AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Destinos tormentosos [privado Santana López]
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Destinos tormentosos [privado Santana López]
Crueles destinos llevaron a la gitana a adentrarse en el centro de la ciudad perdiendo todo contacto con el que se suponía debía matar pues le habían pagado una buena cantidad por él, pero al parecer era una trampa pues la muchacha había caído en una emboscada todo a sabiendas de que ella llegaría y quien más que Fransua aquel gordo estupido que había dado la información así que entre peleas, espadas y balazos tuvo que salir corriendo aun con su cuerpo herido pues a pesar de haber dado baja a algunos de ellos, aquellos también se defendieron dejando heridas un poco graves en ella.
-Oh mon diu que haré ahora...sacre blu- suspiro la joven mientras mantenía la respiración agitada contra una de las pared de aquel concurrido lugar, mientras miraban uno que otro personaje de la calzada buscando a la gitana… -oh mon diu ayúdame- caminaba lo más elegante posible para pasar desapercibida hasta que no tuvo remedio que ingresar al café más cercano…ahí pidió una mesa ordenando un café…le miraron extraños pues la noche no daba para cafés pero bueno le llevaron su pedido a la muchacha junto con algo de agua y azúcar.
Unos minutos pasaron para que aquella puerta se abriera y la chica fuera directo al tocador de damas para esconderse más le valía llevar aquel lío fuera de aquel lugar o tendría que pagar y no podía darse el lujo de mostrar quien realmente era, una joven de clase alta adinerada. No podía darse ese lujo no esas circunstancias.
Enfiló su revolver y su daga en su mano zurda esperando tras aquel baño que los hombre irrumpieran mientras entonaba un rezo –Si mi hora llega que mi alma no descanse y regrese a dar muerte a sus ejecutores- susurraba la joven alistándose para una batalla en la que posiblemente no podría ganar pero que al menos tendría la satisfacción de llevarse a unos cuantos con ella a lo infiernos.
Solo queda el rezar a la espera de una inminente muerte que más quedaba decir que sería en un batalla más de tantas.
Off: disculpa que sea un poco corto eh prometo hacerlo mejor ^^
-Oh mon diu que haré ahora...sacre blu- suspiro la joven mientras mantenía la respiración agitada contra una de las pared de aquel concurrido lugar, mientras miraban uno que otro personaje de la calzada buscando a la gitana… -oh mon diu ayúdame- caminaba lo más elegante posible para pasar desapercibida hasta que no tuvo remedio que ingresar al café más cercano…ahí pidió una mesa ordenando un café…le miraron extraños pues la noche no daba para cafés pero bueno le llevaron su pedido a la muchacha junto con algo de agua y azúcar.
Unos minutos pasaron para que aquella puerta se abriera y la chica fuera directo al tocador de damas para esconderse más le valía llevar aquel lío fuera de aquel lugar o tendría que pagar y no podía darse el lujo de mostrar quien realmente era, una joven de clase alta adinerada. No podía darse ese lujo no esas circunstancias.
Enfiló su revolver y su daga en su mano zurda esperando tras aquel baño que los hombre irrumpieran mientras entonaba un rezo –Si mi hora llega que mi alma no descanse y regrese a dar muerte a sus ejecutores- susurraba la joven alistándose para una batalla en la que posiblemente no podría ganar pero que al menos tendría la satisfacción de llevarse a unos cuantos con ella a lo infiernos.
Solo queda el rezar a la espera de una inminente muerte que más quedaba decir que sería en un batalla más de tantas.
Off: disculpa que sea un poco corto eh prometo hacerlo mejor ^^
Invitado- Invitado
Re: Destinos tormentosos [privado Santana López]
No tenía muy claro como había acabado en aquel café. Toda la mañana pensando en que podría hacer cuando las horas diurnas hubieran acabado y pudiera salir del refugio que constituía su casa, pero no había encontrado ningún plan que le convenciera del todo, bueno más bien no había encontrado ningún plan. Incluso pensó en quedarse en la casa, pero al final decidió salir, la necesidad de no estar todo el día encerrada era más grande que el aburrimiento que sentía al pasear por la calles. Llevaba deambulando de un lugar para otro un buen rato, hasta que al final cansada de que sus pies no le llevarán a ningún sitio en concreto decidió internarse en el café en el cual se encontraba.
Se había sentado en una mesa apartada de la multitud, desde la cual podía ver con todo detalle lo que ocurría por el lugar. Siempre hay que estar alerta, una no sabe cuando tiene que salir corriendo y es mejor anticiparse a los acontecimientos. No sabía exactamente cuanto tiempo llevaría en aquel lugar, pero suponía que una hora y media aproximadamente, en la cual no había hecho otra cosa que intentar encontrar algo de interés y consumir su bebida innecesaria para su organismo. Que genio soy, salgo de mi encarcelamiento diurno para encerrarme en un tugurio... Suspiró frustrada, se estaba aburriendo lo suficiente como para pelearse consigo misma.
Casi había decidido que saldría de aquel lugar a probar suerte de nuevo por la calle a ver si encontraba algo más de diversión, cuando una joven que intentaba aparentar normalidad pero no lo conseguía del todo ingresó en el café. Al fin y al cabo no voy a estar tan aburrida... Sonrió para sus adentros y se dispuso a observar a la joven con la respiración ligeramente agitada pero más calmada que cuando llegó. La curiosidad había hecho presencia en Santana preguntándose si sería una ladrona, enseguida desechó esa idea pues aspecto no tenía de llevar esa vida, pero la experiencia le había enseñado que no debía fiarse por estas.
Mientras seguía en su escrutinio de la extraña joven, notó como la puerta se abría y entraba un hombre al mismo tiempo que la joven literalmente corría a encerrarse en el tocador de damas. Una sonrisa cínica se dibujó en el rostro de Santana, no sabía cual sería la razón, pero tenía por seguro que ese hombre iba detrás de la muchacha y esta huía de él. Con la gracia que la caracteriza se levantó de su asiento y se encaminó como quien no quiere la cosa hacia el mismo tocador por el que había desaparecido la extraña.
Nada más abrir la puerta y entrar se encontró de frente con la joven, armada con un revólver y una daga. Sin querer evitarlo se le escapó una ligera risa entre dientes mientras cerraba la puerta, definitivamente la joven tenía coraje, seguramente pensaba llevarse por delante a quien fuera si pensaban matarla. Con esa sonrisita todavía en la cara se apoyó en la puerta y se cruzó de brazos- yo que tú me quedaría aquí durante unos minutos, eso o encontrar una salida que no sea la principal, como sea no creo que ese hombre se quede mucho rato-habló con su calma característica mientras se miraba las uñas.
Se había sentado en una mesa apartada de la multitud, desde la cual podía ver con todo detalle lo que ocurría por el lugar. Siempre hay que estar alerta, una no sabe cuando tiene que salir corriendo y es mejor anticiparse a los acontecimientos. No sabía exactamente cuanto tiempo llevaría en aquel lugar, pero suponía que una hora y media aproximadamente, en la cual no había hecho otra cosa que intentar encontrar algo de interés y consumir su bebida innecesaria para su organismo. Que genio soy, salgo de mi encarcelamiento diurno para encerrarme en un tugurio... Suspiró frustrada, se estaba aburriendo lo suficiente como para pelearse consigo misma.
Casi había decidido que saldría de aquel lugar a probar suerte de nuevo por la calle a ver si encontraba algo más de diversión, cuando una joven que intentaba aparentar normalidad pero no lo conseguía del todo ingresó en el café. Al fin y al cabo no voy a estar tan aburrida... Sonrió para sus adentros y se dispuso a observar a la joven con la respiración ligeramente agitada pero más calmada que cuando llegó. La curiosidad había hecho presencia en Santana preguntándose si sería una ladrona, enseguida desechó esa idea pues aspecto no tenía de llevar esa vida, pero la experiencia le había enseñado que no debía fiarse por estas.
Mientras seguía en su escrutinio de la extraña joven, notó como la puerta se abría y entraba un hombre al mismo tiempo que la joven literalmente corría a encerrarse en el tocador de damas. Una sonrisa cínica se dibujó en el rostro de Santana, no sabía cual sería la razón, pero tenía por seguro que ese hombre iba detrás de la muchacha y esta huía de él. Con la gracia que la caracteriza se levantó de su asiento y se encaminó como quien no quiere la cosa hacia el mismo tocador por el que había desaparecido la extraña.
Nada más abrir la puerta y entrar se encontró de frente con la joven, armada con un revólver y una daga. Sin querer evitarlo se le escapó una ligera risa entre dientes mientras cerraba la puerta, definitivamente la joven tenía coraje, seguramente pensaba llevarse por delante a quien fuera si pensaban matarla. Con esa sonrisita todavía en la cara se apoyó en la puerta y se cruzó de brazos- yo que tú me quedaría aquí durante unos minutos, eso o encontrar una salida que no sea la principal, como sea no creo que ese hombre se quede mucho rato-habló con su calma característica mientras se miraba las uñas.
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Re: Destinos tormentosos [privado Santana López]
Justo antes de siquiera apretar el gatillo y lanzar la daga al vientre del muy bastardo…una mujer…no, no era una mujer era una vampira, cuando ingreso al tocador sentí el aire de muerte y sin aura, el aroma de la sangre venía con ella…bajé el revolver pero la daga la tenía empuñada con el filo hacia adentro de mi brazo, no sabía las intenciones de la vampira y menos si era de fiar, ya que a esas alturas después de semejante emboscada ni en mi sombra podría confiar…
Guardé el arma en el liguero de mi pierna derecha…pero cuando bajé la pierna el dolor de aquella herida me hizo arrojar la daga…sosteniéndome de la pared…con mi rostro tratando de ocultar el dolor y la misma herida…aunque fuera imposible…pero si de imposibles se trata imposible sería vivir, y si no se vive de imposibles nadie estaría por París caminando…
-No puedo quedarme…si me quedo y el me pilla será mi fin…que a diferencia tuya a mi llega más rápido- reí y le miré con aquella sonrisa un poco fingida –lindas uñas espero que sepas usarla si es aquel bastardo llega a entrar…- sonreí más y me puse de pie soltando un poco de aire y acomodando mis cabellos, ante todo la presencia… -maldito bastardo esta me las pagarás- susurré haciendo presión con mi zurda en la herida… -te dejo mi daga de regalo…por si algún día te toca usar en vez de las uñas un arma que es de fácil esconder en tu cuerpo- ladee mi rostro y la mire por completo…con una gran sonrisa…la verdad era que no me podía agachar por el dolor así que no podía hacer mucho si lo hacía…y para ser honestos…lo menos importante para mi era aquella arma…sino el salir con vida de ahí
Los pasos se acercaban lento primero y luego con fuerza al tocador –ya me encontró- exclame algo asustada sabía que estando como estaba no podría ganarle, pues no podría usar ninguna de las artes que se me enseñaron…pero ¿Qué haría? Miré a la vampira y me acerque a ella –Mejor sal, no vaya a ser que ese cazador te de muerte también…sabes mejor no hagas nada que te delate y no digas que estoy aquí por favor- ¡yo! Suplicando…bah que mi vida era más importante que el orgullo así que me metí en el ultimo baño con las piernas alzadas y la puerta a medio cerrar…sentada en aquel tanque mientras volvía a tomar mi arma y apuntarla, si él se acercaba le volaría la cabeza o al menos moriríamos los dos, y claro a la otra mujer él no le haría nada pues era una inmortal y no era de fácil matar.
Mis ojos se cerraron y comencé a contar los paso… 1…2…3…4…5…dos pasos más y estaría dentro y por obvias razones mi mirada se centró en aquella ventana que aun siendo estrecha quizás solo quizás si pueda contorsionarme como cuando danzo podría quizás salir bien librada…pero solo si aquel sujeto llegase a entrar, le diera muerte y los otros entraran a ver que paso…
Guardé el arma en el liguero de mi pierna derecha…pero cuando bajé la pierna el dolor de aquella herida me hizo arrojar la daga…sosteniéndome de la pared…con mi rostro tratando de ocultar el dolor y la misma herida…aunque fuera imposible…pero si de imposibles se trata imposible sería vivir, y si no se vive de imposibles nadie estaría por París caminando…
-No puedo quedarme…si me quedo y el me pilla será mi fin…que a diferencia tuya a mi llega más rápido- reí y le miré con aquella sonrisa un poco fingida –lindas uñas espero que sepas usarla si es aquel bastardo llega a entrar…- sonreí más y me puse de pie soltando un poco de aire y acomodando mis cabellos, ante todo la presencia… -maldito bastardo esta me las pagarás- susurré haciendo presión con mi zurda en la herida… -te dejo mi daga de regalo…por si algún día te toca usar en vez de las uñas un arma que es de fácil esconder en tu cuerpo- ladee mi rostro y la mire por completo…con una gran sonrisa…la verdad era que no me podía agachar por el dolor así que no podía hacer mucho si lo hacía…y para ser honestos…lo menos importante para mi era aquella arma…sino el salir con vida de ahí
Los pasos se acercaban lento primero y luego con fuerza al tocador –ya me encontró- exclame algo asustada sabía que estando como estaba no podría ganarle, pues no podría usar ninguna de las artes que se me enseñaron…pero ¿Qué haría? Miré a la vampira y me acerque a ella –Mejor sal, no vaya a ser que ese cazador te de muerte también…sabes mejor no hagas nada que te delate y no digas que estoy aquí por favor- ¡yo! Suplicando…bah que mi vida era más importante que el orgullo así que me metí en el ultimo baño con las piernas alzadas y la puerta a medio cerrar…sentada en aquel tanque mientras volvía a tomar mi arma y apuntarla, si él se acercaba le volaría la cabeza o al menos moriríamos los dos, y claro a la otra mujer él no le haría nada pues era una inmortal y no era de fácil matar.
Mis ojos se cerraron y comencé a contar los paso… 1…2…3…4…5…dos pasos más y estaría dentro y por obvias razones mi mirada se centró en aquella ventana que aun siendo estrecha quizás solo quizás si pueda contorsionarme como cuando danzo podría quizás salir bien librada…pero solo si aquel sujeto llegase a entrar, le diera muerte y los otros entraran a ver que paso…
Invitado- Invitado
Re: Destinos tormentosos [privado Santana López]
Al principio pensó que se llevaría un balado y una puñalada, aunque claro estaba no es que le fuera a hacer mucho, igualmente era molesto. Aunque parecía que la joven extraña había tenido suficientes reflejos como para quedarse quieta y guardar sus armas, parecía que no tenía mucha confianza en Santana y era natural. Notó perfectamente, a pesar de que intentaba disimular, la herida que poseía en su pierna. Se pudo apreciar desde leguas de distancia que le dolía. Sonrió con cinismo y superioridad ante el comentario de sus uñas pero se quedó callada reservándose algún que otro comentario.
Cuando ella le entregó su daga solo pudo reír ligeramente, esta mortal era tonta o lo parecía. Estaba herida, con unas mini-armas y todavía le regalaba una a una vampira a la que no le hacia falta. No entendía bien el punto de la situación pero siguió sin decir nada y se guardo la daga en su ligero. Su rostro se tornó serio en cuanto escuchó las pisadas que se dirigían al tocador y seguramente sería el mismo hombre que había visto entrar hace unos minutos y que iba detrás de la extraña mortal. Sopesó las posibilidades un momento, podía no hacer nada, podía entregarla o podía ayudarla.
Su decisión fue clara en cuanto la joven le pidió que no hiciera nada que la delatara y por la mente de Santana se le paseó la imagen de cierta rubia. Sonrió de lado y vio como la extraña se escondía en uno de los baños. Se puso enfrente del espejo y comenzó a acomodarse el pelo. Seguía escuchando como los pasos se acercaban, que empiece la pequeña actuación, pensó antes de sonreír para si y puner su mejor cara de neutralidad que tenía. Como había supuesto la puerta se abrió dando paso al hombre de antes. Se giró sobre sus talones y comenzó a gritarle en castellano cosas como “como se le ocurre entrar a un tocador de señoras” hasta todo insulto que se le vino a la mente.
El hombre se quedó un poco paralizado, enseguida puso cara de pesadez y bufó marchándose del lugar cerrando la puerta. Santana volvió a sonreír y se admiró en el espejo una vez, se acercó al baño en el que se había escondido y tocó la puerta dos veces con los nudillos- ya puedes salir, no creo que vuelva a entrar aquí-se apoyó en la pared esperando a que saliera y así, si se dejaba, poder verle la herida. Quizás pudiera hacer algo más por la joven que salvarle la vida. Se quedó mirándola con una ceja enarcada.
No se exactamente que habrás hecho para que tipos como ese te persigan, y la verdad me da igual. Ni siquiera tengo claro por qué te estoy ayudando…-lo último fue susurrado, diciéndoselo más a si misma. Sacó la daga de debajo de su falda y su liguero y la dejó encima del mármol del lavabo- tú la necesitas más que yo-se encogió de hombros ligeramente, esperando una reacción que respondiera a las pocas palabras que había pronunciado, mientras su mente trabajaba superficialmente en algún plan por si tenía que sacarla del lugar, siempre había que tener un plan B.
Cuando ella le entregó su daga solo pudo reír ligeramente, esta mortal era tonta o lo parecía. Estaba herida, con unas mini-armas y todavía le regalaba una a una vampira a la que no le hacia falta. No entendía bien el punto de la situación pero siguió sin decir nada y se guardo la daga en su ligero. Su rostro se tornó serio en cuanto escuchó las pisadas que se dirigían al tocador y seguramente sería el mismo hombre que había visto entrar hace unos minutos y que iba detrás de la extraña mortal. Sopesó las posibilidades un momento, podía no hacer nada, podía entregarla o podía ayudarla.
Su decisión fue clara en cuanto la joven le pidió que no hiciera nada que la delatara y por la mente de Santana se le paseó la imagen de cierta rubia. Sonrió de lado y vio como la extraña se escondía en uno de los baños. Se puso enfrente del espejo y comenzó a acomodarse el pelo. Seguía escuchando como los pasos se acercaban, que empiece la pequeña actuación, pensó antes de sonreír para si y puner su mejor cara de neutralidad que tenía. Como había supuesto la puerta se abrió dando paso al hombre de antes. Se giró sobre sus talones y comenzó a gritarle en castellano cosas como “como se le ocurre entrar a un tocador de señoras” hasta todo insulto que se le vino a la mente.
El hombre se quedó un poco paralizado, enseguida puso cara de pesadez y bufó marchándose del lugar cerrando la puerta. Santana volvió a sonreír y se admiró en el espejo una vez, se acercó al baño en el que se había escondido y tocó la puerta dos veces con los nudillos- ya puedes salir, no creo que vuelva a entrar aquí-se apoyó en la pared esperando a que saliera y así, si se dejaba, poder verle la herida. Quizás pudiera hacer algo más por la joven que salvarle la vida. Se quedó mirándola con una ceja enarcada.
No se exactamente que habrás hecho para que tipos como ese te persigan, y la verdad me da igual. Ni siquiera tengo claro por qué te estoy ayudando…-lo último fue susurrado, diciéndoselo más a si misma. Sacó la daga de debajo de su falda y su liguero y la dejó encima del mármol del lavabo- tú la necesitas más que yo-se encogió de hombros ligeramente, esperando una reacción que respondiera a las pocas palabras que había pronunciado, mientras su mente trabajaba superficialmente en algún plan por si tenía que sacarla del lugar, siempre había que tener un plan B.
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Re: Destinos tormentosos [privado Santana López]
Próximo final sería el de la gitana viendo su sangre quizás rodando por el suelo pero al menos moriría con el orgullo de su ser intacta no diría nada de lo que sabía ni nada sus secretos se irían con ella a la tumba.
Pero aun cuando uno se sienta débil debí reconocer que la vampira manejo (como era de esperarse) la situación, hablaba en un idioma nuevo y claro que lo comprendía, había estado en España y conocía bien aquel idioma sonrió y salió del baño al escuchar a la joven vampiresa aun con su mano sobre su herida presionando era eso no dejarse sangrar.
-Lo que hago es lo que usted hace para mantenerse hermosa y sensual, solo que yo lo hago para ganar dinero…digamos que es un sistema de limpieza, pero a veces lo que una se entera en ese negocio te lo quieren sacar a la fuerza y hacen de todo, como tenderte trampas para que confieses – sonreí y lentamente me acerque a tomar la daga y extender su mano hacia la joven… -si, puede que ahora la necesite más que usted querida pero…yo se agradecer cuando alguien me ayuda…considéralo una forma de pago, al menos por ahora- sonreí y tosí un poco…debía buscar un herbolario o un doctor para curar aquella herida…apostaba por el herbolario el hacía magia con mis heridas…pero al menos agradecería el gesto de amabilidad que tuvo conmigo aquella mujer.
-Sabes ni yo misma se porque me ayudaste, no era un lio tuyo y decides ayudarme, solo porque te lo pedí, pudiste simplemente salir del baño y dejar que aquel sujeto entre y pues sería un solo final, pero no hubiera sido culpa tuya…entonces ahora yo pregunto ¿Por qué me ayudaste? ¿Qué te hizo no delatarme y más bien actuar?- sonreí y me recargue en la pared cerca a la puerta para escuchar si aquel sujeto se iba y escuché sus pesados pies saliendo hasta la puerta del lugar y la campanilla de esta sonando…ya no se escuchaba aquel recargo de pasos… ya podía respirar tranquila.
-Siendo lo que eres, hubieras leído mi mente o hubieras simplemente evaporizado mi presencia a carbón y cenizas…pero no lo hiciste…me dejaste con vida…porque…si la mayoría de los suyos no lo hace, a menos que haya un segundo interés en cuyo caso…soy todo oídos, pero no creo que deba ser aquí al menos que en poco tiempo quieras hablar con un cadáver…te invito un café en unas horas aquí mismo, iré a arreglar este pequeño desliz con la sangre que gotea ya de mi cuerpo…- sonreí y extendí mi mano para tomar la de ella –Entonces aceptas mi invitación o simplemente tendré que decir gracias y dar media vuelta.-
No se puede uno fiar de ellos me decían…buscan para matar dijeron…pero ahora una le debía mi vida y no me parecía tan temeraria como todos contaban.
Off: lamento muuuuuuuucho la tardanza, disculpame. Trataré de hacer los post más rápidos.
Pero aun cuando uno se sienta débil debí reconocer que la vampira manejo (como era de esperarse) la situación, hablaba en un idioma nuevo y claro que lo comprendía, había estado en España y conocía bien aquel idioma sonrió y salió del baño al escuchar a la joven vampiresa aun con su mano sobre su herida presionando era eso no dejarse sangrar.
-Lo que hago es lo que usted hace para mantenerse hermosa y sensual, solo que yo lo hago para ganar dinero…digamos que es un sistema de limpieza, pero a veces lo que una se entera en ese negocio te lo quieren sacar a la fuerza y hacen de todo, como tenderte trampas para que confieses – sonreí y lentamente me acerque a tomar la daga y extender su mano hacia la joven… -si, puede que ahora la necesite más que usted querida pero…yo se agradecer cuando alguien me ayuda…considéralo una forma de pago, al menos por ahora- sonreí y tosí un poco…debía buscar un herbolario o un doctor para curar aquella herida…apostaba por el herbolario el hacía magia con mis heridas…pero al menos agradecería el gesto de amabilidad que tuvo conmigo aquella mujer.
-Sabes ni yo misma se porque me ayudaste, no era un lio tuyo y decides ayudarme, solo porque te lo pedí, pudiste simplemente salir del baño y dejar que aquel sujeto entre y pues sería un solo final, pero no hubiera sido culpa tuya…entonces ahora yo pregunto ¿Por qué me ayudaste? ¿Qué te hizo no delatarme y más bien actuar?- sonreí y me recargue en la pared cerca a la puerta para escuchar si aquel sujeto se iba y escuché sus pesados pies saliendo hasta la puerta del lugar y la campanilla de esta sonando…ya no se escuchaba aquel recargo de pasos… ya podía respirar tranquila.
-Siendo lo que eres, hubieras leído mi mente o hubieras simplemente evaporizado mi presencia a carbón y cenizas…pero no lo hiciste…me dejaste con vida…porque…si la mayoría de los suyos no lo hace, a menos que haya un segundo interés en cuyo caso…soy todo oídos, pero no creo que deba ser aquí al menos que en poco tiempo quieras hablar con un cadáver…te invito un café en unas horas aquí mismo, iré a arreglar este pequeño desliz con la sangre que gotea ya de mi cuerpo…- sonreí y extendí mi mano para tomar la de ella –Entonces aceptas mi invitación o simplemente tendré que decir gracias y dar media vuelta.-
No se puede uno fiar de ellos me decían…buscan para matar dijeron…pero ahora una le debía mi vida y no me parecía tan temeraria como todos contaban.
Off: lamento muuuuuuuucho la tardanza, disculpame. Trataré de hacer los post más rápidos.
Invitado- Invitado
Re: Destinos tormentosos [privado Santana López]
Aquella mujer le llamaba bastante la atención, era demasiado directa aunque hablaba al mismo tiempo con indirectas. Con sus palabras había dejado muy claro que sabía perfectamente cual era la naturaleza de Santana, si a eso se le podía llamar naturaleza. Se encogió de hombros y se guardó, por segunda vez en su ligero negro, la daga que la extraña le había vuelto a ofrecer, esta vez como muestra de su agradecimiento. Ante la respuesta de la joven asumió que sería un especie de mercenario. Se acercó con lentitud y con precaución a ella, aunque se hubiese formado una pequeña alianza entre ellas, todavía no sabía las intenciones de la extraña para con Santana.
-Mi nombre es Santana- se presentó en condiciones ya que antes no habían tenido la ocasión, mientras seguía acercándose- ¿puedo?- preguntó señalando la pierna con la herida. Seguía intentando taparla pero además de que la sangre no pasaba desapercibida para Santana, ella misma reconoció tenerla. Como había dicho tendría que ir a que se la miraran, pero que ella misma echara un vistazo no haría mal a nadie. Cuando confirmó que no le metería una bala en la cabeza por meterse demasiado donde no debía, y aunque no le hubiese dado permiso definitivamente, levantó la tela que cubría la herida y la revisó. Limpió superficialmente la misma para poder observar un poco mejor, pasó ligeramente la yema de sus dedos alrededor de la herida y se retiró dejando caer de nuevo la tela y cubriendo la piel.
-No es nada del otro mundo, pero deberías ir ya a que te lo revisaran en condiciones - afirmó mientras se limpiaba ligeramente las manos- aunque creo que no te he desvelado nada que no supieras- sonrió de medio lado y se apoyó el la pared sobre un hombro- respecto a ese café, acepto gustosamente- ahora que sabía de qué iba la cosa, quería averiguar un poco más sobre la mujer. Por supuesto había preguntas que ninguna necesitaría emitir pues ambas tenía suficiente experiencia en algunos campos, pero más que nada surgía la curiosidad de conocer a alguien nuevo y que parecía no ser aburrida.
Además tenía también curiosidad acerca de cómo sería la vida de un mercenario, esto no significaba que Santana la envidiase en ningún aspecto, solo que no había tenido oportunidad de entablar conversación con alguien de este negocio, principalmente porque todo aquel con esa profesión intentaba matarla, aunque parecía que había dado con la excepción o al menos por el momento. Por fin había encontrado alguien interesante en una tarde soberanamente infructuosa, y por supuesto, de este alguien podía sacar buen provecho en algún momento.
Lo que podía sacar en claro, de momento, de esta mujer era bastante poco. Suponía que era alguien fuerte, orgullosa y que no se dejaba amedrentar fácilmente, además de tener muy claras sus prioridades. Al parecer ambas tenían cosas en común y eso podía ser bueno, o no. Dos personas con casi el mismo carácter pueden chocar en alguna ocasión y teniendo en cuenta la posición de ambas, la cosa no se quedaría solo en un par de palabras.
-Mi nombre es Santana- se presentó en condiciones ya que antes no habían tenido la ocasión, mientras seguía acercándose- ¿puedo?- preguntó señalando la pierna con la herida. Seguía intentando taparla pero además de que la sangre no pasaba desapercibida para Santana, ella misma reconoció tenerla. Como había dicho tendría que ir a que se la miraran, pero que ella misma echara un vistazo no haría mal a nadie. Cuando confirmó que no le metería una bala en la cabeza por meterse demasiado donde no debía, y aunque no le hubiese dado permiso definitivamente, levantó la tela que cubría la herida y la revisó. Limpió superficialmente la misma para poder observar un poco mejor, pasó ligeramente la yema de sus dedos alrededor de la herida y se retiró dejando caer de nuevo la tela y cubriendo la piel.
-No es nada del otro mundo, pero deberías ir ya a que te lo revisaran en condiciones - afirmó mientras se limpiaba ligeramente las manos- aunque creo que no te he desvelado nada que no supieras- sonrió de medio lado y se apoyó el la pared sobre un hombro- respecto a ese café, acepto gustosamente- ahora que sabía de qué iba la cosa, quería averiguar un poco más sobre la mujer. Por supuesto había preguntas que ninguna necesitaría emitir pues ambas tenía suficiente experiencia en algunos campos, pero más que nada surgía la curiosidad de conocer a alguien nuevo y que parecía no ser aburrida.
Además tenía también curiosidad acerca de cómo sería la vida de un mercenario, esto no significaba que Santana la envidiase en ningún aspecto, solo que no había tenido oportunidad de entablar conversación con alguien de este negocio, principalmente porque todo aquel con esa profesión intentaba matarla, aunque parecía que había dado con la excepción o al menos por el momento. Por fin había encontrado alguien interesante en una tarde soberanamente infructuosa, y por supuesto, de este alguien podía sacar buen provecho en algún momento.
Lo que podía sacar en claro, de momento, de esta mujer era bastante poco. Suponía que era alguien fuerte, orgullosa y que no se dejaba amedrentar fácilmente, además de tener muy claras sus prioridades. Al parecer ambas tenían cosas en común y eso podía ser bueno, o no. Dos personas con casi el mismo carácter pueden chocar en alguna ocasión y teniendo en cuenta la posición de ambas, la cosa no se quedaría solo en un par de palabras.
Off rol: mil perdones por la tardanza pero los estudios me tienen bien atrapada...
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: Destinos tormentosos [privado Santana López]
Tozuda suerte que busca que una aliada más entre los muertos que caminan, una que no se esperaba siquiera que fuera real, pues a decir verdad la gitana solo tenía a los vampiros como clientes, personas que le pagaban por matar o mejor dicho “limpiar” las rutas de sus caminos, gente importante y de clase que no quería verse manchada su reputación…pero una aliada(¿) eso era nuevo, demasiado para ella, por lo que no se anduvo con juegos y prefirió ir directo al punto.
-Mucho gusto Santana…- sonrió entre toses que le venían por la perdida de sangre, para todo mercenario (cazarecompensas) es bien sabido que una herida en alguna parte de tu cuerpo sin ser punto vital no dañaría mucho alguna vena principal, pero también se sabe que mientras más vas perdiendo sangre más te debilitas así que actuar lo más rápido te asegura un poco más de conciencia… -Me presentaré mejor cuando no tenga que ver por mi vida, como ahora…solo te diré que me llamo An- sonrío caminando a la puerta hasta que la joven le pidió ver su herida…algo que la tomó por sorpresa…quizás quería ver por la sangre lo que le pasó, visualizar lo que sabía o vio…muchos lo hacían por medio de la sangre sabían las cosas de sus victimas…así que no dudó más y le dejó tocar su herida…que viera lo que a veces una lucha te puede provocar…
-Oh Cherrie me has salvado con esa aceptación…pero bueno, si no me doy prisa quizás pierda la conciencia en la calle así que con permiso…siéntete libre de pedir lo que sea, esta vez pagaré yo, así que estas invitada por mi…- sonreí abriendo la puerta del tocador mientras me regresaba la vista a la joven –Aguardad aquí, en menos de lo que imaginas volveré- le guiñe un ojo y me voy perdiendo entre la multitud abriendo la puerta directo a la calle.
Mientras voy dando pasos y mirando a todos lados, por la calle, la gente me mira extraña, parece que creen que voy borracha…pero no era eso, era la sangre que iba perdiendo dejándome levemente debilitada…aún del café hasta la casa del herbario había un buen trecho así que tocaba ir lo más a prisa posible por lo que los pasos se van haciendo zancadas hasta que a solo una cuadra del herbario…casi doblando sentí una punzada en la herida…por lo que tuve que correr a ultimas instancias hacia el hombre que atendía el herbario…me miró y me auxilió.
No se cuantos minutos u horas habrán pasado…cuando abrí los ojos me vi vendada la pierna, mi ropa lavada y seca junto a la camilla, mi pecho cubierto por vendas y mi muñeca igual, al parecer tenía heridas superficiales y mi hombro estaba lastimado…me levanté aun contra las indicaciones del hombre pero bah, tenía una reunión importante y así mismo como llegue me fui, dejando una buena cantidad de dinero, aquel hombre y yo, ya nos conocíamos…él siempre me cuidaba cuando llegaba lastimada y dejaba mi cuerpo como nuevo siempre…
De regreso al café me di cuenta de que habían pasado horas desde que salí… -Oh God ojalá que aun no se haya ido- susurré mientras me habría paso entre la gente para llegar, una vez ahí abrí la puerta, la campanilla sonó y mirada pasó rápida por el lugar hasta que la vi sentada elegantemente…me acerque sonriendo un poco apenada por la espera… -lamento la tardanza Cherrie, no era mi intención tardar más de lo esperado, pero bueno con heridas que te sangran bastante uno nunca sabe…- sonreí y tomé asiento, uno de los mozos se acercó y pedí un café cargado y sin azúcar…al menos eso haría que me despertará mejor…el joven miró a mi acompañante y sonreí susurrando… -Una botella de aquellas especiales que tienen para gente especial que solo se ven de noche- sonreí y el joven entendió de que hablaba…con el pedido se fue y nos dejó… -Bien en que íbamos Cherrie…- cruza sus piernas mientras sonríe delicadamente
-Mucho gusto Santana…- sonrió entre toses que le venían por la perdida de sangre, para todo mercenario (cazarecompensas) es bien sabido que una herida en alguna parte de tu cuerpo sin ser punto vital no dañaría mucho alguna vena principal, pero también se sabe que mientras más vas perdiendo sangre más te debilitas así que actuar lo más rápido te asegura un poco más de conciencia… -Me presentaré mejor cuando no tenga que ver por mi vida, como ahora…solo te diré que me llamo An- sonrío caminando a la puerta hasta que la joven le pidió ver su herida…algo que la tomó por sorpresa…quizás quería ver por la sangre lo que le pasó, visualizar lo que sabía o vio…muchos lo hacían por medio de la sangre sabían las cosas de sus victimas…así que no dudó más y le dejó tocar su herida…que viera lo que a veces una lucha te puede provocar…
-Oh Cherrie me has salvado con esa aceptación…pero bueno, si no me doy prisa quizás pierda la conciencia en la calle así que con permiso…siéntete libre de pedir lo que sea, esta vez pagaré yo, así que estas invitada por mi…- sonreí abriendo la puerta del tocador mientras me regresaba la vista a la joven –Aguardad aquí, en menos de lo que imaginas volveré- le guiñe un ojo y me voy perdiendo entre la multitud abriendo la puerta directo a la calle.
Mientras voy dando pasos y mirando a todos lados, por la calle, la gente me mira extraña, parece que creen que voy borracha…pero no era eso, era la sangre que iba perdiendo dejándome levemente debilitada…aún del café hasta la casa del herbario había un buen trecho así que tocaba ir lo más a prisa posible por lo que los pasos se van haciendo zancadas hasta que a solo una cuadra del herbario…casi doblando sentí una punzada en la herida…por lo que tuve que correr a ultimas instancias hacia el hombre que atendía el herbario…me miró y me auxilió.
No se cuantos minutos u horas habrán pasado…cuando abrí los ojos me vi vendada la pierna, mi ropa lavada y seca junto a la camilla, mi pecho cubierto por vendas y mi muñeca igual, al parecer tenía heridas superficiales y mi hombro estaba lastimado…me levanté aun contra las indicaciones del hombre pero bah, tenía una reunión importante y así mismo como llegue me fui, dejando una buena cantidad de dinero, aquel hombre y yo, ya nos conocíamos…él siempre me cuidaba cuando llegaba lastimada y dejaba mi cuerpo como nuevo siempre…
De regreso al café me di cuenta de que habían pasado horas desde que salí… -Oh God ojalá que aun no se haya ido- susurré mientras me habría paso entre la gente para llegar, una vez ahí abrí la puerta, la campanilla sonó y mirada pasó rápida por el lugar hasta que la vi sentada elegantemente…me acerque sonriendo un poco apenada por la espera… -lamento la tardanza Cherrie, no era mi intención tardar más de lo esperado, pero bueno con heridas que te sangran bastante uno nunca sabe…- sonreí y tomé asiento, uno de los mozos se acercó y pedí un café cargado y sin azúcar…al menos eso haría que me despertará mejor…el joven miró a mi acompañante y sonreí susurrando… -Una botella de aquellas especiales que tienen para gente especial que solo se ven de noche- sonreí y el joven entendió de que hablaba…con el pedido se fue y nos dejó… -Bien en que íbamos Cherrie…- cruza sus piernas mientras sonríe delicadamente
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Re: Destinos tormentosos [privado Santana López]
Asintió mientras escuchaba su apresurado discurso sin dejar de sonreír, la vio salir de la estancia y escuchó la puerta del café. Volvió a paso lento hacia la misma mesa, en la que había estado sentada antes de que hubiera pasado todo, después de haberse mirado en el espejo y retocado el pelo. Se sentó y le pidió al camarero que le trajera lo primero que quisiera, trajera lo que trajera no le haría nada en absoluto le daba igual lo que fuera.
No tenía claro por qué seguía allí esperando, pero como al principio de la noche, no tenía nada mejor que hacer. Lo cierto es que la mujer, que de momento le había dado un diminuto por nombre, se estaba demorando más de lo que tenía en mente pero también suponía que el tiempo pasaba muy lento para alguien que tiene todo el del mundo. Suspiró y se reclinó en la silla volviendo a ser una vigilante del lugar sin perder detalle de cualquier cosa del lugar en el que se encontraba gracias a la posición privilegiada en la que se encontraba.
Por fin, después de un par de horas, se abrió la puerta dejando ver a la misma mujer de antes. Enseguida vio a Santana y se dirigió a la mesa. Se echó hacia delante apoyando sus codos en la mesa y el mentón en sus manos. No dijo nada mientras ella se disculpaba, lo cierto es que no solía esperar tanto por nadie ni por nada pero bueno, a veces había excepciones, simplemente asintió y enarcó una ceja sin perderla de vista. Al parecer había pensado un poco en ambas, un café para ella y una botella un tanto especial, aunque a veces era arriesgado pedirlas nunca sabes con quien estas hablando.
Sonrió internamente ante su cruce de piernas, sin duda esta chica tenía elegancia y picaresca pero eso ya no llamaba la atención a Santana. Volvió a reclinarse hacia atrás- hábleme de usted, tengo curiosidad como una mujer… así, llega a estos extremos –la recorrió con la mirada sin mucho disimulo, puede que tuviera dueña por decirlo de alguna forma, pero seguía siendo alguien con ojos y un buen gusto. Además seguía sintiendo demasiada curiosidad, y al parecer todo el local también la tenía pues no paraban de recibir miradas desde todos los rincones del sitio.
Tenía presente que nadie se acercaría a ninguna de las dos, y lo cierto es que por su parte mejor que no lo hicieran, además de que no solía gustarle la intromisión de extraños mucho menos si esta intromisión era para una pobre invitación a algo, o una proposición un tanto indecente. Se centró nuevamente en su acompañante para que no la notara un poco dispersa y volvió a elucubrar acerca de su persona. La chica tenía una mirada que llegaba pero Santana también la tenía, a veces lograba ver una versión suya pero más descarada, interesada o incluso malévola.
Suspiró recordando sus buenos tiempos y sin preocupaciones de quien podría perseguirte hasta la saciedad para acabar contigo simplemente porque pertenecías a una especia que estaba condenada por los actos de muchos y su forma de conservar la vida. Aunque bueno esta chica parecía que también tenía este tipo de preocupaciones, es lo que tiene llevar ese tipo de vida, ese que está juzgado por la sociedad pero que luego todo el mundo recurre a las personas que lo integran. Decidió dejar de pensar antes de meterse de lleno en su mente y no hacer caso a nada de lo que su acompañante le estuviera diciendo, quería prestar atención a lo que pudiera decir a lo mejor algún día necesitaría utilizar alguna palabra en su contra o simplemente saber que podía contactarla cuando necesitara de según qué servicios.
No tenía claro por qué seguía allí esperando, pero como al principio de la noche, no tenía nada mejor que hacer. Lo cierto es que la mujer, que de momento le había dado un diminuto por nombre, se estaba demorando más de lo que tenía en mente pero también suponía que el tiempo pasaba muy lento para alguien que tiene todo el del mundo. Suspiró y se reclinó en la silla volviendo a ser una vigilante del lugar sin perder detalle de cualquier cosa del lugar en el que se encontraba gracias a la posición privilegiada en la que se encontraba.
Por fin, después de un par de horas, se abrió la puerta dejando ver a la misma mujer de antes. Enseguida vio a Santana y se dirigió a la mesa. Se echó hacia delante apoyando sus codos en la mesa y el mentón en sus manos. No dijo nada mientras ella se disculpaba, lo cierto es que no solía esperar tanto por nadie ni por nada pero bueno, a veces había excepciones, simplemente asintió y enarcó una ceja sin perderla de vista. Al parecer había pensado un poco en ambas, un café para ella y una botella un tanto especial, aunque a veces era arriesgado pedirlas nunca sabes con quien estas hablando.
Sonrió internamente ante su cruce de piernas, sin duda esta chica tenía elegancia y picaresca pero eso ya no llamaba la atención a Santana. Volvió a reclinarse hacia atrás- hábleme de usted, tengo curiosidad como una mujer… así, llega a estos extremos –la recorrió con la mirada sin mucho disimulo, puede que tuviera dueña por decirlo de alguna forma, pero seguía siendo alguien con ojos y un buen gusto. Además seguía sintiendo demasiada curiosidad, y al parecer todo el local también la tenía pues no paraban de recibir miradas desde todos los rincones del sitio.
Tenía presente que nadie se acercaría a ninguna de las dos, y lo cierto es que por su parte mejor que no lo hicieran, además de que no solía gustarle la intromisión de extraños mucho menos si esta intromisión era para una pobre invitación a algo, o una proposición un tanto indecente. Se centró nuevamente en su acompañante para que no la notara un poco dispersa y volvió a elucubrar acerca de su persona. La chica tenía una mirada que llegaba pero Santana también la tenía, a veces lograba ver una versión suya pero más descarada, interesada o incluso malévola.
Suspiró recordando sus buenos tiempos y sin preocupaciones de quien podría perseguirte hasta la saciedad para acabar contigo simplemente porque pertenecías a una especia que estaba condenada por los actos de muchos y su forma de conservar la vida. Aunque bueno esta chica parecía que también tenía este tipo de preocupaciones, es lo que tiene llevar ese tipo de vida, ese que está juzgado por la sociedad pero que luego todo el mundo recurre a las personas que lo integran. Decidió dejar de pensar antes de meterse de lleno en su mente y no hacer caso a nada de lo que su acompañante le estuviera diciendo, quería prestar atención a lo que pudiera decir a lo mejor algún día necesitaría utilizar alguna palabra en su contra o simplemente saber que podía contactarla cuando necesitara de según qué servicios.
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: Destinos tormentosos [privado Santana López]
Los planes van cambiando según las circunstancias…y en ese momento para la gitana había cambiado abruptamente, no solo por el hecho de que le habían dejado en un punto en el que casi pierde lo más atesorable…su vida, pero ahora estaba charlando con una vampiro, en una charla amena cosa que no suele tener con nadie más que solo con su mejor amigo y confidente y amante y de todo un poco…pero ahora estaba con una mujer que podría matarla con solo alzarla del cuello y beberla…pero no lo haría, lo sabía ¿cómo? Con solo mirar sus ojos había un destello de curiosidad… ¿segura? Bueno no le podemos decir una gran curiosidad pero si tenía deseos de saber sobre el tipo de vida que llevaba y como se había introducido a este
¿Acaso buscaba una razón…un por qué a toda la vida? Bien quizás si podría haber, con el mayor recato de palabras, pues estaba ante una “enemiga” por así decirlo, ya que era más fuerte que la propia Ania, esta pensó sus palabras y cerró los ojos esbozando una sonrisa en aquellos labios, colocando los codos sobre la mesa y sus manos juntas tanto que se entrelazaron los dedos de esta forma su mentón pudo reposar sobre ellos…y con su rostro un poco ladeado miró a la joven vampira sonriendo –Vera usted madame…- se acomodó más en su asiento
-Una mujer como yo, no tiene otra opción ni salida más que seguir con lo que era antes su vida…es como preguntar ¿Por qué se hizo vampira? Tuvo o no otras opciones…- sonríe cordialmente, no estaba acostumbrada a hablar mucho con las personas y menos con vampiros a los cuales siempre atacaba o les hacia un encargo… -Es tan fácil aquello como decir por qué se da la vida y la muerte y por qué muchos no pueden salir al sol- no quería sonar como ella suele hacerlo, de hecho le estaba costando no dejar salir su sarcasmo ni su cansancio…estaba mordiéndose la lengua para que no se soltará…su cuerpo se tensó un poco y su respiración bajó…
El joven mozo se acercó con el pedido, una café cargado con poca azúcar y un botella de lo que parecería vino pero era sangre, para Ania no era la primera vez en aquel lugar, muchas de sus citas para trabajo se suscitaron ahí por lo que ya sabía cómo era el lugar y lo que Servían no porque ella lo pidiera sino porque solía observar las mesas contiguas y los alrededores lo que le daba un ventaja del lugar…agradeció al joven mientras indicaba con su mano a la vampiro que se sirva lo que deseara que la cuenta la pagaba ella
-Bueno, no quiero sonar grosera ni nada pero ¿hace cuánto que va en esto- pasó su dedo índice por sus labios indicando los colmillos de la joven…pues si bien era cierto no parecía una neófita sino ya alguien con experiencia…lo que le diría que van más de cien años en camino o quizás más…si fuera un milenario estaría encantada pues siempre le han interesado aquellos que le tiempo ya olvido.
Off: disculpame la tardanza al responder
¿Acaso buscaba una razón…un por qué a toda la vida? Bien quizás si podría haber, con el mayor recato de palabras, pues estaba ante una “enemiga” por así decirlo, ya que era más fuerte que la propia Ania, esta pensó sus palabras y cerró los ojos esbozando una sonrisa en aquellos labios, colocando los codos sobre la mesa y sus manos juntas tanto que se entrelazaron los dedos de esta forma su mentón pudo reposar sobre ellos…y con su rostro un poco ladeado miró a la joven vampira sonriendo –Vera usted madame…- se acomodó más en su asiento
-Una mujer como yo, no tiene otra opción ni salida más que seguir con lo que era antes su vida…es como preguntar ¿Por qué se hizo vampira? Tuvo o no otras opciones…- sonríe cordialmente, no estaba acostumbrada a hablar mucho con las personas y menos con vampiros a los cuales siempre atacaba o les hacia un encargo… -Es tan fácil aquello como decir por qué se da la vida y la muerte y por qué muchos no pueden salir al sol- no quería sonar como ella suele hacerlo, de hecho le estaba costando no dejar salir su sarcasmo ni su cansancio…estaba mordiéndose la lengua para que no se soltará…su cuerpo se tensó un poco y su respiración bajó…
El joven mozo se acercó con el pedido, una café cargado con poca azúcar y un botella de lo que parecería vino pero era sangre, para Ania no era la primera vez en aquel lugar, muchas de sus citas para trabajo se suscitaron ahí por lo que ya sabía cómo era el lugar y lo que Servían no porque ella lo pidiera sino porque solía observar las mesas contiguas y los alrededores lo que le daba un ventaja del lugar…agradeció al joven mientras indicaba con su mano a la vampiro que se sirva lo que deseara que la cuenta la pagaba ella
-Bueno, no quiero sonar grosera ni nada pero ¿hace cuánto que va en esto- pasó su dedo índice por sus labios indicando los colmillos de la joven…pues si bien era cierto no parecía una neófita sino ya alguien con experiencia…lo que le diría que van más de cien años en camino o quizás más…si fuera un milenario estaría encantada pues siempre le han interesado aquellos que le tiempo ya olvido.
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Re: Destinos tormentosos [privado Santana López]
Tenía muy claro que la cazarecompensas se estaba mordiendo la lengua para no soltar nada desagradable, y esto solo podía hacer que Santana esbozara una sonrisa en su rostro. Sus frases eran cortas pero concisas, diciéndolo todo pero a la vez sin decir nada claro, el perfecto tipo de persona con el que Santana disfrutaba con una buena conversación. Ese matiz irónico y cínico, casi igual que el suyo propio. Negó con la cabeza ligeramente ante sus propias ideas y se sirvió de aquello que el mozo había traído a la mesa y lo que la joven le había indicado que se sirviera.
—Pues para redondear un poco, llevo soportando este asqueroso mundo durante unos cuatro siglos y medio —sonrió encogiéndose de hombros y tomando un ligero sorbo de su copa— al parecer no soy la única de las dos que tenía curiosidad por la otra ¿ah? —susurró con cierto tono marca Santana. Se inclinó hacia delante posando las manos sobre la mesa entrelazas entre sí— ¿sabe? Prácticamente yo debería ser su enemiga dado a lo que se dedica, y aquí está, ni siquiera intentó atacarme cuando entre por la puerta del aseo, se puede saber qué fue lo que me delató y le dijo que no le haría daño.
Borró ligeramente la sonrisa de su rostro, si bien era cierto que en ningún momento había pensado en atacarla o causarle daño alguno, no siempre iba a pasar lo mismo. A lo mejor aparecía otra persona y si tenía que parecer alguien de su raza, alguien que impusiera que probablemente te fuera a hacer daño si le venía en gana, el respeto nunca debe perderse y mucho menos si eras una mujer de negocios. El escrutinio, que había comenzado desde que se había sentado enfrente, no había acabado, seguía intentando sacar algo más en claro antes siquiera de que ella se lo dijera. Por el momento le seguía pareciendo que algo no cuadraba, pero no tenía claro el qué.
—Mi mente sigue empeñada en que alguien como usted no encaja con el tipo de vida que aparenta llevar…pero puede que solo sean imaginaciones mías, no me haga mucho caso… —entrecerró los ojos pero deshizo la mueca enseguida antes de que lo pudiera tomar como algo que no era, simplemente se frustraba, no le gustaba tardar tanto en averiguar lo que quería pero era como cuando escribía algún que otro relato, sabía cómo podía empezarlo pero no sabía cómo iba a terminar o viceversa.
Volvió a tomar un sorbo de su copa, pero esta vez un poco más largo para intentar aclarar sus ideas, y volvió a centrar su mirada en el tugurio antes de seguir observándola a ella. Bonitos ojos… su análisis intensivo no tenía solo que dedicarse a lo que había detrás de la fachada, también le interesaba lo que se mostraba a simple vista ya que muchas veces se podían sacar conclusiones, precipitadas pero a veces acertadas. Además el lenguaje corporal también decía mucho, y si habías estudiado algo aunque fuera poco acerca de la mente humana podía ser bastante útil.
—Debo disculparme si no tengo ningún miramiento a la hora de ser curiosa, pero así soy cuando me intereso por algo… —se encogió de hombros, sabía perfectamente que la pelinegra se había dado cuenta de su examen pero lo cierto es que le daba simplemente igual siempre y cuando siguiera sacando cosas a su favor. Quería conocerla aunque fuera un poco más y así poder, si alguna vez se daba la ocasión, trabajar con ella o mejor dicho pedirle algún trabajo, uno nunca sabe.
—Pues para redondear un poco, llevo soportando este asqueroso mundo durante unos cuatro siglos y medio —sonrió encogiéndose de hombros y tomando un ligero sorbo de su copa— al parecer no soy la única de las dos que tenía curiosidad por la otra ¿ah? —susurró con cierto tono marca Santana. Se inclinó hacia delante posando las manos sobre la mesa entrelazas entre sí— ¿sabe? Prácticamente yo debería ser su enemiga dado a lo que se dedica, y aquí está, ni siquiera intentó atacarme cuando entre por la puerta del aseo, se puede saber qué fue lo que me delató y le dijo que no le haría daño.
Borró ligeramente la sonrisa de su rostro, si bien era cierto que en ningún momento había pensado en atacarla o causarle daño alguno, no siempre iba a pasar lo mismo. A lo mejor aparecía otra persona y si tenía que parecer alguien de su raza, alguien que impusiera que probablemente te fuera a hacer daño si le venía en gana, el respeto nunca debe perderse y mucho menos si eras una mujer de negocios. El escrutinio, que había comenzado desde que se había sentado enfrente, no había acabado, seguía intentando sacar algo más en claro antes siquiera de que ella se lo dijera. Por el momento le seguía pareciendo que algo no cuadraba, pero no tenía claro el qué.
—Mi mente sigue empeñada en que alguien como usted no encaja con el tipo de vida que aparenta llevar…pero puede que solo sean imaginaciones mías, no me haga mucho caso… —entrecerró los ojos pero deshizo la mueca enseguida antes de que lo pudiera tomar como algo que no era, simplemente se frustraba, no le gustaba tardar tanto en averiguar lo que quería pero era como cuando escribía algún que otro relato, sabía cómo podía empezarlo pero no sabía cómo iba a terminar o viceversa.
Volvió a tomar un sorbo de su copa, pero esta vez un poco más largo para intentar aclarar sus ideas, y volvió a centrar su mirada en el tugurio antes de seguir observándola a ella. Bonitos ojos… su análisis intensivo no tenía solo que dedicarse a lo que había detrás de la fachada, también le interesaba lo que se mostraba a simple vista ya que muchas veces se podían sacar conclusiones, precipitadas pero a veces acertadas. Además el lenguaje corporal también decía mucho, y si habías estudiado algo aunque fuera poco acerca de la mente humana podía ser bastante útil.
—Debo disculparme si no tengo ningún miramiento a la hora de ser curiosa, pero así soy cuando me intereso por algo… —se encogió de hombros, sabía perfectamente que la pelinegra se había dado cuenta de su examen pero lo cierto es que le daba simplemente igual siempre y cuando siguiera sacando cosas a su favor. Quería conocerla aunque fuera un poco más y así poder, si alguna vez se daba la ocasión, trabajar con ella o mejor dicho pedirle algún trabajo, uno nunca sabe.
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Re: Destinos tormentosos [privado Santana López]
En ningún lado de este basto mundo se podría dar una noche tan epíteto como esta, o mejor dicho no sería tan épica la noche que al parecer la suerte nunca está echada del todo, ésta siempre cambia los hilos del destino para bien o para mal llevando por el sendero oscuro y latente de la vid a dos “enemigas” a una conversación muy “amistosa y relajada”…algo que para cada una sería imposible de haber planeado…quizás por ello es más premeditada las palabras y las acciones…quizás por ello también hay una ambiente de tensión pero una tensión que las relaja pues cada una hace sus movimientos a lo que mejor le parezca…por lo que la gitana tocó con la punta de su lengua sus labios pensando y meditando las palabras de la vampira… ¡para ser errante tiene buena conservación…veamos que puede hacer!. .. –Oh vaya entonces estoy aliviada y decepcionada a la vez, aliviada de que no sea una antigua o milenaria la que tengo enfrente y pueda acabar conmigo solo con un pensamiento…y por otro lado la decepción pues jamás vi a un milenario…- con una sonrisa toma el café dando un sorbo de este que no era ni dulce ni amargo tenía un estado entre los dos.
Mientras el café tocaba su paladas y lo degustaba, su mirada se encontraba con la de la vampira bajando por su cuello, sus hombros, sus brazos, su pecho mirando cómo se movía lentamente para fingir la respiración…su vientre, sus piernas, que aun cuando estaban separadas por la mesa se podía notar sus largas piernas y sus pies relucidos con aquellos zapatos de tacones que le propinaban el aire de dama de sociedad, miró sus dedos tan delicados pero al a vez fuertes pensando en cuántos hombres o mujeres habrá acabado con sus uñas o la fuerza de sus manos…además de un pensamiento ilógico ¡cómo hacen para controlar tanta fuerza y ser suaves y sutiles! Esa interrogante llego a la mente de la mujer que prefirió ignorarlas y seguir mejor con la conversación con una sonrisa en aquellos labios rojos y en su rostro la marca de la fascinación y excitación de estar por primera vez en años conversando con un vampiro y no precisamente luchando o lidiando con ciertas estrategias no muy pudorosas lo que le trajo a la mente lo de “enemigos”…era cierto, la mayoría de sus clientes eran vampiros y muchos a los que le incrustaba una daga o bala de plata en el corazón o la cabeza eran vampiros, asintió y jugó con la taza y sus dedos lentamente moviendo el contenido negro de este –Es verdad pero porque ser enemigas cuando podríamos en un futuro hacer negocios, uno nunca sabe cuándo necesitará de una…mujer como yo- la pausa más incómoda vino en ese momento…como decir que podía usar sus armas femeninas para cautivar hombres llevándoles a la ruina hasta la muerte y de paso ser espía de sus secretos más íntimos. –Creo que eran sus ojos al verme…no centelleaban por la sangre y sus colmillos no se hicieron notorios además de que parte de mi trabajo corresponde ver aquellos detalle minúsculos…su cuerpo no tuvo la contracción de sus músculos por contener el ataque estaba tan tranquila y calmada además su mirada era de curiosidad no había ni un ápice de alimentación hacia mi…no me vio como una presa, lo que muestra que sus garras estaban contraídas por así decirlo- cruzó sus piernas de lado mientras le miraba al a joven, Ania fue educada para jamás agachar la mirada, era orgullosa y altiva en ese sentido, aun cuando cometía una falta no debía agachar el rostro. –Si hubiera querido matarme ya lo habría hecho hace varios minutos atrás…solo con el hecho de haber percibido mi sangre sabía usted que estaba herida y eso le daría una gran ventaja, pero también me dice que usted no es de los seres que se valen de ventajas sino que le gusta que los enfrentamientos sean limpios…. ¿o me equivoco?- murmuró mientras lamía una gota de café de su dedo índice y una sonrisa con un sutil toque de malicia divertida.
La puerta del lugar se abre y cierra haciendo sonar la campanilla del establecimiento lo que le hace sonreír justo cuando la taza queda vacía y sus codos sobre la mesa con sus dedos unidos y su mentón descansando sobre ellos –No creo aparentar llevo la vida que me tocó llevar y a la que me obligaron, así como a usted, una vez fue humana y tuvo que morir y ser otra…tuvo su vida y le obligaron a otra nueva y solo se adaptó de la mejor manera para subsistir, usted de sangre y yo de trabajo que aunque no sea el mejor, me da para mis lujos…aunque aquí entre nos, el dinero es lo de menos- le guiña el ojo y retoma su posición contra el espalda de la silla con una moneda en sus manos jugando con ella
-No no Cherie, porque las disculpas, ambas somos mujeres y el que seas vampira no te quita la curiosidad…anterior a esta vida fuiste humana y también nacía en ti esa sensación de querer aclarar los misterios que otros representan…y porque se tiene que morir…sigues viva de otra forma pero viva entonces no tienes por qué disculparte por una parte que todos compartimos…la curiosidad…además bien icen que la curiosidad mato al gato pero al menos el gato se fue siendo un poco más sabio que antes…- la gitana sonríe y le da un mirada de satisfacción…pues hace mucho mucho tiempo no tenía ese tipo de pláticas con nadie lo que ahora todo se volvía una curiosidad y misterio que le gustaría develar…. –Cuáles son sus habilidades….de no muerta no viva…Cherie…- murmura cuando pide mejor algo de vino tinto para endulzar mejor el paladar.
Mientras el café tocaba su paladas y lo degustaba, su mirada se encontraba con la de la vampira bajando por su cuello, sus hombros, sus brazos, su pecho mirando cómo se movía lentamente para fingir la respiración…su vientre, sus piernas, que aun cuando estaban separadas por la mesa se podía notar sus largas piernas y sus pies relucidos con aquellos zapatos de tacones que le propinaban el aire de dama de sociedad, miró sus dedos tan delicados pero al a vez fuertes pensando en cuántos hombres o mujeres habrá acabado con sus uñas o la fuerza de sus manos…además de un pensamiento ilógico ¡cómo hacen para controlar tanta fuerza y ser suaves y sutiles! Esa interrogante llego a la mente de la mujer que prefirió ignorarlas y seguir mejor con la conversación con una sonrisa en aquellos labios rojos y en su rostro la marca de la fascinación y excitación de estar por primera vez en años conversando con un vampiro y no precisamente luchando o lidiando con ciertas estrategias no muy pudorosas lo que le trajo a la mente lo de “enemigos”…era cierto, la mayoría de sus clientes eran vampiros y muchos a los que le incrustaba una daga o bala de plata en el corazón o la cabeza eran vampiros, asintió y jugó con la taza y sus dedos lentamente moviendo el contenido negro de este –Es verdad pero porque ser enemigas cuando podríamos en un futuro hacer negocios, uno nunca sabe cuándo necesitará de una…mujer como yo- la pausa más incómoda vino en ese momento…como decir que podía usar sus armas femeninas para cautivar hombres llevándoles a la ruina hasta la muerte y de paso ser espía de sus secretos más íntimos. –Creo que eran sus ojos al verme…no centelleaban por la sangre y sus colmillos no se hicieron notorios además de que parte de mi trabajo corresponde ver aquellos detalle minúsculos…su cuerpo no tuvo la contracción de sus músculos por contener el ataque estaba tan tranquila y calmada además su mirada era de curiosidad no había ni un ápice de alimentación hacia mi…no me vio como una presa, lo que muestra que sus garras estaban contraídas por así decirlo- cruzó sus piernas de lado mientras le miraba al a joven, Ania fue educada para jamás agachar la mirada, era orgullosa y altiva en ese sentido, aun cuando cometía una falta no debía agachar el rostro. –Si hubiera querido matarme ya lo habría hecho hace varios minutos atrás…solo con el hecho de haber percibido mi sangre sabía usted que estaba herida y eso le daría una gran ventaja, pero también me dice que usted no es de los seres que se valen de ventajas sino que le gusta que los enfrentamientos sean limpios…. ¿o me equivoco?- murmuró mientras lamía una gota de café de su dedo índice y una sonrisa con un sutil toque de malicia divertida.
La puerta del lugar se abre y cierra haciendo sonar la campanilla del establecimiento lo que le hace sonreír justo cuando la taza queda vacía y sus codos sobre la mesa con sus dedos unidos y su mentón descansando sobre ellos –No creo aparentar llevo la vida que me tocó llevar y a la que me obligaron, así como a usted, una vez fue humana y tuvo que morir y ser otra…tuvo su vida y le obligaron a otra nueva y solo se adaptó de la mejor manera para subsistir, usted de sangre y yo de trabajo que aunque no sea el mejor, me da para mis lujos…aunque aquí entre nos, el dinero es lo de menos- le guiña el ojo y retoma su posición contra el espalda de la silla con una moneda en sus manos jugando con ella
-No no Cherie, porque las disculpas, ambas somos mujeres y el que seas vampira no te quita la curiosidad…anterior a esta vida fuiste humana y también nacía en ti esa sensación de querer aclarar los misterios que otros representan…y porque se tiene que morir…sigues viva de otra forma pero viva entonces no tienes por qué disculparte por una parte que todos compartimos…la curiosidad…además bien icen que la curiosidad mato al gato pero al menos el gato se fue siendo un poco más sabio que antes…- la gitana sonríe y le da un mirada de satisfacción…pues hace mucho mucho tiempo no tenía ese tipo de pláticas con nadie lo que ahora todo se volvía una curiosidad y misterio que le gustaría develar…. –Cuáles son sus habilidades….de no muerta no viva…Cherie…- murmura cuando pide mejor algo de vino tinto para endulzar mejor el paladar.
Invitado- Invitado
Re: Destinos tormentosos [privado Santana López]
Al parecer no solo intentaba saciar su curiosidad, sino que además también intentaba picarla un poco, aunque Santana simplemente la miro con una ceja alzada y una sonrisita socarrona en su rostro mientras comenzaba a repiquetear sus dedos contra la mesa. No dijo nada ante su comentario ligeramente mordaz, hasta que no pudo morderse la lengua durante mucho rato más— quizás no acabe contigo de un solo pensamiento, pero tampoco me costaría mucho trabajo hacerlo… —susurró en su idioma natal y con su mejor sonrisa sin saber siquiera si la joven habría entendido algo, aunque algo le decía que si.
Mientras escuchaba las contestaciones a sus diversas preguntas anteriores no dejó el contacto visual en ningún momento además de que sus dedos seguían en constante movimiento, no solía ser alguien muy nerviosa pero había ocasiones en las que no podía dejar las manos quietas, y esta era una de esas ocasiones. De vez en cuando volvía a dar un trago de su copa, pero sin dejarla vacía. Sospesó todo lo que le había dicho, y asintió con la cabeza, parece ser que cada una veía a la otra como un posible negocio o contacto interesante en el futuro. Entre otras, también había sido asertiva a la hora de saber el por qué del préstamo de su ayuda en vez de una ataque mortal, esta chica empezaba a caerle cada vez mejor.
—Es cierto, no me suele gustar jugar con ventaja en los enfrentamientos, es mucho mejor vencer sabiendo que no se tuvo algún privilegio… —se encogió de hombros mientras fruncía los labios en una fracción de segundo y luego volvían a su estado anterior. Se quedó reflexionando alrededor de un minuto acerca del tema de aparentar, su mente seguía pensando que a primera vista aquella joven no parecía ni en sueños lo que de verdad era, pero quizás solo sería una mala jugada pasada de su imaginación por lo que dejó el tema de lado sin querer meterse en profundidad, ya que ese tema también la involucraba a ella misma puesto que era la que más debía aparentar de las dos.
Deshizo de su rostro la mueca seria que le pudo haber quedado de su reflexión interna antes de dar a entender algo que no era y le ofreció una sonrisa cálida en agradecimiento a su sinceridad respecto a esta charla que ambas compartían y que estaba siendo de lo más grata para, al parecer, ambas. Volvió a inclinarse ligeramente hacia delante como si fuera a contar un secreto de alta importancia, aunque en cierta forma lo era— pues mis habilidades tampoco son nada especial… —le restó importancia porque ella misma lo hacía aunque hacía parecer que no para dar su imagen de mujer dura y perfecta— tengo tres habilidades, puedo hacer que veas lo que quiera con tal realismo que creerás que es de verdad. También puedo saber qué es lo que sientes e incluso cambiar tus emociones, y por último puedo persuadir a quién quiera mientras mantenga un contacto físico, por mínimo que sea —volvió a encogerse de hombros conforme se retiraba hacia atrás reposando en la silla a la vez que terminaba con lo que quedaba en su copa.
Ahora era el turno de Santana de preguntar y saciar su curiosidad, y como estaban preguntando sin tener muchas reticencias dejó escapar la primera cosa que vino a su mente sin ningún tapujo— antes has dicho que te obligaron a llevar esta vida, ¿qué es lo que te obligó a estar así? —puede ser que diera vueltas al mismo asunto, pero con todos los años que llevaba encima había aprendido que para conocer a una persona hay que empezar por su pasado, saber qué pasó para llegar a ser quién es ahora. Otra ligera cuestión se hizo hueco en su mente y no le vio inconveniente a dejarla salir por sus labios— y dime, An —que mejor momento para dejar relucir que se acordaba perfectamente del diminutivo que al principio de su encuentro le había dicho como nombre, además dejó en claro que prefería que empezaran a tutearse, eso de que le hablaran de usted sumado a los años que tenía siempre le hacía sentirse más mayor— ¿alguien que te acompañe en esta vida tan…ajetreada? —no debía ser fácil convivir con alguien que nunca sabías si iba a volver de dar un paseo en la noche, pero mejor preguntar que quedarse con la duda.
Mientras escuchaba las contestaciones a sus diversas preguntas anteriores no dejó el contacto visual en ningún momento además de que sus dedos seguían en constante movimiento, no solía ser alguien muy nerviosa pero había ocasiones en las que no podía dejar las manos quietas, y esta era una de esas ocasiones. De vez en cuando volvía a dar un trago de su copa, pero sin dejarla vacía. Sospesó todo lo que le había dicho, y asintió con la cabeza, parece ser que cada una veía a la otra como un posible negocio o contacto interesante en el futuro. Entre otras, también había sido asertiva a la hora de saber el por qué del préstamo de su ayuda en vez de una ataque mortal, esta chica empezaba a caerle cada vez mejor.
—Es cierto, no me suele gustar jugar con ventaja en los enfrentamientos, es mucho mejor vencer sabiendo que no se tuvo algún privilegio… —se encogió de hombros mientras fruncía los labios en una fracción de segundo y luego volvían a su estado anterior. Se quedó reflexionando alrededor de un minuto acerca del tema de aparentar, su mente seguía pensando que a primera vista aquella joven no parecía ni en sueños lo que de verdad era, pero quizás solo sería una mala jugada pasada de su imaginación por lo que dejó el tema de lado sin querer meterse en profundidad, ya que ese tema también la involucraba a ella misma puesto que era la que más debía aparentar de las dos.
Deshizo de su rostro la mueca seria que le pudo haber quedado de su reflexión interna antes de dar a entender algo que no era y le ofreció una sonrisa cálida en agradecimiento a su sinceridad respecto a esta charla que ambas compartían y que estaba siendo de lo más grata para, al parecer, ambas. Volvió a inclinarse ligeramente hacia delante como si fuera a contar un secreto de alta importancia, aunque en cierta forma lo era— pues mis habilidades tampoco son nada especial… —le restó importancia porque ella misma lo hacía aunque hacía parecer que no para dar su imagen de mujer dura y perfecta— tengo tres habilidades, puedo hacer que veas lo que quiera con tal realismo que creerás que es de verdad. También puedo saber qué es lo que sientes e incluso cambiar tus emociones, y por último puedo persuadir a quién quiera mientras mantenga un contacto físico, por mínimo que sea —volvió a encogerse de hombros conforme se retiraba hacia atrás reposando en la silla a la vez que terminaba con lo que quedaba en su copa.
Ahora era el turno de Santana de preguntar y saciar su curiosidad, y como estaban preguntando sin tener muchas reticencias dejó escapar la primera cosa que vino a su mente sin ningún tapujo— antes has dicho que te obligaron a llevar esta vida, ¿qué es lo que te obligó a estar así? —puede ser que diera vueltas al mismo asunto, pero con todos los años que llevaba encima había aprendido que para conocer a una persona hay que empezar por su pasado, saber qué pasó para llegar a ser quién es ahora. Otra ligera cuestión se hizo hueco en su mente y no le vio inconveniente a dejarla salir por sus labios— y dime, An —que mejor momento para dejar relucir que se acordaba perfectamente del diminutivo que al principio de su encuentro le había dicho como nombre, además dejó en claro que prefería que empezaran a tutearse, eso de que le hablaran de usted sumado a los años que tenía siempre le hacía sentirse más mayor— ¿alguien que te acompañe en esta vida tan…ajetreada? —no debía ser fácil convivir con alguien que nunca sabías si iba a volver de dar un paseo en la noche, pero mejor preguntar que quedarse con la duda.
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: Destinos tormentosos [privado Santana López]
Si la noche solo fuera de un solo matiz, digamos mejor de un matiz más claro y menos sombrío y oscuro, si pudiera haber un rayo de luz sería noche?, bueno si tenemos un rayo de luz, la luna, aquella que acompaña a sus hijos en todo momento y que siempre otorga un poder a quien lo necesite, y tal como es la noche la mente humana sigue siendo, misteriosa y poderosa y más cuando la curiosidad toca a su puerta y en vez de esperar esta se cuela hasta hacer mella en la mente de la persona y no para hasta estar completamente saciada.
-Tienes razón, no te costaría nada matarme ahora, pero si te costaría un poco sacar mi cadáver de aquí y explicar a algunos mi desaparición…además ¿de que te serviría muerta?…de nada verdad, podría servirte más viva que muerta, en muchas ocasiones claro está…- me río, realmente rio porque no suelo hacer bromas y menos cuando mi vida pende de un hilo con los vampiros, pero en esta ocasión lo ameritaba, no por el hecho de la pretensión sino que había que dar un toque de jocosidad a los caminos que se pueden tornar si no se sabe elegir las palabras.
-Que es la ventaja para nosotros…acaso no es mejor usar lo que tenemos en nuestras manos para nuestro propio beneficio, una de esos beneficios es la verdad, el conocimiento y el poder, entonces ¿Por qué no usarlos si uno y muchos saldrán beneficiados?- mis dedos tocaban lentamente el filo de la taza con café haciendo círculos y dejando escapar un ruido ligero y agudo –Toda habilidad es especial pues nos ayuda en muchos pasos de nuestro camino lo que nos hace ser reconocibles-, le escucha atenta y curiosa lo que le hace sonreír como sonreía de niña toda ilusionada y maravillada –wow debe ser muy asombroso hacer que alguien hiciera lo que le dijeras con solo pedírselo a modo de orden, serías tan amable de mostrarme tus habilidades con alguna persona de aquí, claro si es que se puede, sabrás que con los pocos vampiros que me he topado no he charlado precisamente ya que he tenido que actuar por paga sin poder darles el beneficio a defensa propia- reí de lado mientras tomaba un poco más de café y seguían haciendo ruido con mis dedos alrededor de la taza buscando un punto donde alguien reclamara por el agudo ruido de mis dedos pero solo el camarero se acercó con el fin de acallar mis danzantes dedillos ¡perfecto! Pensé mientras sonreía y ladeaba un poco mi cabeza dejando libre mi cuello –Que le parece el joven mozo que ahora viene- susurre y le guiñe un ojo –Todo a su tiempo, mi vida se la expondré como las cartas del tarot que suelo sacar a ciertos clientes en el circo gitano- otro guiño y mi cuerpo se enderezo, cambiando mi postura frontal con piernas rectas y manos sobre la mesa mis ojos cerrados y esa sonrisa en mi cara, me recordaba a la vieja gitana que me había enseñado todo sobre la magia y la vida de los nuestros.
El mozo llegó y con una sonrisa hice una acentuación con mi cabeza mostrándole que mis manos estaban lejos del borde de la taza el joven no hizo más que retirarse algo apenado… -Digamos que cuando viene de una familia de asesinos la mentira es parte de ellos hasta que algo sale mal y la muerte ronda muy cerca y el velo de la falsedad cae dejando grandes shocks y grandes lagunas en la mente de una niña, que hace que su rumbo vaya tornándose oscuro y violento, a veces la familia te hace quien eres y no se dan cuenta de ello, te empujan hacia el abismo y cuando caes te echan la mano como por lástima o porque quieren algo de ti- el recordar mi pasado me hizo un poco enfurecer tanto que no me había percatado en que mis manos estaban en puños cerrados tomándose del mantel y prácticamente hablaba entre dientes, cosa que al darme cuenta cerré más mis ojos y trate de calmarme para así evitar un show desagradable a los demás que no paraban de observarnos a aquella mujer a la que sonreí escuchando mi diminutivo al nombre.
-Lo recordaste Santana, eso es admirable alguien que no olvida- sonreí mientras esperaba estar más relajada y de nuevo con las defensas y ofensas bajas –Has encontrado tu a alguien para vivir la vida que llevas de inmortal, acaso te dio alguien a escoger esa vida, hay cosas que no pedimos y no aceptamos pero las mantenemos, ¿Por qué? Nadie sabe…¿Por qué mantienes tu vida siendo vampira Santana?- coloque los codos sobre la mesa y los puños cerrados sosteniendo mi rostro sobre estos mirándole a los ojos firmemente, los demás comensales iban saliendo como sospechando que ambas no eras humanas normales como ellos lo eran.
Pero en esta vida quien es normal y quien no lo es.
-Tienes razón, no te costaría nada matarme ahora, pero si te costaría un poco sacar mi cadáver de aquí y explicar a algunos mi desaparición…además ¿de que te serviría muerta?…de nada verdad, podría servirte más viva que muerta, en muchas ocasiones claro está…- me río, realmente rio porque no suelo hacer bromas y menos cuando mi vida pende de un hilo con los vampiros, pero en esta ocasión lo ameritaba, no por el hecho de la pretensión sino que había que dar un toque de jocosidad a los caminos que se pueden tornar si no se sabe elegir las palabras.
-Que es la ventaja para nosotros…acaso no es mejor usar lo que tenemos en nuestras manos para nuestro propio beneficio, una de esos beneficios es la verdad, el conocimiento y el poder, entonces ¿Por qué no usarlos si uno y muchos saldrán beneficiados?- mis dedos tocaban lentamente el filo de la taza con café haciendo círculos y dejando escapar un ruido ligero y agudo –Toda habilidad es especial pues nos ayuda en muchos pasos de nuestro camino lo que nos hace ser reconocibles-, le escucha atenta y curiosa lo que le hace sonreír como sonreía de niña toda ilusionada y maravillada –wow debe ser muy asombroso hacer que alguien hiciera lo que le dijeras con solo pedírselo a modo de orden, serías tan amable de mostrarme tus habilidades con alguna persona de aquí, claro si es que se puede, sabrás que con los pocos vampiros que me he topado no he charlado precisamente ya que he tenido que actuar por paga sin poder darles el beneficio a defensa propia- reí de lado mientras tomaba un poco más de café y seguían haciendo ruido con mis dedos alrededor de la taza buscando un punto donde alguien reclamara por el agudo ruido de mis dedos pero solo el camarero se acercó con el fin de acallar mis danzantes dedillos ¡perfecto! Pensé mientras sonreía y ladeaba un poco mi cabeza dejando libre mi cuello –Que le parece el joven mozo que ahora viene- susurre y le guiñe un ojo –Todo a su tiempo, mi vida se la expondré como las cartas del tarot que suelo sacar a ciertos clientes en el circo gitano- otro guiño y mi cuerpo se enderezo, cambiando mi postura frontal con piernas rectas y manos sobre la mesa mis ojos cerrados y esa sonrisa en mi cara, me recordaba a la vieja gitana que me había enseñado todo sobre la magia y la vida de los nuestros.
El mozo llegó y con una sonrisa hice una acentuación con mi cabeza mostrándole que mis manos estaban lejos del borde de la taza el joven no hizo más que retirarse algo apenado… -Digamos que cuando viene de una familia de asesinos la mentira es parte de ellos hasta que algo sale mal y la muerte ronda muy cerca y el velo de la falsedad cae dejando grandes shocks y grandes lagunas en la mente de una niña, que hace que su rumbo vaya tornándose oscuro y violento, a veces la familia te hace quien eres y no se dan cuenta de ello, te empujan hacia el abismo y cuando caes te echan la mano como por lástima o porque quieren algo de ti- el recordar mi pasado me hizo un poco enfurecer tanto que no me había percatado en que mis manos estaban en puños cerrados tomándose del mantel y prácticamente hablaba entre dientes, cosa que al darme cuenta cerré más mis ojos y trate de calmarme para así evitar un show desagradable a los demás que no paraban de observarnos a aquella mujer a la que sonreí escuchando mi diminutivo al nombre.
-Lo recordaste Santana, eso es admirable alguien que no olvida- sonreí mientras esperaba estar más relajada y de nuevo con las defensas y ofensas bajas –Has encontrado tu a alguien para vivir la vida que llevas de inmortal, acaso te dio alguien a escoger esa vida, hay cosas que no pedimos y no aceptamos pero las mantenemos, ¿Por qué? Nadie sabe…¿Por qué mantienes tu vida siendo vampira Santana?- coloque los codos sobre la mesa y los puños cerrados sosteniendo mi rostro sobre estos mirándole a los ojos firmemente, los demás comensales iban saliendo como sospechando que ambas no eras humanas normales como ellos lo eran.
Pero en esta vida quien es normal y quien no lo es.
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Re: Destinos tormentosos [privado Santana López]
La gitana atraía la atención de Santana, y eso se notaba. Le picaba la curiosidad y le gustaba escucharla, aunque cada palabra que decía dejaba entrever un tinte envenenado. Conclusión, su pasado no había sido para nada bonito. A la vez, había sabido seguir en esta vida, quizá no por el mejor camino, pero quién era Santana para juzgar al así, cuando ella misma llevaba una vida llena de pecados, o al menos eso decía la Santa Iglesia. Aunque le daba absolutamente igual lo que dijera.
—Con las habilidades no se ha de jugar, y menos con alguien tan debilucho como el muchacho que acabáis de traer…—susurró inclinándose hacia delante y haciendo una mueca despreciando el físico del camarero. Lo cierto es que si este no se hubiera acercado ella misma habría parado el sonidito estridente que estaba haciendo con su copa. Si ya era molesto para un simple humano, para un vampiro que tenía los sentidos aumentados tampoco era muy placentero— además la persuasión, al menos la mía, no parte solo de dar una orden, debo tener un contacto físico como te he dicho. Sin este detalle, no puedo hacer absolutamente nada…—se inclinó un poco más— si queréis salir como voluntaria…—dibujó en su rostro una de sus mejores sonrisas mientras volvía a reclinarse en la silla.
La gente comenzaba a marcharse, y por las miradas que a veces les dirigían a las dos damas, sabía que era por la presencia de ambas en el local. Suspiró cansada de la gente y se retiró un mecho de pelo elegantemente. Se humedeció los labios con total lentitud, lo cierto es que ahora mismo debería estar buscando algo para comer en vez de charlar, pero prefería seguir haciendo lo que estaba que marcharse además de que tenía una alternativa justo encima de la mesa. Escuchó su última pregunta y entrecerró los ojos, ni ella misma sabía por qué seguía siendo lo que era, aunque una parte de ella sí que lo sabía. Por supuesto no iba a contarle su vida a una completa desconocida que no llegaba a inspirarle una total confianza, no como para contarle los detalles más personales, y una de las razonas por las que seguía viva.
—Simplemente sigo aquí, supongo que me he acostumbrado a vagar de un lado a otro descubriendo nuevos horizontes…si bien es cierto que nadie me dio a elegir, y que al principio me cabreó bastante saber que seguiría por este mundo durante mucho tiempo, pero con el tiempo te adaptas e incluso te empieza a gustar llevar una vida así. Además, siempre fui alguien que le encanta la noche, por lo que no tuve problemas con los horarios —rio entre dientes recordando que siempre dormía hasta tarde pero a la vez se quedaba despierta hasta altas horas de la noche, aunque en el pasado era otra la razón de que estuviera desvelada bajo la nocturnidad.
Tomó la copa y la alzó ligeramente para poder ver el líquido que contenía con mayor detenimiento, viendo cada matiz gracias a la luz. Gracias a su nueva compañía no tendría que salir luego a buscar de sustento y eso se lo agradecía bastante. Nunca entendería cómo vendían botellas como esta en los locales de la zona, en cierta forma tampoco entendía como alguien iba allí a beberlos, era una forma de decir estoy aquí y no soy como vosotros… Sonrió ante su propia ocurrencia y dejó de darle vueltas a cosas que tenían fácil solución, o que mejor dicho, no requerían mucha atención.
—Así que además de mercenaria, tarotista…sois toda una caja de sorpresas —la miró fijamente mientras le sonreía. Había escuchado que los gitanos podían llegar a tener muchos empleos, y que no debías de fiarte de ninguno ya que detrás de su amabilidad había siempre una segunda intención. Pero no siempre hay que creer en los rumores, simplemente tenerlos en cuenta, por ello que seguía con un poco de recelo y a la defensiva con la otra morena— quién sabe, a lo mejor un día os busco para que me digáis que ven vuestras cartas acerca de mi futuro… —se encogió de hombros. Nunca había creído en esas cosas, pero con tantos años viendo cosas raras, ya había esperanza para todo.
—Con las habilidades no se ha de jugar, y menos con alguien tan debilucho como el muchacho que acabáis de traer…—susurró inclinándose hacia delante y haciendo una mueca despreciando el físico del camarero. Lo cierto es que si este no se hubiera acercado ella misma habría parado el sonidito estridente que estaba haciendo con su copa. Si ya era molesto para un simple humano, para un vampiro que tenía los sentidos aumentados tampoco era muy placentero— además la persuasión, al menos la mía, no parte solo de dar una orden, debo tener un contacto físico como te he dicho. Sin este detalle, no puedo hacer absolutamente nada…—se inclinó un poco más— si queréis salir como voluntaria…—dibujó en su rostro una de sus mejores sonrisas mientras volvía a reclinarse en la silla.
La gente comenzaba a marcharse, y por las miradas que a veces les dirigían a las dos damas, sabía que era por la presencia de ambas en el local. Suspiró cansada de la gente y se retiró un mecho de pelo elegantemente. Se humedeció los labios con total lentitud, lo cierto es que ahora mismo debería estar buscando algo para comer en vez de charlar, pero prefería seguir haciendo lo que estaba que marcharse además de que tenía una alternativa justo encima de la mesa. Escuchó su última pregunta y entrecerró los ojos, ni ella misma sabía por qué seguía siendo lo que era, aunque una parte de ella sí que lo sabía. Por supuesto no iba a contarle su vida a una completa desconocida que no llegaba a inspirarle una total confianza, no como para contarle los detalles más personales, y una de las razonas por las que seguía viva.
—Simplemente sigo aquí, supongo que me he acostumbrado a vagar de un lado a otro descubriendo nuevos horizontes…si bien es cierto que nadie me dio a elegir, y que al principio me cabreó bastante saber que seguiría por este mundo durante mucho tiempo, pero con el tiempo te adaptas e incluso te empieza a gustar llevar una vida así. Además, siempre fui alguien que le encanta la noche, por lo que no tuve problemas con los horarios —rio entre dientes recordando que siempre dormía hasta tarde pero a la vez se quedaba despierta hasta altas horas de la noche, aunque en el pasado era otra la razón de que estuviera desvelada bajo la nocturnidad.
Tomó la copa y la alzó ligeramente para poder ver el líquido que contenía con mayor detenimiento, viendo cada matiz gracias a la luz. Gracias a su nueva compañía no tendría que salir luego a buscar de sustento y eso se lo agradecía bastante. Nunca entendería cómo vendían botellas como esta en los locales de la zona, en cierta forma tampoco entendía como alguien iba allí a beberlos, era una forma de decir estoy aquí y no soy como vosotros… Sonrió ante su propia ocurrencia y dejó de darle vueltas a cosas que tenían fácil solución, o que mejor dicho, no requerían mucha atención.
—Así que además de mercenaria, tarotista…sois toda una caja de sorpresas —la miró fijamente mientras le sonreía. Había escuchado que los gitanos podían llegar a tener muchos empleos, y que no debías de fiarte de ninguno ya que detrás de su amabilidad había siempre una segunda intención. Pero no siempre hay que creer en los rumores, simplemente tenerlos en cuenta, por ello que seguía con un poco de recelo y a la defensiva con la otra morena— quién sabe, a lo mejor un día os busco para que me digáis que ven vuestras cartas acerca de mi futuro… —se encogió de hombros. Nunca había creído en esas cosas, pero con tantos años viendo cosas raras, ya había esperanza para todo.
- off:
- 1.Mil perdones por la tardanza, se que no tengo excusa pero es que no tenía inspiración y los estudios me tenían hasta arriba, perdón...
2.No se qué tal me habrá quedado, así que lo siento si no está a la altura, ya es un poco tarde y mis neuronas no están al cien por cien hehehe
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: Destinos tormentosos [privado Santana López]
Mami que es este lugar?
Nada hija, no es nada
Mami, que es ese olor?
Todo estará bien…
Mami, mami, vamos a morir
No veas esos colmillos, solo mis ojos.
Nada hija, no es nada
Mami, que es ese olor?
Todo estará bien…
Mami, mami, vamos a morir
No veas esos colmillos, solo mis ojos.
Atenciones, era el plato de la noche, la atención que cargaba aquella mujer era algo innato tenía un toque de peligro pero a la vez algo llamativo, no era como los típicos vampiros con los que se cruzaba de vez en cuando en la ciudad, no, había algo más, y no eras solo su belleza, cosa que no se le hace justicia ni la misma afrodita, pero había algo, un algo que no se explica así por así, sino que se siente, es “esa chispa” que te hace sentir el peligro y la adrenalina correr por tu cuerpo, esa mujer que puede jugar contigo un día y al día siguiente ser frívola contigo lo que te altera y te enciende, una mujer con la cual los juegos más absurdos y peligrosos se vuelven reales y excitantes, solo queda decirle WOW, pero vamos que el orgullo femenino es mayor, aunque se puede hacer algo con ello.
La gitana le escuchaba cada palabra que formaba su boca, cada reacción, cada movimiento de sus músculos, incluso el gesto con sus ojos y su brillo ¡oh mis santos infiernos, ese brillo en sus ojos! ver el brillo con el que hablaba y cada matiz en sus palabras le hizo suspirar e inmediatamente acomodarse en su silla, no para un negocio común sino para algo más profundo ¡es hora de jugar, juguemos! piensa la mujer y extiende su mano hasta tocar el mentón de la inmortal, para levantarle y que la mire más profundamente a sus ojos, mientras la gitana se apega más a la mesa casi a estar rostro a rostro, labios a labios, susurró lentamente –Los que aparentan ser los más débiles, suelen ser los más fuertes, quizás debas probar conmigo a ver que tanto puedes hacer con tu persuasión, quizás consigas más que con el “debilucho” camarero, o quizás no funcione nada y sea inmune a las habilidades de ustedes- soltó delicadamente el mentón de la mujer rozando sus dedos en su fría piel, con un solo pensamiento para la gitana ¡Una fogata en el circo la podría calentar! una sonrisa picara y un destello malicioso en sus ojos, le hace tomar su taza y beberla un poco más, estaba ahora tibia.
En el lugar quedaban ya pocas personas, quizás unas cinco o cuatro, no sabría decirlo, pues a Lans no le importaba el resto sino la mujer que tenía en frente, se dedicó a estudiarla cada rasgo y característica de ella, su color de cabello, su aroma, su figura, su sonrisa, sus ojos, todo de ella, lo que era Santana ¿por qué? Porque quería recordarla, quizás en otro momento crucen sus caminos y por azares del destino pueda ser no solo para una plática sino algo más intenso, guerra, sexo, disputas, pelea de vida o muerte, quien sabe, las opciones son múltiples.
Sonrió y se cruzó de piernas, pero esta vez se acomodó de lado, su diestra subió por su cuello hasta sus cabellos para agitarlo levemente, era una forma de mostrarse muy relajada, es más era demasiado relajada. –Creo que no eres la única, muchos no son elegidos así por así, a muchos se lo arrebatan su preciada vida, pero vamos ¿Qué prefieres ahora, la vida de una simple mortal o la vida de una inmortal poderosa?- enarca una ceja con una sonrisa en los labios –No solo tu no has escogido tu vida, mírame a mi, crees que escogí ser gitana, ser mercenaria, ser lo que soy y lo que hago, no cariño, eso vino de familia, digamos en fui “obligada” a tomar este rumbo de perdición para evitar uno peor, quizás uno donde sea más que un ser que siente, solo un ser que hace- le murmura y juega con su dedo indicie zurdo en el café, lo retira y se lo lleva a la boca, saboreando aquella esencia de café molido, puro y cargado. Le mira a los ojos y asiente –Puedo ser más que una simple caja de sorpresas, muchas cosas guardo bajo mi faldas, bajo mis medias, y más bajo mis mangas, quizás una noche puedas pasarte por el circo gitano o vayas directo a mi pequeña y modesto piso, ahí quizás pueda leerte las cartas con tranquilidad, quien sabe podríamos ver más que solo futuro, que tal el pasado o el presente- una sonrisita inocente lo que le hace guiñarle un ojo lo que hace cuando concreta un negocio –Quien sabe, puedes salir ganando, una aliada, guardaespaldas, no se las opciones también son infinitas; oh por cierto esto va en ambos sentidos- la señala y luego se señala a ella –Tú me muestras tu habilidades y por supuesto que te enseño todas las mías, con gusto, tu solo pides y se te cumple Santana- le murmura con ese brillo malicioso y pícaro, con esos labios que esbozan una sonrisa de aquellas que dice “oculto algo, y algo de juego para divertirnos como nunca antes” -tenemos un trato- aguarda en silencio con esa sonrisa y su diestra estirada a medio para fijar un trato.
Off: disculpame enormemente la tardanza, no tengo ni excusa para dar ni nada, pero espero que estoy compense en algo lo mucho que he tardado u.u, lo siento.
Invitado- Invitado
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