Una noche más... ¿Cuántas van?[Kahteryn]

por **Jared Stroganoff** Vie Jul 16, 2010 8:30 pm

Llevaba días queriendo visitar esta zona en concreto y, al fin, había tenido la oportunidad de poder acercarse. Era una de las plazas más conocidas de París, y uno sabe apreciar una buena cultura o un poco de turismo como técnica de evasión y relajación, aunque esto último, en su caso, se dé de forma más bien escasa.

Lo bueno es que a estas horas de la noche pocas personas, por no decir prácticamente ninguna, paseaba por estos lares. La gran mayoría eran jóvenes de clase baja buscando algo que llevarse a la boca o únicamente encontrando algún sitio cómodo donde dormir. Otros, vampiros con sus respectivas y encandiladas víctimas, buscando esa zona tranquila, apacible y alejada de ojos curiosos donde poder alimentarse. ¿Acaso no veían lo fácil que era lo que les proponía? Jugarse el cuello de esa forma, arriesgar tanto por cometer un crimen... Matar no implicaba comer ni viceversa, aunque tampoco podía culparles, puesto que hasta él mismo tuvo esa época.

Sentado en el respaldo de uno de los bancos de madera, embutido con unos pantalones de cuero negros y camisa a juego observa el cielo estrellado, dejando que su liso y rubio pelo caiga sobre los hombros. Sus ojos azules se pierden en la infinidad de las estrellas, intentando hacer una estimación de cuánto tiempo llevarán vivas, por así decirlo. ¿Habrá visto nacer a alguna, o morir...? Una pregunta a la que no puede responder de ninguna forma posible, una pregunta que tambalea un parte de su ser aún demasiado sensible por los últimos acontecimientos.

Pero hoy es Jared quién anda despierto, buscando irremediablemente algo que hacer con tal de pasar una entretenida noche. Por ello mismo resbala por el respaldo, terminando por sentarse de la forma correcta, observando el escaso ir y venir de gente...

Buscando, para bien o para mal, su particular entretenimiento.

por Invitado Sáb Jul 17, 2010 7:09 am

No muy lejos de allí, Katheryn se encontraba en un callejón oscuro con una niña de 5 años entre sus brazos, empotrándola con la pared mientras le tapaba la boca para que no gritara. Katheryn se acordó un momento de cuando ella había sido madre, de la vida que había llevado su hijo y sus nietos, pero ahora ya no era aquella humana llena de deseos y de lo mas correcta posible, ahora era otra Katheryn, la vampira, la que odiaba a todo ser humano por pura naturaleza, la razón? Sólo ella lo sabía. Aparto el pelo de la niña hacia un lado e hinco sus dientes, pudiendo por fin beber de la pobre criatura, entre la oscuridad. La niña dejó de moverse, sabía que iba a morir. Katheryn siguió bebiendo hasta saciarse mas o menos, y después miro a la niña pensando en convertirla, seguro que sería la niña mas joven de Paris, pero una vida siendo en un cuerpo pequeño sería aburrido y duro para ella, así que la dejo que cayera al suelo, le pego tal patada en la cabeza que la había matado en el acto, después se limpio con un pañuelo la boca, saliendo entre las sombras mirando a su alrededor, sin ver a nadie.
Siguió su paseo con ganas de divertirse esta vez con alguien mas grande, llegando a un enorme parque, así que entro sabiendo que encontraría a unos cuantos moribundos, sería fantástico hacerse la víctima viendo como tres hombres intentarían violarla, cuando acabarían muertos en menos de un minuto. Aunque tenía que tener cuidado de no llamar la atención, pero era inevitable hacer el caos, le gustaba, le gustaba arriesgarse, siempre acababa ganando. Mientras seguía paseando vio a lo lejos sentado en un banco aquel tipo de aquel bar ilegal de muñecas de sangre, sería interesante hablar un rato con el, así que se acerco hasta ponerse delante. – Buenas noches -dijo ella con educación mirando un momento a su alrededor, después se sentó en el mismo banco, pero suficiente lejos de aquel vampiro, mirando a su alrededor observando el parque con tranquilidad. Kathryn seguía oliendo a flores frescas como siempre pero a la vez el dulce aroma de la sangre que había bebido, pues una gota le había caído en su escote, sin que ella se hubiera dado cuenta.

por **Jared Stroganoff** Dom Jul 18, 2010 2:58 pm

De improvisto el olor a sangre comienza a hacerse más intenso, más cercano. Una sangre dulce, sumamente pura, siglos de experiencia en el negocio le permiten poder oler detalles que quizá a un vampiro más joven se le pueda escapar. O es virgen la víctima o de corta edad, o quizá ambas... La cosa es que la artífice de dicho olor no tarda en asomarse de entre uno de los callejones. La misma mujer que se había encontrado en "La Fée Verte" ahora caminaba hacia él, y Jared la mira fijamente durante el trayecto que la vampiresa sigue, alzando una ceja con cierto escepticismo.

Recuerda la mini conversación que tuvieron, como ella no había logrado siquiera entrever la verdadera razón que le llevó a construir lo que a hoy en día es su imperio... Algo difícil, de eso seguro, y es que muy pocos, solo aquellos que ya han visto la muerte demasiado cerca, se han parado a pensar en métodos menos agresivos y mucho más disimulados. Pero no le da más vueltas, esbozando de nuevo ese amago de sonrisa indescifrable y enigmática por naturaleza, contemplando como se sienta al otro extremo del banco. Es entonces cuando repara en la pequeña gota que adorna su escote, pensando como se puede ser tan descuidado... Y es que ese color resalta. Sin embargo, no es el quién para hacerle darse cuenta, por lo que ignora el detalle y desvía la mirada, guardando largos segundos de adorado y tranquilo silencio hasta que finalmente se decide a responder, como mínimo al saludo:

-Buenas noches, mademoiselle Rowle. Una bonita noche, ¿verdad? -Frase típica, casual y cortés... ¿Pero quién ha dicho que así no se divierte, simplemente sumergiéndose en una vanal conversación y, al mismo tiempo, conociendo al adversario...? Todo tiene un por qué, hasta esa estúpida frase, y de eso mismo es de lo que se aprovecha.- Oléis a sangre desde metros de distancia, por muchas flores que os echéis por el cuerpo, lo sabéis, ¿no? -Pregunta con suma tranquilidad y cortesía, como quién habla del tiempo...

Y es que, entre vampiros, es como hablar del tiempo.

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