Innocent Sorrow [Privado]

Y en lo mas recóndito de la oscuridad que sumergía mi alma en cada reencarnación apareció lo que nunca creí que pasara, esa doble personalidad que me estaba carcomiendo, apretando con fuerzas la almohada grite con dezmero, locura, si la locura poco a poco se apoderaba de mi, ya no era simplemente Constance había ya otra, en mi, otra que me hacia querer destrozar en pedazos mi reflejo que a simple vista era de una mujer de buena cuna, de buen vivir aunque era todo cierto había una bifurcación que lo enredaba todo y al hacerlo me llevaba al lado de la desesperación, un laberinto que formado por raíces trazaban un mapa de vidas que bajo mi mano habían acabado, la sangre que corría por mis venas en ese momento no era la mía, mas mi cabeza se preguntaba cuando lo fue. Con cuidado y sin hacer ruido alguno me levante de la cama que abrazaba y protegía mi cuerpo como si de una copa de cristal se tratara, había amanecido hace varias horas, pero los brazos de Morfeo caprichosos por tenerme enredada en ellos me habían hecho prisionera en el momento donde el sueño parecía eterno y satisfactorio. Corrí el cortinaje, las ordenes en la mansión eran claras, nadie podía entrar a mi habitación y nadie lo hacía, el ruido de la casa se hacía notar, a lo lejos podía escuchar las notas de piano de una de las criadas, si le había permitido tocar mi tan preciado piano, tenía talento y eso me animaba. Era una de esas melodías que necesitaban inspiración y aquella chicuela la tenia… Cerrando mis ojos me deje llevar por la luces del día, por la melodía que se filtraba de la planta baja y así fue como entre recuerdos de antaño comenzaron a llegar como lluvia a mi cabeza la oleada de pensamientos que necesitaba….

La sonrisa se apodero de mi cuando el libro de hechicería cayó al suelo – Me extrañas querido Almagor* - gire en mis talones y camine con delicadeza mire el libro tirado en el suelo abierto de par en par – ¿Una sorpresa? – me puse en cuclillas y tomándolo entre mis manos comencé a leer lo que escrito en hebreo estaba, la música no cesaba cada segundo la pasión de aquella melodía me estremecía, a mi o a ella, ya ni siquiera podía distinguir quién era en ese momento.

ולבכות נשים לגן עדן, כאשר עלי הכותרת כיסתה אותה לחלוטין
Y la mujer grito al cielo, cuando los pétalos la cubrieron por completo

המחלה רק האהוב שלה הייתה הסיבה הרשע שלו
Que la enfermedad de su amado solo era causa de su propio mal

תרופה פשוטה מאוד היא כאשר למעשה תרצה והודיע הקול
La cura muy simple es cuando en realidad lo deseas le dijo la voz

ורדים, דם של אדם מודאג, תזכורת של המטופל, קרע של אהבה, שינוי קנה המידה של הדג ריו ועזרה של הלב שלך
Orquídeas, rosas, cedrón, Belladona, sangre del interesado, un recuerdo del enfermo, una lagrima de amor, escamas del pez de rio y la ayuda de tu corazón.

לערבב ההרה הלב שלך, לא נושאים עבורך פחדו על-ידי יפה שמטעה בין מחשבות רק תהיה רעה, tratala עם שנאה מראה המסיכה ואת הכל יהיה מושלם
La mezcla la hará tu corazón, no temas por ti teme por la bella que es engañosa, entre los pensamientos se encuentra y en ella solo habrá maldad, trátala con odio muestra tu mascara y todo será perfecto

וכן הוא אומר התפילה של אדם, כי אווה ילווה אותך תמיד
Y recita la oración de Adán, pues la Eva siempre lo acompañara.

Y ante mis ojos la respuesta para curar o tal vez para engañar el mal de Math estaba en mis manos, la sonrisa malévola se apodero de mi cuando en una corazonada el libro volvió a caer y tras el susurro de una advertencia mi cabeza comenzaba a jugar a trazar los caminos para llegar, para encontradle y hacerle beber el brebaje del mal que lo aquejaba.

El tiempo paso relativo ante mis actos, en un segundo ya estaba vestida con un elegante traje color carmín que acentuado a mi figura marcaba el color blanquecino de mi piel suave y tersa como el pétalo de una rosa. Mis labios teñidos de un rosa pálido hacían que mi rostro se viera con gracia, dulce, como la Constance que pocos conoces y muchos ansían tener. Segundos después ya me encontraba camino al único lugar en Paris donde se encontraba la Belladona, que venenosa por sus esencias me ayudarían a terminar con el calvario, el libro me acompaño, necesitaba detalles y solo él los tenia.

Mi cuerpo se deslizo como cual briza pasa por entre los árboles, el aroma a las hierbas, plantas, flores del lugar era atenuante y un poco sofocador, siempre había gente en el Jardín así que no escatime mucho en mirar tan solo camine con la frente en alto buscando los ingredientes necesarios, el ultimo seria la bella que con ira desatada obtendría.



*Libro de Hechiceria Almagor que significa Indestructible

El jardín botánico era como los pulmones de parís escondido en un lugar donde pocos podían llegar pero cualquiera podía entrar custodiado por unos guardias que lo que menos hacían era custodiarlo, estaba bien cuidado eso no lo negaría, el verde de los arbustos los colores de las flores esparcidas todas de manera ordenada le daba un extraño toque de simplicidad a ese lugar. Hacía mucho que no visitaba un jardín tan cuidado como ese, pensé mientras debajo de mi brazo iba mi fiel amigo Almagor, no lo descuidaba para nada y aunque sabía que se podía cuidar solo ya que bajo un pequeño encantamiento nadie podía ver lo que escrito en sus páginas. Solo dos personas conocíamos las palabras que le daban vida aquel libro de hechizos que engañoso a primera vista poseía mas paginas que la mismísima biblia del vaticano. No acostumbraba a mirar a mis alrededores, las flores de color estaban dispuestas en orden especifico así que avance lo primero seria Cedrón, las reconocía no era la primera vez que trabajaba con hierbas.

Mientras avanzaba aferrada con del libro una voz me saco de lugar, no logro asustarme pero si sorprenderme más que con su pregunta con la forma en que me saludo, ¿a caso lo conocía? ¿Éramos amigos? No, no y no. UN simple desconocido que creía porque estábamos en el mismo lugar iba hacer amigable con él, se equivocaba yo no era así pero lo que si era educada, de la comisura de mi labio se formo una pequeña curvatura que no alcanzo hacer una sonrisa sino más bien un intento de esta – Buenos Días – mi perfecto francés salía a relucir, una de mis cejas estuvo levantada y me detuve cuando el aroma del arbusto que buscaba se hizo presente. No iba a sociabilizar no lo necesitaba estaba ahí por otras razones y esas eran siempre mas importante que cualquier otro asunto.

Incline mi cabeza para llenarme de peculiar aroma que tenía el Cedrón y de la bolsa que llevaba colgada de mi brazo saque unas pequeñas tijeras de podar, corte una rama que la lleve a mi nariz – Cedrón para el aroma y purificar de los males – recite, mientras guardaba aquel corte en la misma bolsa, aun con las tijeras en la mano avance, normalmente cuando andaba en búsqueda de mis ingredientes era sumamente cuidadosa, muchos deseaban arrebatar los secretos que mi libro tenia así que siempre podría mentir y cambiar un nombre. Egoísta con lo que era mío y de nadie más, no por nada aquel libro y la historia de mi vida había durado casi trescientos años, no era una mujer común. ~No somos alguien común~ la voz en mi cabeza hizo que me molestara pero solo tenía una opción o era ella o era yo y en ese momento era la Constance de años, de siempre la bruja eterna. Continúe sin prestar atención en nada mas, al parecer el joven y yo éramos los únicos por esa parte del jardín y esperaba de todo corazón no tener que hacer alguna maldad para con él.

Me detuve a observar las orquídeas que todas del mismo color, aroma pero diferente tamaño, el libro no hablaba de tamaños así que me puse a inspeccionar para buscar una de un tamaño moderado, hasta que encontré una que a mi parecer era la más radiante de todas, me puse en cuclillas dejando mi libro en la tierra, la bolsa sobre él y buscando el tallo medí con mis dedos dos cuartos para que volviera a florecer en alguna primavera no muy lejana. Cuando estuve la orquídea en mi mano cerré los ojos llevándomela a la nariz para envolverme en el aroma y perderme en recuerdos de un antiguo amor el único en mi vida, quien ahora no me reconocía y me dolía en el alma, el me había hecho un perfume de orquídeas la primera vez que nos habíamos reunidos en una danza al fuego para traer la fertilidad a una pareja donde el hombre era estéril. Abrí mis ojos sintiendo una extraña pesadez en mis hombros, mirando en todas direcciones… buscando… un rastro inexistente.

Suspire no una sino varias veces, la presencia de aquel jovencito me traía algo nerviosa, no era del tipo que hablara así nada mas, pero el parecía interesado en algo, quizás no en mi libro realmente dudaba que pudiera siquiera saber de hechicería y era poco común que supiera de hebreo, su cercanía incomodaba mas mi espíritu que a mí misma, respire con fuerzas como si fuera a decir palabra alguna pero guarde silencio en ese momento, tome una de las orquídeas que habían ahí y girando mis talones se la estreche hacia el – Describe el aroma de esta flor -¿Por qué? Era mi forma de saber si mentía, si me decía la verdad, si tenía un corazón puro, si era algo más o simplemente quería o necesitaba algo, un simple hechizo de contacto que era una manera de ver a través de su alma. Le mire a los ojos note que algo le aquejaba una pena... tal vez.

Sirve para varios males – no espere su respuesta sus ojos ya me habían respondido antes de que él pudiera formular las palabras para decirme con exactitud el aroma de aquella flor, de igual manera esperaría, quería saber si podría sorprenderme y no era más que otro común hombre en Paris. De mi bolsita saque el cedrón y lo lleve a mi nariz cerré mis ojos y las imágenes vinieron a mí como una lluvia de ideas…

“El calor ese día era más de lo acostumbrado, Paris estaba en completo silencio… Paris se escondía tras las puertas… debajo de un árbol… Paris sabía lo que ocurría en sus calles y ahí estaba el Chase, con su cabellera dorada buscando al responsable de una muerte, su sonrisa no era la misma estaba enloquecido, lleno de ira y buscaba venganza… un corcel se acercaba su jinete disparaba hacia Chase… que ahora gritaba por LUCAS… por Lucas…. Y un lobo Timber corría hacia el jinete…”

Una brisa me saco del trance que me había llevado el aroma a Cedrón, mis ojos grisáceos miraron aun con mas curiosidad al jovencito que tan feliz quería mostrarse, ¿había hablado? No lo sabía con certeza – ¿Quién es Lucas? – ahí estaba preguntándole sobre un simple nombre que una de mis visiones me nombraba, todo iba de la mano era una fiel bruja que sabía mucho, pero también desconocía de muchas cosas más, mi poder era grandísimo si se sabían las palabras exactas, me gustaban las respuestas, las cosas claras, más un acertijo siempre lo resolvería pero en su camino caería más de una flor ante mis pies. Suspire acercándome al joven, por mi cabeza miles de ideas formas, figuras, siluetas, colores, todo era confuso pero lentamente cada una iba calzando cada una iba formando una idea clara, un conjuro, Almagor tendría las respuestas él era el único en quien confiar, mi libro no mentía y en sus páginas en blanco solo yo podría encontrar a que se refería…

Cambia formas, fue la idea que apareció en mi cabeza luego de pensar en la visión él era uno por eso el lobo había aparecido en mi visión – curioso… muy curioso – susurre mas para mí que para él, criaturas interesantes mágicas llenas de esa vida que muchos deseaban y pocos podían tener, aquella longevidad que para muchos era algo necesario mas para mí no… tan solo las reencarnaciones me permitían conservarme siempre fresca y joven… Lucas… pensé… - Chase – si así era el nombre de él, lo sabia… lo había escuchado cuando el calor en Paris se había tornado agobiante…