Retratando a Frank Lemoine (Privado)

por **Lady Rain** Dom Jul 18, 2010 8:56 am

Trago saliva al entrar en mi caótico estudio. Me he pasado con Lemoine, y ahora me arrepiento. No sé que demonios me ha pasado para hablarle así a alguien que además me está haciendo un favor... Me siento mal, pero sé que mi orgullo me impediría pedir perdón.
Camino delante de Lemoine, apartándo cuadros, brochas y paletas para que pueda pasar.
Es una habitación pequeña con olor a óleo y a mojado, todo esta tirado por ahí sin orden alguno. Detrás del escritorio se alza un caballete de madera clara con un cuadro inacabado de un cuervo con las patitas mojadas en sangre. Lo quito y lo dejo sobre el escritorio, para luego poner un lienzo en blanco. Mientras rebusco entre las brochas un pincel fino no destrozado, le señalo a mi invitado un sillón antiguo rojo de aspecto victoriano.
-Tú siéntate ahí y ponte cómodo. -le indico todo lo amablemente que puedo, colocándo el caballete enfrente. Cuando está todo dispuesto, lo obsevo atentamente. Es muy atractivo. Debe ser el modelo más atractivo que tengo desde hace años. Me muerdo el labio, incapaz de apartar la mirada de él.

por **Frank Lemoine** Dom Jul 18, 2010 9:13 am

Entro a la habitación tras la hermosa artista, el olor es casi nauseabundo, huele mucho a pintura y líquidos de pintora. Mi olfato es demasiado sensible, por lo que comienzo a sentirme un poco mareado y me dejo caer en el sillón, mientras intento mantener la compostura. La joven no me quita ojo. ¿Habrá visto que estoy a punto de morirme?
Al cabo de un minuto en el que la joven parece ensimismada haciendo líneas en su lienzo, yo comienzo a acostumbrar mi olfato de lobo a aquel olor, que coloca como el opio y me hace sonreír quizás más de lo normal.
Me dejo hundir en el cómodo sillón, mientras contemplo fascinado la habitación, con algunos cuadros colgados por aquí y por allá. Son fantásticos. En especial dos de ellos me encantaron. En uno se podía contemplar cómo un atractivo ángel acaba con la vida de un demonio de un lanzazo. El demonio se desangraba a sus pies. En el segundo cuadro se observaba a un demonio realizando la acción contraria. El ángel estaba ahora a sus pies y suplicaba piedad mientras era brutalmente apuñalado por el demonio.
Esta tia da miedo. Mucho miedo. Hay algunos maniquíes desmenbrados por la habitación, algunos por el suelo, llenos de pintura, al igual que multitud de libros y hojas con bocetos. A simple vista parecería que no está ordenado, y en el fondo no lo estaba, pero a mí me fascinaba la precisión de las cosas. Parecía que todo estaba planeado, porque en el fondo todo estaba colocado con una perfección asombrosa. Tenía estilo. O a mí se me estaba subiendo el olor a óleo al cerebro y me hacía desvariar y comenzaba a entrarme mucha calor. La chica seguía a lo suyo, sus ojos se movían velozmente de mi cuerpo al lienzo, y del lienzo volvían a mi cuerpo, examinaban mis ojos, mi cabello, mis posturas. Se mordía el labio inferior y dibujaba rápidamente, como si se le fuera a olvidar algo que se le había ocurrido plasmar en el cuadro. Es bellísima.....fascinante, llena de misterio y dulce locura.
Y allí, tras quitarme la gabardina de cuero y quedarme con la camisa, pañuelos, pulseras y demás, así como mis desgastados pantalones con roturas y mis botas, me quedé embobado mirándo a la joven mientras me retrataba. Me cojí un rizo del pelo, con el que comencé a juguetear, mientras el tiempo se detenía a mi alrededor.

por **Lady Rain** Dom Jul 18, 2010 10:30 am

-No te muevas. -le pido en voz baja, como con miedo a perder el ambiente de concentración que se ha formado en la habitación.
Ahora estoy pintando sus ojos, es quizá la parte más complicada, o la que más me importa a mí. En realidad los ojos, como demuestran muchos de los bocetos que se encuentran por el suelo, se me dan bien. Pero esto debe ser así porque los ojos son el reflejo del alma, ¿no? Si no los retratas bien, el resto del cuadro pierde su valor.
-Mirame. -susurro lo suficientemente alto para que me oiga. Lemoine obedece de inmediato y posa su oscura mirada sobre mis ojos grises. Entorno la vista para enfocar con más precisión.
Termino con los ojos quince minutos después, y sigo por los labios. Al empezar a pintarlos, no puedo contener un suspiro. Me sobresalto al oirlo y hablo para disimular.
-Ya he terminado con los ojos. -le informo en voz baja para que pueda parpadear. -Me queda retocar la cara y puedes volver a tu trabajo...

por **Frank Lemoine** Dom Jul 18, 2010 10:46 am

- Tranquila, Ophelia. - digo, con leves y suaves movimientos de labios casi imperectibles para ella. -No tengo prisa, la noche es joven aún. A no ser que estés terminando, lo cual me sorprendería. Si es así debes ser toda una artista, ya que llevamos muy poco tiempo aquí. Quiero que te quede lo más perfecto posible. Y el lienzo es verdaderamente grande, me gustaría quedarme lo máximo posible.
La verdad era que me encantaba verla pintar, era algo maravilloso. Esa chica tan dulce moviendo suavemente el pincel con delicadeza arriba y abajo....espiándome a través del borde del lienzo, para captar mi atención con una leve mirada y volver a su mundo. Nunca había visto nada igual.
- ¿Ganas mucho con tus cuadros, milady? ¿Tienes alguna exposición en algún museo de París, así como prestigio en el extranjero? Cierto es que con su belleza y su talento bien podría ocupar paredes de exposiciones junto a otros autores de renombre...

por **Lady Rain** Dom Jul 18, 2010 11:02 am

Se me escapa una sonrisa de lado y pierdo la concentración momentáneamente.
-No está terminado ni de lejos, pero me sabe mal entretenerle toda la noche aquí, tendrá trabajo que hacer... -murmuro, y sigo pintando con aire distraido.
Ahora que me he acostumbrado a la presencia de otro humano en cerca, diría que me comporto de una forma más natural, todo un logro para alguien como yo.
Lemoine pregunta por mi fama y el dinero que consigo con el arte, tema que no me gusta demasiado.
-Sonará típico, pero no hago esto con ánimo de lucro. Es por amor al arte. -replico, orgullosa, mientras continúo retratando sus pómulos y su atractiva mandíbula. -Aunque es cierto que es lo único que sé hacer y... de algo hay que vivir. Digamos que gano lo justo y necesario para sobrevivir. -espero que quede conforme con esta respueta, no es la verdad del todo, pero no voy a hablar de mi pasado.
Aparto la mirada del lienzo un segundo y le miro divertida.
-Y no, no tengo una galería aquí ni en ninguna otra parte, aunque no negaré que me encantaría. -vuelvo al lienzo con la sonrisa pintada en los labios. -A nadie suelen gustarle mis obras, las ven demasiado... oscuras, supongo, incluso desagradables... -me encojo de hombros y continúo con mi trabajo, volviendo a morderme el labio.

por **Frank Lemoine** Dom Jul 18, 2010 1:16 pm

- No se preocupe milady - le digo sin quitarle ojo de encima.- después de escuchar sus motivadoras palabras, he decidido hacer esto también por amor al arte. Y elijo quedarme hasta verlo terminado, aunque sea necesario estar aquí toda la noche. No tengo nada mejor que hacer. La herrería está recién abierta y aún no tengo ni un solo encargo, así que por mi no te preocupes.
Me podría estar toda la noche inmóvil mirándola a la luz de las velas que reposaban sobre desgastados candelabros en la pared. Podría estar viéndola toda la noche, pintándome. Podría verla con esa mirada de amor, amor por el arte, ese gozo que es el hacer lo que a uno le agrada.
El tiempo comenzaba ya a hacer sus pinitos en la sala. La joven comenzaba a estar agotada, y empezó a sudarle levemente la frente. Le ofrecí un pañuelo limpio que ella aceptó sonrojándose. Unos mechones de su precioso y largo cabello escapaban del precioso moño que llevaba, cayéndole por su pálida cara, entorpeciendo un poco su visión.
Poco después, decido darle un descanso, la pobre parece exhausta aunque sigue con la misma pasión con la que empezó el retrato.
-Ophelia...¿Qué tal si paramos por un rato y nos tomamos un respiro? - le digo, comenzando a desentumecer los músculos.- ¿Qué hay de ese té que me tenía prometido? - le susurré, levantando una ceja y guiñándole levemente un ojo.

por **Lady Rain** Dom Jul 18, 2010 6:50 pm

Sonrío aliviada.
-Lo cierto es que con este calor... es un poco difícil. -me excuso para apartarme del lienzo. Le hago un gesto apurado para que se levante del sillón, y cuando lo hace alamado, me siento yo. -Uff... -suspiro al caer derrotada al asiento, para luego incorporarme y frotarme los entumecidos hombros, girando el cuello y arqueando la espalda para destensar mis agarrotados músculos.
Unos segundos después de mi breve puesta a punto recuerdo la presencia del hombre en mi estudio, mi santuario. Lo miro fijamente, recordando que me hizo una pregunta y yo debería responder.
-¡Ah! El té. -memorizo de pronto, rompiendo el silencio. -Claro... ¿Quiere que lo tomemos aquí? Creo tener una pequeña cocina en la habitación de al lado. -murmuro liberando mi melena castaña para luego sacudirla, ya que el moño estaba del todo destrozado.

por **Frank Lemoine** Dom Jul 18, 2010 7:05 pm

La noche no era demasiado refrescante, y un calor sofocante se había adueñado de nosotros en el cuarto de estudio. La chica se acomodaba ahora en el sillón, estirándose y soltándose el pelo, perdiendo las inmaculadas actitudes femeninas que tanto importan en estos tiempos que corren, sobre todo entre las damas de alta sociedad. Cuando la joven recuerda el té que me prometió, yo ya andaba por la sala, camino del lienzo. Pero no, no podía mirarlo hasta que estuviera acabado. Tenía que dejar a la artista terminar su obra. La obra de un artista sólo puede ser juzgada a posteriori. Así que me giré a la sensual y atractiva Ophelia, más sugerente conforme pasaban los minutos, y acepté su petición. Mejor en la pequeña cocina, así descansábamos un rato del olor a óleo con el cual ya nos habíamos familiarizado tanto que ni recordábamos su presencia en el estudio.
Di unos pasos hacia ella hasta estar pegado al sillón, mirándola desde las alturas, y le ofrecí mi mano para ayudarla a levantarse del viejo y comodísimo sillón.

por **Lady Rain** Dom Jul 18, 2010 7:19 pm

Acepto su ayuda sin miramientos, con naturalidad, me levanto y me dirijo a la pequeña puerta que se encuentra semioculta tras un montón de lienzos. Los aparto tirándolos al suelo, acto que sobresalta a mi acompañante.
-Los recogeré luego. -me encojo de hombros y entro en la pequeña estancia, con el cabello suelto balanceándose al ritmo de mis pasos.
La cocina consta de una mesa pequeña con dos sillas de madera, un fuego, un fregadero y un armario.
Le indico a Lemoine que ocupe una de las sillas mientras yo preparo el té. Me dirijo al armario y tengo que ponerme e puntillas para llegar al lugar donde guardo la tetera. La lleno de agua y la pongo a hervir. Hecho esto, me siento frente a mi modelo, en silencio. Y lo observo sin mediar palabra.

por **Frank Lemoine** Lun Jul 19, 2010 7:59 am

Camino muy cerca de la chica, que va "colocando" los cuadros y todo con el mismo orden que se disponía en el estudio. Ninguno. Pero era especial, me gustaba ese estilo de vida, me gustaba la vida de artista. Era diferente al trabajo en la herrería. Mientras ella lo hacía por gusto, yo únicamente lo hacía por necesidad, era lo único con lo que me defendía debido a mi resistencia por encima de lo normal.

La chica estaba inmóvil y en silencio mientras mi mente dabas vueltas continuamente. Tenía el té al alcance de la mano. Lo tomé y di un pequeño trago. -Está delicioso, madame..
Dejé el vaso con cuidado sobre la mesa, ya que solía ser bastante patoso con las cosas delicadas debido a mi condición de bestia.

El ambiente estaba muy frío, la chica estatua, con sus brillantes ojos clavados en mí me impedía hablar con claridad. ¿Qué pensaría? ¿Seguiría concentrada en el retrato?. Y ahí mi mente dió un giro de ciento ochenta grados. El pasado, que no recordaba nunca, volvió a mí. Lo había recordado antes pero no dejé que los pensamientos surgieran en mi mente.
-La última vez que me retrataron fue hace treint.....veinte años. Disculpa, estoy aún mareado de la pintura.-dije, excusándome por mi fallo con la edad real y la apariencia. -Fue mi madre. No era una artista ni mucho menos, pero le gustaba dibujarnos a mí y a mis hermanos. Me hizo un precioso retrato cuando tenía 6 años, del que tengo una imagen borrosa. No recuerdo mucho de él, ni de ella. Pero seguro que era precioso.

Miré a la chica de nuevo, que no pareció inmutarse. La estaba aburriendo, segurísimo. Pero esos ojos me controlaban y me hacían esclavo, esclavo de mirarla sin poder abrir los labios para susurrar la más mínima palabra con sentido...

por **Lady Rain** Lun Jul 19, 2010 9:15 am

-Bonita historia, monsieur. -murmuro llevándome la taza a los labios sin apartar la mirada de mi invitado. Hay algo sobrenatural en él, casi inhumano. Como si no perteneciera al mundo corriente, sino a la naturaleza, fuera de los muros de la ciudad.
Era una sensación extraña que me resultaba vagamente familiar... Era como aquel modelo de hace ocho años, aquel al que he estado tratando de retratar de memoria de forma obsesiva...
La sensación de sobrenaturalidad es la misma, pero al revés. Mientras que aquel hombre inspiraba elegancia, frialdad y aristocrácia, Frank inspira rebeldía, cálidez y salvajismo. No porque sea maleducado o soez,... en realidad no tengo fundamentos para afirmarlo, pero es esa la sensación que me produce.
De pronto me doy cuenta de que debe de sentirse incómodo por la intensidad de mi mirada, asíque opto por intentar charlar un poco del tema anterior.
-¿Qué fue de ella? -le pregunto con inseguridad, pues no me gusta indagar en las vidas ajenas y menos aún en su pasado. -Quiero decir.. tu madre, ¿qué fue de ella?

por **Frank Lemoine** Lun Jul 19, 2010 9:43 am

Cojo aire y suspiro tras dar otro sorbo al riquísimo té que había preparado la pintora. Definitivamente, me apetecía contar mi historia, cosa que sólo le había contado hace mucho tiempo a otra licántropa, una rubia que conocí tras acabar el periodo de luna llena, en el mismo monte donde me transladaba yo a cumplir la maldición que pesaba sobre mí tras aquella fatídica noche treinta años atrás. Pero eso no venía al caso. Yo quería contar mi historia. Aunque mejor no revelarle todos los detalles, sobre todo los relacionados con la licantropía.

- Supongo que te gustaría conocer mi historia, para saber más de mí, como es lógico, y así poder expresar en el lienzo mi mirada y mis emociones. Aunque ya lo tengo todo bastante superado, supongo.

Bebí otra vez de la caliente taza de té, y, con ella en las manos, relaté.

-Vivíamos en una periferia, convivíamos codo con codo con los gitanos. No teníamos dinero para mucho, pero un gitano vecino mío tenía mucho dinero. O almenos eso me parecía a mí. Me enseñó a leer y escribir y me enseñó mucho sobre la vida. Pero un día unos bandidos vinieron a la periferia, en busca de las riquezas del gitano, y sembraron el terror. Le mataron, y asesinaron a mi familia que fue en su ayuda. Yo sobreviví escondido por ahí, echo un ovillo entre los animales.

De pronto me di cuenta de la gilipollez que estaba soltando. Me gustaría contarle la verdad, pero no podía, se desmayaría del susto. Ni siquiera sabía si ella creía en nosotros y en nuestra lucha. Así que le solté esa verdad a medias, era lo más parecido a la realidad, yo me desahogé, y a ella le sirviría a la hora de pintar expresiones.

La chica me escuchaba ensimismada...inmóvil, preciosa. Con la pintura de ojos comenzando a borrarse y difuminarse por sus ojos y sus pequeñas ojeras...

por **Lady Rain** Miér Jul 21, 2010 8:07 am

Después de conocer su historia, no puedo articular palabra. ¿Y a mí me parecía trágica mi huida de Noruega y de mi familia? Me sentí fatal de pronto, avergonzada de mí misma. Los secretos que yo me negaba a revelar a nadie no eran absolutamente nada comparado con el trauma que debío sufrir mi apuesto modelo.
Tragué saliva y dejé la taza en la mesa, pensando qué debería responder. ¿Qué se dice en estos casos? ¿"Te acompaño en el sentimiento"? No, no me gusta esa expresión.
Sencillamente alargué el brazo para posar mi mano sobre la suya y oprimirla en gesto consolador.
-No alcanzo a imaginar como debío ser aquello para ti, Frank... -susurro mirandole a los ojos.
Es cierto, esta información le dará un nuevo giro a mi cuadro. Podría tratar de plasmar cierta melancolía en aquellos ojos castaños.
-Menudos bastardos aquellos bandidos. -niego con la cabeza, mosqueada. Aparto la mano y vuelvo a beber un sorbo de té. -Espero que sufran la peor de las torturas. -gruño, mirándo al interior de mi taza, imaginándo una tortura justa para aquellos monstruos que hicieron tanto daño a Frank arrebatándole su familia.
-No soporto las injusticias... -murmuro más para mí que para él.

por **Frank Lemoine** Miér Jul 21, 2010 8:34 am

Lo peor de todo era que esos no eran bandidos normales, eran licántropos, son licántropos, y si los busco y acabo con ellos, haciéndoles sufrir por lo que hicieron, sería también enemigo de los licántropos, y me encontraría perdido en un mundo en el cual cada vez que cruzara la calle alguien quisiera asesinarme. Y no sabía que hacer, aunque sabía que ninguna tortura podría asemejarse al dolor que me causaron a mí. Aunque...quizás si la hubiera...la inmortalidad sería un buen castigo. En el fondo de todo, es una dura condena.

Miré a la belleza de artista que tenía enfrente, la miré a sus ojos, que por primera vez en todo el día, mostraban tristeza. Y no me gustaba ver a la gente triste. No servía de nada. Murmuraba cosas casi inaudibles para cualquier humano, pero que yo escuchaba perfectamente. La justicia es algo complicado, que nunca llegaremos a entender del todo. Le había causado un trauma, tendría que haberme callado, supongo.

Su mano estaba colocada encima de la mía, sentía por primera vez su suave tacto sobre mi piel, y allí, en la pequeña cocina, la mayor sensación de tranquilidad posible cayó sobre mí. Mi mano libre fue a parar también sobre la suya, ejerciendo algo de presión, como una muestra de ánimo. - Vamos - le susurré, mientras me levantaba con sus manos entrelazadas con las mías, ayudándola a levantarse a ella también. - Tenemos que continuar con el cuadro, Ophelia. - y, soltándole las manos, la abracé.

por **Lady Rain** Miér Jul 21, 2010 9:05 am

Me sobresalto ese abrazo, aquella muestra de cariño repentina. viniendo de alguien a quien apenas acababa de conoces. Aunque después de que me contara aquello me sentía más cercana a él.
Por supuesto, no lo rechacé. Me sentía pequeña entre sus brazos, pero también protegida. No era desagradable, sólo sorprendente. Hacía mucho que nadie me daba un abrazo porque sí, menos aún un hombre. Esos sólo querían una cosa de mí, y no era precisamente conversación o ser mis modelos.
Me dejé abrazar un rato, disfrutando del contacto cálido de otro ser humano, que de vez en cuando no estaba nada mal. Después de unos instantes, Frank me soltó y volvimos a ocupar nuestros puestos de antes, él en el sillón y yo tras el caballete, observando a mi apuesto modelo con nuevos ojos, lo que le dio un aspecto más profundo a mi cuadro.
Me esforcé de verdad, dándolo todo para que quedara perfecto.

por **Frank Lemoine** Miér Jul 21, 2010 10:52 am

Tras el lapsus del abrazo que pareció durar un misero segundo, aunque fue de casi un minuto, volvimos a nuestros sitios, ya caminando bien entre el caos que había en el suelo de la habitación de pintar. El olor volvió a nosotros, y nos impactó de nuevo, originandose de nuevo la pequeña jaqueca en nuestras cabezas. Era bien entrada la noche, y aún pasaron varias horas hasta que el cuadro estuvo terminado. Apenas hubo conversación, y la joven fue en unas cuantas ocasiones a abrir una ventana para que entrara el frescor de la noche de verano parisina.

Yo continuaba inmóvil, cada vez con la cabeza menos en este mundo, simplemente observando y escuchando con detalle las pinceladas de la chica, que se mordía el labio. Tenía pequeñas manchas de pintura por la ropa, así como por la cara y los brazos. No quedaba en ella apenas maquillaje y el pelo estaba recogido en un perfecto e improvisado moño. De pronto la chica me miró, miró al cuadro, así sucesivas veces. Se quedó asombrada, llegó a decirme que era un modelo fácil de dibujar. En ese estado, se echó hacia atrás, y miró la obra de arte desde lejos. Y volvió y corrigió varias cosas, quizás en un par de ocasiones. Y media hora después, o a lo mejor una, me dijo que me levantara y contemplara su trabajo finalizado.

Me levanté torpemente de aquel viejo sillón del que ya me había enamorado, y acostumbrado a él. Mañana el sillón de mi "oficina" sería una auténtica mierda comparado con el que me había encontrado sentado toda la noche. Tras ponerme en pie, y colocarme mi gabardina de cuero, me arreglé un poco el pelo, y me dirigí con paso firme hacia la chica, que lucía una sonrisa de satisfacción envidiable. Miré el cuadro y me costó mantenerme en pie. Era idéntico, era...¡era perfecto!. Casi con lágrimas en los ojos miro a Ophelia, con su mirada de cómplice y de timidez a la vez...

- Es....increíble....

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por **Lady Rain** Miér Jul 21, 2010 11:07 am

Sonrío alagada y más que satisfecha.
-Lo sé, es genial. -comento embelesada observando mi obra por fin acabada. -No es perfecta, pero esta bien. -me encojo de hombros y me vuelvo a Lemoine. -La mitad de la belleza de una obra es del modelo.
Sonrío de nuevo y me seco el sudor de la frente con el reverso de la mano. Resoplo, miro mi cuadro y otra vez a Frank, tuerzo el gesto.
-Esto... Has estado aquí toda la noche.. Igual.. quizá debieras llevartelo tú. -murmuro con un deje de preocupación en la voz.
No me gustaría separarme de él, pero puede que sea lo justo.
-Podrías colgarlo en la herrería. -frunzo el ceño, imaginando la extraña idea. -Después de todo, aquí nunca lo verá nadie... Criará polvo y ya está. -bajo la voz en esta última frase, algo entristecida. -O también puede que lo compre alguien, aunque es raro comprar un retrato de un desconocido, con este no me extrañaría. -río levemente. Hasta yo compraría un retrato de alguien tan apuesto como Frank, aún sin conocerlo.

por **Frank Lemoine** Vie Jul 23, 2010 8:42 am

Sigo fascinado mirando la perfección del cuadro que Ophelia acababa de terminar, aunque firmó bajo el nombre de "Lady Rain", por lo que supuse sería su nombre artístico. La chica me ofrece el cuadro, y yo la verdad no se que hacer, no me gustaría que criara polvo. Pero con lo que le ha costado hacerlo...no creo que sea suficiente con la satisfacción del deber cumplido.

- Está bien Lady Rain, ¿no te importa que te llame así, verdad? Es precioso. Te lo compraré y lo pondré en la herrería. Mañana pásate por mi allí que lo veas colgado y te pagaré gustosamente.

El olor ya no importaba en la habitación, ya ni lo sentíamos. Eran altas horas de la madrugada. Quizás debería volver, aunque me encontraba demasiado mareado quizás para eso. Ya me había acostumbrado a posar, y me sentía raro con la posibilidad de moverme libremente, sin tener que tener la misma expresión de tipo duro con la que salí en el cuadro. Intento relajar los músculos en tensión.

- Me tengo que ir yendo a casa, señorita. Necesitamos descansar. Muchísimas gracias por dejarme comprar el cuadro....y por pintarme....y por el té, por supuesto. - le sonrío.

por **Lady Rain** Vie Jul 23, 2010 8:58 am

Lemoine me preguntó si podía llamarme Lady Rain, mi nombre artístico.
-Puedes llamarme como gustes, Franky. -sonreí divertida.
Mi invitado anunció que tenía que marcharse ya. Caí entonces en la cuenta de que debía ser de madrugada.
Claro, ve y descansa. -intenté mantener la sonrisa al decir esto, pero lo cierto es que me sentí decepcionada de que tuviera que irse. Incluso disfrutaba de su compañía. -Gracias a ti por dejarte retratar por una desconocida. -agradecí con una sonrisa torcida fugaz. -Te acompaño a tu casa si quieres. -me ofrecí, rompiendo las reglas de protocolo segun las cuales el hombre debe acompañar a la dama.
Lo cierto es que no me apetecía volver a la soledad de mi "hogar", y eso era extraño, normalmente no soportaba mucho la presencia de otros. ¿Sería por la curiosidad que despertaba en mí Frank?

por **Frank Lemoine** Vie Jul 23, 2010 9:10 am

Tras unas risas, y después de recoger el lienzo, lo envolvimos con unos trapos que había por allí para facilitar su transporte y protegerlo. Le habíamos puesto un viejo marco que rondaba entre el caos del estudio. Creo que lo pisé varias veces a lo largo de la noche, pero fueron tantas las cosas con las que tropecé, que no lo recuerdo con facilidad.

La chica me acompañó a la puerta. Yo me resistía a abandonar la casa, me resistía a mirar otra cosa que no fueran sus preciosos ojos. Pero mi interés por conocerla debía esperar y ser correspondido. La noche pintaba bien, había un ambiente muy fresco y agradable. Pero las noches son peligrosas para las damas indefensas. Aunque la verdad es que veía capaz a Lady Rain de matar un vampiro a golpes de lienzo.

Tras coger aire, y suspirar, me giré a la chica, que estaba en el marco de la puerta apoyada.
- Nos vemos mañana, Lady Rain. Gracias por todo, que pases una buena noche. Ha sido un placer conocerte y compartir esta noche contigo.
Cogí su mano y la besé lentamente, como si fuera la última vez en la vida que pudiera hacerlo.

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