AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La vida es un manjar... ¿quieres probar de el? [Privado]
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La vida es un manjar... ¿quieres probar de el? [Privado]
Gaspar:
Sé que no nos, hablamos en años, pero me temo que esto es urgente, tu hijo Agustín a partido ha Paris a tu encuentro, se escapo.
Sé que no creerás mis palabras, nunca creíste en mi no veo por qué ahora lo hagas, solo te digo que está herido, no se lleva bien con su padrastro y dijo que anhelaba estar junto a su verdadero padre. Intente retenerlo pero… es como tu un alma libre que no puede estar enjaulada en únicos brazos, de tal palo tal astilla. Sé que te dolerán o tal vez ni te importen estas palabras pero…
Pero Agustín te necesita el siempre tendrá una cama en la mansión Alcatraz, solo cuídalo y no lo guíes por los caminos donde tú te escondes.
Saludos.
Angelique de Alcatraz.
Apreté mi mano, con ella aquella carta que me había llegado hacia no ms cinco minutos, mi rostro se tenso, como había permitido que Agustín viniera, sentí como mi rostro se pudo del todo rojo de la furia, mis planes tenían que cambiar, a mi hijo no lo podía tener viviendo en un burdel, aun no tenia edad. Golpe con fuerzas el mesón de la barra del burdel, a esas horas aun no había clientela, estaban ordenando, organizando todo con Amy, el espectáculo de esta noche seria esplendido como todas las noches anteriores, habíamos contratado a un cantante que acompañaba las noches con música que a los de la sociedad le gustaban, tenía una bailarina, una chica que solo bailaba, no era prostituta, y no quería que lo fuese, era menor de edad y mientras se conservara virgen al mayor postor se l daría, así era el juego de la noche rosa, como lo llamo una vez mi padre.
Al cantinero y fiel amigo, Jack me pasaba una botella de Whisky mi favorito, añejado por años en las tabernas de una Escocia por allá muy lejos, tierras donde no volvería por que la maldición volvería a caer en mi. Estaba molesto, lo noto Jack le pase la carta él conocía mejor que nadie la historia por la que había pasado, sabia de Agustín, pero… no… moví mi cabeza de lado a lado, bebiendo de la botella, de seguro mas de alguien notaria mi enfado pero no me importaba mientras ningún cliente notara que andaba débil todo andaría bien.
La noche anterior había inaugurado el club de la pelea, yo como participante me habían golpeado bastante fuerte, pero al final la practica hacia al maestro y la victoria y el dineral quedo de mi lado. Mi rostro estaba intacto, en mis costillas tenía un leve dolor y un gran hematoma que pasaría con los días, lo bueno era que el espectáculo había sido perfecto, muchas apuestas, dinero por montón, y la casa ganaba la primera pelea, el premio se triplicaba, pero ya vendrían mas. – Gaspar, ya veremos qué hacer con Agustín, ahora ve a tus damas que gráciles como todos los días han llegado con sus mejores atuendos. – tenía razón yo quebrándome la cabeza por mi hijo que aun no llegaba mientras por delante las mujeres más bellas de Paris paseaban, meneando sus caderas, estallando quien sabe que frases suspire y las observe, a la mayoría las conocía, la otra parte Amy se había encargado de buscarlas, le guiñe un ojo a mi dulce Amy que yacía en la otra esquina revisando a las cortesanas que estuvieran perfectamente arregladas, mis ojo con detenidamente y con la seriedad que me caracterizaba simplemente observe, desee y desnude a mas de una con la sola mirada, di otra bocanada de mi licor y me quede ahí, pasmado con la belleza que tenía el gozo de observar todos los días que estuviera ahí en Paris. – Llegaron dos nuevas, y tengo que decir que hay algunas que su clientela aumente y está pagando más - si eso lo sabía, quizás eran mejor de lo que se veía a simple vista. Me gire y mire a mi fiel amigo – Esta noche, me divertiré… dile a Amy que se tendrá de encargar de los horarios y ganancias – ella sabía qué hacer, solo que hoy quería ser un cliente en mi propio burdel.
Avance entre las señoritas una más bella que otra inspire llenándome de sus perfumes, algunos simples que se realzaban en sus cuerpos otros caros que las hacían mas deseables, sonreí, era el jefe algo si como lo prohibido en ese lugar, me encamine hasta la habitación que era mía, dormía a veces ahí, abrí la puerta dejando medio abierto, me quite la chaqueta y la corbata no lo necesitaba, ya me había insinuado ahora vería quien tomaría mi invitación, deje la botella en una gran mesa y me dirigí al baño de aquel cuarto moje mi rostro, lo mire en el espejo y escuche como la puerta se cerraba, una sonrisa de medio lado – Ponte cómoda – susurre y salí del baño para ver quien seria mía por esa noche…
Gaspar Giustozzi- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 14/01/2012
Re: La vida es un manjar... ¿quieres probar de el? [Privado]
La noche llega, el día da su último bostezo en una tarde que se escurre entre las sedas de la Modista. Es tiempo, los amantes no tardan. El tocador es el confesionario de las ojeras, pintadas como tinta derramada bajo las pestañas del rostro de porcelana, los nudos en el cabello, causa de la brisa traviesa que jugó esta tarde entre sus curvas. Deshago los nudos en los rizos, los dedos buscan los nudos, los ojos no ven todos en el espejo. El peine, el cepillo, los pasadores pellizcan aquí y allá los mechones. Acomodo la peluca de cabellos largos negros que cubre el fuego natural de los propios. El corsé de tonos negros y rojos esta ya en su lugar, presionando los pechos en un ofrecimiento. El vestido debajo tiene numerosos pliegues, reposan sobre mis piernas, la abertura a la altura del muslo revela la piel pálida debajo, contrasta con el rojo. Mis manos trabajan incansables colocando el maquillaje, desapareciendo las pequeñas imperfecciones. Un tono más natural aparece en minutos, los labios rojos, las pestañas espesas. El collar negro entorno a mi garganta, cual gatita sin cascabel. Midnight se sienta sobre el cepillo, observa con sus ojos azules el arreglo. No importa cuantas veces lo vea, jamás parece cansarse. Deslizo una media blanca. Tiene una carrera. Me encojo de hombros y la guardo en el cajón, tomo otro par. Negras esta vez. Las zapatillas rojas. Unos pellizcos en las mejillas. La sangre se apresura a darles color. El perfume de rosas salpica perlas invisibles en el cuello, en las muñecas. Rasco la cabeza de Midnight, entre las orejas puntiagudas. Pliega las orejitas, menea la cola plumosa. Una risita es la despedida.
Mis pasos me llevan a la revisión con Amy. Recién da comienzo como cada noche. La sonrisa no abandona un momento los labios. Atrapo con la diestra la zurda por la muñeca trás de mí y aguardo la inspección de cada parte del vestuario de la muñequita de porcelana. Percibo la mirada que acompaña la otra en una caricia profunda que desnuda, evalúa lo que hay bajo los colores brillantes. Alzo la mirada y encuentro los ojos del dueño de las joyas. La chispa del deseo arde con mas fuerza en ellos esta noche. No tardará en pedirle a Amy que se haga cargo de todo. La vista baja, los labios entre abiertos. El calor varonil removió a las mujeres. Todas retenemos la respiración aunque no es coordinación. El poder recae en su mirada. Una reverencia y un guiño antes que desaparezca en el pasillo a su cuarto. La invitación esta hecha. Mi atención va a Amy. El permiso viene en un asentimiento. Le soplo un beso. Tomo prestada una rosa de entre los floreros que adornan el lugar. Deposito un beso entre los pétalos. Once pasos me llevan a la puerta entre abierta, en un contonear de caderas y repiquetear de los tacones. Entro. Me recargo en la puerta para cerrar. Los ojos recorren la habitación. Sonrió. Las posibilidades del juego, infinitas. Caminó en línea recta un paso después de otro hasta la botella sobre la mesa. Los pies ligeramente separados, a la altura de los hombros. La abertura en el vestido se abre a medias. La rosa a un lado. Sirvo dos copas. Los chorros rojos caen desde la altura que marca mi mano, la de mis ojos. Giro, me subo a la mesa ayudandome de las manos y me recuesto sobre un costado, la cabeza descansa en una mano. Lo escucho salir del baño. Sonrió traviesa.
-Ha sido un largo día. Debe tener sed-
El índice acaricia la superficie de mi copa y los labios saborean la gota en una provada. -existe un juego de bebidas, que sin duda le refrescará-
Baby Doll*- Prostituta Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/03/2012
Localización : En tus fantasías
Re: La vida es un manjar... ¿quieres probar de el? [Privado]
Una vez mi padre me hablo sobre la ética, me dijo que estaba estrictamente prohibido tener alguna aventura, relación o lio amoroso con cualquier mujer que trabajara bajo el mandato de un Giustozzi. Pero creo que nunca he llevado esa “regla” al cien, por muchos motivos, siempre me muestro fuerte, con respeto y amigable con las doncellas de la noche, mantengo la distancia entre empleado y empleador, pero soy hombre y la carne es débil, ¿que esperaba mi padre? ¿Que fuera un santo en la casa de remolienda?, la sola idea fue desechada cuando la voz casi angelical llego a mis oídos, y mis ojos observaron a tal figura perfecta como todas en el burdel. No era quien para juzgar ni tampoco era quien para no dejarme… hacer. De mis labios salió un suspiro mientras al término de este una amplia sonrisa apareció. Era precisamente lo que esperaba y mucho mas. Ahí recostada en la mesa como el plato principal simplemente aquella dama se ve perfecta. Por mi cabeza intento recordar su nombre, nunca olvido ninguno, aun cuando no la contrate yo Amy es muy buena describiendo personas, pensé en las chicas nuevas tres habían llegado esta semana y ella solo calzaba en una sola descripción en la ultima su nombre – Baby Doll – me acerque a ella tomando la copa que había servido para mí. – Cada día es mas agobiante que el anterior – digo sin quitarle un segundo la vista, pasando de sus ojos al carmín de sus labios bajando por aquel cuello descubierto llegando a su escote que insinuante invitaría a cualquiera a quedarse ahí, pero no sigo detenidamente observando su vestido, su traje que sin duda resaltan las curvas de aquel cuerpo, paso saliva no nervioso sino ansioso llego hasta sus piernas que blancas demuestran su fortaleza, un segundo y llevo en la copa a mis labios tomando un sorbo amplio de este, saboreando la cepa, disfrutando de aquel liquido que tanto me gusta - ¿Y cuál juego es ese mi Lady? – le pregunto con un aire de coquetería en mis palabras tanto como en mis actos.
Tomo una silla y la pongo al revés, paso mi piernas por cada lado de esta y me siento cerca de la mesa, donde está el festín de esta noche, mi sonrisa se amplia y tan solo paso uno de mis dedos por la mano de ella con suavidad sin llegar a tocarla por completo – Brindemos por la noche que acaba de comenzar – le cierro un ojo terminando con una sonrisa llena de picardía. Sinceramente no era bueno con las mujeres, normalmente solo les coqueteaba y mas nada, no era de esos de llevarlas al tiro a la cama, definitivamente no, ni incluso si se trataba de una doncella de la noche, claro habían excepciones como cuando me sentía en aprietos, lleno de cargas sobre mí, tal y como me sentía ahora, era mi medio de escape, uno muy inusual pero el más sano, ya que la segunda opción era ir al club de la pelea y enfrentar a cualquiera que deseara un poco de golpes, pero como tenía que ver a mi hijo, desistí de aquella opción para irme por la más viable, excitante y lujuriosa. Bebí un sorbo mas y deje la copa cerca del cuerpo de la dama, sin más me quede ahí como un crio quien no sabe nada de la vida, simplemente me daría el gusto de disfrutar cada segundo y centímetro de quien esta noche seria mi adorable acompañante.
Tomo una silla y la pongo al revés, paso mi piernas por cada lado de esta y me siento cerca de la mesa, donde está el festín de esta noche, mi sonrisa se amplia y tan solo paso uno de mis dedos por la mano de ella con suavidad sin llegar a tocarla por completo – Brindemos por la noche que acaba de comenzar – le cierro un ojo terminando con una sonrisa llena de picardía. Sinceramente no era bueno con las mujeres, normalmente solo les coqueteaba y mas nada, no era de esos de llevarlas al tiro a la cama, definitivamente no, ni incluso si se trataba de una doncella de la noche, claro habían excepciones como cuando me sentía en aprietos, lleno de cargas sobre mí, tal y como me sentía ahora, era mi medio de escape, uno muy inusual pero el más sano, ya que la segunda opción era ir al club de la pelea y enfrentar a cualquiera que deseara un poco de golpes, pero como tenía que ver a mi hijo, desistí de aquella opción para irme por la más viable, excitante y lujuriosa. Bebí un sorbo mas y deje la copa cerca del cuerpo de la dama, sin más me quede ahí como un crio quien no sabe nada de la vida, simplemente me daría el gusto de disfrutar cada segundo y centímetro de quien esta noche seria mi adorable acompañante.
Gaspar Giustozzi- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 14/01/2012
Re: La vida es un manjar... ¿quieres probar de el? [Privado]
El nombre lanzado al aire enseguida de rebelado el rostro del amante. Pocas veces suele acontecer así. La sonrisa traviesa permanece en mi gesto. El dueño de las joyas conoce todos los nombres, todos los perfumes, todos los sabores. Sostengo el cuello de la copa entre los dedos, ondea el líquido rojizo en la curva sinuosa del cristal en respuesta sugerida al ladear la mano que le sostiene. Entre las pestañas veo al amante, el cansancio y las ideas en demasía hacen arrugar su ceño. Conozco muy bien ese rostro. El mentón firme, los labios custodiados por barba y bigote, la nariz proporcionada, en los ojos la fría calma, en la frente los años. La habitación en orden impecable. En el mundo de ilusiones cada acto es meditado con esmero, pulido y ensayado hasta la perfección. La mirada del amante acaricia la piel de la muñequita de porcelana, los vestidos que en secreto descubren sus formas. Mi vista esta sobre la suya, entrelazada hasta que él vuelve a mí. Gira la silla, se sienta. Un roce sutil, preludio de algo aun así.
-El sol se recosto entre las colinas
y se perdió en la noche. El día con él-
Un guiño. y se perdió en la noche. El día con él-
-¡Salud!-
El brindis, las copas en alto. Unos sorbos resbalan tibios por la garganta, la agradable sensación de calidez. El índice de la diestra reconoce la piel fría de la botella y la pequeña curva hasta el cuello donde le toma con los demás dedos y la acuesto sobre la mesa con cuidado. El cristal se quiebra fácil. La copa a un lado ahora, la rosa descansa junto a ella haciéndole silenciosa compañía. Ambas comparten color y tentaciones. Una es humana, la otra invisible. -El pudor no es sólo de presencia,
la esencia es igual de importante-
muerdo mi labio, la mirada baja, el gesto clásico de vergüenza. Me fijo en los ojos del amante y sonrió con picardía. -Podemos trascender ambos, cuerpo
y esencia...
El juego es cosa sencilla. Gira la botella y si la parte mas estrecha, señala a mi lado, usted puede pedir algo, cualquier cosa o pensamiento que este en esta habitación.
Si me rehuso entregaré una prenda de su elección-
Acaricio la botella con el dorso. -Igual a la inversa- Alzo la mano, la palma hacia arriba y la extiendo hacia él. -¿Me acompaña en este juego?-
Baby Doll*- Prostituta Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/03/2012
Localización : En tus fantasías
Re: La vida es un manjar... ¿quieres probar de el? [Privado]
Cualquiera que viera mi trabajo desde afuera pensaría que cada noche me acostaba con una mujer diferente, pero no era así una de mis principales reglas personales era esa, las damas venían aquí por los clientes no por mí y yo no tenía la necesidad de buscarme una cortesana, mis tiempos de libertino precisamente contada con los dedos de una mano me metí con alguna dama de la noche. Si me preguntaran hacia cuanto en realidad no tendría una respuesta clara, me gustaba engatusar a las damas mejor si era de la clase alta o media siempre uno podía ver una máscara pero por debajo de todas aquellas telas era diferentes personas. Pero aquella que frente estaba a mi era el diamante más codiciado, ante mis ojos era perfecta lo admitía y alguna vez en algún sueño quizás la poseía en un juego autoimpuesto o realmente no lo sabría.
El salud fue suave, el licor rosa paso por mi garganta de alguna forma relajo mis músculos, de alguna manera esa era la mejor forma de comenzar un día laboral, una dama menos nunca era perdida el jefe, ósea yo estaba estresado y a final de cuentas era tan humano como los hombres que venían por aquellas muñequitas que frágiles aparentaban ser, pero en realidad era más que solo eso. Sus palabras eran aterciopeladas suaves llegaban y jugaban en el aire antes de entrar por mis oídos y pronto a mi cabeza misma. La mirada de deseo era latente y no se iría en ningún momento, podría jugar y engañarla de mil maneras pero una muñequita tan bella no lo merecía, al revés era mucho mejor, dejarme llevar por su encanto, su dulzura, aroma, la sensualidad que emanaba por todos lados, a cualquier hombre podría traer loco y ahí me tenía pendiente de cada gesto que ella hacía, desde la forma en cómo movía sus brazos hasta como movía su labio al hablar.
Curioso juego, para una curiosa noche – susurre no era un poeta, para adornar mis palabras tampoco era un músico para cantar una bella canción, menos era un pintor para plasmar aquella belleza, yo era simplemente Gaspar. Tome la botella sin dejar de mirarla, sin darle espacio a que siquiera pensara que dudaba, porque en realidad no lo hacía, desde muchos años atrás las inseguridades de una duda habían quedado enterradas. Ahora podía jugar Gire la botella de manera rápida, mis dedos se movieron con lentitud pero con fuerzas las luchas en el club de la pelea me permitían poseer esa singular característica, parecer un débil cuando en realidad no lo era.
La botella giro casi por arte de magia de manera que al menos yo en silencio mire hipnotizado por el movimiento de la misma mis ojos parecieron abrirse más cuando lentamente la botella disminuyo de manera lenta casi como cuan bailarina terminaba uno de sus giros, la boca de esta callo apuntándome a mí, levante una ceja sonriendo con suavidad. – Creo que usted parte – le cerré el ojo, mientras volvía a observar a escultural belleza.
Off Rol: lamento la tardanza, andaba sin inspiración.
El salud fue suave, el licor rosa paso por mi garganta de alguna forma relajo mis músculos, de alguna manera esa era la mejor forma de comenzar un día laboral, una dama menos nunca era perdida el jefe, ósea yo estaba estresado y a final de cuentas era tan humano como los hombres que venían por aquellas muñequitas que frágiles aparentaban ser, pero en realidad era más que solo eso. Sus palabras eran aterciopeladas suaves llegaban y jugaban en el aire antes de entrar por mis oídos y pronto a mi cabeza misma. La mirada de deseo era latente y no se iría en ningún momento, podría jugar y engañarla de mil maneras pero una muñequita tan bella no lo merecía, al revés era mucho mejor, dejarme llevar por su encanto, su dulzura, aroma, la sensualidad que emanaba por todos lados, a cualquier hombre podría traer loco y ahí me tenía pendiente de cada gesto que ella hacía, desde la forma en cómo movía sus brazos hasta como movía su labio al hablar.
Curioso juego, para una curiosa noche – susurre no era un poeta, para adornar mis palabras tampoco era un músico para cantar una bella canción, menos era un pintor para plasmar aquella belleza, yo era simplemente Gaspar. Tome la botella sin dejar de mirarla, sin darle espacio a que siquiera pensara que dudaba, porque en realidad no lo hacía, desde muchos años atrás las inseguridades de una duda habían quedado enterradas. Ahora podía jugar Gire la botella de manera rápida, mis dedos se movieron con lentitud pero con fuerzas las luchas en el club de la pelea me permitían poseer esa singular característica, parecer un débil cuando en realidad no lo era.
La botella giro casi por arte de magia de manera que al menos yo en silencio mire hipnotizado por el movimiento de la misma mis ojos parecieron abrirse más cuando lentamente la botella disminuyo de manera lenta casi como cuan bailarina terminaba uno de sus giros, la boca de esta callo apuntándome a mí, levante una ceja sonriendo con suavidad. – Creo que usted parte – le cerré el ojo, mientras volvía a observar a escultural belleza.
Off Rol: lamento la tardanza, andaba sin inspiración.
Gaspar Giustozzi- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 14/01/2012
Re: La vida es un manjar... ¿quieres probar de el? [Privado]
-De la curiosidad, la inspiración. Y de la inspiración... -
suelto una risita. Acaricio toda la extención de su brazo con la mirada, hasta sus dedos. La botella gira animada por la fuerza varonil. Pierde su eje y baila entre ambos con el suspenso del "quién". El silencio respeta la habitación más tras la puerta se oyen las voces de las cortesanas, de los amantes. Se destapan botellas y se brinda con voz jocosa. De un momento a otro empezaran los bailes y el despliegue de colores y sabores. Es temprano, el sol hace no mucho se esfumo. Para los juegos nunca es demasiado temprano, ni muy tarde. El tiempo es marcado no por el reloj sino por los giros de la botella que se resbala sobre la superficie de la mesa. Uno tras otro giro, desnuda sus intenciones hasta detenerse consediendome la primera petición a mi. La ilusión de poder, delicioso color que matiza la escena.
Dos pestañeos, lo miro. Mi dedo índice delínea mis labios en una sonrisa de autocomplacencia.
Dos pestañeos, lo miro. Mi dedo índice delínea mis labios en una sonrisa de autocomplacencia.
-Las manos de un guerrero, me dan suerte esta noche-
el susurro. Las ideas pasan por mi mente como el sol al atardecer. -Deseo, deseo-
canturreo -Una fantasía que invoque a menudo.
Carnal o de pensamiento,
incidental o intencionada-
Mi mano enreda entre sus dedos el tallo de la rosa en gesto distraído. Apoyo la zurda sobre la mesa, me inclino hacia él y estiro la diestra, aunque no por completo. Los pétalos de terciopelo rozan el calor de su cuello, después la piel. -O... -
Se detienen en el moño que la cierra elegantemente, como mariposa perfumada. Regresa a mis labios ahora con el aroma masculino mezclado -Puede entregarme una prenda. El moño, que coopera muy poco en este juego-
La propuesta. Mis dedos se entretienen descubriendo las espinas en el tallo de la flor. Pero los ojos de la muñequita de porcelana estan fijos en los de aquél que posee todas las joyas en la palma de su mano.
Baby Doll*- Prostituta Clase Alta
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Re: La vida es un manjar... ¿quieres probar de el? [Privado]
Aquella mujer era como un dulce manjar, que de curiosidades se llenaba, su belleza afloraba por cada poro de su piel, no me incomodaba en lo absoluto Nadia hasta ahora podía intimidarme una mujer, solo conocía a una de la cual no pensaría en ese momento, caga gesto, cada movimiento que ella daba era una simple obra de arte que con sus palabras te llevaba a un laberinto del cual no querías salir, su pregunta me gusto curiosa quizás nunca había pensado con seriedad en alguna fantasía, mas la que ahora se venía a mi cabeza era la más lujuriosa por que una sola imagen se venía a mi cabeza la de la monja, sonreí para mí y quede embobado con las palabras de ellas, el rose de la rosa estremeció mi cuerpo y mirando la a los ojos con un guiño escondido le tome de la muñeca para depositar un beso en el dorso de su mano.
Mi fantasía – hice una pausa mientras mis ojos se quedaban pegado en las dos perlas que ella poseía, mientras bajaba la mirada llegando a su escote, continúe con la vista – Es tener a una monja, poseer a una en – hice una pausa, quizás sonaría pervertido, sucio pero ni al caso era una simple fantasía, llevarla a cabo era el desafío pero no me limitaba, o tal vez – el confesionario, mientras se imparta una misa, donde el peligro este para que la adrenalina fluya el libido se eleve y la excitación sea como el catarsis que evoque los gemidos de dos cuerpos entregados al placer. Por mi cabeza se pasaba la escena que había descrito, con la monja entre mis piernas intentando callar sus gemidos con besos silenciosos mientras la respiración agitada fuera el único aire caliente que pudiéramos respirar.
Me quede en silencio mientras volvía lentamente a esa habitación y el bello de Baby Doll era lo único que podía observar tener en mi cabeza – Le toca girar mi pequeña muñeca veremos cómo anda su suerte o será que ambos dependeremos del otro esta noche… - tome la copa mirándola sin darle tregua a una mirada que en ese momento ya en mi mente la tenia desnuda, lista para una noche diferente. Bebí lo que quedaba de vino y tomando la botella me serví un poco mas y agrega a la copa ajena un poco más, si aquello lograba desatar mis inhibiciones tomaría hasta el amanecer total era el jefe y ella seria mía toda la noche de la forma que ella quisiera.
Tocaron la puerta y apreté el puño, dos golpes más no era nada urgente de seguro alguna cortesana envidiosa de que precisamente esta muñequita este conmigo, si fuera Amy, no ella no me interrumpiría a menos que estuviera el mismísimo rey de Francia. Bebí un poco mas – Continuemos que estoy expectante de lo que pueda ocurrir – susurre acercándome a ella pronunciando aquellas palabras en su oído.
Off: Lamento la demora mi lady andaba con ausencia.
Mi fantasía – hice una pausa mientras mis ojos se quedaban pegado en las dos perlas que ella poseía, mientras bajaba la mirada llegando a su escote, continúe con la vista – Es tener a una monja, poseer a una en – hice una pausa, quizás sonaría pervertido, sucio pero ni al caso era una simple fantasía, llevarla a cabo era el desafío pero no me limitaba, o tal vez – el confesionario, mientras se imparta una misa, donde el peligro este para que la adrenalina fluya el libido se eleve y la excitación sea como el catarsis que evoque los gemidos de dos cuerpos entregados al placer. Por mi cabeza se pasaba la escena que había descrito, con la monja entre mis piernas intentando callar sus gemidos con besos silenciosos mientras la respiración agitada fuera el único aire caliente que pudiéramos respirar.
Me quede en silencio mientras volvía lentamente a esa habitación y el bello de Baby Doll era lo único que podía observar tener en mi cabeza – Le toca girar mi pequeña muñeca veremos cómo anda su suerte o será que ambos dependeremos del otro esta noche… - tome la copa mirándola sin darle tregua a una mirada que en ese momento ya en mi mente la tenia desnuda, lista para una noche diferente. Bebí lo que quedaba de vino y tomando la botella me serví un poco mas y agrega a la copa ajena un poco más, si aquello lograba desatar mis inhibiciones tomaría hasta el amanecer total era el jefe y ella seria mía toda la noche de la forma que ella quisiera.
Tocaron la puerta y apreté el puño, dos golpes más no era nada urgente de seguro alguna cortesana envidiosa de que precisamente esta muñequita este conmigo, si fuera Amy, no ella no me interrumpiría a menos que estuviera el mismísimo rey de Francia. Bebí un poco mas – Continuemos que estoy expectante de lo que pueda ocurrir – susurre acercándome a ella pronunciando aquellas palabras en su oído.
Off: Lamento la demora mi lady andaba con ausencia.
Gaspar Giustozzi- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 14/01/2012
Re: La vida es un manjar... ¿quieres probar de el? [Privado]
En el aire invisible se mueven las ideas más cercanas a la piel, aquellas que hacen estremecer a su amo cual briza de verano. En los ojos del Señor de las Joyas se denota un brillo al atrapar la sinuosa, la esquiva fantasía.
Sus dedos alcanzan mi muñeca, sus labios rozan la piel de porcelana y dejan escapar en palabras la lujuriosa pasión que esconden. La rosa cae y acaricio su mejilla. Vuelve la diestra a mi regazo. Sus ojos juegan con los propios en silenciosa conversación más siguen su camino hasta las curvas que se que se ocultan tras la tela del negro corsé, su firmeza y color crema invita a hacerlas libres de un tirón. Los blancos dedos desatan el moño del listón rojo que sujeta la prenda. La duda aparece en el entrecejo fruncido del amante más pasa como una nube y él describe su fantasía con la tibieza del deseo en la voz. Mis ojos no abandonan los otros, acompañan su recorrido en cada momento. Reposa nuevamente la diestra sobre mi regazo ningún otro intento hace por desabrochar el listón. La sonrisa cómplice se pinta en mis labios. Ahora es secreto compartido el jugar en la Iglesia entre los elegantes pliegues de seda que distinguen el día Domingo de todos los demás.
El brillo en los ojos del amante se atenúa no se extingue, vuelve al presente y regresa la atención a la muñequita de porcelana y a la habitación que mucho dista de aquella imágen que acaricia de vez en vez.
Sus dedos alcanzan mi muñeca, sus labios rozan la piel de porcelana y dejan escapar en palabras la lujuriosa pasión que esconden. La rosa cae y acaricio su mejilla. Vuelve la diestra a mi regazo. Sus ojos juegan con los propios en silenciosa conversación más siguen su camino hasta las curvas que se que se ocultan tras la tela del negro corsé, su firmeza y color crema invita a hacerlas libres de un tirón. Los blancos dedos desatan el moño del listón rojo que sujeta la prenda. La duda aparece en el entrecejo fruncido del amante más pasa como una nube y él describe su fantasía con la tibieza del deseo en la voz. Mis ojos no abandonan los otros, acompañan su recorrido en cada momento. Reposa nuevamente la diestra sobre mi regazo ningún otro intento hace por desabrochar el listón. La sonrisa cómplice se pinta en mis labios. Ahora es secreto compartido el jugar en la Iglesia entre los elegantes pliegues de seda que distinguen el día Domingo de todos los demás.
El brillo en los ojos del amante se atenúa no se extingue, vuelve al presente y regresa la atención a la muñequita de porcelana y a la habitación que mucho dista de aquella imágen que acaricia de vez en vez.
-La suerte ya me ha sonreído esta noche con su compañía-
en un gesto el agradecimiento por la renovada bebida cálida. La tomo entre los dedos y deslizo por mi garganta todas y cada una de las gotas, exepto una que se resbala por el labio inferior y resbala por el cuello. Se pierde en el collar de gatita que entorna la piel. La lengua limpia el camino dejado pro aquella gota rebelde. Observo al amante.
-Ya que ha compartido conmigo sus secretos... - Llaman a la puerta, ni una mriada hacia esta. El amante es quién decide si atender o no, él que tiene todas las llaves. Ignora el requerimiento y se acerca a mi oído para susurrar su propia petición.
Dejo escapar una risita. Mis labios acarician la oreja del amante, su cuello.
Dejo escapar una risita. Mis labios acarician la oreja del amante, su cuello.
-Le diré un secreto.
Si nos apresuramos quizá lleguemos a la misa nocturna-
Si nos apresuramos quizá lleguemos a la misa nocturna-
Sonrió sobre su piel delineando su mejilla con los labios asta llegar a los suyos.
-El confesionario esta vacío cuando el sacerdote habla-
Un beso superficial. Bajo de la mesa de un brinco y junto mis manos como si fuera a elevar una oración al cielo, el gesto inocente.
-Si me presta su abrigo puedo jugar a ser monja-
Tiendo la diestra hacia el amante, la sonrisa traviesa.
Baby Doll*- Prostituta Clase Alta
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