AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Destinos cruzados, sentimientos inesperados.
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Destinos cruzados, sentimientos inesperados.
"Haz que tú sonrisa cambie el mundo,
pero que el mundo nunca cambie tu sonrisa."
pero que el mundo nunca cambie tu sonrisa."
Que maravillosa noche para salir a recorrer las calles principales de París. La mente de Leonor se haya especialmente despierta, ansiosa de salir de su humilde morada, encaminarse, y recorrer. El volver a sentir cada noche esa fría brisa sobre su rostro, como el aire pasaba entre sus cabellos, jugando con ellos, quitando un peso invisible de ella.
La muerte en el caso de ellos, no era mas que un estado ¿invisible, tal vez? Lo era, pero solo para aquellos que no eran capaces de sentir esa siniestra aura que estaba alrededor de sus cuerpos, fríos, tersos y blanquecinos como la misma luz de luna.
La vampiresa avanzaba casi danzando sobre el camino, ahora cubierto por una espesa capa de nieve, levantando ligeros toques de la misma, mientras sus pies continuaban dando un gracioso paso tras otro. Se sentía animada, extrañamente animada, aunque no estaba segura de la razón, había decidió disfrutar de las sensaciones que aún no era privada. La noche siempre había sido una de sus mas queridas compañeras, ahora se había convertido en la única que podía divisar sin temor, sin ocultarse.
Observaba con curiosidad a las personas que aún deambulaban por el lugar, todas muy bien abrigadas, y cobijadas bajo grandes abrigos, he incluso mantas, los mas pequeños. En su caso, ella solo llevaba un simple vestido color turquesa, con un listón negro en su cintura, mismo color que poseía la capa que descansaba sobre sus hombros, cayendo suavemente por su cuerpo, mientras la capucha se ubicaba perfectamente sobre su cabeza, permitiendo que los rubios mechones de su cabello se moldearan por el costado derecho de su cuello. Y como rara vez ocurría se había puesto calzado, aunque no lograba acostumbrarse a el, el andar descalza siempre había sido su debilidad.
Se detuvo frente a una banca, la cual se encontraba justo debajo de un farol, el cual propinaba una sutil luminosidad, ya que la noche estaba bastante obscura. Los negros nubarrones cubrían el cielo, tapando el parpadeante manto de estrellas y el imponente astro lunar. No se lograba divisar nada mas, solo obscuridad.
Un suspiro de tranquilidad escapó de sus finos labios, a la par que estos dibujaban una sonrisa en ellos y su espalda reposaba contra el respaldo del asiento. Sin darse cuenta comenzó a cantar muy suavemente, solo para ella, como una muestra clara del relajo que sentía. Ya no fue consiente de lo que ocurría frente a ella, si había alguien mas rondando o no.
Podría decirse que estaba desprotegida, o al menos esa era la impresión que daba a cualquiera que pusiera su vista en ella.
Pero no, Leonor era fuerte, y aunque su mente ahora se encontrara distraída, sus sentidos se pondrían alerta en caso de cualquier peligro. Mas ahora, solo existía ella... ella y la canción que lentamente comenzaba a cobrar fuerza, acompañada por la dulce voz de la joven.
Leonor Daxmins- Vampiro Clase Media
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Re: Destinos cruzados, sentimientos inesperados.
Hacía poco que había regresado a París. Nunca estaba tanto tiempo en el mismo lugar o simplemente no repetía lugar de residencia a no ser que le gustase de sobremanera; y así era. Tyler había estado hacía un par de años allí, viviendo durante varios más, simplemente porque aquel lugar tenía ese deje especial que le hacía atractivo a cualquier tipo de vida allí; realmente se hacía peligroso, pero se sentía tranquilo al ver cómo la gente pasaba por al lado de un ser oscuro sin ni siquiera percatarse de ello.
Eso era lo hermoso, que quizás algunas personas respetasen la vida ajena por muy distinto concepto que tengan de ella. Todos podían vivir en armonía pero tarde o temprano el pez grande se comía al pequeño.
Tras su llegada a París el día anterior, tuvo un fuerte encuentro que le hizo tomarse las apariencias engañosas, pero jamás perdería su percepción hacia la vida; por una vez que tropiece, no iba a cambiar su modo de actuar, pero si que tendría cuidado.
Tyler, tenía una herida en la mejilla y un par de costillas rotas, pero jamás le verías quejarse aunque estuviese adolorido. Su orgullo era más fuerte que un rasguño, que matizaba de un color rojo su bonito rostro. Así que se dirigió justo al centro de la ciudad, donde las tiendas aún tenían una hora para cerrar, para así comprar lo necesario: ropa y algo para curarse. Aún no había buscado alojamiento, bien podía quedarse paseando toda la noche pero su cuerpo se resentía por el frío que inundaba la ciudad amenazando con la pronta llegada del invierno, además de una tormenta que parecía aproximarse. Una melodía llegó a sus oídos, la sentía conocida, pero lo que más conocido se le hacía era la voz que acariciaba aquellas notas haciéndolas propias. Para cuando se giró en busca de aquella mujer, vislumbró una silueta encapuchada de una mujer, que descansaba tranquilamente en un banco. Un mechón de cabello que se escapaba por la derecha, le delató, haciendo que Tyler sonriera bajo viejos recuerdos y se le acercase tranquilamente.
- ¿El sitio está ocupado? - Dijo en su peculiar tono de voz, grave, pero aterciopelada, dándole la guinda con una sonrisa, esperando que le reconociese una vez encontrase su mirada entre la ajena. - Me alegro de verte, Leonor. - Le tendió la mano, recordando viejos encuentros que no pasaban de dos años atrás, pero que los recordaba tal y como si hubiesen sido ayer. - Pero... ¿no es muy tarde como para que andes sola por la ciudad? - Claro que se preocupaba por ella, tanto y más de lo que pudiera llegar a pensar.
Eso era lo hermoso, que quizás algunas personas respetasen la vida ajena por muy distinto concepto que tengan de ella. Todos podían vivir en armonía pero tarde o temprano el pez grande se comía al pequeño.
Tras su llegada a París el día anterior, tuvo un fuerte encuentro que le hizo tomarse las apariencias engañosas, pero jamás perdería su percepción hacia la vida; por una vez que tropiece, no iba a cambiar su modo de actuar, pero si que tendría cuidado.
Tyler, tenía una herida en la mejilla y un par de costillas rotas, pero jamás le verías quejarse aunque estuviese adolorido. Su orgullo era más fuerte que un rasguño, que matizaba de un color rojo su bonito rostro. Así que se dirigió justo al centro de la ciudad, donde las tiendas aún tenían una hora para cerrar, para así comprar lo necesario: ropa y algo para curarse. Aún no había buscado alojamiento, bien podía quedarse paseando toda la noche pero su cuerpo se resentía por el frío que inundaba la ciudad amenazando con la pronta llegada del invierno, además de una tormenta que parecía aproximarse. Una melodía llegó a sus oídos, la sentía conocida, pero lo que más conocido se le hacía era la voz que acariciaba aquellas notas haciéndolas propias. Para cuando se giró en busca de aquella mujer, vislumbró una silueta encapuchada de una mujer, que descansaba tranquilamente en un banco. Un mechón de cabello que se escapaba por la derecha, le delató, haciendo que Tyler sonriera bajo viejos recuerdos y se le acercase tranquilamente.
- ¿El sitio está ocupado? - Dijo en su peculiar tono de voz, grave, pero aterciopelada, dándole la guinda con una sonrisa, esperando que le reconociese una vez encontrase su mirada entre la ajena. - Me alegro de verte, Leonor. - Le tendió la mano, recordando viejos encuentros que no pasaban de dos años atrás, pero que los recordaba tal y como si hubiesen sido ayer. - Pero... ¿no es muy tarde como para que andes sola por la ciudad? - Claro que se preocupaba por ella, tanto y más de lo que pudiera llegar a pensar.
Tyler Fausten- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/05/2011
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Re: Destinos cruzados, sentimientos inesperados.
La vida sigue su curso, tú toma parte de ella.
¿La inmortal ya se había olvidado de eso acaso? ¿De dejarse envolver con total libertad con la música... con aquellas canciones que en otros tiempo la hicieron sonreír con sinceridad?
Al parecer no, puesto que así se sentía en ese momento. Sus dedos golpeteaban la madera de la banca, llevando un imaginario ritmo del instrumento que debía acompañarla. Sus ojos cerrados, y su rostro disfrutando de la suave brisa nocturna que le regalaba una toque mucho mas agradable a ese paseo tan improvisado que había comenzado.
De repente fue una voz masculina la encargada de sobresaltarla, al haberla pillado un tanto desprevenida. Sus ojos se abrieron lentamente, pero sin mirarle aún respondería la pregunta.
- Pues no, no lo está... - diría observando hacía ambos lados, llevando su cuerpo mas hacía un costado, buscando darle un lado al que ella suponía era un extraño, pero estaba equivocada.
- ¿Tyler?...- murmuró la joven, aún con cierta duda. ¿Cuanto tiempo había pasado ya? En esos encuentros que en ocasiones tenían en el bosque. El había sido uno de los pocos con los que entablaba conversaciones, y el volver a verlo ahora realmente la sorprendía.
Rápidamente sostuvo su cálida mano cuando esta le fue ofrecida, y le dedico una amplia y radiante sonrisa, observando con atención aquellos ojos verdes que correspondían de la misma manera.
- También me alegro de verte. Todavía no puedo creer que seas tu. -le diría llevando la mano libre hasta su propia boca, ocultando de manera tierna su sorpresa por tal encuentro.
- Y si... bueno, no. Vamos, ya soy lo bastante grande como para cuidarme sola ¿no crees? - agregaría alzando su ceja, mostrandole la seguridad al afirmar eso.
La vampiresa desconocía si el ya se había percatado o no, de su naturaleza. Fácilmente la frialdad de su piel podría asociarla al clima, y si no realizaba ningún movimiento extraño, ni nada similar, sería como si ella siguiera siendo tan humana como de seguro el la recordaba, lo último que deseaba era asustarlo.
- ¿Donde has estado, desaparecido? - preguntaría, mientras como en un gesto muy de ella, se acercaba a besar su mejilla, y revolvía cariñosamente su cabello, esperando que comenzara a contarle lo que había echo, desde aquel día que habían dejado de verse.
Leonor Daxmins- Vampiro Clase Media
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Re: Destinos cruzados, sentimientos inesperados.
Era fácil caer en las redes de una mujer bonita, pero mucho más difícil era encontrar una mujer que bajo sutilezas encandilase con su propia naturalidad, llevadas elegantemente sin alterar, en ningún solo instante de su vida.
Su perfume le vino como agua al sediento, sonriendo en la mejilla ajena mientras recibía el beso en su mejilla; no pudo evitar cerrar los ojos tras recordar que nada había cambiado, salvo el frío tacto de su mejilla.
Por un momento deseó arroparla para hacerla entrar en calor, muy lejos de perversiones ni malos pensamientos que ensuciasen en alma de tan bella dama.
- Pero si estás helada, querida... ¿Te encuentras bien?- Dijo sin alzar la voz, exclamando más que nada por el simple hecho de que pudiera enfermar. Los tiempos eran duros y los inviernos más cruentos a cada año que pasaba, por lo que un resfriado mal curado podría convertirse en muerte con facilidad.- Sé que eres muy capaz, Leonor... - Recordaba la dureza de espíritu de la muchacha que no se veía alterado en cuestión de "verse capaz", igual que otra persona.- Pero... Igual hace frío y si estás más tiempo por aquí, podrías enfermar. - Tyler se preocupaba por ella, quizás sus palabras podrían ser tomadas a mal, tan solo por su aspecto físico, que le otorgaba a ojos cerrados más de una desconfianza sin motivo alguno.
Tyler le prestó el brazo, invitándola a iniciar un paseo. - Así al menos el frío no se notará, el cuerpo podría entrar en calor, preciosa. - Esperó su agarre y posó la mano sobre la suya para mantenerla cálida bajo la suya.
- Es una historia muy larga. - Se escusó. - Y bastante complicada. - Negó, girando la cabeza no más para mirarla. - Tardaría días y noches completas para acabar de contarlo todo, pero no te preocupes, no es nada serio, estoy bien. - Sonrió amablemente, junto a sus ojos se formaban pequeñas arrugas que le hacían tener una mirada sobria, pero tierna y cálida como un buen hombre de corazón. Y así era.
- ¿Qué ha sido de tí? Siento mucho el haberme ido sin avisar; de haber podido encontrarte aquel día, te hubiese contado pero no te encontré. - Acarició su mano mientras caminaban, más que nada fué sin pensar. Quizás Tyler se sobrepasase en aquel aspecto, pero no iba con malas intenciones, era algo natural a él. - ¿Hay buenas noticias? Por lo que veo aún no te has casado, pero ¿Has encontrado un hombre que te soporte? - Dijo medio en bromas, le gustaba molestar en aquel sentido tan poco dañino.
Su perfume le vino como agua al sediento, sonriendo en la mejilla ajena mientras recibía el beso en su mejilla; no pudo evitar cerrar los ojos tras recordar que nada había cambiado, salvo el frío tacto de su mejilla.
Por un momento deseó arroparla para hacerla entrar en calor, muy lejos de perversiones ni malos pensamientos que ensuciasen en alma de tan bella dama.
- Pero si estás helada, querida... ¿Te encuentras bien?- Dijo sin alzar la voz, exclamando más que nada por el simple hecho de que pudiera enfermar. Los tiempos eran duros y los inviernos más cruentos a cada año que pasaba, por lo que un resfriado mal curado podría convertirse en muerte con facilidad.- Sé que eres muy capaz, Leonor... - Recordaba la dureza de espíritu de la muchacha que no se veía alterado en cuestión de "verse capaz", igual que otra persona.- Pero... Igual hace frío y si estás más tiempo por aquí, podrías enfermar. - Tyler se preocupaba por ella, quizás sus palabras podrían ser tomadas a mal, tan solo por su aspecto físico, que le otorgaba a ojos cerrados más de una desconfianza sin motivo alguno.
Tyler le prestó el brazo, invitándola a iniciar un paseo. - Así al menos el frío no se notará, el cuerpo podría entrar en calor, preciosa. - Esperó su agarre y posó la mano sobre la suya para mantenerla cálida bajo la suya.
- Es una historia muy larga. - Se escusó. - Y bastante complicada. - Negó, girando la cabeza no más para mirarla. - Tardaría días y noches completas para acabar de contarlo todo, pero no te preocupes, no es nada serio, estoy bien. - Sonrió amablemente, junto a sus ojos se formaban pequeñas arrugas que le hacían tener una mirada sobria, pero tierna y cálida como un buen hombre de corazón. Y así era.
- ¿Qué ha sido de tí? Siento mucho el haberme ido sin avisar; de haber podido encontrarte aquel día, te hubiese contado pero no te encontré. - Acarició su mano mientras caminaban, más que nada fué sin pensar. Quizás Tyler se sobrepasase en aquel aspecto, pero no iba con malas intenciones, era algo natural a él. - ¿Hay buenas noticias? Por lo que veo aún no te has casado, pero ¿Has encontrado un hombre que te soporte? - Dijo medio en bromas, le gustaba molestar en aquel sentido tan poco dañino.
Tyler Fausten- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/05/2011
Edad : 36
Re: Destinos cruzados, sentimientos inesperados.
Los sueños nunca desaparecen, mientras las personas no los abandonan.
Aquella sonrisa de total sorpresa anteriormente reflejada en el rostro de la joven, ahora era una mucho mas amplia y llena de alegría. El tener reencuentros así, de una manera tan improvisada, tan natural, son sin duda momentos como verdaderos salvavidas y cables a tierra. Todo eso fue lo que sintió Leonor al ver nuevamente el rostro de Tyler. Y casi por obra y gracia de su mente, variados recuerdos de sus encuentros no paraban de llegar con fuerza, uno tras otro, y cada uno de ellos, mas agradable que el anterior.
Claramente esperaba que se percatara de su frialdad, la verdad, ella no tenía como ocultar algo tan simple como su delatante temperatura corporal.
- ¿Muy helada? Pues si, pero tranquilo, no llevo demasiado tiempo aquí, es mas, casi acabo de sentarme.- le aseguró mientras levantaba su mano derecha, haciéndole un gesto para que se calmara, y por supuesto que esperaba eso, la joven no iba a enfermarse, ni siquiera contraería un simple resfriado.
- Siempre tan preocupado, no has cambiado... - le diría con su voz en un tono mucho mas bajo, casi lanzandolo como un comentario al aire, mientras su cabeza se levantaba al observar la invitación de el, la cual fue respondida rápidamente, haciendo que Leonor se sujetara con suavidad de su brazo y comenzara a caminar junto a el.
No era capaz de ocultar las pequeñas risas al escuchar sus intenciones de hacerla entrar en calor ¿Sería recomendable decirle directamente que eso era imposible?. La verdad, no se encontraba del todo segura, y sin dudas se sentía asustada ¿Que pasaría si el no entendía su nueva "vida"?. De seguro podría perder a alguien que aún no tenía idea de lo valioso que sería en su vida mas adelante.
- Sabes que me quedaría escuchando tus historias toda la noche, me conoces. Pero bueno, finalmente me alegra saber que estás bien- Una nueva duda surgió en la vampiresa. ¿Donde estaba ella cuando el la había buscado para despedirse? ...Perdida en algún lugar muy oculto del bosque, eso sin dudas era lo mas posible, no encontraba otra respuesta.
Sentía el suave roce de la mano del joven, aquel cálido tacto que a estas alturas llegaba a parecerle sumamente agradable, por la misma razón mantuvo la mano quieta, disfrutando de eso.
Fue su última pregunta, la responsable de suavizar su sonrisa, hasta casi hacerla desaparecer. Sabía que el no deseaba hacerla sentir mal, puesto que no tenía idea de todo lo que había pasado, por lo mismo intentó que su respuesta fuera precisa, esperando poder cambiar el tema.
- Pues si no me he casado, por algo será ¿No?. Creo que realmente nadie me soporta, Tyler. - susurraría casi como un secreto solo para el, sonriendo un tanto mas animada, y de manera inconsciente recostaba su cabeza sobre parte del brazo del joven, puesto que la diferencia de tamaños era mas bien notoria, sin mencionar lo menudo del cuerpo de Leonor al lado de el.
- Es bueno volver a verte, no sabes el gusto que siento en este momento...- Aquellas sinceras palabras saldrían acompañadas por un delicado suspiro, mientras ambos brazos de ella rodeaban el del joven, intentando buscar abrigo, y simular el frío que no era capaz de sentir.
Leonor Daxmins- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/10/2012
Edad : 33
Localización : La casa de la Esperanza
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Re: Destinos cruzados, sentimientos inesperados.
Tyler se sentía verdaderamente cómodo con ella, ya fuera por ser la única y gran amiga que tenía o por el simple hecho de tener una agradable y hermosa compañía. Sus manos junto con las de ella parecían tener vida propia, las sentía como si fuese algo a lo que estaba predestinado a tocar de por vida, como si aquel simple gesto fuese parte de su añoranza personal y por el amor a la vida que siempre veía reflejados en los ojos ajenos.
De cualquier forma, Tyler la escuchó hablar como si de una melodía se tratase, sintiéndola siempre agradable y aterciopelada. ¿Qué había mejor en la vida que ver y hacer sonreír a alguien con tan solo preocuparte un poco por ella?
- Realmente agradezco el que nos hayamos encontrado hoy, precisamente, extrañaba nuestras largas charlas sin contenido exacto. - Rió suavemente, mirando su camino con ojos brillantes, cual niño al que acababan de regalar algo muy preciado; y realmente que el momento lo ameritaba.
- Sea quien sea ese hombre, no sabe lo que se pierde. - Sonrió de lado, mirándola ahora. - Cualquiera preferiría a una sierva sumisa, en lugar de buscar una buena esposa que lo ame. - Volvió la mirada hacia el camino, alzando simplemente un hombro.
- Hoy en día el matrimonio es considerado como un negocio, más que como una unión sincera. - Dijo a modo de queja, aunque su voz siempre denotaba la calma y la seriedad de un hombre de su edad, pero con la cabeza amueblada en todos los aspectos, justo y sano; pocos habían como él.
- Te acompañaré cuanto quieras, no tengo dónde dormir ésta noche, así que igualmente me mantendría en vela, pero... si en algún momento te sientes cansada, házmelo saber y te acompañaré hasta tu casa. No quiero que hagas lo que yo por un simple capricho, pequeña. ¿Entendido? - Le dijo aguantando la risa con eso último. Leonor precisamente no era pequeña, a pesar de su diminuto cuerpo, sus haceres y haberes eran los de una mujer con el completo significado de la palabra, aunque para él, ella siempre fuese objeto de su devoción, frágil y querible, siempre la protegería, costase lo que costase. Personas así no se encontraban a diario y era de buen saber que debía de cuidarla para no perderla.
Tyler besó su frente como un mero gesto de cariño. No andaba haciendo aquello con cualquiera. Pocos eran de su verdadera confianza, dedos, le sobraban.
- ¿Qué te gustaría hacer ahora? - Preguntó por mera cortesía. - Los caminos son largos, pero siempre podrás contar conmigo para hacer cualquier locura. - Cualquier cosa que estuviese en la mente de la pequeña Leonor, él la haría. Para él era un mero juego y aquello le hacía sentir como un niño, ya fuese trepando árboles o haciendo cualquier otra cosa; Tyler tenía a su niño interior muy presente en cada momento de su vida, ya que aquella época, fué la mejor sin lugar a dudas.
De cualquier forma, Tyler la escuchó hablar como si de una melodía se tratase, sintiéndola siempre agradable y aterciopelada. ¿Qué había mejor en la vida que ver y hacer sonreír a alguien con tan solo preocuparte un poco por ella?
- Realmente agradezco el que nos hayamos encontrado hoy, precisamente, extrañaba nuestras largas charlas sin contenido exacto. - Rió suavemente, mirando su camino con ojos brillantes, cual niño al que acababan de regalar algo muy preciado; y realmente que el momento lo ameritaba.
- Sea quien sea ese hombre, no sabe lo que se pierde. - Sonrió de lado, mirándola ahora. - Cualquiera preferiría a una sierva sumisa, en lugar de buscar una buena esposa que lo ame. - Volvió la mirada hacia el camino, alzando simplemente un hombro.
- Hoy en día el matrimonio es considerado como un negocio, más que como una unión sincera. - Dijo a modo de queja, aunque su voz siempre denotaba la calma y la seriedad de un hombre de su edad, pero con la cabeza amueblada en todos los aspectos, justo y sano; pocos habían como él.
- Te acompañaré cuanto quieras, no tengo dónde dormir ésta noche, así que igualmente me mantendría en vela, pero... si en algún momento te sientes cansada, házmelo saber y te acompañaré hasta tu casa. No quiero que hagas lo que yo por un simple capricho, pequeña. ¿Entendido? - Le dijo aguantando la risa con eso último. Leonor precisamente no era pequeña, a pesar de su diminuto cuerpo, sus haceres y haberes eran los de una mujer con el completo significado de la palabra, aunque para él, ella siempre fuese objeto de su devoción, frágil y querible, siempre la protegería, costase lo que costase. Personas así no se encontraban a diario y era de buen saber que debía de cuidarla para no perderla.
Tyler besó su frente como un mero gesto de cariño. No andaba haciendo aquello con cualquiera. Pocos eran de su verdadera confianza, dedos, le sobraban.
- ¿Qué te gustaría hacer ahora? - Preguntó por mera cortesía. - Los caminos son largos, pero siempre podrás contar conmigo para hacer cualquier locura. - Cualquier cosa que estuviese en la mente de la pequeña Leonor, él la haría. Para él era un mero juego y aquello le hacía sentir como un niño, ya fuese trepando árboles o haciendo cualquier otra cosa; Tyler tenía a su niño interior muy presente en cada momento de su vida, ya que aquella época, fué la mejor sin lugar a dudas.
Tyler Fausten- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/05/2011
Edad : 36
Re: Destinos cruzados, sentimientos inesperados.
La vida es un cúmulo de experiencias que hacen que llegues a lo que finalmente buscabas.
La noche pasaba lentamente, mientras dos almas comenzaban a ponerse al día luego de haber estado casi dos años sin contacto alguno. Era realmente increíble como el tiempo no destruía los sentimientos, ni desvanece de la memoria a las personas que realmente debían llegar a complementar de alguna u otra forma, la vida. En este caso la de Leonor, que podía sentir como una sensación de bienestar crecía dentro de ella, por el simple roce con la piel ajena, acompañado de la dulce mirada de los ojos de el. Todo solo resaltaba la importancia en la presencia de Tyler, junto a ella.
Su sonrisa se volvía cada vez mas amplia al escucharle, el siempre con sus ideas, hablando sin tapujos, pero sin llegar a ser inapropiado, solo expresaba lo que llegaba a su mente, y por supuesto eso era algo que la joven apreciaba mucho mas.
- Me alegro que lo sientas al igual que yo, créeme que aún me siento sorprendida por esto, fue demasiado inesperado.- le dijo liberando una risa por lo bajo, antes de continuar hablando.
- Supongo que el destino actuó, hay personas que no llegan para quedarse por siempre junto a ti...- dicho esto, eliminó de su mente cualquier tipo de recuerdo, y busco la mirada de el.
- Creo que la palabra matrimonio me asusta ahora un poco, me he acostumbrado a vivir de forma tan libre, aunque llegue a ser mal visto, pero supongo que me he vuelto algo desconfiada con las personas, son pocos a los que verdaderamente aprecio y me atrevería a poner mi confianza en ellos. Tu eres uno. - finalizó diciendo con su voz amena, pero sumamente segura. Ya que técnicamente era cierto, la joven pondría las manos al fuego por el.
Suavemente le jaló para que caminaran en dirección a una estructura que quedaba un poco mas adelante, deseaba contemplar desde ahí la preciosa noche que por extraño que pareciera, aún se mantenía despejada, pero no menos fría.
- No te preocupes por eso, no planeaba dormir esta noche...- Ni ninguna, en realidad-...aquel pensamiento se creó en su mente, sin llegar a ser pronunciado en voz alta.
- Y ahora definitivamente acompañaré tu desvelo, Tyler.- aseguró, mientras con alegría recibía el beso en su frente, y su mano se alzaba hasta rozar delicadamente la mejilla de el. El calor era contrastante, y aunque el aún esperaba que el cuerpo de la joven entrara el calor, eso no pasaría, pero no por eso Leonor se contendría de regalarle alguna caricia, alterando de esa forma la temperatura ajena.
Finalmente llegaron al lugar donde quería, el cual no era mas que una abandonada casona antigua, con grandes peldaños que sirvieron para que la joven alcanzara la altura de el, y sosteniendose con suavidad por su hombros, volvió a mirarle a los ojos desde su posición.
- Mira, si ya soy tan alta como tu.-le dijo bromeando, sin soltarse de el.
- Bueno la travesía de esta noche, será internarse en este lugar y ver que nos depara, ¿que dices? - le preguntó con entusiasmo, mientras solo volteaba su cabeza observando el lugar a sus espaldas, y luego volver a el.
- ¿Entramos? - ahora debía esperar que la curiosidad de el ganara, y se decidiera a recorrer el misterioso lugar de la mano de la vampiresa.
Leonor Daxmins- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/10/2012
Edad : 33
Localización : La casa de la Esperanza
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Re: Destinos cruzados, sentimientos inesperados.
Tyler sintió una pequeña decepción ante aquella frase que aunque bien pronunciada, le sabía amarga en los propios labios, aunque él no la hubiese dicho. El matrimonio. Tyler era un hombre muy familiar, hogareño se podría decir y de no ser por la "maldición" que portaba, su vida sería muy distinta, con mujer e hijos que llenasen su vida con una calidez inigualable.
- Eres una mujer sin precedentes... - Rió con suavidad a la vez que se colocaba con elegancia por detrás de ella, para así rodearla con los brazos. La sentía tan pequeña y frágil entre ellos que temía el poder romperla... rió por aquel estúpido pensamiento, pero de igual forma la trataba de forma única, inigualable, porque al igual que las hermosas obras de arte, no habían dos iguales. Y claro que sentía algo por Leonor, pero en aquellos momentos era demasiado precipitado el describirlo con las palabras exactas, ya que sus sentimientos eran tan fuertes que sería pecado el que llegase a oídos ajenos, siquiera los de ella.
Tyler alzó su verde mirada al cielo nocturno, observando allí las estrellas que se disponían sobre el manto azul por mero azar. Suspiró.
- No hay que ser conformista, princesa... - Negó a la par que soltaba una suave risa. - Luchar por lo que sea o buscar respuestas, es lo que nos hace únicos. - Le sonrió, dejándose llevar por la sorpresa, ya que empezaron un camino nuevo, hacia un lugar que Tyler no conocía del todo.
Sus ojos no se apartaron de los de ella, en cuanto hizo aquel gesto al ponerse a su altura. Le encantaba la viveza que tenía y aquella jovialidad que siempre la habían caracterizado. Ella tenía ese algo que le hacía plantearse un pequeño futuro, juntos quizá.
- ¿Vas a ser tu quien me cuide de los fantasmas? - Dijo con tono burlón, subiendo un peldaño más, hasta quedar quizás demasiado cerca de ella. Una vez allí, no pudo evitar sujetar su mentón con un par de dedos y acariciar sus labios con un simple beso.
Tras ello subió el resto de peldaños, sujetando en todo rato su mano.
- Tan solo espero que no se nos caiga encima. - Rió. - ¿Qué tiene ésta casa que me quieres enseñar? - Preguntó con la curiosidad latente en cada palabra.
- Eres una mujer sin precedentes... - Rió con suavidad a la vez que se colocaba con elegancia por detrás de ella, para así rodearla con los brazos. La sentía tan pequeña y frágil entre ellos que temía el poder romperla... rió por aquel estúpido pensamiento, pero de igual forma la trataba de forma única, inigualable, porque al igual que las hermosas obras de arte, no habían dos iguales. Y claro que sentía algo por Leonor, pero en aquellos momentos era demasiado precipitado el describirlo con las palabras exactas, ya que sus sentimientos eran tan fuertes que sería pecado el que llegase a oídos ajenos, siquiera los de ella.
Tyler alzó su verde mirada al cielo nocturno, observando allí las estrellas que se disponían sobre el manto azul por mero azar. Suspiró.
- No hay que ser conformista, princesa... - Negó a la par que soltaba una suave risa. - Luchar por lo que sea o buscar respuestas, es lo que nos hace únicos. - Le sonrió, dejándose llevar por la sorpresa, ya que empezaron un camino nuevo, hacia un lugar que Tyler no conocía del todo.
Sus ojos no se apartaron de los de ella, en cuanto hizo aquel gesto al ponerse a su altura. Le encantaba la viveza que tenía y aquella jovialidad que siempre la habían caracterizado. Ella tenía ese algo que le hacía plantearse un pequeño futuro, juntos quizá.
- ¿Vas a ser tu quien me cuide de los fantasmas? - Dijo con tono burlón, subiendo un peldaño más, hasta quedar quizás demasiado cerca de ella. Una vez allí, no pudo evitar sujetar su mentón con un par de dedos y acariciar sus labios con un simple beso.
Tras ello subió el resto de peldaños, sujetando en todo rato su mano.
- Tan solo espero que no se nos caiga encima. - Rió. - ¿Qué tiene ésta casa que me quieres enseñar? - Preguntó con la curiosidad latente en cada palabra.
Tyler Fausten- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 292
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Edad : 36
Re: Destinos cruzados, sentimientos inesperados.
El destino te ofrece miles de oportunidades...
que no se repetirán dos veces.
que no se repetirán dos veces.
Era fascinante para la joven como la tranquilidad, y aquel brillo en los ojos del brujo lograban atraer por completo su atención. Mas aún considerando el echo de encontrarse tan cerca de el, esa sensación en su pecho se volvía extraña y no podía reconocer aún que le estaba pasando con el que hasta ese momento solo consideraba un muy querido amigo, pero... ¿Realmente eso era todo?
Sonrió al escuchar su comentario acerca de los fantasmas, observando con curiosidad como acortaba la distancia con su rostro, siendo incapaz de responderle antes de sentir como rozaba sus labios. Un gesto que sin duda la sorprendió, pero no deseaba confundir las cosas, o equivocarse con respecto a el.
- Eh... si, supongo que tendré que cuidarte.- le diría, volviendo a concentrarse en el lugar y en el, luego de aquel extraño acercamiento, intentando no tomarle un peso que quizás no tenía para el brujo... ¿o si?
Lentamente y aprovechando como el sostenía su mano, entrelazo los dedos de la misma y le jaló con suavidad hasta el interior de la casona, cruzando así con cuidado el lumbral principal.
Caminó en silencio hasta llegar a la parte central de esta, donde solo se encontraban unos antiguos muebles, y cuadros en muy mal estado, todo esto siendo acompañado por una gran lampara de cristal que se encontraba colgando peligrosamente del techo.
- Luce como una escena de terror esto. Pero sabes...- comenzó a comentarle mientras se volteaba nuevamente hacía el, y buscaba sus encantadores ojos verdes.
- ... Me gusta mucho este lugar, es diferente a lo que acostumbro y me trae recuerdos.- Así era, a la mente de la vampiresa llegaban imágenes de lo que había sido su vida hace solo un año atrás. Olvidar, eso debía hacer.
Su mirada se mantuvo en su, ahora invitado, casi analizante. Por momento sentía ese deseo de contarle a el toda la verdad, debía saber que pensaría sobre ella, luego de saberlo, y aunque el temor de las consecuencia latía en su interior, prefería ser sincera en aquel momento, que la vida le daba la oportunidad, así mas adelante no tendría que soportar alguna queja, sobre el por qué le ocultó lo mas importante acerca de si misma.
- Tyler...- susurró su nombre en voz baja, deslizando la mano libre a través de la cálida mejilla ajena, bajando suavemente por su cuello, un frío tacto que no podía contener, era como si no deseara cortar aquella cercanía con el joven.
- ... Hay algo que debes saber.-
Leonor Daxmins- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/10/2012
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