AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Últimos temas
Se puede amar a dos personas que se odian, se puede vivir con dos personas que te aman, pero nunca podrás escoger entre la una y la otra {Privé}
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Se puede amar a dos personas que se odian, se puede vivir con dos personas que te aman, pero nunca podrás escoger entre la una y la otra {Privé}
Recuerdo del primer mensaje :
"Al hacer una profunda reverencia a uno,
siempre se vuelve la espalda a otro."
Anonimo
siempre se vuelve la espalda a otro."
Anonimo
Llevaba una semana compartiendo su hogar con un desconocido. Quizás ya no era un desconocido. En los ojos del rubio se podía ver odio todo el tiempo, pero había aprendido a ver el cariño que ahora portaba por su persona. Mientras ella le daba techo, el joven le ofrecía protección. Una extraña relación, dónde el acercamiento físico no era el principal, sino el compartir la simple presencia silenciosa del otro. La castaña se sentía afortunada, por primera vez desde su violación, se sentía parte de algo, importante para alguien, él estaba siendo ahora su familia, y aunque ambos no lo notaban, una especie de amor enfermizo crecía en el interior del cuero marchito de la bruja. Reconocer que su vida había mejorado le costaba mucho trabajo, seguía creyendo que alguien la había maldecido, y que su vida estaba atada en una especie de ancla, bajo el mar muerto, ahogando sus esperanzas de una vida feliz y común. En ocasiones se adentraba a la habitación de junto para observar al muchacho dormir, le parecía bastante peculiar reconocer el aura angelical que tenía al dormir, y durante el día demostrar con ahínco un demonio que venía de dentro, un demonio que ella aseguraba no existía, y que sólo inventaba. El rubio había pasado por una vida difícil, quizás ahora que sabía parte de su historia, comprendía el porqué de su carácter, y así como él lo era para ella, ella buscaba ser el bálsamo de esas heridas pasadas.
Levana no pudo conciliar el sueño esa noche con normalidad. Tuvo demasiadas pesadillas, o quizás ideas reales. Las sombras hacían una especie de baile al rededor de un cuerpo masculino, lo reconoció con rapidez y supo que el cuerpo sin vida era de Callum, ellas danzaban victoriosas a su alrededor, sabían que sin él a los alrededores de la bruja podrían volver a tomar el control de sus emociones, de sus ideas, pero sobretodo de su cuerpo. El sueño fue tan real que al abrir los ojos en medio de la noche, notó como su cuerpo sudaba, y el frío que sentía a pesar de estar a mitad del verano. Se levantó de un salto hasta alcanzar la puerta ajena, y encontrar a un Callum dormido plácidamente. -"Sabes que, pronto podemos hacer tu sueño realidad, es cuestión de tiempo, de control. Levana volveré a tomar el control de su exquisita figura, y en tus manos correrá la sangre del muerto de hambre"- La chica movió con fuerza la cabeza, eliminó las voces con un grito ahogado en el interior de su mente, en un abrir y cerrar de ojos todas se esfumaron, dejando una especie de resplandor luminoso en las zonas oscuras dónde ellas avanzaban.
-"¿A dónde vas brujita? Mientras más lejos estés de esa presencia, más fácil será para nosotros volver a controlarte"- No le importó la hora, mucho menos las amenazas que empleaban hacía ella. Decidió que esa noche necesitaba volver a retomar un poco esa protección propia, alejarse de toda compañía, y adentrarse a sus miedos, quienes le traía las mejores protecciones y barreras para un dolor más profundo. Levana avanzaba a paso lento y tranquilo por el bosque, se alejaba del túnel de arboles que escondían su casa. Comprendía que quizás aun era muy noche, y rezaba porque Callum no se despertara, la buscará y la trajera de regreso a casa, el chico en ocasiones era bastante protector, pero sobretodo territorial.
- ¿Acaso no te puedes esconder aunque sea una noche? Tú eres la complice de aquellos malditos que causan dolor, de esos que lastiman como lo hicieron conmigo - La bruja refunfuñó repetidas veces, odiaba tener que ver a la luna, ella en lo alto había visto cuando la habían violado, le daba pena que la contemplara cuando era la única que sabía su secreto; sin dejar de avanzar, la joven se encontraba ahora con su reflejo en las aguas del lado. Sus pies se liberaron de los zapatos de tacón, y se adentraron al agua fría haciendo que respingara, pero algo extraño pasaba, no podía existir una completa tranquilidad en su vida, y como si de una verdadera gitana relacionada con el arte de la adivinación, pudo adivinar de una futura presencia. Sus oídos percibieron pasos, pues el crujir de las plantas delataba. Se giró para intentar visualizar a un posible intruso, prepararse para un posible ataque - ¿Quién anda ahí? - Exigió saber en voz alta. Adentrando un poco más las piernas al agua. Las habilidades que Levana tenía, muchas de ellas se relacionaban con la conexión de la madre naturaleza, uno de sus signos era el fuego, por el dolor, el caos y la destrucción, el otro se trataba del agua, que gracias a el podía destruir y lastimar con la naturalidad de la vida, algo extraño, difícil de explicar, pero que sin duda solo ella sabía manejar. Esperó tranquila, impaciente. Mientras el sonido de los pasos se hacía más fuerte su corazón retumbaba como caballeros al ruedo. La figura apareció, y entonces supo quien era - ¡Estás viva! - La alegría de Levana era clara, desbordaba por sus orbes, extraño proveniente de ella, pero la bruja que estaba frente a su figura era a la única que había aprendido a confiar sin sentir miedo de un posible ataque.
Levana no pudo conciliar el sueño esa noche con normalidad. Tuvo demasiadas pesadillas, o quizás ideas reales. Las sombras hacían una especie de baile al rededor de un cuerpo masculino, lo reconoció con rapidez y supo que el cuerpo sin vida era de Callum, ellas danzaban victoriosas a su alrededor, sabían que sin él a los alrededores de la bruja podrían volver a tomar el control de sus emociones, de sus ideas, pero sobretodo de su cuerpo. El sueño fue tan real que al abrir los ojos en medio de la noche, notó como su cuerpo sudaba, y el frío que sentía a pesar de estar a mitad del verano. Se levantó de un salto hasta alcanzar la puerta ajena, y encontrar a un Callum dormido plácidamente. -"Sabes que, pronto podemos hacer tu sueño realidad, es cuestión de tiempo, de control. Levana volveré a tomar el control de su exquisita figura, y en tus manos correrá la sangre del muerto de hambre"- La chica movió con fuerza la cabeza, eliminó las voces con un grito ahogado en el interior de su mente, en un abrir y cerrar de ojos todas se esfumaron, dejando una especie de resplandor luminoso en las zonas oscuras dónde ellas avanzaban.
-"¿A dónde vas brujita? Mientras más lejos estés de esa presencia, más fácil será para nosotros volver a controlarte"- No le importó la hora, mucho menos las amenazas que empleaban hacía ella. Decidió que esa noche necesitaba volver a retomar un poco esa protección propia, alejarse de toda compañía, y adentrarse a sus miedos, quienes le traía las mejores protecciones y barreras para un dolor más profundo. Levana avanzaba a paso lento y tranquilo por el bosque, se alejaba del túnel de arboles que escondían su casa. Comprendía que quizás aun era muy noche, y rezaba porque Callum no se despertara, la buscará y la trajera de regreso a casa, el chico en ocasiones era bastante protector, pero sobretodo territorial.
- ¿Acaso no te puedes esconder aunque sea una noche? Tú eres la complice de aquellos malditos que causan dolor, de esos que lastiman como lo hicieron conmigo - La bruja refunfuñó repetidas veces, odiaba tener que ver a la luna, ella en lo alto había visto cuando la habían violado, le daba pena que la contemplara cuando era la única que sabía su secreto; sin dejar de avanzar, la joven se encontraba ahora con su reflejo en las aguas del lado. Sus pies se liberaron de los zapatos de tacón, y se adentraron al agua fría haciendo que respingara, pero algo extraño pasaba, no podía existir una completa tranquilidad en su vida, y como si de una verdadera gitana relacionada con el arte de la adivinación, pudo adivinar de una futura presencia. Sus oídos percibieron pasos, pues el crujir de las plantas delataba. Se giró para intentar visualizar a un posible intruso, prepararse para un posible ataque - ¿Quién anda ahí? - Exigió saber en voz alta. Adentrando un poco más las piernas al agua. Las habilidades que Levana tenía, muchas de ellas se relacionaban con la conexión de la madre naturaleza, uno de sus signos era el fuego, por el dolor, el caos y la destrucción, el otro se trataba del agua, que gracias a el podía destruir y lastimar con la naturalidad de la vida, algo extraño, difícil de explicar, pero que sin duda solo ella sabía manejar. Esperó tranquila, impaciente. Mientras el sonido de los pasos se hacía más fuerte su corazón retumbaba como caballeros al ruedo. La figura apareció, y entonces supo quien era - ¡Estás viva! - La alegría de Levana era clara, desbordaba por sus orbes, extraño proveniente de ella, pero la bruja que estaba frente a su figura era a la única que había aprendido a confiar sin sentir miedo de un posible ataque.
Levana Maréchal- Mensajes : 147
Fecha de inscripción : 29/07/2011
Edad : 34
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Re: Se puede amar a dos personas que se odian, se puede vivir con dos personas que te aman, pero nunca podrás escoger entre la una y la otra {Privé}
Pensar en la familia podía ser un verdadero fastidio para la bruja, para empezar era sumamente contradictorio, por un lado tenía el recuerdo de sus padres, el que más apreciaba se trataba de ambos cuerpos bañados en sangre, sin más, ni menos, todos manchados de rojo, como si se tratara de una alberca rojiza en el cual fueron sumergidos, pensar en ellos era tan malo que le hacían recordar cada mano sobre su cuerpo después de aquella violación. Ellos habían sido los causantes, los que entregaron a su pequeña niña en brazos de aquel gitano maldito, ese ambicioso que se burlo de ella, profanó su cuerpo, y casi le escupió en la cara la facilidad con que le terminó por destruir. Ese recuerdo sin duda era el más horrible y crudo que podría tener, por eso para ella sus padres no valían la pena, no amaba nada de ellos, por el contrario, los odiaba con todo su ser, ni aunque estuvieran vivos y le pidieran perdón dejaría de sentir aquello.
Por otro lado se trataba de recordar a sus tíos, a su primo, quienes ahora formaban parte de su familia, aquellos habían sido como unos auténticos padres, la habían cogido en su casa, le habían bañado, lavado los pies, le habían dado un techo fijo, y un cuarto sin ratas, le habían entregado alimento, comida, pero sobretodo mucho amor, el que nunca tuvo en aquellos primeros años. En ese aspecto ya se sentía completa, no se podía quejar pues, si es que existía un Dios, no la había desamparado del todo, le había puesto ángeles en la tierra para que le volvieran a llevar al sendero correcto. De no haber sido Dios, entonces quizás alguien que desde algún plato la valoraba. Por supuesto, alguien supremo que ella no conocía, y que probablemente jamás llegaría a conocer. La familia era un tema muy delicado, para algunas masas afortunado, para algunas pocas personas la peor de las desgracias.
- Alessa es un nombre muy bonito, nunca lo había escuchado ¿Acaso es común? - Ella no conoce muchos nombres en general porque se relaciona demasiado poco con las personas, así de sencillo. La joven guarda silencio unos momentos más, seguro su hermano es del nombre Josh - ¿Cómo se llama tu madre? Las familias siempre ponen los nombres de los padres a sus hijos ¿Lo es también en tu familia? - Levana cerró los ojos unos momentos, ella no recuerda ya ni como se llamaban sus padres, había borrado muchos recuerdos con ellos para poder sanar más rápido aquellas heridas después de su violación, no sabía si aquello era bueno o malo, pero le había servido un poco, al menos ahora respirarme con más tranquilidad, o eso pensaba, quizás sus mismas ideas eran la que la alteraban, ella quizás era responsable de todo lo malo que le pasaba.
- Si quieres conocer a mi familia, yo no tengo problema, para nada, eso si, debo hablarles un poco de ti, de como te conocí, estoy segura que no se opondrán pero ellos siempre me piden que les aclara muchos puntos para no arruinar las cosas, seguro no quieres sentirte incomoda, y ellos no hacerte sentir incomoda, cuando yo llegué a vivir a sus casa por ejemplo, fue una sensación muy extraña, pues siempre me preguntaban, ¿qué color te gusta? ¿Qué comida te gusta? ¿qué quieres hacer? todas eran atenciones que nunca me habían dado como ta, pero no es tan malo recibir atenciones. - Le aclaró con una sonrisa demasiado amplia, la bruja amiga de Callum le veía demasiado emocionada por como se estaba alimentando, en el sanatorio solo les daban porquerías, eso era la gloria a comparación.
- No recuerdo como se llama el hombre al que le decía padre, quizás si lo recuerde, quizás lo diga en algún momento, no lo sé, pero por su culpa es que me han dicho muchas veces puta, o loca, o todas esas cosas que creen pueden dañarme un poco más… Ya ni siquiera le recuerdo bien su cara, solo su cuerpo tirado en medio de la casa, es lo único que tengo que me apega demasiado a él, porque ese recuerdo me satisface, y no, no lo quiero olvidar - Concluyó, con una sonrisa que parecía más el rostro de una maniática que de una chica débil que temía de si misma, de sus voces, de su amiga y del mundo en general.
Por otro lado se trataba de recordar a sus tíos, a su primo, quienes ahora formaban parte de su familia, aquellos habían sido como unos auténticos padres, la habían cogido en su casa, le habían bañado, lavado los pies, le habían dado un techo fijo, y un cuarto sin ratas, le habían entregado alimento, comida, pero sobretodo mucho amor, el que nunca tuvo en aquellos primeros años. En ese aspecto ya se sentía completa, no se podía quejar pues, si es que existía un Dios, no la había desamparado del todo, le había puesto ángeles en la tierra para que le volvieran a llevar al sendero correcto. De no haber sido Dios, entonces quizás alguien que desde algún plato la valoraba. Por supuesto, alguien supremo que ella no conocía, y que probablemente jamás llegaría a conocer. La familia era un tema muy delicado, para algunas masas afortunado, para algunas pocas personas la peor de las desgracias.
- Alessa es un nombre muy bonito, nunca lo había escuchado ¿Acaso es común? - Ella no conoce muchos nombres en general porque se relaciona demasiado poco con las personas, así de sencillo. La joven guarda silencio unos momentos más, seguro su hermano es del nombre Josh - ¿Cómo se llama tu madre? Las familias siempre ponen los nombres de los padres a sus hijos ¿Lo es también en tu familia? - Levana cerró los ojos unos momentos, ella no recuerda ya ni como se llamaban sus padres, había borrado muchos recuerdos con ellos para poder sanar más rápido aquellas heridas después de su violación, no sabía si aquello era bueno o malo, pero le había servido un poco, al menos ahora respirarme con más tranquilidad, o eso pensaba, quizás sus mismas ideas eran la que la alteraban, ella quizás era responsable de todo lo malo que le pasaba.
- Si quieres conocer a mi familia, yo no tengo problema, para nada, eso si, debo hablarles un poco de ti, de como te conocí, estoy segura que no se opondrán pero ellos siempre me piden que les aclara muchos puntos para no arruinar las cosas, seguro no quieres sentirte incomoda, y ellos no hacerte sentir incomoda, cuando yo llegué a vivir a sus casa por ejemplo, fue una sensación muy extraña, pues siempre me preguntaban, ¿qué color te gusta? ¿Qué comida te gusta? ¿qué quieres hacer? todas eran atenciones que nunca me habían dado como ta, pero no es tan malo recibir atenciones. - Le aclaró con una sonrisa demasiado amplia, la bruja amiga de Callum le veía demasiado emocionada por como se estaba alimentando, en el sanatorio solo les daban porquerías, eso era la gloria a comparación.
- No recuerdo como se llama el hombre al que le decía padre, quizás si lo recuerde, quizás lo diga en algún momento, no lo sé, pero por su culpa es que me han dicho muchas veces puta, o loca, o todas esas cosas que creen pueden dañarme un poco más… Ya ni siquiera le recuerdo bien su cara, solo su cuerpo tirado en medio de la casa, es lo único que tengo que me apega demasiado a él, porque ese recuerdo me satisface, y no, no lo quiero olvidar - Concluyó, con una sonrisa que parecía más el rostro de una maniática que de una chica débil que temía de si misma, de sus voces, de su amiga y del mundo en general.
Levana Maréchal- Mensajes : 147
Fecha de inscripción : 29/07/2011
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Re: Se puede amar a dos personas que se odian, se puede vivir con dos personas que te aman, pero nunca podrás escoger entre la una y la otra {Privé}
Mi familia estaba rota, ¡rota!, y todo por culpa de mi padre, que se había llevado a mis hermanos. Nada había estado bien desde que mi madre había muerto, y hablar de mi familia me hacía mal siempre que mi padre siguiera vivo. Con el parricidio vendría la felicidad, y mi familia volvería a estar bien.
¿No te parece eso curioso, Alchemilla? Para que tu familia esté completa, vas a tener que sustraer uno de sus miembros...
No, eso era lo que merecía, nada más. Levana incluso podía ser parte de mi familia, si quería. Siempre y cuando se librara de Callum, claro, porque él jamás sería parte de mi familia, mucho menos cuando quería destruirla. Pero yo lo evitaría, rompería el embrujo que había lanzado sobre mi amiga y la protegería como se protege a una hermana. Ella lo era casi tanto como Alessa, aunque no fuéramos gemelas y aunque sus ojos y los míos fueran de distinto color.
– Alessa no es un nombre común. Pero Alchemilla tampoco. A mi madre le gustaban mucho las flores. Ella se llamaba Dahlia... No ponemos los mismos nombres de los padres a los hijos. Si no, mi hermano se llamaría Murphy y no Joshua. Y yo prefiero Joshua... Odio Murphy. – afirmé, y volví a comer un poco de lo que ella me había preparado.
El tema de la familia me había quitado el hambre, pero no dejaría de comer. Ella lo había preparado, y por eso tenía que honrar su comida y su gesto. Aunque no quisiera. Era lo que se hacía por la familia, y ella casi lo era. O lo sería, si es que conocía a su familia. Sí... Y lo haría. Por ella. Pero estaba segura de que no me aceptarían, si es que aceptaban a Callum, aunque él y yo fuéramos muy diferentes y yo sólo quisiera que Levana estuviera bien, cuando él quería herirla. Oh, qué más daba. Lo importante era Levana, no su familia.
Si la cuidan tanto no van a herirla. Pero ellos no son como Callum. No saben de lo que sois capaces... ninguno de vosotros.
¿Yo? Yo jamás la heriría. Yo sólo quería ayudarla y hacer que estuviera bien, que pensar en su familia no fuera doloroso como lo era para mí. Y podía ayudarla... ¿Podía? ¿Estáis seguros? La magia es débil en mí, no es como lo era en mi madre, brillante y poderosa...
Puedes. Sólo tienes que proponérselo. Y proponértelo.
– Creo que puedo ayudarte a recordar. Podría lanzar un hechizo, recuperar lo que ya está en tu mente y mostrártelo para que tengas recuerdos felices de tu padre. Ellos me ayudarían, decidirían lo que quieres y no recordar. Si confías en mí, puedo hacerlo. Pero sólo si tú me dejas. – propuse, dejando la cuchara sobre el plato, aún medio lleno.
Aceptará.
No lo sabéis, no podéis saberlo seguro. Ella es complicada, y su mente puede estar corrupta por Callum. ¿Y si había algo de él en sus recuerdos que yo podía ver? ¡No, me negaba, estaba a punto de retractarme! Pero no podía. Me había ofrecido a ayudarla, y a una amiga no se le pone la miel en los labios para después arrebatársela. Eso me había enseñado Afrodita de la amistad. Y con mucha más intensidad, cuando alguien era familia no se podía traicionar. Y yo no lo haría. Porque yo no era, ni jamás sería, como Murphy.
¿No te parece eso curioso, Alchemilla? Para que tu familia esté completa, vas a tener que sustraer uno de sus miembros...
No, eso era lo que merecía, nada más. Levana incluso podía ser parte de mi familia, si quería. Siempre y cuando se librara de Callum, claro, porque él jamás sería parte de mi familia, mucho menos cuando quería destruirla. Pero yo lo evitaría, rompería el embrujo que había lanzado sobre mi amiga y la protegería como se protege a una hermana. Ella lo era casi tanto como Alessa, aunque no fuéramos gemelas y aunque sus ojos y los míos fueran de distinto color.
– Alessa no es un nombre común. Pero Alchemilla tampoco. A mi madre le gustaban mucho las flores. Ella se llamaba Dahlia... No ponemos los mismos nombres de los padres a los hijos. Si no, mi hermano se llamaría Murphy y no Joshua. Y yo prefiero Joshua... Odio Murphy. – afirmé, y volví a comer un poco de lo que ella me había preparado.
El tema de la familia me había quitado el hambre, pero no dejaría de comer. Ella lo había preparado, y por eso tenía que honrar su comida y su gesto. Aunque no quisiera. Era lo que se hacía por la familia, y ella casi lo era. O lo sería, si es que conocía a su familia. Sí... Y lo haría. Por ella. Pero estaba segura de que no me aceptarían, si es que aceptaban a Callum, aunque él y yo fuéramos muy diferentes y yo sólo quisiera que Levana estuviera bien, cuando él quería herirla. Oh, qué más daba. Lo importante era Levana, no su familia.
Si la cuidan tanto no van a herirla. Pero ellos no son como Callum. No saben de lo que sois capaces... ninguno de vosotros.
¿Yo? Yo jamás la heriría. Yo sólo quería ayudarla y hacer que estuviera bien, que pensar en su familia no fuera doloroso como lo era para mí. Y podía ayudarla... ¿Podía? ¿Estáis seguros? La magia es débil en mí, no es como lo era en mi madre, brillante y poderosa...
Puedes. Sólo tienes que proponérselo. Y proponértelo.
– Creo que puedo ayudarte a recordar. Podría lanzar un hechizo, recuperar lo que ya está en tu mente y mostrártelo para que tengas recuerdos felices de tu padre. Ellos me ayudarían, decidirían lo que quieres y no recordar. Si confías en mí, puedo hacerlo. Pero sólo si tú me dejas. – propuse, dejando la cuchara sobre el plato, aún medio lleno.
Aceptará.
No lo sabéis, no podéis saberlo seguro. Ella es complicada, y su mente puede estar corrupta por Callum. ¿Y si había algo de él en sus recuerdos que yo podía ver? ¡No, me negaba, estaba a punto de retractarme! Pero no podía. Me había ofrecido a ayudarla, y a una amiga no se le pone la miel en los labios para después arrebatársela. Eso me había enseñado Afrodita de la amistad. Y con mucha más intensidad, cuando alguien era familia no se podía traicionar. Y yo no lo haría. Porque yo no era, ni jamás sería, como Murphy.
Invitado- Invitado
Re: Se puede amar a dos personas que se odian, se puede vivir con dos personas que te aman, pero nunca podrás escoger entre la una y la otra {Privé}
Levana observó alimentarse a su amiga, como se llevaba cada bocado a sus labios, la forma en que masticaba, le pareció gracioso ver aquel gesto, aunque evidentemente era uno sencillo, que cualquiera pasaría desapercibido, para la joven parecía algo digno de ver, demasiado gracioso, pues la boca hacía gestos extraños al masticar. Ella era así, le gustaba observar lo sencillo para poder apreciarlo, por ejemplo las flores en medio de un campo. Alchemilla le parecía tan natural, tan autentica en todo aspecto y por eso disfrutaba verle, se trataba de esa conexión, de esa amistad que no cualquier puede obtener, y cuando se tiene es difícil romper, o más bien imposible. Altas y bajas, locas o no, buenas influencias o malas, siempre estaría la una con la otra, eso era sin duda indiscutible. sus ojos se cerraron por unos momentos, el panorama que tenía en su cabeza le parecía atractivo.
¿Qué sería de la vida de la bruja sin Callum? A esas alturas y con tantas cosas que le habían estado pasando, la joven tiene y reconoce completamente que le necesita a su lado, que hay muchas cosas por descubrir en él, y por más daño que experimente está dispuesta a arriesgarse en eso. ¿Por qué era tan difícil? ¿Por qué Alchemilla se aferraba tanto a alejarlo, a odiarlo? Por más vueltas que diera en su cabeza, no encontraba soluciones a su problema, pero tampoco encontraba la manera de decir, quiero estar con dos personas al mismo tiempo, aquello era tan confuso, incluso deseó poder no estar sola dentro de su cabeza, sentir un poco de apoyo de aquellas que la atormentan. Perdida en su mente y en sus pensamientos dejó espacio un poco para su amiga, porque extraña una presencia tanto como unas voces fastidiosas. La vida le había tocado demasiado difícil, ahora no sabía como solucionarla.
"¿Aprendiste? ¿Aprendiste ya que no puedes vivir sin nosotros? Nos necesitas, bruja maldita, estarías muerta sino es por nosotros, reconoce, no se trata de Callum, mucho menos de Alchemilla, ellos son desechables, en cambio sin nosotros te mueres ¿Lo comprendes? ¡Te mueres!" - Una de ellas estaba ahí, amenazante, molestosa, otra le hacía compañía pero dando carcajadas de muerte que le daban dolores en su cabeza, como punzadas que dejaban en claro no eran agradables "¿Quieres divertirte con tu amiga está noche, Levana? Tenemos algunas ideas, si, en el silencio pensábamos en ella, puede ser divertida, incluso darte guerra" Sus manos se cerraron con fuerza, mostrando un pequeño puño, se estaba conteniendo de darse golpes en la cabeza para que la dejaran en paz. Guardó silencio, estaba tan cansada.
- Tengo sueño, deberíamos dormir, la cabeza comienza a dolerme, quiero una cama, una manta, y poder dormir un rato ¿No quieres dormir? Deberíamos dormir - Insistió, y aunque si tenía sueño, no era el suficiente para querer ir a la cama teniendo en cuenta que su amiga estaba ahí, el problema es que sino descansaba las voces serían capaz de controlar su cuerpo, ya lo ha hecho otras veces, cuando mató a sus padres, si, lo recuerda, en momentos de emergía sabe que las cosas malas que le han pasado también son su culpa por culpa de esas que reinan en su cabeza.
- ¿Crees que de verdad podremos encontrarlos? Ya sabes, a nuestra familia ¿acaso crees que ellos nos estén buscando igual? - Negó repetidas veces - Siempre voy a querer tu ayuda, de eso no puedo negarlo, pero necesito poder controlar mi mente, necesito poder manejarla, por que si tu lo haces, cuando no estés no sabré hacerlo, y claro, sería algo muy malo para mi, es evidente que no puedo depende de nadie porque causo destrucciones, incluso a ti, aunque no lo creas - Se quedó en silencio esperando a una respuesta de ella - Deberíamos dejarnos de preocupar un poco de las cosas, quiero simplemente disfrutar que estás aquí - Se encogió de hombros, los temas tratados esa noche ya la estaban poniendo de nervios sin duda alguna.
¿Qué sería de la vida de la bruja sin Callum? A esas alturas y con tantas cosas que le habían estado pasando, la joven tiene y reconoce completamente que le necesita a su lado, que hay muchas cosas por descubrir en él, y por más daño que experimente está dispuesta a arriesgarse en eso. ¿Por qué era tan difícil? ¿Por qué Alchemilla se aferraba tanto a alejarlo, a odiarlo? Por más vueltas que diera en su cabeza, no encontraba soluciones a su problema, pero tampoco encontraba la manera de decir, quiero estar con dos personas al mismo tiempo, aquello era tan confuso, incluso deseó poder no estar sola dentro de su cabeza, sentir un poco de apoyo de aquellas que la atormentan. Perdida en su mente y en sus pensamientos dejó espacio un poco para su amiga, porque extraña una presencia tanto como unas voces fastidiosas. La vida le había tocado demasiado difícil, ahora no sabía como solucionarla.
"¿Aprendiste? ¿Aprendiste ya que no puedes vivir sin nosotros? Nos necesitas, bruja maldita, estarías muerta sino es por nosotros, reconoce, no se trata de Callum, mucho menos de Alchemilla, ellos son desechables, en cambio sin nosotros te mueres ¿Lo comprendes? ¡Te mueres!" - Una de ellas estaba ahí, amenazante, molestosa, otra le hacía compañía pero dando carcajadas de muerte que le daban dolores en su cabeza, como punzadas que dejaban en claro no eran agradables "¿Quieres divertirte con tu amiga está noche, Levana? Tenemos algunas ideas, si, en el silencio pensábamos en ella, puede ser divertida, incluso darte guerra" Sus manos se cerraron con fuerza, mostrando un pequeño puño, se estaba conteniendo de darse golpes en la cabeza para que la dejaran en paz. Guardó silencio, estaba tan cansada.
- Tengo sueño, deberíamos dormir, la cabeza comienza a dolerme, quiero una cama, una manta, y poder dormir un rato ¿No quieres dormir? Deberíamos dormir - Insistió, y aunque si tenía sueño, no era el suficiente para querer ir a la cama teniendo en cuenta que su amiga estaba ahí, el problema es que sino descansaba las voces serían capaz de controlar su cuerpo, ya lo ha hecho otras veces, cuando mató a sus padres, si, lo recuerda, en momentos de emergía sabe que las cosas malas que le han pasado también son su culpa por culpa de esas que reinan en su cabeza.
- ¿Crees que de verdad podremos encontrarlos? Ya sabes, a nuestra familia ¿acaso crees que ellos nos estén buscando igual? - Negó repetidas veces - Siempre voy a querer tu ayuda, de eso no puedo negarlo, pero necesito poder controlar mi mente, necesito poder manejarla, por que si tu lo haces, cuando no estés no sabré hacerlo, y claro, sería algo muy malo para mi, es evidente que no puedo depende de nadie porque causo destrucciones, incluso a ti, aunque no lo creas - Se quedó en silencio esperando a una respuesta de ella - Deberíamos dejarnos de preocupar un poco de las cosas, quiero simplemente disfrutar que estás aquí - Se encogió de hombros, los temas tratados esa noche ya la estaban poniendo de nervios sin duda alguna.
Levana Maréchal- Mensajes : 147
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Re: Se puede amar a dos personas que se odian, se puede vivir con dos personas que te aman, pero nunca podrás escoger entre la una y la otra {Privé}
¿Has oído, Alchemilla? Dormir. Ella quiere dormir, porque así soñará con Callum y se olvidará de ti como hacen todos, ¡todos! Estás destinada a que nadie se acuerde de quién es Alchemilla, ni siquiera tus hermanos...
No, eso nunca pasará, ¡jamás! Levana podía olvidarme, por doloroso que resultara solamente era mi amiga y eso no era tan profundo como la familia, pero mis hermanos nunca se olvidarían de quién era yo, me querrían siempre, siempre, siempre... ¿Siempre? Sí, ¿verdad? Y ni siquiera Levana me olvidaría, yo me aseguraría de que olvidara a Callum para que dejara de meter estupideces entre nosotras y que todo volviera a ser como antes. Sí, sí, Lo haría. Pero no podía dormir.
– No, no tengo sueño, no quiero dormir, los monstruos vienen cuando duermen, bajas la guardia y ellos no pueden ayudarte. Porque ellos ayudan, ¿sabes? Sí, no estamos solas, porque ellos están con nosotras, aunque a veces sus palabras puedan hacer daño. – afirmé, convencida, y de fondo pude escucharlos murmurar... ¿Qué decís? ¿Qué demonios balbuceáis?
¿Llamas a eso defendernos? ¿Crees que no te protegeremos, Alchemilla? Sin ti, nosotros no podemos ser, no tenemos ninguna manera de estar, tu vida está irremediablemente ligada a la nuestra, igual que le pasa a Levana. No podéis libraros de nosotros. Pero nosotros tampoco podemos librarnos de vosotras.
Lo siento... No, en realidad no. Soy poderosa, y vosotros sois mis amigos y dependéis de mí y pase lo que pase estaréis aquí. ¡Sí, yo me aseguraré de que así sea, no quiero oíros rechistar ni decir nada que sea lo contrario!
De acuerdo, princesa, pero sólo por esta vez.
– Levana, son nuestra familia, sangre de nuestra sangre. Nunca dejarán de buscarnos, como nunca nosotras dejaremos de buscarlos, al menos hasta que los encontremos. Eso es lo que hace la familia. Por eso yo no me detendré y no dormiré, no lo necesito, ¿no ves que estoy despierta? – afirmé, mirándola con los ojos muy abiertos.
Pero estás cansada, Alchemilla, empiezas a sentir tus párpados cerrarse y...
¡Basta! No, no iba a dormir, había cedido con la comida pero no lo haría con el sueño. El tiempo que estuviera durmiendo no estaría buscándolos y recabando pruebas que me llevaran a donde se escondía mi padre, en lo más profundo de París, ¡con ellos! A saber lo que el animal les estaría haciendo. No podía permitirlo.
– Los salvaré. Y mataré a mi padre. Él ya no es mi familia, no después de lo que ha hecho con ellos, conmigo, con nosotros, y hasta con él mismo. Es un monstruo. Pero él tampoco deja de buscarme. ¿No lo ves? Así es como todo funciona.
Bien, Alchemilla, creo que la has convencido.
Pero ¿lo había hecho de verdad? Porque Callum seguía ahí, emponzoñando su mente, contaminándola como lo hacía con todo lo que tocaba. ¡Lo odiaba! Y no, nunca permitiría que la corrompiera o la hiciera abandonar su objetivo de encontrar a su familia, paralelo al mío. Jamás. Y si para eso tenía que unirlo a mi lista de objetivos, junto a mi padre, lo haría encantada.
No, eso nunca pasará, ¡jamás! Levana podía olvidarme, por doloroso que resultara solamente era mi amiga y eso no era tan profundo como la familia, pero mis hermanos nunca se olvidarían de quién era yo, me querrían siempre, siempre, siempre... ¿Siempre? Sí, ¿verdad? Y ni siquiera Levana me olvidaría, yo me aseguraría de que olvidara a Callum para que dejara de meter estupideces entre nosotras y que todo volviera a ser como antes. Sí, sí, Lo haría. Pero no podía dormir.
– No, no tengo sueño, no quiero dormir, los monstruos vienen cuando duermen, bajas la guardia y ellos no pueden ayudarte. Porque ellos ayudan, ¿sabes? Sí, no estamos solas, porque ellos están con nosotras, aunque a veces sus palabras puedan hacer daño. – afirmé, convencida, y de fondo pude escucharlos murmurar... ¿Qué decís? ¿Qué demonios balbuceáis?
¿Llamas a eso defendernos? ¿Crees que no te protegeremos, Alchemilla? Sin ti, nosotros no podemos ser, no tenemos ninguna manera de estar, tu vida está irremediablemente ligada a la nuestra, igual que le pasa a Levana. No podéis libraros de nosotros. Pero nosotros tampoco podemos librarnos de vosotras.
Lo siento... No, en realidad no. Soy poderosa, y vosotros sois mis amigos y dependéis de mí y pase lo que pase estaréis aquí. ¡Sí, yo me aseguraré de que así sea, no quiero oíros rechistar ni decir nada que sea lo contrario!
De acuerdo, princesa, pero sólo por esta vez.
– Levana, son nuestra familia, sangre de nuestra sangre. Nunca dejarán de buscarnos, como nunca nosotras dejaremos de buscarlos, al menos hasta que los encontremos. Eso es lo que hace la familia. Por eso yo no me detendré y no dormiré, no lo necesito, ¿no ves que estoy despierta? – afirmé, mirándola con los ojos muy abiertos.
Pero estás cansada, Alchemilla, empiezas a sentir tus párpados cerrarse y...
¡Basta! No, no iba a dormir, había cedido con la comida pero no lo haría con el sueño. El tiempo que estuviera durmiendo no estaría buscándolos y recabando pruebas que me llevaran a donde se escondía mi padre, en lo más profundo de París, ¡con ellos! A saber lo que el animal les estaría haciendo. No podía permitirlo.
– Los salvaré. Y mataré a mi padre. Él ya no es mi familia, no después de lo que ha hecho con ellos, conmigo, con nosotros, y hasta con él mismo. Es un monstruo. Pero él tampoco deja de buscarme. ¿No lo ves? Así es como todo funciona.
Bien, Alchemilla, creo que la has convencido.
Pero ¿lo había hecho de verdad? Porque Callum seguía ahí, emponzoñando su mente, contaminándola como lo hacía con todo lo que tocaba. ¡Lo odiaba! Y no, nunca permitiría que la corrompiera o la hiciera abandonar su objetivo de encontrar a su familia, paralelo al mío. Jamás. Y si para eso tenía que unirlo a mi lista de objetivos, junto a mi padre, lo haría encantada.
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Re: Se puede amar a dos personas que se odian, se puede vivir con dos personas que te aman, pero nunca podrás escoger entre la una y la otra {Privé}
Ella sin duda había amado a su familia, desde que había nacido, siempre los miró con amor, siempre estuvo agradecida por todas las comodidades que le habían dado, incluso en medio de discusiones se sintió protegida, pero eso sólo había sido momentáneo, la realidad iba en que quizás sus padres nunca la habían querido, que probablemente su nacimiento y los siguientes años fueron un arreglo especial que le habían impuesto, poderosos, llenos de privilegios y dinero, pero todo fue otorgado gracias a ella, y después de tenerlo y salir del peligro ya la habían tratado como se debía. Con desprecio, con malas palabras, con maltratos físicos donde se habían llevado la pureza de su cuerpo, y la habían vuelto loca. ¿Eso era la familia entonces? No estaba demasiado segura, por eso tantas confusiones iban y venían en su corazón, en su mente, aunque nada era claro, su locura, su falta de conocimiento, pero también sus voces le impedían aclararse.
Aunque deseaba verlos, aunque deseaba abrazarlos, decirles tantas cosas, gritarles el odio y el dolor que mantenía en su cuerpo, y otorgarles el perdón tanto como su amor, ella no estaba segura si de verdad deseaba seguir la búsqueda. La realidad era otra, si sus padres estuvieran vivos, si ella recordara un poco todo intento se le hubiera esfumado, pero ellos podían seguir aun con vida, respirando, sin necesidad de buscarla, pues una carga menos había sido cuando se fue, su hermano era lo único verdaderamente importante, pero no, incluso la fuerza para buscarlo a él se le había esfumado, ella estaba cansada, demasiado fastidiada de la situación, de buscar respuestas a preguntas que nunca se aclararían, y volver al pasado es reabrir heridas que tampoco habían sanado, que seguían profundas y dolorosas.
Sin duda admiraba a su amiga. Por esas ganas que no se le iban del cuerpo incluso sin dormir, o comer como era debido, por querer seguir luchando por algo que se veía perdido desde el inicio. La admiraba por la fuerza y la valentía que mostraba a cada instante que estaban juntas, ya ni siquiera sabía si la conocía como tanto creía, en su vida había conocido a mucha gente, buenas, malas y locos de remate, pero por muy extraño que pareciera a ella no la contaba como tal. Alchemilla era la única criatura que tenía sus ideas claras, y su metas bien trazadas, aunque quizás sólo era una: encontrar a sus hermanos. Se trataba del gesto más noble que nunca antes había visto, aunque ella estuviera en la misma situación, pero no con las mismas ganas, menos con el mismo amor. Si aquella chica se volvía madre algún día, seguramente sería la mejor cuidando de los suyos, dando el amor que quizás le arrebataron con el alejamiento de sus hermanos.
- ¿Te imaginas que pasaría cuando me presentes a tus hermanos? ¡Me van a odiar! Si, lo harán sino duermes lo suficiente o comes como es debido, sino lo haces se te irán escapando las energías, pero también la vida, y sino te cuidas tanto como los cuidarías a ellos, entonces no los volverás a ver, debes intentar hacer también por ti, si lo haces los encontraremos más rápido. ¡No duermas si no quieres! - Su voz salía tan clara, tranquila y al mismo tiempo irritada - No te voy a obligar a hacer algo que no deseas, pero debes tomar en cuenta también mis palabras tanto como yo tomaré en cuenta tus advertencias sobre Callum - Se encogió de hombros sin dejar de verle a los ojos. Le encantaban ese par de orbes aunque en ocasiones le dieran miedo.
- ¿Nunca te has sentido cansada, Alchemilla? ¿Nunca has cerrado los ojos? Te aseguro que nuestros amigos nos dejaran dormir porque necesitan vernos con fuerza también, sino descansas ellos pueden enojarse tanto contigo que no te dejaran en paz - Levana lo decía por experiencia propia, durante un tiempo había descuidado su salud física, los gritos en su cabeza eran tan molestosos, tan insoportables, tan extraños que llego a creer que moriría, pero sólo era una advertencia de ellas para no dejarse enfermar y luego morir, de hacerlo ellas también lo harían y no, no estaban para tolerarse extintas por berrinches de una loca.
Aunque deseaba verlos, aunque deseaba abrazarlos, decirles tantas cosas, gritarles el odio y el dolor que mantenía en su cuerpo, y otorgarles el perdón tanto como su amor, ella no estaba segura si de verdad deseaba seguir la búsqueda. La realidad era otra, si sus padres estuvieran vivos, si ella recordara un poco todo intento se le hubiera esfumado, pero ellos podían seguir aun con vida, respirando, sin necesidad de buscarla, pues una carga menos había sido cuando se fue, su hermano era lo único verdaderamente importante, pero no, incluso la fuerza para buscarlo a él se le había esfumado, ella estaba cansada, demasiado fastidiada de la situación, de buscar respuestas a preguntas que nunca se aclararían, y volver al pasado es reabrir heridas que tampoco habían sanado, que seguían profundas y dolorosas.
Sin duda admiraba a su amiga. Por esas ganas que no se le iban del cuerpo incluso sin dormir, o comer como era debido, por querer seguir luchando por algo que se veía perdido desde el inicio. La admiraba por la fuerza y la valentía que mostraba a cada instante que estaban juntas, ya ni siquiera sabía si la conocía como tanto creía, en su vida había conocido a mucha gente, buenas, malas y locos de remate, pero por muy extraño que pareciera a ella no la contaba como tal. Alchemilla era la única criatura que tenía sus ideas claras, y su metas bien trazadas, aunque quizás sólo era una: encontrar a sus hermanos. Se trataba del gesto más noble que nunca antes había visto, aunque ella estuviera en la misma situación, pero no con las mismas ganas, menos con el mismo amor. Si aquella chica se volvía madre algún día, seguramente sería la mejor cuidando de los suyos, dando el amor que quizás le arrebataron con el alejamiento de sus hermanos.
- ¿Te imaginas que pasaría cuando me presentes a tus hermanos? ¡Me van a odiar! Si, lo harán sino duermes lo suficiente o comes como es debido, sino lo haces se te irán escapando las energías, pero también la vida, y sino te cuidas tanto como los cuidarías a ellos, entonces no los volverás a ver, debes intentar hacer también por ti, si lo haces los encontraremos más rápido. ¡No duermas si no quieres! - Su voz salía tan clara, tranquila y al mismo tiempo irritada - No te voy a obligar a hacer algo que no deseas, pero debes tomar en cuenta también mis palabras tanto como yo tomaré en cuenta tus advertencias sobre Callum - Se encogió de hombros sin dejar de verle a los ojos. Le encantaban ese par de orbes aunque en ocasiones le dieran miedo.
- ¿Nunca te has sentido cansada, Alchemilla? ¿Nunca has cerrado los ojos? Te aseguro que nuestros amigos nos dejaran dormir porque necesitan vernos con fuerza también, sino descansas ellos pueden enojarse tanto contigo que no te dejaran en paz - Levana lo decía por experiencia propia, durante un tiempo había descuidado su salud física, los gritos en su cabeza eran tan molestosos, tan insoportables, tan extraños que llego a creer que moriría, pero sólo era una advertencia de ellas para no dejarse enfermar y luego morir, de hacerlo ellas también lo harían y no, no estaban para tolerarse extintas por berrinches de una loca.
Levana Maréchal- Mensajes : 147
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Re: Se puede amar a dos personas que se odian, se puede vivir con dos personas que te aman, pero nunca podrás escoger entre la una y la otra {Privé}
O a lo mejor es ella la que te ha convencido a ti. ¿Lo has pensado?
Lo que decía sonaba tan razonable... Sí, vosotros lo sabíais, y yo también, ¿por qué empeñarse en negarlo? ¡No, no, ella tenía razón, claro, como siempre! Pero sólo me convenció cuando dijo que me haría caso sobre Callum. Las dos nos habíamos hecho entrar en razón. ¿Era tan complicado? Sólo debía hacerme caso. Ni siquiera siempre, sólo una vez, respecto a él. Y yo a cambio la escucharía en lo que me dijera. Siempre. ¿Siempre?
Siempre que sea razonable, claro.
Pero ¿cómo sabía qué era razonable? Era complicado cuando unos decían una cosa, y otros gritaban una diferente. Ni siquiera ellos se ponían de acuerdo, pero Levana... Ella siempre parecía tener razón, salvo con Callum. Pero un error lo comete cualquiera, ¿no? Yo había confiado en mi padre cuando no debía, y mira dónde había terminado, sin mis hermanos.
Momentáneamente.
Cierto, porque los encontraría, costara lo que costase y dando igual a quien me llevara por delante lo haría, porque no me importaba nada salvo mi Joshua y mi Alessa, sólo ellos, nadie más. Todo porque mi madre estaba muerta... Ahí había comenzado la locura de mi padre. ¡Yo no estaba loca, era él, él! Y aun así yo era a quien metían en el sanatorio con las camisas de fuerza y...
No, no pienses en él. En ello. Ella tiene razón, debes dormir.
– Ellos no te odiarán, porque yo comeré y dormiré si así es tu deseo porque tú y ellos os preocupáis por mí y coincidís en que debo estar bien. Ellos jamás te odiarían. Si eres mi amiga, también lo serás suya. ¡Te lo prometo! – respondí, dócil cual cachorro, mesada por las voces que se habían vuelto dulces y que parecían venir por todas partes. Tuve que contener un bostezo, repentinamente cansada.
¿No te quedarías a dormir aquí, princesa? Estás tan, tan soñolienta...
Sí, ellos tenían razón, Levana y ellos, todo lo que tenía mientras no recuperara a mis hermanos y matara a mi padre para vengarme. Estaba tan cansada... El peso de mi búsqueda era excesivo, aunque se aligeraba si contaba con su ayuda. Sonreí, o al menos lo intenté. Ella me ayudaría, y yo la ayudaría a ella, ¿no consistía en eso la amistad acaso, en auxilio mutuo? Sí, o al menos así era para nosotras, las mejores amigas, las hermanas, las que nunca verían quebrado su lazo por nadie. Ni por Murphy, ni por Callum, ni por ambos. Jamás.
– ¿Vamos a dormir, entonces? – propuse, con expresión de ángel.
No, no exactamente.
Bueno, al menos lo intenté, pero de repente tenía tanto sueño que no podía siquiera controlar mi rostro, mucho menos mis ojos. ¿Los había entrecerrado? ¿Los había abierto, expectantes de que ella me guiara hacia una habitación donde reposar? Porque Levana no me haría dormir en el suelo como a una vulgar prisionera, no, ella era mi amiga y también me daría cosas buenas en eso, aunque se tratara de cosas como dormir. Ella también tenía que dormir, a fin de cuentas. Y si no era en una cama, a mí me bastaba con algo mullido. O, bueno, algo que no fuera el suelo. Había dormido demasiadas veces en el suelo. Y lo odiaba.
Lo que decía sonaba tan razonable... Sí, vosotros lo sabíais, y yo también, ¿por qué empeñarse en negarlo? ¡No, no, ella tenía razón, claro, como siempre! Pero sólo me convenció cuando dijo que me haría caso sobre Callum. Las dos nos habíamos hecho entrar en razón. ¿Era tan complicado? Sólo debía hacerme caso. Ni siquiera siempre, sólo una vez, respecto a él. Y yo a cambio la escucharía en lo que me dijera. Siempre. ¿Siempre?
Siempre que sea razonable, claro.
Pero ¿cómo sabía qué era razonable? Era complicado cuando unos decían una cosa, y otros gritaban una diferente. Ni siquiera ellos se ponían de acuerdo, pero Levana... Ella siempre parecía tener razón, salvo con Callum. Pero un error lo comete cualquiera, ¿no? Yo había confiado en mi padre cuando no debía, y mira dónde había terminado, sin mis hermanos.
Momentáneamente.
Cierto, porque los encontraría, costara lo que costase y dando igual a quien me llevara por delante lo haría, porque no me importaba nada salvo mi Joshua y mi Alessa, sólo ellos, nadie más. Todo porque mi madre estaba muerta... Ahí había comenzado la locura de mi padre. ¡Yo no estaba loca, era él, él! Y aun así yo era a quien metían en el sanatorio con las camisas de fuerza y...
No, no pienses en él. En ello. Ella tiene razón, debes dormir.
– Ellos no te odiarán, porque yo comeré y dormiré si así es tu deseo porque tú y ellos os preocupáis por mí y coincidís en que debo estar bien. Ellos jamás te odiarían. Si eres mi amiga, también lo serás suya. ¡Te lo prometo! – respondí, dócil cual cachorro, mesada por las voces que se habían vuelto dulces y que parecían venir por todas partes. Tuve que contener un bostezo, repentinamente cansada.
¿No te quedarías a dormir aquí, princesa? Estás tan, tan soñolienta...
Sí, ellos tenían razón, Levana y ellos, todo lo que tenía mientras no recuperara a mis hermanos y matara a mi padre para vengarme. Estaba tan cansada... El peso de mi búsqueda era excesivo, aunque se aligeraba si contaba con su ayuda. Sonreí, o al menos lo intenté. Ella me ayudaría, y yo la ayudaría a ella, ¿no consistía en eso la amistad acaso, en auxilio mutuo? Sí, o al menos así era para nosotras, las mejores amigas, las hermanas, las que nunca verían quebrado su lazo por nadie. Ni por Murphy, ni por Callum, ni por ambos. Jamás.
– ¿Vamos a dormir, entonces? – propuse, con expresión de ángel.
No, no exactamente.
Bueno, al menos lo intenté, pero de repente tenía tanto sueño que no podía siquiera controlar mi rostro, mucho menos mis ojos. ¿Los había entrecerrado? ¿Los había abierto, expectantes de que ella me guiara hacia una habitación donde reposar? Porque Levana no me haría dormir en el suelo como a una vulgar prisionera, no, ella era mi amiga y también me daría cosas buenas en eso, aunque se tratara de cosas como dormir. Ella también tenía que dormir, a fin de cuentas. Y si no era en una cama, a mí me bastaba con algo mullido. O, bueno, algo que no fuera el suelo. Había dormido demasiadas veces en el suelo. Y lo odiaba.
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Re: Se puede amar a dos personas que se odian, se puede vivir con dos personas que te aman, pero nunca podrás escoger entre la una y la otra {Privé}
Más tranquilidad fue lo que sintió al notarla bajar sus murallas, ya no se notaba tan a la defensiva como al inicio, tocar el tema de Callum sin duda había hecho daño unos momentos a la hermosa relación que ambas tenían. ¿Por qué debían privarse de uno, por el otro? Aquello le dolía, dentro de ella existía esa parte que necesitaba a cada uno de forma enfermiza, tenía una obsesión especial en el rubio, pero también la experimentaba con ella. De formas distintas, pero lo hacía, por un lado Callum era quien le daba el coraje para seguir adelante, pero por otro, su amiga le daba la cordura momentánea para seguir con vida. ¿Cómo no iba a sentir obsesión con ellos después de eso? Sería ridículo si eso no acontecía, los amaba, los necesitaba, y al mismo tiempo la dañaban, se iba a terminar por volver loca de un momento a otro. ¿Más loca? Eso sin duda podría ser gracioso.
No tenía ya ganas de hablar demasiado. En realidad si estaba cansada, pero no deseaba dormir para no dejarla sola. Muchas veces, temía que al despertar Alchemilla la abandonara, estaba consiente de que ambas eran almas libres, pero por eso mismo temía no verla más. Se guardó un pequeño paquete de galletas en el bolsillo, en ocasiones por las noches le daba hambre, y para no tener que bajar y dejar a su amiga, pues mejor las adelantaba. No se llevó leche porque a veces el olor no le agradaba, por más delicioso que le supiera. La joven suspiró al verla, era inevitable no querer a su mejor amiga, adorarla, y sentirse tan identificada. Incluso por más inestable que la castaña fuera, para ella era la persona con quien más protección tenía. La complicidad que se gastaban era extraña, y por eso al mismo tiempo perfecta.
La joven estiró sus manos para envolver a su amiga, dándole un abrazó cálido, pero más bien acunándola para poder avanzar junto con ella. Casi la llevaba a rastras al cuarto, pero daba gracias a que la demente también avanzaba a su lado, y que en ocasiones ponía fuerza para seguir el trayecto, porque sino, no habría llegado hasta su alcoba, no la dejaría dormir sola, su cama era lo suficientemente grande como para que las dos entraran. Cuando entraron se aseguró de poner el seguro correspondiente, dormir en aquella casa, por más seguro que fuera, le daba en ocasiones escalofríos, porque temía que alguien llegara, más bien que ese gitano se atreviera a terminar lo que dejó al aire. Sabía que no pasaría, pero por si las moscas, mejor prevenir que lamentar.
- Puedes recostarte, aquí dormiremos las dos - Indicó, está vez ella fue la que se descalzó, también se retiró las medias, y removió las sabanas de los dos lados, hasta liberar la cama y meterse en su lado. Se recostó sobre una de las almohadas y bostezó, dio palmaditas a su lado para invitarla a recostarse, y cerró los ojos unos momentos, sólo entraba la luz de la luna, pero con eso era suficiente para poder observar claramente a la chica. - Ya me siento cansada de verdad - Le reconoció, y se tapó con las finas sabanas que su tía le había escogido y lavado para acomodar las prendas. Cerró los ojos otras dos veces más, y luego se recostó de lado. A veces dormir le costaba por más cansada que se encontrara.
- ¿Quieres que mañana comencemos la búsqueda? - Claro que se refería a la de la familia de ella, a la suya prefería tenerla en buenos recuerdos por más amor que les profesara.
No tenía ya ganas de hablar demasiado. En realidad si estaba cansada, pero no deseaba dormir para no dejarla sola. Muchas veces, temía que al despertar Alchemilla la abandonara, estaba consiente de que ambas eran almas libres, pero por eso mismo temía no verla más. Se guardó un pequeño paquete de galletas en el bolsillo, en ocasiones por las noches le daba hambre, y para no tener que bajar y dejar a su amiga, pues mejor las adelantaba. No se llevó leche porque a veces el olor no le agradaba, por más delicioso que le supiera. La joven suspiró al verla, era inevitable no querer a su mejor amiga, adorarla, y sentirse tan identificada. Incluso por más inestable que la castaña fuera, para ella era la persona con quien más protección tenía. La complicidad que se gastaban era extraña, y por eso al mismo tiempo perfecta.
La joven estiró sus manos para envolver a su amiga, dándole un abrazó cálido, pero más bien acunándola para poder avanzar junto con ella. Casi la llevaba a rastras al cuarto, pero daba gracias a que la demente también avanzaba a su lado, y que en ocasiones ponía fuerza para seguir el trayecto, porque sino, no habría llegado hasta su alcoba, no la dejaría dormir sola, su cama era lo suficientemente grande como para que las dos entraran. Cuando entraron se aseguró de poner el seguro correspondiente, dormir en aquella casa, por más seguro que fuera, le daba en ocasiones escalofríos, porque temía que alguien llegara, más bien que ese gitano se atreviera a terminar lo que dejó al aire. Sabía que no pasaría, pero por si las moscas, mejor prevenir que lamentar.
- Puedes recostarte, aquí dormiremos las dos - Indicó, está vez ella fue la que se descalzó, también se retiró las medias, y removió las sabanas de los dos lados, hasta liberar la cama y meterse en su lado. Se recostó sobre una de las almohadas y bostezó, dio palmaditas a su lado para invitarla a recostarse, y cerró los ojos unos momentos, sólo entraba la luz de la luna, pero con eso era suficiente para poder observar claramente a la chica. - Ya me siento cansada de verdad - Le reconoció, y se tapó con las finas sabanas que su tía le había escogido y lavado para acomodar las prendas. Cerró los ojos otras dos veces más, y luego se recostó de lado. A veces dormir le costaba por más cansada que se encontrara.
- ¿Quieres que mañana comencemos la búsqueda? - Claro que se refería a la de la familia de ella, a la suya prefería tenerla en buenos recuerdos por más amor que les profesara.
Levana Maréchal- Mensajes : 147
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Re: Se puede amar a dos personas que se odian, se puede vivir con dos personas que te aman, pero nunca podrás escoger entre la una y la otra {Privé}
Ya vas a dormir, vas a perder una noche perfectamente válida en la que podrías buscar a tus hermanos sólo por cumplir con el capricho de Levana...
Si eso era lo que tenía que hacer, estaba dispuesta. A mí me valía con tal de que dejara de pensar en Callum, siempre Callum, ¡ese Callum que violaba sus pensamientos como probablemente acabara haciendo con su cuerpo si no lo detenía! Y también si no la apoyaba. Pensar en él era agotador, ¿cómo podría ella aguantarlo y desearlo, que tantas veces lo hacía?
Porque él ha emponzoñado su mente, mientras que tú ves a su auténtico ser...
Sí, ¡sí! Eso explicaría que estuviera tan cansada... Había sido un día largo, y no recordaba la última vez que había dormido en una cama con alguien, o incluso sin nadie. Desde que me había escapado (la última vez, porque lo había hecho otras tantas antes) del psiquiátrico, no tenía la oportunidad de hacerlo. Y me gustaba. Pero no quería acostumbrarme.
Además, en esa prisión no hay camas, sólo celdas blanquísimas, camisas de fuerza y habitaciones acolchadas para que no hagas daño a nadie.
Y yo lo odiaba... Pero en cuanto encontrara a mi familia ellos dependerían de mí, mataríamos a mi padre como castigo por sus innumerables crímenes y todo estaría bien, yo no tendría que volver a ese lugar jamás, ¡nunca, nunca más! Incluso podría ayudar a Levana... Pero todo pasaba por encontrarlos, y debía hacerlo, no debía dormir.
Claro que no, pero si estás tan cansada lo máximo que encontrarás en medio de la noche será a Robbie, y no querrás despertar la ira del conejo, ¿verdad?
¡No, claro que no! Por eso, obedientemente, me metí en la cama y me acurruqué bajo las sábanas, como solía hacer cuando dormía entre cuatro paredes y sobre el suelo para mantener el calor corporal. Era una costumbre que no me abandonaba ni siquiera cuando podía dormir con sábanas y todo eso. Pero, bueno, ¿qué le iba a hacer?
– Mañana los buscaremos, sí, y gracias a ti los encontraremos. A lo mejor no mañana, ni siquiera pasado mañana ni el día de después, pero conseguiremos localizar a Alessa y Joshua. ¿Me ayudarás también con mi padre, Levana, o su muerte y mi venganza serán algo que me pertenecerá sólo a mí? – afirmé, totalmente convencida de lo que decía, y casi asintiendo, aunque no lo hice.
No sería una venganza si ella se inmiscuyera...
– No quiero que lo hagas, es peligroso, y no quiero ponerte en peligro, porque eres mi amiga, Levana, lo sabes, ¿verdad? Mejor déjame a mi padre a mí. Tú podrás poner a mis hermanos a salvo cuando los encontramos. ¿Podrás? ¿Harías eso por mí? – pregunté, con los ojos muy abiertos y clavados en ella.
¿Ves, Alchemilla? Al final nosotros siempre tenemos razón. Y que hayas mentido a tu amiga porque quieres vengarte sólo lo confirma...
Si eso era lo que tenía que hacer, estaba dispuesta. A mí me valía con tal de que dejara de pensar en Callum, siempre Callum, ¡ese Callum que violaba sus pensamientos como probablemente acabara haciendo con su cuerpo si no lo detenía! Y también si no la apoyaba. Pensar en él era agotador, ¿cómo podría ella aguantarlo y desearlo, que tantas veces lo hacía?
Porque él ha emponzoñado su mente, mientras que tú ves a su auténtico ser...
Sí, ¡sí! Eso explicaría que estuviera tan cansada... Había sido un día largo, y no recordaba la última vez que había dormido en una cama con alguien, o incluso sin nadie. Desde que me había escapado (la última vez, porque lo había hecho otras tantas antes) del psiquiátrico, no tenía la oportunidad de hacerlo. Y me gustaba. Pero no quería acostumbrarme.
Además, en esa prisión no hay camas, sólo celdas blanquísimas, camisas de fuerza y habitaciones acolchadas para que no hagas daño a nadie.
Y yo lo odiaba... Pero en cuanto encontrara a mi familia ellos dependerían de mí, mataríamos a mi padre como castigo por sus innumerables crímenes y todo estaría bien, yo no tendría que volver a ese lugar jamás, ¡nunca, nunca más! Incluso podría ayudar a Levana... Pero todo pasaba por encontrarlos, y debía hacerlo, no debía dormir.
Claro que no, pero si estás tan cansada lo máximo que encontrarás en medio de la noche será a Robbie, y no querrás despertar la ira del conejo, ¿verdad?
¡No, claro que no! Por eso, obedientemente, me metí en la cama y me acurruqué bajo las sábanas, como solía hacer cuando dormía entre cuatro paredes y sobre el suelo para mantener el calor corporal. Era una costumbre que no me abandonaba ni siquiera cuando podía dormir con sábanas y todo eso. Pero, bueno, ¿qué le iba a hacer?
– Mañana los buscaremos, sí, y gracias a ti los encontraremos. A lo mejor no mañana, ni siquiera pasado mañana ni el día de después, pero conseguiremos localizar a Alessa y Joshua. ¿Me ayudarás también con mi padre, Levana, o su muerte y mi venganza serán algo que me pertenecerá sólo a mí? – afirmé, totalmente convencida de lo que decía, y casi asintiendo, aunque no lo hice.
No sería una venganza si ella se inmiscuyera...
– No quiero que lo hagas, es peligroso, y no quiero ponerte en peligro, porque eres mi amiga, Levana, lo sabes, ¿verdad? Mejor déjame a mi padre a mí. Tú podrás poner a mis hermanos a salvo cuando los encontramos. ¿Podrás? ¿Harías eso por mí? – pregunté, con los ojos muy abiertos y clavados en ella.
¿Ves, Alchemilla? Al final nosotros siempre tenemos razón. Y que hayas mentido a tu amiga porque quieres vengarte sólo lo confirma...
Invitado- Invitado
Re: Se puede amar a dos personas que se odian, se puede vivir con dos personas que te aman, pero nunca podrás escoger entre la una y la otra {Privé}
Levana siempre se encontraba confundida. No es que estuviera muy cuerda, eso era evidente, pero si encima, le dicen una cosa, hacen otra, y luego le cambian los planes, siempre termina por confundirse y hacer las cosas mal, por eso también pregunta más de dos veces lo que ocurre a su alrededor, ¿qué necesita? No lo entiende, por eso a veces ni siquiera quiere preguntarle algo a su amiga, por que es a la que menos entiende, y a la que más quiere. La bruja quiere más que a nadie en el mundo a su amiga, peor no sabe como hacer que lo vea, mucho menos como hacer que le crea después del tema relacionado al chico pirómano que la había salvado de morir calcinada, le molesta que le pongan limites para con personas pero sabe que solo quieren su bien.
Se acomodó entre las sabanas, su cabeza estaba en medio de una almohada, y miraba al techo porque no se sentía capaz de ver los ojos ajenos, siente que le miente aunque no haya hecho nada aún. Le es tan complicado prometer que se mantendrá alejada de Callum cuando lo único que quiere es verlo. ¿Acaso es tan malo querer a un hombre? A Levana le daban miedo todos y cada uno de ellos, por la forma en que toman lo que quieren sin pedir permiso, pero también por el daño que pueden hacer cuando algo se les mete en la cabeza y lo quieren a como de lugar. ¿Alguna vez Alchemilla querrá a alguien de tal manera que le podrá perdonar su error y compartir su corazón? Eso le pone los nervios de punta.
- Cuando encontremos a tus hermanos - Ella lo daba por hecho, habían tantas ganas de por medio que sabía que gracias a ellas los pondrían encontrar, si, los hermanos de su amiga estarán con ellos, y los llevarán a vivir ahí, jugaran entre plantas, la naturaleza los protegerá, y no necesitaran separarse nunca más - Prometo que los cuidaré como si fueran el mío, y les daremos amor, y todo lo que pidan, los haremos felices y nunca jamás volverán a separarse ni a ver a ese loco de su padre - La idea de formar una familia con más integrantes y no sólo ellas dos le era cada vez más interesante y valiosa. Era algo que quería más que cualquier cosa, incluso que Callum.
- ¿Crees que él sea malo? Es decir, más malo de lo que ya creemos, debemos buscar armas para poder destrozarlo antes de que quiera lastimar a alguno o incluso a tus hermanos, los adultos siempre usan a los niños para poder evitar correr riesgos, lo sabes ¿verdad? Son malos, no les importan las consecuencias con tal de ganar ante los demás - Frunció el ceño, recordó a ese maldito que le había hecho tanto daño solo por la ambición de ser el mejor hechicero en la historia. - Ojalá los encontremos mañana mismo - Susurró cerrando los ojos, el sueño quería vencerla, quería hacer que perdiera tanto la conciencia como todo el sentido del porqué habían llegado hasta ese momento.
- Vamos ya a dormir, estoy muy cansada, ya no puedo ni sostener mis ojos abiertos, vamos a dormir juntas, nada nos pasará si estamos las dos - Le animó - Además, mientras más rápido vayamos a dormir, más rápido despertaremos - Sonrió ante sus palabras tan vagas.
Se acomodó entre las sabanas, su cabeza estaba en medio de una almohada, y miraba al techo porque no se sentía capaz de ver los ojos ajenos, siente que le miente aunque no haya hecho nada aún. Le es tan complicado prometer que se mantendrá alejada de Callum cuando lo único que quiere es verlo. ¿Acaso es tan malo querer a un hombre? A Levana le daban miedo todos y cada uno de ellos, por la forma en que toman lo que quieren sin pedir permiso, pero también por el daño que pueden hacer cuando algo se les mete en la cabeza y lo quieren a como de lugar. ¿Alguna vez Alchemilla querrá a alguien de tal manera que le podrá perdonar su error y compartir su corazón? Eso le pone los nervios de punta.
- Cuando encontremos a tus hermanos - Ella lo daba por hecho, habían tantas ganas de por medio que sabía que gracias a ellas los pondrían encontrar, si, los hermanos de su amiga estarán con ellos, y los llevarán a vivir ahí, jugaran entre plantas, la naturaleza los protegerá, y no necesitaran separarse nunca más - Prometo que los cuidaré como si fueran el mío, y les daremos amor, y todo lo que pidan, los haremos felices y nunca jamás volverán a separarse ni a ver a ese loco de su padre - La idea de formar una familia con más integrantes y no sólo ellas dos le era cada vez más interesante y valiosa. Era algo que quería más que cualquier cosa, incluso que Callum.
- ¿Crees que él sea malo? Es decir, más malo de lo que ya creemos, debemos buscar armas para poder destrozarlo antes de que quiera lastimar a alguno o incluso a tus hermanos, los adultos siempre usan a los niños para poder evitar correr riesgos, lo sabes ¿verdad? Son malos, no les importan las consecuencias con tal de ganar ante los demás - Frunció el ceño, recordó a ese maldito que le había hecho tanto daño solo por la ambición de ser el mejor hechicero en la historia. - Ojalá los encontremos mañana mismo - Susurró cerrando los ojos, el sueño quería vencerla, quería hacer que perdiera tanto la conciencia como todo el sentido del porqué habían llegado hasta ese momento.
- Vamos ya a dormir, estoy muy cansada, ya no puedo ni sostener mis ojos abiertos, vamos a dormir juntas, nada nos pasará si estamos las dos - Le animó - Además, mientras más rápido vayamos a dormir, más rápido despertaremos - Sonrió ante sus palabras tan vagas.
Levana Maréchal- Mensajes : 147
Fecha de inscripción : 29/07/2011
Edad : 34
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Re: Se puede amar a dos personas que se odian, se puede vivir con dos personas que te aman, pero nunca podrás escoger entre la una y la otra {Privé}
Levana iba a ayudarme. Por eso decía cuando y no si, porque los y si no me gustaban, porque dejaban lugar para la duda, y no había duda en mi venganza, no la habría. Por mucho que matar a mi padre requiriera que me preparara, yo ya lo estaba, y no iba a parar hasta conseguirlo. Por mis hermanos. No, no dudaría. Pero ¿y ella? ¿Ella se dejaría conquistar por Murphy como se había dejado conquistar por Callum?
No si tú lo impides.
No, si no, ¡cuando yo lo impida, o lo deshaga, o consiga que se olvide de él! Yo también podía jugar a la certeza, y ser firme en lo que creía, incluso aunque ellos a veces no estuvieran de acuerdo conmigo. Pero ellos no sabían nada de nada, y yo sí que lo hacía. ¡Claro que sí! Por eso me guiaba por mí misma.
Pero también nos escuchas, ¿no?
Sí, claro, porque una segunda opinión es buena a veces, pero no siempre y no en esto. Ellos no me convencerían, Levana probablemente tampoco lo haría, yo sabía lo que quería, y lo tendría. Y mis hermanos volverían conmigo, que los cuidaría mejor que mi padre. Porque, por supuesto, perdonarían todos mis crímenes si era necesario, todo lo había hecho por ellos, ellos entenderían...
– Los cuidaremos, sí, y mejor que él... Sí, Levana, claro que es malo, ¿crees que mataría a alguien si no lo fuera? ¡Me arrebató a mis hermanos, me odia y quiere vengarse de mí! Y para conseguirlo los utiliza. No, no lo conseguirá, porque lo eliminaremos y ellos podrán volver a ser felices conmigo, su hermanita, la de Alessa y Joshua, y también contigo, mi otra hermana, Levana. – sonreí, asentí y la miré fijamente.
¿Tu hermana, esa traidora que se junta con Callum?
¡Pues claro! No de sangre, pero ella me ayudaría, y eso la convertía en alguien cercano, tanto como para considerarla de mi familia. Además, adoraría a Joshua y Alessa cuando los conociera, eso seguro, ¡todo el mundo lo hacía! Bueno, salvo mi padre. Pero ese monstruo que ni merecía ser llamado mi padre no podía adorar a nadie que no fuera él mismo o sus monstruos, era un depredador y... no. No era el momento de pensar en él. Levana tenía razón, una vez más.
– Sí, es hora de dormir. Mañana los encontraremos, y si no, pasado mañana. Pero los encontraremos, claro, las dos juntas. ¡Dulces sueños! – deseé, y entonces volví a tumbarme bien en la cama, porque al parecer me había incorporado un poco antes. Oh, vaya, pero bueno, eso tenía fácil solución, ¿no? Al menos, mientras estuviera despierta, porque cuando durmiera necesitaría estar alerta para protegerme de los monstruos... a mí y a Levana.
No, nosotros os protegeremos. Duerme. Os espera un duro día mañana.
No si tú lo impides.
No, si no, ¡cuando yo lo impida, o lo deshaga, o consiga que se olvide de él! Yo también podía jugar a la certeza, y ser firme en lo que creía, incluso aunque ellos a veces no estuvieran de acuerdo conmigo. Pero ellos no sabían nada de nada, y yo sí que lo hacía. ¡Claro que sí! Por eso me guiaba por mí misma.
Pero también nos escuchas, ¿no?
Sí, claro, porque una segunda opinión es buena a veces, pero no siempre y no en esto. Ellos no me convencerían, Levana probablemente tampoco lo haría, yo sabía lo que quería, y lo tendría. Y mis hermanos volverían conmigo, que los cuidaría mejor que mi padre. Porque, por supuesto, perdonarían todos mis crímenes si era necesario, todo lo había hecho por ellos, ellos entenderían...
– Los cuidaremos, sí, y mejor que él... Sí, Levana, claro que es malo, ¿crees que mataría a alguien si no lo fuera? ¡Me arrebató a mis hermanos, me odia y quiere vengarse de mí! Y para conseguirlo los utiliza. No, no lo conseguirá, porque lo eliminaremos y ellos podrán volver a ser felices conmigo, su hermanita, la de Alessa y Joshua, y también contigo, mi otra hermana, Levana. – sonreí, asentí y la miré fijamente.
¿Tu hermana, esa traidora que se junta con Callum?
¡Pues claro! No de sangre, pero ella me ayudaría, y eso la convertía en alguien cercano, tanto como para considerarla de mi familia. Además, adoraría a Joshua y Alessa cuando los conociera, eso seguro, ¡todo el mundo lo hacía! Bueno, salvo mi padre. Pero ese monstruo que ni merecía ser llamado mi padre no podía adorar a nadie que no fuera él mismo o sus monstruos, era un depredador y... no. No era el momento de pensar en él. Levana tenía razón, una vez más.
– Sí, es hora de dormir. Mañana los encontraremos, y si no, pasado mañana. Pero los encontraremos, claro, las dos juntas. ¡Dulces sueños! – deseé, y entonces volví a tumbarme bien en la cama, porque al parecer me había incorporado un poco antes. Oh, vaya, pero bueno, eso tenía fácil solución, ¿no? Al menos, mientras estuviera despierta, porque cuando durmiera necesitaría estar alerta para protegerme de los monstruos... a mí y a Levana.
No, nosotros os protegeremos. Duerme. Os espera un duro día mañana.
Invitado- Invitado
Re: Se puede amar a dos personas que se odian, se puede vivir con dos personas que te aman, pero nunca podrás escoger entre la una y la otra {Privé}
Por fin su cuerpo se mantenía escondido entre las sedosas sabanas de la cama. Se había adentrado en ellas para encontrar un poco de calor, así no sufriría de temblores. Ella siempre había sido muy friolenta, más de la cuenta, por eso en la primera oportunidad que le daban se refugiaba en algún lugar caluroso; no decía nada porque le pareció que las palabras estaban demás. en ocasiones lo mejor eran los silencios compartido, ella había entendido que hacerlos con su amiga eran agradables, porque les dejaban reflexionar. Acarició la tela por debajo de ella mientras mataba un poco más el tiempo. El futuro parecía prometedor, pero también le llenaba de esperanza. Volver a reunirse con seres amados le había encendido una llama en el interior, una distinta a todo aquello que había conocido. Era nuevo, pero especial, y de esa manera se quería quedar.
¿Dormir? Si, le hacía falta, de hecho ya le daba vueltas la cabeza por lo cansada que se encontraba. La joven se estiró al recostarse de lado para poder contemplar un rato a su amiga. Era extraño pero se le notaba más relajada. De hecho incluso más feliz, como que la simple idea de poder rescatar a sus hermanos se hacía tan cercana y profunda, que no había motivos para mostrar mala cara. Ella misma se sentía feliz y esperanzada, pues encontrar a los hermanos de Alchemilla era estar a un paso del de ella. Le dedicó una nueva sonrisa, mostrando que la tranquilidad también la invadían, por lo pronto lo que menos deseaba era pensar, era momento de descansar, de estar feliz y poder recabar las energías que quizás más adelante le harían falta.
- Dulces sueños - Comentaron en unísono las voces arropadas en su cabeza, se encontraban listas para dormir, para callar junto con ellas, porque la oscuridad no sólo invadiría a las amigas, sino a ellas quienes no podían hacerse escuchar cuando las jóvenes iban al mundo de los sueños.
- Que descanses, Alchemilla, buenas noches - Era el turno de ella para cerrar con broche de oro el encuentro. Debían descansar, debían de pensar, soñar, planear. Se volvió a hacer bolita en la cama, incluso se cubrió el rostro. Morfeo no tardó en abrazarla, seducirla y llevarla a su realidad. El cansancio la consumió demasiado rápido. Dormía tranquila, plácidamente, como hace tiempo no lo hacía.
¿Dormir? Si, le hacía falta, de hecho ya le daba vueltas la cabeza por lo cansada que se encontraba. La joven se estiró al recostarse de lado para poder contemplar un rato a su amiga. Era extraño pero se le notaba más relajada. De hecho incluso más feliz, como que la simple idea de poder rescatar a sus hermanos se hacía tan cercana y profunda, que no había motivos para mostrar mala cara. Ella misma se sentía feliz y esperanzada, pues encontrar a los hermanos de Alchemilla era estar a un paso del de ella. Le dedicó una nueva sonrisa, mostrando que la tranquilidad también la invadían, por lo pronto lo que menos deseaba era pensar, era momento de descansar, de estar feliz y poder recabar las energías que quizás más adelante le harían falta.
- Dulces sueños - Comentaron en unísono las voces arropadas en su cabeza, se encontraban listas para dormir, para callar junto con ellas, porque la oscuridad no sólo invadiría a las amigas, sino a ellas quienes no podían hacerse escuchar cuando las jóvenes iban al mundo de los sueños.
- Que descanses, Alchemilla, buenas noches - Era el turno de ella para cerrar con broche de oro el encuentro. Debían descansar, debían de pensar, soñar, planear. Se volvió a hacer bolita en la cama, incluso se cubrió el rostro. Morfeo no tardó en abrazarla, seducirla y llevarla a su realidad. El cansancio la consumió demasiado rápido. Dormía tranquila, plácidamente, como hace tiempo no lo hacía.
TEMA CERRADO
Levana Maréchal- Mensajes : 147
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