La vida es una muerte que viene [Destiny]

Realmente me afectaba el hecho de sentirme perseguida yo era el gato pero aquel hombre me hacía parecer un simple ratón apreté mi mandíbula mientras volvía abrir la libreta para ver algunas frases que había escrito en el sentí como un escalofrió recorría mi cuerpo y al mismo tiempo sentí como mi pequeño gato sentía mi reacción al tiempo levantaba su cabeza tal cual lo hacía yo y ambos nos quedábamos viendo al joven que se había acercado a nosotros, en realidad no sé si sonreí o solo me sentí mas asustada, el tenia esa apariencia que según tendría Birkoff, ¿y si era él? Por primera vez en mucho tiempo sentí un miedo embargarme de pies a cabeza, mi gato salto a mi regazo e intento tranquilizarme, si él lo hacía era porque aquel hombre no era una amenaza, el instinto de mi animal era más fuerte que el propio, ya que yo poseía una conciencia humana que hacia muchas veces cegarme ante lo que ocurría a mi alrededor – Buenas noches – hable al fin mientras mis dedos pasaban por la cabeza de mi gato, sacando el miedo que me había embargado - ¿Birkoff? – claro, tenía que preguntarlo con el tiempo había aprendido a leer expresiones y si me mentía lo sabría de inmediato, en ese momento pareció que todo desapareció a mi alrededor, apreté con fuerzas mi libreta y centre mi energía en mi gato.

Hacía mucho que me habían dicho que tenía una conexión especial con mis felinos amigos y en realidad lo era porque yo soy uno de ellos, no falto poco para que mis otros dos gatos llegaran a mi lado subiéndose a la banca en completo silencio miraron a quien nos invadía, aun cuando no representaba ninguna amenaza el felino de por si era desconfiado uno de ellos maulló buscando mi atención, con lentitud gire mi cabeza a Pelusa y pase mis dedos por su pelaje que tan suave lo tenía, no, no esperaría una respuesta de aquel hombre eso me comería los nervios, alcance a oír un acento diferente en él y tan solo sonreí ampliamente – Lo siento, lo confundí con alguien – al decir eso pude al fin respirar con tranquilidad y relajar medianamente mis hombros que habían permanecido tensos por la incertidumbre parecieron caer levemente y tan solo termine con una amplia sonrisa para no ser descortés.

Con cuidado puse a cada uno de mis gatos en el suelo mientras se daban vuelta a mirarme les dije – Continúen con su juego todo andará bien – les guiñe el ojo y levante la vista para ver al joven - ¿No es de Paris Cierto? – levante una ceja y haciéndome a un lado le deje espacio para que pudiera sentarse a mi lado, no veía el peligro y en caso que hubiera uno podría manejarlo o eso esperaba. Con la libreta completamente cerrada me sentía más relajada aun cuando alguien me la arrebatara no encontraría más que acertijos y frases con la conclusión de cada uno, algo que dudaba que alguien le interesara mucho. Mis gatos de vez en cuando pasaban por en frente de la banca haciendo mover sus cascabeles para hacer notar que andaban ahí, los tenia entrenados nos comunicábamos de buena manera eso era más factible todo esto. De momento había hablado solo yo y esperaba no incomodar al joven, ya que yo si me había incomodado de primera forma.

A pesar de la poca luz que había ya en el ambiente, podía distinguir con claridad las suaves facciones de aquella mujer. Por un momento corto pero lo suficientemente extenso para notarlo o, inclusive, dudar, creyó haber visto en su mirada una especie de ansiedad mezclada con una curiosa sensación no palpable de... ¿Miedo? Pensó por un instante si él había sido la causa de esa reacción, la invasión de espacio o algún agente externo. El nombre que mencionó a continuación le pareció desconocido desde el primer instante pero, aun así, buscó en los confines de su mente sólo por si acaso el nombre le resultaba remotamente familiar sin éxito alguno. Sin duda alguna, era claro que le había confundido con alguien que no le parecía del todo agradable. Todos tenemos enemigos en algún punto de nuestra vida. A veces tan cerca que no podemos verles a simple vista. En otras ocasiones, nosotros somos nuestros propios enemigos.

Observó con cierta curiosidad cómo otros dos felinos llegaban donde aquella, ahora, curiosa mujer. Debía admitir que era un cuadro digno de admirarse, los gatos no suelen ser seres tan leales pero los tres eran una clara excepción a la regla. Hasta cierto punto, parecía como si le escudriñaran con la mirada, como si decidieran si era un peligro potencial para ellos o para ella. Su atención se vio desviada cuando la bella mujer se disculpó.

-No se preocupe por ello. Todos cometemos errores y, con el nivel de luz, es muy probable que cualquiera pudiera confundirse. En todo caso, soy yo quien debería disculparse.- contestó con una sonrisa en los labios, en un intento de disipar alguna duda sobre él como un posible enemigo. Realmente no podía considerarse uno, en dicha situación, corría con más desventajas debido al escenario. Un sitio desconocido era el peor lugar para hacerse de enemigos. Quizá era un gesto innecesario porque su actitud anterior, aquella fugaz, se desvaneció totalmente a estas alturas.

La confirmación a toda duda vino cuando la joven dama indicó a sus compañeros felinos volver a sus actividades. Hasta cierto punto le pareció un alivio, al menos su estancia en París no se vería envuelta en conflictos. Observó cómo la dama se recorría hacia un lado de la banquilla para permitirle sentar y agradeció el gesto con un ligero ademán. No había esperado quedarse en ese sitio más tiempo pero sería una total falta de educación de su parte no aceptar aquella invitación.

- Ha acertado. Soy un extranjero visitando por primera vez esta maravillosa y deslumbrante ciudad. Ville Lumière, creo que le llaman. Usted perdone mi pronunciación.- Una vez sentado, a una distancia prudente para no incomodarla, podía observar de reojo a los felinos rondando. Realmente era sorprendente ver una escena como ella. Uno de los animales domésticos más indomables del mundo siendo tan leal a su dueño y protegiéndole no era algo que pudiera ser pasado desapercibido y mucho menos no ser de admiración.

- Sus acompañantes parecen estar perfectamente entrenados, es algo realmente admirable de ver. Los felinos poseen un alma indomable.- Se atrevió, al fin, a comentar.