AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Just a game? || Privado
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Just a game? || Privado
Las facciones en su rostro no daban paso a ninguna mala interpretación. Cualquier conocido que se cruzara en su camino se lo pensaría dos veces antes de detenerlo. A los parisinos parecía no importarles que la noche llegara. ¿Cuántas muertes se habían suscitado en los últimos meses? ¿Cuántos carteles de desaparecidos colgaban de las paredes? ¿No eran suficientes para que la cautela les hiciera mantenerse bajo techo? No es que cuatro paredes hicieran la diferencia. La muerte ejecutaba cuando el poder le obligaba. Él mismo había asesinado. La distinción no existía. Niños o adultos. ¿Qué importaba? Algunas veces los sacrificios eran inevitables. Alguien tenía que morir para que otro pudiese vivir. Era un nigromante, un brujo que se dedicaba a la magia negra y siempre había quien acudía a él con la intención de hacer daño. Su arrogancia no conocía límites. ¿Cómo podría? Tenía dinero y poderes que algunos humanos solo podrían soñar con adquirir. La muerte era su acompañante, los muertos sus ‘amigos’. Las personas se detenían en las calles que comenzaban a teñirse de negro, pero ninguno de ellos le importaba. Nadie era digno de su atención. Solo bastaba con mirarlo a los orbes para descubrir que carecía de alma. La frialdad era su marca. Esa noche estaba más oscuro que de costumbre. La crueldad teñía su rostro. Habían pasado dos meses desde que no había tenido ninguna noticia de Destiny y eso le molestaba. ¿Por qué había desaparecido? Suponía que se encontraba en uno de sus trabajos, pero eso no la libraba del contrato que habían pactado, donde se especificaba que estaba obligada a permanecer en Paris todo el tiempo que fuese necesario.
Morgan, quien se encargaba de vigilar la mansión de Destiny, le había visitado para informarle de su llegada esa mañana. La misiva que llevaba, con la B lacrada, le informaba de su incumplimiento. El juego que había dado inicio se había convertido en una obsesión para Birkoff. La asesina sería suya, bajo sus condiciones. Muy pronto aceptaría su dominio sobre ella. No importaba cuánto luchara, terminaría cediendo, acatando sus palabras. Aunque no confiaba en él como Birkoff, confiaba en él como Akim. Ese era el nombre con el que se había presentado, el nombre con el cuál la había estado frecuentando. ¿Qué haría cuando descubriese que había estado jugando con ella desde el principio? ¿Intentaría matarlo? La idea lo excitaba. Destiny era una fiera acostumbrada a luchar y ganar sus batallas. Él estaba determinado a mostrarle que con él no obtendría tales resultados. Una sonrisa torcida curvó su boca. El manto negro ya había cubierto el cielo. La Luna observaba ansiosa sus movimientos. Dos meses sin verla, sin saber dónde demonios había estado o con quién había estado quedando, le molestaba. Por supuesto, iba a cobrárselo. Su mano se cerró con fuerza en el sobre que llevaba. Tenía que calmarse, dejar que el odio que transformaba sus facciones se ocultara. Podía hacerlo. Siempre lo hacía. Él era solo el mensajero. El amigo que se había ganado su confianza. Con una sonrisa falsa en el rostro, tocó la puerta, esperando por una respuesta.
Morgan, quien se encargaba de vigilar la mansión de Destiny, le había visitado para informarle de su llegada esa mañana. La misiva que llevaba, con la B lacrada, le informaba de su incumplimiento. El juego que había dado inicio se había convertido en una obsesión para Birkoff. La asesina sería suya, bajo sus condiciones. Muy pronto aceptaría su dominio sobre ella. No importaba cuánto luchara, terminaría cediendo, acatando sus palabras. Aunque no confiaba en él como Birkoff, confiaba en él como Akim. Ese era el nombre con el que se había presentado, el nombre con el cuál la había estado frecuentando. ¿Qué haría cuando descubriese que había estado jugando con ella desde el principio? ¿Intentaría matarlo? La idea lo excitaba. Destiny era una fiera acostumbrada a luchar y ganar sus batallas. Él estaba determinado a mostrarle que con él no obtendría tales resultados. Una sonrisa torcida curvó su boca. El manto negro ya había cubierto el cielo. La Luna observaba ansiosa sus movimientos. Dos meses sin verla, sin saber dónde demonios había estado o con quién había estado quedando, le molestaba. Por supuesto, iba a cobrárselo. Su mano se cerró con fuerza en el sobre que llevaba. Tenía que calmarse, dejar que el odio que transformaba sus facciones se ocultara. Podía hacerlo. Siempre lo hacía. Él era solo el mensajero. El amigo que se había ganado su confianza. Con una sonrisa falsa en el rostro, tocó la puerta, esperando por una respuesta.
Birkoff Seymour- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 30/05/2012
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Re: Just a game? || Privado
Entre a la casa casi corriendo al despacho donde usualmente me encerraba a revisar la correspondencia, no me di el tiempo de saludar a nadie y aunque la angustia de alguna forma me estaba matando el portazo se escucho en toda la casa, Destiny estaba de mal humor, fue el rumor que corrió por la gran casona, de sirviente tras sirviente, el escritorio desocupado con cartas solamente de los cisnes negros, Angelique, apreté su carta contra mi pecho necesitaba hablar con ella comentarle lo que había ocurrido en el último incidente al cual me habían mandado, pase saliva, y un rugido desde mis entrañas se hizo notar los ventanales vibraron con fuerzas y mis pequeños amigos, mis gatos aparecían por debajo de la pared, les había mandado hacer túneles por la casa para que pudieran siempre llegar a mí, los tres engrifados me observaron y amenazantes intentaron calmar la rabia y el humor salvaje que tenia. El pequeño Merrik llego a mis pies y encorvando su cuerpo busco de carias pero no estaba de ánimo. No necesitaba de nada, ni de nadie, no había roto el pacto dos meses estuve en los bosques oculta para matar a un grupo de ladrones que robaban a la corona diariamente, uno a uno fueron cayendo, para eso tuve que hacerme de amiga de unos, conocida una ladrona mas, dos meses que oculta entre aquel grupo nadie me hubiera reconocido, me entere de muchas cosas de Paris, de Francia y de los reinos aledaños, pero eso ahora no venia al caso.
La noche ya había tocado los tejados de Paris mientras mi cuerpo yacía en la tinaja con agua caliente intentaba limpiar los rastros de tierra, barro, la suciedad que parecía pegada a mí, llevaba una hora o tal vez mas, la gata sucia no era permitido – Todo por acabar con aquellos sucios y asquerosos – hablaba a mis gatos que curiosos me observaban desde la puerta, mientras la espuma salía de mi cuerpo y caía al agua, refregué una pequeño trozo de tela por todo mi cuerpo sacando la suciedad que por dos meses había cargado –Necesito estar limpia, perfumada… necesito ser yo nuevamente – pero mientras pasaban los segundos el miedo aumentaba en mi interior, Birkoff no se olvidaría tan fácilmente de mí, no, algo tenía entre manos sabia que me tenia vigilada pero ¿Por qué no había escrito? Pase saliva mientras hundía mi cuerpo en el agua y aguantaba la respiración. Segundos más tardes deje que el agua escurriera mientras revisaba que todo estuviera perfectamente limpio, una bata cubrió mi cuerpo ya en mi habitación secando mi cuerpo puse un camisón de seda rojo, como el carmín de la sangre, mi cabellera callo por mis hombros y una de mis sirvientas se apronto para cepillar mis dorados cabellos mientras un perfume posaba mi cuerpo, el aroma a frutos rojos era mi debilidad. Hoy después de dos meses dormiría en una cama, fue mi pensamiento cuando una de las cridas entraba a mi pieza sin llamar, mi vista cambio y mirando con seriedad sus palabras fueron como un choque eléctrico directo a mi corazón – No lo hagas esperar, lleva a Akim al despacho ahí lo recibiré – mi corazón latió con fuerzas mi amigo venia justo el día de mi llegada, Maldito Birkoff, fue mi pensamiento mientras buscaba algún vestido con que cubrir mi cuerpo, al cabo de cinco minutos me encontraba vestida de pies a cabeza, baje las escaleras y entre al despacho donde el ya estaba, quería decirle tantas cosas pero a la vez no sabía cómo empezar, otra vez el juego comenzaba – Akim – fue lo único que salió de mis labios mientras mi pecho se movía acelerado por el éxtasis que sentía en ese momento.
Destiny Dupriê- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 03/12/2011
Re: Just a game? || Privado
Birkoff Seymour era todo un enigma. Hasta el momento, nadie había podido comprenderlo. Las personas con quien se relacionaba no habían sido capaces de interpretar los hilos que conducían cada uno de sus movimientos. Las almas errantes no eran las únicas que le interesaban. Algunas veces, el poder solo quería manifestarse e imponerse sobre aquéllos que eran lo suficientemente débiles para caer en su juego. Destiny estaba demostrando no pertenecer a ese grupo. Ella era una cuestión que le resultaba atractiva. Una y otra vez, daba con la respuesta, solo para descubrir que surgían nuevas. La cambiaformas había despertado un insano interés en él. Estando acostumbrado a ganar todas las guerras al costo que fuera, había decido involucrarla profundamente en un mundo de acertijos, como si compartiera con ella esa parte obsesiva que le ensombrecía. Black no olvidaba que era un monstruo. La noche podía esconder muchos secretos pero él era un ejemplo claro de que vampiros, licántropos y cambiaformas no eran los únicos demonios salidos del infierno que portaban una máscara para caminar entre ellos. Esa noche, el papel que interpretaba era el de Akim. Había elegido ese nombre como burla hacia su maestro y padre, quien había muerto misteriosamente. Lo que nadie sabía, por supuesto, era que su alma había quedado atrapada en el medallón en forma de dragón alado que colgaba de su cuello. El colgante era una versión idéntica del anillo que portaba. Su sentido del humor negro era solo una de sus bastas cualidades. Era una pena que pocos pudiesen reconocérselo. La puerta se abrió y, como si nunca hubiese estado ahí, la frialdad y la ira desaparecieron. Cuando Destiny uniera las piezas del puzle podría ser quien realmente era, el arrogante nigromante que sumaba otra medalla a su estandarte.
Conocía el despacho como la palma de su mano. El interés de Destiny por descubrir la identidad del remitente les había llevado a forjar una amistad. Manipulador como era, había controlado cada detalle con meticulosidad para ganarse su confianza. Black no dejaba nada – nunca – al azar. Todas las probabilidades habidas y por haber se forjaban un camino en su mente. Sabía qué, cómo y cuándo decir algo. Como el narrador que sabe qué va a pasar al final del cuento, dejaba deliberadamente espacios, mismos que solo la imaginación de su acompañante podía llenar. Juntos trabajaban en las pistas que se les daban. Ella era como el vino más añejo. El tiempo que esperó fue suficiente para que grabase cada detalle en su mente. Sabía cuántas cartas se encontraban sobre su escritorio. Algunas aún no habían sido abiertas. ¿Había esperado encontrar alguna carta con la B lacrada? Por supuesto. La respuesta a la cuestión fue inmediata. Destiny no podía ocultar esa excitación que recorría su rostro cuando leía un acertijo. ¿Se había desilusionado? Una sonrisa arrogante amenazó con aparecer en las comisuras de su boca. Desapareció tan pronto como la escuchó llegar. Escucharle decir el nombre de Akim en lugar de su verdadero nombre, le molestaba. ¿Cuán embriagador sería escucharle decir Birkoff de la misma forma? Giró sobre sus talones para enfrentarla. – ¿Dos meses ausente y así es como me recibes, Destiny? Sus dedos jugaban sobre su anillo. El alma de Adrik vibraba a través de éste. Acortó la distancia. Pronto tenía la mano de ella sobre la suya, llevando su dorso hasta sus labios. Tardó más de lo que era correcto. Su mirada nunca se desvió de sus ojos. – Arrebatadora, no es ni de cerca, la palabra que usaría para describirte. El juego había empezado. Los dados habían sido lanzados.
Conocía el despacho como la palma de su mano. El interés de Destiny por descubrir la identidad del remitente les había llevado a forjar una amistad. Manipulador como era, había controlado cada detalle con meticulosidad para ganarse su confianza. Black no dejaba nada – nunca – al azar. Todas las probabilidades habidas y por haber se forjaban un camino en su mente. Sabía qué, cómo y cuándo decir algo. Como el narrador que sabe qué va a pasar al final del cuento, dejaba deliberadamente espacios, mismos que solo la imaginación de su acompañante podía llenar. Juntos trabajaban en las pistas que se les daban. Ella era como el vino más añejo. El tiempo que esperó fue suficiente para que grabase cada detalle en su mente. Sabía cuántas cartas se encontraban sobre su escritorio. Algunas aún no habían sido abiertas. ¿Había esperado encontrar alguna carta con la B lacrada? Por supuesto. La respuesta a la cuestión fue inmediata. Destiny no podía ocultar esa excitación que recorría su rostro cuando leía un acertijo. ¿Se había desilusionado? Una sonrisa arrogante amenazó con aparecer en las comisuras de su boca. Desapareció tan pronto como la escuchó llegar. Escucharle decir el nombre de Akim en lugar de su verdadero nombre, le molestaba. ¿Cuán embriagador sería escucharle decir Birkoff de la misma forma? Giró sobre sus talones para enfrentarla. – ¿Dos meses ausente y así es como me recibes, Destiny? Sus dedos jugaban sobre su anillo. El alma de Adrik vibraba a través de éste. Acortó la distancia. Pronto tenía la mano de ella sobre la suya, llevando su dorso hasta sus labios. Tardó más de lo que era correcto. Su mirada nunca se desvió de sus ojos. – Arrebatadora, no es ni de cerca, la palabra que usaría para describirte. El juego había empezado. Los dados habían sido lanzados.
Birkoff Seymour- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 30/05/2012
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Re: Just a game? || Privado
Emoción más que cualquier cosa me causaban las visitas de Akim, siempre me traía noticias de B, él era el único nexo que tenia para con ese hombre que me traía completamente intrigada, loca y obsesionada por todo lo que el m enviaba, no tenia palabras para explicar cómo me sentía en ese momento mas cuando el parecía estar un poco ¿aburrido? De la espera sonreí ampliamente a la vez que un escalofríos recorría mi cuerpo cuando pronunciaba aquello de los dos meses luego su gesto tan de él, que podría sonrojarme pero parecía que ya estaba acostumbrada a que me tratara de esa forma - ¿Arrebatadora? – cuestione mirando aquellas dos perlas que poseía como ojos, mordí el inferior de mi labio y con delicadeza saque mi mano para darle un abrazo, cierto era que aquel tiempo sin saber de él ni de B los había extrañado de una manera enfermiza – Lo siento – dije y me separe de él, camine hacia el escritorio donde habían dispersas varias cartas, pase mis dedos por ellas buscando la B, necesitaba leerle, apreciar su caligrafía. Suspire con desanimo al no encontrar nada.
Volví a mirarlo, parecía tan sereno, pero sus ojos me demostraban que estaba inquieto, nunca podría entender a ese hombre era lo que más me costaba desde que lo había conocido, desde el primer acertijo que Akim me visitaba, mentiría al decir que no sentía nada por él, porque en realidad me atraía de una manera inexplicable, quizás nunca lo mencione, quizás no sería necesario y el ya lo sabía, me sonroje con aquel pensamientos – Eres el enigma que nunca resolveré Akim – musite rodeando de nuevo el escritorio y apoyando mis piernas en el quedando frente a frente, con el mensajero, con mi amigo, confidente y… - De seguro viniste a dejarme algún recado – voz salió un poco apagada, en realidad no quería pensar en el, ni el Black, ni mucho menos en mi… no podía, aquellos dos meses fuera habían sido una tortura donde había experimentado muchas cosas nuevas y había extrañado algo que ni siquiera me pertenecía - ¿Alguna vez has extrañado algo que no te pertenece? – no sabía por qué había preguntado eso, aun cuando una parte de mi necesitaba una respuesta otra se negaba a aceptar todo lo que al parecer era tan real como lo que sentía en ese momento.
Pase mis manos por los pliegues de mi vestidos ordenándolos, desviando mi atención, el silencio parecía abrazarme en ese lugar, pero no l temía siempre estaba en silencio como cual felino anda de caza, ¿Nerviosa? Si, por algo había venido el hasta acá - ¿Cuántas veces viniste en estos dos meses? – necesitaba respuestas, quería mostrar mi preocupación por mi ausencia, quería demostrar que aun estaba ahí, lista para ese juego, lista para unir las piezas de acertijos sin salida lo necesitaba, como el aire para respirar, como la flor necesita del sol, necesitaba saber los pasos de alguien que no conocía, la idea que tenía en mi cabeza de su apariencia era variada, muchas veces le pregunte al mensajero como era Black y nunca me había respondido con claridad, palabras, frases que no decían nada. Akim era como el consuelo que me quedaba, el era la prueba de que no estaba loca, era la prueba de que en realidad existía alguien detrás de cada una de aquellas infinitas cartas que guardaba en un baúl, el que se encontraba a un lado de la pared, empotrado ahí solo yo lo podía abrir, era algo así como mi tesoro, lo que me daba esperanzas para seguir con todo esto. - ¿Me extrañaste? – no estaba pensando con lógica, no podía tener ideas claras en mi cabeza, moví mi cuerpo con suavidad sonriendo – Digo… normalmente nos vemos a menudo y pasaron dos meses, no… no importa – ni yo misma me entendía parecía que fuera la primera vez que lo veía… en realidad así me sentía… su silencio me mataba mi curiosidad era mucho más grande que cualquier situación… ¡Dime algo!, quise gritar… pero aguarde silencio tomando las cartas sobre el escritorio y las volví a dejar en su lugar.
Volví a mirarlo, parecía tan sereno, pero sus ojos me demostraban que estaba inquieto, nunca podría entender a ese hombre era lo que más me costaba desde que lo había conocido, desde el primer acertijo que Akim me visitaba, mentiría al decir que no sentía nada por él, porque en realidad me atraía de una manera inexplicable, quizás nunca lo mencione, quizás no sería necesario y el ya lo sabía, me sonroje con aquel pensamientos – Eres el enigma que nunca resolveré Akim – musite rodeando de nuevo el escritorio y apoyando mis piernas en el quedando frente a frente, con el mensajero, con mi amigo, confidente y… - De seguro viniste a dejarme algún recado – voz salió un poco apagada, en realidad no quería pensar en el, ni el Black, ni mucho menos en mi… no podía, aquellos dos meses fuera habían sido una tortura donde había experimentado muchas cosas nuevas y había extrañado algo que ni siquiera me pertenecía - ¿Alguna vez has extrañado algo que no te pertenece? – no sabía por qué había preguntado eso, aun cuando una parte de mi necesitaba una respuesta otra se negaba a aceptar todo lo que al parecer era tan real como lo que sentía en ese momento.
Pase mis manos por los pliegues de mi vestidos ordenándolos, desviando mi atención, el silencio parecía abrazarme en ese lugar, pero no l temía siempre estaba en silencio como cual felino anda de caza, ¿Nerviosa? Si, por algo había venido el hasta acá - ¿Cuántas veces viniste en estos dos meses? – necesitaba respuestas, quería mostrar mi preocupación por mi ausencia, quería demostrar que aun estaba ahí, lista para ese juego, lista para unir las piezas de acertijos sin salida lo necesitaba, como el aire para respirar, como la flor necesita del sol, necesitaba saber los pasos de alguien que no conocía, la idea que tenía en mi cabeza de su apariencia era variada, muchas veces le pregunte al mensajero como era Black y nunca me había respondido con claridad, palabras, frases que no decían nada. Akim era como el consuelo que me quedaba, el era la prueba de que no estaba loca, era la prueba de que en realidad existía alguien detrás de cada una de aquellas infinitas cartas que guardaba en un baúl, el que se encontraba a un lado de la pared, empotrado ahí solo yo lo podía abrir, era algo así como mi tesoro, lo que me daba esperanzas para seguir con todo esto. - ¿Me extrañaste? – no estaba pensando con lógica, no podía tener ideas claras en mi cabeza, moví mi cuerpo con suavidad sonriendo – Digo… normalmente nos vemos a menudo y pasaron dos meses, no… no importa – ni yo misma me entendía parecía que fuera la primera vez que lo veía… en realidad así me sentía… su silencio me mataba mi curiosidad era mucho más grande que cualquier situación… ¡Dime algo!, quise gritar… pero aguarde silencio tomando las cartas sobre el escritorio y las volví a dejar en su lugar.
Destiny Dupriê- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 03/12/2011
Re: Just a game? || Privado
La intensidad con que estudiaba cada uno de sus movimientos habría alertado a cualquiera que le conociera lo suficiente. Tanta fascinación por parte del hechicero era un mal augurio. Las personas que fueron objeto de esa misma mirada, terminaron siendo solo carne. Si algo atrapaba a Birkoff, él se encargaba de manipularlo, a sabiendas de cuál sería el resultado. Así que, ¿ahora competía consigo mismo? Una sonrisa arrogante – completamente masculina – curvó su boca mientras la cambiaformas le daba la espalda. No necesitaba acercarse para ver qué hacía. Desde su posición podía escuchar el deslizar de los documentos. Si Akim no estuviese jugando al hombre encantador, habría hecho algún comentario sobre cuán rápido le había ignorado. No. Akim era alguien completamente distinto al hombre que se sentaba en su escritorio a escribir aquéllas cartas. Los acertijos de Black estaban redactados de tal forma que no solo exigían toda la atención de su destinatario, sino que dejaba entrever una ligera porción de todas esas sombras que se unían para dar paso a la oscuridad que lo definía. No era ningún secreto que el redactor estaba obsesionado con la asesina. Las cartas eran solo los preliminares. Sin embargo, había estado tan metido en el papel de Akim que no estaba seguro de querer dejarlo sin saber cuán lejos podía llegar con ella. Era como catar vino. Destiny podía probar ambos y tomar una decisión. Estaba seguro que le gustaría oírla, incluso aunque sabía que no marcaría la diferencia cuando terminasen la carrera. Las preguntas fueron expuestas sobre la mesa y él aún no decidía hasta cuánto aumentar la apuesta. Su boca dibujó una seductora sonrisa. Si algo compartían ambos personajes era esa absoluta seguridad en sí mismos. Birkoff sabía cuán atractivo era y si eso le aseguraba a Akim ganar terrero para llegar a ella, no opondría resistencia.
Dio un paso en su dirección. El nerviosismo de Destiny le embriagaba. Había esperado durante dos malditos meses alguna noticia sobre ella. El enojo aún estaba ahí, dentro de él, acumulándose para escapar en el momento adecuado. No sería delante de ella. No porque no pudiera sino porque Akim nunca se molestaba. Era el ojo del huracán. Pero había alguien qué sí mostraría su enojo, aunque se tratara en unas cuántas palabras. - ¿A cuál de tus cuestiones debería atender, Destiny? ¿Aquéllas que están destinadas a recaudar cualquier pista que pueda hablarte sobre él o aquélla que me concierne a mí y no en calidad de mensajero? No había ira en sus cuestiones, solo una curiosidad que no intentaba disfrazar. ¿Era emulada? La cambiaformas estaba reclinada sobre el escritorio, tomando – nuevamente – la correspondencia entre sus manos. – Creo que eso responde por ti. Señaló con la mirada los documentos. Solo un paso hacía falta para que se tocaran. La mirada que le dedicó era ilegible. No estaba seguro si mostraba esa parte de sí deliberadamente. – ¿Haría alguna diferencia si dijera que, incluso cuando las cartas dejaron de llegar, estuve tras esa puerta, esperando tu regreso? El escritorio hacía imposible que Destiny se alejara. ¿Lo haría si pudiera? Algo cruzó por el rostro de la dama. Fluctuaba ahí, sobre la superficie, como si esperara a que alguien le atrapara. Levantó su mano y la colocó sobre el lado de su cuello, obligándole a mirarlo. Disfrutaba tanto con estos juegos. ¿Cuánto más disfrutaría cuando las piezas del rompecabezas encajaran? - Haz tus preguntas si estás preparada para las respuestas que buscas. La curiosidad era una debilidad. A ella no le importaba cuán consciente fueras del peligro, no escaparías de su agarre. No fácilmente.
Dio un paso en su dirección. El nerviosismo de Destiny le embriagaba. Había esperado durante dos malditos meses alguna noticia sobre ella. El enojo aún estaba ahí, dentro de él, acumulándose para escapar en el momento adecuado. No sería delante de ella. No porque no pudiera sino porque Akim nunca se molestaba. Era el ojo del huracán. Pero había alguien qué sí mostraría su enojo, aunque se tratara en unas cuántas palabras. - ¿A cuál de tus cuestiones debería atender, Destiny? ¿Aquéllas que están destinadas a recaudar cualquier pista que pueda hablarte sobre él o aquélla que me concierne a mí y no en calidad de mensajero? No había ira en sus cuestiones, solo una curiosidad que no intentaba disfrazar. ¿Era emulada? La cambiaformas estaba reclinada sobre el escritorio, tomando – nuevamente – la correspondencia entre sus manos. – Creo que eso responde por ti. Señaló con la mirada los documentos. Solo un paso hacía falta para que se tocaran. La mirada que le dedicó era ilegible. No estaba seguro si mostraba esa parte de sí deliberadamente. – ¿Haría alguna diferencia si dijera que, incluso cuando las cartas dejaron de llegar, estuve tras esa puerta, esperando tu regreso? El escritorio hacía imposible que Destiny se alejara. ¿Lo haría si pudiera? Algo cruzó por el rostro de la dama. Fluctuaba ahí, sobre la superficie, como si esperara a que alguien le atrapara. Levantó su mano y la colocó sobre el lado de su cuello, obligándole a mirarlo. Disfrutaba tanto con estos juegos. ¿Cuánto más disfrutaría cuando las piezas del rompecabezas encajaran? - Haz tus preguntas si estás preparada para las respuestas que buscas. La curiosidad era una debilidad. A ella no le importaba cuán consciente fueras del peligro, no escaparías de su agarre. No fácilmente.
Birkoff Seymour- Hechicero Clase Alta
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Re: Just a game? || Privado
Era extraño pensar en algo lógico en ese minuto, aun cuando mi cabeza no daba vueltas podía sentir como las ideas, sentimientos y emociones si lo hacían, me confundían y hacían que deseara cosas realmente imposibles, pero ahí estaba con el mensajero, Akim siempre fiel ¿A quién? Esa era mi gran duda, ¿A quien era fiel Akim a B o a mí? La respuesta seria un gatillante entre el peligro, el romance, el deseo, el miedo y quien sabe Dios cuantas cosas más. Siempre me había preguntado por que seguía viniendo, porque no enviaba a otro mensajero. Ellos dos se conocían ambos confiaban en el otro. No, Black no confía en nadie, mi pecho se inflo y lo pude ver cerca de mí, el escritorio me atrapaba, no deseaba escapar, tenia cosas que preguntar la curiosidad afloraba por mi piel y estaba casi segura que Akim sabía perfectamente que todo lo relacionado con el o con quien escribía las cartas me emocionaba más que nada en eta vida. Podría decir que aquellos dos eran mi pecado inalcanzable, no se podía jugar con el títere ya que el dueño se enteraría. Y ahí nuevamente salía a relucir la pregunta ¿En quien confía más Akim?, la saliva paso por mi garganta que en cosa de segundos se había secado. Nervios, ansias, yo seguía sumando emociones y sentidos a ese momento.
No me quedo otra opción de mirarle a los ojos, ¡Dios pero que ojos! Nunca lo había visto, de todas las veces que nos habíamos encontrado nunca había reparado en sus bellos pero extraños ojos tenía una mirada penetrante, profunda pero a la vez vacía ¿Por qué?, su mano en mi cuello, su piel junto a la mía causo que los bellos de mi piel se erizaran cual felino en alerta estuviera – Akim – dije al fin sin dejar de mirarlo, sin dejar de pensar – Deberías atender a mi… a Destiny… si no fuera por B, nunca nos hubiéramos conocido – mi facciones permanecieron intactas tal vez mi pupila era la única que expresaba algo mas allá de la frialdad que denotaban mis palabras – Siempre harías la diferencia – quise posar mi mano sobre su pecho pero renegué de aquel impulso empuñando con delicadeza la misma. – ¿Que te trajo a estar tras mi puerta sin esperar una carta a cambio? Dime Akim, ¿si sabias que no volvería en un largo tiempo que te mantuvo aun a la espera? – Me incline hacia él, el mensajero no me intimidaba más me intrigaba todo lo que el sabia, era neutral… ¿seria así? Las preguntas afloraban en mi cabeza, las ideas de quererlo y tenerlo tanto como a B crecían en mi interior, el era lo único que conocía de mi acosador, de Black.
Acerque lo que más pude mi rostro al ajeno, aun con su mano en mi cuello, sentía la presión pero no me importaba, mi sangre corría veloz por mi interior, excitación claro ahora no aguante y tome su camisa a la altura de su pecho, me aferre de ella y lo acerque hacia mí. Juntos más de lo permitido estábamos en ese momento. – Siempre estoy preparada para tus respuestas – susurre alzando el mentón para recitar aquella oración a la altura de su oído. Estaba tensa, engrifada ¿Qué haría Akim para calmar la situación? O ¿Qué desastre puede ocurrir?. Aguarde silencio y me tomándome la libertad mi nariz rozo su mejilla inspire su aroma, simplemente deliciosos una verdadera droga una prohibida que cualquiera… incluso yo se atrevería a probar.
No me quedo otra opción de mirarle a los ojos, ¡Dios pero que ojos! Nunca lo había visto, de todas las veces que nos habíamos encontrado nunca había reparado en sus bellos pero extraños ojos tenía una mirada penetrante, profunda pero a la vez vacía ¿Por qué?, su mano en mi cuello, su piel junto a la mía causo que los bellos de mi piel se erizaran cual felino en alerta estuviera – Akim – dije al fin sin dejar de mirarlo, sin dejar de pensar – Deberías atender a mi… a Destiny… si no fuera por B, nunca nos hubiéramos conocido – mi facciones permanecieron intactas tal vez mi pupila era la única que expresaba algo mas allá de la frialdad que denotaban mis palabras – Siempre harías la diferencia – quise posar mi mano sobre su pecho pero renegué de aquel impulso empuñando con delicadeza la misma. – ¿Que te trajo a estar tras mi puerta sin esperar una carta a cambio? Dime Akim, ¿si sabias que no volvería en un largo tiempo que te mantuvo aun a la espera? – Me incline hacia él, el mensajero no me intimidaba más me intrigaba todo lo que el sabia, era neutral… ¿seria así? Las preguntas afloraban en mi cabeza, las ideas de quererlo y tenerlo tanto como a B crecían en mi interior, el era lo único que conocía de mi acosador, de Black.
Acerque lo que más pude mi rostro al ajeno, aun con su mano en mi cuello, sentía la presión pero no me importaba, mi sangre corría veloz por mi interior, excitación claro ahora no aguante y tome su camisa a la altura de su pecho, me aferre de ella y lo acerque hacia mí. Juntos más de lo permitido estábamos en ese momento. – Siempre estoy preparada para tus respuestas – susurre alzando el mentón para recitar aquella oración a la altura de su oído. Estaba tensa, engrifada ¿Qué haría Akim para calmar la situación? O ¿Qué desastre puede ocurrir?. Aguarde silencio y me tomándome la libertad mi nariz rozo su mejilla inspire su aroma, simplemente deliciosos una verdadera droga una prohibida que cualquiera… incluso yo se atrevería a probar.
Destiny Dupriê- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 03/12/2011
Re: Just a game? || Privado
Los engranajes se movían cada vez con más rapidez. Tenerla arrinconada solo hacía más fácil leerla. Había conquistado a muchas damas. Sabía que era el deseo lo que hacía que sus orbes se cristalizaran. Luchó contra esa sonrisa arrogante que – en cualquier otra situación – habría aparecido sin vacilación. Akim era un personaje peculiar debido a que carecía de las cualidades que hacían a Birkoff un dios. La asesina era asaltada por ambas personalidades y ni siquiera se daba por enterada. Las respuestas que el mensajero hallaba cuando estaba a su alrededor, solo aumentaban en escala la estrategia del brujo. Akim era el caballo de Troya. El obsequio que la llevaría a su auto destrucción una vez que encontrase el momento oportuno. Sus palabras dejaron claro que el hombre tras los acertijos se marcaba otro tanto. Eso le molestó a un nivel que no quería considerar. ¿Se creía especial? Él quería demostrarle que podía romperla. Su mente y, mucho menos su cuerpo, saldría intacto cuando terminasen con los juegos previos. Para eliminar obstáculos, era necesario hacer sacrificios. Era la forma en que la magia trabajaba. Que él se hubiese decantado por la negra, significaba que podría pasar por alto algunas reglas. La cambiaformas estaba pisando terrenos peligroso. Iba a quemarse y no iba a gustarle. Había un límite para cada hombre, incluso para un personaje ficticio. Esa vez, no se molestó en ocultar su sonrisa. Sus comisuras se curvaron con una lentitud pasmosa. Sus dedos se enterraron en la rubia melena, atrayéndola más a su piel. Había posesividad en la forma en que la tocaba. Separó su cabeza de su mejilla solo el segundo necesario para saquear su boca. Atrapó su labio inferior entre sus dientes, acariciando infamemente.
Embistió en su interior, satisfecho con su jadeo, con la forma en que su lengua golpeaba contra la suya. Eran dos espadas que contraatacaban cuando la otra ganaba terreno. La empujó sobre el escritorio, sobre las cartas que él mismo habían enviado. Ya habría tiempo para la furia de Birkoff. Su mensajero se estaba llevando su premio. No iba a gustarle – incluso si eran la misma persona – que Destiny se burlara. Cobraría con creces el desliz que cometieran. La fémina se arqueó bajo su cuerpo. Su erección presionó contra la falda de su vestido. ¡Maldita sea! ¿Tenía que preocuparse por mantener la farsa? Se alejó de su boca, con un gruñido casi animal proviniendo de su pecho. Disfrutó con la mirada aturdida que le dio. – Destiny. Necesitas tomar una decisión. Nos detenemos y nos comportamos o… Su voz disminuyó. Sus palabras cayendo sobre esos sonrosados labios. – Me permites desnudarte y te prometo, que no voy a comportarme. Su boca se cerró sobre la de ella un vez más, labios y lengua evocando una respuesta. Quería que no se preocupara por su autocontrol. Después de unos pocos minutos, rompió el beso para juguetear con su lóbulo. – Decide ahora, cariño. Antes de que decida por ti. E iba hacerlo. Si seguía respondiendo de esa forma, iba a olvidarse de porqué estaba preguntando. Sería ella quien tuviese que pagar las consecuencias. Después de todo, era el mismo hombre que la había contratado, quien con sus mentiras la había ganado. Sus dedos tocaban la piel que podían alcanzar, donde la tela no se interponía. La lujuria iba a arrasar con todo a su paso. Las cartas cayeron sobre el piso por culpa de sus movimientos. La elegante letra de su inicial se burlaba de ellos.
Embistió en su interior, satisfecho con su jadeo, con la forma en que su lengua golpeaba contra la suya. Eran dos espadas que contraatacaban cuando la otra ganaba terreno. La empujó sobre el escritorio, sobre las cartas que él mismo habían enviado. Ya habría tiempo para la furia de Birkoff. Su mensajero se estaba llevando su premio. No iba a gustarle – incluso si eran la misma persona – que Destiny se burlara. Cobraría con creces el desliz que cometieran. La fémina se arqueó bajo su cuerpo. Su erección presionó contra la falda de su vestido. ¡Maldita sea! ¿Tenía que preocuparse por mantener la farsa? Se alejó de su boca, con un gruñido casi animal proviniendo de su pecho. Disfrutó con la mirada aturdida que le dio. – Destiny. Necesitas tomar una decisión. Nos detenemos y nos comportamos o… Su voz disminuyó. Sus palabras cayendo sobre esos sonrosados labios. – Me permites desnudarte y te prometo, que no voy a comportarme. Su boca se cerró sobre la de ella un vez más, labios y lengua evocando una respuesta. Quería que no se preocupara por su autocontrol. Después de unos pocos minutos, rompió el beso para juguetear con su lóbulo. – Decide ahora, cariño. Antes de que decida por ti. E iba hacerlo. Si seguía respondiendo de esa forma, iba a olvidarse de porqué estaba preguntando. Sería ella quien tuviese que pagar las consecuencias. Después de todo, era el mismo hombre que la había contratado, quien con sus mentiras la había ganado. Sus dedos tocaban la piel que podían alcanzar, donde la tela no se interponía. La lujuria iba a arrasar con todo a su paso. Las cartas cayeron sobre el piso por culpa de sus movimientos. La elegante letra de su inicial se burlaba de ellos.
Birkoff Seymour- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 30/05/2012
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Re: Just a game? || Privado
De alguna forma muy extraña deseaba que la situación tomara otro giro, pero de otra forma más radical sabia que sería el peor de los errores, mi subconsciente gritaba que saliera de aquel lugar mientras mis instintos me hacían permanecer ahí, tan ardiente como me encontraba el, era mi el lazo más fuerte que me unía a Black, ¿Por qué no probar?, me arrepentiría después nunca haberlo hecho y yo, no me arrepentía de nada. No alcance a morderme el labio cuando ya me encontraba en aquella disputa de quien arrancaba el aliento del otro, en un abrir y cerrar de ojos, me dejaron de importar aquellas cartas, la caligrafía, me dejo de importar B, deje de temerle, por que tenia entre mis brazos a una pieza del juego, el peón, que nadie quiere pero del cual se podía disfrutar. Mi cuerpo se quedo en el escritorio, mis manos hicieron del un prisionero, sentí el roce, sentí aquellas ganas provenir de el, y sentía como mi cuerpo lo deseaba. Como si hubiera esperado siglos mis dedos recorrieron su espalda trazando líneas llegando a su nuca donde mis dedos apretaron con fuerza aquella cabellera corta, ¡Dios! Que aroma, que sabor… El pecado, porque eso era, lo prohibido, estaba en la cuerda floja donde un paso en falso y todo se derrumbaría, el solo hecho de pensar en las palabras de B me estremecieron y él se alejo.
Sus ojos encendidos decían lo que sus palabras querían a gritos, así lo sentí, tome aire para hablar pero fue imposible, no sé quien se acerco primero si él o yo, pero el beso siguió el aire falto y sus palabras penetraban mi interior, la fiera que habita en mi interior salto como cual presa queriendo al mensajero en ese momento. Las cartas cayeron al suelo y esa era la respuesta de todo lo que había dicho – Probar lo Prohibido – decidí mientras y mano volvía afirmar la camisa de él y con fuerzas lo atraje a mi cuerpo, mis labios se apoderaron de los suyos una mordida y todo estaba entregado, ni santa, ni puta… simplemente Destiny. Sobre el escritorio separe mis piernas obligando al cuerpo de Akim ponerse ahí estaba de pie, desnudarlo, desnudarme no importaba el orden, el resultado sería al final el mismo. – No dudes en hacerlo, porque no deseo que te comportes – las paredes eran los ojos y oídos de la casa o de Black, no importaba, no quería comportarme y no dejaría que el fuer el caballero que siempre había sido, era momento, claro que si donde los más bajos instintos salían a flote, el con su erección que había sentido me lo decía y yo sin detener ninguno de sus pasos le daba la libertad de tomar mi cuerpo, mas nunca mi alma.
Mis piernas hicieron presión en sus caderas, estaba en mi jaula y no lo dejaría escapar. Mis dientes se apoderaron de su labio inferior, sin mucho cuidado mordí sin lastimar pero con fuerzas para luego besar de manera eufórica, como si fuera algo esperado, ¿lo era?... tal vez. Descontrol, eso provocaba en mí, la fiera que llevada dentro salía a flote apoderándose con garras de lo que deseaba como si fuera la presa más sabrosa del lugar, lo era… Morder, lamer, saborear la fiera jugaba con mi cuerpo apoderándose de mi control, sacando aquello que oculto entre mi buen vestir estaba. Un gemido salió de mis labios ya no era simplemente yo – Akim – susurre en sus labios para que de inmediato mis manos buscaran su piel, su calor, su centro.
Sus ojos encendidos decían lo que sus palabras querían a gritos, así lo sentí, tome aire para hablar pero fue imposible, no sé quien se acerco primero si él o yo, pero el beso siguió el aire falto y sus palabras penetraban mi interior, la fiera que habita en mi interior salto como cual presa queriendo al mensajero en ese momento. Las cartas cayeron al suelo y esa era la respuesta de todo lo que había dicho – Probar lo Prohibido – decidí mientras y mano volvía afirmar la camisa de él y con fuerzas lo atraje a mi cuerpo, mis labios se apoderaron de los suyos una mordida y todo estaba entregado, ni santa, ni puta… simplemente Destiny. Sobre el escritorio separe mis piernas obligando al cuerpo de Akim ponerse ahí estaba de pie, desnudarlo, desnudarme no importaba el orden, el resultado sería al final el mismo. – No dudes en hacerlo, porque no deseo que te comportes – las paredes eran los ojos y oídos de la casa o de Black, no importaba, no quería comportarme y no dejaría que el fuer el caballero que siempre había sido, era momento, claro que si donde los más bajos instintos salían a flote, el con su erección que había sentido me lo decía y yo sin detener ninguno de sus pasos le daba la libertad de tomar mi cuerpo, mas nunca mi alma.
Mis piernas hicieron presión en sus caderas, estaba en mi jaula y no lo dejaría escapar. Mis dientes se apoderaron de su labio inferior, sin mucho cuidado mordí sin lastimar pero con fuerzas para luego besar de manera eufórica, como si fuera algo esperado, ¿lo era?... tal vez. Descontrol, eso provocaba en mí, la fiera que llevada dentro salía a flote apoderándose con garras de lo que deseaba como si fuera la presa más sabrosa del lugar, lo era… Morder, lamer, saborear la fiera jugaba con mi cuerpo apoderándose de mi control, sacando aquello que oculto entre mi buen vestir estaba. Un gemido salió de mis labios ya no era simplemente yo – Akim – susurre en sus labios para que de inmediato mis manos buscaran su piel, su calor, su centro.
Destiny Dupriê- Cambiante Clase Alta
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