AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Renacimiento {Priv. Jerarld Délvheen}
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Renacimiento {Priv. Jerarld Délvheen}
En el paraíso, mas allá del dolor, el sufrimiento, las emociones, las sensaciones... mas allá de cualquier humanidad, unas huesudas manos rodearon mi alma eterna, arrastrándome en un vórtice de tiempo y espacio, de haber tenido estomago... y comida dentro de el ya habría salido por donde entra.
Abrí los ojos, todo era oscuridad, sentía frío, pero un frío reconfortante, me toque el cuerpo, todo parecía normal y en su sitio... si todo en su sitio. Durante unos segundos no me atreví a moverme, me arme de valor "Jürgen Leon Délvheen, tu eres un hombre" me repetí a mi mismo y levante un brazo para tocar a mi alrededor, lo que paso entonces no lo olvidare en lo que me queda de... eternidad. La tierra, la madera, la humedad, todo lo vivo y muerto, todo a mi alrededor me traspaso, literalmente pude meterme en su interior y sentirlo. Retire la mano al instante, reconozco que un poco asustado. Concluí que residía rodeado de tierra, en una caja de madera... "Espera un segundo..." pensé " Tierra... madera de pino... ¡estoy en una tumba!" Con un alarido salté como nunca antes había saltado, salí de las catacumbas atravesé los dos metros de tierra y aún sobrevolé algunos metros mas.
A mi alrededor el sol brillaba en su cenit, el cementerio que me rodeaba estaba bien cuidado, lleno de flores frescas, me resultó familiar, junto al túmulo de donde había salido residía otra tumba "Jutta Délvheen, estimada esposa, madre y abuela"
-Jutta...- mi propia voz me sorprendió, sonaba como si la proyectara desde el fondo de una botella de cristal.
Con la luz del exterior pude por fin mirarme bien, todo me pareció normal, excepto por que flotaba por encima de la tierra unos centímetros, que divertido! Floté por aquí y por allá riendo... un recuerdo acudió a mi memoria, yo estaba... estoy muerto! Muerto! Entonces si que reí, reí como nunca antes lo había hecho, las bromas del destino eran crueles, pero tenia una segunda oportunidad.
Un joven paseaba a lo lejos, corrí hacia el... floté hacia el mejor dicho, agitando los brazos con emoción.
-Mozo! Mozo! Mire hacia aquí caballero, no se lo creerá!- el joven parecía no oírme, tenia el cabello rojo, muy parecido al mio, y una mirada melancólica que parecía atravesarme.- Chico! te estoy hablando! un respeto!
Ya a su lado le golpeé el hombre con energía pero le atravesé, pude sentir su interior, el peso del tiempo en su alma, la carga de una larga vida...
-¿Que demonios ocurre?
Abrí los ojos, todo era oscuridad, sentía frío, pero un frío reconfortante, me toque el cuerpo, todo parecía normal y en su sitio... si todo en su sitio. Durante unos segundos no me atreví a moverme, me arme de valor "Jürgen Leon Délvheen, tu eres un hombre" me repetí a mi mismo y levante un brazo para tocar a mi alrededor, lo que paso entonces no lo olvidare en lo que me queda de... eternidad. La tierra, la madera, la humedad, todo lo vivo y muerto, todo a mi alrededor me traspaso, literalmente pude meterme en su interior y sentirlo. Retire la mano al instante, reconozco que un poco asustado. Concluí que residía rodeado de tierra, en una caja de madera... "Espera un segundo..." pensé " Tierra... madera de pino... ¡estoy en una tumba!" Con un alarido salté como nunca antes había saltado, salí de las catacumbas atravesé los dos metros de tierra y aún sobrevolé algunos metros mas.
A mi alrededor el sol brillaba en su cenit, el cementerio que me rodeaba estaba bien cuidado, lleno de flores frescas, me resultó familiar, junto al túmulo de donde había salido residía otra tumba "Jutta Délvheen, estimada esposa, madre y abuela"
-Jutta...- mi propia voz me sorprendió, sonaba como si la proyectara desde el fondo de una botella de cristal.
Con la luz del exterior pude por fin mirarme bien, todo me pareció normal, excepto por que flotaba por encima de la tierra unos centímetros, que divertido! Floté por aquí y por allá riendo... un recuerdo acudió a mi memoria, yo estaba... estoy muerto! Muerto! Entonces si que reí, reí como nunca antes lo había hecho, las bromas del destino eran crueles, pero tenia una segunda oportunidad.
Un joven paseaba a lo lejos, corrí hacia el... floté hacia el mejor dicho, agitando los brazos con emoción.
-Mozo! Mozo! Mire hacia aquí caballero, no se lo creerá!- el joven parecía no oírme, tenia el cabello rojo, muy parecido al mio, y una mirada melancólica que parecía atravesarme.- Chico! te estoy hablando! un respeto!
Ya a su lado le golpeé el hombre con energía pero le atravesé, pude sentir su interior, el peso del tiempo en su alma, la carga de una larga vida...
-¿Que demonios ocurre?
Jürgen L. Délvheen- Fantasma
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Re: Renacimiento {Priv. Jerarld Délvheen}
Comencé a dar un paseo por el jardín, sin tomar rumbo alguno, estaba un poco ensimismado con mis pensamientos. Y es que…Pocas veces había pasado tanto tiempo solo en Isla Engel. Siempre solía ir con la familia, con Eyra, o antes de tenerla a ella, con algunos amigos que ya a estas alturas habían muerto. -Desventajas de tener amigos humanos. Tienen el mal gusto de morirse – Pero ahora muchas cosas habían cambiado, para bien o para mal. Pues por un lado, ya no podía acudir a mis amigos muertos, por otro lado mis hijos ya eran mayores y empezaban a hacer sus vidas con independencia a mí y luego estaba el hecho de que me había divorciado.
...
La brisa paso ante mi soledad moviendo mis cabellos ante mi cara de jugador de poker. Era como si el mismo susurro del viento me cantara al oído … “Estas mas solo que la unaaaaa Jeraaarld”
Jejejeje…
¡Oh vamos esto no puede ser para tanto! Comente mientras continuaba mi paseo. Charlando conmigo mismo, no me quedaba otra.
¡Estoy soltero! Diría que soy atractivo. O al menos eso me han dicho. ¡Tengo recursos! ¡Me dedico a lo que deseo y me va realmente bien en ello! ¡Voy a volver a Paris y montare una orgia salvaje que dure una semana! Indique con ímpetu alzando el puño…
La brisa volvió a soplar… desmoralizándome otra vez al darme cuenta de que yo no era así, a mi esas cosas no me gustaban, pues pese a todo era un hombre que intentaba ser serio… Por eso me había casado, construido una familia e incluso dejado de lado mis asuntos con la mafia…
Metí las manos en mis bolsillos y continúe mi paseo sin darme cuenta de que había llegado al cementerio familiar. Un viento frío me traspaso haciéndome sentir un escalofrío enorme, pero le quite importancia.
Vamos hombre, que tengo una edad…puedo estar solo más tiempo si hace falta… La eternidad es demasiado larga para apenarse por ello…Me comente a mi mismo. Además, aquí tengo la paz que necesito para poder escribir… Sonreí por ello. Pues ¡nunca tenia paz! Por lo que, todo habría sido mágico e idílico si…¡Hubiese podido escribir una sola maldita pagina! …pues las musas parecían haberme abandonado.
La frustración se apodero un instante de mi…
Y digo un instante. Porque cuando levante mi puño para quejarme contra el mundo una segunda brisa fría me atravesó esta vez empujándome lejos…tan lejos que me cai de bruces dentro de una tumba abierta. Menos mal que solo era el agujero para el ataúd y nada más. Por lo que caí en un agujero de tierra que me recibió de bruces con los brazos abiertos porque ¡no me lo esperaba!
Au…
…
Me gire quedando de espaldas en el agujero mientras contemplaba a un hombre que ahora se asomaba a mirarme cual curioso. Su tez era blanca y realmente perfecta salvo por algunas pecas, y su melena un tanto larga y pelirroja me hizo pensar por un momento si no estaría delirando o mirándome en un espejo pues me era familiar, sin embargo negué al ver su barba y aquella perspicaz y severa mirada que pareció atravesarme…
¿Pero qué…? Oiga usted caballero. ¡Esto es una propiedad privada! ¿Cómo ha llegado hasta aquí? Esta isla es inaccesible al público…¿Quien es usted? Iba a seguir interrogando al bien vestido hombre, pero unas cuantas gotitas sanguinolentas comenzaron a resbalar por mi sien…Si no hubiera sido por los pajaritos de colores que estaba viendo, hasta habría sido descortés con el visitante…Porque. Era un visitante, un desconocido…¿verdad?
...
La brisa paso ante mi soledad moviendo mis cabellos ante mi cara de jugador de poker. Era como si el mismo susurro del viento me cantara al oído … “Estas mas solo que la unaaaaa Jeraaarld”
Jejejeje…
¡Oh vamos esto no puede ser para tanto! Comente mientras continuaba mi paseo. Charlando conmigo mismo, no me quedaba otra.
¡Estoy soltero! Diría que soy atractivo. O al menos eso me han dicho. ¡Tengo recursos! ¡Me dedico a lo que deseo y me va realmente bien en ello! ¡Voy a volver a Paris y montare una orgia salvaje que dure una semana! Indique con ímpetu alzando el puño…
La brisa volvió a soplar… desmoralizándome otra vez al darme cuenta de que yo no era así, a mi esas cosas no me gustaban, pues pese a todo era un hombre que intentaba ser serio… Por eso me había casado, construido una familia e incluso dejado de lado mis asuntos con la mafia…
Metí las manos en mis bolsillos y continúe mi paseo sin darme cuenta de que había llegado al cementerio familiar. Un viento frío me traspaso haciéndome sentir un escalofrío enorme, pero le quite importancia.
Vamos hombre, que tengo una edad…puedo estar solo más tiempo si hace falta… La eternidad es demasiado larga para apenarse por ello…Me comente a mi mismo. Además, aquí tengo la paz que necesito para poder escribir… Sonreí por ello. Pues ¡nunca tenia paz! Por lo que, todo habría sido mágico e idílico si…¡Hubiese podido escribir una sola maldita pagina! …pues las musas parecían haberme abandonado.
La frustración se apodero un instante de mi…
¡¡¡PORQUE SOY TAN DESGRAWOOOOOOOOOOOOW….!!!
Y digo un instante. Porque cuando levante mi puño para quejarme contra el mundo una segunda brisa fría me atravesó esta vez empujándome lejos…tan lejos que me cai de bruces dentro de una tumba abierta. Menos mal que solo era el agujero para el ataúd y nada más. Por lo que caí en un agujero de tierra que me recibió de bruces con los brazos abiertos porque ¡no me lo esperaba!
Au…
…
Me gire quedando de espaldas en el agujero mientras contemplaba a un hombre que ahora se asomaba a mirarme cual curioso. Su tez era blanca y realmente perfecta salvo por algunas pecas, y su melena un tanto larga y pelirroja me hizo pensar por un momento si no estaría delirando o mirándome en un espejo pues me era familiar, sin embargo negué al ver su barba y aquella perspicaz y severa mirada que pareció atravesarme…
¿Pero qué…? Oiga usted caballero. ¡Esto es una propiedad privada! ¿Cómo ha llegado hasta aquí? Esta isla es inaccesible al público…¿Quien es usted? Iba a seguir interrogando al bien vestido hombre, pero unas cuantas gotitas sanguinolentas comenzaron a resbalar por mi sien…Si no hubiera sido por los pajaritos de colores que estaba viendo, hasta habría sido descortés con el visitante…Porque. Era un visitante, un desconocido…¿verdad?
Jerarld Délvheen- Vampiro/Realeza
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Re: Renacimiento {Priv. Jerarld Délvheen}
Llevándome las manos a la cabeza seguí la trayectoria precipitada del joven, cayó de bruces dentro de una vieja tumba abierta cubriéndose de mugre y polvo un elegante traje que me pareció de lo mas cursi, se levanto con dificultades de espaldas a mi, con un vacile tembloroso se dio la vuelta señalándome acusadoramente con el dedo "bla bla bla, mis propiedades, bla bla bla te has colado en mi casa". Definitivamente el chico estaba mal, tenia una fea brecha en la sien que sangraba fluidamente y lo mas importante de todo, ese castillo era mio! Yo lo construí!
Lo agarre por los hombros y tiré de el hasta que estuvo libre del siniestro túmulo. El joven pelirrojo me era extrañamente familiar, quizás no habían pasado tantos años desde mi muerte, porque bien podría ser un descendiente mio, de Jutta seguro, tenia cara de mujer.
-Los jóvenes de hoy en día sois unos flojos! Un traspiés y ya estas sangrandoooo...ooo...¿o?- la herida de su frente se había cerrado, ya solo quedaban unos restos de sangre negruzca en su frente.-Brujería! en mi castillo!
Floté de un lado a otro del cementerio buscando a la bruja que estaría haciendo sus malignas artes en mis propiedades. No encontré a nadie, sospeche por un momento de mi joven descendiente, pero nadie de mi familia sucumbiría al mal, tanto había degenerado mi familia en los años que me había marchado.
Observé al sujeto en si, estaba paliducho, marcando unas ojeras de caballo, con el cabello desordenado, la ropa ahora toda sucia era rocambolesca y llena de volantes y moñerias innecesarias, su postura era pésima, con los hombros hundidos, la cabeza gacha... Me podría haber equivocado, ese no era descendiente mio... o eso esperaba.
-Levántate ya del suelo pelele-intenté agarrarle del brazo pero le atravesé.- Maldita sea mi suerte! hace un momento te pude levantar... ¿estoy defectuoso? En fin, donde estas mis modales, Jürgen Leon Délvheen, señor de Engel, a tu servicio... y tu debes ser...
Ofrecí mi mano para que la estrechara, aunque teniendo esa pinta de afrancesado quizas me plantaba un beso en la mejilla, me estremecí solo de pensarlo.
Lo agarre por los hombros y tiré de el hasta que estuvo libre del siniestro túmulo. El joven pelirrojo me era extrañamente familiar, quizás no habían pasado tantos años desde mi muerte, porque bien podría ser un descendiente mio, de Jutta seguro, tenia cara de mujer.
-Los jóvenes de hoy en día sois unos flojos! Un traspiés y ya estas sangrandoooo...ooo...¿o?- la herida de su frente se había cerrado, ya solo quedaban unos restos de sangre negruzca en su frente.-Brujería! en mi castillo!
Floté de un lado a otro del cementerio buscando a la bruja que estaría haciendo sus malignas artes en mis propiedades. No encontré a nadie, sospeche por un momento de mi joven descendiente, pero nadie de mi familia sucumbiría al mal, tanto había degenerado mi familia en los años que me había marchado.
Observé al sujeto en si, estaba paliducho, marcando unas ojeras de caballo, con el cabello desordenado, la ropa ahora toda sucia era rocambolesca y llena de volantes y moñerias innecesarias, su postura era pésima, con los hombros hundidos, la cabeza gacha... Me podría haber equivocado, ese no era descendiente mio... o eso esperaba.
-Levántate ya del suelo pelele-intenté agarrarle del brazo pero le atravesé.- Maldita sea mi suerte! hace un momento te pude levantar... ¿estoy defectuoso? En fin, donde estas mis modales, Jürgen Leon Délvheen, señor de Engel, a tu servicio... y tu debes ser...
Ofrecí mi mano para que la estrechara, aunque teniendo esa pinta de afrancesado quizas me plantaba un beso en la mejilla, me estremecí solo de pensarlo.
Jürgen L. Délvheen- Fantasma
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Re: Renacimiento {Priv. Jerarld Délvheen}
¿Pelele? ¿Pelele será tu…Espere...¿Señor de Engel?
Ese comentario me hizo entrecerrar los ojos. Pues el único que se hizo llamar alguna vez señor de Engel, era alguien a quien no había visto hacía demasiados siglos y que obviamente estaba muerto, muy muerto y más que enterrado.
Soy Jerarld Johannes Délvheen de Vries. Barón de los Países Bajos, señor de isla Engel.
Acerque mi mano hacia la suya y la apreté la suya con firmeza sintiendo un frio aun mas descomunal que el que yo mismo sentía o transmitía con mi propia piel y entonces…Un destello de lo que había sucedido antaño me hizo dar un respingo al ver lo que vi…
"No tengas miedo, él es tu abuelo y hace mucho tiempo que desea conocerte.
Yo estaba aun somnoliento, pues debían de ser las cinco de la mañana la hora en la que mis padres llegaban a Alemania, donde mi abuelo vivía en sus tranquilas tierras. Yo aun seguía en pijama, ni siquiera me había enterado del momento en el que el carruaje paró y mi padre bajó de él conmigo en brazos. Por lo que ahora, en un acogedor y cálido salón que tanto contrastaba con el exterior nevado, parpadee mientras me sujetaba en la pierna de mi padre.
Pero entonces,interrumpiendo la paz, el suelo de madera crujio ante su llegada firme. Miré hacia arriba y al ver la espesa barba blanca y la penetrante mirada del dueño de casa, di un salto, haciendo que mis ojos se abrieran de par en par, pues me había asustado.
Recuerdo que trague saliva…y tal y como me había enseñado mi padre, me adelante respirando e hinchando mi pecho mientras daba pequeños pasos, un tanto rígido ante el temor que aquel “gigante” me inspiraba.
Buenos días señor. Soy Jerarld. Jerarld Délvheen, tengo cinco años y no le tengo miedo.
Esto último, me había salido del alma, y se me habia escapado para infundirme valor a mi mismo.
Sentí una pequeña risotada de mi padre y mi madre a mis espaldas, pero el dueño de casa, el hombre de cabellos del color de la nieve, me miro serio, asintiendo mientras me miraba con el rostro altivo y los labios apretados, mirándome hacia abajo.
Los segundos pasaron en silencio y entonces apreté con firmeza mi osito de peluche al contemplar cómo el gigante se inclinaba hasta quedar de cuclillas frente a mí. Aguante la respiración mientras él me miraba serio, de arriba abajo. Fue entonces cuando extendió una de sus grandes manos hacia mí, yo le mire expectante y extendí con lentitud mi pequeña manita hacia él. Pero entonces ante mi sorpresa, él tiro de mí y me alzo entre sus brazos, yo cerré los ojos temiendo lo peor, hasta que note como sus dedos se hundían un poco en mis costados haciéndome cosquillas. Empecé a reírme y abrí los ojos, contemplando que aquel imponente y fiero hombre me mostraba una sonrisa franca y cálida mientras me sostenía entre sus brazos…
Aquel gigante era Jürgen, mi abuelo, y ese momento, el instante en que le conocí."
Ese comentario me hizo entrecerrar los ojos. Pues el único que se hizo llamar alguna vez señor de Engel, era alguien a quien no había visto hacía demasiados siglos y que obviamente estaba muerto, muy muerto y más que enterrado.
Soy Jerarld Johannes Délvheen de Vries. Barón de los Países Bajos, señor de isla Engel.
Acerque mi mano hacia la suya y la apreté la suya con firmeza sintiendo un frio aun mas descomunal que el que yo mismo sentía o transmitía con mi propia piel y entonces…Un destello de lo que había sucedido antaño me hizo dar un respingo al ver lo que vi…
…
-Hace ya demasiados años…En algún punto de Alemania.-
"No tengas miedo, él es tu abuelo y hace mucho tiempo que desea conocerte.
Yo estaba aun somnoliento, pues debían de ser las cinco de la mañana la hora en la que mis padres llegaban a Alemania, donde mi abuelo vivía en sus tranquilas tierras. Yo aun seguía en pijama, ni siquiera me había enterado del momento en el que el carruaje paró y mi padre bajó de él conmigo en brazos. Por lo que ahora, en un acogedor y cálido salón que tanto contrastaba con el exterior nevado, parpadee mientras me sujetaba en la pierna de mi padre.
Pero entonces,interrumpiendo la paz, el suelo de madera crujio ante su llegada firme. Miré hacia arriba y al ver la espesa barba blanca y la penetrante mirada del dueño de casa, di un salto, haciendo que mis ojos se abrieran de par en par, pues me había asustado.
Recuerdo que trague saliva…y tal y como me había enseñado mi padre, me adelante respirando e hinchando mi pecho mientras daba pequeños pasos, un tanto rígido ante el temor que aquel “gigante” me inspiraba.
Buenos días señor. Soy Jerarld. Jerarld Délvheen, tengo cinco años y no le tengo miedo.
Esto último, me había salido del alma, y se me habia escapado para infundirme valor a mi mismo.
Sentí una pequeña risotada de mi padre y mi madre a mis espaldas, pero el dueño de casa, el hombre de cabellos del color de la nieve, me miro serio, asintiendo mientras me miraba con el rostro altivo y los labios apretados, mirándome hacia abajo.
Los segundos pasaron en silencio y entonces apreté con firmeza mi osito de peluche al contemplar cómo el gigante se inclinaba hasta quedar de cuclillas frente a mí. Aguante la respiración mientras él me miraba serio, de arriba abajo. Fue entonces cuando extendió una de sus grandes manos hacia mí, yo le mire expectante y extendí con lentitud mi pequeña manita hacia él. Pero entonces ante mi sorpresa, él tiro de mí y me alzo entre sus brazos, yo cerré los ojos temiendo lo peor, hasta que note como sus dedos se hundían un poco en mis costados haciéndome cosquillas. Empecé a reírme y abrí los ojos, contemplando que aquel imponente y fiero hombre me mostraba una sonrisa franca y cálida mientras me sostenía entre sus brazos…
Aquel gigante era Jürgen, mi abuelo, y ese momento, el instante en que le conocí."
- Mini Jer:
…
El cementerio que nos rodeaba seguía en silencio, la brisa continuaba soplando con suavidad mientras que yo miraba al hombre que tenía delante de mí con incredulidad.Porque ¿Es que era acaso lo que pensaba, algo posible? ¿Habria visto aquel joven hombre, lo mismo que yo?
Jerarld Délvheen- Vampiro/Realeza
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Re: Renacimiento {Priv. Jerarld Délvheen}
-Jerarld... mi pequeño Jer...espera un segundo...
Medito dando vueltas alrededor de mi nieto que me mira con los expresivos ojos azules que tanto me recordaban a mi fallecida mujer, con las manos tras la espalda y arqueando ligeramente el torso hacia adelante intento aclarar mis ideas, pero todo es demasiado confuso y hace apenas unos minutos que he... despertado del sueño eterno.
-¿Cuando tiempo he "dormido"?- le pregunto a mi descendiente haciendo comillas con los dedos para intentar quitarle hierro al asunto de la muerte.- Sea como fuere estoy aquí ahora, no se porque, y me gustaría averiguarlo!
El joven pelirrojo sigue algo parado, le ofrezco una amplia sonrisa, espero que eso le tranquilice como antaño, rodeo con mi brazo sus hombros, que noto algo huesudos y hundidos, invitándole a iniciar el paso.
-Cuéntame nieto! Quiero conocer a tu familia, quiero saber todo de tu vida en estos... veinte o treinta años que habré permanecido en la tumba.
Nos adentramos en los jardines de rodean el gran castillo familiar, puedo fijarme que en este tiempo se han plantado nuevas y exóticas flores, entre el aroma de su polen mi cabeza se emborrona y me lleva a otro tiempo...
Jütta sostiene entre sus manos un tapiz donde teje una idílica imagen de dioses y faunos festejando en el Olímpo, un mechón se suelta de su rojiza melena cayendo sobre su frente, con delicado movimientos lo recoge en su trenzado cabello, se gira lentamente sonriendo, observando algún punto fijo en el infinito que el resto de mortales no podemos ver.
- Querido, aun no te has arreglado, olvidaste que viene a visitarnos James, nos trae al pequeño Jerarld...
La imagen se emborrona de nuevo, se trasporta hacia unas horas después.
-Padre, te presento a mi hijo.
Apenas se alzaba un metro del suelo, sus enromes ojos eran iguales que los de su abuela, e ese momento supe que sera mi obsesión y mi felicidad, mi nieto.
-Perdona hijo, se me fue la cabeza un instante... la edad no perdona- le doy unas palmadas en la espalda soltando una carcajada.
Medito dando vueltas alrededor de mi nieto que me mira con los expresivos ojos azules que tanto me recordaban a mi fallecida mujer, con las manos tras la espalda y arqueando ligeramente el torso hacia adelante intento aclarar mis ideas, pero todo es demasiado confuso y hace apenas unos minutos que he... despertado del sueño eterno.
-¿Cuando tiempo he "dormido"?- le pregunto a mi descendiente haciendo comillas con los dedos para intentar quitarle hierro al asunto de la muerte.- Sea como fuere estoy aquí ahora, no se porque, y me gustaría averiguarlo!
El joven pelirrojo sigue algo parado, le ofrezco una amplia sonrisa, espero que eso le tranquilice como antaño, rodeo con mi brazo sus hombros, que noto algo huesudos y hundidos, invitándole a iniciar el paso.
-Cuéntame nieto! Quiero conocer a tu familia, quiero saber todo de tu vida en estos... veinte o treinta años que habré permanecido en la tumba.
Nos adentramos en los jardines de rodean el gran castillo familiar, puedo fijarme que en este tiempo se han plantado nuevas y exóticas flores, entre el aroma de su polen mi cabeza se emborrona y me lleva a otro tiempo...
Año 1.018 - Castillo Engel
Jütta sostiene entre sus manos un tapiz donde teje una idílica imagen de dioses y faunos festejando en el Olímpo, un mechón se suelta de su rojiza melena cayendo sobre su frente, con delicado movimientos lo recoge en su trenzado cabello, se gira lentamente sonriendo, observando algún punto fijo en el infinito que el resto de mortales no podemos ver.
- Querido, aun no te has arreglado, olvidaste que viene a visitarnos James, nos trae al pequeño Jerarld...
La imagen se emborrona de nuevo, se trasporta hacia unas horas después.
-Padre, te presento a mi hijo.
Apenas se alzaba un metro del suelo, sus enromes ojos eran iguales que los de su abuela, e ese momento supe que sera mi obsesión y mi felicidad, mi nieto.
-Perdona hijo, se me fue la cabeza un instante... la edad no perdona- le doy unas palmadas en la espalda soltando una carcajada.
Jürgen L. Délvheen- Fantasma
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