Tierras pantanosas [Libre]

Fantasmas jugando entre un pantano lleno de historias ocultas que muy pocas personas llegan a saber realmente que sucede en ese lugar. Había llegado a esos lugares hace mucho tiempo, ya prácticamente no recordaba la hora exacta en cuando el sol salió de su escondite, no había si el ayer había pasado y el mañana estaba cerca, era una de las desventajas de tener mucho tiempo dentro de un lugar oscuro, te desorienta, te lleva a la locura de no saber si aun es ayer, hoy o tal vez ya es mañana. Por suerte aquella desventaja no tocaba a aquella bruja ya experimentada gracias por los años de enseñanza, investigación y lo más importante la práctica. Que no engañara aquel dulce rostro que parecía ser apenas una máscara que ocultaba muchos secretos que no deseaba revelar, era una persona sabia -joven- pero sabía lo que hacía y lo más importante tenía las herramientas para hacer cualquier tipo de cosa que se propusiera.

Se había quedado en aquel lugar, disfrutando a toda costa la compañía de los espíritus que revoloteaban cerca de ella, ella buscaba tranquilamente entre aquella tierra inestable cuestiones que solamente ella sabia explicar, pero con palabras no, solamente con hechos lo podría hacer. Levanto su rostro que estaba cubierto por una capa negra, la cual cayo al estirar su rostro, su caballo había relinchado a lo lejos, reconocía aquel sonido, miro hacia los alrededores para asegurar que estaba sola, miro a unos de los curiosos espíritus que estaba cerca de ella –Asegúrate de que este bien- le susurro dulcemente mientras con el dedo le decía exactamente donde debía ir. El espíritu acepto gustosamente desapareciendo rápidamente.

Delicioso el ruido que hacían, no se sentía sola, aunque en realidad estaba, ellos parecían tatarear alguna mágica y antigua canción de cuna solamente para Aitziber, pero aquel melodioso sonido fue interrumpido, como a poco las voces de los espíritus se apagaban siendo silenciadas por algo que las mandaban a callar. La bruja miro hacia arriba mientras los espíritus dejaban aquel lugar en silencio, un silencio que no le gustaba para nada. Busco a alguno de sus compañeros, pero estos se retiraban inclinando su cabeza como si algo mas llegara a ese lugar –Tks…- chaqueo su lengua levantándose de aquel lugar para llegar a la tierra más firme cerca de un árbol –No tienen que irse- les susurro mientras miraba hacia donde los espíritus les señalaba algo asustados –Ustedes están conmigo, ustedes son mis amigos esta noche- les dijo sonriendo mientras algunos pocos llegaba hacia ella buscando protección de en su presencia.

Por suerte eran cariñosos, también se debía a que ella misma había realizado un conjuro de protección para repeler a los espíritus malignos, con ellos no se jugaba, pero con estos seres tranquilos y apacibles era muy tranquilo re reconfortante estar. Algunos susurraron algo haciendo que Aitziber prestara atención al ruido provocado por una risa mortal, un vivo estaba haciendo aquello y lo sabía porque ellos le habían dicho, parecían temerosos de aquello desconocido, Ait los calmo mientras estos parecían buscar protección en la oscuridad –Bueno… parece que has sido tú que los has mandado a callar- dijo en voz alta para que la otra persona escuchara, estaba algo lejos, pero podría escuchar perfectamente. Aitziber comenzó a acercarse a el mientras algunos de los espíritus la acompañaban cerca -¿estás en busca de algo?- pregunto. Uno de los más viejos le susurro algo al oído Aitziber, era cuidadoso de que mas nadie lo supiera, ella sonrió inclinando su cabeza levemente de modo de agradecimiento –No los calles… ellos pueden decirte lo que buscas… por cierto ¿Qué buscas?- pregunto ladeando su rostro al mismo tiempo que acomodaba su capa que cubría todo su vestido, el cual parecía tener signos de haber estado mucho tiempo en ese lugar

Me meto por aquí ~

A lo largo del tiempo, incluso si la vida de un ser humano -ya que él no era más que eso incluso con los dones que la magia le había otorgado- es algo tan efímero, alguien como él, cuyas preocupaciones son realmente pocas, pero que si quisiera serían grandes cosas solo con un poco de atención. Sin tener un nombre o una idntidad más que la de un doble, alguien que se aparece para anunciar desgracias a las personas de las que su ilusión toma forma.

Su única identidad era esa, un döppelganger e incluso eso debía compartirlo, pues no estaba solo en su tarea. A veces se preguntaba porque al menos su familia -o lo que conocía como tal- no le había puesto un sobrenombre aunque fuese algo solo para diferenciarlo del resto de miembros que eran como él.

Como fuese, durante el fragmento de tiempo que llevaba existiendo, se habia encontrado con toda clase de seres y personas. Algunas más curiosas que otras. A la mayoría solía olvidarlos pero había características en algunos cuantos que le hacía tenerlos adecuadamente presentes en su mente cuando volvía a encontrarlos. Cuando veía una visión enla mayoría de las veces significaría muerte para quien fuese la persona con la que tuviese que cruzar sus pasos. En otras solo una advertencia de que algo malo habría de pasar con esa persona.

Si las visiones o sueños eran realmente claros, entonces no solo odía encontrarles con facilidad, sino que además podía darles una clase de advertencia. Alguna vez eso sucedió en un lugar lejano a ese. Claro que rara vez las personas tomaban en serio la idea de toparse con alguien que se veía como ellos.

Muy pocos podían ver su verdadero rostro, pues casi en toda ocasión, había una ilusión cambiando al resto la forma que aparentaba. Él no era como otros brujos, su habilidad predominante era solo la fuerza en lo que podía crear como una ilusión que le hiciera creer y ver prácticamente a cualquiera, a alguien que él no era.

Debía admitir que a veces hacía bromas con eso, pero a veces las cosas resultaban extrañamente interesantes. Cuando se acercó a esos pantanos fue porque hubo ese 'algo' que lo atrajo a ese sitio. Y la familiaridad que sintió fue algo que no comprendió hasta que estuvo lo suficientemente cerca y divisó a cierta persona. Ese era uno de esos brujos que no habría podido olvidar. Sonrió y la forma que su semblante tomó fue justo esa, la de Juan de la Cruz.

En esta ocasión particular, no había ningún mensaje, solo lo hacía como una especie de juego, tal vez macabro o no tanto. Juan tenía algo curioso. Probablemente él no volvería a tener una visión sobre él de nuevo, pero creía que era justamente por ese contrato con el loa que lo acompañaba. El barón hacía algo que no había visto nunca. El trato que el brujo había hecho con él, era lo suficientemente fuerte. No moriría, no hasta que el barón lograse su propósito de hacerlo al menos. Y mientras era imposible que alguien como el predijera algo de quien su destino esta entrelazado con algo tan sobrenatural como eso. Si no estuviese en esa situación, probablemente él estaría muerto. Antes, no había visto algo claro, por eso no podía saberlo.


Avanzó y entonces notó que no estaba solo y vio a la mujer que estaba con él. El tipo de magia que ellos utilizaban era muy diferente a la suya, pero estaba acostumbrado a eso Conocía ciertas artes, pero nunca sería tan bueno como ellos si las practicase. Pero sus ilusiones podían engañarlos a ellos, solo verían ambos a un doble de Juan de la Cruz, no el verdadero rostro de un hombre que no posee una identidad completa como cualquiera de ellos.

Sonrió al quedar a vista de ambos e hizo una ligera reverencia como saludo. Incluso si no era nadie para la sociedad y prácticamente no existía, se le había inculcado un conocimiento acorde a lo que querían que fuese una vez que ocupara ese lugar al que había sido de algún modo predestinado desde su nacimiento.

No pudo evitar soltar una risa que no fue exactamente discreta cuando vio lo que sucedía. Al parecer su presencia causaba un efecto extraño en el ambiente. Aquel fantasma había provocado aquellos efectos que más bien le habian dado a todo una especie de halo de terror bastante curioso si alguien más les veía.

Y la mujer, la mujer corrió a socorrer a Juan de la Cruz, solo para encontrarse con lo que él ya sabía. No encontraría signos vitales ni nada que le indicase que seguía con vida. Pero el chico no podía morir, no de esa manera. Como ya había pensado, aquello era una extraña jugarreta y una forma para el Barón para pasar el rato. O eso creía, no podía asegurarlo. Pero no veía una razón diferente para hacer pasar por un efecto como ese a su 'contratista' solo por verle. Aunque para hacer eso, le quedaba claro, que las fuerzas con las que el brujo se había metido eran sinceramente peligrosas cuando el ente que le acompañaba era ni más ni menos un dios que gobernaba entre la vida y la muerte.


Sonrió al notar que la atención de la bruja se centraba en él. Menos mal, ella no había vuelto a preguntar algo como '¿Quien eres?' ahora que lo tenía cerca. Juan le había llamado Döppelganger, que no significaba en realidad nada, salvo el 'deber' que llevaba. No tenía un nombre propio, solo esa palabra que había crecido escuchando. Asintió cuando le llamó de esa forma, ese era su nombre, como el de otros tantos miembros de su familia que llevaban a cabo una labor como la suya. El no traía desgracias, al menos mientras no fueras el joven que ahora yacía en el suelo, con las debidas atenciones de ella.

-No hay una razón en específico, sin embargo no hay nada como lo que dicen ser casualidades pue stodo lleva un cauce - Lo que decía era que probablemente ese encuentro provocaría algo más, por simple que fuese. Se quedó viéndole, era una niña, no es que él fuese tan viejo, pero la veía de esa forma, con un fantasma bastante peculiar y un aura que alguien que sabe un poco de esas cosas sabe bien qué significa. Solo daba esa respuesta con el afán de no entrar en mucho detalle sobre éll mismo. Tomar la forma de quien quisiera, sin que casi nadie pudiese ver a través de sus ilusiones era su mejor cualidad como brujo, no era del tipo que se enfrascara en peleas sin sentido.


Auqnue claro, a veces, por su misma forma de vivir, tenía un extraño sentido de lo que era la diversión, algo retorcido, como había mostrado justo ahora al divertirse al ver caer el cuerpo inerte de quien ya conocía de antes, no podía decir que hacía demasiado, pero bien, las cosas habían sicedido para que pudiesen volver a cruzar sus pasos -Él estará bien - Vio al Barón Samedi, era algo que a él podía darle escalofríos. Decía bien, pero no sabía si era la palabra correcta -Estará vivo, al menos... - Podía que el loa le hiciese caer muerto de nuevo de repente, pero no podía dejarlo así tampoco demasiado. Había reglas, que si bien él podía romper de algunas maneras, no era el momento de Juan de desaparecer de esa forma.


No sabía las condiciones de la unión de aquellos dos, pero podía adivinar un par de cosas con los conocimientos que tenía. Alzó las manos comod iciendo que no haría nada, una sonrisa de medio lado ante la actitud más bien repelente que ambas chicas ponían al clavar sus ojos en él. Podía engañar acualquiera con la imagen con la que aparecía, casi nadie podría notar mucho a través de ello, podía reflejar lo mismo que la persona real por un rato considerable de tiempo. Sin embargo, lo suyo no era luchar, no había una razón para hacerlo, claro, a menos que su vida corriese algún riesgo, pero entonces cualquier tipo de truco sería más viable para el tipo de persona que era. Se valía más de otras cosas que de su fuerza y evitaría cualquier confrontamiento, sobre todo si podía percibir que en las habilidades de quien estaba en su contra había algo que le hiciera pensar que no debía hacerlo.

-No me veas de esa forma, no ha sido mi culpa- Cierto, más o menos. No lo era directamente. Pero lo cierto es que el hecho de que sucediese significaba algo, el Barón protegía de algún modo a Juan de la Cruz y por otro hacía a veces lo contrario, podía ser traicionero, pues lo que quería era más que nada terminar de alguna manera el trato con Juan, como este quería hacer lo mismo por su lado, cada uno obteniendo las ganancias de hacerlo. alzó su dedo índice -Solo espera, seguro él despertará dentro de muy poco - Aún así, mantendría esa forma, más por la presencia de ella, no iba a dejar ver a otro brujo su rostro después de eso.