A un artista jámas se le debe encerrar {Soren&Erriki}

Recuerdo del primer mensaje :

Habia pasado el dia entero encerrado y no era como que no estaba acostumbrado sino que cuando minimo en donde el residía habían varias cosas en las cuales entretenerse, pintar sus lienzos era una de ellas, podia también observar la monotonía de la vida desde su balcón, con la seguridad que nadie se atrevería a mirarle por ser una acción demasiado obvia, pero ahora se encontraba en una habitación completamente solo a excepción de las esporádicas venidas de las enfermeras para administrar la medicina y otras cosas, le habían dado una camisa blanca completamente planchada, con mangas largas y amplias que le hacían lucir como uno de sus hombres que descritos con fulgor en los relatos montaban caballos y emprendían aventuras, claro estaba que solo parecía.

Habia dormido varias horas después de la partida de aquellos dos, habia despertado posiblemente a las dos o tres de la tarde y se habia quedando pesando hasta bien entrada las cuatro, habia recibido entonces la visita de la mujer que con tacto amable y amargo le habia dando medicamentos y la camisa que ahora vestia, entonces comenzó a ser presa de su voluntario encierro, se habia salido de la camilla y daba vueltas por el lugar buscando alguna diversión, observo su reflejo en una caja de metal mal puesta y bien pulida, su rostro lucia igual de hastiado que hacia años, solo que ahora una herida era visible sobre su ceja y otra en su labio, con un rasguño en el mentón, eso no le divertía y por ende habia terminado por abrir y cerrar cajones, vaciar y meter cosas hasta que lo encontró.

Habia pasado las siguientes horas sobre el suelo, con un trozo de tiza en su mano derecha y su rostro emblanquecido por la materia, habia pasado el tiempo invertido en una obra de arte, quizá no tan asi puesto que su especialidad era el carboncillo y otras artes, no asi la tiza, soplo sobre el suelo apoyando sus rodillas para no dejar su herida sobre la rigida superficie, habia abarcando un buen tramo de suelo, con la silueta de los arboles y el brillo de la luna sobre las copas, era casi como ser transportado al mismo lugar en el cual habían estado la noche anterior mas el no protagonizaba el cuadro sino que, habia colocado una figura estilizada sobre una de las ramas de uno de los arboles, no se distinguía bien pero bastaba con que el supiese de quien se trataba, no lucia demacrado como habia terminado sino pulcro como habia comenzado, sin pintura en el cabello y la roba destruida, sin el rostro magullado ni el cabello enmarañado, soplo para disipar los retos inservibles del gis, que como cortina de humo blanco se levanto haciendo toser y escociéndole la garganta con un picor digno de cualquier brandy.

Un ruido a su espaldas le hace levantarse y girarse para esperar a la enfermera, desvia la mirada hacia la ventana, la diminuta que alla se alza, tan ensimismado en su obra estaba que no ha visto el tiempo volar, suelta el gis sin percatarse de las manchas en su ropa y rostro y el factor de que, nadie mas que hubiese podido haber hecho, de modo que soltar la tiza no servia para cubrir la evidencia.

{no sabia si meter a Erriki en el topic o no asi que lo e hecho, de no ser asi despues edito =)}

No quería que Anuar lo viera bebiendo sangre. No quería que... supiera el tipo de monstruo que era. Pero su cuerpo lo necesitaba, le dolía demasiado el cuerpo y por unos instantes deseó mandar todo a la mierda. Undió los colmillos en la muñeca de Erkki, chupando con fuerza el elixir de la existencia. Cerrándo los ojos, entregandose a la deliciosa sensación. Le mordió con fuerza, estúpido Erkki. Idiota, jodido Idiota ¿Porque eres tan egoísta?. Quería hacerle daño, romperle la muñeca, partirle el brazo.

Pero no lo hizo retiró la boca cuando creyó que había bebido más de un litro. Su maestro y mentor se había levantado y se había ido. No le detuvo. Quería que se fuera. Si seguía allí, probablemente acabarían matandose entre si, como había pasado tantas veces en el pasado, peleando a mordiscos y golpes como dos bestias en celo sin sentido alguno.

Cuando volvió su rostro hacía Anuar, el sabor de la sangre de Erkki aún estaba en sus labios, tragó saliva y tuvo el impulso de enterrar sus colmillos en el cuello de Anuar como acto seguido, de degustar esa sangre que había estado torturandole desde la noche anterior. Le miró con ojos con pupilas dilatadas como un depredador. Dios, como le deseaba.

No, no, no Soren. No. Controlate. Te has partido el culo por salvarlo, no vaz a matarlo tan fácilmente. No...¿aún?

- Que... puedo decir... - Comenzó a hablar con los labios aún rojos por el liquido, contrastando macabramente con su piel pálida - La verdad es que... aunque nos esforcemos en pretender que somos... normales, no dejamos de ser este tipo de monstruos - Comentó, caminando peligrosamente en la línea de dividía al Soren amable, tranquilo y tímido, con... el monstruo. Con el Soren que deseaba enterrarse en Anuar y absorverlo sin remordimientos. - Lamento que... hayas conocido esta faceta tan rápido... me hubiera gustado poder fingir un poco más contigo y tener la oportunidad de conocerte mejor -

Sostuvo las toallas en su cuello que ya se habían tiznado de rojo, pero gracias a la sangre del vampiro, la piel comenzaba a cerrarse en la herida, deteniendo la hemorragia, el hombro le dolía como un demonio, pero eso era lo de menos. El dolor por no poder beber de Anuar era increiblemente mucho más espantoso.

((Perdona los post tan largos D: me inspiré ))

Comenzaba a quedarse dormido en aquella posición tan poco agradable a la vista, se sentía desfallecer como si la vida misma se le fuese de las manos cuando no tenia ninguna herida abierta, el liquido vital dentro de el no escapaba como de una fontana y aun asi sentía que todo se le escapaba, cada que dejaba ir el aire era como si una parte de el se estuviese escapando en el acto, entre abrió los parpados solo para toparse con aquella grotesca escena, el rostro de Soren casi erotico, la sangre que escurría por su comisura manchando todo lo demás, Erkki que parecía adolorido, se retorció sobre su lugar estrechando su espalda contra la pared, fría, rugosa, limpia, sucia mas sin embargo testigo de lo que en aquella habitación habia tenido lugar solo esperaba que no hablasen, no quería recordarlo.

El pelinegro se levanto y se marcho disculpándose ¿disculpándose? Sintió que algo dentro de si crecia intentando salir, enojo quizá, le habia dicho que le rompería los dedos, que le torturaría y le haría conocer el infierno por algo que no sabia bien si era verdad o no ¿y pretendía olvidarlo con una disculpa? De hecho creía que aquello no era en todo verdad suponía que mas temprano que tarde regresaría a saldar cuentas cuando Soren no estuviese hay para protegerle, posiblemente y de ahora en mas no podría salir a las calles desprotegido, investigaría si, indagaría sobre esas criaturas de la noche y cuando se topase con otra, no seria ya un simple humano desprotegido, porque de simple no tenia mucho.

La voz de Soren le hizo volver al lugar, dejar sus pensamientos de lado y centrarse en el, seguir con la mirada cada uno de sus movimiento –todos pretenden Soren, existe la persona que somos, la que fingimos ser, la que los demás creen que somos y la queremos ser- le dijo tranquilamente levantandoce con algo de esfuerzo, sentía que las extremidades le temblaban de una manera frenética, amenazándolo con dejar caer de un segundo a otro.

Avanzo hacia el quedando a escasos centímetros suyos ¿y si Erkki tenia razón?¿y si intentaba seducirlo? Llevo sus dedos a los labios del vampiro quitando los restos de sangre de estos, limpiándose contra su camisa para repetir la acción ¿Por qué no le temia? Una respuesta fácil, le habia salvado, lo tenia embalsamado con su belleza, con su conocimiento, con su arte inclusive el monstruo que dentro tenia le incitaba a descubrirlo, era como tener delante suyo una caja abierta con un solo candando y la llave yacia en su mano pero ¿queria en verdad conocer aquel monstruo que se esforzaba por dejar atrás? –quien ha dicho que por eso debería ya no mostrarme ante ti- le cuestiono tranquilo mientras observaba sus ensangrentados dedos –no llevare conmigo un peso tan grande como el tener que soportar la tentación de la sangre, pero creeme Soren cuando te digo, que mis demonios son equivalentes- le dijo observando sus iris con detenimiento, algo en el no era lo mismo ¿esque acaso la sangre realmente lo habia transformado? Quería y necesitaba saber si realmente seria capaz de resistir, retrocedió unos pasos observándole aun –dime Soren…me ves como tu cena- le cuestiono ¿Por qué no se comportaba como lo hacia con Erkki? Esque el pelinegro lo intimidaba, le hacia sentir desprotegido por el contrario Soren aunque le intentase morder no opondría resistencia seguramente, porque le atraía y lo enganchaba, y aunque debía temerle no asi lo hacia, seguramente y asi lo creía eso le iba a terminar costándole caro –porque si asi lo haces no se cuando cruces la línea, el dia que me corte quizá, mejor saber ahora que puedes soportar la tentación no- le cuestiono observando su muñeca.

{sin cuidado=)}

(( Oye, ¿puedes usar los signos de interrogación en tus preguntas? es que me confundo al leerte porque no usas ni signos de exclamación o interrogación ))

Anuar era ciertamente un humano con una suerte inusual. Pocas personas que había conocido, podrían decir que habían sobrevivido al ataque de un hombre lobo, un vampiro chiflado y aún así, estár tranquilamente sentado a un lado de un asesino en potencia, limpíandole la sangre que previamente había bebido de otro demonio. Lo normal sería que el joven en cuestión estuviera muerto de miedo. Que hubiera perdido el conocimiento y lav razón. Que estuviera pasando por una fase de negación, atormentado y confundido con los nuevos paradigmas de esa realidad que no sabía que existía.

Pero Anuar parecía aceptar todo aquello como cualquier plebeyo aceptaría que la tierra es redonda o que los precios de las verduras habían subido debido a la sequía. Un humano normal, no querría continuar ahí después de haber descubierto el tipo de creatura que era. Pero ahí estaba Anuar, mostrandose... ¿Amable? y preguntándole, no más bien, retándole a cruzar la línea.

Mocoso... no sabe lo que puedes llegar a ser en realidad ¿Eh Soren?.

- Eres un chico excepcional sin duda - Comenta finalmente, tragando saliva, apretando más las toallas contra la herida para que el ligero dolor que sentía opacara la maldita sed - ¿De verdad no tienes miedo? - Agregó comenzando a sentirse más molesto que facinado por la actitud del humano - Erkki iba a matarte, le conozco... cuando pierde el control y entra en una de sus... 'crisis' no puede detenerse... -

- Deseo... morderte - Acepta finalmente, su voz tiembla - Lo acepto... pero no lo haré... no te veo como mi cena - Agrega cerrándo los ojos sintiéndo el dolor en su cuello mientras lo presionaba con más fuerza, las toallas se habían teñido parcialmente de carmesí - La sangre humana es lo que me mantiene existiendo, es la base de todo... justo ahora, con todo lo que ha ocurrido... no me encuentro en buenas condiciones y sería mucho más fácil si bebiera de ti - Le explica, abriendo los ojos, observándole con una mirada un tanto diferente a la mirada tímida y nerviosa que le había dedicado en el bosque, porque mientras estaba allí sentado observándole, su instinto le pedía a gritos lanzarse sobre ese chico, su cuerpo lo necesitaba, era más una necesidad que un deseo, porque si bebía sangre humana su recuperación sería rápida y menos dolorsa.

- Pero no quiero hacerlo-

-excepcionalmente torpe- le corrigio sin demasiado esfuerzo, porque de que otra forma sino se atrevía a hacerle frente a un vampiro que si bien dañado o no podia romperle en dos con tan solo apretó su mano, y el tan frágil como cualquier humano se sentía desfallecer pero eso era algo que jamás lograría admitir asi como jamás admitiría algun error pero por el contrario estaría siempre dispuestos a hacerse responsable de los problemas y las consecuencias que este acarrearse –¿miedo?…se esfumo tiempo atrás- le indico, engáñate engáñate, es mas fácil vivir engañado por uno mismo que intentando creer las dudosas verdades que fácilmente caerían en mentiras de una sociedad banal, burda, barbárica. ¿Y le parecía que no estaba lo suficientemente cuerdo como para saber aquello? Habia visto el odio en su mirada, le habia escuchado con atención, habia temido, oh si habia temido pero ese tipo de emociones era mejor esconderlas, cubrirlas con falsa valentía, porque uno jamás sabia aveces los engaños se vuelven verdades –lose…pero habría sido error mio- mascullo como no queriendo admitir aquello, aun asi en su rostro prevalecía la calma, el hastió –y habría aceptado cualquier consecuencia…creo que te aprecia bastante, debe ser- y acallo porque no debía hablar de mas.

Le miro frunciendo el ceño hasta que sus cejas se unieron en una de una forma graciosa, dejando un suave surco que era lo único que las separaba –¿es aprecio o cobardía?- le cuestiono entrecerrando los parpados, observándolo de forma despectiva ¿despectiva? Porque no comprendía y no comprender era su único problema, era lo que realmente le enfurecía y le impedía seguir adelante, estancado ahora como estaba necesitaba comprender –¿es que acaso en una noche me has guardado algun aprecio? O es quizá simple cobardía ¿no te crees lo suficientemente fuerte para detenerte?, si no te temo yo ¿porque habrias de temerte a ti mismo?- sus palabras salian poeticas, con aquel tono tan propio en el, parecían querer seducir, colarse en el subconsciente para susurrar algun mensaje oculto -¿aprecio o cobardía?- su mirada parecía irradiar algun brillo externo como si detrás de aquellos mares de miel dos hogueras se alzasen haciendo crepitar la madera que como combustible se consumía volviéndose tizones, relamió el labio inferior suspirando –si con eso logras recuperarte no temo de lo que pueda pasar- su voz parecía haberse vuelto melosa, comprensiva casi humana, aquel era su lado resguardado, el que se encontraba detrás de una muralla de curiosidad, raciocinio y poca moral, porque era un artista, un marginado, un soñador, un pesimista y un romántico de la vida “tu curiosidad se volvió ahora caridad, bien Anuar vas en retroceso”.

Se quedó un momento observándole, escuchando sus palabras e intentando entenderlas. Lo que decía Anuar no tenía sentido. Anuar mismo no tenía sentido ¿Como podía un ser humano hablar con tanta apatía sobre la vida y muerte?. Anuar parecía no importarle lo que le ocurriera, parecía que el sufrimiento no le aterrase, que le diera igual la idea de morir en aterradoras circustancias. No le temía aun cuando sabía el tipo de monstruo que era.

Su voz era odiosa de repente. Le desafíaba con una tranquilidad fastidiosa, de repente su voz estaba cargada de arrogancia. No debía extrañarse, después de todo, sólo conocía a ese chico superficialmente, a lo mejor esta era su verdadera cara, fría y orgullosa.

¿Y que estabas esperando Soren? ¿Realmente creías que encontrarías la bondad que tanto buscas en las personas?

Le escuchó llamárle cobarde y acusarle de apreciarlo. ¿Cual de las dos era peor? Ninguna, porque ambas eran aterradoras verdades. Soren era cobarde, eso lo podría advertir cualquier persona, pero no tenía miedo de Anuar, no tenía miedo de matarlo si no era capaz de detenerse al beber, a lo que temía era... a abrir su corazón. A crear un lazo con ese chico, a beber algo más que su sangre y luego quedar expuesto a esos sentimientos innecesarios y mareantes.

-¿Me llamas cobarde cuando apenas nos conocemos desde hace un día?- Comentó con una sonrisa torcida. y Comenzó a levantarse con cierta dificultad, cuando estuvo de pie caminó hacía el pintor, observándole con unos ojos que habían dejado de ser los ojos del amable y tranquilo Soren, para pasar a ser unos ojos llenos de cevicia. Sin dejar de sostener con una mano la toalla sobre la herida en su cuello usó su mano libre para tomar el ángulo del mentón de Anuar entre sus dedos.

- Ciertamente eres una creatura inquietante... ofreciéndo tu sangre tan apáticamente y acusándome de blasfemias como la de apreciarte - Levantó el mentón de Anuar suave pero firmemente y acercó su rostro al de él - Y además tienes unos labios preciosos - Y sin esperar una respuesta, lamió la comisura de los labios de Anuar con una lengua fría para luego mordisquearle el labio inferior.

(( checa esto 8D https://victorianvampires.foroes.org/z-o-n-a-c-r-e-a-t-i-v-a-f12/ilustraciones-de-los-pjs-del-foro-y-soren-t1082-75.htm#26150 ))

Aquella mirada le cerceno el alma de una forma indecorosamente dolorosa, mas no dijo asi ni hizo amago alguno por cambiar lo que ocurria porque no solia demostrar sus sentimientos, fuesen buenos o malos nunca era buena idea no amenos que supiese que valia la pena explayarse no temia del rechazo sino del dolor ¿Quién sabia sino de sus propios demonios? solo el y asi debía permanecer, en un silencio tal que lo llevaría consigo a la tumba, porque cuando algo en verdad dolia no habia forma posible de hablar de ello –te cuestiono, no asevero nada- aseguro negando, no le gustaba juzgar y en la medida de lo posible intentaba no hacerlo, porque a el le juzgaban diariamente tachándole por algo que fuese o no nadie sabia a ciencia cierta por el evitar su trato, no era tan ruin, ni tan seco como la gente creía aunque ciertamente nadie le habia logrado conocer lo suficiente para asegurar lo contrario, desvió al instante la mirada cuando su frio tacto le sujeto el mentón porque sus labios no decían lo que realmente sentía, no en aquellos instantes y de verlos con detenimientos sin duda Soren se percataría de ello, mas fácil era, evadir el contacto visual.

-si tanta blasfemia a de ser ¿por qué arriesgaste tu vida por mi?...te dije que las personas finge…- acallo al escuchar su siguiente comentario un tanto desconcertado, dirigió su amielada mirada a el observando solo unos instantes antes de que su lengua recorriera su comisura helándole la sangre ¿unos labios preciosos?¿que estaba ocurriendo? Sus parpados se abrieron desmesuradamente mas no asi se atrevió a moverse porque temia que con sus colmillos hiciera tajos su labios ¿era aquello? ¿realmente se trataba de ello? Lo dudaba enormemente porque a fin de cuentas en primera instancia el le habia besado y no asi habia sido al revés, entre abrió sus labios sellando los ajenos con un cálido beso.

Su mente comenzó a divagar con frenesí ¿Cuántas veces antes habia besado a un hombre? Ni una no antes de cuando le habia besado el dia anterior en el bosque, pero como buen artista y conocedor sabia que el amor y sus variantes no eran restricciones que debían hacerse al sexo opuesto, apretó uno de sus puños desorientado porque con otros temas por hablar y experimentarlos de manera fluida mas cuando de aquel tipo de emociones se trataba no podia mas que quedarse paralizado su problema quizá era que dejaba que los fantasmas del pasado le atemorizasen dia a dia –Soren no…-murmuro recordando aquella mirada, le observo fijamente dejando que leyese su interior, porque en sus ojos no habia visto nada que reflejase aquel beso sino que por el contrario que lo hacia casi con sadismo y por el contrario los amielados de el se veian dudosos, deseando y queriendo mas no asi permitiendose.

{si lo vi ya, estan geniales! pero Anuar luce...pedante? el que ame fue el de Cam!, aun asi gracias por tomarle en cuenta =)}

Finalmente tenía el control. Si, la adrenalina que le recorría el cuerpo como un impulso químico desbocado le palpitaba en la cabeza deliciosamente, era finalmente libre.
El humano había suplicado, con una sumisión contrastante a la desafiante postura anterior. Le había correspondido el beso y le pedía que se detuviera.

- ¿Liberas al monstruo y ahora le pides que se detenga? - Comentó Soren separándose sólo un poco del rostro de Anuar, sus ojos eran completamente los de otra persona, seguían siendo de la misma forma y color, pero el monstruo que a veces se visumbraba esporádicamente como una sombra rápida atravesando sus irises, ahora había tomado el control y lo había llenado todo. Sus ojos azules carecían de amabilidad, bondad o timidez.

La mano que se manteía ocupada sosteniendo la toalla con anticepto dejó caer la tela libre que resbaló hacía el suelo, la herida causada por Erkki, había dejado de sangrar y la cicatriz de color purpura oscuro se podía apreciar en su cuello pálido. La mano ahora libre se apoyó contra la camilla, acortando el espacio entre ambos cuerpos, obligando a Anuar a presionarse contra él, atrapado entre la camilla la pared y el vampiro.

- Me parece que... no te importaba afrontar las consecuencias - Agregó girando suavemente el rostro, el deseo por tocarle haciéndose evidente, como una necesidad obsesa. La mano que sostenía el mentón de Anuar, ahora se deslizó por su cuello en una caricia suave, bajando con el dedo indice hasta el borde de su camiza - Bien... descubramos si... realmente vale la pena haberte salvado -

Acortó el espacio una vez más entre sus rostros y mordió el mentón de Anuar, suavemente, acariciando la piel con sus colmillos.

Bien, Soren, vamos bien. Demostrémole quien eres en realidad... Quienes somos.

Se sintió afligir por aquellas palabras mas quedarse callado, debería aprender a hacer aquello aunque el tiempo mismo le daría las cicatrices para cambiar –yo no te e liberado…no soy tu domador ni mucho menos- mascullo aspirando ampliamente por la lejanía dado que la anterior cercanía le habia estado asiendo agonizar los nervios y vibrar su interior, en alguna sinfonía perfecta, observo sus ojos aquellos antes tan pasivos y cálidos ahora no irradiaban nada de aquello.

Sus mirada cayó junto con aquel antes trozo de blanco lienzo que se teñía ahora de rojo escarlata, le observo unos instantes en el suelo casi como si sus pensamientos le hubiesen abandonado y dejado solo un cuerpo vacio, elocuencia era lo que faltaba en aquel frágil cuerpo humano, su mirada se alzo nuevamente solo para lograr observar con detenimiento la herida escasos segundos, aquella herida que debía estar en el y no en el cuerpo de Soren ¿el mismo que se estrechaba ahora contra el suyo? Sus manos se aferraron al borde de la camilla al instante mientras su espalda se curveaba hacia atras y sus labios se entreabrían como queriendo pedir algo, le dolia le cercanía del vampiro ante su abdomen mas no asi planeaba decirlo.

-debo suponer entonces ¿que todo esto es culpa mia?- murmuro observándole con el rostro ya no hastiado sino ligeramente entusiasmado, su curiosidad le llevaba a limites impensables que para bien o para mal le hacían cometer acciones que podrían fácilmente ser descritas por lunáticos, sus parpados se cerraron al sentir su frio tacto deslizarse sobre su cuello, ¿Qué planeaba? Se venia formulando aquella incógnita desde que habia lamido su comisura aunque no sabia aun como conocer la respuesta ¿curiosidad o lujuria?, dejo escapar un suave jadeo bajando su mentón para lograr coincidir con los labios del vampiro aunque no pretendía besarlos , su cuerpo se movio intentando conseguir espacio, sus labios soltaron un insonoro gemido mientras se quedaba estático y comprendía lo que no debía hacer –como planeas descubrir eso- le cuestiono con una cercanía tal que habia rozado sus labios ante cada palabra pronunciada, la mente sobre el cuerpo intentaba mantenerse de aquella manera no dejarse llevar por sentimientos indecoros que inundaban su mente en aquellos instantes, mantener el control de la situación o cuando mínimo de si mismo. Pero sus palabras, actos y lo que decía no estaban en sincronía, le observaba tentándole y al mismo tiempo rogándole que se detuviese.

Ese chico definitivamente no sabía cuando callar. Siempre tenía algo que decir, siempre quería desafiar o llevar la contraria de algún modo. ¿Deseaba tener el control aún bajo esas circustancias? Aquello tenía gracia. Porque Soren siempre quería tener el control de las cosas, pero de una manera más bien pasiva. Claro, la mayoría del tiempo, pero la sed que le causaba la sangre y no solamente una simple sed sino más bien la 'necesidad' que le causaba, lograba despertar esa parte de él que pocos conocían y que él se empeñaba en esconder bajo cualquier metodo. Justo como en ese momento, necesitaba la sangre porque su cuerpo había perdido mucha con la pelea contra el lobo.

- No estoy buscando culpables - Comenta mientras con ambas manos, toma a Anuar por las caderas y lo levanta suavemente para sentarlo en la camilla - Más bien... responsables - Agrega observando a Anuar de arriba a abajo como un pervertido - Si me preguntas porque te salvé... no tengo una respuesta bonita que te llegue al corazón, siento desilucionarte si esperas encontrar una conexión cósmica entre nuestras almas... - Se llevó una mano al rostro para acomodarse las gafas - Lo importante es que sucedió y ahora estamos aquí -

Soren, o más bien ese nuevo Soren, acercó su rostro de nuevo, esta vez al cuello de Anuar, olisqueó su aroma, casi pudo sentir la sangre palpitante bajo esa piel, quería enterrar sus colmillos con fuerza, pero no era el momento. No. Aún podía esperar porque era un maldito mazoquista y como buen depredador le gustaba jugar con su presa. La anticipación era lo más delicioso de la cazería. Sus labios rosaron la piel del cuello, dejando que su aliento más bien frío jugeteara con el lóbulo de su oreja, sus manos ahora libres desabrochando un par de botones de la camiza de Anuar con delicadeza.

No era un idiota, sabía que el cuerpo de Anuar estaba adolorido por el 'accidente', conocía sus límites y tenía el control. Jugeteó con los botones tranquilamente y luego permitió que la llema de su dedo indice, indicara un camino errático por la piel del pecho que iba descubriendo...

Su cuerpo se elevo del suelo como si de un pobre muñeco de trapo se tratase y la sensación no le habia agradado en lo mas minimo, no era un juguete ni un objeto que podia mover a su antojo y capricho, y pese a que en ocasiones pretendía y lucia falto de emociones no era de aquel modo, le dolia y gozaba, lloraba y reia, y ahora…ahora no sabia que debía y que no sentir.

Sus ojos se fijaron en el observándole de un modo casi reprochable, le veía como si de un cuerpo vacio se tratase, lascivamente, tanto asi que le aborrecía aquella mirada, la misma que habia visto años atrás provenir de aquellos hombres que la inocencia les habían robado con sus carnales actos, por eso aberraba, por eso era lo que era y quizá ese era su mayor problema, a habia dejado que los problemas del pasado definieran su persona aunque ocurria con todos, cada uno era su propia experiencia de vida.

Su ceño se frunció al tiempo que su rostro se hastiaba nuevamente –y que tanta verdad hay en lo que dices- le cuestiono seriamente intentando no inmutarse nuevamente por su cercanía aunque la posición en que ahora estaba le daba mas libertades –porque dudo que te hallas arriesgado tanto solo por probar…- desvió la mirada al suelo, aquello que antes habia sido su obra de arte y ahora no era mas que un montón de manchones blancos por doquier “esperabas lo que jamás será, estúpido soñador”.

Su mandíbula se tenso y hecho la cabeza de lado para darle mayor espacio en su cuello, no sabia que pretendía el vampiro de cenizos cabellos pero y pese a todo no le daría la satisfacción de verle temeroso muy por el contrario le dejaría ser, porque se haría responsables de sus actos a su inusual y bastante peculiar manera, de esa en que solo el sabia como ser, que por ser humano no era mas sumiso o temeroso que un vampiro, la inmortalidad no les volvia mejores sino solo mas conocedores y sabia bien que su vida bien podría ser la realización de un hombre que bordease en el siglo.

Tan poco le temia que era capaz de seguir desfeándole, sus piernas rodearon el cuerpo de Soren dejándole en el filo de la camilla, sus labios comenzaron a acariciar su mejilla bajando por su mentón sin siquiera rozar sus labios, dejo escapar su aliento sobre su oído, aquel cálido a comparación del suyo –pretendes seguir jugando- le cuestiono al oído apoyándose con una mano de la camilla y dirigiendo la otra a su rostro, solo sus yemas rozaban la tersa y fría piel del vampiro, haciendo figuras sobre su cuello mientras sus labios acariciaban su oído, tanta cordura le falta para hacer aquello o tan cuerdo era para saber que ocurriría, no, vidente no era solo humano, uno demasiado evasivo e inusual, porque quiza si reaccionaba como el no lo esperaba el juego dejase de serle divertido.

- porque dudo que te hallas arriesgado tanto solo por probar…-

Aquello le hizo pensar. Anuar tenía razón y lo sabía. Las cosas sucedían siempre por una razón y aunque en el momento no la entendiera o pareciera ser parte de un acto inconsciente, siempre las consecuencias terminaban por enseñarle que, nada pasaba desapercibido ante los ojos de Dios o del destino y siempre todo lo que hacías al final causaba todo tipo de desenlaces. ¿Pero que era lo que quería Soren?.

Si, vamos ¿Que es lo que quieres idiota? Te deje salir y tomar el control y todo ¿Para que? ¿Sólo para beber de ese chico por el cual casi mueres? No me jodas Soren. Deja de jugar.

Anuar le bordeó con las piernas y Soren se sintió extraño. Una vez más parecía haber jusgado al humano apresuradamente. Unos segundos atrás sumiso y ahora... ¿Pretendía dominarle? Se sintió repentinamente atrapado entre esas piernas de sangre tibia, sintió los labios del otro bordeando su rostro como si nada, como si se acostara con Vampiros todos los días para tomárselo de manera tan natural.

- ¡Maldita sea Anuar! - Exclamó tomándo el rostro del chico entre sus dedos, para que quedara frente al suyo y así poder perderse en sus ojos de miel - Me facinas, pequeña creatura seductora, ahora mismo te salvaría 100 veces si pudiera...- Su boca se cerró alrededor del cuello de Anuar como en un impulso instintivo, sus colmillos rozaron la piel pero se contuvo, lamió la piel y disfrutó de su sabor ligéramente salado - Te deseo más que a nada en el mundo y se que está jodidamente mal... se que después...- Se detuvo unos segundos, lo que sabía era que cuando volviera a ser el mismo de siempre, no podría afrontar a Anuar, no sabría como comportarse y tendría miedo, como siempre, miedo al rechazo, miedo a no controlarlo todo... - Pero ahora... juguemos un rato más -

Sus parpados se abrieron de una manera casi imperceptible mientras observaba con extraña fijeza al vampiro y lo que de sus labios escapaba, se sintió inusualmente aliviado o decepcionado, cual fuese el sentimiento crispo los labios en una sonrisa de medio lado que no dejaba ver su nívea dentadura. Seductor, otra vez usaban aquel adjetivo con el y comenzaba a creer que no era tan estrafalario como lo habia llegado a pensar, seducía quizá no estaba seguro de ello pero jamás con la intención o quizá con demasiada intención, todo y nada, jamás gris.

Su mano se cernió rápidamente sobre la tela de la cual estaba echa la vestimenta de Soren al tiempo que sus parpados se apretaban fuertemente al ver aquella acción ¿iba a morderle? Su cuerpo no se tenso su rostro fue el que sufrió cierto cambio, compungido mas no de dolor ni de temor sino de no saber lo que le deparaba aquella acción, acción que jamás ocurrió, por el contrario sintió solo como le rozaban la piel y su lengua le tocaba nuevamente haciéndole estremecer aun no lograba definir si de gozo o repulsión.

-lo que yo se esque el después no tiene tiempo en el ahora- asevero aflojando sus piernas de alrededor de el sin asi llegar a soltarlo, le observo curioso, curioso de aquel nuevo ser que conocía, porque debía sufrir de problemas de bipolaridad y quizá inclusive múltiples personalidades, segundo atrás le habia querido morder y ahora le decía que le fascinaba y le deseaba, aunque el no podia decir mucho sobre ello, primero se habia mostrado desafiante, sumiso y ahora…ahora no sabia –¿que tienes en mente?...- le cuestiono observándolo con detenimiento en aquellos cristalinos ojos, quería saber que Soren se encontraba con el, aquel pasivo y amigable o el que casi le desfiguraba el labio.

Si le mordía todo acabaría. Si probaba su sangre y se 'recuperaba' volvería a ser el mismo de siempre y todo terminaría ahí. La sangre era su salvación y su condena. No entendía a Anuar y al mismo tiempo, en esos frenéticos momentos, no había necesidad de entenderle. Porque lo único que importaba era saciar su deseo, experimentar el orgasmo que siempre venía ligado a la sangre.

- Estoy quebrantando mis propias reglas - Comenta sumergiendo sus manos frías por dentro de la camiza entre abierta de Anuar, acariciando la piel tibia, disfrutando de la sensación que le produce ese tacto con un ser vivo, paseando las llemas de sus dedos por las tetillas - Inclusive los monstruos las tenemos - Sus labios se dirigen ahora a la frente de Anuar, el flequillo le hace cosquillas en la nariz - Esto esta mal... pero se siente jodidamente bien -

Aquella era la primera vez que tocaba a un hombre de esa manera. Si bien en el pasado se había enamorado del primer profesor que tuvo cuando aún estaba vivo en Suecia, nunca habían tenido un contacto físico directo, el amor había sido de caracter platónico y realmente no recordaba haberle deseado en un plano más carnal. Soren estaba acostumbrado a cazar, pero una de sus reglas de caza era precisamente no beber de aquellos con los que formaba un lazo afectivo. Sólo cazaba a desconocidos, bebía de ellos sin remordimientos y sin preguntas.

Pero Anuar...
¿Eso que sentía era sólo el deseo de deber su sangre? ¿O acaso había algo más?

- No... no puedo beber de ti - Murmura finalmente, su voz tiembla, lo desea tanto que le duele. Su entrepierna ahora despierta se aprieta dolorosamente contra su pantalón, pero el conflicto interior es tan fuerte que se siente desmayar - No... quiero... destruirte... -

Ni una mierda Soren, sólo tienes miedo. Eso es todo. Miedo a abrir tu corazón a ese pintor desconocido. Déjalo ya ve a cazar, realmente lo necesitas.

Le observa con fijeza mordiendo disimuladamente su labio inferior por sus acciones, entrecerró los parpados suspirando de una manera amplia y casi eterna, se controlaba tanto como podia pero era humano y se veía tentado como cualquier otro por los placeres de la carne y pese a todo por veintiún años que para el vampiro no mucho debían ser habia logrado mantenerse a margen en aquellos temas que si bien jamás fueron tabú si zonas escarpadas en las que prefería no inmiscuirse demasiado, su mirada baja al sentir su cercanía nuevamente –y que es eso a que tanto temes Soren- le cuestiono en voz baja, ya no con aquel tono desafiante, mas siempre manteniendo aquel incesante halo entorno a sus palabras y acciones –temes herirme…¿o herirte a ti mismo?- murmuro sin poder dejar de lado aquellas incógnitas y carácter deplorable, pero asi era el y no planeaba cambiar para nada ni nadie, la vida misma se encargaría de moldearle si así debía hacerlo.

Una lucha interior tiene lugar en su mente en aquellos instantes, al final decide no escuchar a ninguno de los dos bandos, por el contrario sujeta entre sus manos el rostro de Soren bajándolo un tanto para poder verle mejor, con una cercanía que rozaría seguramente con lo indecoroso mas no mucho de aquello lograba comprender –no quieres…¿destruirme? Y no tienes porque hacerlo…piensa que es por tu bien- mascullo besándole de una manera prolongada aunque casi casta, daba los primeros pasos en aquel ámbito del cual tan poco conocía sino solo en teoría, porque era un artista, marginado, un negativo, un soñador y un romántico, no de la vida sino de las personas.

–¿Y que es eso a que tanto temes Soren?, temes herirme…¿o herirte a ti mismo? -

Las preguntas de Anuar le hicieron parpadear desconcertado. Ese humano tonto parecía entender mucho más de lo que debía. Y aunque ahora se encontraba dominado por su monstruo interior aún así sentía esa sosegada sensación de incertidumbre en la boca del estómago. Tragó saliva, aquello no podía ser. Él había tomado el control y haría lo que fuera. No podía pensar, nunca pensaba, sólo actuaba y se dejaba llevar por la necesidad, por el deseo de beber.

- Un poco de ambas - Aceptó dejando escapar una sonrisa que mostró sus colmillos blancos como la nieve. Sintió las manos del chico rodeando su rostro de nuevo, sus ojos haciéndo contacto una vez más y entonces vino el beso. Un delicioso y tranquilo beso, iniciativa del humano. Cerró los ojos y se dejó perder en la sensación, sintiéndose casi ingrávido, su cuerpo antes frío, ahora calentándose maravillosamente, su lengua buscando la del pintor con una necesidad casi patética.

- Deberías dedicarte a las ventas y a los negocios - Comentó separándose un poco para hablar, ganando confianza, bromeando un poco para amenizar el ambiente - Podrías convencerme de comprarte un alpargate en vez de unas buenas botas de cuero - Continuó acariciando el pecho del joven, esta vez un poco más conscientemente, no sólo con las llemas de los dedos, permitiendo que toda la extención de su palma tocara esa piel que deseaba, palpándola como si no pudiera creer que fuera real.

- No puedo beber de las personas con las que tengo un vinculo afectivo - Explica finalmente. Deslizando una de sus manos hasta el ombligo, jugeteando con él como un niño curioso - Aún así... te deseo demasiado... quiero probar tu sangre -

Un poco de ambas, solo eso necesitaba escuchar para comenzar a pensar nuevamente en todo y en nada, en lo que hacia y dejaba de hacer porque cada acción no realizada también tenia una repercusión en lo que ocurria buena o mala todo lo tenia, sintió como sus mejillas comenzaban a adquirir calor, uno inusual en un cuerpo antes tan frio mas sin que aquello le turbase acaricio sus dientes primero buscando la aprobación de sus acciones, porque ni el mismo sabia si asi debía continuar, el tacto ajeno le hizo continuar, inmiscuyendo su lengua en aquel profuso beso mientras el mismo se sentía calentar.

Frunció levemente el ceño intentando comprender lo que decía, sonrió al fin de medio lado negando con tranquilidad y gracia –y lograría convencerte de comprar algo mejor- le cuestiono entrecerrando los parpados al sentir sus manos acariciar tan libremente su cuerpo, aquel que nunca antes habia sido tratado de aquella manera, aguanto la respiración unos instantes ¿Quién antes le habia presenciado de aquella manera? Nadie y comenzaba a sentir los nervios del nunca antes, no porque se avergonzara de su delgado cuerpo, no era un joven fornido mas tampoco famélico, en su delgadez podían verse algunas líneas que pretendían ser los músculos, las entradas bien marcadas y unas manos delicadas, unas que no eran dignas de ningún hombre sino solo de un pintor.

Arrugo el puente de su casi aguileña nariz al sentir sus dedos tan cercanos a la herida –dijiste que decir que me guardas afecto era blasfemo…- le repitió recordando sus anteriores palabras, porque el no olvidaba, solto completamente sus piernas de alrededor de Soren observando su propio pecho, su pulso se aceleraba y a sus mejillas subia una coloración y calor impropios en el, su pantalón comenzaba a sentirse extrañamente estrecho, porque comenzaba a sentir demasiadas cosas juntas, la curiosidad que se esmeraba en no dejarle ir, el deseo, cariño, lujuria, casi bondad que pronto caería en la caridad.

Alzo su mano derecha mostrándole su muñeca –si quieres no deberías no hacerlo…en el peor de los caso cercenare mi propio brazo- sonrio lóbregamente negando al instante mientras besaba su frente –anda…o hare sangrar mi propio dedo- aseguro y si lo habia dicho era porque planeaba hacerlo.

- Se lo que dije - Comenta notando la reacción del humano cuando su mano rozó la herida. ¿Le rechazaba o simplemente le dolía? No era tiempo de dudas. Porque él era Soren todopoderoso y el resto podía irse a la mierda. Notó entonces las mejillas colorearse al llenarse de sangre. Aquella visión le pareció infinitamente adorable y quizo guardala en su mente para siempre, como esculpiéndola en su cerebro.

- Quiero devorarte - Susurró tomando el brazo de Anuar y escuchando como se le ofrecía de esa manera tan impropia en un humano frágil que debería estar temeroso por su vida - Quiero absorverte por completo - Agregó inclinándose hacía él, apoyándo la rodilla derecha entre las piernas de Anuar, presionándo su intimidad a propósito - Quiero que recuerdes esto para siempre... -

Y sin más preámbulos, sus labios volvieron a cerrárse en su cuello y sus colmillos se enterráron allí con una extraña suavidad, como cuando una buena enfermera te aplica una injección, un corte limpio y seco. Su cuerpo tembló y sus brazos rodearon la espalda del chico, deseando apretarlo con todas sus fuerzas pero conteniéndose. Debía recordar que no era un desconocido, no era un cualquiera que cazaba en las oscuras calles Parisinas. Era Anuar y no... quería hacerle daño.

Patético, patético... eres definitivamente el vampiro más patético del mundo. Ni siquiera puedes evitarlo, aún cuando estas en tu límite.

La sangre le llenó la boca y abrió los ojos de par en par, sus pupilas dilatándose como si estuviera inyectándose heroína. La sangre bajo lenta y deliciosamente por su garganta, dulce y amarga como solo esta podía hacer, un placer desmesurado recorriéndole todo el cuerpo, casi llevándolo al borde del orgasmo. Jadeó, no más bien gimió algo entre el cuello de Anuar, se sentía desfallecer...

Observo como tomaba su rostro y su rostro pareció ser surcado por una fracción de segundos por algo que oscilaba entre el miedo y el asombro, aquello de absorberle por completo no habia sido agradable de oir, no quería perecer drenado de sangre simplemente por pretender ser una persona dentro de la medida amable, porque sabia que jamás llegaría a serlo y pese a todo aveces sus acciones iban muy ligadas a la caridad y el buen corazón, pocas vea veía por otros antes que por si mismo y esta era una de esas veces.

Sus labios se abrieron de par en par ante tal acción mas el aire no escapo sino que lo jalo hacia su interior como si después de mucho tiempo sin respirar fuese aquel su primer bocado, su rostro parecía compungirse mas no asi de dolor sino de un gozo inusual, su mano se poso sobre la cintura del vampiro ejerciendo leve presión mientras sus ruborizadas mejillas opacaban sus rojizos cabellos –aunque no suceda mas nada, esta noche será memorable- asevero en un tono apenas y audible, en un murmullo que solo Soren puede escuchar como temeroso de que sus palabras volasen a oídos ajenos perdiéndose para siempre.

Apretó la mandíbula cerrando los parpados con fuerza mientras echaba la cabeza de lado dejándole asi mayor espacio, debía sentir temor, debía y no asi lo sentía, porque estaba tan poco cuerdo como para pensar que Soren lograría detenerse, tan poco o tanto, porque como bien decía la cordura estaba sobrevalorada las mas ilustres personas podrían bien ser tomadas por pensadores o dementes –Soren- gimio su nombre estrechando el mismo su cuerpo contra el ajeno, una punzada de dolor le escocía en el cuello mas no era la única sensación, no ajeno a todo aquello su cuerpo habia comenzado a sufrir cambios.

Estrecho su entrepierna contra el cuerpo ajeno inhalando forzosamente, la curiosidad y aquellas sensaciones nunca antes experimentadas le incitaban a dar un paso mas y uno frente al otro, en un andar constante.

Sentia el calido liquido manar de su cuello y manchar sutilmente su tersa piel, sus manos encontraron camino bajo la ropa de Soren acariciando su torso y aferrándose a este, habia perdido ya mucha sangre, no tenia demasiada para dar –puedes detenerte cuando quieras- murmuro a su oído gimiendo, apretando sus labios contra los cabellos del vampiro ahogando asi cualquier otro sonido –cuando quieras- repitió.

Siempre que bebía era más o menos lo mismo y al mismo tiempo diferente. Cuando la gente se masturbaba y alcanzaban un orgasmo físico, aunque la sensación fuera en teoría la misma ¿Porque seguían haciéndolo? , Algo así pasaba con la sangre para él. Quizás para todos los vampiros por igual, pero de eso no tenía idea. Cada vez que probaba la sangre, la sensación de placer que invadía su cuerpo era abrumadora, tenía el poder de enviarlo al límite rápidamente, era precisamente como una droga, una droga peligrosa, cara y muy adictiva.

Sabía también que para el humano en cuestión era placentero. Aunque había escuchado de algunos vampiros que podían controlar lo que sentían sus victimas para infringir un dolor espantoso, por ejemplo. Pero en general, era placer lo que las inocentes victimas sentían, por eso era que mantener el secreto de su existencia sobrenatural, había sido relativamente fácil para los vampiros a través del tiempo. Con tantas creencias y tabues sobre Dios, las victimas que sobrevivían no querían aceptar que... se habían excitado o peor aún, corrido, gracias a un acto pecaminoso de un ser de ultratumba.

Un punto a favor para los vampiros. ¿Pero que demonios hacía pensando en algo así? Abrió los ojos extaciado y sintió las manos de Anuar y sus labios, acariciándole. El toque de los dedos de Anuar le hizo recordar con quien estaba y que... debía detenerse.

La sangre humana tenía el increible poder de enloquecerle cuando la necesitaba y al mismo tiempo de regresarle la cordura, cuando se sentía satisfecho. Reuniendo toda la fuerza de voluntad que le quedaba, Soren sacó los colmillos y lamió la herida para que esta se sanara casi inmediatamente. Otra ventaja de ser vampiro, cubrir los rastros y la evidencia. No se atrevió a levantar el rostro, se quedó allí escondido en el ángulo del cuello de Anuar, aspirando el aroma de sus cabellos, sintiéndo la cercanía de esa piel. Lentamente sus manos bordearon al joven en un abrazo, lo sentía tan frágil, que le daba la impresión de que se partiría en dos de un momento a otro.

La sangre de Anuar hizo su efecto casi inmediatamente. Soren sintió como la fuerza le volvía al cuerpo, como paulatinamente el hombro dejaba de dolerle al igual que su pecho. El milagro de la maldición de Cain.

- ¿Te encuentras bien? - Atinó a decir, aún ocultando su rostro.

Sentia como la sangre abandonada sus venas y su cuerpo para acudir al sistema ajeno, suponía que se debía a que estando en un estado en que el cuerpo dejaba muchas funciones vitales de lado la de irrigar sangre nuevamente por el cuerpo era también dejada de lado, debían buscar entonces la manera de obtener por otros medios o cuando mínimo era aquello lo que su entendimiento le hacia comprender.

Apretó los parpados con tanta fuerza que creía que de seguir así terminaría fundiéndolos y no lograría abrirlos mas nunca, era dolorosamente excitante aquello su cuerpo se movia involuntariamente acariciando el cuerpo del vampiro de una manera casi religiosa, rozando con sus yemas aquel intacto cuerpo, poso sus palmas sobre las entradas del vampiro haciendo presión en estas mientras de sus labios escapaban una sinfonía de sonidos que nunca antes habían aflorado de el de aquella manera tan lasciva.

Sintio una corriente eléctrica recorrerle la espalda, desde la parte baja de esta hasta la coronilla, erizándole el bello de la nuca y de los brazos obligándolo a respirar agitadamente, sintió como aquellos filosos dientes salian de dentro suyo y después nada, suspiro ampliamente apoyando su frente en el hombro ajeno mientras controlaba su respiración y su aun tangible excitación, el rubor de sus mejillas habia disminuido mas no asi se habia extinto del todo, relamió sus labios escuchando la pregunta mientras parpadeaba sintiendo aquel abrazo, inusual debía admitir pero satisfactorio, una muestra que puede ser o no ser le hacia buena falta ¿hacia cuanto alguien no le abrazaba? “Anuar, la única persona que lo hacia ya no esta” suspiro nuevamente asintiendo.

-estoy perfectamente- aseguro en un tono apenas y audible mientras sus labios comenzaban a besar su hombro subiendo por su cuello, no de una manera lujuriosa como anteriormente pudiese haber sido, sino casi con cariño, deforma delicada, como siguiendo un compas, un son y un ritmo –y ahora no te dignaras a darme la cara- le cuestiono al percatarse de aquella postura que habia optado por tomar.