Fyodor C. Ivashkov

Descripción Psicológica
Cada átomo de silencio es la posibilidad de un fruto maduro.
De esta lenta gestación van a nacer frutos inesperados.

La risa le raspa la garganta, alguien se gira necesitando comprobar que es él quien ha soltado aquel sonido, ¿cómo se atreve? Están en un funeral pero no le importa, nada le importa más que si mismo. Ególatra es una palabra menor cuando ya perdiste el sentido de que hay otro mundo fuera de ti. Su lengua trabaja tan rápido como su pluma, es filosa, hiriente, no teme hacer daño si con eso conseguirá cuanto necesita, lo que busca, lo que podrá darle la satisfacción al terminar el día, porque para preocuparse del siguiente está mañana. Carpe Diem y toda esa mierda, lo primordial es el hoy y sentir que al hacer el resumen ha terminado en números azules. Otros pueden perder, él sólo transforma lo que sea a su favor. No miente, disimula, maquilla verdades, construye una realidad donde es el único vencedor y de algún modo logra convencer a todos de que es así, obligándoles a asentir o entregar lo que ha requerido incluso sin ser consciente de que ese era su objetivo final. Petulante y vanidoso. Usa sus bien sabidas armas para conseguir lo que sea, conoce cada rincón de si mismo a la perfección, es su peor enemigo, el único que tiene la certeza absoluta de dónde están sus puntos débiles y de qué forma debe presionarlos para doblegarlo y hacerlo caer.

El único espacio donde lo podrás un poco más reflexivo es en su trabajo, ese cuando debe poner la imagen de duque, pero incluso eso es sólo una fachada, como el depredador que espera en la sombra a que su presa aparezca, para en el momento justo atacar directo a su cuello y con una mordida certera terminar con esos molestos latidos de su corazón. Puede verse serio, regalando sonrisas escasas que son por lo general irónicas, acompañadas de palabras mordaces que no distinguen clase social o género. El filtro entre su cabeza y sus labios puede desaparecer sin una advertencia en letras grandes que pueda prevenirte. Es burlón, travieso también, un niño con pantalones más largos y unas posesiones acumuladas que le permiten tener juguetes más caros. Discriminador, siempre estará un peldaño más arriba que tú y no intentes escarbar su base para hacerlo caer, es inútil, tiene los cimientos firmes y arraigados ahí con la fuerza que otorgan los años. Llegar a ser un hijo de puta no es algo que se cree de la noche a la mañana, nadie amanece con el sarcasmo como segundo idioma, eso se consigue con el tiempo, con días infinitos de torturar al más débil. Engreído, pedante, la lista puede continuar y sólo generarle cosquillas, lograr que se sienta halagado y al mismo tiempo impulsado a no detenerse, logrando con eso la confirmación de que sus elecciones son las correctas y que ha seguido el mejor camino.

Difícil es lograr que se canse, más aún que logre descansar. Su cuerpo sigue los pasos de su mente, no se detiene. Ya podré dormir después de muerto. Es lo que repite y aunque lo escuchó en algún otro lado se atribuye la autoría de esa frase. Lucha contra si mismo todos los días, sabe que su debilidad crece, que también lo hace la muralla alrededor para evitar que alguien pueda llegar hasta él. No necesita saber los detalles para generar una opinión sobre algo o alguien, sus entrañas aún suelen dominar su lado racional y la contradicción inmersa en él le molesta, le hace perder el control que tan duramente creyó alguna vez haber conseguido. ¿Se enamora? Sí. ¿Lo reconoce? Jamás. Te ama y al segundo te odia, olvida que existes o intenta dejarte mal para que nadie más pueda disfrutar de lo que él ya gozó. Es leal hasta el último momento, entregado a las causas que cree merecer su pena. Los secretos se mantienen de ese modo y ni las más horrendas torturas podrán lograr que hable. Prefiere morir sin defenderse que delatar a uno de sus compañeros.

Historia
-Vamos, es tu turno de contar la historia, - el resto de ellos parece apoyar la moción. El muchacho se pone de pie, se dirige al centro y vuelve a sentarse, frunciendo un poco el ceño como si le costara decidir con que palabras comenzar el relato.
– Está bien, pero tengo que advertirles que ustedes lo pidieron, no quiero reclamos posteriores… - un murmullo de aprobación comienza a generarse acallándose sólo cuando se aclara la garganta. Las palabras parecen salir algo gastadas de los labios de Fyodor…

Cuando nací creo que el nombre que me pusieron medía más que yo. Fyodor Caelum Adrik Borya Ivashkov duque de Rusia, eso último lo se desde hace poco. Cada nombre tiene un significado, ya los olvidé. Soy el primogénito de Fyodor Konstantine Ivashkov y Amalya Vasilissa Belikova, ambos llevaban ya varios años de casados y otros tantos más intentando tener un hijo, para lástima de ellos llegué yo y como soy hombre decidieron no forzar al destino y quizás sufrir con las consecuencias. Tuve una infancia normal, tranquila, como la de cualquier otro niño del lugar donde viví. Mucho frío, muchas temporadas de nieve, todo eso que siempre han dicho sobre Rusia es cierto.

Cuando cumplí 14 años recibí de regalo una espada, algo extraño para cualquier chico pero para mí nunca lo fue, tenía claro que los días encerrado en ese lugar estaban contados. Aprendí todo lo necesario para ser alguien educado en cada arte, en letras, incluso en dibujo, pero lo que más me interesaban eran las batallas, las historias que mis tutores conocían. A los 18 me fui unos meses al sur, nuestras tierras eran tan extensas que nunca quise conocer su real dimensión, simplemente en algunos casos es mejor la ignorancia a tener consciencia de todo lo que sucede. Mientras íbamos de camino a la casa más lejana  nos emboscaron, pensé que todo lo que querían era robarnos, pero me equivoqué.

Fue durante el comienzo del verano cuando me apresaron, a algunos de quienes me acompañaban simplemente los dejaron ahí, a merced de la noche que se acercaba. Fueron días viajando con las manos atadas, caminando y casi rogando para que me dieran algo de comer. Durante cada momento mantuve escondida una carta que mi padre me había entregado al salir, creo que tuve algo de suerte, porque no la encontraron pero también me repito que es probable que no hubiesen podido leerla, no creo que ellos conocieran mi idioma o habrían respondido a mis preguntas. Recién al interior de la celda, esa en la que estuve antes de conocerlos, fue cuando pude ver lo que decía, era nada más y nada menos que mi padre contándome que estaba enfermo y que pronto pasaría yo a ser duque de Rusia, así como si estuviera hablándome del clima o algo parecido.

Fue por todo eso que tuve tantos motivos para salir, fue por la imagen de mi madre sola en casa que me uní a la hermandad que creamos todos, eso y las ganas de ser libre otra vez. Se que fui el menor de todos, aún lo soy, pero en ese momento sentía tanta responsabilidad sobre mis hombros, esa que aún está y que no quiero. Prefiero seguir con nuestro deber, seguir liberando a muchos quienes están en las mismas condiciones que estuvimos nosotros. Aún quedan muchachos, niños, mujeres y hombres mayores en cautiverio, presos en países extranjeros donde no pueden hacerse entender. No se cuando podremos terminar esto, se que algunos han dado un paso al costado al tener esposa e hijos, que ahora deben cuidarlos a ellos, pero se que mientras esté en mis manos seguiré liderando esta misión.

¿Y lo de Rusia? Eso es ayuda para todos, estoy dentro pero estoy con ustedes, no seré parte de algo que no me interesa, pero si puedo aparentar estar ahí. No se cuanto más dure. Después de que conseguimos huir llegue a mi casa y mi madre ya estaba enferma, aún lo está pero se ha recuperado. Mi padre no alcanzó a decirle unas últimas palabras, simplemente pensó que al enterarme de todo me escapé para no aceptar lo que me tocaba. No fue así y por eso estoy ahora en Francia, aún en contra de mis deseos de recorrer Europa, una vez más…

Todo parece haberse detenido, alguien comienza a reír y muchos más los siguen. Los hermanos no comparten la sangre pero si el sudor y las lágrimas, los años de tortura y las ansias de conseguir lo que desean sin importar el costo.

Cuando el tiempo pasa, deja marcas, algunas tan presentes que aunque ya sean parte del pasado no es posible borrarlas. Lo mismo sucede con las decisiones que tomamos.

Datos Extra
>No le gustan los perros, sí los gatos.
>Es hijo único y no planea volver a Rusia a casarse como planeaban sus padres.
>Es alérgico a las manzanas.