La espera tal vez es buena [+18][Privado]

por **Glenn Thomsson** Mar Ago 14, 2012 8:44 pm

La diferencia entre un cortesano y yo eran mínimas, muy bien, debo admitir que comienzo con ese comentario porque no tengo nada que describir en este momento. Mis ojos están fijos al techo de aquella habitación a la que me mandaron a citar, me siento tranquilo, hace unos minutos termine de bañarme como me lo habían ordenado con aquella nota que llego con un mensajero días atrás. Era increíble que aceptara trabajos así sin saber exactamente el cliente, pero el olor a tonos suaves que traía la nota me dio una pista de quien podría ser mi cliente.

Sería una mujer, si no lo era, habría dos cosas; uno de ellos me sorprendería mucho y pensaría que aquel hombre era totalmente homosexual, la otra seria que no me importaría ni un bledo y me cogería o me lo cogería con el gusto más gustoso del mundo. Mientras esperaba de cierta forma ansiosa en aquella suave cama en donde me había tirado. Que dulce aroma emanaba de todas partes, sentía que me embriagaría con tantas estimulaciones.

Mis ojos se habían cerrado, que odioso era esperar, comenzaba a ponerme de mal humor, solamente tenía una toalla en mi cintura que poco a poco comenzaba a caerse gracias a mis movimientos en la cama, a la final me dormí, creo que me dormí, porque mis ojos se mantenían cerrados aunque podía sentir el crujir de la habitación que comenzaba a sentirse más vieja y fría de lo que era.

La soledad tocaba la puerta, comenzaba a dejar que el sueño se apoderara de mi cuerpo, apenas paso unos cuantos suspiros cuando comencé a escuchar algunas voces conocidas, entreabrí los ojos. Ella estaba ahí, Lucy… mi hermosa Lucy, mi pequeña Lucy. Deseaba comenzar a llorar, pero las lágrimas no salían. Ella estaba tranquila, bailando, saltando y riendo a lo lejos de aquella padreara primaveral que era tan normal en Reino Unido. Busque levantarme. Mi cuerpo pesado solamente llego a sentarse, hacia los lados observaba mariposas sentándose en diferentes flores de todas las formas y colores, era una escena en donde no deseaba salir…

-Lucy…- susurre débilmente. Alce mi mano para buscarla, deseaba volverla a tocar –LUCY- grite llamando por fin su atención. Ella volteo, un escalofrió recorrió mi cuerpo, su rostro… estaba destrozado… comencé a gritar como loco, ella parecía sonreír pero en aquel rostro destrozado ni se le podía distinguir su sonrisa. Aquello era mi culpa así había quedado después de que no la pude proteger… mi Lucy… estaba muerta. Las lágrimas bajaban como cascada, no paraban. Sentí unos brazos rodeándome, abrió los ojos buscando tranquilizar mi respiración en donde solamente se podría apreciar jadeos. es solamente un sueño mi Glenn escuche una voz tranquilizadora Mi amado niño despierta…

Abrí los ojos. Estaba en el mismo lugar en donde estoy en este momento, así que todo era un sueño, seco un poco el sudor que cae de mi frente, además de las lágrimas que cayeron mientras estaba dormido, deseo pronunciar su nombre, pero me temo que si lo hago comenzare a llorar de nuevo, así que me lo reprimo y me siento en el borde de la cama, acaricio mi cabello dejando salir un suspiro… -¿acaso no pretende venir?- digo quejándome mientras me quedo mirando la puerta que parecía que nunca se abriría… -que aburrido… me siento-

por **Kara Jakes** Jue Ago 23, 2012 10:56 am

No esperaba más que el concierto que las silenciosas calles de la ciudad podían ofrecerme. El bello cuadro que pintaba frente a mi el inerte paisaje, eran vía suficiente para hacerme sentir un poco mejor. Las últimas semanas, de inevitables cambios, habían recaído sobre mis hombros como costales cargados con tierra invisible. Me sentía tan mal, y saber que todo aquello tenía que llevarlo yo, y únicamente yo. Por lo que en una medida casi desesperada, había acudido a los brazos de renta. Las caricias pre-diseñadas. ¿Qué tiene de malo? Siempre y cuando el corazón, el alma, o en palabras de hombres, esa "basura espiritual" no intervinieran en el labor.

El andar como la respiración eran rápidos. Con la caperuza sobre la cabeza. Era mediados de primavera y aún así el frío no perdonaba las noches. Dándonos una suave neblina angosta que se te antojaba a manto místico. Manto místico sobre París.

Mis pasos fueron guiados hasta el lugar donde había citado en aquella nota. Llevaba un atuendo bastante normal, dejando de lado mis gustos o aficiones, cubriendo rastro alguno de mi personalidad o trabajo que desarrollaba. Solo era una mujer de cabellos negros con un vestido verde pálido recorriendo con presura las calles de la ciudad. ¿Qué si iba tarde? Claro que iba tarde, no por culpa mía. Sino por él. Su maldita culpa que en veces me hacía titubear en mis decisiones. ¿Quien demonios se creía para hacerme titubear?

Me detuve cuando vi el sitió que buscaba. Entré ignorando cualquier otra cosa que no fuera de mi inmiscuición, y dirigí mi camino hasta la habitación que deseaba. En el proceso, retiré la capucha de la caperuza negra de la cabeza dejando al descubierto la azabache melena. Encontré por fin la habitación y toqué con nudillos débiles antes de entrar.

El manojo se abrió debajo de mi mano y rodé los ojos color plata por toda la alcoba a tantos daba dos pasos al interior de la alcoba.

- Bounsoir... -dije al tiempo que encontraba al joven receptor de mi solicitud y una débil sonrisa se apodero de mis labios-. ¿Eres Glenn? ¿Cierto? -cuestioné solo para estar segura quitandome por completo la capa.

por **Glenn Thomsson** Jue Sep 13, 2012 5:39 pm

Nunca en mi vida me había alegrado tanto en que una puerta se fuera tocada, eso quería decir que debía trabajar, pero bueno no importaba… suspire mientras me levantaba de la cama y esperaba que aquella persona apareciera, pronto una dulce voz apareció con una joven de cabello negro y ojos extrañamente brillosos, fruncí el ceño por un momento, tenía su belleza sobrenatural, sus mejillas, sus poros radiaban algo fuera de lo “normal” pero en general aquello no me importaba.

-Si….- susurre con una sonrisa leve –Usted debe ser mi cliente ¿cierto?- sonaba mal, pero eso era lo que para mí era y lo que en realidad era, no debía decir mentiras ¿cierto? Deje salir una leve reverencia mientras ladeaba mi rostro un poco –Mucho gusto…-

Era una mujer atractiva, madura, pero sin dejar a un lado su cuerpo bien formado, sonrió mientras bajaba un poco la mirada. –Bueno Madame… usted debe estar cansada…- le dije comenzando a entrar en aquel juego, que prácticamente era mi trabajo… -venga déjeme ayudarla a relajarse… ¿Vale?- abrí mis brazos invitándola a refugiarse en ellos. Sabía que aquellas mujeres eran fuertes, que pocas veces necesitaban a un hombre, no estaba ahí para someterlas y ser el dominante de la relación, era todo lo contrario deseaba poder ayudarla, entender cuál era su necesidades y poder cubrirlas todas.

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