[Paula Van Varenberg] Tus ojos me atraen... [Privado]

por **Aitziber D’ Lemoine** Sáb Jul 21, 2012 3:23 pm

Estaba desconcertada, parecía un sordo buscando sonido, nadie le había explicado con certeza que era lo que sucedía en un lugar así, parecía que todos los que trabajaban y en algunos casos acudían eran puros vampiros. El teatro no era uno de sus principales intereses, pero comenzaba a sentir fascinación por aquel lugar llamado tan singularmente, ella sabia la existencia de aquellos seres, pero nunca había tenido la oportunidad de ver tantos reunidos en un solo lugar. De alguna manera le daba miedo acercarse a ellos.

Había de todos los orígenes, nunca se habría imaginado que hubiera tantos en parís, pero tal vez, había más cazadores que plaga… ella también se consideraba un punto en donde los cazadores se pudieran aferrar, pero lo más normal era que estuvieran cazando algún vampiro o un licántropo, los brujos eran pocos cazados, o eso creía ella, ya que algunos tenían habilidades de ocultar lo que verdaderamente eran, como era el caso de ella. Aitziber podía ocultar cualquier esencia sobrenatural y parecer una humana normal.

Se movía tranquilamente entra la multitud, ella podía sentir en un escalofrió cuando pasaba un sobrenatural a su lado o cuando uno estaba cerca, en conclusión, su interior parecía un mar de sensaciones eléctrica, por todo lugar sentía la presencia de seres bebedores de sangres. Comenzaba a sentirse bloqueada por las señales y sus dudas, completaba distante pero estando tan cerca a la multitud de humanos que pasaban por el timbre de la puerta hacia la nueva función, debía ir hacia ellos, uno de las primeras reglas que tenían era nunca estar solo con aquellos seres, siempre estar con mucha gente, pero lo diferente de aquí es que si uno atacaba podrían ser como hormigas y todos seguir atacando.

¿Por qué pensaba en una batalla? Ella no era cazadora y tampoco un peligro para ellos, es más, ella tenía secretos que les podría servir, aunque claro, nunca los revelaría a cualquiera. Dio unos pasos dispuesta a alcanzar a la multitud cuando tropezó con una joven que se había interpuesto es su camino-lo siento…- dijo acomodándose su vestido cuando sintió aquella corriente… alzo la mirada para encontrarse con los ojos de la joven…-pero… eres tan joven- susurro con cierto pesar. No se dio cuenta que la otra le había escuchado, se percato al segundo de haberlo dicho-Ah… lo siento… no fue mi intención…- tartamudeo con una sonrisa medio nerviosa en sus labios

por **Britanny Rothschild** Miér Jul 25, 2012 10:57 pm

Muchas veces el simple caminar por esas desoladas calles en medio de la oscuridad no son lo suficientemente emocionante para el leve palpitar de mis recuerdos, pues la soledad de mi alma muchas veces ruega por la compañía de aquellos que no viven en mis recuerdos, pero es difícil convivir con aquellos que no lo gran comprender la magnificencia de la noche de y de aquellos que la recorren a través de los años, siglos o algunos hasta los milenios, solo un lugar en todo el continente europeo me logra conmover este pedazo de corazón muerto que tengo, un lugar don aquellos que sueñan pueden llamar casa, el teatro magnifico lugar de los sueños, donde vivir por medios de aquellos que narran las historias con su actuación pueden ser los medios para vivir esas historias atreves de ellos.

Muchas veces pudo llegar a pasar los días sentada viendo lo que para mí es una fantasía que vivo atreves de aquello que me narrar la historia, pero toda historia llega a su fin, un sueño no puede durar más haya de abrir de nuevo los ojos a la triste realidad, o la miseria para algunos, en mi caso solo es el momento para comer, y hacer mi propia historia, historia que me gusta personificar como la tierna niña que todo mundo cree que soy, a un esa niña hace mucho tiempo que se quedó dormida dentro de mí y nada la ha hecho despertar, pero en fin salgamos de aquí

Una niña caminando entre aquellos que viven de la noche, es un acontecimiento cotidiano en aquellos pasillos de tan noble recinto, pues nadie cruza la mirada pues la pequeña no suele soportar mucho tiempo a aquellos que cruzan por su andar, su mística y bella mirada, su piel blanca como la nieve y so pequeño y lindo cuerpo, estos son solo unas de sus características más conocidas, solo pocos saben quién es en verdad, y saben cómo es ella.

Todo era miradas los unos a los otros, buscando solo una provocación para empezar una pelea, pues el recinto es el mayo lugar de concentración de aquellos que son llamados los hijos de la noche, lugar para cazadores y todo tipo de personalidades por lo que la mayoría de visitantes están siempre en alertar pues no se vive lo suficiente para dejar de sentir el miedo de caminar con el enemigo, bueno a menos que seas un pequeña niña que ha vivido con la muerte desde hace muchos siglos y entiendas que la muerte solo llama a la puerta de aquellos que la están buscando.

Bueno eso hasta que una joven de alterados sentidos se topó con tan pequeño cuerpo, la mirada de los que pasaban a lado de aquella pequeña distracción solo podía acelerar el paso pues aquella pequeña personita no es de tolerar esos pequeños accidentes y menos cuando ese pequeño accidente es causado por alguien que puede ser su alimento,-lo sientes, bueno yo también lo siento, siento que tu estas caminando más por lo que puede pasar que por lo que tienes enfrente, mi pequeña de interesante y delicioso aroma-, una sonrisa amable y un peculiar hablar salieron de la pequeña, la furia no sale hasta haber al cansado su mayor éxtasis frase que está escrita en el pequeño diario que siempre lleva con ella, -te gustaría escuchar una historia de mi libro pequeña gatita asustada.

La cara de los espectadores hacia la joven más alta pues aparentemente la niña ya encontró alimento, sabían que iba a pasar cuando terminara la historia de ese pequeño libro, no se sabe mucho de ella, pues los que conoces su vida nunca viven lo suficiente para contarla, pero se corren los rumores en los callejones de solados de la ciudades que los gritos son de sumo dolor, que ella disfruta bailando alrededor de difunto que escucho su historia, pues no hay niño que no le guste jugar con su regalo,- vamos déjame ofrecerte respuestas a las dudas que corren por tu mente, mi pequeña niña.

por **Aitziber D’ Lemoine** Lun Jul 30, 2012 9:53 am

Pequeña arpía llena de veneno, no se lamentaba de ella ni de su condición, se lamentaba de el pobre cuerpo que debía mantenerse caliente con la sangre de otras personas. Muchos había puesto su mirada en ella, ante sus ojos debía parecer una humana normal, había ocultado todo rastro de su poder, era recelosa de lo que ellos podría hacer, pero en estos momentos se sentía más que retada… ¿acaso pensaba que le podría hacer algún daño sus palabras? Tal vez un poco de cólera al decir que estaba asustada, un poco de risa al pensar que ella caería en sus provocaciones. Definitivamente no había tenido un buen contrincante. Vampiros cobardes que miraban la escena y se apresuraban a desviar sus sobrenaturales miradas.

La risa se apodero del lugar, Aitziber le sonrió, en su rostro no había ni una pizca de doble intensión, aquella jovencita no le provocaba ni la mas mínima emoción, el que estuviera muerta, era algo que le valía ciertamente nada. Nunca había sido muy buena para demostrar cariño y mucho menos cuando una relación comenzaba en mal pie. Ella podría ser coqueta, se movía con gracia y juventud, mostrarse alegre, triste, pero todo aquello era un suave velo, pocas personas habían visto los sentimientos crudos de ella, cuando de verdad las lagrimas salían de su rostro y quemaban sus mejillas…

-No has entendido…- dijo en un tono suave, melodioso y aterciopelado –He decir… lamento que no hayas podido disfrutar tantas cosas por recibir aquel don oscuro cuando tu cuerpecito no se maduraba aun- una sonrisa se formo en sus labios. –No estoy interesada en una historia que seguramente será estúpida y sin sentido… no eres interesante aunque pienses que si, no llenas mis expectativas y no es por ser pequeña, porque sé que puedes ser mucho más de lo que aparentas- siseo como serpiente escupiendo veneno, odio en cada palabra. Miro hacia donde todas las demás personas se habían ido, todo se movía excepción ellas, parecía atrapada en una burbuja, una que pronto se rompería con los pasos de Aitziber moviéndose hacia la puerta.

-He venido a ver una función… no ha conocer los ojos de la muerte en una pequeña mocosa de muchos siglos que tal vez ni ha probado el calor de un hombre- sentencio alejándose de ella con paso firme. ¿Pensaba que ella tendría algún efecto en la bruja? Ella estaba más que acostumbrada a luchar con sobrenaturales, discutir, salir peleando y mantenerse victoriosa y viva. Camino hasta quedar dentro del gentío que comenzaba a acomodarse para ver aquel espectáculo en donde los vampiros se ocultaban entre danzas y canciones. Muerte se olía por todos lados, sensaciones recorrían su piel sensible a todas aquellas energías, pero en vez de molestarse o disgustarse comenzaba a sentirse embriagada de cada uno de aquellas corrientes que pasaban por su cuerpo y la hacían estremecerse… estaba ya sentada esperando la función, la pequeña ya había quedado atrás… ¿había quedado atrás?

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