AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)
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Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)
Sabía muchas cosas de los espíritus. Sabía que los espíritus anhelaban muchas cosas, al igual que los fantasmas. Lo había sabido cuando estaba viva, me lo habían enseñado, me lo habían dejado muy claro cuando había tenido que tratar con ellos, cuando mi propia abuela y mi tía me enseñaban a manejar esas cosas. Me decían que los espíritus anhelaban los placeres de la carne, o más bien poder disfrutar en sí de la carne. De todo lo que ello conllevaba que era mucho. Pero sobre todo de los placeres de la carne. Y eso era algo que había visto a menudo en ellos.
¿Quién iba a decir que acabaría siendo uno de ellos? Un fantasma lamentable que disfrutaba asustando a los vivos y que por puro vicio se había acercado al burdel para ver lo que podría hacer allí. Era de noche y había adoptado forma corpórea, por lo que pasaba por la adorable muchachita viva que era cuando me morí. Vestido negro, largo pelo rojo y ojos verdes, y con una piel anormalmente blanca. Casi parecía un vampiro. ¡Qué pena que no lo fuera!
No sabía tampoco lo que iba a hacer allí. Quizás observar. Me gustaba observar, ver a las cortesanas seducir, bailar y atraer caballeros me traía recuerdos de los viejos tiempos. De mis tiempos...rebeldes.
De escuchar la música, las voces, el correr del vino...los sonidos del piso de arriba.
Y quizás incluso podría atreverme. Podría hacerme pasar por una de las cortesanas y seducir a algún caballero. Sí, vale, tenía 22 años cuando morí y mi aspecto me hacía parecer de una de dieciséis o dieciocho, pero allí las había más jóvenes que yo. Quizás entonces podría atraer a algún caballero a alguna habitación...y cuando se desnudara...¡ñaca! ¡Susto al canto! La verdad es que sería muy divertido.
O quizás me decantara por algo distinto. Ya vería.
Así que me metí entre la multitud, cerca de la barra.
¿Quién iba a decir que acabaría siendo uno de ellos? Un fantasma lamentable que disfrutaba asustando a los vivos y que por puro vicio se había acercado al burdel para ver lo que podría hacer allí. Era de noche y había adoptado forma corpórea, por lo que pasaba por la adorable muchachita viva que era cuando me morí. Vestido negro, largo pelo rojo y ojos verdes, y con una piel anormalmente blanca. Casi parecía un vampiro. ¡Qué pena que no lo fuera!
No sabía tampoco lo que iba a hacer allí. Quizás observar. Me gustaba observar, ver a las cortesanas seducir, bailar y atraer caballeros me traía recuerdos de los viejos tiempos. De mis tiempos...rebeldes.
De escuchar la música, las voces, el correr del vino...los sonidos del piso de arriba.
Y quizás incluso podría atreverme. Podría hacerme pasar por una de las cortesanas y seducir a algún caballero. Sí, vale, tenía 22 años cuando morí y mi aspecto me hacía parecer de una de dieciséis o dieciocho, pero allí las había más jóvenes que yo. Quizás entonces podría atraer a algún caballero a alguna habitación...y cuando se desnudara...¡ñaca! ¡Susto al canto! La verdad es que sería muy divertido.
O quizás me decantara por algo distinto. Ya vería.
Así que me metí entre la multitud, cerca de la barra.
Cynthia Dalma- Fantasma
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Re: Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)
La noche, la luz de la luna y el sonido embriagador de las doncellas en el edifico del pecado, un músico de buena fama no podría estar allí por más placer que quisiera… Menos mal que no soy muy conocido en Francia. Silbando una melodía bastante pegadiza me adentro en la zona, con una sonrisa que daba a entender mis dudosas intensiones me acerco a la puerta del susodicho lugar y extendiendo la mano toco tres veces la “barrera” de madera. Una mujer de aspecto cuidado abre y me mira de pies a cabeza como si me estuviera analizando, luego pregunta si tengo dinero a lo que respondo con mi tono habitual, el burlesco: - ¿Qué cree que vengo a hacer?-, en ese instante abre la puerta de canto a canto y me invita a entrar, yo sin dudar entro más que suerte e tenido ya que no venía exactamente a obtener placer sexual. La noche fría en París es temida por todos los vagabundos y yo no quiero probarla en mi primera noche, así que prefiero entrar en un lugar como éste y pasar la noche aunque sea engañando y sacando alguna sonrisas a las señoritas que muy cariñosas se acercan a mi. Con el dedo índice de mi mano derecha marco un ritmo sobre mi pierna que las damas que había a mí alrededor empiezan a seguir muy entusiasmadas, sin lugar a dudas son muy atentas, y eso podría darme cierta desventaja a la hora de enseñar mis triquiñuelas. Saco mi preciado violín a relucir y con una sonrisa comienzo a tocar en mitad del salón, ellas bailan y ríen a la vez que marco el tempo con mi pie izquierdo, la señora que anteriormente me había abierto la puerta me mira de mala manera; parecer ser que no será la primera vez que le hacen esta jugada y comienza a sospechar, por l oque me temo que será hora de pillarme a alguna moza que siga mi juego.
Observo atento los movimientos de todas más no consigo decidirme, todas parecen bastante más jóvenes que yo pero más que seguro estoy que saben más de los placeres carnales que un hombre de treinta años como lo soy yo. Me muevo con gracia arrancando sonrisas a todas las presentes, pero a la vez me hago enemistades con los “apuestos” caballeros que habitaban aquel lugar, que parecían incómodos con mi peculiar espectáculo de música y risas. De repente uno no aguanta más, se levanta con furia y me coge del hombro, creo que no quería hablarme, pues con el puño en alto me dice “detente”, yo sin hacerle mucho caso respondo de nuevo con el tono normal en mi: -Que lo digan las señoritas, que son las que mandan detrás de estas paredes-. No parece encajar bien mis palabras que de inmediato se dispone a lanzarme un golpe, el cual no pienso esquivar porqué ¿qué es un puñetazo a cambio de una noche caliente bajo un techo firme?
Observo atento los movimientos de todas más no consigo decidirme, todas parecen bastante más jóvenes que yo pero más que seguro estoy que saben más de los placeres carnales que un hombre de treinta años como lo soy yo. Me muevo con gracia arrancando sonrisas a todas las presentes, pero a la vez me hago enemistades con los “apuestos” caballeros que habitaban aquel lugar, que parecían incómodos con mi peculiar espectáculo de música y risas. De repente uno no aguanta más, se levanta con furia y me coge del hombro, creo que no quería hablarme, pues con el puño en alto me dice “detente”, yo sin hacerle mucho caso respondo de nuevo con el tono normal en mi: -Que lo digan las señoritas, que son las que mandan detrás de estas paredes-. No parece encajar bien mis palabras que de inmediato se dispone a lanzarme un golpe, el cual no pienso esquivar porqué ¿qué es un puñetazo a cambio de una noche caliente bajo un techo firme?
Niall Bosch- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/07/2012
Re: Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)
Alguien me había estado mirando. O bueno, mejor dicho me habían estado mirando varios, algunos caballeros con curiosidad y con cierta...lujuria, o algo a lo que no sabría decirle el nombre. Algunas de las cortesanas me miraban con más curiosidad que otra cosa y otros ni se habían dado cuenta de que estaba allí, lo que había ocurrido en su mayoría. Algo que no me extrañaba para nada. Quizás debiera molestar a ésos primero.
Pero entonces ocurrió algo. O más que ocurrir algo, vi a alguien. Escuché una dulce música bastante extraña, algo que no me hubiese esperado que se pudiese oír en un hotel, y me dirigí hacia dónde quiera que estuviera el origen del sonido, curiosa por ver de dónde procedía. La música me gustaba, era suave, pero tenía un ritmo embriagador, como el que te causaba un buen vaso de vino o cuando estabas en un estado de euforia.
Y entonces le vi. Era un caballero que estaba tocando el violín así, de repente, porque le daba la gana, era algo evidente porque la dueña del burdel le estaba mirando de la misma forma de la que me miraba mi abuela cuando cometía alguna torpeza en mis modales. Y puedo asegurar que esa mirada daba miedo. Muchísimo miedo. Pero en aquel momento no, ni siquiera me fijé en la dueña, porque la escena era muy curiosa.
Un violinista ejerciendo su magia mientras un montón de bellas cortesanas bailaban a su alrededor, entre risas y movimientos, como un montón de ninfas bailando alrededor de un dios o de un semidios griego cuyo nombre no podía recordar.
Pero entonces llegó un tipo que parecía dispuesto a darle un puñetazo al Violinista. ¡Por el amor de Merlín, no!
No podía permitirlo. Quería seguir disfrutando de aquella música, quería unirme a aquellas cortesanas en aquel baile, quería ver lo que pasaría...lo que pasaría si...no, ¡no!
Así que me abrí paso a codazos entre la mulitud entre la que yo misma me había metido. Me acerqué a las cortesanas y al violinista, y al tipo que había estado a punto de darle un puñetazo a aquel caballero.
-¡Monsieur...!-agarré por el brazo al caballero, por el brazo que había estado dispuesto a darle el golpe al violinista, y le mostré unas pocas visiones, mientras le sonreía con toda la dulzura del mundo, la dulzura de una niña. Unas visiones un poco retorcidas. Y entonces, sorprendido, me miró y se alejó. Se alejó poco a poco de allí, pero sin atreverse a irse del todo. Como si no creyese lo que acababa de hacer. Pero probablemente creería más tarde que estaba más ebrio de lo que en realidad estaba.
-Está ebrio, monsieur, debería marcharse a casa.-le dije con una sonrisa. Luego miré al violinista, y me uní al resto de las cortesanas tal como si fuese una de ellas, sonriendo con más dulzura aún.
-¡Divina música, monsieur! ¿Podría tocar algo más para nosotras otra vez?-Las cortesanas a mi alrededor parecían estar de acuerdo conmigo. Al menos, hasta que escogiese a aguna de ellas.
Pero entonces ocurrió algo. O más que ocurrir algo, vi a alguien. Escuché una dulce música bastante extraña, algo que no me hubiese esperado que se pudiese oír en un hotel, y me dirigí hacia dónde quiera que estuviera el origen del sonido, curiosa por ver de dónde procedía. La música me gustaba, era suave, pero tenía un ritmo embriagador, como el que te causaba un buen vaso de vino o cuando estabas en un estado de euforia.
Y entonces le vi. Era un caballero que estaba tocando el violín así, de repente, porque le daba la gana, era algo evidente porque la dueña del burdel le estaba mirando de la misma forma de la que me miraba mi abuela cuando cometía alguna torpeza en mis modales. Y puedo asegurar que esa mirada daba miedo. Muchísimo miedo. Pero en aquel momento no, ni siquiera me fijé en la dueña, porque la escena era muy curiosa.
Un violinista ejerciendo su magia mientras un montón de bellas cortesanas bailaban a su alrededor, entre risas y movimientos, como un montón de ninfas bailando alrededor de un dios o de un semidios griego cuyo nombre no podía recordar.
Pero entonces llegó un tipo que parecía dispuesto a darle un puñetazo al Violinista. ¡Por el amor de Merlín, no!
No podía permitirlo. Quería seguir disfrutando de aquella música, quería unirme a aquellas cortesanas en aquel baile, quería ver lo que pasaría...lo que pasaría si...no, ¡no!
Así que me abrí paso a codazos entre la mulitud entre la que yo misma me había metido. Me acerqué a las cortesanas y al violinista, y al tipo que había estado a punto de darle un puñetazo a aquel caballero.
-¡Monsieur...!-agarré por el brazo al caballero, por el brazo que había estado dispuesto a darle el golpe al violinista, y le mostré unas pocas visiones, mientras le sonreía con toda la dulzura del mundo, la dulzura de una niña. Unas visiones un poco retorcidas. Y entonces, sorprendido, me miró y se alejó. Se alejó poco a poco de allí, pero sin atreverse a irse del todo. Como si no creyese lo que acababa de hacer. Pero probablemente creería más tarde que estaba más ebrio de lo que en realidad estaba.
-Está ebrio, monsieur, debería marcharse a casa.-le dije con una sonrisa. Luego miré al violinista, y me uní al resto de las cortesanas tal como si fuese una de ellas, sonriendo con más dulzura aún.
-¡Divina música, monsieur! ¿Podría tocar algo más para nosotras otra vez?-Las cortesanas a mi alrededor parecían estar de acuerdo conmigo. Al menos, hasta que escogiese a aguna de ellas.
Cynthia Dalma- Fantasma
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Re: Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)
Preparaba mi cara para recibir el tremendo puñetazo, pero de pronto y como si de una diosa se tratase, una joven salida de la multitud cogió el brazo del gorila y le invito a irse. Francamente estoy muy sorprendido de su valentía, es admirable que haya gente tan audaz por aquí cerca y en especial que sea tan bonita. En fin y resumiendo, me salve de una buena. Luego la muchacha se acerca aparentemente contenta y se junta con las demás bailarías y entre todas juntas me piden que continúe con mi pequeño espectáculo, por mi parte sonrío calidamente y prosigo. Cambio de melodía y ritmo a uno un poco más alegre e apetecible para la velada que me espera. Pero por casualidades del destino de entre todas esas mujeres me centro en la que me ha salvado de la agresión de ese mastodonte, no sé porqué será ni tampoco sé si lo quiero saber con certeza, pero de lo que si soy consiente es que le presto más atención que a las demás jóvenes que se divertían a mi alrededor. Curiosamente es la que más destaca de la sala con su pelo de color rojo… ¿sangre?... no, me recuerda más a la de una cereza madura. Pero tengo que ser cauto, estás mujeres son expertas en sacarte hasta el ultimo rastro de dinero que tengas encima, así que lo mejor será concentrarme para no perder la cabeza entre tantas bellezas. La canción hace un buen rato que había empezado y a pesar de mis gestos llenos de gracia y felicidad parecía ser que no contagiaban a la señora que desde lejos me hacía señas bastante bien disimuladas para que me acercase a ella, yo haciéndome el idiota la ignoro descaradamente, sé que mientras las chicas estén de mi parte no podrá hacer demasiado.
El show transcurre sin más contratiempos ni tapujos pero ya sería hora de pedir ese favor a una de las cortesanas, no quiero placer solo un lugar donde dormir caliente está noche y espero que una de ellas me pueda entender y como no ayudar. Miro sus ojos, a todas y cada una de ellas, pero la única que tiene aspecto de entenderme es mi “musa”. Termino la tonadilla y me dirijo hacía la pelirroja; pero parece ser que no les ha gustado a ninguna de las presentes el fin de la función, pero con gesto amable me disculpo poniendo como excusa el cansancio del día y que luego podría volver a tocar cualquier pieza que quisieran. Por favor señoritas, les pediría algo de comprensión, necesito descansar unos minutos. Pero estoy seguro que cualquier de los “caballeros” aquí presente estará dispuesto a cantarles las letras que más les guste. Sonrío y de inmediato me dirijo hacía la linda muchacha. ¿Señorita, me hará el gran honor de platicar conmigo unos minutos? Tono cortes y suave, como no, no iba a utilizar mi habitual tono de voz para hablar de un asunto tan serio. La alejo un poco del grupo, cosa que llama demasiado a atención de las bailarinas que anteriormente se encontraban a mi lado e inmediatamente empiezan a susurrar, por mi parte las ignoro y continúo con mi especial cometida de la noche: convencerla de que me ayude con mi pequeño plan. De no convencerla ya podría salir por piernas de allí que jamás podría volver.
Mi dulce damisela, ¿me podrías obsequiar con un favor? Por supuesto no pediré nada erótico ni mucho menos obsceno, pues no quiero dañar tu linda imagen, solo te pido que me ayudes a pasar la noche aquí a cubierto de la feroz noche que hay más allá de la pared. ¿Serás tan amable de hacerme dicho regalo? Por si acaso guardo el violín en su funda y me acerco estratégicamente al a puerta, no vaya a ser que empiece a chillar y solo tenga unos pocos segundos para salir del local. Nervioso espero su respuesta, sin dejar de mirarla a los ojos ni tampoco exagerando demasiado mis gestos, de lo contrarío podría perder el ambiente que había entre nosotros en esos instantes fugaces pero que mi me parecen eternos…
El show transcurre sin más contratiempos ni tapujos pero ya sería hora de pedir ese favor a una de las cortesanas, no quiero placer solo un lugar donde dormir caliente está noche y espero que una de ellas me pueda entender y como no ayudar. Miro sus ojos, a todas y cada una de ellas, pero la única que tiene aspecto de entenderme es mi “musa”. Termino la tonadilla y me dirijo hacía la pelirroja; pero parece ser que no les ha gustado a ninguna de las presentes el fin de la función, pero con gesto amable me disculpo poniendo como excusa el cansancio del día y que luego podría volver a tocar cualquier pieza que quisieran. Por favor señoritas, les pediría algo de comprensión, necesito descansar unos minutos. Pero estoy seguro que cualquier de los “caballeros” aquí presente estará dispuesto a cantarles las letras que más les guste. Sonrío y de inmediato me dirijo hacía la linda muchacha. ¿Señorita, me hará el gran honor de platicar conmigo unos minutos? Tono cortes y suave, como no, no iba a utilizar mi habitual tono de voz para hablar de un asunto tan serio. La alejo un poco del grupo, cosa que llama demasiado a atención de las bailarinas que anteriormente se encontraban a mi lado e inmediatamente empiezan a susurrar, por mi parte las ignoro y continúo con mi especial cometida de la noche: convencerla de que me ayude con mi pequeño plan. De no convencerla ya podría salir por piernas de allí que jamás podría volver.
Mi dulce damisela, ¿me podrías obsequiar con un favor? Por supuesto no pediré nada erótico ni mucho menos obsceno, pues no quiero dañar tu linda imagen, solo te pido que me ayudes a pasar la noche aquí a cubierto de la feroz noche que hay más allá de la pared. ¿Serás tan amable de hacerme dicho regalo? Por si acaso guardo el violín en su funda y me acerco estratégicamente al a puerta, no vaya a ser que empiece a chillar y solo tenga unos pocos segundos para salir del local. Nervioso espero su respuesta, sin dejar de mirarla a los ojos ni tampoco exagerando demasiado mis gestos, de lo contrarío podría perder el ambiente que había entre nosotros en esos instantes fugaces pero que mi me parecen eternos…
Niall Bosch- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/07/2012
Re: Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)
Al final, con mi pequeña intervención, conseguí lo que quería...que el violinista siguiese tocando, que continuase, al menos durante un rato, la melodía que tanto me había embaucado, aquella música que tanto me había gustado. Aquello, sin duda, me puso de bastante buen humor, por lo que durante el tiempo que duró la melodía nos lo pasamos todos bastante bien.
Bueno, todos no, pero la dueña del burdel no importaba. Era divertido hacerla enfadar de aquella manera. Y eso me ponía de más bien humor si cabe. La noche iba a estar bastante interesante.
Pero todo lo bueno tiene que terminar, y el violinista terminaría la canción diciéndonos a todas que necesitaba descansar...¡qué pena! Incluso hice un pequeño y coqueto puchero de disgusto, como una niña pequeña, o como lo haría cualquiera de esas cortesanas que quieren conseguir a un caballero en concreto mostrándose especialmente dulces y encantadoras. O simplemente dulces.
Pero luego el violinista me apartó a mí de las demás, provocando que se éstas se pusiesen a cuchichear. Esto me hizo gracia. Me entraron ganas de sacarles la lengua como una niña pequeña, mirarlas con expresión ufana y presumida, o lo que era mejor...asustarlas un poco con mis visiones. O haciendo que se enfriasen un poquito. Eso era algo muy fácil para mí.
Y entonces, en vez de pedirme favores, me pide ayuda para encontrar un sitio para pasar la noche. Nada especialmente erótico, simplemente un sitio para pasar la noche. Oh, la verdad es que no me lo esperaba. Dejé que en mi rostro apareciese una pequeña expresión de desconcierto, un poco de curiosidad, pero nada más. Era fácil cuando tienes un cuerpo que no es verdaderamente tu cuerpo, cuando tu forma corpórea, aunque sólida, es casi como una ilusión.
Pero de todos modos esto me daba varias ideas...¿por qué no? La idea de divertirme con el violinista en una de las habitaciones del hotel se me antojaba sencillamente deliciosa. Daba igual que fuese como lo harían las demás cortesanas o...a mi modo. Esto hizo que aflorase una pequeña sonrisa dulce en mi rostro.
-Ooohhh...qué pena, monsieur. Habría estado dispuesta a...pero bueno, si es lo que vos prefiere que así sea.-dije en tono complaciente. Supongo que podré arreglarlo...-dije después con una sonrisa misteriosa.-Sígame, le conduciré a una de las habitaciones de arriba.-era gracioso hablar así, como si conociese aquel burdel de toda la vida, como si de veras hubiese trabajado allí alguna vez. Se me antojaba sumamente divertido. Pero claro, estaba la Madame, la dueña, que aún parecía un poquitín enfadada. Le hice un gesto al violinista para que me siguiera, pero luego le cogí con mucho cuidado del brazo y comencé a conducirlo a uno de los pisos de arriba, alterando un poquito la cabeza de la dueña del burdel. Algo sencillo, embotando su cabeza un poquito. En la cara de la mujer apareció una expresión extraña, como si estuviese algo ebria.
Bueno, todos no, pero la dueña del burdel no importaba. Era divertido hacerla enfadar de aquella manera. Y eso me ponía de más bien humor si cabe. La noche iba a estar bastante interesante.
Pero todo lo bueno tiene que terminar, y el violinista terminaría la canción diciéndonos a todas que necesitaba descansar...¡qué pena! Incluso hice un pequeño y coqueto puchero de disgusto, como una niña pequeña, o como lo haría cualquiera de esas cortesanas que quieren conseguir a un caballero en concreto mostrándose especialmente dulces y encantadoras. O simplemente dulces.
Pero luego el violinista me apartó a mí de las demás, provocando que se éstas se pusiesen a cuchichear. Esto me hizo gracia. Me entraron ganas de sacarles la lengua como una niña pequeña, mirarlas con expresión ufana y presumida, o lo que era mejor...asustarlas un poco con mis visiones. O haciendo que se enfriasen un poquito. Eso era algo muy fácil para mí.
Y entonces, en vez de pedirme favores, me pide ayuda para encontrar un sitio para pasar la noche. Nada especialmente erótico, simplemente un sitio para pasar la noche. Oh, la verdad es que no me lo esperaba. Dejé que en mi rostro apareciese una pequeña expresión de desconcierto, un poco de curiosidad, pero nada más. Era fácil cuando tienes un cuerpo que no es verdaderamente tu cuerpo, cuando tu forma corpórea, aunque sólida, es casi como una ilusión.
Pero de todos modos esto me daba varias ideas...¿por qué no? La idea de divertirme con el violinista en una de las habitaciones del hotel se me antojaba sencillamente deliciosa. Daba igual que fuese como lo harían las demás cortesanas o...a mi modo. Esto hizo que aflorase una pequeña sonrisa dulce en mi rostro.
-Ooohhh...qué pena, monsieur. Habría estado dispuesta a...pero bueno, si es lo que vos prefiere que así sea.-dije en tono complaciente. Supongo que podré arreglarlo...-dije después con una sonrisa misteriosa.-Sígame, le conduciré a una de las habitaciones de arriba.-era gracioso hablar así, como si conociese aquel burdel de toda la vida, como si de veras hubiese trabajado allí alguna vez. Se me antojaba sumamente divertido. Pero claro, estaba la Madame, la dueña, que aún parecía un poquitín enfadada. Le hice un gesto al violinista para que me siguiera, pero luego le cogí con mucho cuidado del brazo y comencé a conducirlo a uno de los pisos de arriba, alterando un poquito la cabeza de la dueña del burdel. Algo sencillo, embotando su cabeza un poquito. En la cara de la mujer apareció una expresión extraña, como si estuviese algo ebria.
Cynthia Dalma- Fantasma
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Re: Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)
Curiosos, hipnóticos, increíbles… ¡Dios! son palabras que me saben a poco al intentar explicar su impresionante mirada y ojos, y pese que apenas hace unos segundos que la veo directamente sin ningún tipo de distracción o incomodidad. Pero tengo que centrarme en lo importante, la habitación y el favor. Luego de soltar una pequeña mueca al comunicarle mis verdaderas intenciones se muestra amable y me concede dicho obsequio, cosa que me alivia bastante. Instantes después me hace la señal para que la siga e inmediatamente me coge del brazo llevándome al piso superior, donde supongo que habrán las habitaciones de… ¿Citas? Bueno, por llamarlo de alguna manera en concreto. Parezco demasiado bobalicón, más de lo que soy, ya que sin pensar la he comprometido afectando directamente en su economía personal, y sinceramente me sabe muy mal. Mi lady, no quiero por nada del mundo perjudicarte en cualquiera de los aspectos profesionales que tengas, pero creo que a estás alturas tu decisión de ayudarme te podría traer problemas; y no me refiero simplemente a esa señora, sino que también a tu día de mañana. Pero te pagaré lo que cuesten tus servicios dentro de poco ¿si? Y gracias por éste tremendo favor. Luego me pongo a su lado y miro al frente, creo que si no mantengo demasiado contacto visual con ella no me podrá hechizar. Por desgracia lo que ven mis ojos no es para nada romántico ni erótico, no siquiera roza lo humano diría; hombres feos como ellos solos tirados en el suelo completamente desnudos y con signos evidentes de golpes, sin contar las chicas a sus lados con hematomas bastante notorios en cara y cuerpo; desolador.
Pocos segundos después de recorrer tremendos pasillos llegamos a una habitación bastante espaciosa con grandes ventanas a cada costado y cortinas muy elegantes, comparándolas con el paisaje del pasillo. No entiendo muy bien el motivo exacto de tanta elegancia en una habitación ya que ver los pasillos deprime mucho, pero en fin ¿Quién soy yo para criticar? Inmediatamente después de entrar a dicha habitación me recosté encima de la cama mientras ponía la almohada en mi cara e intentaba pensar el día siguiente, pero me da un poco de grima el silencio que hay, así que me levanto y me siento en el borde de la cama junto a ella y le pregunto algo que posiblemente me hará perder algo más que los testículos pero que tenía que decirlo… ¿Cómo, una chica tan hermosa como tu, ha acabado aquí? Luego el silencio se vuelve a apoderar del lugar que pese a mi intento parece que se mantendría un rato más…
Pocos segundos después de recorrer tremendos pasillos llegamos a una habitación bastante espaciosa con grandes ventanas a cada costado y cortinas muy elegantes, comparándolas con el paisaje del pasillo. No entiendo muy bien el motivo exacto de tanta elegancia en una habitación ya que ver los pasillos deprime mucho, pero en fin ¿Quién soy yo para criticar? Inmediatamente después de entrar a dicha habitación me recosté encima de la cama mientras ponía la almohada en mi cara e intentaba pensar el día siguiente, pero me da un poco de grima el silencio que hay, así que me levanto y me siento en el borde de la cama junto a ella y le pregunto algo que posiblemente me hará perder algo más que los testículos pero que tenía que decirlo… ¿Cómo, una chica tan hermosa como tu, ha acabado aquí? Luego el silencio se vuelve a apoderar del lugar que pese a mi intento parece que se mantendría un rato más…
- ...Ummmh...:
- Perdona el post tan flojo, pero ando demasiado distraido.
Niall Bosch- Cambiante Clase Media
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Re: Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)
Solté una pequeña carcajada entre diente cuando pareció tan preocupado por mí...por no perjudicarme...¡cómo si fuese una dama! O más bien como si fuese una doncella dulce e inocente, una muñeca arrojada en un antro de perversión salvaje. De todos modos...un poco parecía así. Pero se me antojaba gracioso. Se me antojaba algo sumamente gracioso.
-No hay de qué, monsieur...-musité para que sólo él pudiera oírme, como si fuera peligroso que nos oyese los demás. Una de las cortesanas, algo golpeada pero en pie, me miró extrañada, y yo le mandé una mirada burlona, para que se cabrease. Poco después la perdimos de vista.-me gusta ayudar a la gente, sobre todo para aquellos que proporcionan algo de felicidad...en vuestro caso con la música. Me hace sentirme como...un ángel de la guarda. Y no se preocupe, no creo que me cause problemas. Tarde o temprano la pobre ancianita se calmará.-dije sonriendo aún más ampliamente, divertida ante lo último que había dicho. Ángel de la guarda. Algo curioso estas pequeñas menciones.
Sobre todo porque el pobre violinista a mi lado parecía aún más inocente aún, era una situación muy graciosa, muy curiosa, como si estuviese conduciendo a un niño a la habitación. A una habitación que a saber cómo sería. La primera que estuviese vacía. Espera, no...mejor una que esté en el piso de arriba...cuanto más arriba mejor...era lo más conveniente.
Recorríamos los pasillos del burdel hacia arriba...y lo que había a nuestro alrededor era sencillamente deprimente. Hombres y mujeres hechos un desastre, algunos medio muertos...y sin embargo algo tan normal en un lugar como aquel. Eso hizo que por un instante frunciese los labios. En vida había estado alguna vez en un burdel bastante más...agradable.
Pero eso, por supuesto, era otra historia. Los fantasmas tenemos la manía de recordar más a menudo que el resto de las criaturas detalles de nuestra vida. Somos un poco egocéntricos, la verdad.
Poco después llegamos a la habitación y él se sentó en la cama, al lado mía. Y ladeé la cabeza cuando me preguntó cómo había acabado allí. ¿Qué...le diría? Costaba decir cómo había acabado una ahí. Me levanté y caminé por la habitación con las manos juntas, como si estuviese recordando. Y entonces...dije:
-Por una deuda. Por culpa de una deuda...-dije misteriosamente. Así era como empezaba el juego.
-No hay de qué, monsieur...-musité para que sólo él pudiera oírme, como si fuera peligroso que nos oyese los demás. Una de las cortesanas, algo golpeada pero en pie, me miró extrañada, y yo le mandé una mirada burlona, para que se cabrease. Poco después la perdimos de vista.-me gusta ayudar a la gente, sobre todo para aquellos que proporcionan algo de felicidad...en vuestro caso con la música. Me hace sentirme como...un ángel de la guarda. Y no se preocupe, no creo que me cause problemas. Tarde o temprano la pobre ancianita se calmará.-dije sonriendo aún más ampliamente, divertida ante lo último que había dicho. Ángel de la guarda. Algo curioso estas pequeñas menciones.
Sobre todo porque el pobre violinista a mi lado parecía aún más inocente aún, era una situación muy graciosa, muy curiosa, como si estuviese conduciendo a un niño a la habitación. A una habitación que a saber cómo sería. La primera que estuviese vacía. Espera, no...mejor una que esté en el piso de arriba...cuanto más arriba mejor...era lo más conveniente.
Recorríamos los pasillos del burdel hacia arriba...y lo que había a nuestro alrededor era sencillamente deprimente. Hombres y mujeres hechos un desastre, algunos medio muertos...y sin embargo algo tan normal en un lugar como aquel. Eso hizo que por un instante frunciese los labios. En vida había estado alguna vez en un burdel bastante más...agradable.
Pero eso, por supuesto, era otra historia. Los fantasmas tenemos la manía de recordar más a menudo que el resto de las criaturas detalles de nuestra vida. Somos un poco egocéntricos, la verdad.
Poco después llegamos a la habitación y él se sentó en la cama, al lado mía. Y ladeé la cabeza cuando me preguntó cómo había acabado allí. ¿Qué...le diría? Costaba decir cómo había acabado una ahí. Me levanté y caminé por la habitación con las manos juntas, como si estuviese recordando. Y entonces...dije:
-Por una deuda. Por culpa de una deuda...-dije misteriosamente. Así era como empezaba el juego.
Cynthia Dalma- Fantasma
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Re: Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)
Así que por una maldita deuda ella se tuvo que ver inmersa en esta vida llena de pecado, sin duda es muy triste, pero por lo que parece ha encontrado paz en mi música así que intentaré hacer su estancia esta noche un poco más llevadera, para variar un poco en su rutina. …No sé que decir si te soy franco, pero creo que te podré devolver este favor de inmediato… Quise coger mi violín, pero no lo encontré por ninguna parte, mire a mi alrededor una y otra vez girando la cabeza con rapidez y no lo conseguía ver. ¡Mi violín! Dije bastante alto a la vez que me levantaba y ponía las manos encima de mi cabeza tomando una postura bastante preocupada. Inmediatamente lo busque por la habitación, paso veloz y moviendo todo lo que se podía cambiar de lugar, pero ni así. No aguanto más esta sensación, me desabotono los tres siguientes botones de mi camisa y me dirijo hacía la puerta, para salir tenía que dar la imagen de que estábamos haciendo lo que se suponía que se hacía en aquellos establecimientos; justamente cuando iba a tocar el pomo para girarlo y abrir dicha pieza de madera ésta lo hace sola y se abre de canto a canto, sorprendido me pongo recto y observo quien entra, no es ni más ni menos que la dueña del local, con mirada algo perdida se dirige a mi y me dice unas palabras bastantes preocupantes, pero por suerte nada perjudicial para mi propósito principal. Joven, jamás debes dejar algo tan preciado donde muchos clientes tienen acceso, luego se nos hace imposible encontrar el objeto perdido… Y siento interrumpir vuestra noche de pasión, pero parece que no he hecho demasiado daño… Suelta el violín de mala manera y le dirige a la chica una sonrisa macabra que me pone los pelos de punta. Luego intento coger mi instrumento, pero me pisa la mano y se agacha para hablarme, aún así me adelanto a sus palabras… Se… se… señora, mi mano, que soy músico si me la rompe no podré pagar… Inmediatamente dejo de colocar peso encima de mí querida extremidad y me susurro: Más te vale pagar, de lo contrario tu mano ya no será tuya… Preocupado me siento allí mismo, en el suelo, soplando mi mano y moviéndola para ver si no me ha perjudicado. Instantes después se va con una risa grosera y a la vez terrorífica. Yo me pongo en pie y agarro con fuerza mi violín, luego me quito la suciedad de los pantalones con la otra mano libre y le comento algo a la chica pelirroja. Menudo carácter. Debe de ser muy estricta. Alzo la mano como enseñándosela… Por poco me la rompe. Saco una sonrisa calida y me vuelvo a sentar en la cama.
Estos acontecimientos no son de extrañar en un lugar así y menos en la situación en la cual estoy ahora mismo, lo extraño sería que no hubiese otro mastodonte en la habitación vigilando lo que hago, más que nada es porqué he oído que hay imbeciles a los cuales les excita golpear a su dama de compañía, cosa inhumana. Poco después pongo mi mano derecha encima de su pierna y con una gran sonrisa le digo mi propuesta. Tu me has ayudado y pienso devolverte el favor, pero como ando justo de dinero y tu muestras cierto interés por mi música, he decidió enseñarte a tocar el violín, o al menos en su mayoría. ¿Estás de acuerdo…? ¿Cómo dijiste que te llamabas? De pronto me acuerdo de algo y rectifico, quito mi mano de su muslo y vuelvo a pronunciarme. Perdona esta falta de educación, mi nombre es Niall, y vengo de Catalunya, la más bella región de España, por si te interesa ir alguna vez. No me quedaba más que decir, sino esperar sus respuestas. Pero en fin, se presentaba la noche bastante entretenida, el día siguiente tenía que dar clases e un joven de clase alta, aquí en Francia, por lo que dentro de muy poco tiempo obtendría más ingresos y con ello podría saldar mi deuda económica con la chica.
Estos acontecimientos no son de extrañar en un lugar así y menos en la situación en la cual estoy ahora mismo, lo extraño sería que no hubiese otro mastodonte en la habitación vigilando lo que hago, más que nada es porqué he oído que hay imbeciles a los cuales les excita golpear a su dama de compañía, cosa inhumana. Poco después pongo mi mano derecha encima de su pierna y con una gran sonrisa le digo mi propuesta. Tu me has ayudado y pienso devolverte el favor, pero como ando justo de dinero y tu muestras cierto interés por mi música, he decidió enseñarte a tocar el violín, o al menos en su mayoría. ¿Estás de acuerdo…? ¿Cómo dijiste que te llamabas? De pronto me acuerdo de algo y rectifico, quito mi mano de su muslo y vuelvo a pronunciarme. Perdona esta falta de educación, mi nombre es Niall, y vengo de Catalunya, la más bella región de España, por si te interesa ir alguna vez. No me quedaba más que decir, sino esperar sus respuestas. Pero en fin, se presentaba la noche bastante entretenida, el día siguiente tenía que dar clases e un joven de clase alta, aquí en Francia, por lo que dentro de muy poco tiempo obtendría más ingresos y con ello podría saldar mi deuda económica con la chica.
Niall Bosch- Cambiante Clase Media
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Re: Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)
Una leve sonrisa comenzó a asomarse por mi rostro cuando insinuó la posibilidad de que me pagaría antes de tiempo la "deuda" que había contraído conmigo por mi ayuda, porque había deducido lo que pensaba hacer, nada más verle levantarse en busca de su violín. Sólo por eso esperaría un poco...o comenzaría el juego mientras, cosa que había pensado antes. Bailar como una ninfa, o quizás...quizás...
Pero entonces ocurrió algo totalmente inesperado. Algo que hizo que abriese los ojos por la sorpresa. Aquello no me lo había esperado. No, no me lo había esperado. Las cosas no tenían por que ser así...¡no, no tenían por qué ser así! Los acontecimientos habían dado un giro inesperado. El violinista que no encontraba su violín. ¿Dónde demonios estaría el violín? Pero si acabábamos de entrar!
-¿Pero qué...?-pero entonces lo comprendí. Era algo muy sencillo, y más en un sitio como aquel. Y quedó confirmado cuando abrió la puerta y apareció la dueña del local con el violín en las manos. Lo dejó caer...y cuando el pobre se agachó para recogerlo fue y le pisó la mano. Solté una exclamació y avancé hacia ellos. Pero cuando me agaché junto a él, la dueña se fue, dirigiéndome una sonrisa macabra. Le dirigí una sonrisa aún más macabra aún y se fue...con cierto miedo. No lo mostró pero yo podía notarlo.
"Ya me encargaré más tarde de tí, querida" pensé.
Hice como que le ayudaba a levantarse, y le miré con cierta tristeza.
-¡Al menos no ha roto el violín!-exclamé en el mismo tono que habría usado de haber estado viva. Por un momento creí que lo estaba.
-Oh, sí, es muy estricta, y menos mal que no la habéis visto cuando se enfada de verdad...parece el mismísimo Satanás. Seguro que eso acabará pronto con ella, pobrecita...-comenté con toda la inocencia del mundo, pensando en lo que le haría después. Luego volví a mirar al muchacho...y pensé en su calidez...en lo joven que parecía. Estuve segura entonces de que tenía suerte de que yo no hubiese sido vampiro. Porque creo que hubiese deseado su sangre...y no me habría contenido. En eso no.
Y luego puso una mano en mi muslo y sonreí, curiosa, por ver hacia dónde seguía. Reí divertida cuando la quitó. Parecía tan...tímido como alguien a quién conocí en vida. Qué encantador...qué escena más curiosa.
Sin embargo, se me iluminaron los ojos cuando me habló de enseñarme a tocar el violín. Sobre todo porque cuando algo de música cae en mis manos no suele sonar como música previamente. Suena algo más, algo extraño, algo siniestro, que cuenta algo nuevo, antes en vida como algo alegre, ahora como un lamento que se eleva al cielo de la noche... Algo que sin duda le parecería...curioso.
-¿Qué si estoy de acuerdo? ¡Oh, sería algo maravilloso!No creo que llegue a tocar como vos, pero sería una gran alegría, créame-exclamé. El brillo de mis ojos, en mi cuerpo fantasmal y sólido por ahora, se vería algo como un poco demasiado luminoso. Me pregunté si se percataría de ello.
Luego me dijo su nombre y de dónde era. Niall...de Catalunya. Un sitio en el que había estado en vida hacía muchísimo tiempo. Cuando era pequeña, con mis sensatos padres.
-¡Oh, un placer! Estuve allí con mis padres cuando era pequeña Mi nombre e Cynthia...Cynthia Dalma-dije.
Pero entonces ocurrió algo totalmente inesperado. Algo que hizo que abriese los ojos por la sorpresa. Aquello no me lo había esperado. No, no me lo había esperado. Las cosas no tenían por que ser así...¡no, no tenían por qué ser así! Los acontecimientos habían dado un giro inesperado. El violinista que no encontraba su violín. ¿Dónde demonios estaría el violín? Pero si acabábamos de entrar!
-¿Pero qué...?-pero entonces lo comprendí. Era algo muy sencillo, y más en un sitio como aquel. Y quedó confirmado cuando abrió la puerta y apareció la dueña del local con el violín en las manos. Lo dejó caer...y cuando el pobre se agachó para recogerlo fue y le pisó la mano. Solté una exclamació y avancé hacia ellos. Pero cuando me agaché junto a él, la dueña se fue, dirigiéndome una sonrisa macabra. Le dirigí una sonrisa aún más macabra aún y se fue...con cierto miedo. No lo mostró pero yo podía notarlo.
"Ya me encargaré más tarde de tí, querida" pensé.
Hice como que le ayudaba a levantarse, y le miré con cierta tristeza.
-¡Al menos no ha roto el violín!-exclamé en el mismo tono que habría usado de haber estado viva. Por un momento creí que lo estaba.
-Oh, sí, es muy estricta, y menos mal que no la habéis visto cuando se enfada de verdad...parece el mismísimo Satanás. Seguro que eso acabará pronto con ella, pobrecita...-comenté con toda la inocencia del mundo, pensando en lo que le haría después. Luego volví a mirar al muchacho...y pensé en su calidez...en lo joven que parecía. Estuve segura entonces de que tenía suerte de que yo no hubiese sido vampiro. Porque creo que hubiese deseado su sangre...y no me habría contenido. En eso no.
Y luego puso una mano en mi muslo y sonreí, curiosa, por ver hacia dónde seguía. Reí divertida cuando la quitó. Parecía tan...tímido como alguien a quién conocí en vida. Qué encantador...qué escena más curiosa.
Sin embargo, se me iluminaron los ojos cuando me habló de enseñarme a tocar el violín. Sobre todo porque cuando algo de música cae en mis manos no suele sonar como música previamente. Suena algo más, algo extraño, algo siniestro, que cuenta algo nuevo, antes en vida como algo alegre, ahora como un lamento que se eleva al cielo de la noche... Algo que sin duda le parecería...curioso.
-¿Qué si estoy de acuerdo? ¡Oh, sería algo maravilloso!No creo que llegue a tocar como vos, pero sería una gran alegría, créame-exclamé. El brillo de mis ojos, en mi cuerpo fantasmal y sólido por ahora, se vería algo como un poco demasiado luminoso. Me pregunté si se percataría de ello.
Luego me dijo su nombre y de dónde era. Niall...de Catalunya. Un sitio en el que había estado en vida hacía muchísimo tiempo. Cuando era pequeña, con mis sensatos padres.
-¡Oh, un placer! Estuve allí con mis padres cuando era pequeña Mi nombre e Cynthia...Cynthia Dalma-dije.
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Re: Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)
Sin duda esto es mucho más complicado de lo que me esperaba, esa señora ya sospechaba nada más verme y ahora con lo transcurrido estoy en un serio aprieto, eso sin contar lo extrañamente nervioso que estoy, pero parece que todo tiene un lado positivo y no es nada menos que el buen humor de la encantadora muchacha que parece estar pasándolo muy bien. Sin duda es una buena señal, es como diría mi buen amigo Josep: “Una paloma blanca entre una bandada de cuervos”, y no se equivoca; entre los nervios, el ambiente áspero que dejo ella mujer, y el susto que tengo porqué casi pierdo mi preciado violín no estaba para muchas bromas, y eso ya es mucho decir en mi. Pero ella aún sonreía, alegre y despreocupada como si todo fuese de acuerdo con su plan, una idea descabellada dada las circunstancias. ¡¡Bach!! Dije sin darme ni cuenta, elegí a este compositor porqué soy un gran seguidor suyo. Además que es uno de los grandes maestros dentro del mundo musical, daba la altura hasta con Amadeus Mozart, cosa nada fácil ya que Wolfgang está considerado el mayor compositor de todos. Bien, he decidido enseñarte una canción compuesta por uno de mis compositores preferidos, Johann Sebastián Bach. Me levante y le extendí la mano para ayudarla a levantarse. Presta un poco más de atención a los dedos que pongo en el diapasón, luego agarra el ritmo y por ultimo coges el arco y lo frotas contra las cuerdas que tocas más arriba. Todo depende la maña que tengas y también bastante de la sincronización, mira. Cogí el violín y me puse en la postura adecuada, luego coloque los dedos de manera que mostraba claramente la primera nota y comencé a tocar. Marcaba el ritmo con mi pie, a la vez que lo sincronizaba con la mano derecha, que en este caso era la que agarraba el arco.
De estos movimientos salieron los sonidos que compusieron la melodía escrita por ese gigante de la música, pero no pude tocar más que unos cuantos segundos, más que nada por el simple hecho de que me daba la impresión de que iba demasiado deprisa. Me detuve a los veinte o veinte tres segundos después de haber empezado, sonreí y me acerque a ella, le di mi violín con mucho cuidado y le ayude a ponerse en buena colocación. Con la postura ya hecha me fui a su detrás y con mucho cuidado y tranquilidad le puse sus dedos de manera correcta en el diapasón, luego le pase el arco a su otra mano y a la misma la cogí llevándola hasta las cuerdas. Dudo mucho que pueda hacer éste tipo de enseñanzas a mis alumnos dentro del conservatorio, estaba demasiado cerca de ella, incluso podía soler su dulce aroma y escuchar su respiración, esto sin contar el contacto físico casi completo de ambos cuerpos. Tome aire, disimuladamente, y continúe con la lección. Ahora recuerda mis movimientos e intenta reproducirlos en tu cuerpo, creo que no te será para nada difícil. Me retiro de su retaguardia y me pongo delante de ella esperando ver lo que hacía, la verdad es que es una pieza bastante complicada, pero no en exceso y es perfecta para demostrar si la persona tiene talento para tocar el instrumento. ¡Oh! Se me olvidaba. Inicie el ritmo a seguir con las palmas de ambas manos, chocándolas al compás correcto, ahora es más fácil por lo que no me tendría que preocupar más que de sus manos.
De estos movimientos salieron los sonidos que compusieron la melodía escrita por ese gigante de la música, pero no pude tocar más que unos cuantos segundos, más que nada por el simple hecho de que me daba la impresión de que iba demasiado deprisa. Me detuve a los veinte o veinte tres segundos después de haber empezado, sonreí y me acerque a ella, le di mi violín con mucho cuidado y le ayude a ponerse en buena colocación. Con la postura ya hecha me fui a su detrás y con mucho cuidado y tranquilidad le puse sus dedos de manera correcta en el diapasón, luego le pase el arco a su otra mano y a la misma la cogí llevándola hasta las cuerdas. Dudo mucho que pueda hacer éste tipo de enseñanzas a mis alumnos dentro del conservatorio, estaba demasiado cerca de ella, incluso podía soler su dulce aroma y escuchar su respiración, esto sin contar el contacto físico casi completo de ambos cuerpos. Tome aire, disimuladamente, y continúe con la lección. Ahora recuerda mis movimientos e intenta reproducirlos en tu cuerpo, creo que no te será para nada difícil. Me retiro de su retaguardia y me pongo delante de ella esperando ver lo que hacía, la verdad es que es una pieza bastante complicada, pero no en exceso y es perfecta para demostrar si la persona tiene talento para tocar el instrumento. ¡Oh! Se me olvidaba. Inicie el ritmo a seguir con las palmas de ambas manos, chocándolas al compás correcto, ahora es más fácil por lo que no me tendría que preocupar más que de sus manos.
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Re: Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)
Escuché con atención todo lo que me decía, sin perderme el más mínimo detalle. La música...una de las pocas cosas que etoy dispuesta a aprender. Aún siendo fantasma me gusta aprender cosas. Vaya... a este paso casi me acabaré creyendo de nuevo que estoy viva, que mi falta de pulso no es más que una maldición o algo provocado por una ilusión, un fallo de uno de mis muchos hechizos, de los muchos hechizos que ya no puedo hacer.
Cogí la mano que me ofrecía para ayudarme a levantarme, con cierta elegancia. Escuché cómo se colocaba, cómo movía los pies de una forma condenadamente parecida a cómo lo había hecho en la primera canción que le escuché. Pensativa, como una niña, ladeé la cabeza. Pero aquella no era la primera canción que le había escuchado. Era otra, otra canción, que dejó de tocar a los veinte segundos para luego ponerse junto a mí y ayudarme a coger el violín de la forma adecuada. En vida esto me habría costado más...porque solamente había tenido dedos hábiles para el piano, antes era un poco torpe. Pero ahora fue bastante fácil cuando me ayudó a coger el violín. Nuestros cuerpos estaban cerca y era una sensación extraña, muy extraña. No había estado así desde hace mucho tiempo. La última persona con la que había estado así de cerca...había provocado varias cosas. Y ahora, en cierto modo, se sentía de modo distinto, cuando no te preparadas para atormentar a un mortal.
Es difícil de describirlo, cuando el cuerpo que tienes no es más que un cuerpo como prestado, que se puede desvanecer rápidamente. Las sensaciones son frías, recorren el cuerpo de forma extraña, pero agradable, es un poco como si se te metiera el frescor de la mañana dentro del cuerpo. Y luego el recuerdo de lo que fue antes. Algo extremadamente difícil de describir. Me pregunté si notaría la frialdad de mi piel.
Y entonces, con una sonrisa delicada en los labios, comencé a hacer lo que me decía, a hacer justo lo que él me había indicado segundos después de que comenzase a marcar con los pies el ritmo que debía de seguir.
Al principio sonó algo débil, demasiado débil para que fuera apenas oído, pero luego, poquito a poquito, fue aumentando de intensidad...más y más...y creo que salió bastante bien, aunque las notas salían un poquitín extrañas. Un poquitín extrañas.
Cogí la mano que me ofrecía para ayudarme a levantarme, con cierta elegancia. Escuché cómo se colocaba, cómo movía los pies de una forma condenadamente parecida a cómo lo había hecho en la primera canción que le escuché. Pensativa, como una niña, ladeé la cabeza. Pero aquella no era la primera canción que le había escuchado. Era otra, otra canción, que dejó de tocar a los veinte segundos para luego ponerse junto a mí y ayudarme a coger el violín de la forma adecuada. En vida esto me habría costado más...porque solamente había tenido dedos hábiles para el piano, antes era un poco torpe. Pero ahora fue bastante fácil cuando me ayudó a coger el violín. Nuestros cuerpos estaban cerca y era una sensación extraña, muy extraña. No había estado así desde hace mucho tiempo. La última persona con la que había estado así de cerca...había provocado varias cosas. Y ahora, en cierto modo, se sentía de modo distinto, cuando no te preparadas para atormentar a un mortal.
Es difícil de describirlo, cuando el cuerpo que tienes no es más que un cuerpo como prestado, que se puede desvanecer rápidamente. Las sensaciones son frías, recorren el cuerpo de forma extraña, pero agradable, es un poco como si se te metiera el frescor de la mañana dentro del cuerpo. Y luego el recuerdo de lo que fue antes. Algo extremadamente difícil de describir. Me pregunté si notaría la frialdad de mi piel.
Y entonces, con una sonrisa delicada en los labios, comencé a hacer lo que me decía, a hacer justo lo que él me había indicado segundos después de que comenzase a marcar con los pies el ritmo que debía de seguir.
Al principio sonó algo débil, demasiado débil para que fuera apenas oído, pero luego, poquito a poquito, fue aumentando de intensidad...más y más...y creo que salió bastante bien, aunque las notas salían un poquitín extrañas. Un poquitín extrañas.
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Re: Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)
Siendo sincero la chica no es torpe, tiene maña y ganas a prender, cosa que son más que suficientes para tocar bien el violín, y aunque digan que el talento es importante solo es un plus más. Se mueve muy bien y sabe seguir perfectamente el ritmo, y a pesar de no haber visto jamás las notas, las interpreta de una manera… original, pero me tranquiliza saber que está consiguiendo una buena base para pulirla dentro de poco. Creo que podría llevarla conmigo al conservatorio, allí me encargaría personalmente de su estudio del violín, y tal vez consiga meterla en el teatro; si, será mejor que se lo comente, además será una muy buena manera de salir de esta vida llena de infortunios: Señorita Dalma, me preguntaba si estaría dispuesta a acompañarme mañana al conservatorio, sabe soy profesor de violín y una alumna más no me haría estorbo en absoluto. ¿Qué dice, estaría dispuesta a venir? En ese instante y como por arte de magia negra un fuerte viento entro por las ventanas moviéndolo todo y trayendo consigo una nube de tierra húmeda y agua algo evaporada; como es normal cierro los ojos y me tapo la cara con ambas manos, espero que ella haga lo mismo, aunque pronto me doy cuenta que eso es una estupidez, éstas acciones son un acto reflejo del cuerpo, claro que lo hará. Esa nube tan pesada y molesta está varios segundos dentro de la habitación, ya cansado me acerco a la ventana y la cierro, me cuesta bastante debido a la fuerza que proyecta hacía dentro pero no tardo demasiado en acabar mi sub-objetivo. Cuando me giro para ver el estado de la chica me extraño bastante, una luz muy tenue casi extinguida sale de dentro de ella cubriéndola por completo, pero es tan fugaz que apenas la consigo distinguir si es realidad o mi imaginación. Suspiro y digo mientras me voy a la otra para hacer lo mismo: Vaya ráfaga de viento, me alegro de no estar allí a fuera. Sonrío y continúo el camino hacía la segunda.
¿Qué habrá sido eso que he visto? Todavía lo recuerdo y aún se me pone la piel de gallina, como se dice hoy en día. Da igual, será mejor centrarse en el momento. Acabo de cerrar dicha ventana y me fijo en la pelirroja, me acerco con paso tranquilo y con la misma sonrisa con la que llevaba toda la noche, la miro fijamente y le digo lo que pensaba: Es curioso, hace un momento, cuando cerré la ventana, creí ver un resplandor muy enigmático surgiendo de tu interior. Sácame de dudas, ¿es el maquillaje, cierto? No es una idea tan descabellada como parece, las damas de compañía se cubrían gran parte de su superficie exterior con polvos blancos que las hacían más hermosas, si cabe. Ella parecía llevar bastante, cosa que no entiendo, si ya de por si es bella. Suspiro y bajo la cabeza a la vez que intento recordar una pieza escrita por Amadeus, de aprender una canción de Mozart le conseguiría abrir muchas puertas dentro del mundo musical además de tener las posibilidades de llegar a ser una gran actriz, siempre y cuando olvide este pasado. Curioso, parezco mi tío Robert, siempre pensando y maquinando el futuro de los demás… Se notan los rasgos familiares. Instantes después le guiño un ojo, sin dejarla responder casi, y vuelvo a hablar: Sabes, en el fondo da igual, habrá sido una mala pasada de mi vista, por el cansancio y esas cosas. ¿Por donde habíamos quedado? Me alejo un poco de ella y miro por los cristales de la ventana, la ciudad se ve deprimente, tal vez sea un truco para que los clientes solo puedan distraerse con las mozas, o simplemente es que me encuentro algo pesimista… No sé que pensar.
¿Qué habrá sido eso que he visto? Todavía lo recuerdo y aún se me pone la piel de gallina, como se dice hoy en día. Da igual, será mejor centrarse en el momento. Acabo de cerrar dicha ventana y me fijo en la pelirroja, me acerco con paso tranquilo y con la misma sonrisa con la que llevaba toda la noche, la miro fijamente y le digo lo que pensaba: Es curioso, hace un momento, cuando cerré la ventana, creí ver un resplandor muy enigmático surgiendo de tu interior. Sácame de dudas, ¿es el maquillaje, cierto? No es una idea tan descabellada como parece, las damas de compañía se cubrían gran parte de su superficie exterior con polvos blancos que las hacían más hermosas, si cabe. Ella parecía llevar bastante, cosa que no entiendo, si ya de por si es bella. Suspiro y bajo la cabeza a la vez que intento recordar una pieza escrita por Amadeus, de aprender una canción de Mozart le conseguiría abrir muchas puertas dentro del mundo musical además de tener las posibilidades de llegar a ser una gran actriz, siempre y cuando olvide este pasado. Curioso, parezco mi tío Robert, siempre pensando y maquinando el futuro de los demás… Se notan los rasgos familiares. Instantes después le guiño un ojo, sin dejarla responder casi, y vuelvo a hablar: Sabes, en el fondo da igual, habrá sido una mala pasada de mi vista, por el cansancio y esas cosas. ¿Por donde habíamos quedado? Me alejo un poco de ella y miro por los cristales de la ventana, la ciudad se ve deprimente, tal vez sea un truco para que los clientes solo puedan distraerse con las mozas, o simplemente es que me encuentro algo pesimista… No sé que pensar.
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Re: Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)
La pregunta que me había hecho...¡la pregunta que me había hecho! Estaba segura de que, de haber estado allí mi primo o incluso alguno de mis parientes que en paz descansen se habrían reído, pero no de él sino de mí, por imaginarse que me podrían ofrecer algo así...¡A Cynthia, que era un quirquincho! Admitámoslo, era condenadamente divertido imaginárselo, tanto que casi podría haberme haberme echado a reír.
Pero claro, la situación no era la misma, ni la vida ni la muerte, ni mi aspecto ni el modo de crear música, ni sus consecuencias...algo que me hizo sonreír aún más. Pero...¿cómo debía reaccionar?
Tenía que pensarlo bien. Muy pero que muy bien. Y eso estuve haciendo durante unos cuantos segundos. Un tiempo muy corto, sí, pero muy bien meditado.
Y entonces decidí hacer como que me lo pensaba, cómo que dudaba.
-No sé...no creo que estuviera muy bien visto que una muchacha tan pobre como yo venga a un lugar cómo aquel...¿qué diría la gente?-Eso en vida me habría importado un comino. De habérmelo preguntado en vida, de haber sido en vida de verdad una cortesana y me hubiese preguntado le hubiese soltado un..¡vale! y me habría ido directamente con él. Puede que se hubiera sorprendido por mi energía.
Y luego... una pequeña sorpresita.
Una ráfaga de viento entró en la habitación de repente. Algo demasiado fuerte para el clima de aquella noche.
No fue todo culpa mía. El clima de París no era muy bueno en aquella época del año. Simplemente me limité a hacer que el viento fuese un poco más fuerte,a mover las cosas de fuera. Era una de las pocas cosas que podía hacer y que me recordaban a mis viejos tiempos de bruja.
En el fondo era un poquitín frustrante. Le contemplé con los ojos muy abiertos mientras cerraba la ventana, con curiosidad.
-Oooohhh...no exactamente-dije un poco atropelladamente, palmeándome las mejillas, como si tratase de darles color-No exactamente. Hay una cosita que uso muy a menudo y otra que viene siempre conmigo...¿quiere saber lo que es, monsieur? Si quiere se lo digo-dije comenzando a tocar espontáneamente otras notas del violín. Era una continuación de la melodía de antes.
Pero claro, la situación no era la misma, ni la vida ni la muerte, ni mi aspecto ni el modo de crear música, ni sus consecuencias...algo que me hizo sonreír aún más. Pero...¿cómo debía reaccionar?
Tenía que pensarlo bien. Muy pero que muy bien. Y eso estuve haciendo durante unos cuantos segundos. Un tiempo muy corto, sí, pero muy bien meditado.
Y entonces decidí hacer como que me lo pensaba, cómo que dudaba.
-No sé...no creo que estuviera muy bien visto que una muchacha tan pobre como yo venga a un lugar cómo aquel...¿qué diría la gente?-Eso en vida me habría importado un comino. De habérmelo preguntado en vida, de haber sido en vida de verdad una cortesana y me hubiese preguntado le hubiese soltado un..¡vale! y me habría ido directamente con él. Puede que se hubiera sorprendido por mi energía.
Y luego... una pequeña sorpresita.
Una ráfaga de viento entró en la habitación de repente. Algo demasiado fuerte para el clima de aquella noche.
No fue todo culpa mía. El clima de París no era muy bueno en aquella época del año. Simplemente me limité a hacer que el viento fuese un poco más fuerte,a mover las cosas de fuera. Era una de las pocas cosas que podía hacer y que me recordaban a mis viejos tiempos de bruja.
En el fondo era un poquitín frustrante. Le contemplé con los ojos muy abiertos mientras cerraba la ventana, con curiosidad.
-Oooohhh...no exactamente-dije un poco atropelladamente, palmeándome las mejillas, como si tratase de darles color-No exactamente. Hay una cosita que uso muy a menudo y otra que viene siempre conmigo...¿quiere saber lo que es, monsieur? Si quiere se lo digo-dije comenzando a tocar espontáneamente otras notas del violín. Era una continuación de la melodía de antes.
- Spoiler:
- Siento la tardanza mi user ha estado algo malita
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Re: Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)
Dudo mucho que a mis alumnos o camaradas de profesión les importe aunque siendo sincero me da igual si piensan mal, usted será mi invitada y ellos no tienen nada que hacer. Además, por algo ha hecho tanto trabajo para traerme desde tan lejos ¿no cree mi lady? Dije mientras me ponía delante de ella observándola, posiblemente se haya puesto nerviosa y por eso se daba leves bofetadas en las mejillas, pero no me importaba realmente estoy dispuesto a soportar todo ello con tal de que me responda mi pregunta anterior. Inmediatamente después hablo, sus palabras guardaban algo de enigma y sus ojos algo de mentira, fruncí ligeramente el seño y me senté diciendo lo que pensaba. Por supuesto que me gustaría saber que es, espero que no sea una molestia para usted, señorita. Ya sentado cruce un poco las piernas, no como una mujer sino más bien al estilo flamenco, como un cantante de éste género se colocaba antes de ponerse encima una guitarra y comenzar su espectáculo.
Es curioso, me agrada mucho estar con esta joven pero no dejo de tener la sensación de que me oculta algo enorme, sin duda es siniestro pero a la vez emocionante; esa mezcla entre miedo y emoción que lleva a los aventureros a explorar lo más profundo de la tierra, esa era mi sensación actual… me encanta. Mi respiración se acelera y mis pupilas se dilatan, es raro ya que no había ingerido nada en varias horas ni mucho menos opio, pero aun así tenía sus efectos, es francamente preocupante. No lo hace nada mal, casi podría decir que tiene talento para este instrumento. ¿Pero cual es su respuesta definitiva con respecto a mi proposición? Apuro su contestación, tengo planeado llevarme aquella misma mañana al conservatorio, allí me esperar tres alumnos que estoy seguro que la recibirían con los brazos abiertos. Suspiro nervioso e inmediatamente comienzo a mover la pierna, sin duda me estoy volviendo demasiado inquieto y eso no me está gustando nada, pero al menos sigo los compases de las notas que toca la chica por lo que es disimulable.
Es curioso, me agrada mucho estar con esta joven pero no dejo de tener la sensación de que me oculta algo enorme, sin duda es siniestro pero a la vez emocionante; esa mezcla entre miedo y emoción que lleva a los aventureros a explorar lo más profundo de la tierra, esa era mi sensación actual… me encanta. Mi respiración se acelera y mis pupilas se dilatan, es raro ya que no había ingerido nada en varias horas ni mucho menos opio, pero aun así tenía sus efectos, es francamente preocupante. No lo hace nada mal, casi podría decir que tiene talento para este instrumento. ¿Pero cual es su respuesta definitiva con respecto a mi proposición? Apuro su contestación, tengo planeado llevarme aquella misma mañana al conservatorio, allí me esperar tres alumnos que estoy seguro que la recibirían con los brazos abiertos. Suspiro nervioso e inmediatamente comienzo a mover la pierna, sin duda me estoy volviendo demasiado inquieto y eso no me está gustando nada, pero al menos sigo los compases de las notas que toca la chica por lo que es disimulable.
- Disculpa:
- Perdona estos días sin respuesta, es que me ha sido imposible responder, llamemos-lo bloqueo, escribía un párrafo o dos y no me gustaba por lo que lo borraba, pero al fin he podido hacer algo más o menos aceptable. Espero que puedas personarme.
Niall Bosch- Cambiante Clase Media
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Re: Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)
Cuando lo escuché una enorme sonrisa asomó mi rostro. Qué pena que no le hubiese conocido en vida. Me dio una pena espantosa no haberle podido conocer en vida. Solamente de haberle oído haber dicho algo semejante en vida ya me habría caído bien. De haber estado yo viva y de haberle escuchado decir algo semejante incluso podría haber saltado a darle un abrazo, podría haberse convertido en uno de mis mejores amigos por esas meras palabras, y me habría ido con él sin dudarlo como una dama que se va con alguien de la forma más inocente y confiada del mundo. Irónico, ¿verdad?
Qué irónico que la muerte nos aleje de cosas como aquellas. Porque admitámoslo, por mucho que me repatease admitirlo, la muerte nos alejaba de esas cosas, por mucho que los fantasmas pudiésemos adquirir cuerpo, andar entre los mortales. Había cosas que eran inevitables.
Pero es qué...¿acaso no era ésto la muerte? ¿Acaso no era ésto, no lo era?
-Ah...pero no le he traído aquí por un precio en especial,monsieur. No hay nadie que pueda ayudarme, pagarme lo necesario para ayudarme de verdad-dije con una triste y algo macabra sonrisa, algo ya más cercano a los tonos que usaba día a día. Algo más cercano ya, a estas alturas.
-De todos modos...creo que me lo pensaré. Le prometo pensarlo, se lo prometo-dije como haciendo la promesa de veras. Quizás incluso lo hiciera, quizás incluso me viniese con él para ver aquello, para tocar un poco o para llenar de terror los corazones de los mortales que nos viesen en el conservatorio.
Y tendría muy claro como lo haría. Poco a poco, poquita a poco. Abandonando primero mi forma corporal, durante un buen rato, tal como lo solía hacer, alargando el momento sobremanera...primero dejando que mi piel adquiriese esa luminosidad que adquiría cuando me disponía a abandonar muy poquiiiiito a poco la forma corporal, hasta que de golpe, cuando me aburría de ese lento proceso, ¡pam! A tomar por saco la forma corpórea.
Tal como acababa de hacer en aquel momento. Mi cuerpo adquirió esa luminosidad mientras seguía hablando como si nada.
-Esta música es demasiado hermosa...por eso vuestra oferta es tentadora. Me ha tentado desde el principio, de todos modos. Pero, tal como le dije antes, hay una cosita, un pequeño problemita, una pequeña pena...
Qué irónico que la muerte nos aleje de cosas como aquellas. Porque admitámoslo, por mucho que me repatease admitirlo, la muerte nos alejaba de esas cosas, por mucho que los fantasmas pudiésemos adquirir cuerpo, andar entre los mortales. Había cosas que eran inevitables.
Pero es qué...¿acaso no era ésto la muerte? ¿Acaso no era ésto, no lo era?
-Ah...pero no le he traído aquí por un precio en especial,monsieur. No hay nadie que pueda ayudarme, pagarme lo necesario para ayudarme de verdad-dije con una triste y algo macabra sonrisa, algo ya más cercano a los tonos que usaba día a día. Algo más cercano ya, a estas alturas.
-De todos modos...creo que me lo pensaré. Le prometo pensarlo, se lo prometo-dije como haciendo la promesa de veras. Quizás incluso lo hiciera, quizás incluso me viniese con él para ver aquello, para tocar un poco o para llenar de terror los corazones de los mortales que nos viesen en el conservatorio.
Y tendría muy claro como lo haría. Poco a poco, poquita a poco. Abandonando primero mi forma corporal, durante un buen rato, tal como lo solía hacer, alargando el momento sobremanera...primero dejando que mi piel adquiriese esa luminosidad que adquiría cuando me disponía a abandonar muy poquiiiiito a poco la forma corporal, hasta que de golpe, cuando me aburría de ese lento proceso, ¡pam! A tomar por saco la forma corpórea.
Tal como acababa de hacer en aquel momento. Mi cuerpo adquirió esa luminosidad mientras seguía hablando como si nada.
-Esta música es demasiado hermosa...por eso vuestra oferta es tentadora. Me ha tentado desde el principio, de todos modos. Pero, tal como le dije antes, hay una cosita, un pequeño problemita, una pequeña pena...
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Re: Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)
¿Por qué esa chica no se dejaba ayudar? ¿Y por qué dudaba tanto en aceptar o no mi propuesta? Nunca hubiese imaginado que decir si o no fuera tan difícil, además que es un favor para ella, yo no puedo sacar nada de estos, intentos, de a cuerdos. Pero supongo que cada uno tendrá sus propósitos ella no puede ser menos. Volviendo a la realidad algo me decía en mi interior que saliera corriendo, no sé que es exactamente, llamémoslo instinto si prefieres pero no estaba seguro de querer quedarme ahí por mucho tiempo. Extraño ¿no crees? Estoy un una muchacha de lo más hermosa en una habitación completamente privada en un edificio especializado en los placeres carnales y tengo ganas de salir corriendo, sin duda algo fuera de lugar ocurre. De pronto una tonalidad cada vez más y más pálida se apodera de la chica haciendo que las luces proyectadas por las lámparas y demás revotase en su piel haciendo que ella se iluminara mucho más por momentos; el misterio aumenta todavía más si cabe por sus ultimas palabras dirigidas hacía mi propuesta. ¿Una pequeña pega? ¿Una autentica lastima? ¿Qué será? Luego la luminiscencia que la joven había mostrado hasta ahora deja de ser explicable por mi teoría anteriormente dicha y toma rumbo a ser completamente macabra e inexplicable. Señorita, ¿se da cuenta de lo que está pasando ahora mismo? Digo algo torpe, esto no puede ser humano. Si parece una lámpara totalmente independiente a las demás. Supongo que a estás alturas mi cuerpo comenzará a reaccionar como si fuese a enfrentarme a algo ya que mi respiración se acelera por segundos y mi ritmo cardiaco va a la misma velocidad de cuando corres una larga distancia sin parar, luego una pequeñas y casi inapreciables gotas de sudor hacen su aparición en mi frente y demás parte de la cara levemente asustada que adopto por momentos. Sin duda lo que no se puede explicar es simplemente terrorífico.
Estos momentos se hacen cada vez más y más tensos; y si no fuera poco sentía como la calor aumentaba sin prisas pero sin pausa. Tome toda la cantidad de aire que pude con la boca y lo contuve en mis pulmones todo lo que podía a la vez que recogía mis cosas en el más estricto disimulo posible dentro de la situación. Decisión tomada, me voy, prefiero o bien estar con otra chica que me entienda igual que ella pero que no brille como una luciérnaga o pagar una habitación en cualquier otro lugar; sin duda esto se pasa de gracioso. Sabes, a lo largo de mi vida me he topado con varias cosas extrañas. Un ejemplo es la guerra del Rosello, allí habían sujetos que podía hacer levitar objetos sin tocarlos previamente luego en el nuevo mundo encontré hombres de pieles oscuras, pero no negras, que decían adivinar tu futuro con solo mirarte a los ojos. ¿Extraño cierto? Y hasta hoy creía que lo único que superaba eso era el estofado de mi hermana, pero me equivocaba. Cierro los ojos y suelto todo el aire restante de mis pulmones a la vez que lo volvía a recoger. Pero dígame, ¿qué demonios es usted? Me pongo delante de la puerta a espera de su respuesta, ya estaba listo para salir pitando de allí, mi violín a la izquierda y mi chaqueta a la derecha, fuera lo que fuera lo que me dijera lo tenía preparado. Sinceramente me desagrada que una persona tan noble y hermosa tenga un misterio así de grande, pero como dije antes, no se me ocurre nada más que hacer en estos momentos.
Estos momentos se hacen cada vez más y más tensos; y si no fuera poco sentía como la calor aumentaba sin prisas pero sin pausa. Tome toda la cantidad de aire que pude con la boca y lo contuve en mis pulmones todo lo que podía a la vez que recogía mis cosas en el más estricto disimulo posible dentro de la situación. Decisión tomada, me voy, prefiero o bien estar con otra chica que me entienda igual que ella pero que no brille como una luciérnaga o pagar una habitación en cualquier otro lugar; sin duda esto se pasa de gracioso. Sabes, a lo largo de mi vida me he topado con varias cosas extrañas. Un ejemplo es la guerra del Rosello, allí habían sujetos que podía hacer levitar objetos sin tocarlos previamente luego en el nuevo mundo encontré hombres de pieles oscuras, pero no negras, que decían adivinar tu futuro con solo mirarte a los ojos. ¿Extraño cierto? Y hasta hoy creía que lo único que superaba eso era el estofado de mi hermana, pero me equivocaba. Cierro los ojos y suelto todo el aire restante de mis pulmones a la vez que lo volvía a recoger. Pero dígame, ¿qué demonios es usted? Me pongo delante de la puerta a espera de su respuesta, ya estaba listo para salir pitando de allí, mi violín a la izquierda y mi chaqueta a la derecha, fuera lo que fuera lo que me dijera lo tenía preparado. Sinceramente me desagrada que una persona tan noble y hermosa tenga un misterio así de grande, pero como dije antes, no se me ocurre nada más que hacer en estos momentos.
Niall Bosch- Cambiante Clase Media
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Re: Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)
Una lámpara totalmente independiente de las demás...¡una lámpara, había dicho! Le escuché mientras disimuladamente recogía sus cosas. ¿Es qué acaso pensaba que no me daba cuenta? Aquello casi casi...que me ofendió, la verdad. Y lo mostré en una mueca que dejé escapar en mi rostro todavía luminoso. Pero luego me eché a reír, solté una carcajada. Hasta mi voz sonaba ya extraña, como traída del viento. Le estaba asustando ya.
-¿Una lámpara? No sé de qué me está hablando, monsieur-dije levantándome y acercándome a él, tocándole el hombro con una mano fría como el hielo, fría como la mismísima muerte, algo curioso. No iba a huir. No podía huir, ni aunque saliera de aquel burdel, porque podía ir adónde quisiera, ir hasta dónde él estuviera y llenar su corazón de terror o de cualquier otra emoción disponible en el corazón humano.
-Hay cosas en la vida que los humanos no entienden. Entre ellas están los misterios de la muerte. No son tan aterradores como parecen. Cuando ya pasa todo entonces no es tan aterrador. No, no lo es, no lo es, no lo es...-dije casi como si lo estuviera canturreando alegremente, mientras la luminosidad aumentaba.-Esos mortales de los que hablas...que hablan de esas cosas...las mayorías son unos farsantes. Solamente unos pocos dicen la verdad, ¡unos pocos nada más! Y eso da mucha rabia. Yo en vida podía hacer otras cosas, cosas más interesantes-dije refiriéndome a mi pasado como hechicera. Cómo lo echaba de menos...¡cómo lo echaba de menos!-Pero ahora puedo hacer otras cosas, soy otra cosa.
Y entonces, tras un estallido de luz, abandoné la forma corporal, volviéndome translúcida como un fantasma. Me elevé a un par de metros del suelo, mientras mi cabello flotaba como si estuviese en el agua, y yo le miraba con una sonrisa casi infantil, aún algo inocente.
-Esto es lo que soy, monsieur. Soy lo que se esconde tras la muerte. ¿Quién dice que no soy la muerte misma? Podría serlo o podría no serlo. No me tenga miedo...no puedo hacerle daño-y entonces me eché a reír alto. Muy alto.
-¿Una lámpara? No sé de qué me está hablando, monsieur-dije levantándome y acercándome a él, tocándole el hombro con una mano fría como el hielo, fría como la mismísima muerte, algo curioso. No iba a huir. No podía huir, ni aunque saliera de aquel burdel, porque podía ir adónde quisiera, ir hasta dónde él estuviera y llenar su corazón de terror o de cualquier otra emoción disponible en el corazón humano.
-Hay cosas en la vida que los humanos no entienden. Entre ellas están los misterios de la muerte. No son tan aterradores como parecen. Cuando ya pasa todo entonces no es tan aterrador. No, no lo es, no lo es, no lo es...-dije casi como si lo estuviera canturreando alegremente, mientras la luminosidad aumentaba.-Esos mortales de los que hablas...que hablan de esas cosas...las mayorías son unos farsantes. Solamente unos pocos dicen la verdad, ¡unos pocos nada más! Y eso da mucha rabia. Yo en vida podía hacer otras cosas, cosas más interesantes-dije refiriéndome a mi pasado como hechicera. Cómo lo echaba de menos...¡cómo lo echaba de menos!-Pero ahora puedo hacer otras cosas, soy otra cosa.
Y entonces, tras un estallido de luz, abandoné la forma corporal, volviéndome translúcida como un fantasma. Me elevé a un par de metros del suelo, mientras mi cabello flotaba como si estuviese en el agua, y yo le miraba con una sonrisa casi infantil, aún algo inocente.
-Esto es lo que soy, monsieur. Soy lo que se esconde tras la muerte. ¿Quién dice que no soy la muerte misma? Podría serlo o podría no serlo. No me tenga miedo...no puedo hacerle daño-y entonces me eché a reír alto. Muy alto.
Cynthia Dalma- Fantasma
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Re: Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)
Horror; Terror; Temor y Secretos.
Nada más sentir su mano encima de su hombro una sensación de extraña invadió su mente alejando a ese chico amable, simpático y algo cariñoso y transformando esas emociones en odio, rabia e ira. La joven continúo hablando, pero solo fue para el viento debido al trance que sufría el muchacho; poco después una brisa helada entro en la habitación y fue en ese instante que la chica mostro su verdadera forma a lo que el maestro del cambio respondió con una voz mucho más grave de lo habitual que resonó en todo el lugar. ¡Tú no eres la muerte! ¡¡Solo eres una esclava del mundo más allá de la vida!! Y en ese preciso momento, nada más acabar de pronunciar esas palabras, unas enormes alas negras salieron de la espalda del chico desgarrando su camisa, éstas algo encogidas se fueron abriendo poco a poco mientras que los ojos del muchacho se ponían en blanco. Después cerro con fuerza ambos ojos y grito de manera silenciosa, por decirlo de alguna manera, ya que a la frecuencia que van esas ondas de voz solo los seres sobrenaturales y los animales pueden oírlas. Al reabrir sus ojos estos eran negros como el carbón con un macabro punto amarillo en el centro acompañado por un círculo rojo alrededor formando la iris, luego sus alas se acabaron de abrir y con una enorme potencia aleteo brutalmente en ese espacio tan reducido creando unas ráfagas de viento poco comunes, éstas eran tan potentes que el cuerpo inerte y sin vida que utilizaba la fantasma fue levantado y llevado con dureza hasta la pared golpeándolo una vez y dejándolo caer encima de la cama boca abajo al mismo tiempo que reventaba los vidrios y empujaba los pedazos hacía afuera. La situación es aterradora y en cierto modo la fantasma tendría que sentir ese temor, algo así no se puede ver todos los días en París. ¿Te has divertido asustando al pobre humano? Espero que si porqué ahora yo ocupo su mente y cuerpo. Toma aire y prosigue. Y las cosas cambiarán. Dijo mientras se acercaba a ella y alzaba su mano, o lo que parecía serlo; unas garras negras y enormes sustituían lo que tendrían que ser las uñas y su piel se iba cayendo poco a poco como si de una simple corteza se tratase sustituyéndola por un plumaje negro como la mismísima noche.
Los preciados segundos pasaban y él es consiente que eso no es bueno, así que se apresura en dejar la pregunta que ha estado pensando desde hace poco tiempo atrás. Ahora responde ¿A quien prefieres; al muchacho amable o la bestia de su interior? Después de eso las alas desaparecieron en su interior a la vez que la piel volvía a unirse en su cara y manos, luego los ojos se destiñeron y volvieron a ser blancos; la transformación se detuvo y con ella la bestia del interior dejando salir nuevamente al chico que había estado acompañando a la joven durante toda aquella particular velada. Lo ocurrido dejaría sin palabras al hombre más sabio del planeta y atemorizado al más valiente de todos, pero no se sabe como puede reaccionar otro ser sobrenatural, ¿enfado, miedo, respeto? Son algunos de los posibles cambios que habría tenido que producir una aparición así, pero como he dicho es imposible de saber con suma certeza.
OFF: Niall Forma Humana.
Un día, sin ninguna diferencia a otro, me vi envuelto de plumas y con el aspecto de un cuervo. Nunca supe lo que realmente ocurrió desde entonces en momentos determinados pierdo la conciencia y suceden cosas… Pero en el fondo sé que todo eso es culpa mía, asesinatos, robos, desapariciones. Salen algunas lágrimas de mis ojos sin ni siquiera abrirlos. No estoy seguro pero te oía, ese monstruo no, pero yo si. Dijiste que no me podías hacer daño o que no querías ¿Por qué? Todavía estirado en el suelo no tengo el valor de levantarme, mi vergüenza es muy grande, jure que él no volvería a salir pero me deje llevar por el terror del no saber. ¿Cómo explicar algo así? Ella es una fantasma, estoy seguro que no será por propia voluntad, por ello necesita más comprensión de lo que yo pueda dar, me siento fatal. Los destrozos tienen que ser muy grandes, siempre lo son, pero espero que nos dejen estar, que nadie venga y podamos hablar como seres medianamente civilizados que comparten un pasado tenue pero a la vez muy presente. Una cosa, reconoce que mi truco está al nivel que el tuyo. Sonrío a la vez que me levanto secándome las lágrimas de los ojos que todavía se encuentran cerrados, como siempre haciendo bromas en los momentos menos oportunos, no pienso cambiar eso. Por cierto y mi violín, creía que estaba a mi izquierda. Digo mientras tanteo la zona que me rodeaba, pero lo que no sabía es que el “Cuervo” había avanzado unos pasos y era por eso que no lo sentía con la mano, posiblemente éste a mi detrás pero por el momento no lo quiero saber con certeza, será una prueba para ver si ella realmente no quiere hacerme daño y “ver” si en su interior es tan noble como hasta ahora a demostrado.
Nada más sentir su mano encima de su hombro una sensación de extraña invadió su mente alejando a ese chico amable, simpático y algo cariñoso y transformando esas emociones en odio, rabia e ira. La joven continúo hablando, pero solo fue para el viento debido al trance que sufría el muchacho; poco después una brisa helada entro en la habitación y fue en ese instante que la chica mostro su verdadera forma a lo que el maestro del cambio respondió con una voz mucho más grave de lo habitual que resonó en todo el lugar. ¡Tú no eres la muerte! ¡¡Solo eres una esclava del mundo más allá de la vida!! Y en ese preciso momento, nada más acabar de pronunciar esas palabras, unas enormes alas negras salieron de la espalda del chico desgarrando su camisa, éstas algo encogidas se fueron abriendo poco a poco mientras que los ojos del muchacho se ponían en blanco. Después cerro con fuerza ambos ojos y grito de manera silenciosa, por decirlo de alguna manera, ya que a la frecuencia que van esas ondas de voz solo los seres sobrenaturales y los animales pueden oírlas. Al reabrir sus ojos estos eran negros como el carbón con un macabro punto amarillo en el centro acompañado por un círculo rojo alrededor formando la iris, luego sus alas se acabaron de abrir y con una enorme potencia aleteo brutalmente en ese espacio tan reducido creando unas ráfagas de viento poco comunes, éstas eran tan potentes que el cuerpo inerte y sin vida que utilizaba la fantasma fue levantado y llevado con dureza hasta la pared golpeándolo una vez y dejándolo caer encima de la cama boca abajo al mismo tiempo que reventaba los vidrios y empujaba los pedazos hacía afuera. La situación es aterradora y en cierto modo la fantasma tendría que sentir ese temor, algo así no se puede ver todos los días en París. ¿Te has divertido asustando al pobre humano? Espero que si porqué ahora yo ocupo su mente y cuerpo. Toma aire y prosigue. Y las cosas cambiarán. Dijo mientras se acercaba a ella y alzaba su mano, o lo que parecía serlo; unas garras negras y enormes sustituían lo que tendrían que ser las uñas y su piel se iba cayendo poco a poco como si de una simple corteza se tratase sustituyéndola por un plumaje negro como la mismísima noche.
Los preciados segundos pasaban y él es consiente que eso no es bueno, así que se apresura en dejar la pregunta que ha estado pensando desde hace poco tiempo atrás. Ahora responde ¿A quien prefieres; al muchacho amable o la bestia de su interior? Después de eso las alas desaparecieron en su interior a la vez que la piel volvía a unirse en su cara y manos, luego los ojos se destiñeron y volvieron a ser blancos; la transformación se detuvo y con ella la bestia del interior dejando salir nuevamente al chico que había estado acompañando a la joven durante toda aquella particular velada. Lo ocurrido dejaría sin palabras al hombre más sabio del planeta y atemorizado al más valiente de todos, pero no se sabe como puede reaccionar otro ser sobrenatural, ¿enfado, miedo, respeto? Son algunos de los posibles cambios que habría tenido que producir una aparición así, pero como he dicho es imposible de saber con suma certeza.
OFF: Niall Forma Humana.
Un día, sin ninguna diferencia a otro, me vi envuelto de plumas y con el aspecto de un cuervo. Nunca supe lo que realmente ocurrió desde entonces en momentos determinados pierdo la conciencia y suceden cosas… Pero en el fondo sé que todo eso es culpa mía, asesinatos, robos, desapariciones. Salen algunas lágrimas de mis ojos sin ni siquiera abrirlos. No estoy seguro pero te oía, ese monstruo no, pero yo si. Dijiste que no me podías hacer daño o que no querías ¿Por qué? Todavía estirado en el suelo no tengo el valor de levantarme, mi vergüenza es muy grande, jure que él no volvería a salir pero me deje llevar por el terror del no saber. ¿Cómo explicar algo así? Ella es una fantasma, estoy seguro que no será por propia voluntad, por ello necesita más comprensión de lo que yo pueda dar, me siento fatal. Los destrozos tienen que ser muy grandes, siempre lo son, pero espero que nos dejen estar, que nadie venga y podamos hablar como seres medianamente civilizados que comparten un pasado tenue pero a la vez muy presente. Una cosa, reconoce que mi truco está al nivel que el tuyo. Sonrío a la vez que me levanto secándome las lágrimas de los ojos que todavía se encuentran cerrados, como siempre haciendo bromas en los momentos menos oportunos, no pienso cambiar eso. Por cierto y mi violín, creía que estaba a mi izquierda. Digo mientras tanteo la zona que me rodeaba, pero lo que no sabía es que el “Cuervo” había avanzado unos pasos y era por eso que no lo sentía con la mano, posiblemente éste a mi detrás pero por el momento no lo quiero saber con certeza, será una prueba para ver si ella realmente no quiere hacerme daño y “ver” si en su interior es tan noble como hasta ahora a demostrado.
Niall Bosch- Cambiante Clase Media
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Re: Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)
Fue curioso, muy curioso, ver cómo la situación iba cambiando así, de repente, de forma inesperada. Cómo las cosas se iban volviendo cada vez más frenéticas, al igual que la melodía de un violín, que comienza como algo suave pero que se va tornando algo cada vez más apasionado, siniestro, nocturno o simplemente algo que era, efectivamente y tal como había pensado antes, frenético, lo cual podía antojarse algo extrañamente fascinante. Pero ante todo peligroso. Peligroso a pesar de todas las posibilidades, de todo lo que podría ocurrir aquella noche.
Cuando me acerqué a él y le toqué el hombro pensé que lo tendría todo bajo control, que había alterado su estado de ánimo hasta el punto de volverlo un poco loco, o simplemente de haber llenado su corazón de terror, algo que me encantaba hacer con los mortales desde...desde que las llamas consumieron mi cuerpo casi adolescente hasta dejarlo convertido en un puñado de cenizas que vagan por el mundo como yo.
Pensaba que había conseguido lo que quería. Pero no era así, no había sido así, me había equivocado sobremanera y lo supe cuando contemplé como aquel chico se iba transformando de repente en un enorme pájaro cuando le salieron alas negras como si fuera un demonio y cómo se fue transformando en aquella criatura. Mis ojos espectrales se abrieron mucho, mostrando un verde brillantísimo, sorpredidos.
Pero me sorprendió más cuando aquel pájaro batió sus alas creando a su alrededor un viento que me echó contra la pared, contra todo pronóstico, a pesar de no tener cuerpo, y cuando oí aquel grito silencioso que dejó escapar cual criatura atormentada, aquel cuervo. Finalmente mi cuerpo fantasmal, sin vida, cayó sobre la cama, como si fuera un cuerpo vivo de verdad, en parte porque aún me quedaría algo de consistencia en alguna parte, en lo que fuera que tuviese en vez de piel sin forma corpórea...llamémoslo ectoplasma.
Grité cuando él lo hizo, no pude evitarlo. De sorpresa...y de cierto pavor. Hacía mucho tiempo que no sentía aquel pavor. Casi pude sentir el dolor, como si estuviera viva, como si me hubiera hecho daño de veras. Me apresuré a alejarme de la pared, flotando a un metro del suelo, con el pelo flotando enmarcándome la cara como si estuviese bajo el agua. Ni siquiera me molesté en pensar en los cristales rotos o en el jaleo que estaríamos armando. Lo supe pero no me importó...qué se fastidiase la dueña del burdel, qué era una bendita zorra.
Fue entonces cuando asimilé sus palabras. Una esclava de la muerte...una esclava del mundo más allá de la vida...aquello me puso furiosa. Me enfadó, sobre todo por haberme llamado esclava. Era algo que me había repateado sobremanera desde siempre. Fruncí el ceño, lo que debió de haberme hecho parecer una criatura de un cuento de terror:
-¡Una esclava dices!-comencé a decir-¿Cómo te atreves a decir eso? ¿Cómo te atreves a pensar que siquiera exista ese mundo más allá de la muerte? ¿Acaso puedes asegurar que los que no se convierten en fantasmas van a alguna parte?-le dije aún con el ceño fruncido, a pesar de que yo sí que creía en el otro lado. Sabía que éramos algo más que el eco de una personalidad de alguien que no se hallaba presente, y sólo por eso estaba segura de que había un más allá, de que mis amigos, mi propia hija y los demás estaban allí atrás en alguna parte, que no había sólo tinieblas, ni aquella nada. El problema era saber qué había tras aquello. Pero Niall me había hecho enfadar, y me había asustado. Qué dudase.
Entonces se acercó a mí y alzó una de sus garras, como si fuera a ayudarme a levantarme. Garra que contemplé con una mezcla de emociones agolpándose a mi alrededor como si fueran neblinas de verdad, formando parte del aire mismo. Y...admitámoslo, con cierta fascinación, porque las criaturas de las noches eran fascinantes, se me habían antojado siempre fascinantes, demasiado fascinantes. Recordaba esas noches en el bosque, rodeada por las criaturas de la noche y...y...
Aquello me hizo enfadar todavía más. Me enfadó, como si su rabia me hubiese contagiado, algo sumamente fácil para un fantasma. Y por eso me dejé llevar por aquella furia y abandoné incluso la forma translúcida que tenía ahora mismo para convertirme en una especie de niebla azulada que se precipitó hacia él y que dio vueltas a su alrededor, como si le estuviera atacando. Una niebla fría, muy fría, pero que no le hizo daño...no tenía interés alguno en hacerle daño. No sabía por qué pero no quería hacerle daño. En cierto modo era como defenderse. Era una defensa, una demostración de furia. Pero había otro motivo también, motivo que conocía perfectamente, y no pensaba negarlo en ningún momento.
-La bestia...a veces no es posible distinguir al humano de la bestia. Pero en tu caso se distingue claramente.-dije soltando de repente una risotada, no una humana sino algo siniestra, como de ultratumba, pero con cierto timbre infantil que tenía cuando me reía de pequeña al hacer una travesura.
Y luego volví a abrir mucho mis ojos espectrales, verdes, brillantes, mientras volvía a transformarse en un hombre, mientras las plumas iban desapareciendo, las garras, dejaba aquella forma de cuervo para volver a ser humano.
Luego floté por la habitación, mientras la temperatura de la habitación seguía bajando, y floté hasta posar de nuevo los pies en el suelo, delante de él. Sin quitarle los ojos de encima, mientras prácticamente se dejaba caer al suelo.
Y entonces me sentí culpable. Muy culpable. Por haber hecho aquello, por haberme dejado llevar por la furia. ¡Parecía tan desolado!
-Estoy segura de que de todos modos no serías una bestia, ni aunque perdieses la conciencia por completo, o para el resto de tu vida...o de la eternidad. Hay almas que se corrompen para el resto de la eternidad, de una forma u otra, engañadas por la ignominia de lo que siempre han creído de lo que desean. O de su animalidad, de su deseo de dominar, de coger cosas que no les pertenecen.-dije pensativa-Almas que finalmente terminan convirtiéndose en nubes, o en nieblas que no pueden hacer nada...o que van al infierno, ¿quién sabe? Si es qué existe, claro. El infierno...¿qué es el infierno?
Me agaché junto a él, haciéndo de nuevo visible mi forma humana, translúcida, transparente, más no corpórea aún.
-No puedo hacerte daño por varios motivos. En parte porque no quiero hacerte daño de veras, no pareces alguien que se lo merezca...y me gusta mucho hacerle pupa a los que se lo merecen, y en parte porque los fantasmas no podemos hacer tanto daño...Ése es nuestro problema...podría quizás inducirte a la locura, tal como he hecho con muchos mortales antes de conocerte, en trescientos años, o poseerlos para hacer que se arrebatasen la vida ellos mismos...pero no sé por qué, siempre hay algo que nos impide inducirlos directamente, o influir en ello de veras, algo que nos impide ir y matarlos directamente, o a veces hasta encontrarlos. Muchas veces se recuperan, sólo los fantasmas más fuertes pueden hacer algo de veras...ése es nuestro mayor problema, lo único que nos mueve, que nos ancla al mundo de los vivos, es la venganza o el amor. Aunque adquiramos forma corpórea no podremos formar parte de veras de la vida.
Y luego bromeó, y dejé escapar una sonrisa.
-Hummm...no lo puedo negar, quizás sí o quizás no.-dije, bromeando también, al menos en parte. Y eso era algo que pocas veces decía.-No me esperaba encontrarme con un cambiaformas.-lo sabía porque había conocido a varios en vida. Estaba muy bien informada sobre algunas de las razas que pululaban por el mundo. Pero eran cambiaformas con forma de gatos, y uno que podía controlar a los bichos, con una habilidad admirable-Me quemaron junto a unos cuanto de ellos, pero nunca había visto algo como lo que ha ocurrido ahora...ha sido bastante sorprendente.
Luego preguntó por su violín. Me levanté y caminé hacia dónde estaba, ahí detrás de él. En mi forma translúcida cogí y toqué unas pocas notas. Luego lo acerqué hasta él con cuidado para que no se rompiera, porque no podía tocarlo de veras cuando estaba en esa forma, aunque dejé un par de esquirlas de hielo por ahí.
-Además...hay otro motivo también-dije misteriosamente.
Cuando me acerqué a él y le toqué el hombro pensé que lo tendría todo bajo control, que había alterado su estado de ánimo hasta el punto de volverlo un poco loco, o simplemente de haber llenado su corazón de terror, algo que me encantaba hacer con los mortales desde...desde que las llamas consumieron mi cuerpo casi adolescente hasta dejarlo convertido en un puñado de cenizas que vagan por el mundo como yo.
Pensaba que había conseguido lo que quería. Pero no era así, no había sido así, me había equivocado sobremanera y lo supe cuando contemplé como aquel chico se iba transformando de repente en un enorme pájaro cuando le salieron alas negras como si fuera un demonio y cómo se fue transformando en aquella criatura. Mis ojos espectrales se abrieron mucho, mostrando un verde brillantísimo, sorpredidos.
Pero me sorprendió más cuando aquel pájaro batió sus alas creando a su alrededor un viento que me echó contra la pared, contra todo pronóstico, a pesar de no tener cuerpo, y cuando oí aquel grito silencioso que dejó escapar cual criatura atormentada, aquel cuervo. Finalmente mi cuerpo fantasmal, sin vida, cayó sobre la cama, como si fuera un cuerpo vivo de verdad, en parte porque aún me quedaría algo de consistencia en alguna parte, en lo que fuera que tuviese en vez de piel sin forma corpórea...llamémoslo ectoplasma.
Grité cuando él lo hizo, no pude evitarlo. De sorpresa...y de cierto pavor. Hacía mucho tiempo que no sentía aquel pavor. Casi pude sentir el dolor, como si estuviera viva, como si me hubiera hecho daño de veras. Me apresuré a alejarme de la pared, flotando a un metro del suelo, con el pelo flotando enmarcándome la cara como si estuviese bajo el agua. Ni siquiera me molesté en pensar en los cristales rotos o en el jaleo que estaríamos armando. Lo supe pero no me importó...qué se fastidiase la dueña del burdel, qué era una bendita zorra.
Fue entonces cuando asimilé sus palabras. Una esclava de la muerte...una esclava del mundo más allá de la vida...aquello me puso furiosa. Me enfadó, sobre todo por haberme llamado esclava. Era algo que me había repateado sobremanera desde siempre. Fruncí el ceño, lo que debió de haberme hecho parecer una criatura de un cuento de terror:
-¡Una esclava dices!-comencé a decir-¿Cómo te atreves a decir eso? ¿Cómo te atreves a pensar que siquiera exista ese mundo más allá de la muerte? ¿Acaso puedes asegurar que los que no se convierten en fantasmas van a alguna parte?-le dije aún con el ceño fruncido, a pesar de que yo sí que creía en el otro lado. Sabía que éramos algo más que el eco de una personalidad de alguien que no se hallaba presente, y sólo por eso estaba segura de que había un más allá, de que mis amigos, mi propia hija y los demás estaban allí atrás en alguna parte, que no había sólo tinieblas, ni aquella nada. El problema era saber qué había tras aquello. Pero Niall me había hecho enfadar, y me había asustado. Qué dudase.
Entonces se acercó a mí y alzó una de sus garras, como si fuera a ayudarme a levantarme. Garra que contemplé con una mezcla de emociones agolpándose a mi alrededor como si fueran neblinas de verdad, formando parte del aire mismo. Y...admitámoslo, con cierta fascinación, porque las criaturas de las noches eran fascinantes, se me habían antojado siempre fascinantes, demasiado fascinantes. Recordaba esas noches en el bosque, rodeada por las criaturas de la noche y...y...
Aquello me hizo enfadar todavía más. Me enfadó, como si su rabia me hubiese contagiado, algo sumamente fácil para un fantasma. Y por eso me dejé llevar por aquella furia y abandoné incluso la forma translúcida que tenía ahora mismo para convertirme en una especie de niebla azulada que se precipitó hacia él y que dio vueltas a su alrededor, como si le estuviera atacando. Una niebla fría, muy fría, pero que no le hizo daño...no tenía interés alguno en hacerle daño. No sabía por qué pero no quería hacerle daño. En cierto modo era como defenderse. Era una defensa, una demostración de furia. Pero había otro motivo también, motivo que conocía perfectamente, y no pensaba negarlo en ningún momento.
-La bestia...a veces no es posible distinguir al humano de la bestia. Pero en tu caso se distingue claramente.-dije soltando de repente una risotada, no una humana sino algo siniestra, como de ultratumba, pero con cierto timbre infantil que tenía cuando me reía de pequeña al hacer una travesura.
Y luego volví a abrir mucho mis ojos espectrales, verdes, brillantes, mientras volvía a transformarse en un hombre, mientras las plumas iban desapareciendo, las garras, dejaba aquella forma de cuervo para volver a ser humano.
Luego floté por la habitación, mientras la temperatura de la habitación seguía bajando, y floté hasta posar de nuevo los pies en el suelo, delante de él. Sin quitarle los ojos de encima, mientras prácticamente se dejaba caer al suelo.
Y entonces me sentí culpable. Muy culpable. Por haber hecho aquello, por haberme dejado llevar por la furia. ¡Parecía tan desolado!
-Estoy segura de que de todos modos no serías una bestia, ni aunque perdieses la conciencia por completo, o para el resto de tu vida...o de la eternidad. Hay almas que se corrompen para el resto de la eternidad, de una forma u otra, engañadas por la ignominia de lo que siempre han creído de lo que desean. O de su animalidad, de su deseo de dominar, de coger cosas que no les pertenecen.-dije pensativa-Almas que finalmente terminan convirtiéndose en nubes, o en nieblas que no pueden hacer nada...o que van al infierno, ¿quién sabe? Si es qué existe, claro. El infierno...¿qué es el infierno?
Me agaché junto a él, haciéndo de nuevo visible mi forma humana, translúcida, transparente, más no corpórea aún.
-No puedo hacerte daño por varios motivos. En parte porque no quiero hacerte daño de veras, no pareces alguien que se lo merezca...y me gusta mucho hacerle pupa a los que se lo merecen, y en parte porque los fantasmas no podemos hacer tanto daño...Ése es nuestro problema...podría quizás inducirte a la locura, tal como he hecho con muchos mortales antes de conocerte, en trescientos años, o poseerlos para hacer que se arrebatasen la vida ellos mismos...pero no sé por qué, siempre hay algo que nos impide inducirlos directamente, o influir en ello de veras, algo que nos impide ir y matarlos directamente, o a veces hasta encontrarlos. Muchas veces se recuperan, sólo los fantasmas más fuertes pueden hacer algo de veras...ése es nuestro mayor problema, lo único que nos mueve, que nos ancla al mundo de los vivos, es la venganza o el amor. Aunque adquiramos forma corpórea no podremos formar parte de veras de la vida.
Y luego bromeó, y dejé escapar una sonrisa.
-Hummm...no lo puedo negar, quizás sí o quizás no.-dije, bromeando también, al menos en parte. Y eso era algo que pocas veces decía.-No me esperaba encontrarme con un cambiaformas.-lo sabía porque había conocido a varios en vida. Estaba muy bien informada sobre algunas de las razas que pululaban por el mundo. Pero eran cambiaformas con forma de gatos, y uno que podía controlar a los bichos, con una habilidad admirable-Me quemaron junto a unos cuanto de ellos, pero nunca había visto algo como lo que ha ocurrido ahora...ha sido bastante sorprendente.
Luego preguntó por su violín. Me levanté y caminé hacia dónde estaba, ahí detrás de él. En mi forma translúcida cogí y toqué unas pocas notas. Luego lo acerqué hasta él con cuidado para que no se rompiera, porque no podía tocarlo de veras cuando estaba en esa forma, aunque dejé un par de esquirlas de hielo por ahí.
-Además...hay otro motivo también-dije misteriosamente.
Cynthia Dalma- Fantasma
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Re: Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)
Amiga mía, me vuelves loco, hablas de la inmortalidad espiritual y de la eternidad como meras fases en la cual todos debemos participar, pero me temo que mi alma maquillada no tendrá algo así más allá de la defunción. Digo mientras oigo asombrado las pocas notas que toca. Has mejorado enormemente en menos de un santiamén, tal vez enseñe así a mis próximos alumnos así, dándoles un par sustos. Sonrió girando mi cabeza e insisto en mantener mis ojos completamente cerrados; por el sonido del violín parece que se acerca, aunque juraría que lo hace con mucho cuidado, más que nada por la ausencia de pasos en ese suelo tan molesto de madera vieja. Continúo tanteando el suelo hasta que por fin encuentro mi preciado violín, entonces me levanto escucho su ultima frase, prosigo con mi sonrisa y me acerco a su posición de ella, escuchando sus movimientos en el aire y en los pequeños pasos de sus pies en el suelo; suele pasarme justamente después de realizar una semitransformación, mis sentidos aumentan rozando los inhumano haciéndome capaz de notar hasta el roce del viento en los cabellos de una doncellas a más de cincuenta metros de mi posición actual. Luego aspiro todo el aire que puedo intentando quedarme con su olor, pero al ser una fantasma es imposible, pero por suerte la frialdad del aire que la rodea también me es de ayuda. Todo esto hace que consiga acertar magistralmente con la posición de su ¿cuerpo? Has dicho antes que tenías aproximadamente 300 años y que disfrutabas haciendo perder la cordura a aquellos que se lo merecían. Suelto todo el aire que tenía y vuelvo a inspirar con todas mis fuerzas. Muchos habrían huido nada más verte así de brillante, muchos te acusarían de loca e infantil, muchos te odiarían… Pero por suerte yo no soy como los demás. Deduzco de tus palabras que has tenido un pasado aterrador y por tu continuada estancia en le mundo de los vivos una muerte atroz, pero también creo que tu sentido de la justicia es el acertado y que tu manera de ver el mundo es correcto. Coloco mi mano derecha en lo que tendría que ser su mejilla y mi mano izquierda en mi corazón y continúo hablando. Durante el tiempo en el que creía que eras una cortesana te admiraba tanto por tu valentía como por tu amabilidad, y a pesar de todo esto esos pensamientos siguen; también y por unos instantes, aunque fugaces, quise levantarme y darte un beso al igual pensé en varias cosas, una de las cuales era en la injusticia de que alguien como tu estará aquí y que haría todo lo que estuviese en mi mano para sacarte de aquí y obsequiarte con una vida diferente… Abro mis ojos después de un buen rato de tenerlos cerrados. Y todavía deseo hacer todo eso y más. La miraba expectante a sus posibles reacciones, no sabía como podría reaccionar y eso me producía una mezcla de sensaciones que ojalá jamás se esfumara.
Es curioso ver como parece que el tiempo se para cuando antes iba a un ritmo frenético. Pero también es interesante saber que pese a todo lo ocurrido la puedo mirar a los ojos y decir todo eso sin ningún tipo de tapujos, también creo que merece ser digno de mención la confianza que le he tomado con pocas horas, bueno ni eso, con minutos. Sin duda, lamento con toda mi alma no haberla conocido años atrás, pero son cosas del destino. Dime, por favor, ¿cual es el otro motivo? Digo recordando sus últimas palabras, la verdad es que no se me ocurre absolutamente nada, puede ser cualquier cosa y en situaciones así no me gusta dejar ningún cabo suelto. La tensión aumenta, pero a diferencia de la ultima vez, ahora da más intriga de la buena, por decir algo; de repente se oye como golpean con brutalidad la puerta repetidas veces, pero ignoro eso por completo, simplemente deseo oír su respuesta…
Es curioso ver como parece que el tiempo se para cuando antes iba a un ritmo frenético. Pero también es interesante saber que pese a todo lo ocurrido la puedo mirar a los ojos y decir todo eso sin ningún tipo de tapujos, también creo que merece ser digno de mención la confianza que le he tomado con pocas horas, bueno ni eso, con minutos. Sin duda, lamento con toda mi alma no haberla conocido años atrás, pero son cosas del destino. Dime, por favor, ¿cual es el otro motivo? Digo recordando sus últimas palabras, la verdad es que no se me ocurre absolutamente nada, puede ser cualquier cosa y en situaciones así no me gusta dejar ningún cabo suelto. La tensión aumenta, pero a diferencia de la ultima vez, ahora da más intriga de la buena, por decir algo; de repente se oye como golpean con brutalidad la puerta repetidas veces, pero ignoro eso por completo, simplemente deseo oír su respuesta…
Niall Bosch- Cambiante Clase Media
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