Cazada {Jerarld Délvheen}

por **Hylekia W. Scamander** Jue Ene 03, 2013 7:48 pm

Había llegado a la taberna cuando un sol radiante iluminaba toda la ciudad. Entré, y me senté en una de las mesas más alejadas. Estaba feliz, radiante, contenta, la cazaría de la noche anterior había sido buena y fructífera. Estaba exultante y todavía podía sentir la adrenalina corriendo por mis venas. Me pedí algo fuerte y con alcohol, que rascase la garganta y me diese un buen mordisco.

Me puse a leer la prensa, calmada, mientras seguía bebiendo de la copa que me habían servido. La mayor parte del diario estaba llena da paparruchas sobre los magnates de la época y también venía alguna que otra noticia sobre los burdeles de mis padres. Estaba bastante alejada de ese tema pero casi todo el mundo me conocía, sabían que era la hija de los grandes empresarios "del amor y el buen vino" como llamaban a nuestros negocios.

Me importaban bien poco los burdeles, al igual que el dinero. Bueno, esa era mi verdadero yo pero la fingida, a la niña de papá le encantaban todas esas excentricidades de los ricos. Si quería pasar desapercibida entre la alta sociedad tenía que ser como ellos, con esa tontería y esa forma estúpida de hablar.

Después de terminar de leer el periódico, mi copa volvía a estar llena. El camarero había venido a rellenarla, como era costumbre, antes de que ésta se terminase. Me encogí de hombros suavemente y le di otro trago a la bebida. Seguía igual de fuerte, quizás hasta un poco más, o así era como yo la notaba con lo efectos que empezaba a hacerme. No solía beber apenas nunca pero en días como hoy, era una buena excusa.

Estaba ensimismada mirando hacia la mesa de enfrente, como dos hombres jugaban al dominó cuando alguien ocupó la silla que estaba frente a mí. No conocía a aquel chico pero lo saludé con una amable sonrisa, como era habitual fingiendo ser otra vez la niña malcriada.

-Buen día -lo saludé, alzando mi copa y bebiendo otro trago.

Notaba las mejillas calientes por culpa del alcohol y como una sonrisa tonta no se despegaba de mis labios.