Polvo fueron, polvo serán.

por **Frederick Kurtz** Miér Jul 18, 2012 5:25 pm

El cementerio, descanso eterno que es ininterrumpido, solo aquellos que se atrevieron a mirar a la muerte a los ojos saben lo que se podría sentir estar ahí, un cajón, gusanos y cientos de años de descomposición. Algo en Fred estaba cambiando, aquella parte humana en él se estaba apagando, quizás sabía que en algún momento esto sucedería…pero el poco amor que le quedaba por la humanidad se había extinguido al ver que constantemente se denigraban aun más y más…Los mortales eran tan predecibles y al mismo tiempo tan impredecibles. Ahí estaba el inmortal, caminando entre las tumbas mientras su sonrisa permanecía impune, vestido de la forma más simple posible para no tener problemas a la hora de moverse, no podía permitirse limitar sus gráciles movimientos por una prenda.

Estaba vacío aquél día, era de noche pero hacía un poco de calor por lo que esperó quizás ver alguna persona entregando flores a los muertos, cosa que detestaba, la persona había muerto, las flores jamás iban a aliviar su alma, simplemente eran meros decorativos en aquellas estructuras que ya de por sí eran decorativas. El vampiro vaciló durante unos instantes al observar una de las lápidas que tenía inscripto “Vivirás cada día en nosotros”. Una leve risa sarcástica salió de su boca. –Es increíble que sigan existiendo estas cosas, estoy seguro que hace años que lo olvidaron al pobre desgraciado- Dijo mientras que apoyaba uno de sus pies sobre la lápida y con un poco de fuerza aplicada la misma caía al suelo.

Y ahí fue cuando se percató de que quizás esta frustración que había acarreado tantos años era producto de no poder recordar su pasado -Bueno debió haber sido, porque lo recordaría de no ser así- Pensó para si mismo mientras se apoyaba en una de los pocos árboles que había en el lugar al mismo tiempo que recostaba su cabeza y miraba hacia las estrellas, y así permaneció mientras pudo, quizás unos 10-20 minutos sin decir nada, sin siquiera pensar, solo estando. Se preguntó que pasaría si no se hubiese convertido en vampiro, si su vida hubiese sido normal, si todavía pudiese tapar el sol con una sola mano. Su vida, su segura esposa, aunque tanto tiempo solo lo había hecho dudar hasta sobre sus mismos gustos. Ya no sabía que cuestionarse, puesto que ya no había nada más para cuestionar. Ahí, a sus pies había una flor, una dama de la noche, una de las pocas flores que florecían durante la noche. Se agachó lentamente, como si esperase que la flor tuviese miedo, puesto que así había sido toda su vida. La tomó y la dejó sobre una de las tumbas, la tumba de una niña que había muerto por alguna de esas enfermedades extrañas que estaban de moda en aquella época, sabía que no hacía nada el dejarla, pero la dejó ahí puesto que ciertamente no le apetecía dejarla sobre la lápida de un viejo.
Dama de la noche:

Y ahí se quedó, tarareando alguno que otro soneto de piano, atento y paciente como siempre. -¿Dónde estás, cegadora de almas, extintora de esperanzas?-

por **Britanny Rothschild** Miér Jul 18, 2012 5:58 pm

Día tras día recorriendo los caminos de la noche plagados por cientos de infames personajes que arruinan cualquier típico de maravilloso paisaje, pero in capaces de arruinar el único lugar donde el silencio es eterno y la calma maravillosa de ser sentida por aquellos que han vivido la suerte de seguir en pie, lugar de descanso de la noche y paz del día.

El cementerio lugar donde los sueños eternos pueden darse con maravillosas sorpresas, sorpresa que son acompañadas con los camíticos de aquellos que los residen el los aposentos del eterno, nada mas que especulaciones de aquellos que no han experimentado el sabor de muerte, desfachatez para llamar a un basurero de huesos cementerio, pero que se puede esperar de aquellos que adorar a un personaje que solo sale en libros,- valla coincidencia ha salido de mi analogía pues yo también idolatro a mi estúpida madre que escribió en su diario-.

Pero pece a sentirme esta hermosa noche con un clima maravillosamente cálido, como si la luna quisiera calentar mi helado cuerpo, poco si con su hermosos rayos plateados intentara iluminar mi andar, hermoso lucero que brilla mas fuerte y hermoso que el mismo sol, pero he vivido lo suficiente para saber que a un en un triste basurero como este se puede una personita divertir.

Mira el césped crecido alrededor de las tumbas están delicioso sentir como mis pequeños pies caminan sobre el, y sentir esa brisa relajante del lugar, la calma apacíguate que hace sentir o mejor dicho querer bailar, y moverme entre aquellos que no han recibido un regalo como el mio, regalo dichoso para una dichosa señorita diría mi estúpida madre.
-Vamos pequeño Frederick sigue tarareando esas hermosas nota, que es un buen lugar para dejar en claro que nosotros conocemos el verdadero significado de la muerte-; paso tras paso me deslizaba por aquellas abandonadas tumbas adornadas por bellas flores que al igual que el que esta dejado de ellas miraran, me siento también que como me gustaría quedarme a vivir con los único que entiende el significado de muerte.

-Frederick sientes nostalgia?, al ver que tu no tienes un pedazo de tierra una lapida para sentirte un poco mas humano, olvida esos sentimientos pequeño solo te traerán mas penas de las que puedes soportar, ven camina a mi lado, como lo hemos hecho desde el día en que nos conocimos, recuerdas.?

por **Frederick Kurtz** Miér Jul 18, 2012 6:47 pm

-Oh Paula, siempre fuiste y serás demasiado elocuente con tus palabras, sinceramente hasta podría decir que me llama la curiosidad el saber que es lo que pasa por tu mente, pero no me atrevo a ojear.- Desde un principio le llamó la atención el carácter de la “niña” porque si bien parecía ser una niña era cierto que lo sobrepasaba por centenares de años, de allí que le llamase pequeño. –Y aunque quizás haya sido un pequeño ataque de nostalgia, no te preocupes que como ya sabes, los olvido bastante rápido.-

Fred comenzó a caminar hacia Paula lentamente, sabía que si había alguien que fuese completamente impredecible siempre sería ella, alguna vez habría podido ver en el interior de la niña y ciertamente esas cosas lo habían dejado pensativo sobre los objetos que lo rodean. Gracias a ella, Fred había comprendido que los sentimientos no tienen sentido alguno cuando eres un vampiro, la Iglesia nos busca y no precisamente para dejarnos un abrazo. Por eso él sentía que cuando estaba cerca de su amiga, o quizás una compañera, puesto que le había hecho comprender grandes rasgos del vampirismo, estaba todo bien.

-Siempre pensé que podría llegar a ser alguien importante, y eso es lo único que recuerdo de mi vida antes de ser lo que soy. Ahora soy alguien importante, importante es asesinarme…Me resulta difícil creer que algún día la Iglesia comprenderá que somos demasiado para ellos. Y me resulta gracioso pensar en todas las vidas que se arriesgan por eliminar…nos. –
Terminó de hablar en el mismo instante en el que se encontró a quizás dos pasos de la chica. Su aspecto tan dócil, parecería ser nada más que una niña de 12 años. ¿¡Quién creería que ella podría eliminarle con tan solo pensarlo!?. Pero sabía que no sucedería, su relación con la chica había crecido bastante últimamente.

-Quieres decirme, si ¿tienes algo planeado para esta noche? ¿O acaso merodearemos por aquí y dialogaremos sobre la poca humanidad que nos queda?, Si es que nos queda algo…Ajajaja-. Rió, sabía que al fin y al cabo era algo gracioso hablar de humanidad cuando lo único que se tenía de ella era el cascarón…un cascarón vacío. La paz, el silencio y la tranquilidad habían inundado el lugar, el espectral silencio que se generó en aquel ambiente mientras los vampiros se miraban fue de ultratumba, quizás hasta la naturaleza sabía lo que se venía.

Recordó aquellas palabras que había enunciado al conocer a Paula, -No hay mejor forma de plasmar algo en la memoria que el deseo mismo de olvidarlo.- Simplemente, debía dejar atrás toda humanidad, pero no queriendo olvidarlo, sino aceptando lo que fue y comprendiendo que quizás es hora de cambiar.

por **Britanny Rothschild** Sáb Jul 21, 2012 1:11 am

Extraños tiempos aquellos donde caminaba rodeada únicamente del vacío de mi alma que acompañaban mi andar trayendo a mi esa nostalgia de poder sentir el calor de una madre, el susurro de un amigo, sentir simplemente el calor de los tenues rayos de sol de la mañana, ahora paseando de noche con extraño personaje que desvaría entre la poca o nula humanidad que a un pueda existir en su gran y velloso cuerpo, es gracioso ver parado a un hombre o lo que queda de uno y verlo divagar entre los dos mundos, al verlo parado frente a mi con esa leve mirada de desconsuelo que llega como la marea a mis recuerdos de aquellos tiempos donde yo también quería ser una vez mas humana; una sonrisa en aquella pequeña niña se dibujo en sus rostro mientras bailaba alrededor de su extraño compañero y viajaba en sus vastos pensamientos complicados como ella misma.

La tranquilidad del recinto de descanso eterno de las almas, se veía con más movimiento de lo usual pues la pequeña ve con buenos ojos la tranquilidad del lugar, lugar donde puede mostrar esa parte de ella que esta tan oculta como los cadáveres en la tierra, bailando y girando alrededor de aquel angustiante personaje la niña se acercó a él y lo tomo de las manos, como una hija con su padre.

-pequeño Frederick la tus palabras me llenan de nostalgia y me hace querer regresar a esa época donde olvidar no era mas que un juego-, levanto el rostro la pequeña para toparse con esa nostálgica mirada,-nosotros ya no podemos olvidar, pues nosotros mismos somos un recuerdo de lo que alguna vez fuimos, y si nos llegamos olvidar de eso, no seremos que animales en busca de subsistir-, la pequeña se levanto en putas para alcanzar el rostro frio de su pequeño amigo, no de físico si no de edad,-comprendo tu tristeza y la siento como mía propia pues todos vivimos en recuerdos de lo que fuimos o lo que quisimos ser, pero deja de pensar con un triste humano que solo viven de sueños inalcanzables y en recuerdos de su vida, nosotros somos un tal vez te vi, un quizás te recuerdo, eso somos, y nada lo ara cambiar, a memos claro que empieces a formar tu propia nueva historia-, la niña mostro un afecto raro en ella tal vez seria el lugar, o la calma del lugar pero aquella pequeña personita de corazón frio mostro un poco de compasión a los ojos de su acongojado amigo, pues ha vivido lo suficiente para saber que la muerte puede ser mas difícil de vivir que la propia vida.

- mi pequeño Frederick hoy te dejare planear nuestra noche, pues quizás la diversión de escuchar los gritos de nuestro alimento te haga sentirte tan bien como yo-. La niña se alejó caminando hasta la tumba donde Frederick había dejado aquella hermosa pero mística flor, para tomarla con las dos manos olerla y seguir bailando con la aquella hermosa luna de testigo.

por **Frederick Kurtz** Sáb Jul 21, 2012 8:19 pm

Quizás lo único que lo calmaba era ver a Paula bailando de un lado a otro, girando entre las tumbas, moviéndose como si nada realmente importase, y así era. Paula era todo lo que jamás podría ser. Sin embargo aún tenía esos pequeños gestos típicos de una niña de 12 años, Fred la observó acercase mientras aún se balanceaba sobre si misma, quizás alguna de sus victimas que se encontrasen muertas diría que por su belleza y encantos, de un ángel de la muerte se trata. La niña se acercó hasta tomarlo de las manos y quizás por un segundo más allá de la muerte y todo lo que concierne ser un vampiro, Fred sintió el calor, o tal vez fuese la sensación de calidez, el recuerdo de lo que se trataba tener amigos. Sus ojos se abrieron de golpe mientras no pudo hacer más que arquear una ceja mientras miraba fijamente a su amiga. Sus palabras entraban en su mente como si fuesen flechas perforantes, atravesaban cualquier clase de pensamiento y llegaban hasta su propio ser. En el momento que la chica se levantó en puntas de pie Fred arqueó un poco la espalda, era un poco alto, quizás 1.86m, sin duda eran un dúo extraño.

-Ciertamente, es increíble cuanta sabiduría llevas contigo Paula, increíble.- Por su mente rondaron miles de cosas, pero ciertamente lo único que tenía veracidad en aquel momento era que sin ella, él estaría perdido. –Me gustaría poder decir algo más, pero me lograste dejar sin palabras…- Ciertamente estaba intentando comprender lo que pasaba dentro de la mente de la chica, leer mentes es un don increíble, pero uno tiene que comprender que los pensamientos son abstractos y subjetivos…no es tan fácil como parecía al principio.

Pero así como finalizó de hablar, se retiró de su lado y comenzó a caminar hacia la lápida en la que él joven vampiro había depositado la flor. Mientras ella caminaba pensó en que quizás sería divertido salir de caza, lo hacía sentirse lo que realmente era. Pero antes tenía que hacer algo, tenía que hacerlo que sus impulsos le dictaban. Se acercó hacia la chica, caminando lentamente, y mientras estaba de espaldas la abrazó, si bien sabía que era frío, y que no habría sensaciones, tenía el deseo de hacerlo, así como uno abraza a su familia, un abrazo de cariño. Mientras que la abrazaba susurró en su oído –Muchísimas gracias- Y la soltó, para dar un pequeño salto y pararse sobre una de las ramas del árbol que se encontraba a su lado. Cerró sus ojos y sintió la brisa mientras su sonrisa se dibujaba lentamente en su rostro.

-La noche es joven querida Paula- Dijo mientras escuchaba a lo lejos suaves risas, -¿serían niños?, ¿niños en la noche?-...Fred dirigió su mirada hacia Paula y se congeló, esperando su respuesta.

por **Britanny Rothschild** Vie Jul 27, 2012 3:31 am

Amar siempre es más difícil que odiar, pues el amor siempre influye en la toma de decisiones y para una niña que ha vivido solo con el amor de un triste recuerdo de una infancia arrebatada es difícil dejarse llevar por el impulso de aquel sentimiento que está muy arraigado con la mentalidad de los seres humano el amor, expresado de muchas maneras puede significar abundantes y misteriosas cosas, cosas que puede ser tan bellas como como un amanecer o tristes como el fin de una vida.

A lo largo del tiempo he olvidado lo que un abrazo puede significar, pues la muerte a segado esa parte de mi donde se guarda todos esos sentimientos que son parte de mi olvidada humanidad,- vuelves a mostrar es insolencia de abrazarme y tu andar en el mundo se ha terminado pequeño gatito, odio esa sensación que fluye por mi cuerpo al sentir el cuerpo de Frederick tocando el mío, con tanto cariño y agradecimiento, pues sé que si me dejo llevar por mis sentimientos puedo volver a ser ese pequeño ratoncito asustado, no puedo permitirme sentir más que una camaradería hacia le.

El viento de la noche con su inconfundible y encantador suspiro movía el pasto de que adornaba bellamente las tumbas, como flores que crecen junto a la muerte, pues donde hay muerte siempre hay vida; la pequeña conmocionada por el acto de su joven y a la vez gran compañero la dejo conmocionada, pues muy dentro de ella le gustaba sentir ese cariño que pensaba había olvidado con el pasar del tiempo, pero que su cuerpo reacciono a tal acto, que molesta trato de ocultar, pues la pequeña es conocida por no mostrar más sentimientos que el gusto por matar; acomodándose su arrugado vestido después del abrazo inesperado, voltio la cara hacia su amigo y con un gesto tipo de ella dio por terminado su enojo, simplemente mordió levemente su labio inferior como la mueca después de haber perdido el berrinche, suspiro se dejó llevar por los sonidos de la noche.

-niños Frederick Kurtz, no lo creo solo escucho a un niño, y está parado frente a mí, dijo con su vos dulce mientras empezaba nuevamente a bailar por el lugar, agitando su delicadas manos parecía deslizarse por el aire como nube que surca la inmensidad del cielo,-creo que no somos lo único que buscan alimento mi pequeño Frederick, escucha bien que el viento sea el mensajero, que todo tu cuerpo sienta la presencia de aquellos a los que llamas niños, no uses tu lógica usa tu instinto para saber que te rodea, moviéndose al compás del caer de las hojas de los arboles Paula la pequeña empezó a dar vueltas para terminar cayendo cercas de una tuba, alzo la voz, -ve pues Frederick por esos niños que has escuchado, si lo que dices es cierto probaras la sangren mas pura de la tierra y si no, pues no pierdas.

por **Frederick Kurtz** Vie Ago 03, 2012 2:14 pm

Los ángeles llorarían si pudiesen observar en lo que aquella pequeña niña se había convertido. Toda una vida arrancada de sus raíces para convertirla en lo que era. Una vampiresa de sangre fría. Y pues en lo que Fred se estaba convirtiendo. Era divertido, se había dado cuenta de que sus victimas lo llenaban de ansias, y quizás curiosidad por saber lo bueno que sería probarles…Fred se había convertido en un arma de doble filo, había comprendido lo lejos que deben quedar los sentimientos para poder ser lo que realmente era. Un asesino a sangre fría. Si quería llegar a ser una porción de lo que su amiga era, sabía lo que debía hacer, y en aquél momento ya nada más importaba.

-Paula, más allá de aceptar la muerte como nosotros mismos lo hacemos, de donde obtendríamos fuerzas de no ser más que del impulso más fuerte del alma, el miedo a la muerte. Los riesgos tienen que ser corridos…y ciertamente hacía tiempo que no sentía la muerte tan de cerca como cuando hace segundos me acerqué a ti. Sabía que podías matarme, pero quería que supieras lo importante que eres…-

Sin más decir, el Joven vampiro cerró los ojos, sintiendo todo a su alrededor, quizás esas habilidades mentales que había desarrollado y practicado durante tanto tiempo funcionarían. Miró a Paula una última vez y dijo –Sabes que siempre seré un niño, eso es lo único que no cambiaré de mí- Tomó impulso y dio un fuerte salto. Sabía que no podía volar como en los relatos, pero sí podía saltar lo suficientemente fuerte como para ir de un árbol al otro sin dificultades, y sin vestimentas largas que se atasquen ni nada pretencioso que romper más que un chaleco que dejaba ver sus enormes brazos, un pantalón negro y unos zapatos que, seguramente se rompiesen esa noche. Avanzó a una velocidad a la cual el más mínimo error lo haría caer de golpe, pero sabía que no cometería tal error. Avanzó y avanzó hasta el foco del sonido y no era más que un hombre de vestimentas oscuras que había terminado en medio del bosque que rodeaba al cementerio. –Tsk, no será como lo pensé- Susurró para si mismo. De un simple impulso se dejó caer detrás de aquel hombre, que al sentir un sonido a sus espaldas se giró pero no vio nada. Y la paranoia comenzó a carcomerle, la desesperación alimenta a la bestia.

-¡QUIÉN ESTÁ AHÍ!, ¡NO SABES CON QUIEN TE METES!- Comenzó a gritar el hombre, cayendo cada vez más y más en la desesperación. Fred continuó haciendo ruidos en varios lados, para desesperarlo cada vez más. La sed, el odio hacia los humanos, el odio hacia lo vivo estaba ahí, sentía todo salir lentamente. El hombre comenzó a repetir suavemente –No es real, no es real, no es real, no es real- Intrigante para Fred, ¿Realmente creía que con repetir una y otra vez que no estaba sucediendo iba a dejar de pasar? El vampiro se colocó detrás del hombre y susurró en su oído –Cuanto más crees en él, más real se vuelve- , al mismo tiempo que se impulsaba para desaparecer entre la maleza del lugar. El hombre, atónito y perplejo comenzó a rezar una y otra vez, repitiendo que el amor iba a salvarle.

-Es curioso- Dijo Fred mientras salía de los arbustos caminando lentamente con ojos tan rojos como el odio mismo –Ustedes los humanos dicen que el amor va a salvarlos, mira lo que el amor hizo con este mundo…estamos llenos de asesinatos, y derrames de sangre sin sentido. Es más, el amor por este mundo es lo que nos mantiene a nosotros aquí, así que lamento desilusionarte, pero el amor no hará nada por ti.- Terminó de hablar al mismo tiempo que lo miró fijamente a los ojos, leyendo cada pensamiento, cada miedo y cada temor. Es curioso como cuando morimos pensamos en nuestros errores. Una lágrima bajó por el rostro del hombre. Y fue lo último que sucedió puesto que instantes más tardes el vampiro había extinto su vida y bebía de su sangre con cierta emoción.

-¿Donde estará Paula?- Se preguntó a sí mismo antes de continuar con lo que hacía…

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