AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La Maestría no se obtiene Mágicamente [Hero]
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La Maestría no se obtiene Mágicamente [Hero]
Recuerdo del primer mensaje :
Y allí estaba Larisa, parada frente a la mansión del que ahora sería su maestro de canto. Barnhard, el mayordomo, la acompañó hasta el lugar, cuidando de que nada ni nadie se le acercara. En esos aspectos la joven pensaba que era un hombre muy receloso. Luego recordaba que había sido un Cosaco, un guardia de Palacio. Quizá allí había aprendido a ser tan desconfiado.
Fuera de eso, Larisa estaba sorprendida por el estilo de la mansión. Era bastante... única, particular. Estaba hecha para parecer un castillo, pero sin las dimensiones de uno. Le recordaba, de cierto modo, a las construcciones Germanas y Austríacas. Su casa, de hecho, parecía bastante pequeña al lado. Y eso que ella consideraba que su hogar, construido a las maneras de Europa del Este, era bastante intimidante.
Tragó saliva. No estaba segura de querer entrar. Aunque luego recordó a qué venía y esa sensación desapareció. Miró un momento a su Mayordomo. Se supone que él tenía que hacer los honores de presentarla, aunque parecía más bien reacio. Como si el ambiente no le gustara.
-Barnhard, ¿Estás bien? ¿Por qué tienes esa cara?
-Por nada, Miss Lara. Este viejo mayordomo está perfectamente. Recuerde que si me necesita yo estaré por aquí, esperándola. No confío en estos artistas- masculló, con su voz parecida a la de un oso.
Larisa sólo asintió. Sabía que podía confiar en Barnhard para cualquier asunto. Era como su segundo padre. El hombre avanzó en soledad, tocó la puerta de entrada de aquella mansión, y le explicó a la ama de llaves quién era la invitada y lo que le traía allí. La mujer sólo asintió y recibió a la joven, a la vez que Barnhard se iba, casi con renuencia, a vigilar a los alrededores.
Con pasos algo temblorosos, Larisa entró a la mansión. Quizá un poco intimidada, pero también ansiosa.
Iba a aprender a cantar.
Y allí estaba Larisa, parada frente a la mansión del que ahora sería su maestro de canto. Barnhard, el mayordomo, la acompañó hasta el lugar, cuidando de que nada ni nadie se le acercara. En esos aspectos la joven pensaba que era un hombre muy receloso. Luego recordaba que había sido un Cosaco, un guardia de Palacio. Quizá allí había aprendido a ser tan desconfiado.
Fuera de eso, Larisa estaba sorprendida por el estilo de la mansión. Era bastante... única, particular. Estaba hecha para parecer un castillo, pero sin las dimensiones de uno. Le recordaba, de cierto modo, a las construcciones Germanas y Austríacas. Su casa, de hecho, parecía bastante pequeña al lado. Y eso que ella consideraba que su hogar, construido a las maneras de Europa del Este, era bastante intimidante.
Tragó saliva. No estaba segura de querer entrar. Aunque luego recordó a qué venía y esa sensación desapareció. Miró un momento a su Mayordomo. Se supone que él tenía que hacer los honores de presentarla, aunque parecía más bien reacio. Como si el ambiente no le gustara.
-Barnhard, ¿Estás bien? ¿Por qué tienes esa cara?
-Por nada, Miss Lara. Este viejo mayordomo está perfectamente. Recuerde que si me necesita yo estaré por aquí, esperándola. No confío en estos artistas- masculló, con su voz parecida a la de un oso.
Larisa sólo asintió. Sabía que podía confiar en Barnhard para cualquier asunto. Era como su segundo padre. El hombre avanzó en soledad, tocó la puerta de entrada de aquella mansión, y le explicó a la ama de llaves quién era la invitada y lo que le traía allí. La mujer sólo asintió y recibió a la joven, a la vez que Barnhard se iba, casi con renuencia, a vigilar a los alrededores.
Con pasos algo temblorosos, Larisa entró a la mansión. Quizá un poco intimidada, pero también ansiosa.
Iba a aprender a cantar.
Larisa Navratinova- Humano Clase Alta
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Re: La Maestría no se obtiene Mágicamente [Hero]
-Em... no. Vuelvo a tocar, lo siento.
Tratando de no preocuparse demasiado, volvió a concentrarse en el mundo en blanco y negro de las teclas del piano. Aún así, no podía dejar de pensar si es que estaba enfermo o no. Afortunadamente para ella, su mente vagabunda no afectaba en nada a su desempeño frente al instrumento. Aparte de ser bastante buena tocando, tenía además maestría en ocultar sus cavilaciones mientras hacía algo.
Escuchó a medias el ofrecimiento. La verdad, un poco de té no le haría nada mal. Lo pidió en voz baja, procurando concentrarse en un par de blancas algo complicadas. Luego de eso, lo sintió salir. Se había quedado sola, dando rienda suelta a sus pensamientos. Su cara se contrajo en una mueca que mezclaba preocupación y culpabilidad.
Si se sentía así de mal- o al menos, eso era lo que ella creía-, ¿Por qué no detenía la clase y ya? Ella entendería. No era tan mala después de todo. No se enfadaría ni nada parecido. Se supone que la salud era algo importante para la vida, un tesoro que había que cuidar. Larisa había aprendido esa lección por las malas, y ahora le tenía bastante respeto. Pero estaba bastante alejada del problema de su maestro, y si hubiera tenido una idea más clara, posiblemente no hubiera querido saber demasiado. La curiosidad puede ser peligrosa a veces, ¿no?
Cuando volvió a la realidad, había terminado de tocar y Hero aún no llegaba.
Tratando de no preocuparse demasiado, volvió a concentrarse en el mundo en blanco y negro de las teclas del piano. Aún así, no podía dejar de pensar si es que estaba enfermo o no. Afortunadamente para ella, su mente vagabunda no afectaba en nada a su desempeño frente al instrumento. Aparte de ser bastante buena tocando, tenía además maestría en ocultar sus cavilaciones mientras hacía algo.
Escuchó a medias el ofrecimiento. La verdad, un poco de té no le haría nada mal. Lo pidió en voz baja, procurando concentrarse en un par de blancas algo complicadas. Luego de eso, lo sintió salir. Se había quedado sola, dando rienda suelta a sus pensamientos. Su cara se contrajo en una mueca que mezclaba preocupación y culpabilidad.
Si se sentía así de mal- o al menos, eso era lo que ella creía-, ¿Por qué no detenía la clase y ya? Ella entendería. No era tan mala después de todo. No se enfadaría ni nada parecido. Se supone que la salud era algo importante para la vida, un tesoro que había que cuidar. Larisa había aprendido esa lección por las malas, y ahora le tenía bastante respeto. Pero estaba bastante alejada del problema de su maestro, y si hubiera tenido una idea más clara, posiblemente no hubiera querido saber demasiado. La curiosidad puede ser peligrosa a veces, ¿no?
Cuando volvió a la realidad, había terminado de tocar y Hero aún no llegaba.
Larisa Navratinova- Humano Clase Alta
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Re: La Maestría no se obtiene Mágicamente [Hero]
Asentí y volví a verla tocando, cosa que me hizo sonreír pues al menos había obviado rápidamente mis molestias. Sus dedos se movían con tranquilidad sobre una nueva melodía y escuché tranquilo como iba la cosa. Ella con evidencia adoraba mucho mas el piano que cantar, pero seguro que aprendiendo las dos cosas a la vez, sería espectacular.
Me giré al escuchar por fin lo que deseaba y me encaminé con algo de rapidez hacía la casa. Procurando que sea una rapidez humana y que no se me escape ningún movimiento vampiresco. Pues en ese momento, donde me volvía mas vampiro de lo usual, me volvía a su vez mas torpe y bruto.
Cuando llegué a la cocina, deje a calentar el agua para el té. Y busqué un buen whisky, bebiendo un poco dentro, mientras el agua se calentaba, busqué lo necesario con una galletas en los costados del platito de la taza y cuando al fin el agua se calentó lo vertí en las hebras de té naturales que teníamos en la casa. Preparando un vaso bastante grande de whisky, empezando a volver hacía el piano.
-Y como va eso?
Pregunté mientras apoyaba la taza de té en un costado sobre el piano, cuidadosamente también apoyé mi vaso y bebí otro buen trago. Mi piel seguí tan pálida como una nube, pero al menos ahora mis ojos no tenían la mirada de querer comerse al mundo. Mas bien disfrutaba de ese calor que entraba por mi cuerpo. Una pequeña mentira para la insatisfacción alimenticia. Suavemente deslicé mis dedos hacia su pecho y abdomen y le apreté un poco. El aroma a sangre se escurría por mi nariz, pero procuré no prestarle atención, comprobando que aquel apoyo se había ido bastante. Negué mirándola y solo le sonreí un poco.
-Bueno, no importa ahora. De tarea tendrás que aprenderte toda esa partitura y ya veremos. Si puedes mantener el apoyo durante diez minutos tocando, intentaremos que cantes al mismo tiempo.
Espeté revisando el cuaderno que había hecho para ella. Mientras bebía del gran vaso de whisky, probablemente si un humano bebía todo eso, terminaba tan borracho como ninguno. Pero por lo contrario, a mi no me ponía borracho, y solo lo usaba por placer y para dar calor a mi cuerpo a falta de sangre. Una especie de trampa para vampiros.
Revisé y comprobé que habíamos hecho parte de lo que iba a hacer la segunda clase. Claro, se suponía que ese día solo sería aprender a apoyar, pero ella lo había hecho en poco tiempo. Era increíble. Me resulto alucinante saber que ella podía hacerlo con perseverancia; tan buena, que era envidiable.
Me giré al escuchar por fin lo que deseaba y me encaminé con algo de rapidez hacía la casa. Procurando que sea una rapidez humana y que no se me escape ningún movimiento vampiresco. Pues en ese momento, donde me volvía mas vampiro de lo usual, me volvía a su vez mas torpe y bruto.
Cuando llegué a la cocina, deje a calentar el agua para el té. Y busqué un buen whisky, bebiendo un poco dentro, mientras el agua se calentaba, busqué lo necesario con una galletas en los costados del platito de la taza y cuando al fin el agua se calentó lo vertí en las hebras de té naturales que teníamos en la casa. Preparando un vaso bastante grande de whisky, empezando a volver hacía el piano.
-Y como va eso?
Pregunté mientras apoyaba la taza de té en un costado sobre el piano, cuidadosamente también apoyé mi vaso y bebí otro buen trago. Mi piel seguí tan pálida como una nube, pero al menos ahora mis ojos no tenían la mirada de querer comerse al mundo. Mas bien disfrutaba de ese calor que entraba por mi cuerpo. Una pequeña mentira para la insatisfacción alimenticia. Suavemente deslicé mis dedos hacia su pecho y abdomen y le apreté un poco. El aroma a sangre se escurría por mi nariz, pero procuré no prestarle atención, comprobando que aquel apoyo se había ido bastante. Negué mirándola y solo le sonreí un poco.
-Bueno, no importa ahora. De tarea tendrás que aprenderte toda esa partitura y ya veremos. Si puedes mantener el apoyo durante diez minutos tocando, intentaremos que cantes al mismo tiempo.
Espeté revisando el cuaderno que había hecho para ella. Mientras bebía del gran vaso de whisky, probablemente si un humano bebía todo eso, terminaba tan borracho como ninguno. Pero por lo contrario, a mi no me ponía borracho, y solo lo usaba por placer y para dar calor a mi cuerpo a falta de sangre. Una especie de trampa para vampiros.
Revisé y comprobé que habíamos hecho parte de lo que iba a hacer la segunda clase. Claro, se suponía que ese día solo sería aprender a apoyar, pero ella lo había hecho en poco tiempo. Era increíble. Me resulto alucinante saber que ella podía hacerlo con perseverancia; tan buena, que era envidiable.
Invitado- Invitado
Re: La Maestría no se obtiene Mágicamente [Hero]
Vaya, estaba tomando demasiado, pero lo más extraño era que no se veía ebrio. La chica arqueó una ceja. Posiblemente era bastante tolerante al alcohol. Pero quién era ella para juzgar. Además, ni siquiera estaba en su casa. Tenía aún menos derecho a regañarlo.
Le dedicó una pequeña sonrisa cuando oyó que esas partituras eran su tarea. Después de haberlas tocado de corrido no iba a ser tan difícil aprenderlas de memoria, así que no se preocupó realmente. Tendría tiempo para practicar todo lo que quisiera en la mañana. ¿Eso significaba que la clase se había terminado por hoy? No demoró mucho en exponer su pregunta mental, aún sabiendo de antemano cuál era la respuesta.
-Entonces, ¿La clase ha finalizado? Si ese es el caso, ¿Cuándo nos volveremos a encontrar?- agregó aquella segunda pregunta para tener una fecha clara. No era de las personas que venían aleatoriamente a practicar. Era más bien constante.
Y esperaba que no fuera un día demasiado alejado, o sentiría que todo lo aprendido se le olvidaría de golpe. No quería eso. Lo que más deseaba ahora era aprender, poder cantar como lo había hecho él en el Teatro, la primera vez que le oyó.
Off: Hero perdóname por la demora, que la user es un duende navideño esclavizado ._.
Le dedicó una pequeña sonrisa cuando oyó que esas partituras eran su tarea. Después de haberlas tocado de corrido no iba a ser tan difícil aprenderlas de memoria, así que no se preocupó realmente. Tendría tiempo para practicar todo lo que quisiera en la mañana. ¿Eso significaba que la clase se había terminado por hoy? No demoró mucho en exponer su pregunta mental, aún sabiendo de antemano cuál era la respuesta.
-Entonces, ¿La clase ha finalizado? Si ese es el caso, ¿Cuándo nos volveremos a encontrar?- agregó aquella segunda pregunta para tener una fecha clara. No era de las personas que venían aleatoriamente a practicar. Era más bien constante.
Y esperaba que no fuera un día demasiado alejado, o sentiría que todo lo aprendido se le olvidaría de golpe. No quería eso. Lo que más deseaba ahora era aprender, poder cantar como lo había hecho él en el Teatro, la primera vez que le oyó.
Off: Hero perdóname por la demora, que la user es un duende navideño esclavizado ._.
Larisa Navratinova- Humano Clase Alta
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Re: La Maestría no se obtiene Mágicamente [Hero]
Enarqué una ceja ante aquella sonrisa ajena y negué con suavidad, apoyando la mano sobre sus cabellos. Ella realmente parecía muy contenta de las tareas y demás cosas. Seguro disfrutaba bastante su vida, eso era bueno. Me ponía feliz de saber que las cosas iban bien y podía ver en sus ojos bastante decisión y ganas de aprender. Algo que últimamente se veía poco. La mayoría de los jóvenes aristócratas, querían sobrevivir de herencias, y casamientos arreglados.
Y un claro asentimiento se vio en mi cabeza mientras bebía y bebía. Apoyé el vaso, ya vacío y miré a un lado, estaba demasiado oscuro y era hora de ir a cenar. Había pasado realmente mucho tiempo allí y todo bastante bien utilizado. Lo único fuera de las clases de canto habían sido los toques de piano, pero era mejor de ese modo, mezclarle ambas cosas que le gusten; para así idear la fórmula perfecta para que ella deseara aprender mas y mas. ¿No somos los humanos, seres egoístas y caprichosos? Realmente si, solo pensamos en nosotros, en nuestra satisfacción y cuando algo no nos gusta, lo desechamos, sin ninguna vuelta que darle. Por esa razón buscaba gusto, y placer.
-Si, por hoy si. La próxima clase será en dos días. A la misma hora. Lo haremos dos o tres veces por semana. Recuerda que tengo trabajo, por eso no mas días. Te parece?
Nuevamente volví a apoyar mi mano sobre esos rizos dorados y enredé mi dedo en un rulo. Sonriendo de lado. Mi piel estaba congelada, así que separé rápidamente mi mano para que no lo notase completamente. Ya que por un momento lo había olvidado, el hecho de que seguro lucía como un muerto andante. Eso me preocupaba, pero era casi seguro que ella pensaría que era una especie de enfermedad terminal, que ciertamente lo era. O alguna otra cosa. Lo que si esperaba era que no piense que era contagioso o algo de eso. Ya que de ser así, esa sería nuestra última clase.
Ya vería, si la volvía a ver en dos días, era por que sus raros pensamientos eran simplemente, mas raros de lo que podía imaginar. De no verla, tendría mas tiempo libre y nuevamente volvería a mi molesta rutina de hacer lo que quería.
-Venga, te acompañaré. Tu carruaje esta afuera o deseas ir en el mío?
Y un claro asentimiento se vio en mi cabeza mientras bebía y bebía. Apoyé el vaso, ya vacío y miré a un lado, estaba demasiado oscuro y era hora de ir a cenar. Había pasado realmente mucho tiempo allí y todo bastante bien utilizado. Lo único fuera de las clases de canto habían sido los toques de piano, pero era mejor de ese modo, mezclarle ambas cosas que le gusten; para así idear la fórmula perfecta para que ella deseara aprender mas y mas. ¿No somos los humanos, seres egoístas y caprichosos? Realmente si, solo pensamos en nosotros, en nuestra satisfacción y cuando algo no nos gusta, lo desechamos, sin ninguna vuelta que darle. Por esa razón buscaba gusto, y placer.
-Si, por hoy si. La próxima clase será en dos días. A la misma hora. Lo haremos dos o tres veces por semana. Recuerda que tengo trabajo, por eso no mas días. Te parece?
Nuevamente volví a apoyar mi mano sobre esos rizos dorados y enredé mi dedo en un rulo. Sonriendo de lado. Mi piel estaba congelada, así que separé rápidamente mi mano para que no lo notase completamente. Ya que por un momento lo había olvidado, el hecho de que seguro lucía como un muerto andante. Eso me preocupaba, pero era casi seguro que ella pensaría que era una especie de enfermedad terminal, que ciertamente lo era. O alguna otra cosa. Lo que si esperaba era que no piense que era contagioso o algo de eso. Ya que de ser así, esa sería nuestra última clase.
Ya vería, si la volvía a ver en dos días, era por que sus raros pensamientos eran simplemente, mas raros de lo que podía imaginar. De no verla, tendría mas tiempo libre y nuevamente volvería a mi molesta rutina de hacer lo que quería.
-Venga, te acompañaré. Tu carruaje esta afuera o deseas ir en el mío?
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Re: La Maestría no se obtiene Mágicamente [Hero]
Larisa estaba a punto de pedir el carruaje, pero la visión de Barnhard y el coche la hicieron desistir. ¿Cómo era que aquel hombre sabía todo? ¿Es que acaso usaba magia? ¿O era un espía sin precedentes? Bueno, lo que importaba ahora era que la había ido a buscar. Era un alivio. A decir verdad, sentía vergüenza de pedir cosas a los demás.
Llevaba en sus manos las partituras que debía aprender, con mucho cuidado para no doblarlas o estropearlas. Las hojas de música eran para ella como objetos sagrados que debían de ser cuidados al extremo. Cualquier daño podía hacer que toda esa belleza se perdiera, y eso le causaba dolor. ¿Cómo dejar que algo tan hermoso como el sonido de las notas escrito en el papel se fuera así sin más?
-Entiendo, y muchas gracias por el ofrecimiento. Ojalá mejores- agregó, mirando el pálido semblante de su maestro. Esperaba que no fuera nada grave, o se sentiría realmente culpable de haber abusado de su hospitalidad.
Cuando llegaron a la puerta, un ceñudo Barnhard estaba esperando a su niña, ojalá sana y salva. Soltó un suspiro de alivio al verla, totalmente sana. Y, aunque seguía viendo a Hero con desconfianza, al menos su semblante se suavizó un poco. Quizá esto de que la niña aprendiera a cantar no era tan malo después de todo.
-Es tarde, Larisa. Vamos. Muchas gracias por su hospitalidad- espetó rápidamente aquel hombre que fue un soldado alguna vez, tomando a su protegida de la mano y casi arrastrándola hacia la salida. La chica apenas alcanzó a hacer una reverencia cuando ya estaba fuera del umbral. Se despidió de su maestro con un asentimiento de cabeza, ya que sus manos estaban ocupadas con las partituras y su mayordomo.
Volvería en dos días más, lista y dispuesta.
Llevaba en sus manos las partituras que debía aprender, con mucho cuidado para no doblarlas o estropearlas. Las hojas de música eran para ella como objetos sagrados que debían de ser cuidados al extremo. Cualquier daño podía hacer que toda esa belleza se perdiera, y eso le causaba dolor. ¿Cómo dejar que algo tan hermoso como el sonido de las notas escrito en el papel se fuera así sin más?
-Entiendo, y muchas gracias por el ofrecimiento. Ojalá mejores- agregó, mirando el pálido semblante de su maestro. Esperaba que no fuera nada grave, o se sentiría realmente culpable de haber abusado de su hospitalidad.
Cuando llegaron a la puerta, un ceñudo Barnhard estaba esperando a su niña, ojalá sana y salva. Soltó un suspiro de alivio al verla, totalmente sana. Y, aunque seguía viendo a Hero con desconfianza, al menos su semblante se suavizó un poco. Quizá esto de que la niña aprendiera a cantar no era tan malo después de todo.
-Es tarde, Larisa. Vamos. Muchas gracias por su hospitalidad- espetó rápidamente aquel hombre que fue un soldado alguna vez, tomando a su protegida de la mano y casi arrastrándola hacia la salida. La chica apenas alcanzó a hacer una reverencia cuando ya estaba fuera del umbral. Se despidió de su maestro con un asentimiento de cabeza, ya que sus manos estaban ocupadas con las partituras y su mayordomo.
Volvería en dos días más, lista y dispuesta.
- Spoiler:
- Ok, soy un asco y demoré mucho. Te pido mil perdones :c (Universidad y cosas feas)
Larisa Navratinova- Humano Clase Alta
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Re: La Maestría no se obtiene Mágicamente [Hero]
Un escalofrío y parpadeo me recorrió al ver a aquel ser nuevamente frente a mi casa. Me preguntaba, como rayos era que estaba allí? Como había podido ser capaz de saber a que hora terminaríamos? O es que realmente nos había espiado...? Sea como sea, agradecía que ella se fuese sana y salva a su casa, para de ese modo, poder ir de casería tranquilo y con rapidez.
Mi sonrisa relucía con unos colmillos algo crecidos y al sentirlos sobre mis labios inferiores los guardé rápidamente; es que ella llevaba las partituras con tanto cuidado que me enternecía profundamente y me hacía relucir una sonrisa juguetona. Y al mismo tiempo su aroma humano me hacía desearla con terrible necesidad; tomarla del cuello ahí mismo y succionarle hasta la última gota. Pero había dos cosas que me retenían. La mirada del mayordomo frente a mí y el claro hecho de que deseaba seguir viéndola con vida.
Aparte, podía observar la profundidad con la que amaba todo lo referente a la música y eso me enamoraba incondicionalmente. Aunque eso, ella realmente jamás lo sabría. Me preguntaba si la rubia tendría las partituras acomodadas. Pues yo las tenía esparcidas por todos lados en mi habitación. Partituras en el piso, en el escritorio, por arriba del piano. Era un mundo de hojas.
-Es entretenido verla tocar el piano y hacer las cosas mitad bien mitad mal en el canto. Como si no supiese por donde ir... Pero haremos que esta barriga haga las cosas bien pronto. No os preocupéis.
Apuntando con un dedo por debajo de su ombligo, en una sonrisa suave, algo aniñada; aunque mi rostro estaba pálido y se podían notar las ojeras que provocaba la falta de sangre, pero pronto volvería a tener la lisa y perfecta piel de siempre. Por lo pronto, solo esperaba no asustarla, aunque parecía que si. Lo bueno es que ella pensaba que era algo de alguna enfermedad y eso me sacaba el peso de la sospecha.
Y rodando los ojos por aquellas palabras negué y asentí despacio. "Ojala mejores" Eran palabras demasiado bellas para ser dirigidas a un inmortal. Tanto que siquiera quería oírlas. Pero aún así tuve que aceptarlas con cordialidad y en una leve reverencia pude ver como aquel hombre se acercaba a la pequeña rubia y la tomaba para llevársela como si de ella colgase su vida. La alejaba de mí tan rápido como se había acercado. Ni siquiera recordaba el solo hecho de haberle visto acercarse. Era como una sombra y eso me sorprendía, pues vampiro no era.
Mis ojos se quedaron bastante abiertos por aquellas palabras dirigidas a mi persona y solo asentí varias veces mas, sonriéndole de lado. Después de todo era un niño envuelto en un cuerpo adulto. Y estaba casi seguro que aquel hombre solo quería que Larisa estuviese bien y por lo contrario, no deseaba herirme. Se podía notar en sus ojos y me daba tranquilidad.
-Que tengáis un buen viaje de regreso; La esperaré pronto Mademoiselle Larisa. Estudia, si no lo haces, no vengas.
Seco, directo. Si ella no estudiaba no tenía que venir, pues no le explicaría las cosas que se aprendían leyendo. Aquellas cosas eran ejercicios que estaban explicados paso a paso; canciones que debía estudiar. Partituras para que se sepa de memoria. Cosas que sola podría aprender y si se equivocaba en algún lado, la corregiría con gran dotación, pero lo principal era que sepa de que se trataba la "tarea", para así ahorrar bastante del tiempo que teníamos.
Mi sonrisa relucía con unos colmillos algo crecidos y al sentirlos sobre mis labios inferiores los guardé rápidamente; es que ella llevaba las partituras con tanto cuidado que me enternecía profundamente y me hacía relucir una sonrisa juguetona. Y al mismo tiempo su aroma humano me hacía desearla con terrible necesidad; tomarla del cuello ahí mismo y succionarle hasta la última gota. Pero había dos cosas que me retenían. La mirada del mayordomo frente a mí y el claro hecho de que deseaba seguir viéndola con vida.
Aparte, podía observar la profundidad con la que amaba todo lo referente a la música y eso me enamoraba incondicionalmente. Aunque eso, ella realmente jamás lo sabría. Me preguntaba si la rubia tendría las partituras acomodadas. Pues yo las tenía esparcidas por todos lados en mi habitación. Partituras en el piso, en el escritorio, por arriba del piano. Era un mundo de hojas.
-Es entretenido verla tocar el piano y hacer las cosas mitad bien mitad mal en el canto. Como si no supiese por donde ir... Pero haremos que esta barriga haga las cosas bien pronto. No os preocupéis.
Apuntando con un dedo por debajo de su ombligo, en una sonrisa suave, algo aniñada; aunque mi rostro estaba pálido y se podían notar las ojeras que provocaba la falta de sangre, pero pronto volvería a tener la lisa y perfecta piel de siempre. Por lo pronto, solo esperaba no asustarla, aunque parecía que si. Lo bueno es que ella pensaba que era algo de alguna enfermedad y eso me sacaba el peso de la sospecha.
Y rodando los ojos por aquellas palabras negué y asentí despacio. "Ojala mejores" Eran palabras demasiado bellas para ser dirigidas a un inmortal. Tanto que siquiera quería oírlas. Pero aún así tuve que aceptarlas con cordialidad y en una leve reverencia pude ver como aquel hombre se acercaba a la pequeña rubia y la tomaba para llevársela como si de ella colgase su vida. La alejaba de mí tan rápido como se había acercado. Ni siquiera recordaba el solo hecho de haberle visto acercarse. Era como una sombra y eso me sorprendía, pues vampiro no era.
Mis ojos se quedaron bastante abiertos por aquellas palabras dirigidas a mi persona y solo asentí varias veces mas, sonriéndole de lado. Después de todo era un niño envuelto en un cuerpo adulto. Y estaba casi seguro que aquel hombre solo quería que Larisa estuviese bien y por lo contrario, no deseaba herirme. Se podía notar en sus ojos y me daba tranquilidad.
-Que tengáis un buen viaje de regreso; La esperaré pronto Mademoiselle Larisa. Estudia, si no lo haces, no vengas.
Seco, directo. Si ella no estudiaba no tenía que venir, pues no le explicaría las cosas que se aprendían leyendo. Aquellas cosas eran ejercicios que estaban explicados paso a paso; canciones que debía estudiar. Partituras para que se sepa de memoria. Cosas que sola podría aprender y si se equivocaba en algún lado, la corregiría con gran dotación, pero lo principal era que sepa de que se trataba la "tarea", para así ahorrar bastante del tiempo que teníamos.
- Spoiler:
- ¿Cerrado? Abrimos otro pronto? Resumiendo un poco de lo que fueron las prácticas y todo eso? Pensaba en uno donde en los primeros expliquemos como fue la relación, algo molesta, tensa, pero después de todo buena. Y que Larisa tenga un pequeño recital; te parece o que? Estoy completamente abierto a ideas xD
PD: no te preocupes por la tardanza, tengo semi cagada la inspiración xD
Invitado- Invitado
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