Entre Dramas y Desgracias [Libre y con Venus]

Era una oscura noche de primavera en la cual unas aburridas Venus y Anthea decidían que hacer. Por un lado Venus insistía en buscar a su pequeño y a quien le desgració la vida y por otro Anthea pensaba que era mejor pasarla bien al menos un rato en esa visita a Francia, algo en lo que Venus estaba en desacuerdo por lo que permanecían frente al espejo de su cómoda arreglándose un poco el maquillaje y cabello sin dejar de discutir por que hacer o dejar de hacer en esa noche hasta que finalmente a ambas se les vino a la mente el Teatro de Vampiros, nunca habían estado ahí y a decir verdad a Venus no le agradaba tanto la idea pues estar rodeada de esos seres no era algo que ella deseara sabía que ese Vampiro puede que estuviera ahí si es que tenía suerte o tal vez podría conseguir la información sobre él algo que se llamaba su atención por lo que termino aceptando la propuesta de ir a ese lugar a echar un vistazo y de paso que Anthea dejara de quejarse de no hacer algo interesante aunque sabía que para su hermana el teatro no siempre era interesante, pero era lo mejor de momento, por lo que se puso de pie y camino hasta el armario donde empezó a buscar que ponerse.

"Ese no" dijo Anthea cuando la vio tomar un vestido rosado "¿Por que no? esta lindo" respondió la castaña "No es mi estilo, mejor toma el negro" "No, ese no me gusta tanto además soy yo quien esta a cargo hoy y tu elegiste ayer" "Pero hicimos lo que tu querías" "Y hoy haremos lo que tu quieres" dijo Venus como finalizando la discusión mientras tomaba otro vestido, uno blanco con detalles en lila sumamente bonito y elegante para luego con ayuda de una sirvienta vestirse agradeciendo que al final Anthea no siguiera discutiendo por su elección ya que al final de cuenta no tenía derecho pues ambas tenían sus propios estilos Venus los colores claros y Anthea los oscuros y no llegarían a nada si empezaban a discutir sobre ropa.

Cuando ya estuvieron listas la joven vampiresa salio rumbo al teatro de vampiros, no sabía que obra pensaban presentar pero esperaba que al menos eso la llegara a distraer un poco del hecho de estar rodeada de esos seres nocturnos como ella pero a los cuales temía y detestaba un poco, bueno realmente no tenía solo le incomodaba su presencia, pues aun era una novata en eso de ser una de ellas y a decir verdad hubiera preferido una convertirse en una de eso no había duda pero ya que lo era no le quedaba de otra mas que vivir con eso. Al llegar al lugar noto que no estaba tan lleno ni tan vació, lo que la hizo pensarse un poco si era buena idea permanecer ahí o no, mas al final decidió quedarse pues ya era demasiado tarde para arrepentirse y no quería haber ido hasta ahí para nada por lo que en la entrada pago su boleto y entro al teatro mientras miraba que balcón le había tocado esa noche para entrar a ver el Fantasma de la Opera una obra que le gustaba mucho y que tristemente le recordaba su pasado con su amado Aleks.

"Es este" dijo Anthea en su cabeza cuando llegaron al balcón en el cual entraron serenamente intentando que los tristes pero hermosos recuerdos de su antigua vida no ensombrecieran aun mas esa oscura noche.

(* El telón se abre revelando al gran Krimson King de pié mirando a los rostros de los espectadores que a su vez le observan felizmente cobijados por la penumbra del teatro de los vampiros)

Sobre mamá nació un arcoiris negro - comienza diciendo - en ese entonces mamá era tan solo una niña y su pelo estaba hecho con mechones de diamante, ella detuvo su juego alisó su faldita y miro hacia el arcoiris. Era un arcoiris negro y de tanto negro centelleante la manzanilla que crecía en el campo se oscureció.

(* El actor continua con su dialogo mientras se mueve por el escenario, la luz revela la escenografía como un jardín extravagante, un pasaje casi onirico, acompañado de una melodía suave)

- mamá miraba hacia el arcoiris, venía tan bajo que casi podía tocarlo con los labios y su pelo electrizado, transparente, se adhería a los suaves caños, como de órgano. Entonces supo mamá que estaba perdida. Habría de conocer el amor. Y de pronto su sombra sobre el piso asfalto caliente se adornó de venas y huesos - mira hacía el reflector y apunta al cielo - mamá se montó en un barco de tela de araña y sobre el arcoiris se marchó al cielo.

La sombra con vertebras y entrañas le continuaba el juego.

(* El actor continua narrando su mónologo mientras entra en escena otra actriz. Tras las piernas del teatro una extensión mas, apostada en la tramoya activa una serie de poleas que dan pie a que la escenografía se mueva. Iniciando el viaje del barco. )

Era un barco de telas de araña. Navegaba al borde del arcoiris negro como sobre los ribetes de un pañuelo. A su alrededor mamá veía nubes de papel de estaño que reflejaban su rostro. De vez en cuando los bombarderos americanos se enredaban en los nidos de la araña al estribor, a la escotila, pero mamá, en la roda los tomaba delicadamente entre sus dedos y los lanzaba de nuevo, desenredados y zumbando como si fueran modelos de balsa y celofán.


(* Con ingeniosos artificios dan cuenta del magnifico viaje las escenografías diseñadas por La troupe que mueve las cuerdas para dar vida a la escena siguiendo el relato)

Todavía era valiente, pero en el cuerpo de celofán goteó el sorbo de sangre; se le quebraron las puntas a su pelo labrado en diamante. Los senos se le arquearon bajo la blusa de goma arábiga. Pero todavía era valiente, todavía era deslumbrante.

A través de las casas verdes, a travpes de las tecas azules, la sombra de mamá arroja un trozo de cristal a las casillas frías de la rayuela, llega el crepúsculo como un animal de carne transparente, como una flor de pétalos de encía, llegan después las estrellas. La sombra de mamá adquiró organos extraños, trenzas, condecoreaciones, fustas.

Entonces - continuó Krimson mientras Stella navegaba por el oceano ficticio - llegó el tiempo del amor, el fin del mundo. Llegó el Apocalipsis que es el amor. Llegó la bestia que ladraba a las llamas, llegó la maquina con manómetros, esferas, cilindros, bielas, bujías, globos de cristal, correas de transmisión bombeando vértigo bajo la piel de las estrellas.

(* El actor insiste con en sus líneas con emosión inusitada, como arrastrado por las palabras mismas)

- Llego el tacto con olor de traílla, llegó la vista con el oído en la jaula. Llegó la existencia con la nada enroscada al cuello, llegó la aglomeración, el huierro, el acero junto al vidrio, la enzima junto al cemento, el cloro junto a la tela y en hojas y huesos y rocío y ojos ¡y fauces superpuestas!

Todo dentro de todo, todo fecundando todo. Por doquier solo aptas y aptos, tanto que el cosmo de luces visto de lejos era la bestia que se apareaba consigo misma. Bestia del apocalipsis. Eclipse del espiritu. Eclipse.-

Ahora, Reverend hace aparecer a una actriz, cuya voz se mezcla en un coro amalgamandose a la del rey carmesí. Esa voz serena y alegre contrasta con la otra, pero la dicción perfectamente combinada de ambos crea una tercera entidad, que continúa narrando una historia para el publico entretenido en la escenografía móvil.

Mamá aún estaba arriba - señala la actriz mientras, el otro recita inexpresivo - todavía era inalcanzable. Ella navegaba en el arcoiris encima del mundo negro y los hueo ilíacos, de mariposa. Mamá echó a volar remando sus huesos ilíacos sobre los techos y los pararrayos hasta llegar a la Luna.

(* El ciclorama detrás de los actores cae, revelando otro fondo hábilmente retratado de un desierto de vegetacion exótica y completamente blanca. Tal era la forma en que H imaginaba la superficie lunar)

Y era la luna una gran pompa de jabón reflejando en su curvatura al mundo de abajo ella imantaba los árboles sacándole pétalos de lo capullos. dice Kelpie Ella esculpía flores de minas en las profundidades de la tierra. le contesta su hermano, el rey.

Ella peinaba los cristales de cuarzo como a muñecas chinas, desenroscaba a las ancianas y descubría adolecentes, desenroscaba adolecentes y descubría niñas.
(* La luna amarilla flota sobre el arcoiris negro)
Mamá penetró en en la Luna. Se acurrucó en su seno, plegando sus alas.
La sombra de mamá e debatía llena de amor con el uniforme hecho jirones, irreconocible, abríase camino entre nostalgias, ternuras, lujuria, pasión, lascivia, pues Amor! gritaban los carruajes. Amor! Las cortinas! Amor! la tiendas de abarrotes Amor! las ratas.

La sombra de mamá daba pasos negros, arañada por el hielo negro del amor.

Las alas de mamá comienzan a desarmarse, su rostro se ensancho, perdieron color sus ojos y la sustancia de su cuerpo se homogeneizó con la luna. Solo el delgado esqueleto aún se vió a través de la transparencia, un tiempo.

(* Dos actores más entran simultaneamente en escena. Un hombre y una mujer; ella, con un delicado gesto lo señala a él diciendo:)

Papá vio nacer de pronto la luna sobre París. Sobre el teatro de los Vampiros, ella nacía mas grande que la tierra y de todos los objetos negros chorreaban sombras coloridas.


(* la ultima extención en entrar es la del reverendo Heet)

No era amor el amor negro. Las herramientas negras no eran herramientas. Fue la bestia, la pesadilla negra, el Apocalipsis, el despertar.

(* Dicen a un tiempo Basenji, Amadis y el Rey Rojo.)

Fue la quimera: "Extraño sueño he tenido" - pensó papá - "en el que ocurría que el mundo existe.

(* El artificio de las luces torna la sombra del actor gigante. Imagen de su pensamiento que creció infinito. Su voluntad fue sin freno su poder no tenía límites. Miró a la ciudad y la ciudad se derrumbó. desplegó las alas y levantó el vuelo hacia las estrellas. Atravesando con la imaginación millones de mundos paralelos sintiendo la corriente fría de los soles sobre las espaldas, derrumbando con sus alas de murciélago toda escala de valores.)

Papá llegó ante la luna. El esqueleto de mamá se fundió en su substancia entonces la luna emitio una lengua de fuego y aquel que no era tú, ni yo, ni el - la impensable cuarta persona - se arrastró al globo de fuego y el amor tuvo lugar.

(* Através de lo probable, lo eterno, el nada con el rostro inalterable mientras respira pausadamente)

Y en esta nube irreal se partió la esfera en dos, en cuatro, en ocho, en diez, en seis, en treinta y dos, en sesenta y cuatro, hasta convertirse en un erizo demar, luego en un gusanillo, en un pez, luego en un niño, una ola, un astro, una flor, una nube, una ventisca, una poesía.

* Un mundo, una mosca, una estructura, un sacerdote, un pintor de iconos, el recuerdo de una noche de amor. El proyecto de poblar al fresno de hojas una vez más...

Pues el amor es todo y todo esta hecho principalmente de nada.

Al entrar a su balcón la castaña se encontró con una vampiresa rubia a la cual saludo cortesmente con una leve reverencia - Buenas noches, milady - sonrió levemente mas que todo por pura cortesía lo cual se notaba consideramente en lo frío de su mirar y sonreír, para luego tomar asiento en su lugar con la gracia y fineza que la representaban.

No tardo mucho en comenzar la obra por lo que se aproximo un poco mas al borde del balcón con la intención de mirar mejor la interpretación de los artistas, una interpretación magnifica de una obra algo singular pero sumamente interesante a los ojos de la joven baronesa, quien se deleito escuchando los diálogos y viendo el actuar de quienes trabajaban en ese teatro, sin prestar mucha atención a su acompañante para no incomodarla ni ser mal educada con los actores al no prestar atención a su trabajo tan bien ensayado y presentado al publico vampirico presente en dicho lugar.

Ha acabado el primer acto... El escenario se queda solo un instante. El segundo acto abre con la música. Respiro hondo; con gestos amistosos "la troupe" de actores en que se ha convertido el reverendo me invita a salir al escenario. El instante previo al acto es terrible; las piernas flaquean, uno siente que no le van a soportar, la emoción te invade hasta lo mas profundo del cuerpo. Quieres sacar tu voz, pero está hecha nudos en la garganta. Las primeras palabras serán vacilantes si es que eres capaz de hablar. Si no te sucede como a mi este espantoso vacio -Mente en blanco - justo en el momento de dar el primer paso para enfrentar al público.

He hecho esto cientos de veces, en plazas mas llenas que esta, y tambien en lugares pequeños. No importa donde, siempre es el mismo sentimiento que me arroba y me exalta. Que me borra los recuerdos. ¿Donde estan mis líneas? (* Camina hasta tomar su lugar en el escenario. Finalmente alza el rostro) La música alegre baja entonces su intensidad para recibirme; encuentro mi Cue... Yo soy el oso...

Yo soy el oso del Drenaje de París, subo por los caños en las horas de silencio, los tubos de agua caliente, de la calefacción, del aire fresco, voy por los tubos de departamento en departamento ysoy el osoque va por los caños.

Conforme voy hablando, el pánico escénico se disuelve, entro pronto en el personaje, sigo un guión dentro de un universo definido; eso da seguridad. Este resulta un público no demasiado numeroso, pero tampoco desoladoramente vacío. Sus escencias sin embargo son incitantes y poderosa el aura que les rodea. ¿Que sentido hallarán los Vampiros en estas líneas?

Creo que me estiman por que mi pelo mantiene limpios los conductos, incesantemente corro por los tubos y nada me gusta más que pasar de piso en piso resbalando por los caños. A veces saco una pata por la canilla y la muchacha del tercero grita que se ha quemado, o gruño a la altura del horno del segundo y la cocinera se queja de que el tira mucho humo.

(* Epoch va haciendo gestos sin salir de su posición, guíando con el leguaje corporal, su discurso)

De noche ando callado y es cuando más ligero ando, me asomo al techo por la chimenea para ver si la luna brilla arriba, y me dejo resbalar como el viento hasta las calderas del sótano. Y en verano nado de noche en la sisterna picoteada de estrellas, me lavo la cara primero con una mano después con la otra, después con las dos juntas, y eso me produce una grandísima alegría.

(* Acompañando las palabras del oso, escondidos entre las piernas del escenario, las extenciones del reverendo producen los efectos de sonido con percuciones, flautas y tuberías de verdad y otros artilugios)

Entonces resbalo por todos los caños de la casa gruñendo de contento, y los matrimonios se agitan en sus camas y deploran la instalación de las tuberías. Algunos encienden la luz y se esciben notas en un papelito para acordarse de levantar una queja con el portero cuando lo encuentren. Yo busco la canilla que siempre queda abierta en algún piso por allí saco la nariz y miro la oscuridad de las habitaciones y miro la oscuridad de las habitaciones donde viven esos seres que no pueden andar por las tuberías y les tengo algo de lástima al verlos tan tórpes y grandes, al oír como roncan y sueñan en voz alta y estan tan solos....

(* Mientras la música llega a su fin, el oso cierra su discurso)

Cuando de mañana se lavan la cara les acaricio las mejillas, les lamo la nariz y me voy vagamente seguro de haber hecho bien.

La obra acabó ante el pasmo de los espectadores. Montaña se quedó parado en medio del escenario en completo silencio; sin atinar a hacer nada mas que quedarse quieto mirando al público mientras la música llegaba a su fin. ¿Será que no se han dado cuenta que el monólogo terminó? Para este punto, en otras puestas en escena, el publico estaba ya aplaudiendo o lanzando cosas al escenario. Aqui no ocurre ni una ni la otra y así hago caer el telón dando final al acto sin saber a ciencia cierta cual era la opinión del público que asistió. Acostumbrado como estaba a las acaloradas felicitaciones tanto como a los vituperios e indignaciones, este pasmoso silencio resultaba extraño.

Quizás esperaban un formato de obra mas tradicional, con el clásico cantabile al final donde todos bailan una alegre coreografía. Quizás París no estaba preparado aún para este estilo de Operettes. Quizás detrás de su silencio esten pensando que estoy loco. Loco, si loco, por querer grandeza cual la Suerte no da. En mi no cupo toda mi certeza, por eso en el escenario traducida esta, quedó aquel ser que tuve, no el que hay. ¿Que es el hombre sin locura, más que un animal sano, cadáver aplazado que procrea?

(* el telón cae, las luces se apagan, un acto termina donde otro empieza)

(* Se abre de nuevo el telón)

El mito es la nada que es todo. El mismo sol que abre los cielos es un mito brillante y mudo:
Cuerpo muerto de un Dios, vivo y desnudo. Todo comienzo es involuntario, ese Dios es su heraldo. Y este que aqui toco puerto, fue por no estar existiendo. Sin existir nos bastó. Por no venir fue viniendo y nos creó. Así la leyenda fluye entrando en la realidad y al suceder, la fecunda. La vida, mitad de nada, debajo muere.

De noche escribío su Cantar de Amigo, el plantador de naves futuras. Y un silente murmullo oye consigo: El rumor de los pinos que, cual trigo, ondulan sin dejarse ver. Esta canción dulce joven y pura como un río, el océano busca.



El reverendo hace al piano hablar, marullo claroscuro, que es son presente de ese mar futuro, es la voz de la tierra ansiando el mar.

Epoch actuaba bien, tiene cierta vena dramática que lo hace trágico, juega muchos como máscaras que se pone y se quita a voluntad. El verdadero rostro subyace muy al fondo y pocas veces se escucha el color de su voz en toda pureza como cuando se deja llevar por su interpretación. Creo que pertenece a esa escuela de actores que nunca dejan el performance ni sobre el escenario, ni en la vida diaria, a donde llevan el teatro. Transfigurado en sus vidas como una filosofía…

Esta hombro con hombro con el reverendo; esa criatura a la que llama hermano. El performance es un viaje intenso de música, concebido solo por una mente tan extraña. La obra, en todo su argumento deja translucir la demencia activa de su autor, aunque la poderosa esencia que Epoch es capaz de emanar modifica la esencia del texto, convirtiendo la obra en una manifestación del espíritu del universo. Se siente un calor, una energía tíbia y omnipresente que envuelve el escenario aunque el Hombre-Oso ya no se encuentre sobre él.
En cambio ese circo en que se ha convertido el Reverendo desde que adquirió sus extrañas habilidades baila y da piruetas para los ojos de los vampiros que desde las sombras los contemplan.

Hay una sensación de peligro inminente. El olor de muerte vieja que emana el maestro Kayyam de pronto se hace patente en el escenario. Si yo lo he podido percibir entonces el reverendo tambien puede sentirlo.

Me quedo en mi lugar, tenso, pues no se cuál pueda ser su reacción, miro alternativamente a todas las extenciones de H que puedo ver y ninguna muda su expresión en lo mas mínimo. Concentrados como estan en manipular las poleas y los mecanismos que hacen que la escenografía se mueva. ¿Acaso esta tan distraído que no se ha dado cuenta que Kayyam lo ha estado obserbando?

Ignoro que pretenda ese cadáver al mostrarse tan abiertamente justo ahora, después de haber permanecido oculto toda la obra. ¡Precisamente durante el climax! Me pone en riesgo pues podría el desconcierto delatarme ante H, sin embargo todo parece seguir su curso normal. Esa es mi línea... tengo que entrar al escenario otra vez.

- Hoc erat in votis -

Entre sus extenciones, el reverendo elige a la más veloz forma humana, la de Amadis, o Kelpie como la llamaban cariñosamente, para ir al encuentro del Vampiro. A decir verdad parecía demasiado fácil la forma en que ese maldito Kayyam se entregaba, teniendo como se sabe que los tiene, recursos para ocultar su escencia a muerte vieja.

Sin embargo aquí se ha venido a mostrar, antes aún que sus pupilos lycanos a quienes no puedo sentir siquiera cerca pero de quienes sospecho que son jauría oculta a la espectativa de una revancha.

Es reverendo tras la máscara de Kelpie mira al Cadáver Animado con una sonrisa, tal como aprendió, que se debe recibir al heraldo de la muerte. Entre la penumbra del palco donde se encuentran la silueta del vampiro es solo un bulto negro a contraluz, pero H puede distinguir con claridad el brillo en los ojos de Kayyam.

- Vástago del Wyrm. ¿Has venido a matarme?

- No tiene por que terminar así. Podría simplemente entregarse a la muerte, reverendo. Yo le aseguro que tendría un fin honorable.

¿Será miedo esto que percibo desde el cuerpo de la bestia? Ha venido hasta aquí con el rostro de Kelpie pues es un cuerpo con un buen balance entre velocidad y fuerza, su naturaleza equina dota al ligero cuerpo humano de habilidades de pelea muy superiores a las de cualquier humano.Sería un error subestimar a mi oponente y sin embargo le siento vulnerable en sus palabras, su postura y su voz.

- Una muerte de guerrero!

H mira al reverendo con burlón desprecio. Por un momento albergó la esperanza de que el vampiro estuviese ahí movido algun motivo oscuro, mas las luces no-bélicas se apagaron. Si no venía el vampiro en son de paz, debía haber algún motivo por el cual no le había atacado de una vez.

Alguna poderosa razón tenía esta vez para dejarlo acercarse tanto y que el vampiro guarda para si tras esa sonrisa despreocupada.

- Le ha gustado la obra, ¿maestro? Aún no ha visto el final...

Ignora cuanto tiempo lleva el vampiro en las sombras, observando. De algun modo consigió ocultar su escencia al menos durante algun tiempo. - Alguna de sus artimañas mágicas - murmura entre dientes sin apartar los ojos de aquel bulto oscuro al que le habla.

- Espero que no lleve prisa.

Su agudo instinto le confiere un sentido del peligro muy avanzando, a pesar de que mi postura refleja relajamiento la criatura percibe mis mas ligeras intenciones. Sabe que me bastaría un solo golpe bien dirigido para terminar con la vida de esta extención. 

- Es usted muy ingenioso sin duda, muy creativo con sus recursos, además tiene el apoyo de un verdadero Histrión como es monsieur Epoch das Höchsten.  

Desvié la mirada, aunque no la atención del resto de mis sentidos del cambiaformas para mirar al escenario, esperaba con eso derivar la atención de mi oponente. 

- Pero considero que carece de una estructura y por lo mismo su significado se vuelve confuso. Es un recuerdo? un sueño? una metáfora? Esta muy lejos de la simplicidad de los grandes autores, de la economía que tienen los clásicos griegos. El lenguaje que usa en su retorica es rebuscado y artero, ¡ocuta mas de lo que revela! Es mezquino y malicioso por que reta al espectador, como un potro se resiste dando una cabalgata salvaje a quien intenta trepar por su crin...     



Mi crítica de su obra no pareció alterarle, pero permaneció estático y en silencio ante mis palabras; como si en verdad estuviese escuchando. Algo admirable dadas las circunstancias, lo que resultó inspirador. 

- Parece, sin embargo, que a Mr. Pohl y a sus amigas en el palco de enfrente les aparecido entretenida toda su pirotécnia, reverendo. ¡Sería un pena interrumpirles ahora!