No esperaba encontrarme contigo [Privado james]

Un día y otro día, el dios ardiente de mejillas rosadas emprendía su paso hacia el Norte, la época del año y la ubicación geográfica de James, la misma desde hace 10 años, le indicaba su movimiento; mientras que su larga cabellera de vientos azarosos para las rosas y demás plantas que veían sus raíces peleando con el termino del invierno que se aferraba a irse, pasaba hacia el Este, cosa que le hacia recordar su hogar y su familia. Mi familia pensó mientras no le quitaba la vista de encima a aquel hombre.

James había pasado tres días y dos noches siguiendo a Thomas Mann, hombre de alcurnia, padre de familia, hombre ejemplar… traficante de armas, drogas, parte de una red de crimen y por sobre todo mercenario en sus días más mozos. El dolor que le provocaba haber perdido a Helena y su, siempre presente, recuerdo lo hacían no descartar ninguna posibilidad. Habiendo investigado antes de Mann, James había descubierto que alrededor del momento en el Helena fue asesinada, y el convertido, el mercenario residía en Francia y se dedicaba, entre otras cosas, a cazar licántropos, matarlos y venderlos después a jóvenes cazadores o miembros de la iglesia, sabe Dios con que fines. Si bien le parecía poco probable que un hombre como Thomas Mann pudiera en su momento ser capaz de tal acto, no por humanidad ni conciencia, sino más bien por falta de cojones; James parecía estar deseoso de hacer algo. Por órdenes del Rey había tenido que asistir a un par de reuniones y festejos sin sentido pero que requerían, sin excepción, la presencia del “Duque de Cornwall”. Situación que lo fue desgastando y lo hizo tener la necesidad de salir de caza, acto tan reparador para su alma que era casi narcótico.

El “Cuartel Secreto” de Thomas Mann se encontraba, excelsamente camuflajeado, en la zona comercial de París, entre una galería de Arte y un restaurante estaba una pequeña taberna, si bien sus vecinos llamaban lo suficiente la atención el hecho de tratarse de una taberna, tan común y confundible entre burdeles, cabarets y clubs de la zona, lo hacía apenas perfecto para servir a las necesidades de su dueño; bodega de armas, drogas; sitio de torturas, etc.

Entre el habitual alboroto de la zona, a James, le resultaba fácil mantenerse encubierto y acercarse lo suficiente como para mantener vigilado a Mann, Justo frente al lugar, estaba un burdel, que servía también como posada; los negocios contiguos eran un par de joyerías, otra taberna, con un letrero de exclusivo en la puerta, y un local abandonado. Por suerte para James, esa zona específica estaba justo en la avenida principal, es decir, que si se quería entrar o salir de la zona comercial era necesario recorrer ese tramo. Esto le confería, entonces, la cortina necesaria para su cometido.

Fue hasta el tercer día de asecho que James decidió mirar desde una perspectiva más “personal”, espero hasta la tarde en el burdel alternando entre la taberna, a la cual no había entrado desde que había llegado, de otra forma seria sospechoso, en el tiempo que había estado observando a Thomas Mann, tenia ya en su mente los movimientos de guardia que se realizaban en el cuartel, eran discretos pero predecibles después de un tiempo. El lugar era vigilado por tres hombres, dos de ellos vampiros y el tercero humano, el olor de los chupasangre era inconfundible, hasta el punto de ser insoportable. Tenían turnos de alrededor de 8 horas, en las que iban y venían por la avenida, curioseando y tratando de pasar desapercibidos.

Con un plan bien diseñado y sistematizado en la cabeza, James espero a que cambiara la tercer ronda del día, la del humano. Le resultaba, por obvias razones, más fácil sortear el ojo vigía del hacedor de esa ronda. Espero a que el vampiro se alejase lo suficiente para avanzar hacia el lugar, en la avenida paseaban pocas personas, le pareció incluso más conveniente de esa forma, alejando la sospecha por sobre la obviedad, estaba ya a medio camino cuando por su afán de seguir el plan en su cabeza no advirtió que estaba a punto de chocar con alguien, evidente era también, que quien se encontraba al otro lado de la colisión estaba igualmente o en mayor medida absorta en sus pensamientos. Inevitablemente y en una forma escandalosa, y además para el momento desafortunada, choco con una mujer, al instante no reparo en saber que había pasado en realidad, si la mujer estebase bien o siquiera la naturaleza del desafortunado incidente, fue entonces hasta que escucho esa voz, esa voz que reconoció, si no al instante, con el paso del tiempo y que lo hizo percatarse de quien era la mujer con la que había chocado.

Mar… recordaba bien su nombre, a pesar de tener la habilidad natural, natural de los de su “especie”, de recordar ese tipo de detalles, le era en especial a él el bien no olvidar ese nombre Mar. Mar Santini, lo particular de su imagen bien clavada en los recuerdos de James, se debía a un encuentro previo. Mar era famosa, famosa en su campo, uno que era bien conocido por James, en el burdel y despojado por unos instantes de su titulo real, James encontraba información y placer, las dos únicas cosas que él pareciera apreciar desde hace más de 10 años. En una ocasión, especial por demás, James se había visto involucrado en una pelea donde Mar fue, no su rival como se pensaría a primer juicio, sino su compañera. Le resulta gracioso hasta la fecha recordar ese acontecimiento debido que además de haberle causado problemas con el rey, las cosas no terminaron tan bien entre ellos dos a pesar del buen equipo que formaron en su momento.

El re-encuentro no pudo ser más parecido y complementario a su primera vez juntos, sobre todo porque si de llamar la atención, para pesar de James, se tratase este segundo altercado superaba al primero con creses. El choque entre ambos personajes llamo la atención innecesaria de quienes transitaban la avenida al momento y para la mala suerte de James, del humano que hacia guardia, al que James trataba de sortear. Viéndose repentinamente bajo el reflector y completamente al descubierto James actuó rápido, aunque quizá no de la manera más inteligente.

- Cariño, ¿te has hecho daño? - Le dijo a Mar mientras la levantaba del suelo y la miraba con preocupación reflejada en sus ojos - Debes disculparme estaba tan ansioso por verte que mi torpeza ha superado mi juicio - La tomo por la cintura y habiéndole plantado un beso en los labios la arrastro de la mano hacia uno de los locales de comida, justo frente a la “guarida secreta” mientras de reojo miraba al guardia que ciertamente inquietado por el suceso, extraño sin duda, sobre todo después de escuchar la ferviente expresión de Mar al notar que era James con quien había chocado; ese infame y por demás escandaloso “TU” , no les quitaba la mirada de encima, siguiéndolos de cerca todo el camino hasta el restaurante.