AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Las viejas costumbres que regresan {Privado}
3 participantes
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Las viejas costumbres que regresan {Privado}
Hace 6 meses:
-Vas a morir por lo que me hiciste, desearas nunca haber nacido ¡Lamentaras el día que me diste tu falso amor!
La mujer lo miraba con ira, sus ojos rojos inyectados de sangre y sus colmillos blancos brillando ante la poca luz de la tienda de hierbas. La vampira era su esposa, a la que creía muerta. Ahora se encontraba frente a él, dispuesta a matarlo.
La sangre de su brazo era real, su traje estaba desquebrajado, al igual que su alma ¿Cómo puede pelear contra la que amo tanto? Tal vez ella tenía razón y es un monstruo sin corazón, no le intereso dejarla loca en un manicomio o nunca confesarle lo que era, a pesar de que era el amor de su vida.
Sentía el tibia abrazo rojo recorriendo su brazo entero, su mano izquierda tapaba la herida de ese costado, haciendo presión para no perder mas de liquido de la vida. Si no hacia algo pronto, sería su fin ¿Pero que tal si se lo merece? La duda lo invadió, que su fin posible si es morir, un castigo del destino por dejar a su mujer a su suerte, por hacer que tenga una vida de pesadilla.
Con un movimiento rápido, Violeta le arranco la cabeza de una patada. Dejando el cadáver en el lugar, tumbó uno de los candelabros de la tienda y dejó que el fuego consumiera todo.
Hoy:
Abrió los ojos, sudando, con el corazón acelerado, con el olfato lleno de aromas, con los ojos tan acostumbrados a la oscuridad. Volvió a cerrarlo, en un intento desesperado por convencerse que esa horrible pesadilla no pasó, que realmente sigue siendo feliz, en España, con su esposa y que, esta vez, si tiene un precioso hijo o una linda princesa. Pero el sabía que nunca paso, su mente lo convence cada noche en que trata de volver a ese sueño que el mismo se condeno, para poder morir.
Habían pasado meses desde el suceso, su poder de ilusión se activo inconscientemente e hizo creer a Violeta que Rayner murió en sus manos, que su cuerpo mutilado había sucumbido ante las cenizas. En realidad, huyo de la escena, moribundo y cansado, su refugio en la vieja cripta que ahora ocupa, vacía por, de seguro, algún vampiro que se levanto de su sueño. Durmió, mágicamente, para que su cuerpo se curase, aunque su alma sigue lastimada.
Levanto el brazo hacia la piedra que cubría su cama improvisada, el ruido de la roca arrastrándose fue ligero, levantó su cuerpo y miro hacia la oscura puerta de metal que impedía la intromisión de cualquier brisa del exterior, incluso la suciedad escapaba del lugar.
Vio su cuerpo a través del reflejo en uno de los oscuros vitrales de la cripta. Sus heridas habían sanado y en su costado izquierda había una cicatriz, donde Violeta creyó lo ataco. Tocó la herida y una lagrima rodo su mejilla.
Detrás de su cama improvisada, hacia un ángel con las manos extendidas, en ellas había colocado su ropa. Una camisa blanca y pantalón marino fueron puestos sobre su cuerpo, nunca le gustó andar tan sencillo, pero fue lo único que pudo conseguir mientras venia aquí a recuperarse.
Miró hacia la salida y la abrió, el metal, algo oxidado, dejo hacer un ruido de rechinido y sintió la luz de la mañana, el sonido de las aves y el viento en el rostro. Ya era libre de volver a la ciudad, pero…¿Alguien lo recordaría?
-Vas a morir por lo que me hiciste, desearas nunca haber nacido ¡Lamentaras el día que me diste tu falso amor!
La mujer lo miraba con ira, sus ojos rojos inyectados de sangre y sus colmillos blancos brillando ante la poca luz de la tienda de hierbas. La vampira era su esposa, a la que creía muerta. Ahora se encontraba frente a él, dispuesta a matarlo.
La sangre de su brazo era real, su traje estaba desquebrajado, al igual que su alma ¿Cómo puede pelear contra la que amo tanto? Tal vez ella tenía razón y es un monstruo sin corazón, no le intereso dejarla loca en un manicomio o nunca confesarle lo que era, a pesar de que era el amor de su vida.
Sentía el tibia abrazo rojo recorriendo su brazo entero, su mano izquierda tapaba la herida de ese costado, haciendo presión para no perder mas de liquido de la vida. Si no hacia algo pronto, sería su fin ¿Pero que tal si se lo merece? La duda lo invadió, que su fin posible si es morir, un castigo del destino por dejar a su mujer a su suerte, por hacer que tenga una vida de pesadilla.
Con un movimiento rápido, Violeta le arranco la cabeza de una patada. Dejando el cadáver en el lugar, tumbó uno de los candelabros de la tienda y dejó que el fuego consumiera todo.
Hoy:
Abrió los ojos, sudando, con el corazón acelerado, con el olfato lleno de aromas, con los ojos tan acostumbrados a la oscuridad. Volvió a cerrarlo, en un intento desesperado por convencerse que esa horrible pesadilla no pasó, que realmente sigue siendo feliz, en España, con su esposa y que, esta vez, si tiene un precioso hijo o una linda princesa. Pero el sabía que nunca paso, su mente lo convence cada noche en que trata de volver a ese sueño que el mismo se condeno, para poder morir.
Habían pasado meses desde el suceso, su poder de ilusión se activo inconscientemente e hizo creer a Violeta que Rayner murió en sus manos, que su cuerpo mutilado había sucumbido ante las cenizas. En realidad, huyo de la escena, moribundo y cansado, su refugio en la vieja cripta que ahora ocupa, vacía por, de seguro, algún vampiro que se levanto de su sueño. Durmió, mágicamente, para que su cuerpo se curase, aunque su alma sigue lastimada.
Levanto el brazo hacia la piedra que cubría su cama improvisada, el ruido de la roca arrastrándose fue ligero, levantó su cuerpo y miro hacia la oscura puerta de metal que impedía la intromisión de cualquier brisa del exterior, incluso la suciedad escapaba del lugar.
Vio su cuerpo a través del reflejo en uno de los oscuros vitrales de la cripta. Sus heridas habían sanado y en su costado izquierda había una cicatriz, donde Violeta creyó lo ataco. Tocó la herida y una lagrima rodo su mejilla.
Detrás de su cama improvisada, hacia un ángel con las manos extendidas, en ellas había colocado su ropa. Una camisa blanca y pantalón marino fueron puestos sobre su cuerpo, nunca le gustó andar tan sencillo, pero fue lo único que pudo conseguir mientras venia aquí a recuperarse.
Miró hacia la salida y la abrió, el metal, algo oxidado, dejo hacer un ruido de rechinido y sintió la luz de la mañana, el sonido de las aves y el viento en el rostro. Ya era libre de volver a la ciudad, pero…¿Alguien lo recordaría?
Rayner Andrews- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 24/08/2012
Edad : 37
Re: Las viejas costumbres que regresan {Privado}
El mismo sueño desde que tiene uso de razón, ella ardiendo en llamas tan altas como el mismo cielo, el dolor y ardor de sentir la carne cayéndose a pedazos, el dolor incrementando a cada segundo que pasa, la agonía de intentar escapar y no poder hacerlo, el humo entrando por sus pulmones. Siempre el mismo final, un grito que se ve disfrazo en forma de carcajada macabra. Siempre ese final, siempre el mismo sueño, mismo que desde que va teniendo uso de razón ha tenido en diferentes temporadas, y que a últimas fechas se han marcado a un más. Desde la madrugada, saben los dioses paganos la hora exacta, se despierta, observa por la ventana la oscuridad de la noche, suspira y con mucho temor cierra los ojos nuevamente, teme que nuevamente se repita el mismo sueño. El sueño le vence nuevamente y cae profundamente dormida. Se mantiene en la nada, ya que los sueños ha dejado de trabajar en su mente; el fondo negro y los ojos cerrados es lo único que recuerda.
Los rayos del sol le golpean la cara, obligándola a ponerse en pie, suspira y se dirige a lavarse la cara una pequeña vasija que suele dejar durante la noche para que al despertar lave su rostro. Limpia su rostro de las impurezas nocturnas y decide cambiar de ropa, utilizando un vestido modesto en color verde con ligeros encajes blancos, verdes y negros, coloca los zapatos correspondientes y sale de su habitación, observando a su paso la puerta de la habitación de su hermana la cual toca con delicadeza –Te veo en… el lugag de siempge en un gato, me adelanto pogque… bueno ahí nos vemos- hace rodar los ojos y continua su paso, observa la habitación de sus padres y simplemente suspira, ya que no pretende entrar a un lugar en donde será ignorada su presencia.
Desayuna algo rápido, necesita salir de casa, le urge poner un pie fuera de ese lugar que solo le molesta el ambiente. Luego de escasos 30 minutos más o menos sale de casa, va a su rutina diaria, esperar pedidos para la pastelería, algunas casas importantes, algunos restaurantes e incluso de una panadería en el centro de la ciudad, eso significa trabajo, dinero y distracción. Su recorrido lo termina antes de lo esperado debido a que todos fueron puntuales en darle sus pedidos y así poder trabajar. Parece que algún ser supremo desea que pronto se reúna con su hermana.
El lugar designado el cementerio , ¿Por qué ahí?, sencillo ahí sienten la paz que necesita y que tanto bien le hace, además de ahí puede estar en contacto directo con los seres que le han acompañado desde que descubrió los dones que la naturaleza le ha otorgado. Enarca la ceja, el lugar se mira sin gente, ya que la gente suele visitar a sus muertos en diferentes temporadas y esta temporada el recinto de muerte esta prácticamente deshabitado. Camina y escucha el crujir de las hojas secas, levanta la mirada y luego regresa la misma a la tierra, la mañana aun no termina, aunque el medio día se acerca.
-¡¡¡Saga!!! ¡¡Saga!! - llama a su hermana, quien seguramente se le ha adelantado y detestaría que salga de la nada y le de un susto, ya que extrañamente hoy se ha despertado con una incertidumbre que pocas veces se hace presente –¿estás aquí?, no estoy jugando… no te escondas… Saga….- su acento marcado se hace evidente, la respuesta se va con la suave brisa mañanera que golpea el lugar, cierra los ojos ligeramente ya que el polvo se levanta y le entra un poco en ellos, sus cabellos se revuelven ligeramente mientras que con sus manos se estruja los ojos para intentar sacar la tierra que le ha entrado en ellos.
Se detiene, siente que algo le mira estando a ciegas los sentidos siente que están mucho mas sensibles, respira un poco agitada y con cierto temor, traga saliva y trata de abrir los ojos, los cuales lo trae ligeramente rojos por tanto jugar con ellos, esta ahí deseando en lo más profundo de su ser que, quien este rondándola sea su hermana y no alguien más, de lo contrario… tendrá que utilizar las únicas dos maneras que posee para calmar su desesperación, el puño izquierdo y el derecho, ya que no es la típica señorita de sociedad que observa al mundo sin decir nada, ella es completamente diferente a ello…
Los rayos del sol le golpean la cara, obligándola a ponerse en pie, suspira y se dirige a lavarse la cara una pequeña vasija que suele dejar durante la noche para que al despertar lave su rostro. Limpia su rostro de las impurezas nocturnas y decide cambiar de ropa, utilizando un vestido modesto en color verde con ligeros encajes blancos, verdes y negros, coloca los zapatos correspondientes y sale de su habitación, observando a su paso la puerta de la habitación de su hermana la cual toca con delicadeza –Te veo en… el lugag de siempge en un gato, me adelanto pogque… bueno ahí nos vemos- hace rodar los ojos y continua su paso, observa la habitación de sus padres y simplemente suspira, ya que no pretende entrar a un lugar en donde será ignorada su presencia.
Desayuna algo rápido, necesita salir de casa, le urge poner un pie fuera de ese lugar que solo le molesta el ambiente. Luego de escasos 30 minutos más o menos sale de casa, va a su rutina diaria, esperar pedidos para la pastelería, algunas casas importantes, algunos restaurantes e incluso de una panadería en el centro de la ciudad, eso significa trabajo, dinero y distracción. Su recorrido lo termina antes de lo esperado debido a que todos fueron puntuales en darle sus pedidos y así poder trabajar. Parece que algún ser supremo desea que pronto se reúna con su hermana.
El lugar designado el cementerio , ¿Por qué ahí?, sencillo ahí sienten la paz que necesita y que tanto bien le hace, además de ahí puede estar en contacto directo con los seres que le han acompañado desde que descubrió los dones que la naturaleza le ha otorgado. Enarca la ceja, el lugar se mira sin gente, ya que la gente suele visitar a sus muertos en diferentes temporadas y esta temporada el recinto de muerte esta prácticamente deshabitado. Camina y escucha el crujir de las hojas secas, levanta la mirada y luego regresa la misma a la tierra, la mañana aun no termina, aunque el medio día se acerca.
-¡¡¡Saga!!! ¡¡Saga!! - llama a su hermana, quien seguramente se le ha adelantado y detestaría que salga de la nada y le de un susto, ya que extrañamente hoy se ha despertado con una incertidumbre que pocas veces se hace presente –¿estás aquí?, no estoy jugando… no te escondas… Saga….- su acento marcado se hace evidente, la respuesta se va con la suave brisa mañanera que golpea el lugar, cierra los ojos ligeramente ya que el polvo se levanta y le entra un poco en ellos, sus cabellos se revuelven ligeramente mientras que con sus manos se estruja los ojos para intentar sacar la tierra que le ha entrado en ellos.
Se detiene, siente que algo le mira estando a ciegas los sentidos siente que están mucho mas sensibles, respira un poco agitada y con cierto temor, traga saliva y trata de abrir los ojos, los cuales lo trae ligeramente rojos por tanto jugar con ellos, esta ahí deseando en lo más profundo de su ser que, quien este rondándola sea su hermana y no alguien más, de lo contrario… tendrá que utilizar las únicas dos maneras que posee para calmar su desesperación, el puño izquierdo y el derecho, ya que no es la típica señorita de sociedad que observa al mundo sin decir nada, ella es completamente diferente a ello…
Amelia Cecereu- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 13/08/2012
Re: Las viejas costumbres que regresan {Privado}
Levantarse después de tanto tiempo, había dejado su cuerpo entumido, cansado y con una sensación de vacío, no de hambre, si no de su alma. Dañada y con un dolor enorme, sin saber cómo podría caminar hacia la ciudad y poder seguir viviendo como lo hacía antes.
Súbitamente, recordó a sus aprendices, no sabría qué pasó con ellas. Su mente divago en preocupación, algunas no tenían por qué probar sus habilidades aun, sin embargo, se quedaron sin su maestro por demasiado tiempo ¿Habrían encontrado a alguien más? El esperaba que si, su conciencia descansaría.
Movió ligeramente las manos hacia las hojas del suelo, estas se movieron por la brisa que él hizo que pasara, probando que su hechicería seguía ahí. Estiro su mano hacia una de las lamidas frente a él, una sirena de cabello dorado lo saludaba coquetamente. Su poder de ilusión estaba con el y ahora tendría completo control, ya no tenía que sentirse en peligro para que se activara.
-Todo está aquí
Se dijo para sí mismo y cerró los ojos, pensó en el futuro y vio a una muchacha de cabello castaño y un acento marcado, habría adquirido control sobre las premoniciones. Según su antigua maestra, un brujo sólo puede manejar a la perfección tres poderes, por lo que, seguramente, acaba de perder su encandilamiento.
Volvió a concentrarse en el futuro y pensó que ahora la vida no le tendría sorpresa, lo cual lo hizo sentir algo decepcionado, las sorpresas siempre habían sido sus favoritas. Vio dos hermanas, y el frente a ellas, hablando como un maestro, mostrando lo que podría hacer e invitarlas a que hicieran lo mismo. Parecía que el futuro se vería brillante. Al lado de esa imagen otras mas salían al aire, de sucesos que podrían pasar dependiendo de cada acción, incluyendo uno donde era golpeado por una de las chicas.
Así comprendió que el futuro está en constante cambio.
Camino hacia fuera de la cripta, asegurándose de no ser visto, mientras proba ilusiones nuevas. A lo lejos vio a una mujer de espaldas y se aseguro de no haber sido él el que la creo.
-No deberías de ir con tanta tensión por un cementerio, podrías acabar tropezando con una lapida y se dice que los espíritus son bastante quisquillosos si les molestas el sueño.
Le dijo a la muchacha a sus espaldas, mientras se daba cuenta de sus puños apretados a sus costados.
Súbitamente, recordó a sus aprendices, no sabría qué pasó con ellas. Su mente divago en preocupación, algunas no tenían por qué probar sus habilidades aun, sin embargo, se quedaron sin su maestro por demasiado tiempo ¿Habrían encontrado a alguien más? El esperaba que si, su conciencia descansaría.
Movió ligeramente las manos hacia las hojas del suelo, estas se movieron por la brisa que él hizo que pasara, probando que su hechicería seguía ahí. Estiro su mano hacia una de las lamidas frente a él, una sirena de cabello dorado lo saludaba coquetamente. Su poder de ilusión estaba con el y ahora tendría completo control, ya no tenía que sentirse en peligro para que se activara.
-Todo está aquí
Se dijo para sí mismo y cerró los ojos, pensó en el futuro y vio a una muchacha de cabello castaño y un acento marcado, habría adquirido control sobre las premoniciones. Según su antigua maestra, un brujo sólo puede manejar a la perfección tres poderes, por lo que, seguramente, acaba de perder su encandilamiento.
Volvió a concentrarse en el futuro y pensó que ahora la vida no le tendría sorpresa, lo cual lo hizo sentir algo decepcionado, las sorpresas siempre habían sido sus favoritas. Vio dos hermanas, y el frente a ellas, hablando como un maestro, mostrando lo que podría hacer e invitarlas a que hicieran lo mismo. Parecía que el futuro se vería brillante. Al lado de esa imagen otras mas salían al aire, de sucesos que podrían pasar dependiendo de cada acción, incluyendo uno donde era golpeado por una de las chicas.
Así comprendió que el futuro está en constante cambio.
Camino hacia fuera de la cripta, asegurándose de no ser visto, mientras proba ilusiones nuevas. A lo lejos vio a una mujer de espaldas y se aseguro de no haber sido él el que la creo.
-No deberías de ir con tanta tensión por un cementerio, podrías acabar tropezando con una lapida y se dice que los espíritus son bastante quisquillosos si les molestas el sueño.
Le dijo a la muchacha a sus espaldas, mientras se daba cuenta de sus puños apretados a sus costados.
Rayner Andrews- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 24/08/2012
Edad : 37
Re: Las viejas costumbres que regresan {Privado}
Caminar a ciegas, es simplemente un arma de dos filos
La suave brisa, golpea su rostro, extrañamente siente la presencia de alguien más, puede incluso predecir que no es Sara la que esta rondándola. Aprieta con mas fuerza los puños, baja ligeramente la cabeza e intenta controlarse, sabe que perder la cabeza desde muy temprano puede ser perjudicial para ella. Intenta calmarse, pero es prácticamente imposible, ya que un escalofrío comienza a recorrer su cuerpo, desde la cabeza hasta la espalda siente como un leve aire frio le embarga, trata de no evidenciar su tensión pero es prácticamente imposible no evitarlo. Siente que algo o alguien se acerca.
-Saga, si eges tu jugo que lo vas a lamentar hegmana!!! - realiza una pequeña amenaza, aunque evidentemente en el fondo es incapaz de tocarle un simple cabello a su hermana, que por fuera es una felina, pero están frágil como un simple aleteo de mariposa –Saga no es ggacioso…. ¡¡ SAGA!!- grita con todas sus fuerza, casi terminando con el aire de sus pulmones, respirar con cierta dificultad debido al exalto que ha tenido… pero prácticamente se queda perpleja al escuchar a un hombre detrás suyo.
Se mantiene helada, ya que no espera algo así, puede que posea dones que no pidió tener, pero los agradece y pretende dominarlos, pero no deja de ser una simple chica que se atemoriza, es frágil, a pesar de la rudeza que pueda aparentar, es una coraza que ella misma se ha interpuesto para evitar ser lastimada, por eso mismo es que el temor se ha encargado de aprisionarla en este momento. Traga saliva e intenta abrir los ojos poco a poco, con la diestra se limpia los globos oculares, intenta abrir los ojos y breves lágrimas descienden de los mismos, por lo ligeramente lastimados que se encuentran, observa con cierta dificultad e incluso borroso a la vez. Gira con cierta delicadeza e intenta no gritar y hacer algo estúpido, está en un lugar semidesértico, que le ataquen y le hagan daño sería cosa de nada, nadie le escucharía y está perfectamente consciente de ello, es por eso que eligen el cementerio para hacer dotes de sus prácticas paganas; observa al sujeto con cierta dificultad, no luce nada bien, más bien da la impresión de ser un hombre que o es limosnero o vive ahí.
-El descanso etegno es un don que he expegimentado y del cual me han despegtado, he visto el fuego consumirg mi cagne, he visto mogig a mi hegmana, e incluso he visto como tú gente nos aniquila por el simple hecho de seg lo que soy- por un segundo pierde la noción de quien es, habla sin pensar, se puede ver furia en sus ojos, puede incluso verse la molestia rezagada en su semblante –Me pides que tenga cuidado… cgeo que debegía de seg de manega difegente …- parpadea rápidamente, frunce el seño y observa al sujeto que ahora tiene enfrente, se nota la sorpresa en sus ojos al verlo, por simple impulso le golpea el rostro con la palpa de la mano, retrocede unos pasos, le observa con temor.
-Espego que no pgetenda que me disculpe con usted- observa sin comprender que es lo que esta pasando, ella se ha quedado desde que gira, lo encara y golpea, si sucedió algo más no tiene idea de que es lo que esta sucediendo. Nuevamente retrocede unos pasos, eso es señal de temor y a la vez de sentido común, puesto que estando prácticamente sola con este sujeto, pueden suceder muchas, correr… puede ser una ventaja, pero no para ella, con el vestido y el peso de este y lo molesto que pueden llegar a ser los zapatos a la hora de correr, ella esta en desventaja.
-Saga, si eges tu jugo que lo vas a lamentar hegmana!!! - realiza una pequeña amenaza, aunque evidentemente en el fondo es incapaz de tocarle un simple cabello a su hermana, que por fuera es una felina, pero están frágil como un simple aleteo de mariposa –Saga no es ggacioso…. ¡¡ SAGA!!- grita con todas sus fuerza, casi terminando con el aire de sus pulmones, respirar con cierta dificultad debido al exalto que ha tenido… pero prácticamente se queda perpleja al escuchar a un hombre detrás suyo.
-No deberías de ir con tanta tensión por un cementerio, podrías acabar tropezando con una lapida y se dice que los espíritus son bastante quisquillosos si les molestas el sueño.
Se mantiene helada, ya que no espera algo así, puede que posea dones que no pidió tener, pero los agradece y pretende dominarlos, pero no deja de ser una simple chica que se atemoriza, es frágil, a pesar de la rudeza que pueda aparentar, es una coraza que ella misma se ha interpuesto para evitar ser lastimada, por eso mismo es que el temor se ha encargado de aprisionarla en este momento. Traga saliva e intenta abrir los ojos poco a poco, con la diestra se limpia los globos oculares, intenta abrir los ojos y breves lágrimas descienden de los mismos, por lo ligeramente lastimados que se encuentran, observa con cierta dificultad e incluso borroso a la vez. Gira con cierta delicadeza e intenta no gritar y hacer algo estúpido, está en un lugar semidesértico, que le ataquen y le hagan daño sería cosa de nada, nadie le escucharía y está perfectamente consciente de ello, es por eso que eligen el cementerio para hacer dotes de sus prácticas paganas; observa al sujeto con cierta dificultad, no luce nada bien, más bien da la impresión de ser un hombre que o es limosnero o vive ahí.
-El descanso etegno es un don que he expegimentado y del cual me han despegtado, he visto el fuego consumirg mi cagne, he visto mogig a mi hegmana, e incluso he visto como tú gente nos aniquila por el simple hecho de seg lo que soy- por un segundo pierde la noción de quien es, habla sin pensar, se puede ver furia en sus ojos, puede incluso verse la molestia rezagada en su semblante –Me pides que tenga cuidado… cgeo que debegía de seg de manega difegente …- parpadea rápidamente, frunce el seño y observa al sujeto que ahora tiene enfrente, se nota la sorpresa en sus ojos al verlo, por simple impulso le golpea el rostro con la palpa de la mano, retrocede unos pasos, le observa con temor.
-Espego que no pgetenda que me disculpe con usted- observa sin comprender que es lo que esta pasando, ella se ha quedado desde que gira, lo encara y golpea, si sucedió algo más no tiene idea de que es lo que esta sucediendo. Nuevamente retrocede unos pasos, eso es señal de temor y a la vez de sentido común, puesto que estando prácticamente sola con este sujeto, pueden suceder muchas, correr… puede ser una ventaja, pero no para ella, con el vestido y el peso de este y lo molesto que pueden llegar a ser los zapatos a la hora de correr, ella esta en desventaja.
OFF ROL: lamento la falta de creatividad u.u, espero no haya sido tan malo como creo que es u.u
Amelia Cecereu- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 13/08/2012
Re: Las viejas costumbres que regresan {Privado}
El acento marcado de la jovencita, le hizo un poco desgracias, le recordó al suyo propio y recordó que no se veía en las mejores condiciones como para hablar como siempre o hace, con cierta prepotencia. Es más, se dio cuenta que, para la chica sería el temor su primera reaccionar al encontrarse a un desconocido en un sitio tan alejado y solitario, tan lejos del mundo. Seguramente pensaría que tiene la intención de asesinarle pero ¿Acaso un asesino avisa a su víctima cuando será asesinada?
Respiro suavemente mientras escuchaba las palabras de la chica, la frase “Como nosotros” se le quedo bien en la cabeza. La mujer no era pálida, por lo que no era un vampiro, a aparte del hecho de estar de día, no era un cambiaformas, se abría transformado en su animal y habría atacado. No es fantasma, n oes transparente, aparte que el carecía de los dones de la necromancia, no podría verle. ¿Una licántropo? No, no tenía ese dote bestialmente sexy de esas mujeres.
Al hundirse en su pensamiento su primera reacción al sentir la proximidad fue el cuidarse. Cuando la chica se aleja, después de su golpe certero, la imagen de Rayner se desvanece, para aparecer del lado izquierdo, recargado en uno de los viejos arboles del cementerio.
-Eso no fue necesario señorita, podría haberme dicho que me iba a golpear, habría tenido más tiempo de hacer una mejor ilusión, tal vez una ropa más elegante, esta que llevo, tiene demasiado tiempo guardada.
El se volvió acercar a la muchacha, con una amplia sonrisa.
-Ahora por favor, tranquilícese, si fuera alguien malvado ¿No habría hecho ya algún truco perverso? Aunque puede probar volverme a golpear, aunque ¿Y si soy otra ilusión?
Le dijo con confianza. Ahora ya suponía que no era el único brujo en el lugar, pues la chica, aunque no había dicho nada ,parece que pertenecía ala misma estirpe que Rayner.
Respiro suavemente mientras escuchaba las palabras de la chica, la frase “Como nosotros” se le quedo bien en la cabeza. La mujer no era pálida, por lo que no era un vampiro, a aparte del hecho de estar de día, no era un cambiaformas, se abría transformado en su animal y habría atacado. No es fantasma, n oes transparente, aparte que el carecía de los dones de la necromancia, no podría verle. ¿Una licántropo? No, no tenía ese dote bestialmente sexy de esas mujeres.
Al hundirse en su pensamiento su primera reacción al sentir la proximidad fue el cuidarse. Cuando la chica se aleja, después de su golpe certero, la imagen de Rayner se desvanece, para aparecer del lado izquierdo, recargado en uno de los viejos arboles del cementerio.
-Eso no fue necesario señorita, podría haberme dicho que me iba a golpear, habría tenido más tiempo de hacer una mejor ilusión, tal vez una ropa más elegante, esta que llevo, tiene demasiado tiempo guardada.
El se volvió acercar a la muchacha, con una amplia sonrisa.
-Ahora por favor, tranquilícese, si fuera alguien malvado ¿No habría hecho ya algún truco perverso? Aunque puede probar volverme a golpear, aunque ¿Y si soy otra ilusión?
Le dijo con confianza. Ahora ya suponía que no era el único brujo en el lugar, pues la chica, aunque no había dicho nada ,parece que pertenecía ala misma estirpe que Rayner.
Off: Tranquila, vas bien! tu tranquila y yo nervioso pues
Rayner Andrews- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 24/08/2012
Edad : 37
Re: Las viejas costumbres que regresan {Privado}
El clima empezaba a enrarecerse, el ambiente se sentía cargado con una extraña energía, noche a noche mi hermana y yo a veces sin quererlo, sin saber que había conjuros y hechizos de lo que queríamos, éramos casi dueñas de una parte del cementerio, sabíamos de la existencia de otros seres, nuestra abuela materna era una especie de hechicera o maga para no decirle bruja, la melancolía de los nuestros se sentía en el ambiente, corrí desesperada pues sentía en mi pecho una extraña opresión, mi hermana y yo éramos unidas, no solo por ser mellizas si no por qué la luna y un ritual eran testigos de nuestra vida, no pasábamos mucho tiempo juntas, ella era mucho más madura y yo muchas veces la sacaba de sus casillas, adulta y hermosa, con un carácter fuerte, centrada y muchos dirían qué fría, ella era organizada y yo, simplemente era un caos, era mucho más libre o al menos me gustaba romper las reglas, pese a ser chicas de hogar, por las venas de ambas corría la rebeldía, las ansias de libertar y de dominar, dentro teníamos el espíritu de aquellas jóvenes que fueron quemadas por una injusticia. –Maldita sea Amelia, tranquilízate, espérame por favor!. Espero qué estés bien- dije para mis adentros mientras corría, me sostenía el faldón, mi estado físico nunca había sido el mejor, sin embargo últimamente lo había mejorado mucho, mi secreto era el motivo de ello.
Me detuve en seco, volteé hacia el horizonte podía ver un par de mausoleos que se levantaban como lúgubres guardianes de la paz del lugar, solo que está vez la paz que solía sentir, no era la misma, tensión y magia, todo de nuevo. Fruncí el ceño intentando sentirlos, era ella pero –Qué demo...?- No estas sola.- expresé al sentir la presencia de alguien más, un ente mucho más fuerte y poderoso. Corrí hacia donde la intuición me guiaba, mi corazón latía con fuerza, el cuerpo me dolía y podían vérseme algunos moretones, pero no me importaba, secretos y más secretos empezaba a cansarme de aquello, recordé de nuevo aquellas pesadillas donde veía a dos jovencitas siendo quemadas en una hoguera mientras una muchedumbre enardecida gritaba de felicidad. Negué conteniendo las ganas de llorar y apretando la tela de la larga falda en mis manos empuñadas, pude ver a Amelia de espaldas, sin embargo no era solo ella había un hombre, una presencia amenazadora mas no la sentía maligna, mis sentidos enloquecieron, la cabeza comenzó a dolerme, mi alma se identificaba con el momento, con la energía, pero mi mente y mi razón se negaban.
Me detuve parándome justo detrás de Amelia a su costado derecho, escuché un intercambio de palabras pero no había puesto atención –Estás bien Amelie?.- pregunté preocupada viendo al hombre fijamente. –Quien es él?.- interrogué con una mezcla entre curiosidad y zozobra, empuñé mi mano derecha poniendo la pierna derecha adelante y la izquierda atrás como cuando entrenaba, preparándome para lo que fuera…
Me detuve en seco, volteé hacia el horizonte podía ver un par de mausoleos que se levantaban como lúgubres guardianes de la paz del lugar, solo que está vez la paz que solía sentir, no era la misma, tensión y magia, todo de nuevo. Fruncí el ceño intentando sentirlos, era ella pero –Qué demo...?- No estas sola.- expresé al sentir la presencia de alguien más, un ente mucho más fuerte y poderoso. Corrí hacia donde la intuición me guiaba, mi corazón latía con fuerza, el cuerpo me dolía y podían vérseme algunos moretones, pero no me importaba, secretos y más secretos empezaba a cansarme de aquello, recordé de nuevo aquellas pesadillas donde veía a dos jovencitas siendo quemadas en una hoguera mientras una muchedumbre enardecida gritaba de felicidad. Negué conteniendo las ganas de llorar y apretando la tela de la larga falda en mis manos empuñadas, pude ver a Amelia de espaldas, sin embargo no era solo ella había un hombre, una presencia amenazadora mas no la sentía maligna, mis sentidos enloquecieron, la cabeza comenzó a dolerme, mi alma se identificaba con el momento, con la energía, pero mi mente y mi razón se negaban.
Me detuve parándome justo detrás de Amelia a su costado derecho, escuché un intercambio de palabras pero no había puesto atención –Estás bien Amelie?.- pregunté preocupada viendo al hombre fijamente. –Quien es él?.- interrogué con una mezcla entre curiosidad y zozobra, empuñé mi mano derecha poniendo la pierna derecha adelante y la izquierda atrás como cuando entrenaba, preparándome para lo que fuera…
Sara Cecereu- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 06/08/2012
Localización : París y con él. Dans la magie de votre cœur.
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Re: Las viejas costumbres que regresan {Privado}
Aun sigue sin comprender ¿en qué momento todo se salió de balance?, como es que ha llegado al punto en donde fue capaz de golpear a alguien, si bien no es la mujer delicada que aparenta, tampoco es una chica que suela correr ante los “peligros” que se puedan estar sucediendo. La castaña parpadea y al ver la imagen esfumarse frente a sus ojos, no puede contener la sorpresa, la sangre se le hela, siente el cuerpo inmóvil, incluso le da cierto temor girar o simplemente voltear y buscar a ese sujeto, se mantiene ahí quieta con la mirada hacia el frente, deseando con sus fuerzas que Sara no se asome. Si bien sabe que es prácticamente imposible que sean las únicas que posean este don, es evidente que hay más como ellas, pero no esperaba saber de estos tan pronto. Nuevamente le hablan y trata de comprender que es lo que esta pasando.
¿Ilusión?, acaso será uno de esos Ilusionistas que suelen presentarse en alguno de los Teatros de la ciudad, donde exhiben un trabajo, pero no, esos son simples trucos, si, seguramente es eso. Amelia trata de no perder la cabeza, cordura y hacer una tontería. Pierde la noción del tiempo, hasta que reacciona con unas simples palabras, palabras que salen de los labios de una persona a la cual conoce muy bien, su corazón palpita con suma fuerza, siente temor, nervio, sorpresa, angustia e incluso curiosidad, seguramente es a lo que se conoce como “sentimientos encontrados”, como puede sujeta la zurda de Sara con su diestra, suspira e intenta pronunciar algunas palabras.
-Aun no lo se
Musita sumamente despacio, parpadea y poco a poco va regresando la movilidad a su cuerpo. Cierra los ojos, gira en dirección al sujeto quien le ha hablado y sorprendido, camina unos pasos colocándose delante de su hermana –Integesante… ¿Cómo hizo eso?- baja ligeramente la guardia manteniéndose calmada, intentando no perder la serenidad. Delicadamente sonríe y gira hacia su hermana, mirándole con cierta frialdad –Se te hizo tagde como siempge…- abre los ojos y suspira nuevamente, regresa la mirada hacia ese hombre y por primera vez en muchos años, cambia su actitud.
-Mi nombge es Amelia Cecegeu… ella es mi hegmana Saga… lamento habegme pogtado de esa manega con usted. Se que me estoy contgadiciendo con lo que le mencione antes, lamento habegle golpeado el gostgo, lamento habeg sido ggosega, en vegdad lo lamento
Baja la guardia, prácticamente esta dejando ver ese lado “tierno” e incluso pacifico de la castaña, algo que en rara ocasión se puede ver en ella. Amelia siente cierta calma ahora, no le inspira temor, por extraña razón ese temor de algunos instantes se ha esfumado, dando paso a una calma que no creía que pudiera sentir… pedir disculpas, seguramente le provocará una enorme sorpresa a Sara, ya que a lo largo de su vida, rara vez se ha disculpado por algo que haya hecho, salvo que sea importante o le obliguen.
-Eso no fue necesario señorita, podría haberme dicho que me iba a golpear, habría tenido más tiempo de hacer una mejor ilusión, tal vez una ropa más elegante, esta que llevo, tiene demasiado tiempo guardada.
-Ahora por favor, tranquilícese, si fuera alguien malvado ¿No habría hecho ya algún truco perverso? Aunque puede probar volverme a golpear, aunque ¿Y si soy otra ilusión?
¿Ilusión?, acaso será uno de esos Ilusionistas que suelen presentarse en alguno de los Teatros de la ciudad, donde exhiben un trabajo, pero no, esos son simples trucos, si, seguramente es eso. Amelia trata de no perder la cabeza, cordura y hacer una tontería. Pierde la noción del tiempo, hasta que reacciona con unas simples palabras, palabras que salen de los labios de una persona a la cual conoce muy bien, su corazón palpita con suma fuerza, siente temor, nervio, sorpresa, angustia e incluso curiosidad, seguramente es a lo que se conoce como “sentimientos encontrados”, como puede sujeta la zurda de Sara con su diestra, suspira e intenta pronunciar algunas palabras.
-Aun no lo se
Musita sumamente despacio, parpadea y poco a poco va regresando la movilidad a su cuerpo. Cierra los ojos, gira en dirección al sujeto quien le ha hablado y sorprendido, camina unos pasos colocándose delante de su hermana –Integesante… ¿Cómo hizo eso?- baja ligeramente la guardia manteniéndose calmada, intentando no perder la serenidad. Delicadamente sonríe y gira hacia su hermana, mirándole con cierta frialdad –Se te hizo tagde como siempge…- abre los ojos y suspira nuevamente, regresa la mirada hacia ese hombre y por primera vez en muchos años, cambia su actitud.
-Mi nombge es Amelia Cecegeu… ella es mi hegmana Saga… lamento habegme pogtado de esa manega con usted. Se que me estoy contgadiciendo con lo que le mencione antes, lamento habegle golpeado el gostgo, lamento habeg sido ggosega, en vegdad lo lamento
Baja la guardia, prácticamente esta dejando ver ese lado “tierno” e incluso pacifico de la castaña, algo que en rara ocasión se puede ver en ella. Amelia siente cierta calma ahora, no le inspira temor, por extraña razón ese temor de algunos instantes se ha esfumado, dando paso a una calma que no creía que pudiera sentir… pedir disculpas, seguramente le provocará una enorme sorpresa a Sara, ya que a lo largo de su vida, rara vez se ha disculpado por algo que haya hecho, salvo que sea importante o le obliguen.
Amelia Cecereu- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 13/08/2012
Re: Las viejas costumbres que regresan {Privado}
Sonríe ampliamente al ver a las dos muchachas juntas, suspira con suavidad al darse cuenta que son simples chicas asustadas, seguramente no era muy común que vieran a otros brujos . Venía de estar encerrado por tanto tiempo que era grato encontrarse con alguien como él, aunque a sus ojos fueran sólo dos niñas.
-Parece que tienes una hermana o eres sumamente buena en hacer una imagen idéntica a ti. Ha ya veo, tienen ligeras diferencias, son gemelas. Seguramente comparten dones…similares
Mientras hablaba se dejo de recargarse y chasqueo los dedos. Su ropa cambien como si el aire a su alrededor le creara del polvo en la brisa. Un saco y pantalones azules con una camisa celeste reluciente. Se miró a si mismo sonriendo, feliz de que sus ilusiones y hechicería hayan sido tan efectivas, nunca había pasado tan rápido.
La regreso a mirar y les hizo una reverencia algo exagerada.
-El nombre es Rayner Andrews. Deben de disculparme por mi aspecto de hace unos momentos, pues el mundo ha girado y yo me había bajado de el ¿Pueden creerlo? Tener que estar recuperándose tanto tiempo. A juzgar por su apariencia, son un par de brujitas, si es que tu hermana, querida Amelia, es igual de hábil que tu.
Volvió a chasquear los dedos y tres Rayner se aparecieron alrededor de las dos. El primero, sentado sobre una lapida que apenas podía sostenerse de pie, otro terminando la reverencia de hace unos momentos y el ultimo, mantenido frente a las muchachas.
-No se si comparten la ideología, pero no pueden odiar a las otras personas, son ignorantes, tontos que han sido maldecidos por el peor hechizo oscuro de todos: la estupidez
Mientras hablaba, una de sus ilusiones comenzaba la frase, cuando otra la acababa. Era divertido para el, pero seguramente molesto para las muchachas, así que con otro movimiento las otras dos copias se fueron.
-Bien, Sara y Amelia ¿Por qué un cementerio? Es pleno día, los vampiros están durmiendo, pero hay fantasmas, cambia formas, licántropos o un simple lunático, no deberían de andar así. Y si no me equivoco…no saben usar lo que tienen ¿O sí?
Lo dijo con ternura, aunque quería ver con sus propios ojos de lo que eran capaces, como si ver la magia de alguien más, lo llenara de vida.
-Parece que tienes una hermana o eres sumamente buena en hacer una imagen idéntica a ti. Ha ya veo, tienen ligeras diferencias, son gemelas. Seguramente comparten dones…similares
Mientras hablaba se dejo de recargarse y chasqueo los dedos. Su ropa cambien como si el aire a su alrededor le creara del polvo en la brisa. Un saco y pantalones azules con una camisa celeste reluciente. Se miró a si mismo sonriendo, feliz de que sus ilusiones y hechicería hayan sido tan efectivas, nunca había pasado tan rápido.
La regreso a mirar y les hizo una reverencia algo exagerada.
-El nombre es Rayner Andrews. Deben de disculparme por mi aspecto de hace unos momentos, pues el mundo ha girado y yo me había bajado de el ¿Pueden creerlo? Tener que estar recuperándose tanto tiempo. A juzgar por su apariencia, son un par de brujitas, si es que tu hermana, querida Amelia, es igual de hábil que tu.
Volvió a chasquear los dedos y tres Rayner se aparecieron alrededor de las dos. El primero, sentado sobre una lapida que apenas podía sostenerse de pie, otro terminando la reverencia de hace unos momentos y el ultimo, mantenido frente a las muchachas.
-No se si comparten la ideología, pero no pueden odiar a las otras personas, son ignorantes, tontos que han sido maldecidos por el peor hechizo oscuro de todos: la estupidez
Mientras hablaba, una de sus ilusiones comenzaba la frase, cuando otra la acababa. Era divertido para el, pero seguramente molesto para las muchachas, así que con otro movimiento las otras dos copias se fueron.
-Bien, Sara y Amelia ¿Por qué un cementerio? Es pleno día, los vampiros están durmiendo, pero hay fantasmas, cambia formas, licántropos o un simple lunático, no deberían de andar así. Y si no me equivoco…no saben usar lo que tienen ¿O sí?
Lo dijo con ternura, aunque quería ver con sus propios ojos de lo que eran capaces, como si ver la magia de alguien más, lo llenara de vida.
Rayner Andrews- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 24/08/2012
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