y comenzó a dar torpes vueltas sobre su eje, intentaba llamarlo por el nombre pero más bien sonaban a susurros, no quería que nadie alrededor se enterara de lo que sucedía, pues podían atraparla y su plan no se llevaría a cabo. Entró en desesperación, su corazón comenzó a agitarse tan solo por nerviosismo, su estómago se apretó y llevó una de sus manos hacia su panza, después de todo no era demasiado buena reaccionando cuando las situaciones se le escapaban de las manos.
Por un momento se alteró y se mordió el labio inferior cuando notó como un marinero se le acercaba ¿la habían atrapado? ¡no podía ser posible! Tal vez había causado demasiado alboroto, cerró sus ojos y apretó los párpados preguntándose internamente en qué haría ahora sin Anubis y con el plan estropeado, pero algo que la sorprendió a montones sucedió, en vez de escuchar una molesta voz gritarle que se alejara de ahí escuchó una voz bastante, demasiado amable, abrió los ojos sorprendida y se quedó mirando al marinero quién le hacía una reverencia, Linn alzó una ceja sin comprender nada, pero prontamente se dignó a responderle el saludo con una reverencia también. La bruja realmente no podía quitar la vista del marinero, ya que no comprendía realmente qué se traía – Espero no haya tenido que esperar demasiado acá afuera, acompáñeme, pronto encontrará la cabina destinada para ustedes - Cada vez entendía menos, y el joven al ver que ella realmente no se movía jaló con suavidad de su brazo - Apresúrese, el barco está pronto a zarpar - Linn se mordió el labio, sintiéndose incómoda porque él la tomaba y luego apuntó hacia los árboles - ¡Pero mi gato! No puedo irme sin él – Protestó zafándose de su agarre y suspiró, intentando no perder la paciencia.
Aquél marino en ningún momento dejó de sonreírle, cosa que más la sacaba de quicio y se aprontó en responder - No se preocupe, los gatos son inteligentes, de seguro ya está arriba esperándola - Y ahí si que tenía razón, Linn estaba segura que Anubis realmente era un genio, al pensar en la posibilidad de que estuviese ya arriba no protestó más y acompañó al marinero, observando el lugar con atención por si aparecía el gato y por los adornos que allí habían, le llamó la atención el hecho de que el joven no le pidiera algún boleto, en realidad no entendía nada pero guardó silencio detrás de él. No pasó demasiado cuando logro divisar a Anubis, su rostro sonrió por tan solo unos segundos de forma tranquila, pero luego volvió a tornarse frío, miró de reojo cómo la seguía.
Una vez llegado a la cabina que “le correspondía” el hombre llegó hasta la puerta, Linn dejó sus pertenencias en el suelo y se giró, para no darle la espalda – Espero que pase buena noche, mademoiselle - la bruja solo respondió con una reverencia y se cerró la puerta. Ella se dejó caer al lado del gato y le acarició la barbilla, sonriente - ¿Puedes creerlo? Subimos invitados, de cierta forma, no me pidieron boleto…¿no te parece extraño? Tal vez tengo más buena suerte de la que pensé…- Tomó a Anubis por debajo de sus brazos y apegó su frente a la pequeña de él acariciándole ahora detrás de la oreja, tenía su mirada fija en los ojos de él -¿Será acaso que eres un gato de la suerte?- Rió por lo bajo y metió su mano al bolso, sacando un frasco con un poco de carne, tomó unos trozos y se lo ofreció con la mano mientras sentía cómo el barco comenzaba por fin a moverse en dirección a su “nueva vida”.
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