Desfase [Jerarld + Jäeger]

¡Y otros cien dólares!

- ¡Vamos, ricura, mueve ése cu-cú!- reí escandalosamente, gateando por la pasarela de cristal hasta llegar a la prostituta vestida de colegiala que, acuclillada con la barra metálica entre sus rodillas, sonreía cuando mi mano se deslizaba hacia su pronunciado escote para depositar otro billete verde, tomándome ella luego del cuello de mi camisa blanca y levantándonos los dos para quedar frente a frente, algo que la muchacha aprovechó para arrancarme la camisa y arañarme el pectoral cuál gata salvaje y hambrienta, gesto que me desquició y mis instintos emergieron descontrolados, llevándome a agarrar sus nalgas con fuerza, acercándola a mí para buscar su cuello, besándolo mientras sus caderas se movían al ritmo de aquella música a alto volumen, difuminándonos por las luces púrpuras que se movían de un lado a otro de la sala.

Sin previo aviso, otra mujer se acercó por detrás, ofreciéndome un cóctel que no rechace, aunque tomé su muñeca para realizarle un pequeño corte de forma disimulada aunque me hallaba en la tarima del bar, depositando en la copa que me ofrecía unas gotas de su sangre antes de tomarla del mentón para que me mirara a los ojos y así, mediante el control mental que ejercí sobre ella, hacerle olvidar los últimos segundos de su vida dedicados a mí y mis colmillos. En cuanto la morena se marchó un tanto confusa, pude volver a prestar atención a la rubia de coletas infantiles que, usando ahora un chupa chups para provocarme, me hacía ojitos.

- He sido una niña muy, muy mala... ¡castígame!

- Oh, nena...- exclamé, moviendo mi cabeza y relinchando, visiblemente excitado por ella y sus travesuras... y sí, también ¡por sus ENORMES Y SALTARINES PECHOS!- ¡Jerarld! ¡Jerarld, ven aquí, tienes que ver a éste par!- grité sofocadamente, pues mi bailarina me había cogido de mis cabellos y acercado mi cabeza a sus voluptuosas montañas.- ¡Madre del amor hermoso... ESTO... ES...-tomé una bocanada de aire en cuanto volví a respirar oxígeno del aire contaminado aun así por el humo del tabaco.- .... LAAAAAS VEGAAAAAAAAS, señores!

Me deshice de mis pantalones y me los pasé por la entrepierna bailando aun aquella pegadiza canción que incitaba a los más lujuriosos de los pecados, riendo y bromeando con ella -Nancy se llamaba, si mal no recuerdo... ¿o era Veronika? ¿Ingrid? ¿Ramona? ¡Bah!-. Sólo cuando iba por la copa número treinta y ocho, un tipo calvo, alto y corpulento se acercó a mí con sus gafas de sol y una cara de pocos amigos que no me intimidó lo más mínimo, aunque me hizo preguntarme si se habría comido él a mi hermano, pues hacía rato que no le veía entre las piernas de ninguna mujer.

Y antes de que el hombre pudiera pronunciar palabra alguna, le robé sus gafas de sol y me las puse, llevando mi dedo pulgar a mis labios seductores para hacer un movimiento sexy a mi interlocutor, guiñándole el ojo aunque no pudo verlo por las mismas gafas que lucía, riendo ante su semblante iracundo incluso cuando su puñetazo ladeó mi cabeza noventa grados y uno de mis dientes saltó por los aires, haciéndome sangrar y llevarme la mano dónde antes había estado uno de mis colmillos favoritos.

- Hey... ¡ahora tendré que esperar a que me crezca otra vez! Veamos...- miré teatralmente mi muñeca como si allí luciera un reloj que no llevaba realmente, dejando que las gafas resbalaran por la nariz para darme un aire más...

- ¡Oh, ese tío está para mojar pan!

Sí... esa era la descripción más adecuada para mí, sin duda, por lo que no pude evitar una mirada cómplice a la muchacha de la barra que parecía hiperventilar ante mi sola presencia. A por ella iría luego, no estaba nada mal... bonitos muslos.

- ...Tres, dos, uno...- anuncié sonriente, volviendo mi atención al tío calvete que ya alzaba sus puños como si esperase una pelea cuerpo a cuerpo, viendo entonces cómo mis colmillos mostraban mi identidad verdadera y que, en aquél juego de matones, yo sería el único vencedor.

Pero entonces, una imprevisible botella de cristal se hizo añicos contra su cabeza de bola de billar y el hombretón de pelo en el pecho -sí, el que no tenía en su sesera se le había derivado al pecho... ¡menudo oso!- cayó de rodillas ante mí, desplomándose. Alcé la vista y allí, sujetando parte de la misma botella, sonriente y con una mirada centelleante, estaba mi hermano, siempre robándome protagonismo. Rodeé los ojos y resoplé, pues aquello era el tiro de salida a una noche sin fin que acababa de empezar, pues en un parpadeo, la gente del bar empezó a pelearse entre sí, y las sillas, taburetes, botellas, copas e incluso braguitas de Hello Kitty, volaron por encima de mi cabeza. Tomé aquellas braguitas y tras olerlas un momento, las guardé en el interior de mis boxers, dispuesto a salir de allí como si nunca hubiese estado en ese bar, exceptuando por el hecho de vestir mi ropa interior solamente.

Y entonces, la Policía entró en el local y los tiros fueron la única melodía que allí se escuchó. ¡La fiesta empezó entonces!

Pero qué bueno esta…Yo me lo comía entero…Mírale dormidito…vamos a despertarlo para que juegue con nosotras…
¡De eso nada monada! me lo quedo yo…
¿Hey-…Creéis que lo tenga todo pelirrojo…jujujujuju?

¿Pero que demonios!...Que eran esos susurros que se cruzaban en mi mente?...Entreabrí los ojos y parpadee. La música estaba a todo volumen y las luces iban y venían de forma insistente. Desvié la mirada hacia un lado y luego hacia el otro sin moverme aun.

¿Como diantres he llegado hasta aquí?...
Fue lo primero que dije cuando abrí los ojos, pues lo cierto es que a pesar del ruido me había dormido un momento y…Ahora estaba estirado en un sofá, con la cabeza extendida hacia atrás , los brazos estirados en cruz por encima del mismo sofá y los pies encima de una de aquellas mesas. Mire hacia el techo mientras a cada uno de mis lados una mujer estironeaba de mi, moviendo sus manos en mi pecho, pues mi camisa estaba desabrochada, a la vez que una tercera “señorita”, se mantenía de pie sobre el mismo sofá, con una pierna a cada lado de mi cadera, bailando ahí y moviéndose sugerentemente mientras yo seguía mirando el techo, donde sus rizos y sus brazos en movimientos se cruzaban en mi campo visual, sin que le hiciera mucho caso realmente.
Intente hacer memoria.

Veamos, iba por la copa veintisiete…veintisiete por cada uno de mis años humanos en los que me había quedado y después de eso….
Entrecerré los ojos intentando recordar mientras los pechos de aquella mujer botaban a escasos centímetros de mi rostro, haciendo que yo parpadeaba.
¿Me fui a la piscina?...Una de las chicas comenzó a rociar mi pecho con nata mientras yo fruncía el ceño, pensativo. Nono , no fui a la piscina…Veamos, fuimos al casino y después de eso al hotel…pero mmmm, paso algo mas…Una de las mujeres comenzó a lamerme la mejilla y la otra a tirarme del pelo. Mmmmm no fuimos al hotel, fuimos a la sala de espectáculos…
Pero entonces, cuando las damas comenzaron a acercar sus manos juguetonas hacia mi entrepierna, me espabile realmente. Alzando el rostro para ver como a lo lejos cierto individuo causaba furor. Ladee la cabeza y es que….conocía esa ropa interior, por lo que subí la mirada poco a poco para ver aquel torso y luego esa sonrisa tan característica mientras le apreciaba como bailaba sobre la barra.
Lleve una de mis manos hacia mi rostro cuando él se quitó los pantalones y estos volaron por los aires donde las jovencillas los cogían a estirones peleándose por ellos.

Pase por debajo de las piernas de la joven que bailaba por encima mio y me distancie de las chicas que me miraban preguntándome porque les abandonaba, poniéndome ojillos de gatito triste.Pero es que no podía hacerles mucho caso ahora, aunque quizas luego...
Me espabile y comencé a caminar hacia mi hermano el estríper, dispuesto a ponerle un billete de los grandes en aquellos bóxers, pero entonces aquel gorila se subió y le cruzo la cara. Arquee una ceja y en un santiamén el corpulento caía a sus pies.

¿Cómo te atreves a tocar su delicada piel de culito de bebe?...Yo soy el único que tiene derecho a cruzarle la cara, dicho te queda… Sonreí antes de que Jäe me mirase entrecerrando los ojos, momento en que las sillas volaron, las botellas volaron…la estrípers volaron?. La gente estaba saltando desde la barra hacia las mesas en improvisadas batallas de lucha libre, donde alguna que otra bala perdida rompió los cristales de las lámparas y las luces mientras yo negaba con la cabeza a Jäeger delante de mi.
Uyuyuyuy …Dije, sobreactuando para molestarle. Te dejo solo cinco minutos y mira la que lías…podrías haberme despertado siquiera, bromee riendo mientras le agarraba de los mismos bóxers para tirar de el mientras Jäe miraba con cierta nostalgia a las estríper que ahora embadurnadas en aceite y otras sustancias raras, se peleaban como gatas salvajes sobre la barra…La redada empezó entonces y nosotros nos escabullimos por la salida de atrás entre empujones, estirones y algunos agarrones innecesarios, y es que entre el desorden y la desesperación de la gente que se quería ir, salimos por una salida trasera para meternos en la entrada trasera de otro club donde la música estaba aun mas alta que la de la sala de antes y el ambiente festivo se olia por doquier.


La música estaba a todo volumen mientras la gente se movia bailando entre cuerpos sudorosos, pero entonces, algo me pareció fuera de lugar…
¿habían…demasiados hombres o solo me lo parecía?...Porque todo el mundo iba vestido con ropas de cuero negro?...

¿Aquel lleva un látigo?
Entonces un musculoso y bronceado hombre de por lo menos dos metros de altura se situo delante de nosotros, con un bigote frondoso, unas gafas de sol de aviador y una boina a conjunto con su chaqueta sin mangas de cuero negro. Se acerco a nosotros mirándonos hacia abajo mientras posaba sus manos en nuestros hombros, como si quisiera abrazarnos a los dos.

Pero mirad que cositas tan bonitas y tan solas… Venid aquí guapetones…que os voy a convertir en hombres….

…
…

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH

El grito fue en conjunto.
¡Yo era bisexual, pero aquello me había dado miedo hasta a mí!
Entonces mire hacia atrás y vi como bloqueaban las puertas por donde habíamos entrado, situándose dos porteros en ellas a modo de vigilancia. Momento en que me situé ligeramente detrás de Jäe, tapando su retaguardia, susurrando a su oído.
Hagas lo que hagas no le des la espalda a nadie…¿vale? Recomendé mordiéndome los labios, sin poder reprimir una carcajada…
Acabábamos de adentrarnos en un club sado-gay a rebosar de gente.
¿Qué? Te hace una copa? Pregunte como si nada, aun sin soltar su cintura, no fuera que alguien quisiera acercarse al culito respingón de mi hermano el estríper.

- Creo que debería preocuparme más por tí que por ninguno de los aquí presentes, hermano... al menos eres el que está más cerca de mi retaguardia.- bromeé torciendo mi sonrisa cómplice antes de darle la espalda y dirigirme a la barra del bar, dónde un corpulentísimo hombre de más de dos metros de altura, vistiendo una chaqueta de cuero negro con chapas puntiagudas, un collar que me recordó al del perro de mi vecino, una gorra de policía muy cutre, unos guantes y las uñas pintadas de negro se ajustó sus grafas de sol y se aproximó a mí, mostrándome la hilera de sus dientes, uno de ellos, de oro.- Póngame... lo más fuerte que tenga.- le pedí tragando saliva en cuanto me guiñó el ojo, meneando la cabeza realmente divertido por aquella estrambótica situación.- Jer, ¿dónde me has meti...?

Mis palabras quedaron ahogadas entonces por el espeluznante sonido de unas guitarras eléctricas que retumbaron en mis oídos del mismo modo que aquél grito atronador cuya voz tan bien conocía.

- Oh, Dios... mío.- balbuceé, pestañeando varias veces seguidas en cuanto vislumbré la figura de mi hermano subido en un escenario y con el micrófono entre sus manos.

Sin dudarlo, busqué mi teléfono móvil que llevaba atado al cuello para evitar su pérdida y busqué las opciones de grabar, siendo éste el resultado de la fantástica interpretación de Jerarld...



Y mientras yo saltaba y cororeaba aquella canción, mi hermano lo daba todo sobre aquella tarima, alabado por los allí presentes. Y cuando digo que lo dio todo, me refiero a que lo dio... todo. Empezó lanzando su camisa al público que se hizo con ella tras destriparla entre varios hombretones, desesperados por conseguir un pedazo de él, quizás incluso unas gotas de su sudor.

Luego le arrebató un cóctel a una de las pocas chicas que había allí y cuya cara parecía la de la Virgen, por lo que imaginé que se habría equivocado de local como nosotros, aunque su adaptación al nuevo medio había sido muy distinta a la nuestra. Con el cóctel en mano, jugueteó con la aceituna entre su lengua antes de escupirla y que alguien se abalanzara por el aire para atraparla entre su boca, entre carcajadas del gentío. Con el líquido acuoso de la copa se dedicó a vertérselo por su pecho, masajeándoselo sensualmente con ciertos movimientos pélvicos que incluso a mí me hicieron subir la temperatura corporal. Y la gente enloquecía por momentos...

A medida que la canción avanzaba, parecía que Jerarld se iba descontrolando más y más, empezando así a meterse una de sus manos por dentro del pantalón, buscando quizás su gran talento mientras que con la otra, jugaba con la barra que sujetaba el micrófono antes de que ésta fuera lanzada a un lado de una patada, fundiendo una de las luces del escenario.

Y movimientos de melena y gestos provocativos y sugerentes gemidos... Aquello era una locura, Jerarld lo sabía y lo estaba disfrutando como el que nadie... Hasta que se bajó los pantalones, claro. Entonces se desató el caos entre el gentío que ahora se agolpaba contra la tarima con tal de tocarle una de sus nalgas mientras él saltaba y bailaba casi ajeno a todo ello, divertido, subiéndose poco a poco aquellos dichosos pantalones con los que sin querer, yo ya fantaseaba.

Jerarld terminó lanzándose sobre el público que lo tomó en el aire y éste empezó a avanzar hacia mí hasta dar un brinco y quedar frente a mi persona, un tanto agitado, despeinado, semidesnudo, pero muy, muy sexy.

Entonces apagué el teléfono móvil, me acerqué a mi hermano con una sonrisa triunfante, pasé una de mis manos por su nuca para aferrarle la cabeza y de forma un tanto abrupta, le besé hasta morder su labio inferior con fiereza, tirando de éste tras jugar con él un breve espacio temporal.

- Magnífico.- añadí en un murmuro, haciendo caso omiso a los aplausos que nos rodeaban en aquella extraña escena.- Que sepas, hermano...-le susurré divertido acercándome a su oído.- Que he subido tu escenita morbosa al Facebook.- reí, lamiéndole entonces el lóbulo de su oreja.

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Aghs demonios!
...
Malditos hackers eficientes...

Me lamente negando con la cabeza al ver que tan majestuoso video de mi padre ya habia sido borrado de la pagina de mi tio ... ¡Con las pocas veces que podia ver a mi padre desmelenandose y guardar registro de eso! Ya no tendria con que amenazarle cuando quisiera que me dejara el castillo.
Pongame un mojito y dos mas para aquel par de hombretones sexis de allí , comente con una sonrisa al barman vestido de cuero y pinchos, mientras éste me asentía y sonreía, entregándoles las copas a aquellos dos que aun euforicos y desmadrados, preguntaban que quien les mandaba aquellas copas de regalo a la vez que yo les movia los dedos de mi mano derecha en un suave saludo...

Que hay tio, pero que sexy vas,no!? Alegue al verle en ropa interior mientras les aplaudia mirando ahora al rockero. Papá... eres mi heroe tronco. Comente mientras ellos me miraban perplejos y sin reconocerme por un momento, parpadeando,ladeando ambos el rostro a la vez como si quisieran comprobar que veian bien.

Papá...Tío...
¡Que soy yo!
¿A que estoy guapo!?
Indique poniendome en pie y sonriendo de oreja a oreja para que ambos empezaran a mirarme desde los -extremadamente altos- zapatos de tacon de aguja hasta para subir por mis largas piernas en las que un ajustado,corto y acinturado vestido negro dejaba entrever una delgada figura,con unos hombros musculosos que contrarrestaban totalmente con tan femenina vestimenta.


Crees que me parezco a mama? pregunte mientras entrecerraba los ojos mirando al horizonte, a la vez que ponia morritos para enfatizar mis pomulos mientras mi padre se llevaba ambas manos a los ojos -sin que yo entendiese bien el porque-

Camine hacia ellos pasando los brazos por encima de sus hombros.
He perdido una apuesta con Ani,explique mientras ambos soltaban un gran ooooooooooooooooh ya que al parecer les alivio un tanto que no quisiera convertirme en mujer.
Por cierto si la veis, es el tio bueno con melena pelirroja estilo salvaje y paquete descomunal...es que ella también perdió la apuesta. comente con una sonrisa picara mientras les conducía y explicaba...
Resulta que estábamos en el museo de Louvre trabajando, y encontramos un cargamento de uxebtis perdidos entre las cosas del almacén, y yo juraba que eran de Sethy I, pero Ani insistía en que eran de Taharqo, podéis creer!? Uxebtis del Tahargo intactos! Rei con ganas...Pues nada, resulta que al final eran de Ramses IV. y los dos perdimos la apuesta que habiamos hecho al iniciar la investigacion comente con una mueca de disgusto antes de mirar al par y reir a carcajadas ante sus semblantes de jugadores de poker.
-Le quite importancia a que no rieran, humor de arqueólogos, ¿ellos que iban a saber!?-

Y bueeeno...ya que habiamos decido venir aqui a celebrar nuestro bicentenario aniversario, ¡pues decidimos cumplir la apuesta en la ciudad de las luces!
Dios... que bueno esta este mojito.

En aquel entonces, un hombre bebido choco contra mi espalda, por lo que me gire al sentir que me había ensuciado con su copa, pues incluso ésta cayo a mis pies haciéndose trizas. Momento en que el hombre -notablemente ebrio- me sonrio con picardia antes de observarme y bajar a mirada hacia mi "escote" llevando ambas manos hacia los que tendrían que ser mis senos mientras yo arqueaba una ceja dándole una colleja que le hizo caerse al suelo casi creando un socabon en el suelo.

DESCARADO!! QUE SOY UNA SEÑORITA!
Grite al borracho con mi grave y varonil voz de siempre mientras este se movía entre espasmos en el suelo.
Oh por cierto, la salida esta por ahí! indique con mi sonrisa amable de siempre a mi padre, que a su vez miraba al hombre en el suelo con gesto de preocupación, así como a mi tío, que reía a carcajadas -aun con el mojito en mano- Conduciéndoles yo mismo hacia la puerta de aquel salón, abriéndoles para que pasaran mientras yo encontraba a Ani entre el gentío, haciéndole una seña con la mano y caminando hacia ella, dejando que el par se me adelantara.

Ani cariño...
Dioses que varonil te ves con esa perilla...Mi hombreton! indique fingiendo que me reia finamente imitando los modales de una "damisela" ante sus carcajadas. A que no sabes quienes están aquí?...Acaban de salir, les e conducido por alli. Ani empezó a reír perversamente.

¿Cómo que cuarto oscuro?

¡Aquello era un antro de perdición!

La puerta acolchada se cerró sigilosa tras nuestro una vez mi sobrino nos guió hasta aquella sala, una sala de paredes negras, sin más luz que el que se desprendía de un par de velas arrinconadas y ocultas por el gentío, el cual, como animales en celo, daban rienda suelta a su lujuria. Hombres en su mayoría –algunos de ellos travestidos- enredaban sus extremidades con sus parejas de baile, ansiosos de jugar dentro de aquellas bocas sedientas de locura, bañándose en sudor y saliva… y sangre.

Muchos de los allí presentes se trataban de vampiros alimentándose de sus víctimas mientras fornicaban con ellas, dejando que la sangre se deslizara por las comisuras de sus labios hasta manchar sus ropajes, los mismos que sus dueños se desgarraban a medida que la excitación aumentaba.

Alcé la vista por encima del hombro de mi hermano y allí, al fondo de aquella tétrica sala, situado sobre una tarima, un trono bañado en oro y marfil sostenía el pomposo trasero de una mujer. Ésta torció una sonrisa divertida y alzó su dedo índice cuya larga uña vestida de un lúgubre azabache requirió mi presencia junto a ésta, obligando a mis pasos a llegar hasta ella, contemplando aun conteniendo el aliento cómo su peluca negra cubría parte de su rostro anguloso y de piel casi translúcida. Sus labios se entreabrieron y de éstos emergió una voz gutural que erizó el vello de mi espalda hasta estremecerme.

- Entretenme.- inquirió entre una sutil carcajada, regresando su espalda hasta el respaldo del trono, apoyando entonces su mentón sobre el hueco que formaron sus manos al entrelazarse, con su mirada centelleante ante mí, expectante.

Asentí con la cabeza, hipnotizado ante su orden, como si mi cuerpo no pudiera negarse a obedecerla. Por ello, con un chasquido de mis dedos logré que todos los allí presentes se apartaran hacia los lados de la sala, dejando un vacío en medio dónde mi figura reinó durante largos minutos, girando a mi alrededor como si escrutara cada rostro, cada mirada que me atravesaba, interrogante y silenciosa.

Y entonces, fue mi turno: aprovechando mi semidesnudez, arranqué un collar de perro –de aquellos circulares, de cuero y revestidos en pinchos- y me lo coloqué en el cuello, arrebatando a otro hombro un cinturón también de cuero negro, a otro unas botas de tacón, a otro un látigo, a otro pintura negra con la que pinté mi rostro como marcas de guerra y entonces, sólo entonces, señalé con mi dedo a Jerarld, que ante mí, me miraba un tanto confuso. Sonreí y empecé así a cantar, satisfecho cuando un coro pronto se me unió y la música inundó aquél ambiente denigrante, animándolo ahora con una chispa sensual y provocativa.



Y mientras cantaba y bailaba, me iba arrimando más y más a mi hermano, ahogando en el fondo de mi entereza toda racionalidad que en mí pudiera habitar, dejando que la música fluyera en mis venas y dominara cada movimiento de mi anatomía, olvidando incluso que hasta ese momento, me sentía un títere en las manos de aquél vampiro travestido cuyo nombre desconocía.

Un latigazo al suelo fue suficiente para recuperar la atención perdida de Jerarld, relamiéndome los labios ahora que, excitado, me acercaba a mi hermano con pretensiones indecentes…

Reí…
Reí cuando el baile de Jäeger comenzó a animar a la gente, haciendo que todos comenzaran a contonearse y luego a abrazarse, comenzando nuevamente un baile lujurioso en el que miembros de diversas personas se mezclaban entre si, en una especie de masa de cuerpos musculosos y sudorosos que ardían en fusionarse.

Entonces sujete el látigo que Jäeger acercaba hacia mí, agarrándolo con ambas manos mientras tiraba de él, acercando de ese modo a mi hermano hacia mi mientras le sonreía con una chispa de lujuria que solo se da cuando la bebida, el baile, la locura, el exhibicionismo y el desenfreno fluía por tus venas. Girando el rostro, para apreciar al “anfitrión” de aquella sala, que con un codo apoyado en el reposabrazos y su mentón en la palma de su mano, nos miraba con lujuria, saboreándose mientras los cuerpos se revolcaban a sus pies.
Negué con la cabeza lentamente mientras le miraba.

“Oh no cariño…Este es mío y no lo pienso compartir…” Le guiñé un ojo y escuché su risa gutural mientras yo ordenaba a otros hombres que se dedicaran a aquel anfitrión para que le entretuvieran, a la vez yo volvía el rostro hacia quien requería mi atención, mirándole y mordiéndome los labios al apreciarle ahora tan cerca, como si de pronto, la distancia hubiese pasado a ser importante. Por lo que retrocedí con él, sujetando ambos aquel látigo, como si fuera el lazo que nos unía, hasta que mi espalda choco contra la acolchada pared.

Entonces,y solo entonces, comencé a fijarme en la semidesnudes de aquel a quien tenía delante. -Por lo que sin poderme reprimir-, posé mis manos sobre su vientre, subiéndolas con calma por su pecho, notando como su piel se erizaba un tanto, ¿sería mi contacto algo inesperado quizás?.
¡Tenía que serlo!, después de todo, aquel que tenía delante tenía mi propia sangre, y nunca le había tratado como lo estaba haciendo ahora…con…

¿Lujuria?

Si, le estaba trantando asi, pero...¿Y si aquello no era inesperado?...Aquella idea me hizo sonreír.

Pareces…sediento. Indique de pronto, sin que viniera a cuento de nada. Arrebatándole una copa a uno que se encontraba a mi lado, bebiendo un buen sorbo, para después sin poder reprimir una sonrisa de perversión, acercar mis manos a su nuca, atrayendo su rostro hacia mi a la vez que le robaba un apasionado beso en el que vertí el contenido de mis labios a los suyos, lamiéndole cuando algunas gotas resbalaron por las comisuras y por el mentón.
Reí cual demente y es que lo cierto es que aquella noche, ni siquiera me importaban mis actos, eran mis instintos los que actuaban sin restricción alguna, y así, sin darme cuenta siquiera, había comenzado a deslizar mis manos por los costados de Jäeger, mirándole fijamente con una sonrisa, comenzando a rodearle y a reseguir con las yemas de mis dedos por sus costillas y luego por su espalda, acercándole paulatinamente hacia mí, queriendo recortar distancias hasta que su torso se pego al mío, dejándome apreciar la claridad y luminosidad de aquellos ojos chispeantes que me miraban anonadados.

Entonces, cuando quise girarle para acorralarle en entre mis brazos, la pared cedió y la traspasamos dando al otro extremo, sorprendiéndonos, donde una nueva habitación acolchada nos esperaba, con decoración de cómodos divanes así como una cama circular. Su diferencia con la anterior era que ésta estaba vacía y era privada, iluminada de forma mucho más que sutil.

Parpadee consternado y entonces le di un azote en su respingón trasero a mi hermano.

Jäe, creo que voy a violarte. Comente serio, para después reír ante el silencio, bromeando con él. Ya estaba mas que seguro de que se iba a lanzar a mi cuello para estrangularme.

Ladeé mi rostro serio hacia Jerarld, enarcando una ceja mientras una de mis manos fue llevada hacia el mentón de mi hermano, alzándoselo para que me mirara fijamente a los ojos, sosteniendo unos largos segundos de tensión antes de hablar con severidad.

- Ya estás tardando.

Extendí entonces una amplia sonrisa de oreja a oreja y le guiñé el ojo, riendo mientras mi misma mano que sostenía su barbilla empezaba a deslizarse por su pecho desnudo, momento en el que, a una velocidad sobrehumana y una fuerza descomunal, le empujé un tanto bruscamente hasta tropezar de espaldas con el borde del lecho circular, cayendo sobre éste con sutileza, como si una pluma cayera sobre un charco de agua.

Lentamente fui recortando distancias, caminando hacia él hasta llegar a su altura, percatándome de un interruptor situado a un lado del mueble que sin dudar activé, apartándome un par de pasos cuando la cama empezó a girar muy lentamente en sentido de las agujas del reloj, desplazando así a Jerarld que ya reía como un niño pequeño subido a una atracción infantil en la que la adrenalina corre por las venas y un efecto muy parecido a las drogas le hace alucinar.

Y mientras Jerarld parecía entretenido con la cama rotatoria yo me dirigí hacia un equipo de música cercano, encendiéndola para así empezar a mover mi esqueleto al compás de la melodía.



Con las primeras notas musicales llevé mi cuerpo hacia un biombo cercano, quedándome tras él mientras dejaba sobresalir mi pierna izquierda por el lateral, moviéndola de arriba abajo al sostenerme por mis manos, riendo cuando escuché las carcajadas de mi hermano.

Con un movimiento brusco aparté el biombo que me cubría y con un aire malote tomé una copa de coctail que se hallaba sobre una mesa, vertiendo su contenido por encima de mis cabellos y de mi rostro mientras removía mis hombros y contoneaba mis caderas, lanzando luego la copa de cristal contra la pared hasta que ésta se hizo añicos, realizando entonces unos movimientos de cabeza para alborotar mi pelo y salpicar a Jerarld, que parecía entretenido con mi espectáculo.

Sensualmente me deslicé por la sala hasta llegar a la mesa auxiliar, tomando el teléfono de cable en espiral para jugar con él, enredándome con él hasta restregar mi entrepierna con el mismo auricular después de pasearlo por mi cuerpo húmedo, ahora también por la transpiración de tan excitante baile.

De un brinco me situé sobre él, con mis piernas abiertas lado a lado de su cuerpo que marcaba el ritmo de la canción, meneando mi cintura y moviendo mis brazos en círculos sobre el mismo como si pretendiera cabalgar un caballo, bajando luego mis manos por mis costados hasta que mis pulgares se situaron entre la piel de mi cintura y la tela de mis boxers, momento en el que estiré de los lados en unos movimientos pícaros, deslizando luego la prenda interior por mis muslos poco a poco, riendo ante el gesto de Jerarld que esperaba impaciente, mordiéndome los labios antes de negar con la cabeza, inclinarme hacia su rostro y depositar un beso sobre su frente, saltando de nuevo de la cama en movimiento para darle la espalda, retomando el baile y con él, el mismo movimiento de mis manos sobre los boxers que ésta vez sí me quité, lanzándolos a la cabeza de mi hermano mientras seguía contoneando mi cadera, mostrándole mi absoluta desnudez de espaldas a él.

Pero justo cuando iba a girarme para mostrar mi más que excitado talento, la canción terminó y con ella, mi risa divertida inundó la estancia, alargando mi mano hacia una bata de plumas rosas que colgaba del perchero de la puerta, poniéndomelo por encima de mi piel para cubrirla, sonriendo pícaramente a Jerarld que ahora me miraba confundido y probablemente decepcionado.

- Sin música... no hay más juegos, querido.- bromeé mientras ataba el cinturón a mi cadera para sostener aquella bata.

Adoraba dejarle con la miel en los labios... y el sabor del reto.