A un artista jámas se le debe encerrar {Soren&Erriki}

Habia pasado el dia entero encerrado y no era como que no estaba acostumbrado sino que cuando minimo en donde el residía habían varias cosas en las cuales entretenerse, pintar sus lienzos era una de ellas, podia también observar la monotonía de la vida desde su balcón, con la seguridad que nadie se atrevería a mirarle por ser una acción demasiado obvia, pero ahora se encontraba en una habitación completamente solo a excepción de las esporádicas venidas de las enfermeras para administrar la medicina y otras cosas, le habían dado una camisa blanca completamente planchada, con mangas largas y amplias que le hacían lucir como uno de sus hombres que descritos con fulgor en los relatos montaban caballos y emprendían aventuras, claro estaba que solo parecía.

Habia dormido varias horas después de la partida de aquellos dos, habia despertado posiblemente a las dos o tres de la tarde y se habia quedando pesando hasta bien entrada las cuatro, habia recibido entonces la visita de la mujer que con tacto amable y amargo le habia dando medicamentos y la camisa que ahora vestia, entonces comenzó a ser presa de su voluntario encierro, se habia salido de la camilla y daba vueltas por el lugar buscando alguna diversión, observo su reflejo en una caja de metal mal puesta y bien pulida, su rostro lucia igual de hastiado que hacia años, solo que ahora una herida era visible sobre su ceja y otra en su labio, con un rasguño en el mentón, eso no le divertía y por ende habia terminado por abrir y cerrar cajones, vaciar y meter cosas hasta que lo encontró.

Habia pasado las siguientes horas sobre el suelo, con un trozo de tiza en su mano derecha y su rostro emblanquecido por la materia, habia pasado el tiempo invertido en una obra de arte, quizá no tan asi puesto que su especialidad era el carboncillo y otras artes, no asi la tiza, soplo sobre el suelo apoyando sus rodillas para no dejar su herida sobre la rigida superficie, habia abarcando un buen tramo de suelo, con la silueta de los arboles y el brillo de la luna sobre las copas, era casi como ser transportado al mismo lugar en el cual habían estado la noche anterior mas el no protagonizaba el cuadro sino que, habia colocado una figura estilizada sobre una de las ramas de uno de los arboles, no se distinguía bien pero bastaba con que el supiese de quien se trataba, no lucia demacrado como habia terminado sino pulcro como habia comenzado, sin pintura en el cabello y la roba destruida, sin el rostro magullado ni el cabello enmarañado, soplo para disipar los retos inservibles del gis, que como cortina de humo blanco se levanto haciendo toser y escociéndole la garganta con un picor digno de cualquier brandy.

Un ruido a su espaldas le hace levantarse y girarse para esperar a la enfermera, desvia la mirada hacia la ventana, la diminuta que alla se alza, tan ensimismado en su obra estaba que no ha visto el tiempo volar, suelta el gis sin percatarse de las manchas en su ropa y rostro y el factor de que, nadie mas que hubiese podido haber hecho, de modo que soltar la tiza no servia para cubrir la evidencia.

{no sabia si meter a Erriki en el topic o no asi que lo e hecho, de no ser asi despues edito =)}

Había acompañado a Soren hasta su refugio, una casa modesta, no muy lejos de la tienda, con una pésima y deprimente vista en las ventanas puesto que daba con la pared de un edificio más alto. Le había acomodado en la cama cual padre haría con un hijo e inclusive le había hechado una manta por encima. Se quedó mirando a Soren sin poderse creer que hubiera hecho algo tan absurdo: Enfrentarse a un hombre lobo y encima para salvar a un simple humano.

- Eres un condenado con suerte - Comentó Erkki con una vaga sonrisa, luego se mordió con fuerza la muñeca y la acercó a los labios de Soren - Bebe, te ayudará a recuperarte - Soren había tomado el brazo de Erkki y había bebido de su sangre con gula, casi con desespero. Erkki cerró los ojos sintiéndo los colmillos de Soren undirse en su carne, su lengua lamer su piel, había algo morboso y erótico en ese acto de beber. Siempre lo había, así había sido para todos los vampiros, incluso para ellos dos, que parecían ser los vampiros con menos líbido sexual de todo Paris. Arqueó un poco la espalda disfrutando de la extrañamente placentera sensación, la sangre era, definitivamente como la heroína, sin importar en que forma se diera.

- No quiero ver tu trasero en el hospital mañana por la noche ni en las siguientes tres noches ¿entendido? - Le advirtió cuando Soren había terminado de beber. El vampiro más joven, lamió por última vez el delgado hilo de sangre que resbalaba lentamente de la herida.

- ¿Que te hace pensar que tengo tantas ganas de verte? - Comentó, con las pupilas dilatadas, con la mirada desprovista de toda inocencia y calma, aquel era el verdadero Soren, el monstruo como solía llamarlo él, esa otra cara que sólo Erkki conocía.

- No lo digo por ti idiota - Respondió Erkki con una torcida sonrisa irónica - Lo digo por tu chico - Finalizó, reitrando su muñeca y llevándose un pañuelo a la herida para detener la hemorragia. - No te preocupes... yo le hecharé un vistaso, me encargaré de que se recupere, así que quedate aquí y descanza, esas heridas que tienes tardarán en borrarse y lo sabes -

- Si papá - Comentó Soren divertido, lamiendose el labio superior, aún disfrutando de la sangre, mirándolo con sevicia. Erkki levantó el brazo y emuló un arma con los dedos y apuntó a la frente de Soren.

- ¡Bang! - Exclamó y luego se dirigió hacía la ventana para irse.

- Hey, es tarde - Exclamó Soren antes de que el otro saliera de la habitación - Puedes quedarte - Erkki se quedó petrificado, estático en el marco como si en vez de una invitación le hubieran dado una sentencia de muerte. Giró el rostro y regresó caminando con las manos en los bolsillos, enseñandole los colmillos en una extraña sonrisa.

***

Muy temprano, apenas el sol se había perdido en el firmamento, el vampiro más viejo había salido de la casa hacía el hospital. Luego de registrarse y firmar el papeleo del turno de rutina, subió hasta la habitación donde esperaba encontrar al mocoso debidamente descanzando en la cama. Abrió la puerta de par en par y lo que sus ojos vieron le sorprendió bastante. El suelo era una obra de arte, parpadeó como creyendo que aquello era un espejismo y luego fijo la mirada en la espalda del muchacho.

- Es bueno saber que no te aburres en mi consultorio - Comentó con ironía - Y supongo que te sientes mucho mejor ya que puedes darle rienda suelta a la inspiración, lo cual es una muy buena noticia - Bordeó lentamente el dibujo sin dejar de mirarlo - Que oportuno, precisamente pensaba darle un toque artístico a mi despacho, aunque he de confesar que pensaba en colgar un cuadro en la pared no en el suelo - Finalizó sentándose en la cama de un salto. Vestía la tipica bata blanca de los medicos y llevaba un estetoscopio colgado al cuello.

-lo e hecho por la misma razón del aburrimiento…aunque podría borrarlo sino es conveniente- aseguro con calma y de forma disimulada y casi imperceptible miro sobre el hombro de Erkki como si esperase que alguien atravesara la puerta justo detrás de el, o algunos segundos después, desvio la mirada sin afán de preguntar nada, desconocía el motivo pero la noche anterior no se habia sentido del todo cómodo con aquel vampiro quizá se debía a su minuciosidad con todo y la forma en que casi traspasándose le habia observado, además que se habia atrevido a levantar su flequillo y desconocía el cuantos pensamientos pudiesen haber escapado en el acto, se limite a relamer su labio inferior conteniendo la incógnita.

-los medicamentos han servido de mucho y debo agradecer por ello- le indico asintiendo con la cabeza a modo de aseveración ya que lo que decía estaba completamente ligado a lo que creía, de no ser por el y Soren no sabria bien donde ahora estaría, porque por muy buena fe que hubiese tenido el rubio sin un medico iba a terminar sucumbiendo ante las altas fiebres y espasmos causados por la infección –bueno…esque me fue mas fácil asi de otra manera tenia que alzar el brazo y…no es agradable sentir como la piel se tensa- aseguro bajando un tanto la mirada, no tenia porque haberle dado una explicación o quizá mas aun si, mas eso habia estado con una queja implícita y después de todo lo que habia hecho lo que menos debía hacer era complotear, no lo hacia cuando nadie le daba nada ¿Por qué ahora que lo hacían?.

Observo el objeto que de su cuello colgaba alzando la mano lo minimo para lograr sujetarlo, se percato entonces que no podia simplemente tomarlo –puedo…- le cuestiono rozando con sus dedos el borde metálico del objeto mientras lo observaba con detenimiento a una distancia prudente, la necesaria para que el abdomen no se le tensase en extremo y la medida para que aquel vampiro no fuese a pensar que invadía su espacio personal, levantaba en el cierta curiosidad colocarse aquel objeto y acercar el borde circular al pecho de Errki ¿realmente no escucharía nada?, parpadeo varias veces esperando una afirmativa o una negativa dado el caso.

Alzo levemente la mirada del estetoscopio al rostro del pelinegro observando aquellos ojos que mas parecían dos piedras, duras y secas, sintió que un escalofrió le recorría la espalda y prontamente alejo su mano yaciente sobre el objeto colocándole contra su propio pecho.

Erkki escuchó a Anuar con demasiada atención muy a su pesar. Tenía que aceptar que se sentía demasiado curioso. ¿Que había llamado la atención de Soren para que hiciera algo tan magno como arriesgar su propia vida inmortal por él? No podía evitar preguntárselo una y otra vez. Seguro se concían desde hacía bastante tiempo y viendo la evidencia en el suelo, era obvio que el arte los había unido.

Patético. Amor entre dos artistas. ¿No lo crees Erkki? Unidos por una misma pasión... quiero vomitar.

¡Ya! shhh. Dejame en paz. No es tu problema, no te metas aquí. No vengas a complicar las cosas ahora, ¡largate!

Una risa resonó detrás de su oreja derecha, una risa que conocía bastante bien. Ahora no, pensaba, debía concentrarse, enfocarse, debía... descubrir más de ese joven en frente suyo. Entonces de repente fue consciente de que Anuar tomaba el instrumento médico y vacilaba con el entre sus dedos, se lo llevaba al pecho. Erkki observó el rostro del joven, fino y delicado a pesar de todo ¿Sería por su cara bonita? ¿Por esos ojos ambiguos? ¡Maldita sea! ¿Que demonios era?.

- No se mucho de arte - Comenzó a decir - A decir verdad soy un completo ignorante comparado con Soren - Agregó mirándo de soslayo la obra en el suelo, se puso el estetoscopio en los oídos y paseó el objeto circular por el pecho de Anuar deteniéndolo a la altura del corazón, el sonido apacible del compaz de ese corazón vivo, le arrancó una mirada nostálgica - Quizás debería ser Soren quien debería estar aqui y no yo - Agregó pasenado la mirada desde la obra en el suelo hasta el pecho de Anuar - Te estás recuperando maravillosamente rápido - Agregó sin poder formular una sonrisa o un comentario irónico como antes.

Le miro pensando unos instantes –del arte no se puede ser ignorante, se ve no con la razón sino con algo mas, mientras uno sepa admirar la belleza de las cosas y tenga suficiente libertad de pensamiento para entender a otros se será entonces un experto en el arte…es diferente a cualquier otro conocimiento o ciencia- asegure tranquilamente encogiéndose de hombros y el bien asi lo sabia, porque era un pensador, un artista y un humano.

Le miro curioso y casi intrigado, fijando con firmeza su sosegada mirada en la del vampiro –porque dices eso- le cuestiono frunciendo levemente el entrecejo bajando la mirada hasta su pecho para observar el aparato contra el mismo, se movia suavemente ante su desacelerada respiración que marcaba lo apaciguo que se encontraba, estaba ademas algo frio por lo que el nulo bello de sus brazos se erizo al igual que el de su nuca y un suave espasmo recorrió su cuerpo entero –y…porque no ha venido- pregunto ya sin poder contener la curiosidad que en su interior comenzaba a desbordarse arrasando consigo cualquier rastro de prudencia habido y por haber, ¿seria acaso que no quería verle ya? ¿o estaba demasiado grave como para ir hasta ese lugar?quiza el pelinegro le habia prohibido ir, un escalofrio recorrió su espalda recordando las palabras de Soren “mientras estés conmigo no podrá hacerte daño aunque lo quiera” ¿y que sucedia ahora que no estaba?.

-me alegro de escuchar eso…supongo que entonces en cuanto se oculte el sol regreso a mi…vivienda- le dijo sin saber como llamar a aquel lugar en que vivía, un hogar no era dado que en el no se encontraba su esencia ni añoraba asi por volver sino sencillamente le parecía reconfortante tener un punto de referencia, un lugar al cual podia llamar por suyo –por cierto…no recuerdo si me has dicho ya tu nombre…- murmuro con tranquilidad alejándose de el estetoscopio para comenzar a andar por el lugar con aquel clap-clap bajo sus pies, procuraba no pisar su reciente obra, pero los pasos eran pesados y casi arrastrando los pies, de modo que los bordes comenzaron a correrse dándole un difuminado borde y acabado, tomo un frasco agitándolo con delicadeza para ver como el contenido se movia en aquel delimitado espacio –como se conocieron…tu y Soren me refiero- cuestiono sin verle, sin verle posiblemente porque en sus ojos hallaría toda la incertidumbre y curiosidad que resguardaba.

El chiquillo es listo. Es un maldito erudito, tiene pasión por lo que hace, es tan... diferente a ti. Oh, Erkki, querido, sabes que me necesitas, no puedes luchar sólo contra él, déjame salir, prometo ser bueno.

Erkki sacudió la cabeza alejando esa vocecilla dulce, intentando concentrarse sólo en las palabras de Anuar, la manera como hablaba del arte, era sin dudo maduro para un joven de su edad. Pero con el paso de los años Erkki había aprendido que, la edad no era un factor determinante en la madurez. El chico preguntaba por qué, estaba él ahí, porqué Soren no había ido...

Si, ¿Porqué Erkki? ¿Porqué?

- Le prohibí que viniera - Respondió tajante, alzando la mirada para observar al joven - Aunque los vampiros... nos regeramos más rapido que los humanos, las heridas causadas por un hombre lobo suelen tomar más tiempo, es más prudente que se quede en casa y descance... mi nombre es Erkki Aliranta, por cierto - Explicó intentando parecer neutral, como el buen doctor que era. Entonces el chico se alejó caminando, borrando un poco de la obra de arte con sus pies, haciéndo una pregunta que lo tomó desprevenido. Lo primero que llegó a su cabeza fue ¿Y a ti que te importa mocoso? ¡mete tu nariz en tus propios negocios!.

- Fue hace... más de 200 años - Respondió sin poderlo evitar - Desde el primer momento en que lo vi... algo en él llamó mi atención así que lo seguí en silencio por unos... 10 años, los vampiros podemos ocultar nuestra presencia fácilmente así que no fue difícil - Aclaró con una sonrisa, su mirada se perdió en aquella fría noche de invierno, cuando finalmente tuvo el valor para hablarle a Soren. - Cuando le hablé por primera vez, estaba... hecho una mierda - Agregó, se detuvo unos instantes, ¿Porque le revelaba todo eso a Anuar? Eso era demasiado personal, nadie, NADIE lo sabía... ¿O si?. Erkki entrecerró los ojos sospechosamente y miró a Anuar. ¿Le habría contado Soren algo de aquello a ese chico?.

- ¿Y ustedes dos? - Le devolvió la pregunta sin poder evitar que la curiosidad se apoderara de él - ¿Hace cuanto que se conocen y como...?

Se lo ha prohibido, su mirada se fijo en un punto determinado del lugar, una esquina donde dos pareces, techo y suelo se hundían en un recoveco tan diminuto que apenas y le alcanzaba a ver desde donde estaba y que sin embargo parecía dilatarse si le veía fijamente, se ensimismo en aquella simple acción restándole quizá importancia a lo que el pelinegro decía, su mente comenzó a divagar y sus parpados a caerse, aquello hasta que razono y agitando la cabeza devolvió la mirada –un placer Erkki…creo que ya lo sabes pero aun asi presentarse nunca sobra, me llamo Anuar…Dutuescu- pronuncia con un acento que por primera vez en años dejaba relucir y el cual dejaba entrever sus raíces, Rumania.

Escucho atento y gozo, sentía un placer tal al ver saciada su curiosidad que era casi adictivo –ya veo…deben guardar bastante aprecio- suspuso pensando, diez años era mucho tiempo y si bien no sabia la edad en que Soren habia sido transformado su aspecto no era mucho mayor que el propio ¿o si? Suspiro, tanto medicamento en su interior no le permitía analizar debidamente los hechos, se meso los cabellos suspirando profundamente.

Levanto la mirada para toparse con aquella escrutante del vampiro, se quedo en silencio unos instantes observándolo, comenzaba a sentir que quizá no le agradaba del todo –hoy mismo- le dijo tajante apoyándose de la pared para no verse obligado a sentarse, recargo su espalda contra la misma palpando con sus dedos el borde de su blanca camisa –fui a pintar al bosque y…cayo de un árbol- le explico observándole con firmeza, porque no se dejaría intimidar ni mucho menos se quedaría callado –le invite a dar un paseo y el hombre lobo apareció, se esmero en defenderme y desconozco el motivo- asevero palpándose una de las sienes, masajeando con circulares y amplios movimientos.

-somos dos extraños a decir verdad- ¿Qué hacia? Era acaso tanto tonto para querer ponerse a las par de un vampiro, quizá su sapiencia no era poco menos que un halo de estupidez bien cubierta por lectura y golpes de la vida misma o quizá demasiado inteligencia y ansias de hablar–puedo preguntar porque me observas asi…- le cuestiono aun desde su lugar analizándolo.

Si, Anuar, ya lo sabía. Soren lo mencionó, pensaba el viejo vampiro mientras le escuchaba hablar. ¿Guardarse aprecio? seguramente. Si, o eso era lo que él siempre había créido. Nunca se había detenido realmente a pensar en ello.

- Supongo que si - Comentá su tono irónico volviendo a su voz - Llevar más de 200 años con una persona sin matarse mutuamente podría llamarse aprecio -

Eso era, lo estaba controlando de nuevo, muy bien. Vuelve el Erkki irónico y vuelve el control. Entonces Anuar explicó la manera en como se habían conocido, se quedó pasmado por unos segundos, sin dar crédito a las palabras de Anuar, ¿Que demonios estaba diciendo?¿Sólo llevaban un día y medio de conocerse? ¿Dos extraños? ¿Eran dos completos extraños?.

- No - Murmuró, cerrándo los ojos, - No... - Repitió ignorándo la pregunta final de Anuar, de repente escuchaba un tambor muy fuerte en su cabeza, un TUM TUM TUM ensordecedor, se llevó ambas manos a los costados de la cara - Aléjate - Murmuró frunciendo el ceño.

Me necesitas cariño y aquí estoy para ayudarte. Deja todo en manos de tía Loviisa.

- NO...no... aléjate por favor - Agregó agarrándose la cabeza con más fuerza, su rostro llenándose de angustia, encogiéndose en la camilla.

Mátalo, Mátalo, Mátalo.

Una segunda voz, proveniente de la otra oreja. Erkkí negó con la cabeza frenéticamente, pero era demasiado tarde, cuando alzó el rostro, fulminó a Anuar con una mirada digna del más desquiciado de los locos. Sonrió, enseñando los colmillos y se puso de pie, obstruyendo la única salida del consultorio, sus manos temblaban, sus dientes castañeaban y sus ojos, oh dios, sus ojos, eran cuchillos afilados.

- Pequeña cosita insignificante - Comentó ladeándo la cabeza como si alguien le estuviera susurrando algo en el oído izquierdo - Te enseñaré como se comporta un verdadero vampiro -

Ironia, enarco una ceja observándolo mientras hablaba de aquella manera que si bien en un principio le habia desconcertado y le habia hecho sentir desprotegido ahora no era nada mas que sorna incomprensible, quizá era su propia forma de llevar el control de si mismo, como el saber y razonar lo era de el, si no comprendía estaba desprotegido y si no comprendía se sentirá aterrado.

Se empujo con los brazos para alejarse de la pared y andar unos cansinos pasos hacia el arrastrando los pies –oye…t-te encuentras bien- le cuestiono con un tangible nerviosismo comenzando a aflorar de el ¿Qué le estaba ocurriendo?, se detuvo al escuchar que decía que se alejara mas no estaba seguro si se refería a el, retrocedió un paso con los parpados bien abiertos y su mirada fija en el, como si intentase asi descubrir que era lo que le estaba ocurriendo, al fin e cuentas al parecer lo que habia dicho no le habia causado simpatía alguna y el bien lo sabia cuando las palabras estaban saliendo de sus labios.

El corazón se le detuvo por un segundo y su respiración de freno helándole la sangre, aquella mirada, retrocedió nuevamente hasta que su espalda choco contra la pared “lo que te buscas por abrir la boca de mas” pensó intentando no entrar en pánico, pánico, aquella mirada le producía una sensación de vacio indescriptible, el corazón le dio un vuelco y su respiración regreso –Erkki- murmuro a modo de pregunta ¿seguia siendo el?.

Se sentía ser atravesado una y otra vez con una fina hoja de incertidumbre ante aquella mirada, -insignificante has dicho…- repitió, cállate Anuar cállate ya –de ser insignificante no te molestarías en hacer…esto- murmuro sin saber muy bien que era lo que por su retorcida y desquiciada mente pasaba en aquellos instantes, tenia una mala costumbre con siempre querer tener la ultima palabra aunque esta fuese solo una tontería –y como pretendes hacer eso- le cuestiono resueltamente comenzando a andar a un mueble cercano, debía hacerse de un arma y debía hacerlo ya, cualquier cosa, quizá encontrase un bisturí en alguna parte de la habitación, si seguramente, abrió uno de los cajones buscando con “tranquilidad” aunque su corazón comenzaba a acelerarse y el cuerpo entero a tensarse, tomo entre sus manos un tuvo de metal que dejo caer al suelo, eso no le serviría dado que en fuerza no era mayor que el, su mano se cernió entorno al bisturí sin atreverse a levantar la mirada, no para toparse nuevamente con esas afiladas cuchillas que le desprotegían.

Eso es querido, deja todo en mis manos, tuercele el cuello con un lindo 'crack', sácale los ojos para que no vuelva a pintar.

Erkki observó deleite como Anuar retrocedía e intentaba mostrarse calmado, pero él era un vampiro viejo, podía sentir el rápido latido de su corazón, como la presión sanguínea aumentaba con la adrenalina, el olor del miedo que se esparecía como una droga en la esteril habitación de ese hospital.

- Pecador - Murmuró haciendo castañear los dientes - Ha llegado el momento de tu juicio - Agregó con voz de pastor cristiano, pero dada la situación sonaba más como un profeta loco - Yo te daré la redención Anuar - Se relamió los labios.

Camina, mira, piensa, coje, mata, mata, mata...

Una segunda voz le susurró al oído, Erkki ladeó el rostro como si escuchara a una persona imaginaria, volvió la vista al humano, escuchandole preguntar.

- Primero Te arrancaré las uñas - Comentó y con una velocidad inumana, agarró el martillo que todo médico tiene en su consultorio para probar los reflejos de los pascientes - Y luego te partiré los dedos uno por uno con esto, para que no vuelvas a pintar tu desvergonzado arte pecador, para que no te atrevás a seducir a MI Soren con él - Concluyó, balanceándo el martillo de una mano a otra, dejándo escapar una ligera risita enfermiza.

Pecador le llamaba ¿y quien era el para juzgarle? El un hijo de la noche eternamente encadenado a la sangre humana ¿habia asesinado? Seguramente asi debía haber sido derecho alguno tenia a llamarle de tal manera, sus labios se abrieron y cerraron al instante “demente” iba a decir pero ¿Quién era el para colocarle dicho adjetivo? Mismo que al dada la ocasión le habían escupido en la cara entre risas y burlas, no seria como aquellos otros ni como el mismo Erkki.

-no busco redención…y tu no eres quien para pretender dármela- asevero ceñudo con el bisturí entre sus dedos, lo guardo en su pantalón disimuladamente, mas valia hay que en mano, donde sin lugar a duda seria mas fácil quitárselo y si llegaba a necesitarlo, que lo veía bastante certero ya veria la forma de hacerse de el y usarlo a modo de defensa o arma dado el momento.

Sus oídos no daban crédito a lo que escuchaban y sus ojos no querían ver lo que su cuerpo demostraba, le deseaba el mal sin conocerle posiblemente inclusive la muerte –seducirlo- repitió casi como si la palabra le escociera la garganta y quemase los labios, la escupió de golpe y con rapidez, con un deje de incertidumbre e incógnita –yo no intento seducirlo- aseguro en voz baja ¿no? Negó energéticamente disipando tales y cuales pensamientos indecorosos –Erkki…no planeo alejarlo de tu lado- asevero observándole con seriedad, creía comprender a donde apuntaba todo ello e intentaría resolverlo todo sin tener que poner en juego si integridad física, emocional y mental en el transcurso aunque y si asi debía usaría el bisturí que llevaba en el bolsillo y cualquier otro medio.

-no busco redención…y tu no eres quien para pretender dármela-

¿Pero que había dicho? Aún en su precaria condición, herido en recuperación por las herídas causadas por el licántropo, luego del shock de haber conocido dos vampiros y aún después de haberle amenazado, después de poner en evidencia que no le importaba acabar con su vida y más importante aún que 'podía' hacerlo fácilmente y sin remordimientos... ¿Se atrevía a desafiarle?

Mocoso, maldito mocoso. Ahora déjame coserte la boca con una aguja de cirugía. Coserte los labios y arrancárte la lengua y luego dejarte desangrar hasta que mueras.

Erkki le enseño los colmillos ligéramente, escuchando lo segundo. ¿No planeaba seducirlo? ¡Ni una mierda!. El viejo vampiro se abalanzó sobre él, tan rapido como sus poderes sobrenaturales le permitían, en segundos estuvo aprisionando el cuerpo de Anuar contra una de las paredes blancas, atrapándole con su pecho, acercándo su frente a la de él y mirándole diréctamente a los ojos.

- ¿Entonces que planeas chiquillo? - Murmura cerrando los ojos por unos instantes para aspirar el solor de su piel, la sangre bajo esa piel, el olor de la adrenalina - ¿Quien mierda crees que eres para ser salvado por él? - Agregó casi en un susurro.

Abrio los labios dejando escapar un delirioso grito al sentir su espalda golpear contra la pared y su frio tacto sobre su frente, el flequillo era lo único que le permitía mantenerse apartado de el, su respiración se acelero de una en mil, al igual que el palpitar de su corazón, sentía como su pecho se estrechaba contra el ajeno cada de inhalaba, intentando alejarse, quitar ese otro cuerpo de encima suyo, respirar naturalmente, el siempre tan sereno estaba ahora desconcertado ¿habia desatado la furia de un monstruo? Aquel que antes le habia curado y tratado con amabilidad parecía ahora pretender atravesarlo con la mirada, hacer rechinar sus huesos con simple presión.

-los planes son absurdos, todo ha sucedido y ya, a sucedido y ya- murmuro con un hilo de voz entre sus palabras, observaba su rostro tan cerca de el de el que ante el mas mínimo movimiento sus labios rosarían inclusive al hablar, le repudiaba, lo quería lejos “alejalo Anuar, sal corriendo ahora es tu vida en juego, juego, eso es para el, estamos jugando al gato y al ratón”.

-yo no se lo e pedido…- “demonios Anuar quedate callado por una vez en tu vida, no necesitas quedarte con la ultima palabra” –aunque talvez tienes razón, debe ser porque soy un joven muy apuesto- las palabras habían salido de sus labios antes de poder analizarlas, el temor se apoderaba de el lentamente y quisiera o no y aun mas negándolo, el raciocinio comenzaba a abandonarlo y era eso lo que mas le aterraba. Metio la mano en su bolsillo sujetando el bisturí con firmeza, lo blandió hacia el cuello de Erkki encajándolo hasta donde el filo le permitía, sentía como se resbalaba como el cuchillo sobre la mantequilla y tirando de este hacia atrás en dirección a su espalda se escabullo saliendo del aprisionamiento con esfuerzo, andando a zancadas hacia la única salida, la puerta de la libertad y la vida.

Lo sucedido está en el pasado, eso era completamente cierto y él como vampiro más que nadie debería saberlo y entenderlo. ¿A cuantas personas había dejado atrás en su eterno trasegar por el tiempo? No lo recordaba, lo único en lo que podía pensar era que Soren era la única persona que no había podido dejar atrás. ¿Le quería? Si, a su morbida y retorcida manera si. Y siempre creyó que le daría igual que Soren tuviese una relación con otra persona, porque ellos dos nunca habían tenido una.

Pero este mocoso, apenas le conoce y aún así, fue salvado por él, arriesgó su vida inmortal luchando contra un hombre lobo por él. Querido Erkki, sabes que lo tengo que hacer.

Entonces sintió el frío filo de algo cortapunzante en su cuello, la hoja se enterró tan fácilmente como partiendo gelatina. Y Anuar se encargó de que la cortara se abriera cada vez más hacía su espalda. El dolor le hizo abrir los ojos de par en par y su boca se abrió para dejar escapar un quejido. ¿Acaso este humano sabía lo peligroso que podía ser herir a un vampiro en el cuello? ¿Que una de las pocas maneras de destruir a un vampiro a parte del fuego era cortarle por el cuello y arrancárle la cabeza? ¿Planeaba hacérlo?

¡Mátemoslo!¡Mátemoslo!¡Mátemoslo!¡Mátemoslo!¡Mátemoslo!¡Mátemoslo!

Sintió un ligero mareo y se sostuvo de la parded con una mano, la rabia en su interior alcanzó limites inospechados. Ese chico, ese maldito chico... No era un humano cualquiera. Sabía lo que hacía ¿Y si era un cazador? ¿Y si estaba engatuzando a Soren para luego asesinarlo en un momento de debilidad?

Cuando se giró el chico ya había abierto la puerta para escapar. Con un rugido digno de un animal salvaje, Erkki saltó con las manos extendidas como garras, para enterrar sus uñas de cristal en la espalda de ese chico, tumbarlo al suelo y arrancárle el mismo la cabeza.

No más juegos, no me arriesgaré, tenemos demasiado que perder. Tía Loviisa se encargará de ti y te mostrará el camino al infierno.

A pesar de que su mentor le había prácticamente ordenado quedarse en cama esa noche para recuperarse del combate con el hombre lobo, Soren se encontró saltando techos y acortando la distancia hacía el hospital, frunciendo el entrecejo cada que acentaba sus pies en las tejas y las eridas se recentían con el movimiento. La sangre de Erkki había ayudado bastante con la curación, la sangre vampirica tenía gran poder e inclusive afectaba otros vampiros, sin embargo todos sabían que no existía nada más delicioso y poderoso que la sangre humana. Necesitaba beber sangre humana para curarse más rápidamente, pero en ese momento tenía otras preocupaciones además de cazar.

Anuar.

Ese chico Anuar, no le conocía. Apenas si sabía que se trataba de un pintor, había pasado por un gran shock y no sabía ni podía predecir como reaccionaría frente a todo. Lo había meditado bien y no podía desentenderse del asunto, Anuar era su responsabilidad ahora. Le había revelado la existencia de las creaturas de la noche y debía asegurarse de que no ponía en peligro a su raza ni a Anuar mismo.

Mírate Soren, podrían darte el premio novel de paz... que patético.

Con un último salto aterrizó en la corniza del hospital y momentos después se encontró frente a la puerta del consultorio, el olor de la sangre de inmediato se filtró por su nariz. La sangre de Erkki... ¿Un momento de Erkki? ¿Cómo podía ser...posible? Entonces Anuar había abierto la puerta y por unos momentos sus ojos se perdieron en los del joven, se le revolvió el estómago al verlo y si hubiera tenido corazón, quizás le hubiera saltado emocionado. Pero no había tiempo para sentimentalismos cuando vez a una bestia iracunda y descontrolada saltando por el aire hacía ti. Sin pensarlo dos veces, Soren saltó por encima de Anuar para detener a Erkki que ya venía por el aire.

El choque hizo que el hombro recentido le traqueara con un espantoso sonido y ambos calleron sobre la camilla y por el impulso y la fuerza descomunal con la que Erkki había saltado, rebotaron de los resortes de la camilla para finalmente caer en el suelo, sobre la pintura que previamente había hecho Anuar. Soren gritó de dolor cuando su espalda dio contra el suelo y recibió el cuerpo de Erkki sobre si mismo. El vampiro más viejo parecía estar completamente fuera de si mismo, sus uñas en vez de enterrarse en Anuar como lo había pensado momentos atrás, se enterraron en los antebrazos de Soren y sus fauces abiertas de par en par atacaron el cuello de Soren undiéndose en la piel con facilidad. Un segundo grito y Soren cerró los ojos frunciendo el ceño con una auténtica expresión de dolor.

- Ya... Erkki... - Murmuró casi ni pudiendo hablar por la sensación - Estoy aquí... todo está bien ahora... -

Habia andando con esfuerzo sobrehumano hasta la puerta que abrió con esfuerzo y un lastime gemido afloro de sus labios al tirar de la manija, porque el abdomen se le habia tensado y por ende habia estirado los hilos que unian los trozos de carne que antes habían estado cada cual por su lado por el ataque del lupino, sus ojos se toparon entonces con un rostro conocido y hasta aquel momento anhelado, suspiro aliviadamente y por poco no se abalanzaba sobre el, el tiempo no le dio espacio de reaccionar, Soren salto por encima de el y lo único que escucho fue el chocar de dos objetos y el revote seguido de un golpe sobre el suelo, giro rápidamente encontrándose con aquella escena ¿Qué demonios ocurria? No era acaso que Erkki le habia intentando posiblemente asesinar por seducir a Soren ¿y ahora se encontraba mordiéndolo? La cabeza le comenzó a dar vueltas y un mareo revolvió su interior, se apoyo del marco de la puerta con una mano sobre los labios.

Anduvo dando traspiés hasta donde ambos yacían en el suelo, no se acerco demasiado dado que no sabia que hacer el razonamiento lo habia abandonado y quedaba ahora solo un humano indefenso eso que se esmeraba tanto en esconder, su fragilidad –estas hiriendo a quien decias apreciar- murmuro con seriedad aunque apenas y logrando mantenerse en pie ¿debia irse? Le parecía que si pues de quedarse no creía que nada bueno terminarse aun asi no podia dejarlos sabiendo que Erkki estaba sobre Soren mordiéndole, se sostuvo de un estantes intentando mantenerse en pie, cayendo y consigo tirando todo sobre lo que este habia, le escena le recordaba algo del pasado aquella imagen que se habia fundido en su pupila para no abandonarlo jamás, Soren era como su hermana, aquella inocente que habia terminado bajo las manos de un monstruo y el, el incapaz de hacer nada, un peso ajeno a el le oprimió el pecho, aquella vez no habia nada ¿y ahora? El miedo le paralizaba, el dolor y la angustia lo frenaban –para…para- mascullo cubriendo su cabeza con ambas manos, cerro los parpados con fuerza negando –cual es el precio de tu redención…pagare cualquier condena…solo detente- le pidió casi en una suplica aun asi sin perder aquel tomo hostil y casi acusador.

Matar, matar, matálo, mátalo, siii....

El sabor de la sangre vampirica pareció hacerlo reaccionar, eso y el éco de una voz humana. Abrió los ojos, todo estaba rojo a su alrededor, de un rojo molesto que amenazaba con quemarle las retinas, escuchaba un zumbido en su oído derecho, agudo e intenso. Undió sus colmillos más fuertemente en el cuello de... ¿De quien? ¿Que importa? Los mataria a todos.

Si, vamos a matarlos a todos y sólo quedaremos nosotros 3 ¿verdad querido Erkki? Nosotros tres, para el resto de la eternidad.

Soren dejó escapar otro grito de dolor conforme los colmillos de Erkki le desgarraban la piel del cuello y se undían más profundamente, un par de lágrimas resbalaron por sus mejillas mientras con sus manos abrazaba a Erkki, como si, estuviera aceptando ese castigo voluntariamente. Erkki apenas si escuchó la voz de Soren rogándole que se detuviera, entonces fue cuando escuchó a Anuar.

- cual es el precio de tu redención…pagare cualquier condena…solo detente-

Erkki se quedó quieto, muy quieto, como paralizado por alguna fuerza sobrenatural ajena a él. Su boca seguía en el cuello de Soren, pero las pupilas de sus ojos ahora estaban fijas en Anuar. Le miraba como un leon hambriento miraría a otro infortunado animal que se acercaba a robar su presa. Entonces algo extraño sucedió. Erkki pareció perderse en las pupilas de ese chico, en esa fuerza de voluntad de hierro, en el hecho de que, aún estando herido, ese don-nadie seguía allí preocupado por Soren, de esa determinación a pesar de las circustancias. Lentamente dejó de hacer presión.

¡NO! ¿Que haces? ¡Mátalo, maldita sea!

La visión adquirió colores de nuevo, Erkki parpadeó y por primera vez notó el rostro adolorido de Soren debajo suyo.

No era la primera vez que ocurría. Soren conocía bien las 'crisis' de Erkki, había sido así desde siempre. Cuando había conocido a Erkki, Soren estaba segado por la terrible y engañosa sensación ilusoria del amor. Había aceptado ser un vampiro sólo porque deseaba buscar a ese hombre del cual se había enamorado aunque de ante mano sabía que no era correspondido. No había aceptado a Erkki porque lo quisiera, porque quisiera ser su compañero, aun cuando sabía que Erkki le había seguido en silencio por 10 años, Soren había sido un idiota egoísta que sólo pensaba en si mismo.

Pero en aquellas épocas, era un humano inmaduro que apenas descubría sus propios sentimientos. Quizás gracias a que nunca había tenido la experiencia de amar a alguien y llevar una relación, la primera vez, a sus 23 años fue tan abrumadora. Erkki lo sabía y lo había aceptado así. Por eso con el tiempo, Soren había comprendido. Y había aprendido a descubrir a Erkki, con todos sus defectos y problemas. El encuentro de ambos había sido quizás el encuentro de dos egoísmos. No le jusgaba, no podía hacerlo, porque era tan parecido a él en el fondo que le aterraba, ambos tan incapacitados para demostrar lo que sentían.

El dolor pareció nublarle los sentidos y cortarle el hilo de los pensamientos, ya no era conciente de lo que gritaba y rogaba, sólo podía sentir sus fríos colmillos en su cuello. Y las lágrimas abandonaron sus ojos vergonzosamente. Entonces el vampiro más viejo se detuvo, Soren abrió los ojos cuando el punzante dolor desparció paulatinamente conforme Erkki separaba los labios de su cuello, la sangre brotó en cantidades alarmantes manchándole la camiza, intentó llevarse una mano para cubrir la herida y así detener la hemorragia, pero el dolor en el hombro que se había vuelto a fracturar por el golpe, se lo impidió.

- Estoy... sangrando demasiado - Fue lo único que atinó a decir y Erkki pareció reaccionar porque se llevó las manos a la cara aterrado, como si despertara de una pesadilla en donde él era el monstruo. - ¡Haz algo! - Le gritó.

Erkki retrocedió en el suelo hasta que su espalda golpeó las patas de hierro de la camilla, se levantó y caminó tambaleándos por el desorden en el que se había convertido el lugar como un cachorro asustado y tomó unas toallas húmedas en anticéptico del armario, regresó con ellas y se las colocó en el cuello a Soren, apretando la herida para frenar las hemorragia.

- ¿Estás bien Anuar? - Preguntó Soren volviéndo su mirada cansada hacía el joven humano.

Los gritos de Soren se confundían y distorsionaban en su mente, se mezclaban con los recuerdos del tormentoso pasado y le hacían recordarlo de una forma tan vivida como nunca antes la habia sentido, sus ojos antes color de miel eran ahora del color del oro, vidriosos y enrojecidos por el amargo llanto que se esmeraba en contener y no era necesario llorar para sufrir porque el llanto mas doloroso no es aquel que correa por las mejillas sino el que corre por el alma en un inaudible y lastimero llanto.
Alzo la mirada topandose con los duros y secos ojos de Erkki que mas le recordaban a dos dagas o dos piedras pulidas y faltas de brillo, sintió que el alma se le encogía pero el miedo o cualquier otro sentimiento que le perjudicase eran dignos de no ser demostrados, le sostuvo la mirada unos instantes, después de lo que habia dicho algo en aquel vampiro parecía haber cambiado ¿habia escuchado acaso? Pensó seguramente asi seria y ahora debía seguir con su palabra en pie, cualquier precio.

Su hastiada mirada se fijo ahora en el adolorido rostro de Soren, al parecer tenia cierto don para que este saliera lastimado cuando se encontraban, sintió una punzada de dolor en el pecho, quería poseer muchas habilidades mas no aquella de herir a las personas, se acerco a gatas manchandose las manos de aquel blanco gis que sobre el suelo formaba lo que antes habia sido una obra de arte y ahora no era mas que un manchon blanco. No quiso contestar a su respuesta ¿Qué si estaba bien? –gracias- le dijo en voz baja de rodillas a un lado de el, intentaba no mirar a Erkki, intentaba no turbarse por su presencia o por el hecho de no saber realmente cual seria el precio de su “redención”, suponía que tarde o temprano lo descubriría. Quito las lagrimas de las mejillas de Soren alejando su mano rápidamente mientras observaba el suelo, su cuerpo era frio, como el mármol mismo y sus ojos a diferencia de los de Erkki sutiles, le agradaba verlos, perderse en ellos, lo observo unos instantes antes de levantarse dando tumbos .

-lamento las molestias- dijo pensando, intentaba recobrar el uso de razón, comprender lo que habia ocurrido y lo que debía hacer ahora, no hablaría, no diría nada sobre el hecho de que el pelinegro habia intentado atacarle ni de que el le habia cortado con un bisturí mucho menos de las palabras que altivamente ambos se habían regalado, observo a Erkki con seriedad, esperaba que no intentase hacer nada mas no por lo menos aquella noche, quizá, en otro momento se encontrarían y cumpliría su palabra, cuando minimo ahora sabia que Soren estaba en “buenas manos”, creía y asi debía ser que el pelinegro le quería ¿Por qué de no ser asi a que se habia debido toda aquella escena de celos? Suponía que de eso se trataba, celos de que en una sola noche fuese capaz de arriesgar su vida por el, respiro profundamente llevándose una mano a la herida en su abdomen –me quedare solo hasta saber que estas bien- le dijo a Soren andando hacia la camilla, se sento con esfuerzo observando su antebrazo, tenia sangre en el pero estaba seguro que no era suya, el no sangraba en esos instantes, recargo la cabeza en la pared observando a ambos vampiros ¿Cómo era que se atrevía a quedarse en una habitación con ambos? Confiaba en uno y al otro sentía que le aborrecía ya ¿le temia acaso? Posiblemente pero eso era algo que jamás admitirá, entrecerró los parpados con los labios entreabiertos, aspiraba aire por la nariz y la boca y aun asi sentía que no era suficiente, su rostro se compungió mas no asi de dolor sino de algo mas ¿recuerdos? Habia recordado lo que con tanto esmero se habia esforzado por olvidar, cuando minimo esta vez tenia la satisfacion de saber, que no se habia quedado de brazos cruzados aunque no estaba seguro de cuando le costaría aquello.

Luego de apretar las toallas con anticéptico en el cuello de Soren, Erkki se levantó y retrocedió unos pasos observando lo que había hecho. Sólo hasta ese momento fue consciente de como se había dejado llevar por... las voces. Por el delicioso deseo de matar que venía cada vez que les escuchaba. Pero no podía evitarlo, porque, esas voces le acomoañaban, no estaba sólo gracias a ellas, a Tía Lovisa y a... la cosa, tenía valor. Ellos le comprendían y... le ayudaban.

Se llevó el dedo meñique a la boca y comenzó a mordisquearse la uña observando con ojos perdidos a Anuar, escuchándole decir que no se hiría hasta saber que Soren estaba bien. Soren...¿Soren? ¡SOREN!

Maldita sea.

Parpadeó y se mordió el dedo indice hasta hacerlo sangrar, esa espantosa herida en el cuello de Soren, toda esa sangre, esa expresión de dolor, la había causado él. De repente fue consciente del sabor de Soren en su lengua. Oh, si, sabía a la sangre de su vastago que tan bien conocía. ¿Porqué hacía esas cosas? ¿Porqué siempre terminaba hiriendo a las personas que quería?.

Por eso me necesitas cariño, por eso debes dejar que tome el control.

Erkki tragó saliva. Una vez más tendría que hacerlo. Caminó hasta Soren y se arrodilló a su lado, se descubrió el brazo, subiéndose la bata de doctor y acercó la muñeca a los labios de su compañero. Soren lo miró con ojos cansados, por unos instantes creyó que lo rechazaría, si eso ocurría... Dios mio... ¿Que haría si Soren rechazara su sangre?.

Pero tras segundos de vacilación el vampiro más joven undió los colmillos en su muñeca y cerró los ojos con una expresión... ¿erótica?. Si bueno, la expresión que siempre ponía cuando probaba la sangre. Erkki frunció el ceño al sentir el dolor punzante de los colmillos, Soren no estaba siendo gentil, le estaba mordiendo con fuerza ¿Estaba enojado?. Se mordió el labio inferior y se sostuvo con la otra mano para no perder el equilibrio, la herida que le había causado Anuar en el cuello, se había comenzado a cerrar pero un rastro oscuro de sangre resbalaba y se perdía por dentro de su camiza.

Comenzó a sentirse mareado, pero sabía que Soren necesitaba más la sangre que él. Después de todo el no había peleado contra un hombre lobo. Y cuando creyó que Soren nunca se detendría este retiró el rostro. Erkki jadeó y sin atreverse a mirarle a los ojos decidió que ya había hecho demasiado daño por esa noche, caminó sin girarse hacía la puerta y se detuvo en el marco.

- Lo siento - Murmuró con voz ronca, casi afónica. Luego desapareció por los pasillos.