Midnight Melody

por **Alessia H. Jane** Sáb Mayo 05, 2012 1:49 pm

Cuando, a los quince años, había recibido mis primeras clases de música, me había imaginado, como mucho, que las utilizaría para tocar el violín o el pianoforte en los amplios salones de la mansión donde vivía para deleitar a mi marido y a sus amigos de negocios. Sin embargo... Oh, vamos, aquello era mucho más divertido.

Está bien, está bien, quizás no cobrase tanto como me gustaría, pero a estas alturas... ¿Qué más daba el dinero, teniendo la eternidad y un poco de picardía? Me bastaba simplemente con pagar el alquiler y mis preciosos vestidos, porque siendo sinceros, no se me ocurría otra cosa en qué gastar el dinero.

Y allí me pasaba las noches: Tocando el piano en el burdel. Mis dedos, ágiles, rápidos y traviesos, se deslizaban noche tras noche sobre las teclas de aquel regio y elegante piano de pared, tocando las melodías más atrevidas que se permitían en aquella época. En ocasiones los señores que por ahí pasaban se me quedaban mirando fijamente ¿Y cómo no iban a hacerlo, sinceramente? Si ya era hermosa de por sí, más lo era aún meneándome hacia delante y hacia atrás sobre el pianoforte para arrancarle las notas más fuertes y desgarradoras. Me limitaba a sonreir con picardía, a sabiendas que mi precio era demasiado alto como para exponerme en un lugar así.

Y pues, no estaba nada mal. Las cortesanas y cortesanos se atrevían de vez en cuando a acercárseme a pedirme una canción en concreto que les gustaba, y yo, en fin ¿Cómo no iba a hacerlo? Era mi nuevo trabajo, y teniendo en cuenta de que en un burdel una se entera de más cosas de las que se enteraría escuchando a hurtadillas en el ministerio, más me valía caer bien.

Allí me encontraba, cuando el ruido de la campanilla de la entrada me despistó un momento. Miré atentamente, con curiosidad, quién entraba en esta ocasión en aquel salón rojo de lujuria y pecado, mientras comenzaba a trajinarse una canción algo más relajada entre mis dedos.

por **Jacqueline S. Ritchway** Sáb Mayo 05, 2012 4:27 pm

No habia mucho para hacer conmigo y esa era la verdad. Era de noche y estaba sola. Habia bebido a varias personas y no estaba de muchos animos para regresar, ademas de que el pais parecia haberme ofrecido todo lo que podia o lo que poseia, asi que simplemente decidi regresar a mis viejas raices y visitar un viejo lugar que frecuentaba en mis primeros años de vampireza...un burdel.

Demasiado tiempo habia transcurrido desde mi ultima visita a un burdel; casi 30 años cuando mi novia, la siempre bella Lucy, fue asesinada en aquel ataque...Para que mentir? Sí. Despues de la muerte de mi esposo y luego de aquella bella novia, me pase casi lustros en burdeles, tratando de llenar el enorme vacio que me dejó sus decesos...Nunca lo pude llenar, sino que lo ignore para seguir adelante.

La compañia de los hombres era muy placentera, me apena a veces decir que por mi cama han pasado ya muchos hombres y mujeres por igual, pero esta noche queria algo distinto...

Entre en el lugar y no sabia qué hacer...en esa ciudad, no sabia muy bien a quien pedir.

por **Alessia H. Jane** Sáb Mayo 05, 2012 5:26 pm

La persona que entró por la puerta del burdel se trataba de una joven demasiado atractiva para ser una simple joven. Apenas me quedé mirándola unos segundos, sin darme cuenta de que había bajado el tempo de la melodía y ahora iba desacompasada, pero aún así, supe, o más bien, supuse, que se trataba de, como yo, un alma eterna.

Mis oídos notaron un ligero detalle que me hizo gesticular una mueca de desagrado, pues aquello no acababa de sonarme del todo bien, y paré la música en seco. Los visitantes del burdel (O al menos, los que no estaban tan ebrios) pararon un segundo, seguramente preguntándose el porqué de aquella pausa por parte de la pianista. Casi podía sentir la mirada inquisitiva de la dueña del local en la nuca. Por suerte, mis sonrisas eran mano de santo para cualquier desliz.

-Me dejaréis un descanso, queridos -Se oyeron algunas risas en el local, pero la mayor parte de los presentes se olvidaron de aquellos segundos de silencio y siguieron con lo suyo, embriagados en lujuria y alcohol.

Me levanté del piano y juro que si aún fuese humana tendría un dolor de espalda como sacado de un libro. Di una vuelta completa y luego volví a sentarme en la banqueta del piano, pero girada de espaldas a él, mirando ensimismada el rojo ambiente

-Que alguien me traiga vino o algo, por Dios... -Murmuré divertida y meneando la cabeza.

Uno de los caballeros me recordó a alguien y me quedé mirándolo de manera ausente.

por **Jacqueline S. Ritchway** Sáb Mayo 05, 2012 7:33 pm

Decidi primero relajarme, tomar unos tragos y luego escojer a quien quizas pase la noche conmigo. No lo sé, hombre o mujer, queria algo diferente pero más que eso no podia pedir. Me acerque a la barra, note a muchas parejas sentadas en las mesas y algunas cortesanas sobre el regazo de sus clientes. Menos mal que este es el lugar correcto para estar asi, siendo de otra manera, sería horriblemente incomodo el notar aquello.

-Vino OldMalvèc, por favor.-le dije al tabernero quien enseguida puso una copa llena de mi pedido frente a mi. Vaya, hasta el barman y los camareros son muy sensuales aqui. Es como si el burdel solo aceptase personal con belleza en sus cuerpos y rostros. Algo esperable, supongo.
Bebi con calma y disfrutandolo, era un vino dulce, exquisito pero embriagador. Conocia los vinos que probaba y este no era precisamente para quienes no tenian corazon fuerte. Quizas sea por eso que hay muchos ebrios aqui...

Mire a mi alrededor y el comentario de la pianista me hizo observarla. Su belleza era impactante...aunque habia algo en ella que parecia hacerla...resaltar o destacar por sobre toda esta chusma.

por **Alessia H. Jane** Dom Mayo 06, 2012 4:43 am

Estiraba los dedos de las manos hacia delante y observaba con una sonrisa burlona a los caballeros que iban pasando. Aquel que me había recordado a mi marido se dirigía dando tumbos hacia una habitación, en compañía de una cortesana que no parecía muy contenta al tener que complacer a un cliente borracho. No pude hacer más que reir y menear la cabeza, absorta en mi propia broma personal.

Cuando al fin me levanté, harta de observar a los bellos cortesanos y, entre comillas, compañeros de trabajo, noté que alguien me miraba y torcí el cuello, curiosa. Quien me miraba no era otra que aquella alma eterna que había entrado hacía un rato y que me había hecho perder el tempo de la canción. Aprovechando que se encontraba cerca de la barra, me acerqué a ella con brío.

-Oh, querida, eres mi salvación -Rodé los ojos y los puse en blanco un segundo, exagerando mis palabras, mientras le ponía una mano en el hombro para que se diese la vuelta y volviese a la barra- Este granuja volverá a timarme con un mal vino. No tengo ni idea de vinos, nunca consiguieron que aprendiese.

Bueno, y era verdad, entre mis clases de historia, geografía, matemáticas, literatura y música, me habían intentado instruir varias veces sobre vinos, caros o no, pero, a pesar de que me encantase el vino, nunca fui capaz de aprenderme nombres, o catarlos de alguna manera. Y así, de paso, tenía una excusa para hablar con alguien en mi descanso.

-Ayúdame, ¿Quieres? -El tabernero me observaba con el ceño fruncido, y le saqué la lengua con gesto infantil-

por **Jacqueline S. Ritchway** Dom Mayo 06, 2012 8:11 pm

Realmente un buen vino. Pague y le deje propina al tabernero y en eso, la joven pianista se me acerco. Al escuchar sus palabras, mire al tabernero. No sabia que se estafasen entre si, aunque quizas es solo un pretexto, me encogi de hombros y, con una sonrisa en mis labios le dije:
-Bueno, para usted, yo sugeriria un Chateau Petrus. Es suave pero dulce en el paladar. Tabernero, lo tiene?-él asintio y busco rapidamente. Efectivamente lo tenian, que eficiencia tan agradable. Este parecia ser un buen lugar para tomar una copa, lejos de ahogarse en la lujuria.

Pronto sirvio una copa a mi acompañante y pedi para que dejara la botella. Luego yo lo probaria. Le entregue la copa a la señorita.
-Pruebela y digame qué le parece.-me gustaba probar distintos vinos pero el mejor de todos era el que habia mencionado antes.

por **Alessia H. Jane** Mar Mayo 08, 2012 5:48 am

Observé como la dama, con una educación estándar, le pedía al tabernero una copa de vino para mí. Me sonaba el nombre de los que se encontraban a menudo en la bodega de mi futuro difunto esposo.
Me permití sonreir por este último pensamiento, pero acto seguido lo expulsé amablemente de mi mente. Nunca hay prisa para la venganza, y obsesionarse con ella sólo me llevaría a la muerte o a algo peor.

Cogí el vino con las dos manos desnudas, mis fino y largos dedos de pianista movieron ligeramente el líquido del interior, al tiempo que lo olía sin necesidad de acercarme a la copa más de la cuenta. Lo probé mirando mirando de reojo primero al apuesto tabernero y después a la bella dama que me acompañaba. Asentí finalmente.

-Es una pena que olvide el nombre de este vino antes de mañana, porque es exquisito -Meneé la cabeza, fingiendo estar apenada, a pesar de que tenía una sonrisa congelada en los labios- Lo que daría por llevarte a todos lados, querida -Reí melodiosamente, y a pesar de ser una risa falsa, me salió más natural de lo esperado, asentí por ello- Es broma darling, no te secuestraré -Volví a probar un pequeño sorbo de vino, no quería excederme, porque aunque el efecto del alcohol no era tan fuerte como lo era en mi época humana, la idea de tener que tocar el piano más tarde era suficiente para recatarme, al menos un poco. -Me basta con tu compañía esta noche, porque no estás ocupada ¿Verdad que no? No, ya lo sabía, ¿Cuál es tu nombre? -Sonreí de medio lado, a sabiendas que ni siquiera le había dado tiempo a responder, en realidad, lo daba por hecho, todo el mundo tenía tiempo para mí. Siempre. Y si no lo tenían, lo buscaban.

por **Jacqueline S. Ritchway** Mar Mayo 08, 2012 6:13 am

Sostuvo la copa y luego la probo, me alegro bastante el que le haya gustado, pocas veces me equivocaba al elegir el vino para otras personas. Tambien rei un poco cuando hablo de llevarme a todos lados, sabia que bromeaba pero me llamo la atencion el como me habia llamado. Quizas era Inglesa al igual que yo.
-Me alegro que le haya gustado, ha bebido de un vino catalogado ser el mejor de Francia.-y no era broma, el Chateau Petrus era un vino exquisito y siempre consigue el primer lugar en las mesas de prueba de vinos.

-No, el aburrimiento me ha traido hasta aqui, my lady.-le dije con una sonrisa torcida en mis labios.-Soy Jacqueline Samantha. Con quien tengo el gusto de compartir mi tiempo?-dije volviendo a tomar mi copa y bebiendo de ella. Mi vino no era el mejor de Paris pero era uno de los mejores de mi tierra, Inglaterra. El efluvio de la señorita me daba a sospechar quizas que era una de los mios pero era dificil saberlo por el olor mezclado de humo de cigarro y perfume de las demas cortesanas.

por **Alessia H. Jane** Miér Mayo 09, 2012 9:33 am

Meneé la cabeza, a la vez que la copa entre mis dedos. Realmente era un vino exquisito, aunque yo no entendiese de eso. Para mí, el mejor vino es el que a uno le gusta, pero claro, el mundo no era tan sencillo.
Recordé algo que me decía mi padre, en el escaso tiempo en el que estuve con él. Solía decir que los caballeros eran como el vino. Nunca le entendí, y aún ahora, me costaba ligeramente entenderlo.

Me encogí de hombros, y me quité el ensimismamiento haciendo alusión a su comentario sobre el vino que estaba tomando, que al parecer era el mejor de Francia. Reí sin poder evitarlo.

-En fin, al parecer lo único bueno que tienen los franceses es el vino. -Dejé que la sonrisa se quedara unos segundos en mis labios. Cierto, acababa de mudarme y los franceses eran difíciles de tragar, tan estirados e hipócritamente educados. Los ingleses eran más naturales, más corteses... Excepto mi marido, por supuesto, a veces dudaba de que fuese inglés.

Me dí cuenta del "My lady" y la miré a los ojos unos segundos, después respondí a su pregunta.

-Miss Jacqueline... Su acento no es francés ¿Me equivoco? Oh, please dígame que no lo es.

Seguía bromeando, y empezaba a asombrarme mi propio buen humor, no sé si era por el ambiente o por el vino, pero me encontraba radiante.

-Alessia Hamish, un gusto, o eso espero.

por **Jacqueline S. Ritchway** Miér Mayo 09, 2012 12:54 pm

Me rei un poco, sonriendo ampliamente cuando hizo ese comentario de los franceses. Note como más de uno habia levantado la cabeza y nos observo pero, en cuanto notaron la indiferencia por nuestra parte, simplemente volvieron a lo suyo...que tan importante no era.
Al parecer me descubri yo misma al tutearle como lo hacia en mi tierra natal pero ella tambien porque me habia pedido que por favor continuara, en ingles. Obviamente no era francés por lo que se lo hice saber.
-Mi estimada, vengo de Inglaterra, de Somerset del Este para ser precisa.-agache mi cabeza como reverenciandola y volvi a mirarla sin borrar mi sonrisa de mis labios.-Y usted? Habla como si usted tambien fuera extranjera de esta ciudad tan barata y promiscua.-otra vez me volvieron a mirar pero solo estaba enfocada a la joven que estaba frente a mi conversando.

por **Alessia H. Jane** Miér Mayo 09, 2012 3:08 pm

Algunos caballeros del local dirigieron fugazmente su mirada hacia nosotras por nuestros comentarios. Me hacía gracia, los franceses también solían despotricar hacia la amada Inglaterra, alegando... Bueno, en realidad no tenía ni idea de lo que alegaban en nuestra contra, pero seguro que se trataban de argumentos sumamente cómicos.
Y ¡Sorpresa!, mi estimada compañera de vinos caros era Inglesa, de Somerset, vaya, la verdad es que siempre agradaba encontrarse a alguien de tu país en un lugar extranjero, y más en un lugar extranjero como lo era París. Decidí contarle cosas, porque de todas formas ¿Qué más daba? Mi objetivo no variaría ni un ápice, dijese lo que dijese. Mientras no divulgue demasiado mi apellido de casada, éste no llegaría a oídos indeseables.

-¡Inglaterra! Por supuesto, alguien con tan buen gusto no podía ser francesa. -Reí de nuevo, decidiendo al instante en dejar de hacer bromas como aquella por el momento, aunque para ser sinceros, me pasaría el día quejándome de París y sus gentes. -Yo, por mi parte, a pesar de mi aspecto, vengo de un lugar algo más humilde. De Sussex, un lugar precioso, pero algo apartado de la capital.

Recordé fugazmente la granja donde me había criado, y no pude evitar reirme, como cada vez que me preguntaba cómo demonios una simple granjera de Sussex se había convertido en una dama ejemplar, culta y hermosa en sólo tres años de matrimonio. Aunque claro, mi familia siempre fué muy leída, a pesar de dedicarse a cuidar abejas.
Cerré los ojos unos segundos, los recuerdos relacionado con Sussex también lo estaban con mi hermana.

-La verdad es que París me hubiese dado auténtico terror de haberme encontrado en otra época más inocente de mi vida -Me refería sutilmente a mi vida como humana, que aunque había durado poco, menor era mi experiencia como vampiresa-Ahora, sin embargo... Me pregunto de dónde sale tanta belleza, pues nunca imaginé que un país como éste me pudiese resultar hermoso.

Volví a centrar mi atención en el vino.

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