El cielo de tus ojos (Privado)

por **Galahad Pelles** Miér Sep 06, 2017 5:10 pm

El fulgor de tu vitalidad muere más rápido
en mi recuerdo que mil estrellas en el universo.

Esa noche debería de poder ser algo especial.

Los sonidos de los parisinos al caminar por los adoquines de París, me hacía pensar en que eran bolsas de sangre andantes que los sostenían huesos inútiles e inservibles. A lo mejor para tocar algún instrumento musical para poder invocar a la muerte, que se yo. Esa noche me tocaba pasearme solo. Aquellas personas que me habían ayudado cuando me transformé en vampiro estaban ausentes durante unas noches.

Prácticamente la noche ahora era entera para mí. Me decían siempre:

“Búsquese una mujer que le haga feliz” o “Sea feliz ahora que puede”

Alguien debió de ver algo especial en mi persona ya que era mucha amabilidad en que estos se preocupasen por mi fortuna o por mi bien estar amoroso. Yo era en cambio, como decían libre, libre de poder escoger por mí mismo con quien debo de estar o lo que me apeteciera hacer en aquel instante. Como decía, las personas de París que caminaban como bolsas de sangre andantes, estas las miraba y me ponía a pensaren mis tiempos de antaño. Mis energías en cambio estaban aprovechándose directamente para concentrarse en una de las obras que había en mitad de la plaza. Una de juglares y mímica. Era divertido, hasta que lo divertido se convirtió en algo fugaz, en lo que lo fugaz se convirtió directamente en ausencia, en lo que la ausencia se convirtió en un instante que recordaré durante el resto de mi vida.

Una muchacha, reía con cierto aire etéreo pero a su vez era cautivador, tan cautivador como un mero ruiseñor que piaba para cantar la más dulce de las melodías y siempre quedaría vivido en mi memoria. Su apariencia en cambio tampoco se quedaba atrás. Una melena digna de una diosa que era adornada con perlas y adornos alrededor de su coronilla, dignas como lo eran las reinas. Su palidez destacaba sin duda, tal cual muñeca de porcelana pero lo que más me cautivaron fueron aquellos ojos azules, cristalinos y puros como la inmensidad del inmenso cielo azul que apenas ya ni llego a recordar.

Tenía que alcanzar a escuchar más de aquella voz, tenía que saber su nombre, pero no fue cuando me empujaron sin haberlo previsto antes y pude llegar un poco más cerca de donde estaba aquella criatura de Dios, la mujer, la mejor creación que Dios hubiera podido haber hecho sin duda….pero la duda me surgía al instante, el temor de ser rechazado por quedar como un estúpido enflorecido y adormecido por la belleza otorgada por la diosa Venus en si misma…..pero entonces, la pulsera que llevaba en mi brazo me hizo pensar.

Una pulsera que apareció ante mis pies sin saber si quiera a quien podría pertenecer. Cuando la cogí, sentí que debía de guardarla entonces me acerqué hasta la muchacha e hice una reverencia.

- Perdóneme, Madame…-Diciendo esto podría o no haber empezado correctamente – Creo que esta pulsera es de vos – Con suma lentitud me la fui quitando hasta mostrársela entre mis propias pálidas manos.

por **Saraghina** Dom Nov 19, 2017 8:51 pm

– Saraghina vamos al rio a tomar un baño de luna vamos deja de estar dando brincos y tumbos de baile venga ya – a entres risas Gina, como suelen llamarle las otras gitanas, iba dando brinquillos de lado en lado tal como si estuviera bailando en aquel momento, pero no estaba sola siempre estaba acompañada con algún otro que animalillo que estaba cantando cerca de ella. Haciendo oídos sordos a las palabras de sus otras compañeras de tienda en el campamento gitano, Gina se quedó bailando dando vueltas y brinquillos riéndose con los sonidos de la naturaleza sin dejar de expresar su alegría por la danza que atraía más a los animales, así era como los domaba al final con música y baile.

El fuego se iba apagando y terminó cuando Gina dio el último giro en ese momento para voltearse y encontrase con un caballero que le miraba y le hacía sonrojar las mejillas logrando realizar una buena e improvisada reverencia al caballero sonriendo como una chiquilla embobada entre la belleza del hombre frente a ella, en los ojos de Gina se mostraba un brillo de curiosidad por el aura que desprendía aquel caballero ante ella, muy poco Gina abandonaba el campamento gitano y por eso poco conocía de los otros sobrenaturales. Miró atenta y muy empanada entre los ojos de aquel joven hasta que reaccionó al ver Gina la pulsera que tenía con su gemela en las manos del joven.

Tomó la pulsera con una reacción muy exagerada pero estaba asustada y hasta la beso en aquel momento poniéndola de nueva Gina en su muñeca asegurando que no se volviera a salir de su brazo, con otra reverencia agradeció al joven – es mía si la hubiera perdido estaría muy mal ahora porque seguro terminaría llorando de perder el único recuerdo que tengo de mi hermana y mío es lo único que me han dejado nuestros padres de ella para mi, se lo agradezco mucho señor – Gina ladeo su cabeza en ese momento sin conocer el nombre de su buen salvador, de aquel caballero de armadura blanca que llegó a salvarla de perder su más preciado tesoro que Gina acariciaba con nostalgia, dulzura y cariño en sus ojos tiernos y con su sonrisa suave. – por cierto me llamo Saraghina señor y estoy a vuestro cuidado, estoy en deuda con vos que puedo hacer para poder pagaros vuestra ayuda como muestra de mi gratitud – Gina mostró una gran sonrisa sincera y dulce que derretía los corazones de todas las fieras y de los hombres del campamento ante tanta dulzura e inocencia

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