Una locura. ¡Es una locura! (LIBRE)

Recuerdo del primer mensaje :

Sabía muchas cosas de los espíritus. Sabía que los espíritus anhelaban muchas cosas, al igual que los fantasmas. Lo había sabido cuando estaba viva, me lo habían enseñado, me lo habían dejado muy claro cuando había tenido que tratar con ellos, cuando mi propia abuela y mi tía me enseñaban a manejar esas cosas. Me decían que los espíritus anhelaban los placeres de la carne, o más bien poder disfrutar en sí de la carne. De todo lo que ello conllevaba que era mucho. Pero sobre todo de los placeres de la carne. Y eso era algo que había visto a menudo en ellos.
¿Quién iba a decir que acabaría siendo uno de ellos? Un fantasma lamentable que disfrutaba asustando a los vivos y que por puro vicio se había acercado al burdel para ver lo que podría hacer allí. Era de noche y había adoptado forma corpórea, por lo que pasaba por la adorable muchachita viva que era cuando me morí. Vestido negro, largo pelo rojo y ojos verdes, y con una piel anormalmente blanca. Casi parecía un vampiro. ¡Qué pena que no lo fuera!
No sabía tampoco lo que iba a hacer allí. Quizás observar. Me gustaba observar, ver a las cortesanas seducir, bailar y atraer caballeros me traía recuerdos de los viejos tiempos. De mis tiempos...rebeldes.
De escuchar la música, las voces, el correr del vino...los sonidos del piso de arriba.
Y quizás incluso podría atreverme. Podría hacerme pasar por una de las cortesanas y seducir a algún caballero. Sí, vale, tenía 22 años cuando morí y mi aspecto me hacía parecer de una de dieciséis o dieciocho, pero allí las había más jóvenes que yo. Quizás entonces podría atraer a algún caballero a alguna habitación...y cuando se desnudara...¡ñaca! ¡Susto al canto! La verdad es que sería muy divertido.
O quizás me decantara por algo distinto. Ya vería.
Así que me metí entre la multitud, cerca de la barra.

Le escuché atentamente, sin perderme el más mínimo detalle, como si temiera perderme el más mínimo detalle de sus palabras, con los ojos brillantes, aún con esa luminiscencia que no habían perdido del todo con mi translucidez, mientras cogía finalmente el violín. No me perdí nada de lo que dijo, y casi sentí como si se agolparan sus emociones a mi alrededor, como si fuesen cosas de verdad, otros entes que se agolpasen a nuestro alrededor como otros espíritus. Y no sé lo que sentí. Al principio no supe cómo reaccionar siquiera. Hacía tiempo que no me había sentido así. Creo que desde había estado viva, aunque tampoco podía recordar algo así cuando estaba viva. Y se suponía que a estas alturas recordaba bien mi vida.
Se suponía.
-¿Y qué sabes? No lo puedes saber. Puedes encontrarte alguna sorpresa tras la muerte. Podría ser cómo lo dices, no encontrar nada, la muerte...la nada, ese vacío con el que te cubre la Destructora de las Delicias cuando viene a buscarte. Esa brutal caída al vacío que te atrapa como si fuera una tormenta, o un abrazo fatídico y bestial.-En vida había leído mucho. Y en muerte también, a veces por la noche encontraba cosas interesantes que leer, aunque alguna que otra vez me había metido en el cuerpo de alguien que leía. Y se me había pegado hablar de la muerte así, llamar a nuestra comandante como la llamaban en las mil y una noches...la Destructora de las Delicias.-De todos modos...¿qué puedo saber yo? Los que verdademente tienen esa respuesta no están aquí para contarlo...si es que están en alguna parte.-Muchas veces dudaba también, aunque había oído hablar mucho de la luz. Pero nunca la había visto, seguramente sería algo como de la mitología griega.
Luego me dijo que había mejorado mucho. Se me escapó una sonrisa maliciosa, no pude evitarlo. Sí, sin duda, a los mortales nunca les venía mal recibir un buen susto. Quizás algún día me pasara por allí...o fuese con él. Podría gastarles una pequeña bromita, lo que había hecho antes no era mi único truco. Aunque era un poco aburrido a veces. Echabas de menos los poderes de bruja, o incluso podrías sentir deseos de transformarte en un cambiaformas y poder transformarte en animal. Sin duda eso a veces haría algo más interesante del mundo de la muerte. Qué pena que los fantasmas no pudieran hacer eso. Una pena, desde luego.
-Gracias...aunque esto siempre requiere su tiempo. Sería interesante ver cómo se lo tomarían...mucho-comenté alegremente aún con la sonerisa maliciosa en mi rostro, haciendo sin querer que la temperatura se ralentizase un poco, que subiese y bajase hasta que se mantuviese dónde había estado antes.
-Pasado aterrador...más bien muerte aterradora...-comenté tristemente, recordando el fuego, las brasas, el momento final, cómo el mundo se iba volviendo del color del fuego hasta que de golpe llegó la oscuridad, se me arrojó a esa nada horripilante de la que sería expulsada poco después. Ese momento casi tenía algo de fascinante, casi estuve a punto de describírle esa caída al vacío, para ver si lograba imaginárselo. No creía que fuera muy fácil para los vivos imaginarse eso de la muerte. En general suele ser muy difícil.-porque la vida fue buena. Peligrosa pero buena. Ése es también el motivo por el que muchos vuelven. Es probable que tengas razón, pero este sentido de la justicia es también es el más peligroso...es la condena a muerte para muchos-Fue mi condena también. Los ideales, hacer lo que a uno le daba la gana...eso no lo acepta la sociedad hipócrita, ni antes ni ahora. Porque mira que ocultamos bien cosas como las orgías de Versalles o de otros lugares. Hay cosas que nunca cambian con el paso del tiempo, de todos modos, por mucho que digan que todas las cosas mortales están sujetas a una corrupción constantes. No es cierto. Siempre hay cosas que permanecen. Lo único que no permanece realmente es la humanidad; ése es el problema. A veces por eso es tan fácil olvidar a veces la humanidad, que no siempre significa vida tampoco, por mucho que lo digan también. La vida es algo muy relativo, demasiado, como el sexo de los ángeles, si existen, claro, cosa que seguro ambos dudábamos.
Quizás dentro de pocos minutos volviese a tomar cuerpo...casi deseaba hacerlo, volver a tomar forma otra vez, y más en aquel momento. , Cuando escuché lo siguiente que dijo...que no era como los demás...lo que hubiera deseado hacer... y cuando posó la mano en el lugar dónde se suponía que debía estar mi mejilla y dónde probablemente encontró algo frío como la muerte o como algo frío, demasiado frío, y me miró con esa expectación, mis ojos brillaron todavía más, y mi cuerpo translúcido adquirió cierta luminiscencia parecida a la que había tomado antes de abandonar mi forma corpórea, a pesar de que todavía no intentaría recuperar mi forma corpórea, y eso era algo que ya controlaba, e incluso desapareció la sonrisa maliciosa de mi rostro para dar paso a otra sorprendida, haciendo que apariecera por mi cabeza algo que me sonaba muy mucho que solía dejar escapar cuando estaba viva. Aunque quizás...
-¿De veras? ¿De veras habría sido así? Podrían haber sucedido muchas cosas entonces, si hubiera sido una cortesana de verdad o si me hubiéras pillado con vida-comenté a decir, dándome cuenta de que la voz sonaba un poquitín más espectral de la cuenta, por lo que procuré hablar en un tono más...humano-Tal como podrían ocurrir muchas cosas ahora, lo que podría ser-La sensación del momento hizo que esas emociones que me rodeaban como espíritus rodeasen el ambiente como viento, que la ventana se volviera a abrir y cerrar, que los golpes de la puerta pudieran escucharse. Esperaba que no fuera la dueña ésa. Al alba iba a divertirme con ella, o la próxima vez que me la encontrara-O tal como podría ser ahora.-Nial...Niall...¿cómo podría hacerte daño ahora? Entonces me salió una efusividad que creía perdida hace mucho tiempo y le abracé. Pero....¡uish! Seguía en forma translúcida por lo que le atravesé al pobre. Volví hasta estar de nuevo enfrente de él, como si hubiera cometido una travesura. Y me di cuenta más aún entonces. Vida, cuánta vida había en él, y sin embargo qué emociones más contradictorias había en él. Vivo, estaba vivo, vivo de veras y no virtualmente, no como muchos, y me había dado cuenta después de haberle oído, incluso después de verle de esa forma, su bondad o su amargura y eso ya era algo que me impediría hacerle daño de veras. Aunque quizás tuviese otra sorpresa preparada.
-En cuanto al otro motivo...es que ahora jamás podría hacerte daño a ti. No creo que puedas. Estás...vivo. Hay muy pocos que estén vivos de verdad-aunque fuera por el mero hecho de la música, por muchas cosas. Y por muchas cosas, pero sobre todo por eso.

¡Cierto! Dije cortando su primera frase de respuesta. Ella continúo e hice lo propio, responder. No puedo saber absolutamente nada del “más allá”, pero en cambio estoy hablando con alguien que lo sabe todo ¿cierto? Puse una entonación misteriosa a esa pregunta retorica, pero en fin tampoco esperaba grandes cosas, al fin y al cabo estoy hablando con un ser que ha visto guerras e innumerables muertes. Cynthia sigue hablando, más yo apenas tomo demasiada atención en sus palabras, por el simple hecho de que me resulta casi imposible a partir mi atención de su rostro, que a la vez de translucido es extrañamente atrayente. ¿Será un poder de los fantasmas? ¿O tal vez sea cosa mía? Quien sabe, pero la realidad está ahí y no puedo ignorarla. Cuando retome el contacto con la situación oí poco, pero con la lógica lo pude deducir, al menos en gran parte. Creo que fue victima de la Inquisición, odio profundamente eso, matan a inocentes solo por el hecho de que haya una pequeña sospecha de brujería o cualquier otra anomalía que no pueden explicar. Por eso detesto a todos los monjes, cardenales, o demás miembros de la iglesia. Luego cuestiona, o al menos eso creo, lo que le dije. Sus palabras son comprensibles, desconfía profundamente de los demás por su pasado, pero en mi puede confiar… Aún así sus palabras me sonaron raras, no sé si será por el eco que producía su forma translucida o por la habitación, pero su tono me dejo completamente helado. ¿Podrían ocurrir muchas cosas? ¿Es que ya no han ocurrido? Después de todas las experiencias vividas hasta el momento éstas son las más emocionantes. *PAM* *PAM* *POM* La puerta sonó con fuerza y furia, gritos de desesperación que pedían auxilio y varias personas se agolpaban tras esa barrera de madera que poco a poco cedía a la fuerza contraria al interior.

¡¡Paf!! ¡Intento abrazarme! ¿Cómo? Ojalá hubiese estado en su forma corpórea. Durante en instante que me atravesó el cuerpo sentí como mi corazón se aceleraba a un ritmo prácticamente inhumano, mis pupilas se dilataron y mi alma se contrajo, todo esto por unos instantes en los cuales ella paso por dentro de mi y se volvió a poner enfrente mío. Y es en ese momento que lo supe con certeza… Escuche lo que me dijo, sin demasiada atención, pero respondí con rapidez. Ven conmigo. Fueron las únicas palabras que salieron de mi boca. Sonríe amablemente y corrí hacía la cama, la distendí por completo deshaciéndola en un par de acciones rápidas; luego cogí las sabanas, mantas, colchas y demás telas que podía y me fue hacía la ventana a la vez que las ataba por un extremo haciendo una cuerda improvisada. Saque mi cabeza por la susodicha ventana e intente calcular la distancia hasta el suelo, luego gire la cabeza hacía ella sin moverme de mi sitio y dije algo que no me esperaba decir en un largo tiempo después de aquello… Vamos. No suelo creer en el destino, pero mira el cielo, las estrellas se han puesto de acuerdo en juntarnos. Está escrito que juntos seremos algo más que dos personas que vagan por el mundo sin rumbo fijo… Suspiré y me puse de pie encima del marco inferior de la anteriormente nombrada ventana, mire al suelo y en una mirada rápida le comunique algo que tal vez decantaría la balanza de sus sentimientos, ¿o puede que no? Te espero abajo. Ate la cuerda improvisada que había hecho justo instantes antes a mi cintura y sin pensármelo dos veces me lance al vacío. No había más de ocho o diez metros, pero todavía así estaba algo asustado. ¿Por qué no transformarme en cuervo y escapar? Sencillamente porqué “Él” saldría a la luz y perjudicaría enormemente mi reputación…

Mientras descendía a una velocidad de vertido pensaba en las miles de cosas que podrían pasar a partir de ese instante, o del instante que ella dijera que si o que no. Las posibilidades eran infinitas, todo un abanico de aventuras completamente diferentes la una de la otra se nos abría de par en par, aunque también es decir que su negaba la posibilidad de acompañarme solo me quedaba una opción más y es la de seguir con mi senda solitaria por un poco más de tiempo, hasta que muera o…

Al fin había encontrado a Cynthia, los espíritus y fantasmas a sus servicios lo habían hecho posible. Y ahí afuera del burdel, vestida como una plebeya estaba Crystall; buscando un encuentro con la fantasma de quién Goldyr le había contado, —Sufrió una tragedia— le dijo no hace mucho a la bruja.

Crystall miraba el establecimiento con cautela, estudiando, pensaba en Cynthia y su tragedia, y a la vez pensaba en la propia... Si existía un factor común entre ellas ese factor era la Inquisición. Y ese mismo factor común le sugería que Cynthia podría unirse a ella, un inquisidor caza brujas estaba en Paris, conspirando y tramando perversiones que solo los de su clase podrían hacer.

Pero Crystall no sólo miraba, sino que esperaba a un fantasma que había mandado a dentro, su espía, cuando hubo regresado este reporte le dio, —Madame, he comprobado que Cynthia es un fantasma muy poderoso se ha mantenido en estado corpóreo por mucho tiempo, le vi usar la ilusión y proyección de imágenes a un ebrio que quiso interrumpir el espectáculo de un violinista, ella ha estado largo tiempo con él encerrados en la habitación, desconozco lo que se diga, pues no quise inmiscuirme en su privacidad... Aunque es claro que el humano no me vería, mas ella sí— de esa forma habló.

Crystall asintió, si, con los poderes de Cynthia en combinación de los propios de la bruja conseguirían abolir la inquisición que se aproximaba a Paris y atentaba a los brujos... Y quizás, sólo quizás aquel inquisidor pudiere ser uno de los muchos que participaron en su matanza.

De pronto surgió algo inesperado, un hombre salía de una ventana baliendose de una soga hecha con sabanas y más chismes, —Es él, es él— le decía Goldyr a Crystall, —es el violinista que estaba con Cynthia—.

—Interesante— susurró Crystall, cruzó la calle hasta dirigirse con el joven, luego le habló a Dalma por la mente —Dalma, se su sombra presiento que es algo más que un mortal, huele diferente y desprende cierta esencia anormal—

La forma incorpórea de Dalma asintió, la bruja paso derecho y se detuvo a unos cuantos pasos, esperando el siguiente acontecer.

Sonreí de forma extraña, casi sombría, cuando formuló su pregunta retórica. En cierto modo casi quise contestarle, responderle que en realidad no sabía nada de la muerte, y es que podría saberlo todo o podría no saber nada. Pero, de todos modos, lo único que de veras importaba de la muerte era lo que había detrás de ella, entonces se sabría todo. Ni siquiera ese vacío que te atrapa en ese instante sirve, porque sólo es el paso. Esos pensamientos cruzaron por mi mente por muchísima rapidez, casi como un destello, mientras le oía, y mientras parecía que estaba a punto de decirme algo más, algo que probablemente sería más importante aún de lo que me habría dicho ya. Me acerqué un poco más a él, otra vez, sin llegar a tocarle, como si quisiera mantener el suspense de aquel momento. Dentro de poco volvería a adoptar cuerpo. Ese deseo se estaba haciendo cada vez más y más fuerte, se estaba convirtiendo en algo poderoso...
Y entonces me dijo lo que quería decirme...aquellas dos palabras que sin embargo eran muy importantes. "Ven conmigo" me dijo. Ven conmigo, dos palabras que podrían llevar muchos significados, sobre todo cuando las decía con aquella urgencia. Urgencia. Eso es lo que me pareció cuando le escuché, mi rostro adquirió un matiz extraño, mi boca formó una "o" de sorpresa y mis ojos se entrecerraron como los de un gato, sopesando, asimilando aquello, con la sensación de que dentro de poco tendría aún más que asimilar. Lo comprendí cuando se alejó de mí y comenzó a coger las sábanas de la cama, a crear con ellas una especie de cuerda que echó por la ventana, y se preparó para bajar por ella. Y me miró entonces de forma significativa. MUY significativa. No necesité ni diez segundos para comprenderlo. Y aquello me sorprendió aún más. Floté de nuevo hasta el suelo, dándome cuenta entonces de que había flotado unos metros sin darme cuenta mientras le escuchaba, mientras improvisaba aquella cuerda, aún a medio camino de recuperar la forma corpórea. Habría sido divertido, de haber tomado cuerpo de nuevo me podría haber dado otro peñazo contra el suelo, al igual que antes me había dado contra la pared, en aquella extraña batalla que seh había librado antes. Esas cosas suelen pasar cuando no tienes cuerpo, a veces haces cosas sin darte cuenta, como los mortales cuando se despistan o cuando cometen un acto reflejo, algo muy propio de ellos.
-Niall...-susurré simplemente, mientras caminaba hacia la ventana y le observaba, aún sin tomar una decisión. Entonces me dijo que me esperaba abajo, y comenzó a descender por la cuerda. Por un momento tuve miedo de que se estrellara contra el suelo, de que la cuerda se le escapase y se pegase un golpe. Y si...¿y si entonces le pasaba algo? Desde aquella ventana hasta el suelo había una distancia bastante considerable. Unos diez o doce metros más o menos. Y me asomé a la ventana, mirándole fijamente.
¿Le seguiría? ¿Tendría sentido seguirle, irme con él? Aquello implicaría algo más que me ataría a este mundo, aún cuando no tenía ni pajolera idea de qué me ataba al mundo aún, si quitamos la sed de venganza y aquellos que aún debía encontrar. Pero eso a veces no podía significar qué...ladeé la cabeza para alejar este pensamiento de la cabeza.
-El destino...¿qué es el destino? ¿No será más bien una decisión? -siempre había creído que todo se formaba a partir de las decisiones que tomaba el ser humano. Siempre lo había creído y aún lo creía. Y aún así deseaba seguirle, a pesar del aprecio que le tenía yo a los mortales, deseaba seguirle, marcharme con él, perderme con él por aquellos sitios en plena naturaleza en los que los mortales no cometían nada malo porque eran lugares a los que no habían osado llegar. O...¿por qué no? En plena ciudad, en el apogeo de una metrópolis llena de vida. Pero en mí se despertó también cierto deseo contradicctorio, de flotar y atormentarle un poco más, para luego elevarme hasta dónde nadie pudiera encontrarme. ¿Qué deseo prevalecería? Le contemplé y le contemplé mientras bajaba.
-¿Escrito? El destino no está escrito. El destino se escribe a cada momento que pasa, y más para vosotros los mortales-dije con una sonrisa pícara y maliciosa.-Eso es algo que quizá deberíais tener presente.-Y entonces me sorprendí dándome cuenta de que había hablado como en vida, con ese tono que empleaba cuando estaba a punto de provocar algún problema, de tentar al...¿destino? Casi me entraron ganas de soltar una risita. Era, en cierto modo, como si las cosas pudieran ser cómo habían sido...
Vale, aquello me decidió.
Y entonces le sonreí a Niall, sin darle una respuesta. Le solté una sonrisa espectral que podría hacer estremecer a cualquiera, y luego mi sonrisa volvió a ser maliciosa, como cuando estaba viva y finalmente algo pícara. Y luego una mezcla de ambas.
Floté hasta salir de la ventana y fui bajando hasta el suelo como a poco, con gracilidad, pasando por su lado, hasta finalmente aterrizar en el suelo con elegancia. Y entonces recuperé la forma corpórea, con el pelo rojo cayéndome sobre los hombros y la espalda, con la misma sonrisa maliciosa y pícara, el vestido negro y dorado con el que había muerto y los ojos verdes, brillantes, que miraban hacia arriba, mientras aún bajaba hasta el suelo por aquella improvisada cuerda. Me acerqué a la pared del burdel y le apremié.
-¡Vamos! ¿Es que no puedes bajar más deprisa?-le inquirí como si le estuviera retando. Aquello se estaba poniendo cada vez más y más interesante. Después de lo que acababa de decir, de hablar del destino, pensaba retarle a algo más, a algo que quizás le pareciera aún más interesante aún, que ya presentía y que a lo mejor sucedería pronto-Aquí fuera...
Pero entonces algo me interrumpió. Mi algo, escuché otra voz cerca de nosotros. Giré la cabeza, y vi a una mujer alta y a otra presencia fantasmal. Había estado cerca cuando había recuperado cuerpo, por lo cual...podría estar metida en una buena. Sobre todo cuando dijo que era algo más que una simple mortal. Era probable que me hubiera visto, o que supiera lo que era. Entonces quizás fuera...
-...tenemos novedades-dije entonces, volviendo a mirar hacia arriba, a la espera de que Niall terminara de bajar. Le esperé ahora con más impaciencia. Deseaba que estuviera pronto en el suelo. Aquello en cierto me hizo estar alerta.
-Bon nuit, mademoiselle-dije casi como si lo canturreara, mirando a la dama con una curiosidad casi infantil-¿Entonces sabéis lo que soy?

Spoiler:

Mientras Crystall esperaba una figura fantasmal tomó forma corporal, la bruja lo presenció con detalle y no pudo evitar sorprenderse. Aquel ente fantasmal era demasiado poderoso al poderse ocultar de los ojos de Crystall, luego, analizó a la figura que lucía impaciente, se había dado cuenta de que cometió un error por una causa que la bruja desconocía pero que era debido a aquel violinista.

La fantasma se plantó frente a la bruja de pronto y así le dijo —¿Entonces sabéis lo que soy?— con un tono que Crystall no quiso deducir, la bruja le sonrió con malicia después miró al otro lado de la calle donde se hallaban los tres fantasmas que también le servían y ahí, entre ellos estaba Goldyr que por medio de la mente le habló de esta forma —Crystall, esa mujer es Cynthia— así dijo y Crystall cambió sus semblante a interés.

—Bon nuit— se expresó la bruja con ese acento holandés que tanto le gustaba, y continuó así, —De hecho la buscaba mademoiselle Cynthia— así habló, con intriga y malicia.

Antes de continuar, Crystall miró por las calles en busca de alguien, mas no había nadie en los alrededores y decidió continuar con las siguientes palabras —Ella es mi gran amiga Dalma— dijo dirigiéndose a su compañera, ubicada a su derecha y que esperaba al violinista para ejercer la petición de la bruja, al ver que Cynthia le miraba de reojo se volvió a dirigir a ella de esta forma, —mi nombre es Crystall, soy una bruja que comparte algo contigo... Un deseo que llamamos venganza en contra de la organización de nombre Inquisición, pues cosas atroces han cometido a sin número de personas y que desgraciadamente nosotras fuimos víctimas. He venido a ti porque mis informantes me dijeron que eras un fantasma muy poderoso y que ahora compruebo. Están ocurriendo cosas en París, la Inquisición está aquí, juntas podemos causarles estragos, con mi ayuda conseguirías un poder mayor al que ya tienes, medítalo Cynthia, quizás puedes encontrar a esos malvados entre los soldados que yo cazaré— y no dijo más.

Crystall sabía que Cynthia se estaba divirtiendo con ese violinista, mas ya había dado la invitación.

OFF: Cuando ustedes acaben eso que tengan que hacer entonces posteo, no quiero entrometerme en tramas ajenas a mí Personaje.

Sí que lo sabía. Sabía quién era, lo que era. Es más, incluso había dicho que la buscaba, incluso. Aquello me sorprendió. ¿Cómo lo sabría? Probablemente aquella mujer sería una bruja muy poderosa para saber quién...o bueno, para saber de mí. No pude evitar preguntarme para qué me buscaría, de haber estado viva habría mirado a aquella mujer con aquella mirada tan llena de curiosidad que se me escapaba demasiado a menudo por aquella época.
Pero en vez de eso la miré con los ojos entrecerrados. La bruja me sonrió con malicia, y el fantasma que estaba a su lado nos presentó. Alcé la cabeza para contemplar al fantasma que la acompañaba. Quizás hubiera sido ese fantasma quién le hubiera indicado quién era. A lo mejor había otros fantasmas poderosos que sabían de mí en el mundo de los espíritus, o lo que podríamos llamar como tal.
Esa locura de formas y colores y de niebla es algo que no podría llamarse así. Claro que puede tener muchos nombres, no por algo los fantasmas podemos crear ilusiones en la mente de los mortales o no tan mortales, o inducirles a la locura.
Miré hacia arriba, hacia dónde estaba Niall, y luego a Chrystall y a Dalma. ¡Dalma! Qué nombre más curioso. Se llamaba cómo me apellidaba yo.
Quizás fuéramos parientes y todo. No sería imposible. ¿O quizás sí? En mi rostro a punto estuvo de dibujarse una sonrisa divertida ante tal posibilidad. Casi. La curiosidad me podía en aquellos momentos.
Sobre todo cuando la bruja comenzó a contarme el motivo por el cual me había estado buscando. Mi interés comenzó a aumentar a medida que iba hablando, a medida que me iba contando lo que teníamos en común y lo que pretendía. Semejantes intenciones...¡semejantes intenciones!
Mis ojos brillaron aún más, con un brillo verde esmeralda casi irreal y demasiado luminoso, y mis labios se entreabrieron un poco, como si estuviera tratando de controlar mis emociones, pero el interés y la curiosidad era algo imposible de dominar.
Pero...¿sería sincera? ¿Me estaría diciendo la verdad o no serían más que patrañas? Dudaba que fuera mentira, pero la verdad es que había algunas cosas que me hacían dudar...¿para qué negarlo? La promesa de lograr un poder mayor al que ya tenía, de encontrar a esos malvados...incluyendo a aquel condenado que me había condenado, seguro que lo sabía. ¡Seguro que lo sabía!
Y sin embargo...¡me tentaba tanto! La posibilidad de emprender una venganza contra la Inquisición me tentaba tanto como a un vampiro le tentaba la sangre, o como a un animal salvaje una presa especialmente exquisita, aunque ambos ejemplos casi que son lo mismo. Seguía siendo una tentación poderosa. Casi tan poderosa que estuve a punto de abandonar la forma corpórea y flotar unos cuantos metros para asimilar mejor la situación. Aunque de haberlo hecho podría haberle dado un susto de muerte al pobre Niall. Y no quería que se cayera de la cuerda y se pegara un peñazo contra el suelo.
-¿De veras podéis hacer algo semejante? ¿De veras pretendéis vos y vuestra compañera destruir a la mismísma Inquisición?-Aquellas dudas sonaban más como un canturreo que como algo para hacer dudar. La idea me entusiasmaba tanto que de haber sido una cría me habría puesto a dar saltitos.-¿Estáis segura de que tenéis...o tendríamos ese poder? No puedo decir que no me tiente la idea. Probablemente me tiente más de lo que parezca a simple vista. Mucho más.
-¿Tenéis entonces algún plan? ¿Hay muchos aquí?-Abandoné entonces la forma corpórea. No porque las emociones me sobrepasaran, sino porque me apetecía hablar sobre aquello bajo esa forma. Flotar mientras escuchaba algo que probablemente me tentaría aún más. Era algo que me encantaba. Además, así podía mirar mejor a Dalma. Porque tenía curiosidad. Muchísima curiosidad. Con la segunda pregunta hablaba de la Inquisición. Sabía que había gente de la Inquisición en Francia, pero no sabía si eran muchos. Y quizás...bueno, quizás lo dijera ahora.

—Saber con exactitud el número de Inquisidores es muy difícil, casi imposible. Mas he identificado a varios, gracias a Dalma y mis cuatro compañeros más que podrás ver del otro lado de la calle; ellos son Goldyr, Gabriel, Foucautl y Edson, fantasma como usted y Dalma— hice una pausa y después desvié la mirada con una sonrisa en mi rostro, luego proseguí.

—Luego de que mi familia fue asesinada me dediqué a cazar inquisidores, en mi viaje aprendí artes poderosas así como terroríficas. Cynthia es verdad que yo puedo darte un poder superior al que ya posees; mis capacidades darían más potencia a tus poderes de ataque y defensa, así como lograría que tomarás posesión de un cuerpo para resguardarte o atacar según la situación, podrías ser un vampiro, una licántropo inclusive un inquisidor, imaginase acercarse como si realmente fuera un inquisidor y saboteara sus artimañas, darles una estocada en el corazón.— Volví a detenerme luego de notar la excitación con la que hablaba, si, ella sería capaz de hacer lo que Dalma no quería.

—¿Te suena el nombre de Ruggero Rosso?— dije, —es un inquisidor que tiene una fascinación por la matanza de brujos. Es muy conocido en Europa por su modo de actuar, él aún quema a las brujas, él aún aplica torturas, él es un monstruo, un demonio de la iglesia que yo ya hace tiempo vengo siguiendo. Él ahora está en París, Goldyr y Dalma lograron descubrir que Ruggero se ha puesto en contacto con varios inquisidores y pretenden iniciar una cacería en París, su primer blanco será un mago, un ilusionista llamado Doreckmair O' Raven, se realizará en el teatro, pero él no será la única víctima Dalma me informa que a las funciones van otros brujos y brujas que sufrirían la misma suerte. No te cuento esto para hagamos de salvadoras, ¡no!, aprovecharemos la situación para terminar con Ruggero o usarlo para nuestro beneficio.—

Suspiré y analicé la forma fantasmal de Cynthia, percibí todo ese poder y entonces no supe si mis argumentos eran convincentes, sólo esperaba que ella aceptará y que ese maldito Ruggero haya intervenido en su vida para que los deseos de Cynthia contra la persona del inquisidor fuese tan fuerte que las posesiones fueran un éxito.

—Cynthia, medítalo yo estaré en las afueras del teatro una vez que se termine la función. Yo te estaré esperando ahí si tu decisión es afirmativa, los inquisidores tienen que pagar, descubriremos a todos y les daremos muerte, destruyeron nuestras vidas no merecen misericordia.—

¡Más fantasmas! Vale, al parecer Chrystall tenía bastante contacto con la nigromancia. Tantos fantasmas...¿los habría podido ver de haber estado viva? Quizás sí o quizás no, a lo mejor habría visto a algunos y a otros no, o podría haberlos visto con poca claridad en la oscuridad de la noche. Seguí flotando mientras la miraba, resistiendo la tentación de buscar con la mirada a los otros fantasmas.
En vez de eso seguí escuchándola. Aquello sonaba tan extraño...¡tan extraño! ¿De veras podría hacer que pudiera ocupar esos cuerpos? ¿Podría experimentar lo que sentía un vampiro, o un licántropo? Siempre había soñado con poder ser un vampiro, tener esa forma corpórea permanente y esa esperanza, de sentir lo que sentían, era un sueño que siempre había creído imposible. ¿Qué no podría hacer siendo un vampiro? O bueno, sintiendo lo que sentía por lo menos. No por algo las posesiones no duraban mucho, más de dos horas no duraban. Ya comencé a creer un poquito más a Chrystall. Al menos sería interesante comprobar si algo semejante podría ser real.
-¿De veras? ¿Podría ser posible?-pregunté, y luego seguí escuchándola. Sonreí maliciosamente cuando habló de lo que sería sentir como un inquisidor. Darles una estocada en el corazón. Sonaba algo delicioso. Cazar inquisidores podría ser bastante interesante. Delicioso. Tengo la sensación de que sentir como un vampiro sería parecido a lo que estaba sintiendo ahora mismo al imaginarme la escena.
Floté hasta el suelo, pero seguí translúcida. Me apoyé en la pared sin atravesarla, debajo de Niall. Miré hacia arriba y luego la volví a mirar hacia ella. ¿Ruggero Rosso? ¿Me sonaba de algo? Traté de pensar, de recordar si de veras me sonaba de algo. Me llevó al menos un par de minutos hacer memoria.
Sí...sí que había oído su nombre. Alguna que otra vez había oído su nombre en las mentes de algunos de los inquisidores a los que había atormentado. Bueno, en realidad lo había oído en las mentes de aquellos inquisidores a los que había espantado hacía poco. Aquellos que habían estado a punto de acabar con aquella bruja de los bosques a la que había salvado, aquella que parecía una gitana, Kara Jakes. Accedes a muchos secretos cuando invades un cuerpo. Recuerdos, nombres, sentimientos. Sobre todo sentimientos. Los humanos se dejan llevar a menudo por ellos.
-Sí...he oído hablar de él-susurré como si ocultara un poderoso secreto. O como si mantuviera la intriga, ¿para qué negarlo? Sonó con el mismo veneno que dejaba escapar cuando pensaba en alguno de esos inquisidores. Ese veneno era más fuerte cuando alguno de esos inquisidores era un condenado. Los inquisidores condenados eran los peores. ¡Unos traidores!
Cuando terminó de hablar volví a adoptar forma corpórea. Rápidamente, aunque mis ojos seguían conservando aquel curioso brillo sobrenatural. Y no solamente sobrenatural. También brillaba la emoción.
Pero no dije nada en un buen rato. No quería mantener la intriga ésta vez, ni tensión. Lo que quería era pensarlo. Lo meditaría bien aunque una parte poderosa de mí se empeñara en empujarme a ello cuanto antes, en lanzarme a esa peligrosa aventura que podría ser el comienzo de algo grande. Algo enorme y grande, poderoso y encantador. Delicioso.
-Pero si lo matamos salvaríamos a esa gente de todos modos. Y sólo por ello me gusta más la idea-comencé a decir mientras mi sonrisa maliciosa se ensanchaba-Aunque si os soy sincera yo apostaría por matarlo, después de interrogarlo. Si podemos interrogarlos, creo que podré ayudaros.-ande un poco de un lado para otro, toqueteándome el pelo.-De todos modos...¿qué tengo qué perder?-Entonces volví a mirar hacia arriba, hacia Niall. En mi mente se comenzó a maquinar una idea. Una idea un poco locura. Quería intentar una cosa. De las más complicadas que podía hacer. Pero quizás lo hiciera-Estaré allí.¿Cuándo será...cuándo pretenden comenzar la cacería?-¿Sería esta noche? Quizás hubiera que planear alguna estrategia. El factor sorpresa era importante.