En la búsqueda de la verdad me encuentro contigo... descuidado[Privado]

por **Kwan Chung-Ho** Miér Ago 15, 2012 6:55 pm

El aroma a la muerte estaba en todas partes, así era, lo podía sentir cerca, sus ojos se entrecerraban sintiendo el aire pasar por su rostro, cada poro se concentraba en sentir las moléculas que traían el aire, aunque su nariz no era tan desarrollada como la de un vampiro o cualquier otra creatura, estaba entrenada para cualquier momento dar su máximo rendimiento, era cierto, estaba unas seis cuadras de donde el asesino había dejado su presa, pero el olor a sangre era tan tangible que podía sentir el sabor metálico en su boca. En el camino de un guerrero, de un cazador como el que provenía de una religión Budista era importante siempre mantener un equilibrio en todo, es decir, se debía apreciar hasta lo más pequeño, lo más insignificante, tal vez aquellas cosas te darían un resultado favorable para la batalla que se estaría dando. Ningún ataque debía ser apresurado, tampoco retardado, se debía tener un gran equilibrio en el momento de atacar, en el momento de demostrar su poder. Aquel vampiro se notaba que no tenia en ningún momento deseos de hacer las cosas bien, tenía dos teorías, o el muy estúpido deseaba mostrarse y por eso dejaba sus víctimas tan fácilmente tiradas o no lo habían enseñado a ser prudente, en fin aquello le importaba tan poco que la verdad matarlo o no matarlo no era de su interés.

Los cazadores también eran seres curiosos que buscaban diversión, entretenimiento y muchos desafíos, esperaba que aquella creatura fuera lo suficientemente fuerte como para darle una buena batalla. Saldría herido, lo sabía, la fuerza de un vampiro no se comparaba con su fuerza, pero eso era lo divertido, de que aunque la fuerza sobrepasara la suya siempre habría un chance que le daba su inteligencia de poder salir victorioso. En aquellas batallas la realidad era otra, una victoria no era vencer, era salir con vida. Se encontraba en un techo, esperando que alguna persona pasara cerca de él, tenía una imagen grabada, apenas un boceto de aquella mujer que prácticamente había vuelto loca después de haberle robado un poco de su liquido carmesí, pero… no importaba, sabía que el vendría por aquí, su presa estaba fresca, la había dejado en un callejón, así que esta era la única salida factible, claro está, también estaba la posibilidad de que estuviera por los techos, en fin, aunque hubiera tirado del arco tantas veces que ya no lo recordaba, el siempre ponía atención a la forma de hacerlo, en pocas palabras, aunque hubiera matado a cientos de vampiros, el aun maquinaba todas las formas en donde el vampiro pudiera hacerlo. No era un novato, era una persona experimentada, pero que le gustaba seguir aprendiendo.

Había una figura que se acercaba caminando. Tenía en su poder una espada proveniente del sur de China, además su arco y algunas armas ocultas en su cinturón. Tenía un pantalón y botas negras, sus guantes también eran negros, su camisa igual, parecía perderse entre la oscuridad, la noche lo abrazaba, su cabello largo era el único que se movía, lo había sujetado con una coleta, tenía apenas unos pocos mechones en su rostro, mientras la cola de caballo se mantenía fuera de su vista. Se arrodillo en una orilla del edificio, busco ocultar su cuerpo mientras mantenía cerca su arco, parecía que era su objetivo, pero deseaba estar seguro, no se perdonaría si se equivocaba.

-Déjame ver de lo que estas hecho…- susurro mientras se acomodaba. Su arco comenzaba a tensarse presto mucha atención de cómo su flecha fue colocada; eran algo diferentes, la punta hecha de plata tenia dientes por los lados, se incrustaría a la carne de forma normal, pero si buscaban sacarla aquellos dientes se incrustarían en la carne, si la persona deseaba quitar aquella flecha debía estar preparado para un desgarre y tal vez una hemorragia. Era especial para los licántropos, pero no eran difíciles de utilizar en un vampiro, aunque no tuviera la misma reacción, sería una forma de torturarlos, su piel sanaba, era cierto, pero aun sentían dolor, su cerebro estúpido emanaba señales de dolor, provocándoles en ellos lo que los humanos también sucedían…

No sabía lo que sucedería después, si era el hombre que esperaba, tendría que luchar con él, aunque en realidad una emoción no estaba en el, no había rencor, ni deseos de venganza, apenas un poco de decepción por el hombre ser descuidado. Había tensado la cuerda lo suficiente, esperaba que estuviera en una posición aceptable para lanzarla, su respiración bajo, prácticamente no respiraba, sus latidos también lo hicieron, sus ojos estaban fijos en aquella figura que se movía tranquilamente. Entrecerrados, mirando cada movimiento de las piernas, dejando que ellos llevaran el ritmo de sus latidos y de su corazón, pronto vio la cercanía perfecta, el Angulo mas que bueno, así que lanzo la flecha. El objetivo no era él, claro que no, buscaba apenas ver si era un vampiro y además que tan bueno era, si la flecha le daba… no esperaría mucho de él, decepcionado totalmente quedaría, dejo salir un jadeo al ver lanzado la flecha, se apresuro a poner el arco en su hombro para luego inclinarse mientras reposaba su brazo en una de sus piernas. Atento esperaría el movimiento del vampiro, mientras su espada, que aun estaba envainada esperaba cerca de el…

por **Joseph Henri** Sáb Ago 18, 2012 6:43 pm

Las piedras moldeadas por la mano del hombre han sido montadas una sobre otra formando calles serpenteantes envueltas de hogares apretujados en una distribución grotesca, así como el moho que se impregna en las paredes y se expande sin razón hasta envolverlo todo; tintinean al ser tocadas por la luz de la luna en esta noche limpia y silenciosa.

La cadencia del oleaje tranquilo que acaricia al puerto con su húmedo tacto parece el respirar de un enorme felino y solo es interrumpido por los pasos quedos pero sólidos de Joseph, quien va caminando a paso lento mientras se masajea la pálida barbilla con sus dedos filosos.

Hay mucho por pensar pues tanta información recolectada debía ponerse en práctica de manera concisa para que diera los resultados deseados. El silencio antes de la tormenta le ponía la piel de punta. Siempre le ha parecido tan refrescante la fase de experimentación después de toda la frustrante investigación, es como al marinero le es el viento que le sopla en su magullado rostro después de encallar a tierra firme.

Pero no solo eso ocupaba su mente ahora, la lucidez que llega después de alimentarse siempre la utiliza para anotar nuevos descubrimientos y más preguntas, sin embargo esta noche se alejó mucho de casa así que todo lo tendrá que grabar en su mente. Lo que más lo mantiene ensimismado es el haber llegado a la conclusión de que ni él ni aquel que lo ha contagiado son los únicos seres de esta especie y eso le ha abierto nuevas puertas a otras teorías que a su vez caen en paranoias de su mente bulliciosa.

Por lo mismo ha reconsiderado sus actos dándose cuenta que se ha preocupado muy poco por permanecer desapercibido pudiendo poner en alerta algún otro ser como él, las autoridades o demás humanos le importan poco pero llamar la atención de alguien con su misma condición podría ser catastrófico, así que últimamente ha cambiado de costumbres para poder sentirse a salvo y seguir de manera cómoda con sus otros asuntos.

Se preguntó una noche hace varios días atrás si su táctica para esconder su alimento está siendo efectiva, así que la comprobó al permanecer lo más cerca y lo más quieto posible de los restos de sus cenas; esto lo hizo siempre lejos de casa, pues en dado caso que su paranoia fuera cierta se sentiría obligado huir de su hogar donde tiene todos sus avances científicos logrados en toda su carrera… Es inadmisible pensar en huir.

Se dio cuenta pronto que era acechado. Hace un par de noches lo descubrió por ese aroma exótico, como de algo que no pertenece a la ciudad, una extraña presencia furtiva, fuerte de esas que dejan su huella en la percepción.

Los movimientos imperceptibles de sus dedos se detuvieron de pronto, los reflejos de la luna resplandeciente le mostraron lo que tanto andaban buscando sus ambiguos ojos debajo de ese obscuro, derruido sombrero que se fundía a las sombras. Se detuvo un instante dejando una mano en su barbilla y la otra en el codo, sus pies a la distancia de los hombros estirados tensos como una cuerda en una polea. El segundero del reloj de bolsillo en su chaqueta se detuvo un instante. Un chasquido, un silbido. El pie se juntó al otro y Joseph quedó como un alfil solitario en una mesa de ajedrez inmensa. Un destello. El acero desprendió de la piedra en el suelo chispazos que iluminaron su voraz rostro. Inmutado por los últimos golpeteos de la flecha a sus espaldas, Joseph asomó un ojo a la luz de la media luna rebotándola al extraño invitado.

El silencio antes dominante, ahora apretaba su puño cruel en el asfixiante entorno, cazador y presa quedaron por un instante mirándose uno a otro en una paradoja temporal donde el mundo ha dejado de girar.

por **Kwan Chung-Ho** Miér Sep 12, 2012 10:03 pm

Su respiración era tranquila, en su mente no había pensamiento, que delicioso era cazar y mantener su conciencia centrada en algo que no fuera su vida personal, se podría decir que era una forma de disfrutar tranquilidad en aquel agitado corazón que tenía en esos momento. Las preocupaciones se desvanecían, parecía que cuando él estaba en aquel estado el tiempo comenzaba cursar más lentamente, pero aquello solamente era un truco de los entrenamientos entre aquellos budistas que le enseñaron a dejar los sentidos a un lado y comenzar a ser un ser diferente y más elevado, dejo salir un suspiro, ya los segundos comenzaban a correr, había dejado pasar muchos, debía moverse de una vez por toda, así que otro ataque proporciono en él la clara intensión en que su presa mantuviera su mirada en el. Se inclino con otra flecha en su arco, esta vez comenzó a dirigir su flecha un poco mas allá del objetivo, deseaba apuntarle a él directamente, pero sabiendo sus reflejos apenas notara aquel material dirigiéndose a él, cambiaria de lugar o movería su cuerpo centímetros hacia un lado… ¿Cuál lado seria? Eso era lo de debía elegir. Eso fue lo que más le gustaba de aquellos trabajos, podría conocer más o menos como actuaba alguien de su especie, pero no todos eran cortados con el mismo cuchillo, así que él debía prácticamente analizar a su contrincante mientras pequeñas provocaciones eran dadas solamente para un objetivo: conocer a su enemigo.

Kwan sabía que un vampiro no era estúpido, no importaba lo imprudente que fuera, siempre tenía a su lado aquellos sabios sentidos aumentados, este ya debía saber donde se localizaba, tampoco se estaba escondiendo, le dejaba libremente ver en donde se encontraba, con una sonrisa visible. Lanzo la flecha esperando a ver la reacción de su contrincante, mientras tanto tranquilamente se levanto sujetando a sus dos espadas gemelas y dejando a un lado el arco, prácticamente le daba una invitación a buscarlo a también ser incitado a cazar y defenderse. Con sus dos espadas en mano, comenzó a saltar por los techos que corta distancia tenían, salto unos dos mientras aquel hombre se perdía entre las sombras, pero el cazador experimentado no se confiaba de aquellas cosas. Olvidaría sus sentidos, olvidaría aquello que le podría decir cosas erronas y simplemente confiaría en su sexto sentido, en aquello ilógico que funcionaba de manera lógica.

Pronto se detuvo con su respiración algo agitada, con un jadeo se dio media vuelta sintiendo el viento más pesado. ¿Qué era lo que pasaba por su mente? En realidad nada, gracias a las meditaciones de aquellos maestros había entrenado a su mente a actuar sin pensar, pero porque ya para el nivel en que el estaba no era necesario pensar para actuar. Su cuerpo analizaba, actuaba, sus sentidos proporcionaban solamente la información necesaria dejando a un lado, ignorando cualquier distracción que podría haber, podría decirse que habían creado una maquina, tal vez era cierto, pero aquella maquina también tenía sus debilidades, tal vez mas que aquel vampiro, pero… ¿eso no era lo que lo hacía interesante? Que un hombre que tenía menos probabilidades de ganar se enfrentara a una bestia que las tenía toda mas una… el juego comenzaría… ¿Cómo terminaría?

Kwan sonrió –bueno… ¿ya esta interesado en mi?- pregunto mientras miraba hacia la oscuridad para buscar alguna figura que la luna bañara con su escasa luz.

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