AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Un momento de paz en nuestras vidas ¿no es merecido? [Privado]
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Un momento de paz en nuestras vidas ¿no es merecido? [Privado]
Las intensiones de una persona casi nunca se ven a simple vista y mucho menos cuando estas son expertas en aparentar lo que no son y siempre van por los mejores lugares como leones hambrientos buscando alguna presa gordas que derribar y así aprovecharse hasta de los huesos si era posible. Personas importantes debían cuidarse de aquellas alimañas que en todo lugar había, era increíble lo poco que se podría encontrar uno tranquilo, siempre habría personas que desearan un escándalo de su parte o al menos que se hiera algo malo para poder aprovecharlo de mil maneras.
Por eso era que Valentin decía que sus mejores amigos eran sus mascotas, si aquellos niños peludos que siempre le acompañaban, por alguna razón ellos siempre mantenía alejada a las personas de malas intenciones, tal vez tenían un sexto sentido para poder saber quiénes eran esas personas que no debían acercarse a su dueño, Valentín apreciaba mucho eso y como él era amante de esos animales –no importaba raza, tamaño, ni temperamento- apreciaba que no solamente los consideraba como adornos, como algunas personas lo hacían continuamente, eran sus amigos, su familia en Paris.
Sus padres no le gustaba mucho los animales, mucho menos los perros, su madre era alérgica a ellos, por eso debía mantenerlos alejados de ellos, por mala suerte que tenia, no había podido tener la cantidad deseada, por eso ahora se le veía con un diferente compañero cada vez que podía, prácticamente los habitantes de su mansión eran ellos, ya que de su familia se trataba.
El dia era soleado y había decidido llevar a uno de sus más queridos, un Pug de color negro a pasear un poco mientras el leía un libro o mantenía una conversación con algún anciano o algo parecido. Aunque era una persona importante le gustaba mantener aquella humildad que siempre se le había otorgado, sentía que era una virtud que daba muchos frutos.
Apenas llego a la plaza dos pequeños niños lo acapararon al notar a aquel pequeño animal que movía su colita y mantenía su lengua afuera de aquella nariz chata y negra, los pequeños al ver la elegancia de Valentín se intimidaron un poco, tal vez los echaría a patadas del lugar, pero este simplemente sonrió dejando que este saludara a los pequeños, lo libero de la correa para verlo saltar entre el pasto de aquel lugar, divirtiéndose él y los pequeños, estaba tranquilo que estuviera suelto, sabía que sus compañeros eran fieles, nunca lo dejarían y si buscaban llevárselo obviamente no lo dejarían sin dar pelea.
Se sentó en un banco mirándolos tranquilamente, mientras entrecruzaba sus brazos y piernas manteniendo un porte tranquilo pero concentrado en ver la diversión de los niños, aunque no estuviera en ese lugar, sentía la diversión de los niños como suya, no iba a mentir, en esos momentos deseaba convertirse en un niño, dejar de ser aquel adulto tranquilo y volverse un mocoso… -Seria algo genial- susurro riendo levemente por su extraño sueño.
Por eso era que Valentin decía que sus mejores amigos eran sus mascotas, si aquellos niños peludos que siempre le acompañaban, por alguna razón ellos siempre mantenía alejada a las personas de malas intenciones, tal vez tenían un sexto sentido para poder saber quiénes eran esas personas que no debían acercarse a su dueño, Valentín apreciaba mucho eso y como él era amante de esos animales –no importaba raza, tamaño, ni temperamento- apreciaba que no solamente los consideraba como adornos, como algunas personas lo hacían continuamente, eran sus amigos, su familia en Paris.
Sus padres no le gustaba mucho los animales, mucho menos los perros, su madre era alérgica a ellos, por eso debía mantenerlos alejados de ellos, por mala suerte que tenia, no había podido tener la cantidad deseada, por eso ahora se le veía con un diferente compañero cada vez que podía, prácticamente los habitantes de su mansión eran ellos, ya que de su familia se trataba.
El dia era soleado y había decidido llevar a uno de sus más queridos, un Pug de color negro a pasear un poco mientras el leía un libro o mantenía una conversación con algún anciano o algo parecido. Aunque era una persona importante le gustaba mantener aquella humildad que siempre se le había otorgado, sentía que era una virtud que daba muchos frutos.
Apenas llego a la plaza dos pequeños niños lo acapararon al notar a aquel pequeño animal que movía su colita y mantenía su lengua afuera de aquella nariz chata y negra, los pequeños al ver la elegancia de Valentín se intimidaron un poco, tal vez los echaría a patadas del lugar, pero este simplemente sonrió dejando que este saludara a los pequeños, lo libero de la correa para verlo saltar entre el pasto de aquel lugar, divirtiéndose él y los pequeños, estaba tranquilo que estuviera suelto, sabía que sus compañeros eran fieles, nunca lo dejarían y si buscaban llevárselo obviamente no lo dejarían sin dar pelea.
Se sentó en un banco mirándolos tranquilamente, mientras entrecruzaba sus brazos y piernas manteniendo un porte tranquilo pero concentrado en ver la diversión de los niños, aunque no estuviera en ese lugar, sentía la diversión de los niños como suya, no iba a mentir, en esos momentos deseaba convertirse en un niño, dejar de ser aquel adulto tranquilo y volverse un mocoso… -Seria algo genial- susurro riendo levemente por su extraño sueño.
Valentin Zukovski- Realeza Rusa
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Re: Un momento de paz en nuestras vidas ¿no es merecido? [Privado]
Le abrieron las puertas del hotel para que saliese, un hombre como siempre debería llevar escolta pero no lo hacia, era poco el daño que alguien podría causarle a menos que le disparara desde la distancia para lo que se requería una habilidad mayor de la que sus enemigos podrían tener. La noche anterior hablo con el hombre que su primo le recomendó, los últimos cargamentos serian entregados sin problema, al parecer el mercado en parís estaría estable, especialmente con lo desorganizado que estaba últimamente. Sonrió, a pesar de que no lo hacia muy seguido y miro al cielo, claro y despejado, tan engañoso.
Camino por la calle, algunas personas se movían disimuladamente con el. Eran la gente que Axel puso bajo su mando era muy torpes si creía que no los reconocía o que no prestaba la suficiente atención como para notarlos. Sus pies le llevaron hasta la plaza, estaba cerca de su hotel y saco de entre su ropa un puro encendiéndolo, se paro relajadamente cerca de una de las bancas. Había traído el tabaco desde cuba, el lo recogió en España en uno de sus viajes, tenia en su casa una versión mas pequeña, hechas con hojas, eran artesanías de la nueva España, le llamaban cigarro. Unas semanas antes hablo con Axel y su primo creía que podían trabajar con la mercancía, ese tipo de tabaco podría ser vendida de forma legal por todo Europa en unos diez años, diferente al opio o todo el contrabando con el que normalmente manejaban. El ruido de niños llamo su atención y levanto la vista viendo el espectáculo, unos niños jugando con un pequeño perro, no era fanático de los animales pero los perros le parecían una raza especialmente provechosa, inteligente y leales, era posible entrenarlos siendo útiles para mas de una tarea, arriesgaban su vida por ti sin pensarlo y no esperaban mas que el alimento y los cuidados básicos, una especie bastante confiable.
“Seria algo genial”
Escucho el murmullo a su lado y calo una vez mas su puro exhalando el humo, su mirada volvió a los niños, al cachorro y no pudo decidir que parte se divertía mas, tomo el puro entre sus dedos y lo alejo de sus labios, soltó el aire y se tomo un segundo para hablar a pesar de que no era un hombre de conversaciones.
-¿ser un niño o un perro?-pregunto, por la mirada atenta del muchachito en la escena parecía lógico pensar que era alguna de las opciones en las que estaba pensado. La gente a menudo deseaba aquello que no podía ser o lo que no podía tener.
Camino por la calle, algunas personas se movían disimuladamente con el. Eran la gente que Axel puso bajo su mando era muy torpes si creía que no los reconocía o que no prestaba la suficiente atención como para notarlos. Sus pies le llevaron hasta la plaza, estaba cerca de su hotel y saco de entre su ropa un puro encendiéndolo, se paro relajadamente cerca de una de las bancas. Había traído el tabaco desde cuba, el lo recogió en España en uno de sus viajes, tenia en su casa una versión mas pequeña, hechas con hojas, eran artesanías de la nueva España, le llamaban cigarro. Unas semanas antes hablo con Axel y su primo creía que podían trabajar con la mercancía, ese tipo de tabaco podría ser vendida de forma legal por todo Europa en unos diez años, diferente al opio o todo el contrabando con el que normalmente manejaban. El ruido de niños llamo su atención y levanto la vista viendo el espectáculo, unos niños jugando con un pequeño perro, no era fanático de los animales pero los perros le parecían una raza especialmente provechosa, inteligente y leales, era posible entrenarlos siendo útiles para mas de una tarea, arriesgaban su vida por ti sin pensarlo y no esperaban mas que el alimento y los cuidados básicos, una especie bastante confiable.
“Seria algo genial”
Escucho el murmullo a su lado y calo una vez mas su puro exhalando el humo, su mirada volvió a los niños, al cachorro y no pudo decidir que parte se divertía mas, tomo el puro entre sus dedos y lo alejo de sus labios, soltó el aire y se tomo un segundo para hablar a pesar de que no era un hombre de conversaciones.
-¿ser un niño o un perro?-pregunto, por la mirada atenta del muchachito en la escena parecía lógico pensar que era alguna de las opciones en las que estaba pensado. La gente a menudo deseaba aquello que no podía ser o lo que no podía tener.
Hades d'Este- Realeza Italiana
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Re: Un momento de paz en nuestras vidas ¿no es merecido? [Privado]
La pareció extraño que alguien le hablara, muy pocas veces llamaba la suficiente atención, pero debía ser por su compañero que todos estaban muy atentos, pues era extraño que un animal fuera tan tranquilo y que el dueño se alejara tan confiado de personas desconocido. Como normalmente lo hacía volteo con una amplia sonrisa y asintió levemente mientras en su cabeza traducía las palabras para poderlas entender. Aunque era una persona que entendía muy bien las lenguas y hablaba más de tres, en ocasiones podría llegar a tener unos segundos en el cual se quedaba un poco confundido, pero rápidamente se recupero desviando la mirada hacia el can.
-Estoy con el perro, es mi mascota- respondió señalando al animal que corría detrás de los niños –Es nostálgico ver como los días de niñez se van tan rápido y cuando te das cuenta estas en con muchas responsabilidades- comento entre un leve suspiro mientras su espalda descansaba en aquella parte del banco.
Pudo llegarle a su nariz el olor al puro que salía de los pulmones del hombre, en Rusia era bueno fumar para mantener el calor del cuerpo y además ayudaba a relajarse, El no era fanático de fumar, prefería las bebidas, aunque en ocasiones disfrutaba de las dos tranquilamente. Poco a poco los niños comenzaban a dispersarse hasta que el can quedo prácticamente solo, este miro hacia donde estaba Valentín y rápidamente atendió acercándose a ellos.
-Hola chico…- Susurro en su idioma natal mientras le acariciaba la cabeza al animal que tenía su pecho algo agitado y su lengua graciosamente caída hacia un lado. El can había nacido en Rusia así que solamente entendía aquel idioma, aunque en ocasiones atendía a algunas órdenes en francés, normalmente se le tenía que hablar en ruso.
El conde volvió a ver a su compañero de asiento sonriéndole –No soy criador de perros, pero tengo de varias razas y le he sacado camada- explico tranquilamente, aunque claro no sabía si era de interés para el hombre saber la vida de un desconocido –Tengo personal especializado para mantenerlos en perfectas condiciones y muy bien entrenados, casi todos son rusos así que normalmente el idioma que entienden es ese-
Valentín era un hombre por naturaleza curioso, no solamente había perros que entendían órdenes en ruso, en ocasiones había sacados perros de la misma camada, entrenándoles por aparte en diferentes idiomas, para ver la reacción e interacción entre ellos y los seres humanos, no lo hacía por curiosidad científica, para él era como una forma de notar al capacidad de inteligencia de los animales ante los diferentes idiomas del planeta.
-Tuve la oportunidad de criar a un perro de raza Beagle que entendía cuatro idiomas; ruso, francés, ingles e italiano- comento entre un susurro sin en realidad darle mucha importancia a su relato –algunos amantes de las caza se interesaron mucho en el, bueno creo que en realidad si era muy útil, pero no lo sé… hay muchas cosas que pueden hacer para beneficiar a la raza humana que en estos momentos no se me ocurra ninguna- comento mientras una leve y fresca risa se asomaba…
-Estoy con el perro, es mi mascota- respondió señalando al animal que corría detrás de los niños –Es nostálgico ver como los días de niñez se van tan rápido y cuando te das cuenta estas en con muchas responsabilidades- comento entre un leve suspiro mientras su espalda descansaba en aquella parte del banco.
Pudo llegarle a su nariz el olor al puro que salía de los pulmones del hombre, en Rusia era bueno fumar para mantener el calor del cuerpo y además ayudaba a relajarse, El no era fanático de fumar, prefería las bebidas, aunque en ocasiones disfrutaba de las dos tranquilamente. Poco a poco los niños comenzaban a dispersarse hasta que el can quedo prácticamente solo, este miro hacia donde estaba Valentín y rápidamente atendió acercándose a ellos.
-Hola chico…- Susurro en su idioma natal mientras le acariciaba la cabeza al animal que tenía su pecho algo agitado y su lengua graciosamente caída hacia un lado. El can había nacido en Rusia así que solamente entendía aquel idioma, aunque en ocasiones atendía a algunas órdenes en francés, normalmente se le tenía que hablar en ruso.
El conde volvió a ver a su compañero de asiento sonriéndole –No soy criador de perros, pero tengo de varias razas y le he sacado camada- explico tranquilamente, aunque claro no sabía si era de interés para el hombre saber la vida de un desconocido –Tengo personal especializado para mantenerlos en perfectas condiciones y muy bien entrenados, casi todos son rusos así que normalmente el idioma que entienden es ese-
Valentín era un hombre por naturaleza curioso, no solamente había perros que entendían órdenes en ruso, en ocasiones había sacados perros de la misma camada, entrenándoles por aparte en diferentes idiomas, para ver la reacción e interacción entre ellos y los seres humanos, no lo hacía por curiosidad científica, para él era como una forma de notar al capacidad de inteligencia de los animales ante los diferentes idiomas del planeta.
-Tuve la oportunidad de criar a un perro de raza Beagle que entendía cuatro idiomas; ruso, francés, ingles e italiano- comento entre un susurro sin en realidad darle mucha importancia a su relato –algunos amantes de las caza se interesaron mucho en el, bueno creo que en realidad si era muy útil, pero no lo sé… hay muchas cosas que pueden hacer para beneficiar a la raza humana que en estos momentos no se me ocurra ninguna- comento mientras una leve y fresca risa se asomaba…
Valentin Zukovski- Realeza Rusa
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Re: Un momento de paz en nuestras vidas ¿no es merecido? [Privado]
Desvió la vista unos segundos al animal que correteaba entre los niños. Así que era su mascota y él se refería a la niñez, era algo que ya sabía de algún modo pero sin pensarlo había soltado la pregunta algo irónica. Su atención regreso al muchacho que le hablaba. Con el cigarro en los labios escucho. Asintió con un movimiento de cabeza haciéndole saber que le había escuchado y regreso su atención al resto del lugar y a la nada misma. Se quedó en un cómodo silencio mientras terminaba su cigarro, exhalando una bocanada de humo volvió la atención a los niños que antes habían estado jugando con el can, se estaban dispersando, era tiempo de irse. Con lo que quedaba del cigarrillo entre sus dedos los vio irse uno por uno. No tenía intención de casarse, al menos no sería un placer pero no estaría tan mal tener un par de chiquillos. A ellos podría mostrarles “la jaula”.
Algo que solo conocían de Hades artemisa y Axel era su extraño apego por los animales pequeños y los niños, sobre todo por los más jóvenes y por los bebes, el hombre que no tenía reparo en destrozar un cráneo por la mitad tenia aquella clase de gustos que más extraño aun no escondía y aun así solo aquellos dos lo habían notado. Debía ser seguramente por lo poco que encajaba con al hombre mismo.
El perro volvió donde su amo cuando todos los niños se hubieron ido y escucho como el jovenzuelo le hablaba en un idioma que no era el francés. Las palabras llamaron su atención pues había notado un cierto acento en un principio pero no se había puesto a pensar en la nacionalidad del dueño del animal. Ahora podía verlo claramente, era ruso, su acento antes había sido ruso y escuchándolo decir solo un par de palabras no había forma de no notarlo. La gente a pesar de habar más de un idioma siempre se escuchaba irremediablemente más natural hablando su lengua propia, el podía imitar muy bien acentos extranjeros y sonar incluso hasta casi idéntico a los nativos de un cierto país, era difícil notarlo dada su poca predilección por hablar, pero la fluidez del italiano en su lengua era irremplazable.
SE sorprendió cuando el desconocido hablándole como si la conversación no hubiese terminado antes, de la misma forma en que el chiquillo atención a sus palabras en un principio el volvió su atención a él. No era ni de cerca una persona amable o atenta, pero estaba en un país desconocido y no tenía idea de la importancia de la gente con la que se podía encontrar por lo que estaba obligado a contenerse. El cigarro ya se había terminado, pero la presencia del animal le mantenía muy calmado…le gustaban los cachorros…
Idiomas… así que había tenido un perro que entendía en más de un idioma-¿realmente entienden los idiomas?- comenzó a hablar mientras dejaba caer la colilla de cigarro observando al cachorro- mis perros no entienden nada más que italiano- y se refería a sus perros de caza- pero obedecen en más de un idioma, si se usa la misma seña y la misma entonación en las palabras… - se quedó en silencio, a los perros la mayoría del tiempo solo se les indicaba con el silbato, pero el había dicho con algún perro frases distintas “tras el” “atrápalo” con la misma seña y entonación en las palabras y sus perros entendían que debían ir tras lo que él había señalado, también entendían que debían obedecerlo solo a él, al hombre que les había criado de cachorros y les alimentaba de adultos. No descartaba que pudiesen entender realmente las palabras, los animales eran más inteligentes de lo que a los humanos les gustaría creer.
Algo que solo conocían de Hades artemisa y Axel era su extraño apego por los animales pequeños y los niños, sobre todo por los más jóvenes y por los bebes, el hombre que no tenía reparo en destrozar un cráneo por la mitad tenia aquella clase de gustos que más extraño aun no escondía y aun así solo aquellos dos lo habían notado. Debía ser seguramente por lo poco que encajaba con al hombre mismo.
El perro volvió donde su amo cuando todos los niños se hubieron ido y escucho como el jovenzuelo le hablaba en un idioma que no era el francés. Las palabras llamaron su atención pues había notado un cierto acento en un principio pero no se había puesto a pensar en la nacionalidad del dueño del animal. Ahora podía verlo claramente, era ruso, su acento antes había sido ruso y escuchándolo decir solo un par de palabras no había forma de no notarlo. La gente a pesar de habar más de un idioma siempre se escuchaba irremediablemente más natural hablando su lengua propia, el podía imitar muy bien acentos extranjeros y sonar incluso hasta casi idéntico a los nativos de un cierto país, era difícil notarlo dada su poca predilección por hablar, pero la fluidez del italiano en su lengua era irremplazable.
SE sorprendió cuando el desconocido hablándole como si la conversación no hubiese terminado antes, de la misma forma en que el chiquillo atención a sus palabras en un principio el volvió su atención a él. No era ni de cerca una persona amable o atenta, pero estaba en un país desconocido y no tenía idea de la importancia de la gente con la que se podía encontrar por lo que estaba obligado a contenerse. El cigarro ya se había terminado, pero la presencia del animal le mantenía muy calmado…le gustaban los cachorros…
Idiomas… así que había tenido un perro que entendía en más de un idioma-¿realmente entienden los idiomas?- comenzó a hablar mientras dejaba caer la colilla de cigarro observando al cachorro- mis perros no entienden nada más que italiano- y se refería a sus perros de caza- pero obedecen en más de un idioma, si se usa la misma seña y la misma entonación en las palabras… - se quedó en silencio, a los perros la mayoría del tiempo solo se les indicaba con el silbato, pero el había dicho con algún perro frases distintas “tras el” “atrápalo” con la misma seña y entonación en las palabras y sus perros entendían que debían ir tras lo que él había señalado, también entendían que debían obedecerlo solo a él, al hombre que les había criado de cachorros y les alimentaba de adultos. No descartaba que pudiesen entender realmente las palabras, los animales eran más inteligentes de lo que a los humanos les gustaría creer.
Hades d'Este- Realeza Italiana
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Re: Un momento de paz en nuestras vidas ¿no es merecido? [Privado]
Miro al hombre mientras este hablaba, estaba punto de decir un “oh claro que si” pero decidió quedarse callado, por una educación que le habían inculcado desde hace mucho tiempo, se limito a escucharlo mientras él decía sus propias anécdotas. Eran dos hombres comunes sentados en una plaza de Paris. Cada uno tenía una razón por la que debía estar en ese lugar, en ese país, lejos de sus tierras natales. Valentín sabía que él no era de esa tierra, puesto que en su dialecto se le notaba, aunque debía admitir que era un francés muy bueno y de cierta forma lo envidiaba por ser un extranjero con un buen acento.
-Es claro que entendía las señas, pues es un idioma universal- comento el joven conde mientras cruzaba las piernas y suspiraba levemente –Las personas que vienen de diferentes naciones solamente necesitan una seña para entender lo que la otra quiere decir, sin necesidad de saber su idioma- explico de forma tranquila al mismo tiempo que le dedicaba un vistazo a su compañero canino que parecía muy complacido con la salida, al igual que Valentín lo estaba. Pues era un conversación en la cual se podría defender bien y además era una forma de distraer la mente.
Los animales entendían palabras, las órdenes venían con palabras y luego señas, cuando una persona le daba un nombre al animal este lograba atender cuando se le llamaba, pero tampoco descartaba la posibilidad de que se le pudiera llamar de otras formas y el animal entendiera que lo estaban llamando a él. Los perros eran como los humanos, tenían una capacidad de comprender, una habilidad nata de resolver problemas, pero claro está, eso dependía de la personalidad y la capacidad individual del animal. Ningún perro es igual a otro, tal vez las razas puras daban un estándar de su personalidad, pero el animal en sí, de forma individual era único, podría tener algunos rasgos de su raza, pero siempre de expondrían de forma diferente.
-Todo perro es diferente- explico de forma tranquila-no importa si es de una raza especifica, su personalidades son diferentes y con esas sus actitudes y formas de actuar ante una misma situación- no todos tendrían madera de líder, algunos serian más débiles que otros, mas temerosos, más valientes, mas retardados, más inteligentes. –Son inteligentes. Sus antepasados trazaban estrategias para buscar alguna presa y nosotros también aprovechamos ese rasgo innato cuando los utilizamos para la caza-
-Es claro que entendía las señas, pues es un idioma universal- comento el joven conde mientras cruzaba las piernas y suspiraba levemente –Las personas que vienen de diferentes naciones solamente necesitan una seña para entender lo que la otra quiere decir, sin necesidad de saber su idioma- explico de forma tranquila al mismo tiempo que le dedicaba un vistazo a su compañero canino que parecía muy complacido con la salida, al igual que Valentín lo estaba. Pues era un conversación en la cual se podría defender bien y además era una forma de distraer la mente.
Los animales entendían palabras, las órdenes venían con palabras y luego señas, cuando una persona le daba un nombre al animal este lograba atender cuando se le llamaba, pero tampoco descartaba la posibilidad de que se le pudiera llamar de otras formas y el animal entendiera que lo estaban llamando a él. Los perros eran como los humanos, tenían una capacidad de comprender, una habilidad nata de resolver problemas, pero claro está, eso dependía de la personalidad y la capacidad individual del animal. Ningún perro es igual a otro, tal vez las razas puras daban un estándar de su personalidad, pero el animal en sí, de forma individual era único, podría tener algunos rasgos de su raza, pero siempre de expondrían de forma diferente.
-Todo perro es diferente- explico de forma tranquila-no importa si es de una raza especifica, su personalidades son diferentes y con esas sus actitudes y formas de actuar ante una misma situación- no todos tendrían madera de líder, algunos serian más débiles que otros, mas temerosos, más valientes, mas retardados, más inteligentes. –Son inteligentes. Sus antepasados trazaban estrategias para buscar alguna presa y nosotros también aprovechamos ese rasgo innato cuando los utilizamos para la caza-
Valentin Zukovski- Realeza Rusa
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Re: Un momento de paz en nuestras vidas ¿no es merecido? [Privado]
Le miro en silencio varios segundos, como meditando alguna palabra que hubiese salido de los labios ajenos y al final solo volvió la mirada al cachorro y hablo-habla de los perros como si hablase de humanos.
Dijo en seco, como si la comparación se le hiciere una verdadera tontería, desde su perspectiva los perros parecían una compañía e inversión más acertada que la que se podía tener en un humano, podía confiarse en un perro, el animal jamás olvidaría quien le alimentaba, tenía sentido de la lealtad y se conformaba con poco, eran animales nobles pero también fuertes, comparar aquellos rasgos con cantidad de porquería que había entre humanos era como comparar el lodo con las joyas. Hablar de idiomas también le parecía extraño pero entendía hasta cierto punto el punto del joven, el valoraba la inteligencia de los animales aunque ciertamente difería. Un animal no poseía razón, pero se valía de sus sentidos, humanos podían engañar humanos pero no los sentidos de un cachorro, ellos olían el miedo, la rabia, incluso las buenas intenciones, entendían instintivamente lo que convenía y lo que no acompañados de su sentido de auto-preservación que parecía mucho mejor desarrollado que el del humano que parecía contantemente querer lanzarse a su perdición. Pero no se quejaba era precisamente esa característica de los de su clase lo que hacía que el pudiese tener la vida que tenía, era precisamente toda aquella corrupción lo que le permitía llevar la vida que llevaba, tener los negocios que conseguía y ser quien era-o tal vez solo ha sido mi impresión, al menos creo que concordamos en que son más inteligentes de lo que se puede ver.
Aunque no estaba seguro de querer llamarles inteligentes, después de todo seguía pensando que no podían razonar, era meramente su instinto, cosa que con toda su razón muchos humanos parecían haber perdido. Se encogió de hombros apenas con un gesto despreocupado- de cualquier manera ¿de dónde provenís? No debe ser tan fácil viajar con animales.
Saco un nuevo cigarrillo del pequeño estuche y lo encendió tomando una bocanada larga, dejando que sus pulmones se llenaran de humo antes de expulsarlo lentamente, como Axel lo había dicho ya, aquellos cigarrillos podrían ser una buena inversión.
Dijo en seco, como si la comparación se le hiciere una verdadera tontería, desde su perspectiva los perros parecían una compañía e inversión más acertada que la que se podía tener en un humano, podía confiarse en un perro, el animal jamás olvidaría quien le alimentaba, tenía sentido de la lealtad y se conformaba con poco, eran animales nobles pero también fuertes, comparar aquellos rasgos con cantidad de porquería que había entre humanos era como comparar el lodo con las joyas. Hablar de idiomas también le parecía extraño pero entendía hasta cierto punto el punto del joven, el valoraba la inteligencia de los animales aunque ciertamente difería. Un animal no poseía razón, pero se valía de sus sentidos, humanos podían engañar humanos pero no los sentidos de un cachorro, ellos olían el miedo, la rabia, incluso las buenas intenciones, entendían instintivamente lo que convenía y lo que no acompañados de su sentido de auto-preservación que parecía mucho mejor desarrollado que el del humano que parecía contantemente querer lanzarse a su perdición. Pero no se quejaba era precisamente esa característica de los de su clase lo que hacía que el pudiese tener la vida que tenía, era precisamente toda aquella corrupción lo que le permitía llevar la vida que llevaba, tener los negocios que conseguía y ser quien era-o tal vez solo ha sido mi impresión, al menos creo que concordamos en que son más inteligentes de lo que se puede ver.
Aunque no estaba seguro de querer llamarles inteligentes, después de todo seguía pensando que no podían razonar, era meramente su instinto, cosa que con toda su razón muchos humanos parecían haber perdido. Se encogió de hombros apenas con un gesto despreocupado- de cualquier manera ¿de dónde provenís? No debe ser tan fácil viajar con animales.
Saco un nuevo cigarrillo del pequeño estuche y lo encendió tomando una bocanada larga, dejando que sus pulmones se llenaran de humo antes de expulsarlo lentamente, como Axel lo había dicho ya, aquellos cigarrillos podrían ser una buena inversión.
Hades d'Este- Realeza Italiana
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Re: Un momento de paz en nuestras vidas ¿no es merecido? [Privado]
Aquel comentario lo hizo reír animosamente, no lo veía como un insulto, tal vez porque era la realidad, el los veía como animales inteligentes que podían llegar a hacer cosas impresionantes, con o sin ayuda humana. Él le parecía hasta mejor que los seres humanos, eran seres agradecidos que siempre estarían a lado de su amo, sin importar cuán cruel fuera este. Tenían una mentalidad simple, no necesitaban muchas explicaciones para llegar a entender una situación, tal vez mejor que los seres humanos. Valentín se dio cuenta que el hombre analizaba desde su punto de vista la comparación entre un ser humano y un animal, al parecer estaban llegando a las mismas conclusiones que el Conde, pero claro está, eran diferentes conclusiones, ya Valentín había estudiado el comportamiento de aquellos animales y entre mas divagaba, se encontraba con aun más cosas interesantes.
-Puedes que si…- le dijo ladeando la cabeza en un gesto pensativo. Rápidamente volvió en si cuando el joven le pregunto de su procedencia. No era de aquellas personas que llegaban y comenzaban a alardear del título que tenia, es más le molestaba que lo reconocieran por aquello. Sin desearlo frunció un poco el ceño para luego dejar salir un suspiro mientras veía al joven dar una calada de aquel extraño cigarrillo que no había visto, le dio curiosidad, pero debía responderle antes de preguntar de donde lo había sacado. –Vengo de Rusia- indico –Tengo una Maestría en Psicología estoy realizando una tesis del comportamiento humano, vivo en Rusia desde hace unos años- giro para ver a su cachorro. Siempre había tenido un extraño fetiche con ellos, pero desde que era pequeño había entendido que no podría tener uno si no se iba de su casa.
-Tengo una gran mansión en el cual ellos viven, mis padres odian a los animales, así que cuando me instale en parís comencé a adquirí cachorros… y bueno- rio suavemente mirando el cachorro que dormitaba aun lado de ellos. El era la segunda camada de su Pug original, sus otros hermanos los había vendido a importantes funcionarios de distintas partes de Europa. Debía admitir que le era difícil hacer negocios con una persona por sus animales, pero sabía que no los podía tener todos y en ocasiones eran mejor mandarlos con familias con niños para que pudieran mutuamente tener una vida saludable. –Mis padres son muy estrictos, bueno… vienen de la vieja escuela, por decirlo así. Pocas veces los llevo cuando voy a viajar, llevo solamente a los más adecuados-
Volvió a mirar aquel cigarrillo que le parecía extraño y lo señalo amablemente, sin mostrar alguna falta de respeto –No había visto esa marca… ¿de dónde proviene?- pregunto tranquilamente mientras gracias al humo que salía del cuerpo del hombre le podía indicar que no era uno que normalmente se podría encontrar en parís. Tal vez era una nueva marca o algo parecido.
-Puedes que si…- le dijo ladeando la cabeza en un gesto pensativo. Rápidamente volvió en si cuando el joven le pregunto de su procedencia. No era de aquellas personas que llegaban y comenzaban a alardear del título que tenia, es más le molestaba que lo reconocieran por aquello. Sin desearlo frunció un poco el ceño para luego dejar salir un suspiro mientras veía al joven dar una calada de aquel extraño cigarrillo que no había visto, le dio curiosidad, pero debía responderle antes de preguntar de donde lo había sacado. –Vengo de Rusia- indico –Tengo una Maestría en Psicología estoy realizando una tesis del comportamiento humano, vivo en Rusia desde hace unos años- giro para ver a su cachorro. Siempre había tenido un extraño fetiche con ellos, pero desde que era pequeño había entendido que no podría tener uno si no se iba de su casa.
-Tengo una gran mansión en el cual ellos viven, mis padres odian a los animales, así que cuando me instale en parís comencé a adquirí cachorros… y bueno- rio suavemente mirando el cachorro que dormitaba aun lado de ellos. El era la segunda camada de su Pug original, sus otros hermanos los había vendido a importantes funcionarios de distintas partes de Europa. Debía admitir que le era difícil hacer negocios con una persona por sus animales, pero sabía que no los podía tener todos y en ocasiones eran mejor mandarlos con familias con niños para que pudieran mutuamente tener una vida saludable. –Mis padres son muy estrictos, bueno… vienen de la vieja escuela, por decirlo así. Pocas veces los llevo cuando voy a viajar, llevo solamente a los más adecuados-
Volvió a mirar aquel cigarrillo que le parecía extraño y lo señalo amablemente, sin mostrar alguna falta de respeto –No había visto esa marca… ¿de dónde proviene?- pregunto tranquilamente mientras gracias al humo que salía del cuerpo del hombre le podía indicar que no era uno que normalmente se podría encontrar en parís. Tal vez era una nueva marca o algo parecido.
Valentin Zukovski- Realeza Rusa
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Re: Un momento de paz en nuestras vidas ¿no es merecido? [Privado]
¿Una maestría en psicología? La realeza podía permitirse ciertas extravagancia y no se metería en dilemas dado una opinión sobre aquella clase de estudios o como deseasen llamarle. Lo que dijo sobre los perros tampoco lo discutió pero se preguntaba qué clase de posición frente a los perros tenían en Rusia pues en su tierra los perros eran buenas mascotas, tal vez solo eran gente rara… Escuchándolo mantuvo una expresión que mostraba simplemente que le estaba escuchando, el hombre parecía tener un especial amor por sus perros si tenía una casa especial para ellos.
-los más adecuados ¿he?- Dijo como única contestación mientras daba una calada más al cigarrillo, abría preguntado a que se refería exactamente con aquello pero no era tan aficionado a los caninos como para hondar en lo que parecía una obsesión por parte del joven, solo se preguntaba si sería naturalmente adorador de ese tipo de animales o seria causa de la prohibición de sus padres su deseo de tenerlos.
Valentín pregunto por su cigarrillo y recordó que eran material conocido en américa pero lejos aún de difundirse por Europa, aparto el tabaco de sus labios y lo observo como la primera vez que lo hacía hecho, con cierta curiosidad controlada y recelo.
-los nativos que lo fabrican le llaman cigarrillo, son más pequeños que los puros y se hacen envolviendo el tabaco “procesado” manualmente dentro de un rollo de un tipo especial de hojas, son un buen producto- Aseguro, los fabricaban en una parte de aquella isla llamada cuba, era hasta ahora un producto completamente artesanal, de alguna manera no era de extrañarse que llamase su atención.
-los más adecuados ¿he?- Dijo como única contestación mientras daba una calada más al cigarrillo, abría preguntado a que se refería exactamente con aquello pero no era tan aficionado a los caninos como para hondar en lo que parecía una obsesión por parte del joven, solo se preguntaba si sería naturalmente adorador de ese tipo de animales o seria causa de la prohibición de sus padres su deseo de tenerlos.
Valentín pregunto por su cigarrillo y recordó que eran material conocido en américa pero lejos aún de difundirse por Europa, aparto el tabaco de sus labios y lo observo como la primera vez que lo hacía hecho, con cierta curiosidad controlada y recelo.
-los nativos que lo fabrican le llaman cigarrillo, son más pequeños que los puros y se hacen envolviendo el tabaco “procesado” manualmente dentro de un rollo de un tipo especial de hojas, son un buen producto- Aseguro, los fabricaban en una parte de aquella isla llamada cuba, era hasta ahora un producto completamente artesanal, de alguna manera no era de extrañarse que llamase su atención.
Hades d'Este- Realeza Italiana
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Re: Un momento de paz en nuestras vidas ¿no es merecido? [Privado]
A menudo los grandes son desconocidos o peor, mal conocidos.
-Thomas Carlyle
¿Qué nos movía a hablar? A dialogar con personas desconocidas que estaban a nuestro alrededor, en ocasiones ellas no querían escuchar, se hacían los interesado por unos segundos, sonriendo, asintiendo a cada una de las palabras se vibraban y salían de los labios del intelectual, para que luego simplemente tenían que voltear su mirada y seguir con su vida, una vida que en ocasiones podría ser favorecedoras, pero en ocasiones también comprometedora, aterradora. Era como un cuento en donde relataban las historias de diferentes personas, historias que nunca se contarían por completo y que siempre el final estaba destinado a terminar con la muerte de aquel protagonista. En ocasiones los suertudos se topaban con algún que otra alma dispuesta a dialogar, discutir, renegar, aprender de las locuras que salían de los labios y ellos mismos decían otras locuras para elevar el tono esquizofrénico del asunto. El ser humano era sociable de naturaleza, le encantaba hablar, criticar cualquier cosa que se moviera, señalar y cuchichear sobre los errores de sus iguales y mucho más de sus superiores.-Thomas Carlyle
Desde pequeño había sido un pequeño curioso, que le gustaba estar leyendo para poder tener algo de qué hablar y cuando se encontraba con algo que no había encontrado información, deseaba mas de ella y si una persona se lo podía proporcionar ¿Por qué no pedirle que le diera un poco de sus conocimientos? Sabía que en ocasiones las personas podían ser recelosas con sus conocimientos, pues sentían que no recibirían algún crédito si el oyente era más inteligente que ellos y lograba sacarle partido a sus ideas, por eso en ocasiones eran tan egoístas y no demostraban sus avances en conocimiento (de todo tipo) cuando estaban seguros de haber llegado al final de ellos. A valentina no le parecía algo molesto, era sumamente lógico ser celoso con algo que sientes que es tuyo. Le agrado que el otro comenzara a hablar de forma tranquila, sonrió de forma normal, mostrando su agrado, atendiendo a cada palabra que el otro decía con suma atención, luego iría a buscar algún libro sobre los nativos de América y como procesaban el tabaco, debía hacer alguna bitácora de los exploradores en donde explicaran aquel proceso, tal vez no de forma explícita, pero si subjetiva.
-Comprendo…- susurro sonriendo ampliamente –Me imagino que es más económico que un puro común- cuestiono alzándose los hombros. No le gustaba hablar mucho de algún tema si no tenía suficiente información de este, pero trato de más o menos analizar la situación-pero aun así, para que sea comercial, se deberá aumentar la producción de ese producto y su utilidad y comodidad- comento sin darle mucha importancia a sus palabras. –Las personas de hoy en día buscan comodidad, economía, si les ofreces eso, te irá bien- se cruzo de brazos quedándose mirando hacia su alrededor con cierto aire despreocupado. Veía como algunas niñeras regresaban a casa, luego de que los pequeños hubieran jugado entre el césped a lo mejor pronto irían a bañarse, comer algo delicioso, jugar otro rato e irse a dormir, uno que otro tendría una clase; dependiendo de su estatus social, pero de resto toda su vida sería muy tranquila y su día también. No le gustaba mucho los negocios pero era bueno dialogando, analizando y haciendo algunas situaciones que llegaban a ser muy realistas, casi siempre lo hacía en forma política, en su área, pero en ocasiones le gustaba ver mas allá del horizonte e investigar sobre otros terrenos, pues siempre había algo que acotar y debías estar siempre preparado.
Valentin Zukovski- Realeza Rusa
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