Entre Dramas y Desgracias [Libre y con Venus]

por **Lucrezia MonteCristo** Lun Oct 01, 2012 9:25 pm

Recuerdo del primer mensaje :

De noche, en esa oscuridad tan rotunda, donde solo faroles con peque#os destellos muestran la poco belleza de la luz, solo con esa la ciudad se enciende, pues en el Teatro, una nueva obra tan bella tan clásica tal ves tan repleta de amor que ni el mismo corazón humano la puede llegar a entender del todo

Todo farol estaba iluminado al rededor del teatro que bello era no ?.... pues si sus gárgolas asomadas en cada esquina parecen los vigilantes eternos del recinto, tan noche como esta la vi por primera vez, el Fantasma de la Opera, que bella obra, ya era vieja cuando la vi por primera vez pues no la olvidaba, sentía la misma emoción que esa noche hace tanto, o hace tan poco para mi

Ya espectadores empezaron a entrar al teatro, que por dentro se veía magnifico, cada uno posado en sus asientos no había tanta gente como esperaba sera que acaso el mundo ha perdido el amor a las artes escénicas, pues pagando mi entrada y alquilando un balcón para ver mejor el escenario no había nadie en ninguno de los demás balcones todos los demás oscuros y solos, en el mio solo un farol, las luces estaban próximas a bajar y esta hermosa obra estaba por dar comienzo

por **Reverend** Mar Jun 18, 2013 9:17 pm

Encerrados en los límites de nuestra inteligencia, como a veces un lago en un cinturón de islas de coral, en lugar de unir nuestras respectivas fuerzas para defendernos del azar y el infortunio, nos separamos con el estremecimiento del odio, tomando dos caminos antagónicos como si nos hubiésemos herido mutuamente con la punta de una daga.

Diríase que uno es conciente del desprecio que inspira al otro; impulsados por el móvil de una discutible dignidad, nos apresuramos a no inducir en error a nuestro adversario; cada uno se mantiene en su sitio, aunque no ignore que será imposible conservar la paz proclamada. Pues bien, ¡Sea! Que nuestra guerra se eternice, ya que cada uno descubre en el otro su propia degradación... ya que somos ambos enemigos mortales, tanto si logro una victoria desastrosa, como si sucumbo, el combate será hermoso.

No utilizaré armas construidas con madera o hierro, apartaré con el pie las formaciones minerales extraídas de la tierra; la sonoridad poderosa y seráfica del arpa se convertirá por obra de mis dedos en un terrible talismán.

En mas de una emboscada, ¡Simio Sublime!, has atravesado mi pecho con tu magia negra y tu lanza de pérfido, pero un soldado no exhibe sus heridas, por gloriosas que sean. Esta guerra arrojará el dolor sobre ambos contendientes: ¡dos amigos que procuran obstinadamente destruirse!

¡Curioso Drama!

por **Epoch** Mar Ago 27, 2013 3:06 pm

En el aire puro, cuando ya el consuelo del rocío desciende sobre la tierra, invisible, silencioso – por que el rocío calza delicadamente como todo dulce consuelo – entonces piensas tú, ardiente corazón, lo sediento que en otro tiempo estabas de lágrimas, de gotas de rocío, lo sediento que estabas, con la piel en llamas y fatigado por que en la hierba y en las sendas amarillas, corrían a través de ti malignos rayos de sol poniente, encendidas miradas de sol deslumbradoras y malévolas.

¿Tu pretendiente de la verdad? ¿Tu? ¡No! ¡Un simple poeta! Un animal taimado y rastrero que tiene que mentir a sabiendas, voluntariamente, ansioso de botín. Enmascarado con colorines, máscara para sí mismo. ¿Pretendiente eso de la verdad? ¡No! Loco solamente. ¡Solamente poeta!

Parlanchín pintoresco que perora tras una máscara multicolor de demente, errante en engañosos puentes de palabras, en engañosos artes de palabras, en engañosos arcoíris, entre falsos cielos, cerniéndose de acá para allá. Loco solamente. Poeta…

En el aire puro, cuando la media luna desliza envidiosa sus rayos verdes, entre el púrpura del poniente, palidecen a su paso las rosas celestes hasta que caen y se hunden en la noche: Así caí yo mismo, en otro tiempo, de mi locura de verdad, de mis deseos del día, fatigado del día, enfermo de luz; así caí, hacia el ocaso, hacia las sombras, abrasado por la sed de una verdad. ¿Te acuerdas tú, corazón ardoroso, cuánta era tu sed?

¡Que yo este desterrado de todas las verdades! Tan sólo un loco, un poeta solamente.

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