El camino del lobo. [libre]

por **Diego Cruz** Mar Oct 02, 2012 11:54 am

La Luna estaba alta,en fase creciente,aunque oculta por las nubes apenas y no se podía vislumbrar su forma ,la luz que emitía era escasa...

Sabía que en pocas noche tendría lugar aquello que me había perseguido toda mi vida, al menos así lo recordaba, sufriría lo que conozco como " el sueño".
Con los años había aprendido a reconocer aquel estado en el que me convertía en una bestia brutal, apenas podía controlarla, siempre y cuando la luna se encontrase en su máximo esplendor, iluminando la noche como si reclamara a todos los seres de la Tierra su atención.
Cuando no estaba en ese estado, sentía que la bestia dormía en mi interior, aunque a menudo me advertía de qué pasaba a mi alrededor incluso cosas que aun estaban por ocurrir, realmente, no tenía claro donde acababa el hombre y empezaba el animal, en ocasiones sentía que ambos eramos un único ser.

Aquella noche me encontraba cazando, una de mis actividades favoritas, aprovechaba la oscuridad para acechar a los objetivos; depredador contra presa, gozaba dejando libre mi naturaleza, en largas carreras nocturnas, en el cobijo de la oscuridad en busca de algo que cazar, haciendo uso de mi naturaleza, podía atrapar con mis propias manos a los pequeños animales que allí habitaban, darles muerte en un justo final.
Me encontraba al norte de París, a varios días de viaje de la ciudad, lejos de aquel bullicio, adoraba la paz del bosque pues no conocía otra cosa, de los pueblos y ciudades solo tenía vagos recuerdos de muerte y destrucción, imágenes confusas de dolor y sufrimiento en las que los únicos que recuerdo como seres queridos, los perdí para siempre, así que no deseaba regresar a nada parecido.
Llevaba desde el atardecer merodeando por las boscosas zonas, del cinturón colgaban pequeñas piezas que había cazado, - por ahora es suficiente - pensé.
Era avanzada la noche así que debía volver a mi pequeña cabaña y al día siguiente preparar aquello que había cazado , el camino de vuelta a casa no tenía pérdida...

por **Sigfrido de Nymen** Mar Oct 02, 2012 12:09 pm

Por fin estaba llegando a París, la tierra del asesino de mis padres, y para mi, la tierra de la ansiada venganza. Por fin recogería las dulces uvas de la ira. Por fin notaría la sangre de mi enemigo deslizándose por mi garganta.

Acompañado por tan lúgubres pensamientos llegué a la linde de un bosque circundante a la urbe, y tras asegurarme de que nadie me miraba dejé que mi otra forma tomara posesión de mi cuerpo. Me espalda se arqueó y mi rostro se alargó, empezó a crecerme pelo por todo el cuerpo.
Una vez terminó la metamorfosis no quedaba ni rastro de Sigfrido. En su lugar se erguía un orgullo lobo pardo, de tamaño mayor al habitual.

Avancé con cautela por el bosque, notando un olor desconocido para mi, extrañado seguí su rastro hasta colocarme a la espalda de un hombre. O de lo que parecía un hombre. Me escondí entre los arbustos cercanos, al acecho y vigilando sus movimientos. Noté como se erizaba el pelo de mi nuca. No me gustaba su olor.

por **Diego Cruz** Mar Oct 02, 2012 12:39 pm

Un rayo atravesó mi mente, mi cuerpo se quedó paralizado por unos segundos, alguna cosa ocurría, no sabía el qué, pero algo había de diferente en aquel lugar que tanto conocía, la bestia de mi interior desencadenó un rugido que hizo que volviera en mí, mi corazón se puso a latir desbocado - qué sucede? -en mi cabeza no entendía nada, la bestia se arrebató de mi por unos segundos, pocos habían bastado para que en breves instantes me encontrase corriendo a través del bosque, tanto como mis piernas podían dar de sí, no era un cobarde, ni mucho menos, pero aquella sensación, era nueva, otras veces había advertido un peligro: alguna bestia demasiado cerca, incluso algún atrevido humano que se había entrometido demasiado en mi bosque. Pero aquello era diferente, así que decidí correr, ningún ser en el bosque era más veloz. Mis piernas no dejaban ningún obstáculo por imbatible, podía sortear cualquier cosa que encontrase a mi paso, a largas zancadas, el camino hasta casa no era mucho más largo y para cuando llegara ahí, quien fuera o lo que fuera que se encontrase en el bosque, ya me habría perdido.

Habría más momentos para cazar aquella nueva presa, pero no esa noche...

por **Ruggero Rosso** Mar Oct 02, 2012 12:55 pm

Ruggero se adentró al bosque, sabía que era el camino corto para llegar a con los gitanos. La noche ya había caído y él se mantenía sereno, la oscuridad no le acojonaba, sino todo lo contrario le alimentaba, era gracias a su entrenamiento, una gran arma a la hora de enfrentarse a las bestías que normalmente habitan o merodean... Los despeciabres licántropos y los cambiaformas.

Un viento frío y abrumador le abrió su chaqueta de mezclilla con piel de lobo blanco en el cuello, sus dos enormes pistolas de plata se visualizaron en los costados y también su magistral, bella y gloriosa "Aura" su espada de plata y mango de oro, con un tallado excepcional en la hoja, un equilibrio perfecto y el peso ideal.

Se afianzó la chaqueta con ambas manos y cruzandolas siguió su andar cabizbajo.

Fue entonces que escuchó a una distancia no muy lejana un sonido que no pertenecía al bosque. Miró a su derecha y ahí, en la colina vio a un hombre... ¡No, un monstruo! Se quedó atentó a ver la transformación y cuando la bestia termino susurró -Un cambiaformas caninus- continuó observando hasta que el cambiaformas, aquella bestia sátanica con forma de lobo se apartó de la escena, quizás iría a cazar o pudiere haber algo más- pensó Ruggero.

Pero no importaba, el inquisidor mandaría al infierno la alma de semejante aberración.

por **Sigfrido de Nymen** Mar Oct 02, 2012 1:36 pm

Alcé las orejas sorprendido al ver al humano en su alocada carrera por el bosque, y sin saber muy bien como reaccionar decidí salir a correr detrás de él. No era una actitud propia en mi, que solía ser mas cauteloso, pero en el momento en el que tomé mi mi decisión se me cruzaron dos pensamientos por la mente.
El primero, nunca había visto a ningún humano así, tan veloz y con ese extraño olor, quizás supiera algo sobre la llamada Inquisición.
Y en segundo lugar se encontraba mas bien un instinto. Una percepción. Mi sexto sentido. El sentido del peligro.
Algo me acechaba en el bosque. Algo oscuro y frío. Algo implacable, algo que desertó en mi interior recuerdos sepultados por mi memoria.

Sin pensármelo mas eché a correr como alma que lleva el diablo, en pos de mi objetivo y huyendo de lo que quiera que se encontrara observándome. Olía a humano, pero también a sangre.

-No puede ser, tengo la misma sensación que entonces. Han pasado mas de 10 años, pero ese sentimiento es el mismo. ¿Será posible que lo haya encontrado tan pronto? No estoy preparado.

por **Diego Cruz** Mar Oct 02, 2012 3:33 pm

Mi piernas no fallaban; corría sin parar sin fatiga, velozmente, sorteando cada obstáculo que pudiera encontrar, pero algo inesperado sucedía, aquella sensación no decaía, al contrario, iba a más - maldita sea, debo hacer algo ¡No soy un conejo asustadizo! - mis pensamientos iban tan rápido como mis extremidades y mi corazón bombeando sangre a todos mis músculos, la bestia que habitaba en mi interior clamaba por salir, para lanzarse directa al cuello de aquello que fuera que me amenazaba en ese momento.

Finalmente entre tales ideas vislumbré en la oscuridad mi cabaña, - Necio! ¿Como he podido ser tan estúpido? - fuese lo que fuese aquello que venía por mi, lo acababa de llevar hasta mi casa, no había tiempo para dudar, me detuve en seco, giré mi cuerpo en el sentido opuesto y aguardé.
Sentía el riego de mi sangre como martillos en mis sienes; un recuerdo lejano, sangre, muerte, fuego... todas esas ideas acudían a mi.
Mis músculos se tensaron, aquello cada vez estaba más cerca, casi podía oírle, casi podía verle. Si todo eso fuera poco, las sensaciones iban a peor, se tornaron en una mezcla, peligro, odio, ira, una bestia - no entiendo nada - sin duda, había llegado el momento de afrontar la verdad.

De pie, ante lo desconocido, ante el peligro que jamás había encontrado ante, solté las piezas de mi cinturón, debía estar ligero para lo que aguardaba, de repente no aguanté más la tensión y la bestia, mejor dicho: yo mismo, hinché mis pulmones y solté el más aterrador de los rugidos que pudiera salir de mí; - GRUARRRRH!- aun siendo humano en ese momento, ese sonido no tenia nada de ello, lo que fuera que viniese debía saber que no lo tendría fácil.

por **Ruggero Rosso** Miér Oct 03, 2012 2:30 pm

El inquisidor subió por la colina y alcanzó a ver al cambiaformas a lo lejos, siguiendo a un hombre.

Ruggero no podía permitir que aquella bestia demoníaca alcanzara al hombre y le diera muerte. Así, corrió detrás del lobo; era más grande de lo normal lo que demostraba su poder, sin embargo, eso no acojonaba al inquisidor, él tenía la experiencia y aquel cambiaformas, pese a la distancia se notaba joven y torpe.

El inquisidor aceleró el paso y luego se percató de que el cambaformas había notado su presencia. -Juguemos lobo- dijo Ruggero y sonrió, después sacó su revólver y una de sus dagas de plata, atento, pendiente.

Pero sucedió algo que nunca se imaginó, el rugido de un licántropo se escuchó por el bosque, como si tratara de someterlo. Continuó con más sigilo y entonces vio aquel hombre que huía del cambiaformas.

-Joder si no soís más que un aberrante hombre lobo- susurró. Meditó un momento, esperando, Ruggero tenía confianza de sus habilidades, pero enfrentar a dos bestias no era algo que fuera muy inteligente.

Dedicó un par de segundos para analizar la situación. El cambiaformas había seguido al licántropo, el por qué era un misterio para Ruggero, posiblemente eran rivales y si era así el inquisidor esperaría que combatieran y el vencedor enfrentaría al ventajoso Ruggero.

por **Sigfrido de Nymen** Jue Oct 04, 2012 10:01 am

Llegué a escasos metros del licántropo, percibía el poder que emanaba de ese hombre, la rabia ciega de la bestia tratando de imponerse al humano. La eterna lucha entre el caos y la razón. En ese momento rugió de una manera sobrehumana, erizando el pelo de mi lomo y haciéndome recular.

-¿Qué es eso? Es la primera vez que veo algo así. No huele a cambiaformas, pero tampoco a hombre. Va mas allá de un hombre normal, pero en su interior hay algo salvaje... Y también está ese sentimiento, ese instinto que me impulsa a desconfiar de él. No me gusta... pero quizá tenga información.-

El otro humano, el frío había disminuido su paso, me encontraba entre la espada y la pared.
Me agazapé y salté con un rugido sobre el licantropo. Cerré mi mandíbula a escasos centímetros de su rostro, y después retrocedí a una distancia prudencial, pegando mis orejas a la cabeza y gruñendo en voz baja.

por **Diego Cruz** Jue Oct 04, 2012 12:12 pm

Con mi rugido el silencio de la noche estalló en mil pedazos como si fuera un frágil espejo golpeado por un enorme mazo, tras eso, el silencio de nuevo

Desde ese momento los segundos se volvieron eternos, todo pasaba por mi consciencia y era minuciosamente analizado: entre las sombras apareció aquello que me había estado persiguiendo, pero ahora ya percibía ,de algún modo, dos formas claramente diferenciadas; una brutal y salvaje, la que tenía en frente sin duda. Un ser que parecía sacado de algún tipo de leyenda contada a los niños para asustarles "aquello" era un lobo, aunque había en él algo muy peculiar, su tamaño totalmente anormal así como la actitud que tenía, más propia de un frío y calculador cazador, casi humana - Crees que voy a asustarme por un lobo demasiado crecido?- si la luna llena me acompañase en ese momento, aquella criatura habría visto lo que era la verdadera naturaleza animal.
Por otra parte, la otra presencia, tan solo era una nube en mi mente, sabía que
estaba allí, incluso me había parecido oír como me susurraba, pero no podía identificar claramente de qué se trataba, mirando la oscuridad, a la que mis ojos estaban bien adaptados, era incapaz de ver nada, entonces, fui consciente podía diferenciar una silueta, lejos, solo era una mancha en la oscuridad,el contorno de un cuerpo se dibujada en la negrura del bosque, ¡ahí estaba! Pura maldad sin duda, el primer ser solo parecía salvaje, pero este era malvado , desprendía el odio propio del que mata sin compasión mi mente estaba totalmente centrada en él, error fatal pues el primero saltó sobre mi - maldito! ¿Como te mueves tan rapido?- en mi mente le maldecía por lo que hizo y por distraerme pues de nuevo perdí al malévolo ser, pero de buen seguro seguía ahí, acechando.
Tan solo tuve unos instantes ante el ataque, agarre a aquel lobo, aquel gigantesco lobo por el cuello, su mandíbula quedó a pocos centímetros de mi rostro y haciendo acopio de todas mis fueras le aparte de un empujón, era hora de elegir: luchar o morir.

- ¿Qué haceis? ¿No veis que tenemos problemas mayores? - le dije extendiendo mi brazo hacia la inmensidad de la oscuridad nocturna. - No sé que es pero alguna cosa anda ahí fuera y no parece que vaya a ser amigo de ninguno de los dos- Mis palabras eran fuertes y claras,el silencio ya poco importaba y las cartas estaban sobre la mesa. Podía parecer estúpido hablar con un animal, pero si en alguna parte del corazón de aquel ser habitaba un lobo, cabía la posibilidad que entendiera mis palabras - ¿Y bien? podemos matarnos ahora y que luego eso mate al que quede de nosotros o podemos aguardar ¿Qué decidís?-

por **Ruggero Rosso** Vie Oct 05, 2012 3:27 pm

El inquisidor miraba atento, con interés a lo que pretendía ser una buena pelea. El cambiaforma se lanzó en pos con el hocico por delante, el licántropo encarándolo desvió el ataque usando las fuerzas de su cuerpo.

Como animales salvajes fueron midiendo sus fuerzas mientras caminaban en círculos, contemplándose con rabia, o al menos a eso le parecía a Ruggero.

De pronto el inquisidor notó algo, ellos entraban en diálogo lo que no le agradó en lo más mínimo, -¿será que me han detectado?- era lo más lógico, y Ruggero se consideró inocente por haber creído que seguía desapercibido, nada de eso, no para semejantes bestias.

Lo que tenía que evaluar era como proceder, la experiencia del inquisidor le hacía suponer que aquellas aberraciones unirían fuerzas en contra de la amenaza creciente, él, mas no iba salir huyendo, eso les daría ventaja sin mencionar que iba contra los ideales de Ruggero, sólo quedaba una alternativa. El ataque, tenía que ser rápido, dedicarse primero a uno para generar ventaja.

Ruggero llevó entonces su mano derecha a la funda que resguardaba su revólver, lo desenfundó y confirmó que estuviera armado, eran balas de platas bañadas en plegarias del vaticano, luego sacó su daga también de plata y quitó el seguro del revólver, el sonido hizo eco y no era que se le hubiera salido a Ruggero, sino que fue a propósito para hacer saber a las bestias que no la tendrían fácil, el primer ataque, uno de los más poderosos, el psicológico...

por **Sigfrido de Nymen** Dom Oct 07, 2012 4:44 pm

A pesar de la repulsión que me inspiraba el ser que tenía delante comprendí que llevaba razón, por lo que me coloqué a su lado con un gruñido y me puse en guarda, calibrando bajo que forma debía luchar. Por el momento opté por continuar siendo un lobo, quizás mas adelante me decante por luchar sobre mis dos piernas, pero dada mi falta de armas (exceptuando mi arco y un pequeño cuchillo) confiaba mas en mi habilidad con los dientes.

Esto solo solucionaba una parte del problema, una vez liquidáramos este enemigo quedaba la cuestión de que hacer con nosotros mismos. Posiblemente acabaríamos inmersos en una sangrienta batalla. O no, quizá cada uno siga su camino... no había forma de saberlo.

Cuando escuché el sonido que escapó de sus armas comprendí que ese hombre iba en serio. Llegaría hasta el final del asunto, tanto si este implica nuestra muerte o la suya.
Esto, lejos de amedrentarme, me dio fuerzas para continuar. Había pasado demasiado tiempo bajo las garras del miedo. Y algo me decía que aqul individuo tenía alguna relación con el asesino de mis padres.

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