AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Regresando a la ciudad que nunca abandone {Libre}
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Regresando a la ciudad que nunca abandone {Libre}
Miraba hacia el horizonte, pensando en cuanto extraño la ciudad, pero recordando que había estado encerrado en una cripta por tanto tiempo, durmiendo ¿Qué tanto podría extrañar la ciudad, si ni siquiera estaba despierto?
Acomodo su chaleco gris, que combinaba con sus pantalones y una camisa blanca reluciente. Había guardado dinero, lo suficiente para mantenerse como parte de la clase alta de la ciudad, aun cuando había estado fuera durante tanto tiempo.
Se recargo en una de las bardas de la calle, viendo a lo lejos el Senna, reluciente y maravilloso. Pensó en ser como ese rio, que a pesar de las lluvias, los humanos y los barcos, sigue avanzando hacia su fin último que es el mar. Ahora estaba sólo, sin nadie que lo recordara en esta enorme ciudad, pues sabía bien que no volvería a ver a los clientes de su tienda, quemada hace meses, o a las mujeres que amo, de seguro se fueron de la ciudad cuando supieron de quien era en realidad o incluso la misma Violeta, su esposa vampira y loca, las cazo a todas hasta matarlas.
Cerró los ojos y se concentro en esa horrible noche. Cuando una mujer en rojo entro por la puerta de la tienda, esa tarde estaba sólo, sus aprendices no estaban, no había clientes en el lugar, pues se acercaba la hora de cerrar. Violeta revelo su rostro, hundido por la ira, lo amenaza y ataco al instante, su primer golpe, sorpresivo por qué no supo qué hacer al respecto, le costó a Rayner una cicatriz en su costado izquierdo, ahora su eterno martirio de saber que es su culpa que Violeta es lo que es.
En el último instante, su magia se activo inconscientemente y una poderosa ilusión hizo creer a Violeta que le había arrancado la cabeza al brujo. Ella incendio el lugar y desapareció ante la noche. Rayner se refugió en una cripta durante meses, curándose físicamente, pero su alma seguía herida, aun en esas calles de Paris, seguía lamentando lo que al final, es su culpa. Nunca le confesó a Violeta lo que era, ella enloqueció, se volvió vampira y lo casó, la mujer que mas amó, lo detesta.
Trató de dejar de pensar en el ayer y continúo su caminata, esperando ver algún rostro conocido, alguna persona que recordar, alguien a quien buscar y poder pensar que el mundo no está hundido en la desesperanza, no aun.
Acomodo su chaleco gris, que combinaba con sus pantalones y una camisa blanca reluciente. Había guardado dinero, lo suficiente para mantenerse como parte de la clase alta de la ciudad, aun cuando había estado fuera durante tanto tiempo.
Se recargo en una de las bardas de la calle, viendo a lo lejos el Senna, reluciente y maravilloso. Pensó en ser como ese rio, que a pesar de las lluvias, los humanos y los barcos, sigue avanzando hacia su fin último que es el mar. Ahora estaba sólo, sin nadie que lo recordara en esta enorme ciudad, pues sabía bien que no volvería a ver a los clientes de su tienda, quemada hace meses, o a las mujeres que amo, de seguro se fueron de la ciudad cuando supieron de quien era en realidad o incluso la misma Violeta, su esposa vampira y loca, las cazo a todas hasta matarlas.
Cerró los ojos y se concentro en esa horrible noche. Cuando una mujer en rojo entro por la puerta de la tienda, esa tarde estaba sólo, sus aprendices no estaban, no había clientes en el lugar, pues se acercaba la hora de cerrar. Violeta revelo su rostro, hundido por la ira, lo amenaza y ataco al instante, su primer golpe, sorpresivo por qué no supo qué hacer al respecto, le costó a Rayner una cicatriz en su costado izquierdo, ahora su eterno martirio de saber que es su culpa que Violeta es lo que es.
En el último instante, su magia se activo inconscientemente y una poderosa ilusión hizo creer a Violeta que le había arrancado la cabeza al brujo. Ella incendio el lugar y desapareció ante la noche. Rayner se refugió en una cripta durante meses, curándose físicamente, pero su alma seguía herida, aun en esas calles de Paris, seguía lamentando lo que al final, es su culpa. Nunca le confesó a Violeta lo que era, ella enloqueció, se volvió vampira y lo casó, la mujer que mas amó, lo detesta.
Trató de dejar de pensar en el ayer y continúo su caminata, esperando ver algún rostro conocido, alguna persona que recordar, alguien a quien buscar y poder pensar que el mundo no está hundido en la desesperanza, no aun.
Rayner Andrews- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 24/08/2012
Edad : 37
Re: Regresando a la ciudad que nunca abandone {Libre}
Las cosas sucedían muy deprisa. Dentro de poco tendría que marcharse de Francia, a saber durante cuánto tiempo. Iba a ser bastante, desde luego. No, no iba a ser para siempre, pero iba a estar bastante tiempo en Escocia, unos años quizás. Ahora regresaría para asistir a la coronación de nuestra nueva reina, y a saber cómo comenzaría su nuevo reinado...me moría de curiosidad, de expectación y de otras emociones que eran a la vez agradables y no agradables, que me hacían desear y no desear al mismo tiempo que llegase ya el día de mañana, que llegase el coche para llevarme hasta allí. Pero nuestro cochero había tenido un problemita, y además estaba ayudando a dos de mis criados a terminar de prepararlo todo para mi viaje. Eso siempre llevaba tiempo, y más en un caso como el mío.
Así que el día antes, como no podía dormir, deseé salir de allí. Me levanté, me arreglé, y me puse un vestido negro para salir por la noche. El que casi siempre me ponía cuando quería salir sin ser vista.
No podía llamar al cochero hasta mañana, así que me limité a andar por las calles de París, canturreando algo para mis adentros, sin despedirme. ¿Para qué despedirme? No iba a irme de allí para siempre. Pero aaaa...¡cómo me gustaba hacer algo tan simple como caminar! Y contemplar la belleza de la ciudad, me gustaba casi tanto como caminar por el bosque, en plena naturaleza. En lugares dónde se sentía tanta paz.
Mientras canturreaba algo para mis adentros, algo casi ininteligible, una vieja canción en francés, mientras saludaba a algunos de los espíritus que andaban desapareciendo y que habían pululado a mi alrededor al salir de casa. Era la manía que tenían cuando me veían sola. Aaaaa, me encantaba ser nigromante.
Y entonces vi alguien que se apoyaba en las bardas de la calle. Una sola persona, qué raro. Fui a pasar por su lado para preguntarle una cosa, pero entonces...¡pam! Me pegué un pequeño tropezón con una piedra. No me llegué a caer pero el pie me dolióbastante. Creo que a punto estuve de hacer tropezar al caballero también. ¿Por qué seré tan torpe?
-¡Auuuuch!-exclamé. Luego vi al caballero que andaba aún mirando las bardas, que tendría que haberlo oído-¡Lo siento!
Así que el día antes, como no podía dormir, deseé salir de allí. Me levanté, me arreglé, y me puse un vestido negro para salir por la noche. El que casi siempre me ponía cuando quería salir sin ser vista.
No podía llamar al cochero hasta mañana, así que me limité a andar por las calles de París, canturreando algo para mis adentros, sin despedirme. ¿Para qué despedirme? No iba a irme de allí para siempre. Pero aaaa...¡cómo me gustaba hacer algo tan simple como caminar! Y contemplar la belleza de la ciudad, me gustaba casi tanto como caminar por el bosque, en plena naturaleza. En lugares dónde se sentía tanta paz.
Mientras canturreaba algo para mis adentros, algo casi ininteligible, una vieja canción en francés, mientras saludaba a algunos de los espíritus que andaban desapareciendo y que habían pululado a mi alrededor al salir de casa. Era la manía que tenían cuando me veían sola. Aaaaa, me encantaba ser nigromante.
Y entonces vi alguien que se apoyaba en las bardas de la calle. Una sola persona, qué raro. Fui a pasar por su lado para preguntarle una cosa, pero entonces...¡pam! Me pegué un pequeño tropezón con una piedra. No me llegué a caer pero el pie me dolióbastante. Creo que a punto estuve de hacer tropezar al caballero también. ¿Por qué seré tan torpe?
-¡Auuuuch!-exclamé. Luego vi al caballero que andaba aún mirando las bardas, que tendría que haberlo oído-¡Lo siento!
Briseida Denwonts- Hechicero/Realeza
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Re: Regresando a la ciudad que nunca abandone {Libre}
Que tanto importaba creer la desesperanza existía, mientras se aferrara a que es imposible que pudiera pasar algo más tormentoso que lo que ya habría pasado. Me recupere, regrese al mundo de los vivos ¿Qué más podría desear? No hay mucho mas de esperanza más que esta, de creer que las cosas no pueden empeorar.
Pensó para sí mismo mientras se disponía a seguir su camino. Unos pasos cercanos lo distrajeron un poco, mas no se detuvo, hasta escuchar el ruido de una piedra con el zapato y una voz avergonzada disculpándose.
-No veo la necesidad de disculparse, señorita
Dijo con en su mejor francés, aun que suele escapársele algunas palabras con acento ingles, su manejo del idioma ha estado oxidado, desde que no había, técnicamente, vivido en varios meses. La mujer era sumamente parecida a una bruja que conoció hace tiempo, cuando recién llego a la ciudad por primera vez y se enfocaba en conseguir su fortuna, hasta donde sabe, esa mujer había sido atrapada por la inquisición o simplemente huido del lugar.
-Mi nombre es Rayner Andrews, espero su pie se encuentre bien, o si gusta habría que revisar si hubo algún daño.
Dijo con amabilidad al mirar el área en la que acababa de caminar. No quería decir nada, pero posiblemente, la chica se habría distraído al caminar ¿Con que? Casi no había personas esa noche, por lo que sería sumamente raro, al menos que no hayan sido personas las que haya visto.
Sonrió ante la idea de encontrarse con alguien como él, tan rápido, si apenas habría llegado a la ciudad.
Pensó para sí mismo mientras se disponía a seguir su camino. Unos pasos cercanos lo distrajeron un poco, mas no se detuvo, hasta escuchar el ruido de una piedra con el zapato y una voz avergonzada disculpándose.
-No veo la necesidad de disculparse, señorita
Dijo con en su mejor francés, aun que suele escapársele algunas palabras con acento ingles, su manejo del idioma ha estado oxidado, desde que no había, técnicamente, vivido en varios meses. La mujer era sumamente parecida a una bruja que conoció hace tiempo, cuando recién llego a la ciudad por primera vez y se enfocaba en conseguir su fortuna, hasta donde sabe, esa mujer había sido atrapada por la inquisición o simplemente huido del lugar.
-Mi nombre es Rayner Andrews, espero su pie se encuentre bien, o si gusta habría que revisar si hubo algún daño.
Dijo con amabilidad al mirar el área en la que acababa de caminar. No quería decir nada, pero posiblemente, la chica se habría distraído al caminar ¿Con que? Casi no había personas esa noche, por lo que sería sumamente raro, al menos que no hayan sido personas las que haya visto.
Sonrió ante la idea de encontrarse con alguien como él, tan rápido, si apenas habría llegado a la ciudad.
Rayner Andrews- Hechicero Clase Alta
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Edad : 37
Re: Regresando a la ciudad que nunca abandone {Libre}
El caballero en cuestión me aseguró que no había nada que disculparse, meras palabras por las cuales era fácil deducir que sería por lo menos de clase media, sino alta. Casi solté una palabrota cuando pensé en eso...¿por qué me había fijado en algo así? Casi me sentí más culpable por ello que por el mero hecho de haber estado a punto de arrollarle, habría sido una sorpresa desagradable para ambos, sobre todo porque, conociéndome, era fácil que ambos hubiésemos caído por el barranco hacia el lago. Bueno, no tanto pero ra fácil imaginárselo.
Y claro...quizás fuera la costumbre lo que me había hecho fijarme. Pero también había otra cosa en aquel caballero, otra cosa que me sonaba muy mucho, aunque no le había visto nunca a él. Era la pimer vez que le veía, que le conocía. Aunque tengo que admitir que el nombre lme sonó de algo.
Quizas lo habría oído en alguna parte. Quizás sí quizás no, no andaba segura.
-Estoy bien, estoy bien, ya estoy acostumbrada, esto es algo que me sucede muy a menudo...sería raro si no me sucediese como mínimo unas tres veces al día...-dije riéndome entre dientes-Un placer conocerle, monsieur Andrews, mi nombre es Beatrice, Beatrice Denwonts-me presenté haciendo una leve reverencia elegante. Algo a lo que también estaba acostumbrada. Y entonces volví a percatarme de su acento...¿de dónde sería? Sonaba inglés. ¿Lo sería? A lo mejor me sonaba por eso...los ingleses han estado desde siempre muy cerca de los escoceses, a veces quizás demasiado, lo que había dado pie a algunas guerras del pasado.
Mi acento, en cambio, tendría también algo de mi Escocia natal. Aunque yo misma no me daría cuenta, pero lo suponía.
-¿De dónde sois, monsieur? Vuestro acento suena algo inglés.-dije.-Yo soy de Escocia...-dije entonces con cierto entusiasmo. A lo mejor era galés. Me gustaba ese sitio, había estado muchas veces allí.
Y justo cuando había terminado de hablar...me percaté de que los espíritus que habían salido conmigo seguían pululando a mi alrededor. ¡Vaya, hombre! Traté de espantarlos como moscas, pero andaban pesados hoy.
"Muy bien...pero procurad no meterme en problemas" les ordené mentalmente, casi encogiéndome de hombros.
Y claro...quizás fuera la costumbre lo que me había hecho fijarme. Pero también había otra cosa en aquel caballero, otra cosa que me sonaba muy mucho, aunque no le había visto nunca a él. Era la pimer vez que le veía, que le conocía. Aunque tengo que admitir que el nombre lme sonó de algo.
Quizas lo habría oído en alguna parte. Quizás sí quizás no, no andaba segura.
-Estoy bien, estoy bien, ya estoy acostumbrada, esto es algo que me sucede muy a menudo...sería raro si no me sucediese como mínimo unas tres veces al día...-dije riéndome entre dientes-Un placer conocerle, monsieur Andrews, mi nombre es Beatrice, Beatrice Denwonts-me presenté haciendo una leve reverencia elegante. Algo a lo que también estaba acostumbrada. Y entonces volví a percatarme de su acento...¿de dónde sería? Sonaba inglés. ¿Lo sería? A lo mejor me sonaba por eso...los ingleses han estado desde siempre muy cerca de los escoceses, a veces quizás demasiado, lo que había dado pie a algunas guerras del pasado.
Mi acento, en cambio, tendría también algo de mi Escocia natal. Aunque yo misma no me daría cuenta, pero lo suponía.
-¿De dónde sois, monsieur? Vuestro acento suena algo inglés.-dije.-Yo soy de Escocia...-dije entonces con cierto entusiasmo. A lo mejor era galés. Me gustaba ese sitio, había estado muchas veces allí.
Y justo cuando había terminado de hablar...me percaté de que los espíritus que habían salido conmigo seguían pululando a mi alrededor. ¡Vaya, hombre! Traté de espantarlos como moscas, pero andaban pesados hoy.
"Muy bien...pero procurad no meterme en problemas" les ordené mentalmente, casi encogiéndome de hombros.
Briseida Denwonts- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 24/06/2011
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Re: Regresando a la ciudad que nunca abandone {Libre}
Le sorprendió encontrarse con una muchacha tan distraída, en la mayoría de los casos, habría sido una simple persona que se cruza con el una tarde, aunque ya estaba anocheciendo. Pero sus gestos eran, si no extraños, fuera de lo común.
La curiosidad lo invadía al ver sus movimientos como si algo se le pusiera encima y tratara de ahuyentarlo, aunque fueron leves los movimientos, llamaron su atención.
-En un placer conocerla señorita Denwonts
Dijo inclinándose para besarle la mano, una costumbre que hace mucho no habría tenido, en especial por su poco contacto con otro ser humano, por no decir nulo en totalidad. Recordó las mujeres que le rodearon hace tanto tiempo, ahora habría que concentrarse en rehacer las cocas, no en conquistar damas, lo que también se le hará difícil ahora que ya no tiene habilidad de encandilamiento.
-Entonces, si esta situación le pasa a menudo, debe de tener la mente llena de ideas maravillosas, pues de seguro la llena de ideas y no puede separarse de ellas, haciendo que piense en ellas solamente.
Le sonrió con dulzura mientras le seguía recordando a una persona que conoció hace mucho tiempo, la chica en cuestión se parecía, lo que le dio algo de esperanza de poder reconstruir su vida después de haberse considerado muerto durante meses.
-Pero el mundo no sólo se construye de ideas, debería de aplicarlas y no dejar que se quedaran sólo en su cabeza
Miró hacia el Senna y luego de regreso a ella, pensando, de nuevo en sus extraños gestos de hace un momento, como si algo invisible la estuviera rodeando, si tuviera necromancia, tal vez habría visto los fantasmas alrededor.
La curiosidad lo invadía al ver sus movimientos como si algo se le pusiera encima y tratara de ahuyentarlo, aunque fueron leves los movimientos, llamaron su atención.
-En un placer conocerla señorita Denwonts
Dijo inclinándose para besarle la mano, una costumbre que hace mucho no habría tenido, en especial por su poco contacto con otro ser humano, por no decir nulo en totalidad. Recordó las mujeres que le rodearon hace tanto tiempo, ahora habría que concentrarse en rehacer las cocas, no en conquistar damas, lo que también se le hará difícil ahora que ya no tiene habilidad de encandilamiento.
-Entonces, si esta situación le pasa a menudo, debe de tener la mente llena de ideas maravillosas, pues de seguro la llena de ideas y no puede separarse de ellas, haciendo que piense en ellas solamente.
Le sonrió con dulzura mientras le seguía recordando a una persona que conoció hace mucho tiempo, la chica en cuestión se parecía, lo que le dio algo de esperanza de poder reconstruir su vida después de haberse considerado muerto durante meses.
-Pero el mundo no sólo se construye de ideas, debería de aplicarlas y no dejar que se quedaran sólo en su cabeza
Miró hacia el Senna y luego de regreso a ella, pensando, de nuevo en sus extraños gestos de hace un momento, como si algo invisible la estuviera rodeando, si tuviera necromancia, tal vez habría visto los fantasmas alrededor.
Rayner Andrews- Hechicero Clase Alta
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Edad : 37
Re: Regresando a la ciudad que nunca abandone {Libre}
Aquel caballero se inclinó y me saludó en un gesto tan antiguo como el mismo mundo. Sonreí con cordialidad cuando dijo que estaba encantada de conocerme. Luego habló de ideas maravillosas. Vaya, aquel caballero parecía simpático. Mucho. En cierto modo me recordaba a mi hermano. Bueno...no, a mi hermano no. Mi hermano era un tipo muy simpático, cierto, pero era de armas tomar, y era además un poco pusilánime.
Claro que tampoco podía decir que aquel hombre lo fuera o no. Acababa de conocerle, y yo no sabía leer mentes, por mucho que a veces deseara hacerlo, a veces con más insistencia de la necesaria.
-A veces sí y a veces no...-comenté, aunque estas palabras se me antojaron un poco presumidas por mi parte-hay cosas que no son sensata, ya sean ideas maravillosas o no. Claro que a veces no es buena idea seguir a lo que es sensato, o a lo que no lo es. Vale, ya me estoy contradiciendo.-dije soltando una carcajada.-¿Lo ve? Ya estoy cometiendo una torpeza, no sólo me tropiezo varias veces al día...soy torpe del todo.-estaba exagerando un poco, eso tenía que admitirlo. Pero estaba de muy bien humor, y por un momento me olvidé de los espíritus que rondaban aquel lugar. Por un momento.
-Cierto...sino se mueren. Y eso da pena...¡hay tantas cosas que se han quedado en el olvido!-dije pensativa. Aquello englobaba muchas cosas. Demaiadas cosas se habían quedado en el olvido a lo largo de los siglos, y si me ponía a contarlas o a pensar en ellas nos quedaríamos semanas hablando. Eso sí, tampoco creía que fuera muy fácil sacar esas ideas que andaban perdidas por el olvido. Por algo están en esa nada.
Claro que tampoco podía decir que aquel hombre lo fuera o no. Acababa de conocerle, y yo no sabía leer mentes, por mucho que a veces deseara hacerlo, a veces con más insistencia de la necesaria.
-A veces sí y a veces no...-comenté, aunque estas palabras se me antojaron un poco presumidas por mi parte-hay cosas que no son sensata, ya sean ideas maravillosas o no. Claro que a veces no es buena idea seguir a lo que es sensato, o a lo que no lo es. Vale, ya me estoy contradiciendo.-dije soltando una carcajada.-¿Lo ve? Ya estoy cometiendo una torpeza, no sólo me tropiezo varias veces al día...soy torpe del todo.-estaba exagerando un poco, eso tenía que admitirlo. Pero estaba de muy bien humor, y por un momento me olvidé de los espíritus que rondaban aquel lugar. Por un momento.
-Cierto...sino se mueren. Y eso da pena...¡hay tantas cosas que se han quedado en el olvido!-dije pensativa. Aquello englobaba muchas cosas. Demaiadas cosas se habían quedado en el olvido a lo largo de los siglos, y si me ponía a contarlas o a pensar en ellas nos quedaríamos semanas hablando. Eso sí, tampoco creía que fuera muy fácil sacar esas ideas que andaban perdidas por el olvido. Por algo están en esa nada.
Briseida Denwonts- Hechicero/Realeza
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Re: Regresando a la ciudad que nunca abandone {Libre}
Él le sonrió, y no pudo evitar pensar en todas esas ideas que no pudo cumplir, en aquellas que se quedaron como recuerdos vacios, incompletos. Ahora vienen como sombras a casarlo, con la espera de un nuevo amanecer de terror.
Mientras la noche cae suavemente, el brujo se alegra de haber encontrado compañía, al menos para olvidarse de esos dolores que viene con un regreso y aquella misión que no quiere tocar, aun.
-Es una lástima el olvido ¿No lo cree? Tanta vida que hay y…
Rayner se queda mirando a la muchacha por unos segundos, pronto el silencio se deja notar y procura volver a hablar disimulando algo peculiar a su alrededor, una presencia que sólo los brujos podrían expedir, parece que no sólo se encontró a alguien con quien establecer una conversación, si no también alguien como él, aunque no está seguro.
-Disculpe, la luz no me había dejado apreciar su belleza y tuve que hacer una segunda mirada
Dijo procuraron disimular y regresando la vista hacia otro lado, sin saber cómo encontrar su compañera es una bruja, como él. La mujer le recordaba a sus viajes de antaño, los que lo llevaron a la ciudad por primera vez, donde podría encontrarse con toda clase de personas y disfrutar el descubrir su pasado, ahora con su poder de premonición a su total control, podría averiguar el futuro de cualquiera que quisiera, incluso el de la señorita, pero eso no tendría nada de divertido.
Mientras la noche cae suavemente, el brujo se alegra de haber encontrado compañía, al menos para olvidarse de esos dolores que viene con un regreso y aquella misión que no quiere tocar, aun.
-Es una lástima el olvido ¿No lo cree? Tanta vida que hay y…
Rayner se queda mirando a la muchacha por unos segundos, pronto el silencio se deja notar y procura volver a hablar disimulando algo peculiar a su alrededor, una presencia que sólo los brujos podrían expedir, parece que no sólo se encontró a alguien con quien establecer una conversación, si no también alguien como él, aunque no está seguro.
-Disculpe, la luz no me había dejado apreciar su belleza y tuve que hacer una segunda mirada
Dijo procuraron disimular y regresando la vista hacia otro lado, sin saber cómo encontrar su compañera es una bruja, como él. La mujer le recordaba a sus viajes de antaño, los que lo llevaron a la ciudad por primera vez, donde podría encontrarse con toda clase de personas y disfrutar el descubrir su pasado, ahora con su poder de premonición a su total control, podría averiguar el futuro de cualquiera que quisiera, incluso el de la señorita, pero eso no tendría nada de divertido.
Rayner Andrews- Hechicero Clase Alta
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Re: Regresando a la ciudad que nunca abandone {Libre}
Aquella conversación me interesaba bastante. Cada vez me interesaba más, no sabía muy bien el por qué. Y podría haber muchos motivos para ello. Como el mero hecho de oír las palabras de aquel caballero, su mera presencia, o el interés que se despertaba en mí a veces, la curiosidad que me embargaba a menudo cuando conocía a alguien o veía algo nuevo. Algo que me pasaba desde que era niña.
O quizás fuera por lo que me estaba rondando en aquel momento. O lo que nos andaba rondando. A veces ni me daba cuenta de que nos rondaba. Pero tampoco lo olvidaba del todo. ¿Cómo olvidarlo? Era imposible olvidar algo semejante. Cuando te ronda un montón de espíritus a veces es imposible olvidarlos del todo. En algún momento recuerdas que están ahí, tarde o temprano.
Y entonces Rayner se me queda mirando de una forma un poco rara. Como si se hubiera dado cuenta de algo. ¿Me extraña eso? Pues la verdad es que no, ¿para qué negarlo? No me extrañaba para nada que hubiera notado algo.
Mi hermana hubiera sido capaz de disimular mejor estas presencias. Se le daba mejor que a mí la nigromancia.
Al menos algunas partes.
-¿Vida? ¡Cuántas vidas hay por vivir!-comenté en un tono alegre.-¿Cuántas formas cree que tiene la vida? Hay un filósofo por ahí que decía que sólo sabía que no sabía nada...sin embargo en el fondo se saben muchas cosas. Cómo las formas de vida, por ejemplo.
Luego achacó lo extraño a mi belleza. Ladeé la cabeza y sonreí con algo de coquetería, ¿para qué negarlo?
-Gracias, monsieur. Sois muy amable, todo un caballero.-esto lo decía con sinceridad, pero me preguntaba si no habría...
Entonce decidí arriesgarme. Intentar una cosita. Algo que sería un poquito locura, pero...me apetecía intentarlo. Si las cosas salían mal siempre podía convencer al hombre de que se bebiera una poción para olvidar. Y si no lograba eso, pues...bueno, ya veríamos.
¿Qué hice? Darles carta blanca. Dejé que bajaran y se notaran con más fuerza.
-La luz se convierte a veces en oscuridad. ¡O en frío! ¿No nota el frío?-Ahora no pude evitarlo. Dejé escapar una carcajada. Aquella situación me parecía muy divertida. Me había puesto de muy buen humor. De haber llevado un vestido más cómodo probablemente me habría puesto a dar vueltas y más vueltas sin parar, como una niña.
O quizás fuera por lo que me estaba rondando en aquel momento. O lo que nos andaba rondando. A veces ni me daba cuenta de que nos rondaba. Pero tampoco lo olvidaba del todo. ¿Cómo olvidarlo? Era imposible olvidar algo semejante. Cuando te ronda un montón de espíritus a veces es imposible olvidarlos del todo. En algún momento recuerdas que están ahí, tarde o temprano.
Y entonces Rayner se me queda mirando de una forma un poco rara. Como si se hubiera dado cuenta de algo. ¿Me extraña eso? Pues la verdad es que no, ¿para qué negarlo? No me extrañaba para nada que hubiera notado algo.
Mi hermana hubiera sido capaz de disimular mejor estas presencias. Se le daba mejor que a mí la nigromancia.
Al menos algunas partes.
-¿Vida? ¡Cuántas vidas hay por vivir!-comenté en un tono alegre.-¿Cuántas formas cree que tiene la vida? Hay un filósofo por ahí que decía que sólo sabía que no sabía nada...sin embargo en el fondo se saben muchas cosas. Cómo las formas de vida, por ejemplo.
Luego achacó lo extraño a mi belleza. Ladeé la cabeza y sonreí con algo de coquetería, ¿para qué negarlo?
-Gracias, monsieur. Sois muy amable, todo un caballero.-esto lo decía con sinceridad, pero me preguntaba si no habría...
Entonce decidí arriesgarme. Intentar una cosita. Algo que sería un poquito locura, pero...me apetecía intentarlo. Si las cosas salían mal siempre podía convencer al hombre de que se bebiera una poción para olvidar. Y si no lograba eso, pues...bueno, ya veríamos.
¿Qué hice? Darles carta blanca. Dejé que bajaran y se notaran con más fuerza.
-La luz se convierte a veces en oscuridad. ¡O en frío! ¿No nota el frío?-Ahora no pude evitarlo. Dejé escapar una carcajada. Aquella situación me parecía muy divertida. Me había puesto de muy buen humor. De haber llevado un vestido más cómodo probablemente me habría puesto a dar vueltas y más vueltas sin parar, como una niña.
Briseida Denwonts- Hechicero/Realeza
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Re: Regresando a la ciudad que nunca abandone {Libre}
Los ojos del brujo se entrecierran y el gesto del conocimiento se dibuja en su rostro, las manchas sobre la joven, las visiones fantasmales ahora son visibles y él sabe que la bella mujer es como el, con secretos escondidos de los demás, con las habilidades que los puritanos e ignorantes tachan de herejes. La muchacha le había mostrado conscientemente lo que era, posiblemente buscando averiguar si el pertenecía a su misma naturaleza.
-es una noche muy fría es cierto, es bueno saber que una dama como usted no sale en soledad en una noche como esta.
Contesto llevándose una mano a los cabello, el gesto de Rayner es posiblemente un gesto natural, sus dedos pasaron por sus cabellos negros, salpicados del plata de las canas, el rostro marcado por una edad que no tenia. Cerro los ojos un instante y la ilusión desapareció por unos segundos, mostrando al verdadero Rayner, mostrando el cabello un poco mas largo, rubio cenizo, el rostro marcado por el dolor pero no por los años. Al abrir los ojos estos eran azules, no oscuros como había parecido hasta el momento. La visión apareció como un parpadeo, desapareciendo casi al instante, como si nunca hubiese estado ahí. Solo el tiempo en que Rayner había pasado la mano por su cabello su verdadera apariencia fue visible. Los ojos del brujo se clavaron en los de la joven doncella, tan parecida a la mujer de su pasado, a aquella que recordaba entre bruma espesa, aquella que siempre vela los recuerdos lejanos, tan lejanos. Pertenecientes a una vida que ya no le pertenecía, recuerdos de un Rayner anterior a la tragedia que marcara su “muerte”.
-Es un placer ver que tenemos cosas en común señorita, debe ser el destino caprichoso que ha jalado sus hilos para un encuentro como este.
Y que otra cosa podía ser, el regresaba de la muerte y ella era una visitante en la ciudad. Ninguno de los dos era francés y sin embargo el destino les había llevado a ese lugar, esa noche para encontrarse.
-es una noche muy fría es cierto, es bueno saber que una dama como usted no sale en soledad en una noche como esta.
Contesto llevándose una mano a los cabello, el gesto de Rayner es posiblemente un gesto natural, sus dedos pasaron por sus cabellos negros, salpicados del plata de las canas, el rostro marcado por una edad que no tenia. Cerro los ojos un instante y la ilusión desapareció por unos segundos, mostrando al verdadero Rayner, mostrando el cabello un poco mas largo, rubio cenizo, el rostro marcado por el dolor pero no por los años. Al abrir los ojos estos eran azules, no oscuros como había parecido hasta el momento. La visión apareció como un parpadeo, desapareciendo casi al instante, como si nunca hubiese estado ahí. Solo el tiempo en que Rayner había pasado la mano por su cabello su verdadera apariencia fue visible. Los ojos del brujo se clavaron en los de la joven doncella, tan parecida a la mujer de su pasado, a aquella que recordaba entre bruma espesa, aquella que siempre vela los recuerdos lejanos, tan lejanos. Pertenecientes a una vida que ya no le pertenecía, recuerdos de un Rayner anterior a la tragedia que marcara su “muerte”.
-Es un placer ver que tenemos cosas en común señorita, debe ser el destino caprichoso que ha jalado sus hilos para un encuentro como este.
Y que otra cosa podía ser, el regresaba de la muerte y ella era una visitante en la ciudad. Ninguno de los dos era francés y sin embargo el destino les había llevado a ese lugar, esa noche para encontrarse.
Rayner Andrews- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 24/08/2012
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