AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Persecución en palacio(Libre)
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Persecución en palacio(Libre)
Observo el filo de la espada que está a punto de cortarme en dos aceptando que hasta aquí ha llegado mi aventura, pero comencemos por el principio, la razón por la que estoy a punto de ser ejecutado en un lugar donde no debería encontrarme. Todo comenzó anoche, cuando tras uno de mis espectáculos con el violín, uno de los consejeros de un miembro de la realeza residente en el palacio me propuso gentilmente realizar un espectáculo privado. Acepté sin dudarlo ya que debido a los últimos acontecimientos mi magia se encuentra en su mejor momento, y por lo tanto, rechazar una oportunidad como la propuesta hubiese ido contra mis principios. Al día siguiente a media tarde me presenté en el palacio real junto a mi violín y un esmoquin un tanto desgastado que había pedido prestado en el teatro. Maravillado por la ostentación y arquitectura del edificio llegué a los aposentos del noble al que debía encandilar con mi música, y como siempre era mi intención, ilusionar con mi magia. Diría que el espectáculo fue bueno, toqué uno de los temas al que más cariño tenía, un vals festivo que evocaba a los espectadores un mundo de fiesta y sueños cumplidos. Sin embargo, la reacción no fue la esperada, el noble lanzó a su guardia personal sobre mi al grito de "¡ES UN DEMONIO!", y, como es comprensible, salí huyendo.
De primeras el salto por la ventana no fue demasiado acertado ya que caí encima de un carro de provisiones lleno de barriles de ron. Renqueante, comencé a correr por las dependencias del servicio esquivando a los mayordomos y camareras que me salían al paso, y que por mi culpa, veían interrumpido su trabajo. Creo que aquí vino la mayor de las complicaciones ya que la zona era tan grande que me perdí y los guardias me alcanzaron. Al ver que no me entregaba voluntariamente, decidieron que la mejor opción era descuartizarme con sus afiladas armas, pero conseguí darles esquinazo en las cocinas para, momentáneamente, salvar mi cuello. El problema es que la salida de la cocina da a parar a los barracones de la guardia, colocación que me llevó a toparme con el muro de un callejón que no dejaba ninguna posibilidad a la huida, situación preocupante si sumas cinco hombres armados a tu espaldas dispuestos a matarte.
Y aquí estoy, sin fuerzas suficientes para defenderme con magia y con los filos de las espadas ansiando decapitarme. Si lo piensas es lógico, algún día mi suerte tenía que esfumarse, y ese día parece que ha llegado.
De primeras el salto por la ventana no fue demasiado acertado ya que caí encima de un carro de provisiones lleno de barriles de ron. Renqueante, comencé a correr por las dependencias del servicio esquivando a los mayordomos y camareras que me salían al paso, y que por mi culpa, veían interrumpido su trabajo. Creo que aquí vino la mayor de las complicaciones ya que la zona era tan grande que me perdí y los guardias me alcanzaron. Al ver que no me entregaba voluntariamente, decidieron que la mejor opción era descuartizarme con sus afiladas armas, pero conseguí darles esquinazo en las cocinas para, momentáneamente, salvar mi cuello. El problema es que la salida de la cocina da a parar a los barracones de la guardia, colocación que me llevó a toparme con el muro de un callejón que no dejaba ninguna posibilidad a la huida, situación preocupante si sumas cinco hombres armados a tu espaldas dispuestos a matarte.
Y aquí estoy, sin fuerzas suficientes para defenderme con magia y con los filos de las espadas ansiando decapitarme. Si lo piensas es lógico, algún día mi suerte tenía que esfumarse, y ese día parece que ha llegado.
Yohann Moreau- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 23/06/2010
Re: Persecución en palacio(Libre)
“Solo un poco más, anda sigilosa hasta la salida y no pierdas la calma” Piensa delicadamente en sus arrebatos por escaparse de aquel hostentoso palacio. Las paredes adoquinadas con pinturas de alta calidad, los candeblabros que cuelgan por los techos, el color de cada maldito detalle de aquel edificio le parece bastante extravagante “Y pensar que existe gente por las calles de París que sufren de hambre” Todo le resultaba fuera de lugar, el pertenecer a los gitanos y que su esencia se base en las creencias paganas de los mismos le lleva a tener en su cabeza ideas generadas a partir de un balance del cosmos, del todo...
Baja la mirada esquivando las posibles preguntas de algunos personajes que se pasan por su lado, la vestimenta que lleva no es más que aquella que le identifica como la servidumbe, un tonto y estúpido atavío que para bariar discrimina al igual que la sociedad que se lo impuso. “¡Maldita sea la hora en la que te hice caso Gaia!” Exclama para sus adentros con la intención de vaciar el coraje que no expresa en su exterior por que de ser así podría meterse en problemas, problemas más graves de aquellos en los que ya se encuentra – Solo te pedí un maldito baile – Musita una voz varoníl por detrás de su espalda lo cual le hace girar lentamente la cabeza sin dejar de caminar para encontrar la cúspide de su lío. Un hombre caucásico de cabello obscuro con una mirada de la misma intencidad del infierno, altura que sobrepasa la suya un metro ochenta si se atreve a darle un tamaño más especifico, el porte del caballero hace saber desde lejos que se trata de nada más y nada menos que uno más de los aristócratas que se reunen en aquel edificio para beneficio propio. La gitana se muerde el labio inferior, provando nuevamente la sangre que instantes atrás había emanado de su piel gracias a un golpe en su rostro, una acción por parte de del varón que le persigue, de sus labios un nombre sale en un suspiro, se detiene mientras através de una colosal puerta ecucha la cantata de un violín, una majestuosa melodía que la envuelve entre sueños vanales, pero todo lo bueno en esta vida – al menos para la pelirroja – termina por fallecer brutalmente, aquella sonata no fue la excepción y paro de un momento a otro con el grito de un hombre. La gitana regresa de sus sueños, levanta la barbilla, al sentir el contacto de una mano con su hombro – ¡Tenéis que bailar para mí por eso fue que os pague en quel endemoniado circo! – Una mano se levanta por encima de su rostro y las personas que les rodean simplemente ignoran lo sucedido, al menos lo que Merlina puede ver con sus pupilas. Un presagio de lo que pinta ser un golpe es detenido por la mano de aquella gitana a la que no responde por nadie, que no es de nadie...
- Gaia es Libre Monsieur – Sonríe con saña bajando lentamente la mano que se le había alzado, los presentes ahora sí prestan atención a lo que esta ocurriendo, pues la servidumbre jamás ah tenido el derecho para defenderse y aquello era una completa irreverencia por parte de la mujer, además claro está, se trata de una mujer. Las miradas que posaban en el perfecto rostro de la gitana ahora persiguen a un hombre que huye desesperadamente de los guaridas, aprovechando la situación generada gracias al desconocido la fémina logar escapar de las ataduras invisibles que se generan en aquella sala de servicios. Camina entre los pasilos con pasos apresurados, sin entrometerce en algo que no sea su salida pero esta se ve opacada en la cocina por el mismo ser que le había ayudado a salir de su situación. El varón tiene más problemas que los de Merlina, el sólo hecho de ser perseguido por los guardias era bastante aterrador, algo que por el momento la gitana encontraba bastante divertido “¡Al fin poco de diversión!” Comenta la voz de su interior con tono juguetón y atrevido. Observa desde un ángulo diferente las opciones que le pueden quedar al chico, pero no encuentra ninguna. Por su cabeza se cruzan varias ideas del por que esta siendo perseguido de esa manera, más en un lapso de tiempo encuentra el grito que le salvo de un golpe “¡No puede ser tan malo! Estos imbéciles persiguen a todo el maldito mundo que esta por debajo, según sus huecas cabezas por debajo de ellos” Al instante, esboza una sonrisa clavando la mirada en el aura de los guardias, teniendo la fuerza y un instinto debastador comienza por debilitar las energías que les rodean, Merlina no tiene conciencia de lo que esta pasando simplemente actúa conforme las dictaduras de su alterego “Gaia”. Siente la adrenalina correr por todo su cuerpo en temblores esporadicos, que sacuden sus emociones, llenandole de un vertigo total hasta el punto en que necesita sacar toda la fuerza acumulada en su interior y explota. Uno de los guardias cae repenteninamente al suelo llamando la atención de otros dos de los hombres que se encontraban allí. Aprovechando el espacio generado entre la ruptura de su formación la mujer se interpone entre el cuerpo del joven y el de sus ejecutores.
Baja la mirada esquivando las posibles preguntas de algunos personajes que se pasan por su lado, la vestimenta que lleva no es más que aquella que le identifica como la servidumbe, un tonto y estúpido atavío que para bariar discrimina al igual que la sociedad que se lo impuso. “¡Maldita sea la hora en la que te hice caso Gaia!” Exclama para sus adentros con la intención de vaciar el coraje que no expresa en su exterior por que de ser así podría meterse en problemas, problemas más graves de aquellos en los que ya se encuentra – Solo te pedí un maldito baile – Musita una voz varoníl por detrás de su espalda lo cual le hace girar lentamente la cabeza sin dejar de caminar para encontrar la cúspide de su lío. Un hombre caucásico de cabello obscuro con una mirada de la misma intencidad del infierno, altura que sobrepasa la suya un metro ochenta si se atreve a darle un tamaño más especifico, el porte del caballero hace saber desde lejos que se trata de nada más y nada menos que uno más de los aristócratas que se reunen en aquel edificio para beneficio propio. La gitana se muerde el labio inferior, provando nuevamente la sangre que instantes atrás había emanado de su piel gracias a un golpe en su rostro, una acción por parte de del varón que le persigue, de sus labios un nombre sale en un suspiro, se detiene mientras através de una colosal puerta ecucha la cantata de un violín, una majestuosa melodía que la envuelve entre sueños vanales, pero todo lo bueno en esta vida – al menos para la pelirroja – termina por fallecer brutalmente, aquella sonata no fue la excepción y paro de un momento a otro con el grito de un hombre. La gitana regresa de sus sueños, levanta la barbilla, al sentir el contacto de una mano con su hombro – ¡Tenéis que bailar para mí por eso fue que os pague en quel endemoniado circo! – Una mano se levanta por encima de su rostro y las personas que les rodean simplemente ignoran lo sucedido, al menos lo que Merlina puede ver con sus pupilas. Un presagio de lo que pinta ser un golpe es detenido por la mano de aquella gitana a la que no responde por nadie, que no es de nadie...
- Gaia es Libre Monsieur – Sonríe con saña bajando lentamente la mano que se le había alzado, los presentes ahora sí prestan atención a lo que esta ocurriendo, pues la servidumbre jamás ah tenido el derecho para defenderse y aquello era una completa irreverencia por parte de la mujer, además claro está, se trata de una mujer. Las miradas que posaban en el perfecto rostro de la gitana ahora persiguen a un hombre que huye desesperadamente de los guaridas, aprovechando la situación generada gracias al desconocido la fémina logar escapar de las ataduras invisibles que se generan en aquella sala de servicios. Camina entre los pasilos con pasos apresurados, sin entrometerce en algo que no sea su salida pero esta se ve opacada en la cocina por el mismo ser que le había ayudado a salir de su situación. El varón tiene más problemas que los de Merlina, el sólo hecho de ser perseguido por los guardias era bastante aterrador, algo que por el momento la gitana encontraba bastante divertido “¡Al fin poco de diversión!” Comenta la voz de su interior con tono juguetón y atrevido. Observa desde un ángulo diferente las opciones que le pueden quedar al chico, pero no encuentra ninguna. Por su cabeza se cruzan varias ideas del por que esta siendo perseguido de esa manera, más en un lapso de tiempo encuentra el grito que le salvo de un golpe “¡No puede ser tan malo! Estos imbéciles persiguen a todo el maldito mundo que esta por debajo, según sus huecas cabezas por debajo de ellos” Al instante, esboza una sonrisa clavando la mirada en el aura de los guardias, teniendo la fuerza y un instinto debastador comienza por debilitar las energías que les rodean, Merlina no tiene conciencia de lo que esta pasando simplemente actúa conforme las dictaduras de su alterego “Gaia”. Siente la adrenalina correr por todo su cuerpo en temblores esporadicos, que sacuden sus emociones, llenandole de un vertigo total hasta el punto en que necesita sacar toda la fuerza acumulada en su interior y explota. Uno de los guardias cae repenteninamente al suelo llamando la atención de otros dos de los hombres que se encontraban allí. Aprovechando el espacio generado entre la ruptura de su formación la mujer se interpone entre el cuerpo del joven y el de sus ejecutores.
Merlina Draven Bancroft- Gitano
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Re: Persecución en palacio(Libre)
Cuando estoy a punto de perder mi vida por el filo de la espada, la aparición de una joven pelirroja crea la situación idónea como para que yo pueda salir de la esquina en la que estoy encerrado y aprovechar las últimas dosis de poder que me quedan para escapar. Chasqueo los dedos de ambas manos y dibujo en las mentes de los guardias la imagen de que un licántropo les está persiguiendo, situación a la cual responden lanzándose a la carrera. Esforzándome por no ceder ante el cansancio agarro de la muñeca izquierda a mi heroína y salgo corriendo junto a ella por los estrechos pasillos de los edificios exteriores al palacio. No comprendo la razón por la cual esta chica ha aparecido en este mismo instante pero el destino nuevamente ha decidido salvarme...nuevamente.
Abro la primera puerta que encuentro y la cierro a mi espalda, sin poder evitar soltar fuertes bocanadas de aire para recuperar el aliento. Al parecer estamos en una despensa, no es mal lugar para esconderse hasta que se levante el revuelo en palacio. Una vez estoy algo recuperado miro a la joven que me ha rescatado y hago una leve reverencia en señal de agradecimiento.
-Gracias por salvarme, el final ha estado cerca soy...Yohann Moreau, encantado...
No puedo evitar esbozar una leve sonrisa mientras observo la belleza de la mujer de rasgos gitanos, la cual a mi modo de ver ha interpretado el papel de ángel de la guarda para rescatarme de la muerte.
Abro la primera puerta que encuentro y la cierro a mi espalda, sin poder evitar soltar fuertes bocanadas de aire para recuperar el aliento. Al parecer estamos en una despensa, no es mal lugar para esconderse hasta que se levante el revuelo en palacio. Una vez estoy algo recuperado miro a la joven que me ha rescatado y hago una leve reverencia en señal de agradecimiento.
-Gracias por salvarme, el final ha estado cerca soy...Yohann Moreau, encantado...
No puedo evitar esbozar una leve sonrisa mientras observo la belleza de la mujer de rasgos gitanos, la cual a mi modo de ver ha interpretado el papel de ángel de la guarda para rescatarme de la muerte.
Yohann Moreau- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 23/06/2010
Re: Persecución en palacio(Libre)
“No hay razones para ir en busca de la muerte, ella siempre llegará a ti en el tiempo correcto, salvarse de los deslices que se sufren no son más que señales del destino.
Aún debes cumplir tu cometido”
Aún debes cumplir tu cometido”
El filo de la navaja se encuentra frente a ella indicándole que podría ser su final “¡Que bonita forma de morir!” El sarcasmo es pronunciado desde su interior en plena voz de aquella personalidad llamada Gaia, la mujer resopla sus labios tras darse cuenta de su desdicha, pero mantiene la imagen de fiera. Aún cuando el arma de los guardias se aproxima peligrosamente a su cuerpo la pelirroja actúa con el tremendo afán por ser soberanamente fastidiosa. Arquea una ceja, sonríe altanera, realiza ademanes burlescos, la irreverencia nunca fue tan divertida como hasta ahora. Arquea su cuerpo de una forma increíble, imitando lo erizado de un felino cuando se coloca en plena alerta de extraños. Sus estrambóticas alucinaciones creyéndose un gato más en esta tierra, son interrumpidas con los gritos de sus captores “¡Ah, genial! Soy muy feroz” Alardea levantándose un cuello de forma completamente metafórica, esboza una sonrisa con autosuficiencia la cual desaparece cuando la “Razón” regresa al cuerpo de Merlina.
En su mano siente el apretón de otra mano, gira lentamente la cabeza pues olvidó por completo al chico que se encontraba casi en la misma situación que ella, lo mira sorpresivamente, suspirando de alivio por tratarse de una persona común y no de las que acaban de esfumarse con ostentosas armas. La nota de alivio no sólo se ve en su respiración si no también en las facciones de su rostro, abre la boca para decir algo que muy probablemente se encuentre fuera de lugar. Reconoce el jaloneo que el joven realiza, junto a él comienza una carrera por la supervivencia en aquel lujoso lugar. Un par de alocadas ideas se cruza por la mente de Merlina pero ninguna es lo suficientemente descabellada como para prestarle la atención suficiente, una a una son despojadas de su cabeza y entonces recuerda “¡ES UN DEMONIO!” es el grito que despidió la última nota de aquella melodía en el violín de un extraño.
Se abre una puerta, se introduce en ella y espera… Mientras se queda inerte, observa al joven cerrar la puerta a sus espaldas, lo analiza. Cada detalle que conforma al chico es apreciado por las pupilas de la gitana – No parece un demonio – Musita para sí misma, quizá su voz se escuchó más de lo que pensó, sin embargo el joven parece no percatarse de ello. La pelirroja se siente un poco incómoda al ver la reverencia del extraño, pero no expresa en su exterior señal alguna y las razones de aquella inquietud son simples, no se encuentra acostumbrada a ese tipo de cosas por muy grande que haya sido la educación con sus padres fue un periodo bastante corto… Sí, siete años es muy poco tiempo… - ¿Yo? – Cuestiona la parte en la que le dicen ser la salvadora, sacudiendo su cabeza incorporando la lucidez en su cuerpo, respira profundamente, pasa la yema de sus dedos por la herida que se quedo en su labio inferior y sonríe – No vos me habéis salvado a mí de un nuevo golpe – Se encoge de hombros con cierta delicadeza y vergüenza – Merlina Draven… - Baja la mirada – Un placer Monsieur – Un tonto intento por ser cordial y ejecutar su reverencia le hace perder el balance, se tambalea, mueve los brazos en forma de aleteo para recuperar su punto de equilibrio, una vez que lo logra, sonríe por su estupidez llenando de un rosa sus mejillas. – ¿Era usted quien tocaba el violín? – Pregunta con su tremenda curiosidad, si era él… La declaración del hombre que grito estaba en un error.
En su mano siente el apretón de otra mano, gira lentamente la cabeza pues olvidó por completo al chico que se encontraba casi en la misma situación que ella, lo mira sorpresivamente, suspirando de alivio por tratarse de una persona común y no de las que acaban de esfumarse con ostentosas armas. La nota de alivio no sólo se ve en su respiración si no también en las facciones de su rostro, abre la boca para decir algo que muy probablemente se encuentre fuera de lugar. Reconoce el jaloneo que el joven realiza, junto a él comienza una carrera por la supervivencia en aquel lujoso lugar. Un par de alocadas ideas se cruza por la mente de Merlina pero ninguna es lo suficientemente descabellada como para prestarle la atención suficiente, una a una son despojadas de su cabeza y entonces recuerda “¡ES UN DEMONIO!” es el grito que despidió la última nota de aquella melodía en el violín de un extraño.
Se abre una puerta, se introduce en ella y espera… Mientras se queda inerte, observa al joven cerrar la puerta a sus espaldas, lo analiza. Cada detalle que conforma al chico es apreciado por las pupilas de la gitana – No parece un demonio – Musita para sí misma, quizá su voz se escuchó más de lo que pensó, sin embargo el joven parece no percatarse de ello. La pelirroja se siente un poco incómoda al ver la reverencia del extraño, pero no expresa en su exterior señal alguna y las razones de aquella inquietud son simples, no se encuentra acostumbrada a ese tipo de cosas por muy grande que haya sido la educación con sus padres fue un periodo bastante corto… Sí, siete años es muy poco tiempo… - ¿Yo? – Cuestiona la parte en la que le dicen ser la salvadora, sacudiendo su cabeza incorporando la lucidez en su cuerpo, respira profundamente, pasa la yema de sus dedos por la herida que se quedo en su labio inferior y sonríe – No vos me habéis salvado a mí de un nuevo golpe – Se encoge de hombros con cierta delicadeza y vergüenza – Merlina Draven… - Baja la mirada – Un placer Monsieur – Un tonto intento por ser cordial y ejecutar su reverencia le hace perder el balance, se tambalea, mueve los brazos en forma de aleteo para recuperar su punto de equilibrio, una vez que lo logra, sonríe por su estupidez llenando de un rosa sus mejillas. – ¿Era usted quien tocaba el violín? – Pregunta con su tremenda curiosidad, si era él… La declaración del hombre que grito estaba en un error.
Merlina Draven Bancroft- Gitano
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Re: Persecución en palacio(Libre)
Lo que menos me gusta de la raza humana es su tendencia a la autodestrucción como seres individuales y como sociedad. Esta situación se agrava cuando los mortales se topan con algo que trasciende su comprensión, que rebasa los límites de su imaginación...circunstancias que suelen llevarlos a sentir pavor ante lo desconocido. A lo largo de los siglos los brujos han tenido que vivir ocultos por miedo a lo que los humanos comunes pudieran hacerles por ser diferentes, tan sólo por poseer un poder con el que no han elegido nacer pero que está ahí como una marca imborrable. No importa como se utilice este poder, para la mayoría de los humanos es un estigma a eliminar, una mancha que debe ser limpiada para mantener la seguridad del grupo. Esta idea de borrar lo diferente no sólo se limita a los brujos, el ser humano que se atreve a pensar diferente también debe vivir con esta lacra, existir con temor a lo que el colectivo pueda hacerle por no ser como ellos. Yo nunca he escondido mis habilidades y por eso me topo con situaciones como las de hoy, muchas veces me olvido de todos los compañeros mágicos que han fallecido por no ocultarse, pero...al fin y al cabo yo moriré igualmente así que supongo que lo que a mi me pasa me trae un poco sin cuidado.
Sin embargo aquí estoy, mi cuerpo debería yacer sin vida en el suelo pero en lugar de la visión de las últimas nubes a las que asistiría en mi existencia, frente a mi tengo a esta chica de cabellos rojizos. La joven argumenta que yo la he salvado, así que podemos dejarlo en que el destino nos ha colocado en el mismo lugar para superar con éxito situaciones harto complicadas. Las carreras por las calles internas del palacio que rodean la bodega me hacen mirar por la ventana de la que está dotada la estancia para comprobar si algún guardia sospecha del lugar en el que estamos escondidos. Una vez confirmada la seguridad parcial del improvisado refugio deposito mi violín en el suelo y atiendo a la pregunta de la mujer.
-El placer también es mío a pesar de las circunstancias...y si, me temo que soy el causante de gran parte de este alboroto, espero que no se haya visto inmersa en el caos que he provocado, si es así la pido disculpas...
Retiro la mano de la cortina que tapa la ventana y me siento en el suelo para intentar recobrar las fuerzas que he perdido aunando el concierto privado y el frenesí de la situación. Observo a la chica y me percato de que en todo el tiempo que llevo recorriendo París aún no había tenido la oportunidad de encontrarme con una gitana, y ni mucho menos me había encontrado con la posibilidad de admirar de su exótica belleza. Con el ritmo cardíaco prácticamente normalizado, suelto un leve suspiro y pregunto a la joven que hacía en un lugar con el palacio real, marco en el que una mujer de sus características no me encaja.
-Si no es mucha indiscreción y ya que parece que estamos obligados a escondernos aquí durante un tiempo, me gustaría saber las razones que han llevado a una gitana como usted a encontrarse en el palacio en el día de hoy.
A través de sus ojos soy capaz de dilucidar algo diferente,una presencia en su interior que sin duda la convierte en una mujer muy atrayente e interesante...
Sin embargo aquí estoy, mi cuerpo debería yacer sin vida en el suelo pero en lugar de la visión de las últimas nubes a las que asistiría en mi existencia, frente a mi tengo a esta chica de cabellos rojizos. La joven argumenta que yo la he salvado, así que podemos dejarlo en que el destino nos ha colocado en el mismo lugar para superar con éxito situaciones harto complicadas. Las carreras por las calles internas del palacio que rodean la bodega me hacen mirar por la ventana de la que está dotada la estancia para comprobar si algún guardia sospecha del lugar en el que estamos escondidos. Una vez confirmada la seguridad parcial del improvisado refugio deposito mi violín en el suelo y atiendo a la pregunta de la mujer.
-El placer también es mío a pesar de las circunstancias...y si, me temo que soy el causante de gran parte de este alboroto, espero que no se haya visto inmersa en el caos que he provocado, si es así la pido disculpas...
Retiro la mano de la cortina que tapa la ventana y me siento en el suelo para intentar recobrar las fuerzas que he perdido aunando el concierto privado y el frenesí de la situación. Observo a la chica y me percato de que en todo el tiempo que llevo recorriendo París aún no había tenido la oportunidad de encontrarme con una gitana, y ni mucho menos me había encontrado con la posibilidad de admirar de su exótica belleza. Con el ritmo cardíaco prácticamente normalizado, suelto un leve suspiro y pregunto a la joven que hacía en un lugar con el palacio real, marco en el que una mujer de sus características no me encaja.
-Si no es mucha indiscreción y ya que parece que estamos obligados a escondernos aquí durante un tiempo, me gustaría saber las razones que han llevado a una gitana como usted a encontrarse en el palacio en el día de hoy.
A través de sus ojos soy capaz de dilucidar algo diferente,una presencia en su interior que sin duda la convierte en una mujer muy atrayente e interesante...
Yohann Moreau- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 23/06/2010
Re: Persecución en palacio(Libre)
Los demonios y su belleza no son cuestionables, más aún cuando la melodía de un violín es ejecutado a la perfección por unas manos tan simples como aquellas. Pero en este caso el diablo no tomaría la forma de un joven como él. Sería sin duda la forma femenina la que en volvería a los aristócratas en sus garras, la silueta de la lascivia que los arrastraría hasta la puerta de una depravación tan mortífera como la picadura de alguna alimaña. Merlina observa su acompañante con sus ojos ambarinos, mismos que escrutan cada detalle que pueda resaltar en él, ese algo que le indique la diferencia entre Yohann y el resto del mundo. La pasión que encuentra en el muchacho por su violín es sin duda alguna la misma que ella por separarse de todo lo que le hace feliz. Su cuerpo se encoge ligeramente de hombros, sacudiendo la cabeza para negar el primero comentario de su acompañante. Si ella se vio sumergida en el problema que el joven ocasionó sin duda alguna no es culpa suya, mucho menos de Merlina, son cosas que tenían que ocurrir y punto “¿Y cuánto tiempo nos encontraremos por aquí?” Aradia encuentra la forma para instalarse en la razón de la gitana, cuestiona y después calla. La mujer no puede responder justo ahora pues si lo hace seguramente sería tachada de loca por hablar con alguien que no existe más que en sus pensamientos.
Merlina se mantiene de pie mientras el joven se sienta justo al lado de su violín. La gitana lo mira con cierta curiosidad, misma que puede captar en la mirada del chico, sonríe rodando los ojos al escuchar aquella simple pregunta. – Bailar de una forma que es prácticamente exuberante al compás de música alegre en un circo que puede venderte si es posible… Mi pecado – Responde con una sonrisa burlesca en sus labios, permite que su cuerpo caiga al suelo en un simple movimiento ¿Qué más puede hacer? Por ahora solo esperar al que alboroto pase. Una vez sentada un choque de energías le hace dar un pequeño salto, algo como una convulsión en sus sentidos, un aura completamente ajena a todo lo que puede reconocer se instaura en la habitación. Es una energía bastante fuerte, delirante. Al principio es diminuta, pero conforme pasa el tiempo y percatándose de las similitudes del aumento de esa energía con la calma de Yohann, crece a un ritmo acompasado. La curiosidad se instala en sus sentidos, por ello siente la necesidad de preguntar - ¿Por qué os han gritado que sois un demonio? ¿Cuál ah sido el crimen cometido? – El la primera cuestión, sus ojos se encuentran reposando en el rostro del brujo pero después se transportan hasta el violín. La mujer admira ese instrumento con una sonrisa en sus labios recordando la última vez que ejecutó un réquiem con las notas más tristes jamás imaginadas con su violín. - ¿Puedo? – Cuestiona señalando violín.
Merlina se mantiene de pie mientras el joven se sienta justo al lado de su violín. La gitana lo mira con cierta curiosidad, misma que puede captar en la mirada del chico, sonríe rodando los ojos al escuchar aquella simple pregunta. – Bailar de una forma que es prácticamente exuberante al compás de música alegre en un circo que puede venderte si es posible… Mi pecado – Responde con una sonrisa burlesca en sus labios, permite que su cuerpo caiga al suelo en un simple movimiento ¿Qué más puede hacer? Por ahora solo esperar al que alboroto pase. Una vez sentada un choque de energías le hace dar un pequeño salto, algo como una convulsión en sus sentidos, un aura completamente ajena a todo lo que puede reconocer se instaura en la habitación. Es una energía bastante fuerte, delirante. Al principio es diminuta, pero conforme pasa el tiempo y percatándose de las similitudes del aumento de esa energía con la calma de Yohann, crece a un ritmo acompasado. La curiosidad se instala en sus sentidos, por ello siente la necesidad de preguntar - ¿Por qué os han gritado que sois un demonio? ¿Cuál ah sido el crimen cometido? – El la primera cuestión, sus ojos se encuentran reposando en el rostro del brujo pero después se transportan hasta el violín. La mujer admira ese instrumento con una sonrisa en sus labios recordando la última vez que ejecutó un réquiem con las notas más tristes jamás imaginadas con su violín. - ¿Puedo? – Cuestiona señalando violín.
Merlina Draven Bancroft- Gitano
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