Luna plateada [Mouza Shah Kayar]

por **Zoya** Jue Mayo 24, 2012 9:33 am

Noche de luna llena, había algo en ella, que la encandilaba, fue, en cierto modo su sustituto del sol. Por lo que, sabiendo que fenómeno alumbraría aquella noche, sigilosamente -más que nada porque su condición como vampira así hacía - salió de casa, moviéndose de forma ágil y rápida entre las calles parisinas, hasta que voilá ahí estaba, en mitad del bosque, en un claro observando la luz de la luna. Miró a todas partes, no había nada. Aquello, le hizo esbozar una sonrisita a la pequeña Zoya.

Se subió a un árbol, quedando recostada y acurrucada, con la espalda apoyada contra el robusto tronco del árbol. No pensaba en nada, tan sólo miraba la luna y sus perfectas formas plateadas. Siempre la recordaba así, era como si nunca hubiera cambiado, en cambio, miraba a su alrededor, y nada parecía igual. El mundo cambiaba muy rápido y en cambio ella, estaba destinada a quedarse igual para siempre, como la luna.

Escuchó unos pasos y eso le alertó, se incorporó de golpe, teniendo que tener cuidado para no caer al suelo, entonces la vio. Su sangre, la olía desde allí.

por **Mouza Shah Kayar** Jue Mayo 24, 2012 10:58 am

Aquella noche había luna llena pero Mouza apenas se había dado cuenta de ello pues estaba demasiado ocupada corriendo a paso rápido detrás de un pequeño perro blanco con manchas negras en la cola. Su nana que había venido con ella a París se había llegado también al pequeño animalillo del cual había cuidado des de que lo habían encontrado malherido en las cercanías de la aldea Kohanmir. En un principio se había sentido muy asustado caminando por las calles de París de vuelta al Hotel pero luego había cogido confianza y había empezado a trotar entre los pies de los demás transeúntes como un potrillo salvaje. Cerca del bosque el perro vio algunos animales desconocidos moverse y salio precipitado detras -¡Travieso Uma!- grito Mouza mientras él se empezaba a adentrar en la zona boscosa sin hacerle caso. Se paro en seco cuando eso paso no muy segura de si adentrarse o no pero al ver a su pobre nana mayor intentando seguirles el ritmo, no lo dudo dos veces. La mujer tenia demasiados años encima como para adentrarse en un lugar oscuro como aquel pues era muy asustadiza. Miedo le daba pensar en que sucedía cuando se asustaba, la ultima vez que había ocurrido la pobre mujer se había desmayado y no había recuperado el sentido apenas una hora después. Ese había sido uno de los momentos mas duros de su vida pero gracias a Allah lo habían superado las dos juntas.

Mientras caminaba entre los arboles maldijo mentalmente al perro. Se había escapado del escrutinio de su mirada en uno de esos momentos en los que su mente divagaba -¡Uma, nana te echara de menos, ven aquí!- grito en árabe pues el perro no entendía otra lengua. Cuando no obtuvo respuesta volvió a hacerlo -Uma...- el ultimo grito fue algo lastimero dándose cuenta de que no solo su nana sufriría si el perro no iba a volver a estar con ellas. Se había acostumbrado a su presencia y perder otra cosa de su anterior vida le dejaba en cierto modo un vacío en el pecho. Tomo aire mientras seguía caminando entre los arboles hasta que escucho un ruido, era como el crujido de una rama pero no estaba del todo segura de donde provenía -¿Uma?-

por **Zoya** Jue Mayo 24, 2012 3:20 pm

Entonces lo vio, un animal, un perro blanco pasó corriendo atravesando el claro. ¿De dónde habría salido? Era común ver a los niños, encariñarse con aquellas criaturitas y en el fondo, muy en el fondo, por extraño que pareciera, Zoya seguía siendo una niña. Así que ahí se clavaron sus ojos negros azabache en la figura del perro esbozando una sonrisa infantil que poco tenía de fingida, hasta que la humana y el olor de la sangre volvió a ella, devolviéndola a su eterna realidad.

Bajó la mirada, olvidándose del perro, para verla. Una joven, de cabello rubio, bueno castaño. Se quedó ahí, quieta hablando en un idioma el cual enseguida identificó como árabe y lo que también supuso que sería el nombre del perro. Sería ella su dueña. Al pensar en el perro la mente de Zoya volvió a divagar. Recuerdos de su infancia ya tan lejana... tenían animales, sí... seguramente uno de ellos fuera un perro. Pero no era capaz de recordarlo, le gustaría recordarlo. Si la humana supiera frente a quien estaba, o quien la observaba ciertamente debería temblar de terror pero al mismo tiempo suspirar de alivio, ya que Zoya, no sería la depredadora aquella noche.

-Le he visto correr hacia allí.-respondió en francés, todavía sin bajar de la rama y mirando a la chica, esbozando una sonrisita poniendo cuidado en que no se vieran los colmillos.

por **Mouza Shah Kayar** Vie Mayo 25, 2012 8:18 am

Resulto que la causante del sonido no era ni más ni menos que una niña colgada en un árbol como si de un pequeño mono se tratase. Aunque no llegaba a distinguir el color de los ojos podía decir con toda seguridad por lo que su vista le permitía que era bella. Tenia un rostro redondo que cuando sonreía se le marcaban mucho más los pálidos mofletes y el pelo ondulado caía como una cascada negra sobre su espalda. Su vestido en cambio era lo único que no le gustaba aunque sabia que la moda parisina era así y ella parecía ser una muchacha de ahí con todas las de la ley. No pudo evitar pensar que eso era una pena pero tampoco podía expresarlo en voz alta para que se sintiese mal así que le devolvió la sonrisa sin llegar a moverse del sitio -Muchas gracias preciosa pero creo que lo voy a esperar. Algo me dice que si sigo corriendo así detrás de él se va a asustar más- el francés no era su punto fuerte pero más o menos lo dominaba aunque tenia mucho acento que no se molestaba en ocultar.

Se quedo callada durante unos instantes antes de volver a hablar pues la verdad tenia curiosidad de saber porque estaba la muchacha colgada en un árbol y no en su casa con sus padres y bajo su mantita durmiendo plácidamente -Con el debido respeto, una muchacha como tu de tan temprana edad no debería estar a estas horas de la noche fuera, sin un adulto y mucho menos despierta- expreso sus preocupaciones con bastante sinceridad antes de seguir hablando como si nada -Me resulta de locos pues también estas ahí arriba ¡Tú seguridad es más importante que nada! ¿Me permites ayudarte? Ya luego voy a volver por mi perro. Seguro que en la mañana seguirá por aquí muerto de miedo. París le resulta ser tan desconocido como a mi misma.-

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