Behind the mask... (Fabrizzio Bocelli)

Parado en la habitación escuchaba el sonido de la música en la distancia, era un invitado mas a aquella pomposa fiesta, había asistido a tantas a lo largo de su vida y su muerte que ni siquiera esperaba que algo fuera diferente en esta.

“señor, su ropa esta lista”

Se giro para ver al viejo que se había encargado de el durante los últimos 30 años, desde que vivía en palacio había confiado solo en un hombre, el que le había ayudado a llevar el país, el que había dado la cara por el cuando era necesario y después de morir…incluso después de hacerlo aun seguía con el, dejándole a su hijo para que le sirviera el descendiente de los Fireban había estado siempre con el, generación tras generación en los ultimo dos siglos. Asintió hacia el hombre dejando que el sujeto le ayudase a cambiarse vestirse y alistarse, lo necesitaba especialmente desde que era difícil saber si todo en el estaba bien sin un reflejo que se lo asegurara, extrañaba poder ver su propio rostro, pero la aprobación de su sirviente le dejaba mas tranquilo, especialmente desde que el actual había pasado tanto tiempo con el, el suficiente como para confiar ciegamente en su palabra, a este su tiempo pronto se le acabaría y tendría que quedarse solo con el hijo de este, el cual, por suerte llevaba ya cinco años asistiendo a su padre en los quehaceres de su casa, no estaría nervioso y sin saber que hacer cuando su padre se retirara dentro de poco.

-gracias Joss- le hablo al hombre cuando este le arreglo la ropa dando su aprobación. Le dio una palmada en el hombro y sintió que aunque era el mismo hombre que había estado con el tanto tiempo el gesto no era el mismo, conforma habían pasado los años la forma de sus hombres cambiaba, la fuerza que podía ejercer en el también era diferente, le sonrió suavemente y salió del lujoso camarote, a pesar de que simplemente se presentaba como un hombre “influyente” ante los demás, el ser el dueño del colegio de Francia la cama de la nobleza hacia que se presentara frente a el las mas extravagantes complacencias. Ahora mismo venia de ir al funeral de uno de los pocos amigos que había hecho después de convertirse en lo que era.

Tomo la mascara plateada entre sus manos y colocándosela salió rumbo al salón de baile, independientemente de la posición que alguna vez había ostentado sus contactos y sus influencias se debían a su trabajo actual con el colegio o a la influencia que los exteriores a el creía que tenia. Lo cierto es que jamás movería un solo dedo para señalar que se le diese preferencia a sujeto alguno, era un vampiro que había sobrevivido en sociedad por mas de doscientos años, no lo iba a amedrentar un padre caprichoso que creía que su hijo era el mejor. Entro en el salón y solo cruzar las puertas la música de la orquesta se levanto en varios niveles inundando por completo cada rincón de la habitación, caminando entre la gente saludo a un par de personas que o bien le reconocieron o les pareció lo suficientemente atractivo o interesante para merecer una atención aun a pesar de la mascara. Se quedaría un tiempo prudente antes de retirarse.

Le ofrecieron una copa de vino y la tomo permaneciendo casualmente en uno de los laterales de la habitación, dejando que la vida simplemente continuara frente a sus ojos, solo observando, solo aprendiendo.

- Que tenga una agradable cena ama…- dijo la pequeña empleada a la aristócrata; la cual solo se limito a mirarla despectivamente y sonrió de manera falsa, dando a entender que así seria y que no eran necesarios sus deseos.asi era ella, no hablaba mas de lo necesario con la servidumbre, y no por que fueran de clase baja. Era solo que no creaba lazos afectivos, no se apegaba, no esperaba nada de nadie. Ya que de esa misma forma quería que nadie se apegara o esperara algo de ella, pues nada de eso obtendría por parte de ella y en el camino solo seria otra persona a quien decepcionar. Se podía decir que era ella sola en su vacio y frio interior aunque por fiera pareciera perfecta y ella creyera que era así.
- Gracias…- Dijo con tono altivo antes de salir de la suite .Ehlena no era una amargada, ni una ermitaña, era solo una mujer que no le gustaba crear afectos, ni relaciones mas delas necesarias, ya fuera por placer o poder todo se limitaba a satisfacerse y seguir con su camino. Nunca tuvo amigos, ni relaciones familiares o fraternales, al fin y la cabo ¿para que? Son solo distracciones innecesarias en tu vida, sentimientos que te alejan de tus fines y te hacen vulnerables. Tuvo demasiados ejemplos en su vida como para caer en ese nefasto error. Claro esta las influencias nunca han faltado, han sido indispensables para ella y mas cuando las ha manejado a su antojo.
El viento que corría agradable moviendo sus largos y dorados rizos al igual que la elegante pluma negra que resaltaba en su tocado. La noche era magnifica. El cielo totalmente estrellado ,la luna completamente redonda y mas blanca que siempre su luz parecía cubrir el oscuro océano con una ondeante sabana de plata . Todo invitaba al amor…al romance…algo que no podía describir por que no se puede hablar de lo que no observa, de lo que no conoces, y en lo que no crees…pues para ella esta palabra y su significado eran una burla. Aunque compartía muy poco su opinión respecto a este, solo a las mas ¨allegadas ¨ (es decir algunos sirvientes y miembros de la corte), y siempre era motivo digno de sentir indagación par quein le escuchaba; cosa que le daba igual, ya que era su idea y nadie que se le acercara con cara de lastima y diciendo: ¨Ho! Estas muy joven para pensar así, algún día llegara¨ cambiaria su opinión, pues para ella los dignos de lastima eran ellos. Que mas les daba! No les estaba obligando a creer en lo mismo, solo hablaba por su experiencia…por que no lo conoció.
La suave brisa marina fue la encargada de segregar por todo el barco las delicadas notas de un vals , el baile hacia mucho que había comenzado –Las ipersonas mportantes se hacen esperar…- pensó sonriendo a medias. Aunque quería que su viaje pasara desapercibido, cosa difícil ya que, siempre le gusto ser el centro de atención y el objeto del deseo. Pero esta vez necesitaba se discreta debido al destino y los fines que tenia. y aunque segura estaba de que se encontraría con alguien conocido, era mejor pasar desapercibida. Que nadie supiera quien era ni a donde se dirigía; lo que no seria fácil adivinar, pues el barco anclaría en varios puertos antes de llegar a parís.
Bajo los escalones y cruzo el gran vestíbulo encontrándose con una gran puerta blanca de roble, la cual abrieron de par en par al notar la presencia de la despampanante mujer. En su interior el elegante salón con sus hermosos y exuberantes candelabro de cristal colgando del techo y su reluciente piso de mármol blanco estaba lleno de personas con elegantes vestido y joyas que hablaban, danzaban y que como era natural al notar su presencia en el gran umbral la miraron de arriba abajo y empezaron a murmurar…ella solo podía sonreír, se sentía satisfecha. No le importaba si hablaban bien o mal, solo que hablaban de ella. Y no por ser bruja era que podía adivinar que los buenos comentarios provenían de los hombres, quienes siempre la miraban con admiración y deseo. Y que los mal intencionados (que por cierto tampoco le disgustaban) provenían de aquellas víboras, las cuales era imposible que contuvieran el veneno causado por la envidia. –Son tan imbéciles…-pensó- Murmuren lo que murmuren estas víboras, sus maridos siempre se enrollaran en otras sabanas...- bufo abriéndose paso entre la multitud. Tomo una copa de champagne que le ofreció un tímido mesero que la miraba con cara de tonto. Y se dirigió hacia un gran ventanal, donde se dedico a observar a las que danzaban en la pista con un brillo muy especial en sus ojos…pensando de que manera se divertiría esa noche.

La mujer respondía al nombre de Ehlena si es que sus sentidos aumentados no le engañaban y al parecer pertenecía a la realeza, vaya asunto… se sentía, extraño estar en la posición en la que estaba. En vida y en los primeros años de muerte nunca había estado de este lado del escenario. Era ajeno más no ignorante de la actitud de las “buenas familias” respecto a aquellos poseedores de un título nobiliario que les acreditara como benditos por dios. El jamás había escuchado comentario alguno en su contra, aunque eso no quería decir que no creyera que habían existido.

Bebió un poco de su copa y cuando enfoco la vista nuevamente noto que había llamado la atención de la chica, mientras pensaba había mantenido la vista clavada en ella por lo que no le sorprendía que lo hubiese notado. Debía estar intrigado en la atención de un completo desconocido tan fija y desvergonzada sobre ella… eso o tal vez ni siquiera le extrañaba, podía ser que estuviese tan acostumbrada a la atención que un poco extra no le sacaba de si.

La hermosa joven levanto la copa a él, haciéndole saber que era consciente de su atención y el inclino la cabeza en un signo de respeto, lo último que deseaba era ser tomado por algún extraño y maniático acosador. La chica pareció sonreír y se dispuso a retirarse del salón, le pareció una salida rápida pero al notar que volvía la mirada tuvo la impresión de que la joven le hacía una invitación… a seguirla. Sonrió, ¿estaba coqueteando con él? No era un hombre mujeriego, tampoco saltaba de aventura en aventura pero aunque estaba muerto no era de palo, de hecho para ser sinceros desde que había cambiado sus deseos y anhelos por un cuerpo cálido habían aumentado exponencialmente. Su esposa había saciado su hambre por varios años antes de que no le fuera posible más. Al envejecer ella finalmente se había mostrado en desagrado ante su tacto, después de los años ella no deseaba más el tacto de semejante criatura con ella. Su imagen joven la horrorizaba y avergonzaba. Ella nunca dijo nada pero sabía que sintió un gran alivio cuando dejo de visitarla. El rechazo dolió en aquel tiempo pero no lo suficiente como para traicionar sus votos. Hasta su muerte le fue fiel, le guardo luto y solo un par de años después sus deseos lo sobrepasaron haciéndole buscar compañía para su cama, era algo exigente con sus parejas aunque fuesen solo de una noche pero aquella jovencita…ella definitivamente cubría con sobresaliente cada uno de sus gustos. Se movió despreocupadamente hacia ella, siguiéndola a pesar de lo raro del acto.

Tan pronto se va bella dama?- se detuvo a unos metros viendo como un hombre interceptaba a la joven y se quedó en su lugar esperando por la respuesta de la joven, como había dicho no era un acosador y si la dama deseaba otra compañía el se retiraría discretamente- Oh, disculpe caballero...es solo que vine a hacer acto de presencia solamente… me siento algo indispuesta- era posible que la joven dijese la verdad y deseara retirarse pronto. Frunció un poco el ceño, era posible que el mismo hubiese mal interpretado las señales y entendido mal su actitud.

-Pero debería quedarse un rato mas... la podríamos pasar muy bien…- la insinuación y el descaro en la voz del sujeto le hicieron fruncir el ceño con molestia ante la evidente falta de respeto a la joven dama-De verdad que no puedo señor, además alguien me espera y..- avanzo unos pasos hacia ella a tiempo para poder escuchar lo que el sujeto decía sin el uso mínimo de sus sentidos aumentados- - Pero como es que alguien deja venir a una hermosa mujer sola a estas veladas?, no es nada seguro…

-La dama no está sola- se atrevió a intervenir mientras se ponía a la par de la mujer- su alteza se encuentra indispuesta- hablo no sabiendo exactamente cuál era su título, pero la referencia serviría fuese cual fuese- con su permiso caballero, la escoltare, no debe preocuparse por nada- sonrió levantando los ojos al hombre y usando un poco de su poder de persuasión para que el sujeto se rindiera sin chistar, como fue el joven asintió con una pequeña reverencia y se retiró- lamento si actué con demasiada familiaridad señorita- se dirigió a la chica a continuación.