La musica hay que llevarla por dentro [Santana López]

Llevaba caminando un hora aproximadamente y ya se había cansado de estar entre tanta multitud, tanta gente la agobiaba. No es que los humanos la molestaran es solo que hoy no era su mejor día, llevaba todo el rato de mal humor, maldiciendo cada vez que alguien que iba distraído se chocaba con ella y respondiendo de mala gana en su lengua natal cada vez que alguien le decía algo. No sabia muy bien la razón de que estuviera de ese humor, más bien debería estar feliz por la noche anterior que había pasado.

Queriendo apartarse de todo el mundo para no causar ningún malestar en la ciudad decidió acercarse a las zonas alejadas, allí seguro que no había mucha gente por la calle o incluso ninguna. Por desgracia o por fortuna cuando llegó a una zona calmada se chocó con alguien, la persona con la que chocó tuvo suerte de que su mal humor se hubiera calmado y solo gruñiera un poco por el golpe, aunque enseguida relajó su rostro e hizo una pequeña reverencia de disculpa.

-Espero pueda disculparme, no iba atenta por donde caminaba, espero no haberle causado ningún daño-en su rostro se seguía apreciando cierto enfado pero al contrario que normalmente las palabras salieron amablemente. Era culpa suya ese choque y a pesar de que habitualmente se hubiera puesto a maldecir a la otra persona fuera de quien fuera la culpa, no tenía mucho ánimo para ello.

Miró a los lados mirando si al chocar se le había caído algo a la persona con la que se había cruzado y recogerlo pero por fortuna no tendría que agacharse ni volver a disculparse. Cuando alzó la mirada y la fijó en dicha persona para observa quien había sido la desafortunada en toparse con Santana. Su expresión de enfado cambió a una más relajada cuando notó que la joven que tenía delante tenía una mueca que mezclaba el enfado con la tristeza.

Sin poder evitarlo le entró la curiosidad acerca de esa mueca y como tampoco es que tuviera nada que hacer, ¿por qué no entablar conversación?, llevaba ya unos días hablando con gente totalmente desconocida que encontraba en la calle y parecía que se estaba haciendo habitual. Rio entre dientes ante su pensamiento, aunque gracias a eso había conocido a gente que podía servirle en un futuro y a una persona de la cual se había enamorado. Volvió a la realidad antes de que la joven se asustara por que se le hubiera quedado mirando.

-Siento meterme en asuntos que quizás no me interesen, pero no es una buena zona para una joven sin acompañamiento y a estas horas-se encogió de hombros intentando no sonar de otra forma que no fuera simple preocupación por una desconocida. Suspiró y se apretó el puente de la nariz, se preguntaba que había pasado con su faceta irónica, cínica y no muy amable en definitiva.

Sabía que ese lugar no era muy seguro pues tenía entendido que era un lugar habitual de caza gracias al poco gentío que había en la zona. Santana era conocedora de primera mano pues alguna vez había acudido a alimentarse un poco de pobres vagabundos a los que no les quedaba más que un par de días de vida. No era la mejor sangre pero servía para mantenerse sin sed.