|| Caminos que se cruzan en momentos inesperados ||

por **Vaël Sunderland** Dom Mayo 13, 2012 6:36 pm

Tenía una meta muy clara en mente: aprender todo lo posible para serle de utilidad a Basile. Era probablemente lo que más pesaba últimamente para él. Sabía que el boticario no pretendía tener un aprendiz propiamente dicho, como mucho le enseñaría las cosas más básicas que le pudieran permitir a él seguir adelante con otras más complicadas, las que pudieran quitarle trabajo engorroso y sencillo, ahorrarle tiempo. Aun así, el ex-cortesano no pensaba quedarse de brazos cruzados. Siempre había sido emprendedor cuando algo le interesaba, y todo lo que giraba alrededor de su boticario, lo hacía.

De ahí que estuviera en semejante lugar, que anteriormente solo había visitado por curiosidad o para dar algún paseo con algún conocido o amigo. En ese momento sin embargo, se encontraba mirando las plantas con bastante más interés, hasta llevaba un trozo de pergamino en el que de cuando en cuando iba tomando notas y haciendo dibujitos. Recordaba haber visto algunas de aquellas plantas en el laboratorio del mayor, así que les prestaba algo más de atención.

Se había pasado toda la tarde en aquello, desde bien temprano, tras comer y darle también el alimento y unos cuantos mimos a su pequeña niña, había salido para pasear por el jardín botánico. Se había parado a tomarse un descanso, tras hacer un boceto más de una planta en su estado más fresco, buscó un banco bajo un árbol en el que poder acomodarse, abriendo la bolsa que traía colgada a un lado para sacar algo de pan y un poco de agua, reponiendo fuerzas.

Miró hacia el cielo, el sol estaba empezando a ocultarse, así que en breve tendría que volver a casa. No pudo evitar sonreír al pensar que ya no debía correr en cuanto anochecía para ir al burdel, para meterse en la cama con cualquier hombre que quisiera pagarle esa noche. Ahora solo ocupaba una cama siempre que podía, y no podría sentirse mejor. Dio un sorbo al agua, observando a algunas personas ir y venir de forma distraída.

por **Thibaut Beaudelaire** Dom Mayo 13, 2012 7:49 pm

Hacía muy poco que habían terminado sus clases del día y pensaba aprovechar el rato de luz solar que todavía tenía disponible. Bajo su brazo tenía un grueso libro que detallaba el código legal francés que uno de sus maestros había tenido la audacia de pedir a sus alumnos que leyeran entero. La enorme tarea ante él quizás le hubiera parecido imposible cuando todavía vivía en Saint-Étienne, pero después de haber pasado ya tres meses estudiando, la consideraba difícil pero no irrealizable. Se demoraría, eso seguro, por lo que lo mejor era empezar lo antes posible. A pesar de que la intención de estudiar leyes no hubiera sido suya, sino de su padre, empezaba a disfrutar el sumergirse en ese mundo donde la gente se esforzaba por buscar la justicia. Eso si, en un mundo utópico. Porque entre más aprendía, más se daba cuenta de las injusticias inherentes en el sistema judicial. Un sistema que beneficiaba a los capataces y que dejaba totalmente desprotegidos a los trabajadores. Pero para empezar a hacer cualquier cambio, había que entender a lo que se estaba metiendo. Por eso mismo, se guardaba ese tipo de comentarios durante las clases. No quería que lo expulsaran del aula por expresar pensamientos demasiado revolucionarios a oídos de sus maestros. Hubiera sido el colmo.

Y sumergido en ese tipo de cavilaciones, se dirigió sin perder tiempo al jardín botánico de París. Ese lugar era perfecto si es que quería concentrarse y además, mantenerse despierto. La biblioteca también hubiera sido ideal, si tan solo hubiera sido temprano en la mañana, mientras tuviera la cabeza totalmente despejad. El aire helado de la tarde ayudaría a que no se quedara dormido en cualquier lugar. Porque, al fin y al cabo, había sido un largo día.

A pesar de que la época invernal había privado a la mayoría de los árboles de su verde follaje, aun había unos cuantos que podían jactarse de hojas perennes. Y bajo uno de estos, de manera muy inteligente, había un banco de madera. Se acercó, notando a un joven de su edad sentado en el banco, merendando. Con una sonrisa cordial, se dirigió a él. -Buenas tarde, monsieur- le saludó, llevando sus dedos índice y medio a la ala de su sombrero, como siempre hacía cuando saludaba a alguien en la calle. Buenas tardes... Aquello se convertiría en 'buenas noches' pronto, juzgando por la posición del sol en el cielo. -Espero no importunarlo, pero me preguntaba si no le molestaría que me sentara a su lado, ya que ha encontrando un lugar verdaderamente excepcional para descansar- pidió Thibaut, sin que su sonrisa flaqueara. Modales de campo, jamás podría deshacerse de ellos.

por **Vaël Sunderland** Lun Mayo 14, 2012 12:00 pm

A pesar de lo ensimismado que pudiera estar en sus pensamientos, no se le pasó por alto aquel muchacho. Más que nada porque se iba acercando cada vez más a su posición. Sus ojos lo analizaron de arriba a abajo, de forma sutil, como quien no quiere la cosa. Pensó que seguramente de haber seguido dedicándose a la más antigua de las profesiones, le habría intentado seducir de alguna manera, porque se veía que era alguien de recursos. Su ropa, el libro que portaba, su mismo porte.

Estaba completamente sumido en sus pensamientos, en el hecho de que ya no tenía que lanzarse a la caza de hombres ricos cuando escuchó su voz. Quién sabe como habría reaccionado de saber con quién estaba tratando en ese mismo momento. Pero por supuesto, su forma de comportarse no distó mucho de la que normalmente tendría, devolviendo el saludo educadamente y el gesto de cabeza, acompañado de una sonrisa amable. No tenía motivos para ser desagradable con la gente ahora que no se dedicaba a complacerla, realmente no tenía ningún problema con el mundo y siempre había sido sociable. Al darse cuenta de sus siguientes palabras miró automáticamente hacia un lado en el banco. Sin pensar en que alguien querría compartir el asiento, había puesto sus cosas casi a un lado pues él mismo estaba prácticamente en el medio, un gesto muy descortés por su parte.

- Oh, disculpadme, dónde estarán mis modales. - dijo inmediatamente, apurándose en levantarse para tomar sus cosas y colocarlas justo en el borde del banco, donde no molestaran - Por favor, cualquier compañía es bien recibida. - aseguró, esperando que fuera el desconocido quien tomara asiento antes de hacerlo él mismo a su lado, guardando las distancias que marcaba cualquier tipo de protocolo, todo lo contrario a lo que solía hacer cuando trabajaba. Que difícil era no comparar el antes con el después, muy difícil - Os invitaría a algo de merendar, pero me temo que ya he terminado con todo. A menos que queráis un poco de agua. - le dedicó una divertida sonrisa. Evidentemente compartir banco no le hacía el anfitrión del lugar y el agua no era una cerveza o un vino - ¿Venís para leer? Me aseguraré de no molestaros.

por **Thibaut Beaudelaire** Dom Mayo 20, 2012 12:28 pm

La sonrisa que exhibía en su rostro no flaqueó, si no que más bien se agrandó al escuchar la respuesta del caballero que tenía al frente y al ver los gestos que se había tomado la molestia de hacer para que pudiera sentarse en la misma banca. Hablaba de buena manera sobre su temperamento, cosa que reprochaba en muchas personas de la capital. -Muchísimas gracias, monsieur- le respondió, en el mismo momento en que depositaba su bolso de cuero en uno de los extremos de la banca y se sentaba al lado del joven, dejando aquel monstruoso libro sobre sus piernas. Viéndolo ahora, parecía más grande que nunca. Leerlo sería una tarea herculeana, pero estaba dispuesto a realizarla. Aunque el inicio se volvería más difícil. Para Thibaut, empezar las cosas siempre había sido lo más difícil. Una vez que ya había iniciado alguna acción, continuarla parecía muchísimo más llevadero. Pero juntar la voluntad para comenzar algo desde cero siempre le había costado mucho. Y en esa ocasión, esa característica propia no iba a cambiar.

Perdido como estaba en la observación de la tarea que tenía frente a sus ojos, el siguiente comentario de su acompañante hizo que volteara su rostro rápidamente hacia él. -No se preocupe, he comido algo antes de venir hacia aquí- era mentira, por supuesto, pero no dejaría que alguien a quién recién conocía se preocupara por él. Su siguiente pregunta hizo que desviara la mirada de vuelta al código legal francés, y luego al invernal paisaje que lo rodeaba. El sol se estaba escondiendo y podía ver a uno de los encargados del jardín a lo lejos, empezando a prender las llamas de las farolas del lugar. Quizás podría dejar el inicio de la lectura para otro momento.

-No estoy tan seguro de que esté de ánimo como para empezar a leer en este preciso momento, monsieur, no se preocupe por eso- le contestó, después de algunos minutos de silenciosa contemplación. La sutil sonrisa volvió a su rostro, y decidió que podría empezar mañana. El joven que tenía a su lado se veía como alguien educado y simpático. Y nunca estaba demás extender su círculo de conocidos en París. -Si me permite la pregunta, ¿a quién debo toda esta amabilidad?- esa era su manera de preguntarle el nombre. Aunque quizás, ahora que lo pensaba, debería haberse presentado primero.

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