No te preguntes por qué [Serenity, Fiolette & Delilah]

por **Erwin Helstorm** Jue Nov 01, 2012 12:16 pm

La noche era oscura, alumbrada apenas por las dispersas farolas de las calles ya que la luna se encontraba oculta bajo un manto de nubes de lluvia que acababan de descargar hacía escasas horas. El hombre caminaba a paso rápido, con paso irregular y nervioso a medida que se acortaba la distancia con el portal de su mansión. De vez en cuando volvía la cabeza para comprobar si alguien le seguía, porque estaba seguro de ello, alguien le seguía con pasos acompasados que sonaban a sus espaldas guardando una distancia prudencial con él. Se giró, pero nadie aguardaba a su espalda. Jadeante buscó sus llaves y abrió la puerta metálica del jardín rodeado por un muro de su mansión. Dejó que la puerta se cerrase por su propio peso a medida que caminaba más tranquilo por el sendero de piedra que guiaba hasta la puerta interior de madera de su residencia. Cuando se disponía a abrir la cerradura reparó en que la puerta exterior no se había cerrado y un escalofrio le recorrió la espalda.

Erwin había puesto el pié en la puerta para poder entrar tras el hombre al que seguía desde hacía rato, aquel era el lugar donde llevaría a cabo su misión. Cuando el hombre se giró para comprobar si la puerta se había cerrado se encontró con su silueta, alta y vestida de oscuro con un capote negro que le cubría prácticamente el cuerpo entero. En su cabeza un sombrero de copa conjuntado con el resto de su vestimenta típica de un hombre acomodado del S. XIX. El hombre, que ahora iluminado por un farolillo resultó ser un hombre maduro, casi un anciano que se aferraba a una bolsa de tela.
Erwin fue rápido y misericordioso, le agarró con su mano izquierda el cuello empujándole suavemente contra la puerta. Y cuando estuvo contra esta hundió un estilete en su pectoral izquierdo, notando como atravesaba su caja torácica en busca de su corazón. El hombre expiró con un suave y apagado gemido y cayó al suelo quedando apoyado contra la puerta. Erwin Helstorm incó una rodilla en tierra para encontrar lo que buscaba, la bolsa de tela oscura que el anciano aún aferraba en sus manos. La apartó del cadáver y abrió la bolsa, sacando su contenido a la luz del farol. Un viejo códice con las pastas viejas y encuadernado en cuero era lo que estaba buscando. El brujo llegó demasiado lejos, algo que no podía permitir. El manuscrito religioso que sujetaba ejercía sobre él una ligera atracción, pero bastó con cerrarlo y volver a meterlo en la bolsa para que cualquier tentación desapareciera.

por **Serenity Boissieu** Jue Nov 01, 2012 12:47 pm

En París no tenía ni un día de descanso, pero, después de todo, era mi trabajo y mi elección. Así que... ¿por qué no hacer todo esto cuanto antes? Además, era esa noche o nunca, pues otro hombre iba tras mi presa de esa noche. Erwin Helstorm era aquel que buscaba exactamente lo mismo que yo, aunque, ciertamente, de diferente manera. Mi deber era descubrir que era aquel manuscrito que estaba buscando y los motivos que iba a tener para matar por ello.

Así que, una noche más, me preparé para salir al encuentro de mi destino, sabiendo que, al menos, no me tocaba matar a nadie aquella vez. Me puse unas mallas negras, con una camiseta y unas cómodas bailarinas del mismo colo para evitar hacer el mínimo ruido posible. Pero había un detalle. Debía ponerme en la cabeza una tela del mismo color, tapando todo el pelo y cara, a excepción de mis ojos, los cuales también tapaba cuando había luz. Si algo había aprendido, es que el motivo de visión de cada persona decía muchísimo. Ya fuera por el color o la forma, se puede identificar a una persona por ello y era algo que siempre debía evitar.

Minutos después estaba siguiendo a ambos hacia una mansión. Mansión de la persona que, visto los momentos restantes al llegar, se había convertido en un cadáver en cuestión de escasos segundos. Pobre hombre, ni tiempo tuvo a defenderse. Aunque, pensándolo bien, ¿no actuaba yo igual? Aunque con unos métodos mucho más rápidos y divertidos. Ya que tenía que quitar una vida, ¿por qué no hacerlo de forma más entretenida para mí? Suspiré y observé con atención aquel manuscrito que tenía en la mano. Ahí entraba yo. Salté del árbol cercano en el que me encontraba y cogí por la espalda hombre de improvisto, estampando su cara contra el mismísimo árbol del que había bajado mientras inmovilizaba sus manos con una de las mías.

-Es curioso ver como se desencadenan los hechos por meras codicias de los hombres...-susurré en su oído mientras una de mis preciosas dagas se clavaba levemente en su cuello- Un mero movimiento significa la muerte, así que dime rápido y podrás vivir: ¿Qué contiene ese manuscrito y por qué lo quieres con tantas ansias que has sido capaz de matar a alguien? -todos mis músculos estaban en tensión por si algo ocurría. No había forma de que aquel hombre pudiera herirme, no en esas circunstancias, pero si aparecía alguien tendría que huir rápidamente. ¿Preparada para todo? Pues como siempre.

por **Erwin Helstorm** Jue Nov 01, 2012 1:24 pm

Cazador cazado
Aquellas fueron las palabras que cruzaron su mente en cuanto sintió el tacto de la corteza del árbol contra su mejilla, aunque bajo ningún concepto iba a dejarse atrapar, matar o interrogar con tanta facilidad. El leve pinchazo que notó contra su cuello apenas le hizo estremecerse ligeramente, ahora estaba en un aprieto y no sabía contra quien se enfrentaba. Pero la voz femenina que escucharon sus oídos iban cargadas de falsa razón, codicia, aquello era algo de lo que carecía principalmente. No actuaba por codicia, y menos aún pondría en peligro su vida. Frío como el aire de la noche habló.

-No lo comprenderías, y desde luego no te incumbe su contenido

Aún aferraba la bolsa con su mano izquierda firmemente, el suelo junto al árbol tenía charcos capaces de echar a perder el manuscrito de un plumazo. Pero eso podía ser su moneda de cambio, silencioso estiró el brazo hasta uno de los charcos de mayor tamaño. Dibujando un ápice de sonrisa bajo sus bigotes. Aquel manuscrito era valioso sin duda, además de importante. Pero si su misión requería recogerlo para guardarlo en lugar seguro, destruirlo era una alternativa algo menos ortodoxa pero más efectiva.

-Tal vez prefieras apartar ese cuchillo de mi cuello, decirme quien eres y usar mejores modales, así tal vez lleguemos a un acuerdo

Añadió en un tono más alegre y amistoso, y haciendo un leve gesto con su cabeza a la mano enguantada que sujetaba la bolsa con el libro. Se preguntó quien la enviaba, ¿la iglesia? ¿los franceses? ¿algún particular?. Fuese cual fuese la respuesta se mostraría más receptivo sin un cuchillo en la garganta, porque a esa distancia no le convenía arriesgarse a intentar zafarse con algún movimiento. Aunque llegado el caso iba bien armado con el cuchillo que había usado contra el brujo y un par de revolvers guardados bajo su capa.

por **Fiolette Himmel** Vie Nov 02, 2012 9:30 am

Me encontraba tocando a estas horas de la noche u n poco el melodioso violín que me acompañaba y me hacía sentir que el tiempo iba a pasar más suave y rápido ante mí, pero nada parecido estaba ocurriendo. Paré de tocar aquel instrumento deseado por muchos y lo dejé dentro de su funda, pasé por delante de la ventana y fruncí el ceño pensando que el vecino de al lado se había dejado el candelabro fuera de su casa y encima a esas horas. Volví sobre mis pasos, apagué la luz de mi alcoba y me asome tras mover la cortina un poco y asomarme por la cristalera con sumo cuidado.

Parecía estar todo en orden, el vecino era anciano y de seguro se le había olvidado... mi ceño se frunció completamente al ver algo negro en el suelo, delante de la puerta. Hubo movimiento que llegué a ver por la tenue luz que daba la vela del candelabro. Decidí a ver que ocurría en el jardín en frente, me vestí corriendo con mi ropa de entrenamiento, cogí mis armas, tanto mi espada, como las dagas escondidas por mi cuerpo y un arma de fuego guardada en su funda de cuero, colgando a un lado de mis caderas. Salí por la puerta trasera pues mis criadas estaban dormidas a esa hora, me acerqué con cuidado, saqué mi pistola sin hacer o intentar no hacer ruido ninguno. Me volví a asomar por la verja que daba al jardín de mi vecino e intenté enfocar mi vista y atisbé unas protuberancias oscuras que estaban pegadas al precioso cerezo del jardín que solía observar.

La puerta del jardín había quedado encajada por casualidad o no, daba igual estaba abierta, entré sin hacer ruido y apuntando a aquellas sombras del árbol pero al final... la puerta al ser de hierro hizo un ruido chirriante y molesto para mis oídos- ¡¿Qué estáis haciendo en un lugar que no es de vuestra propiedad?!- inquerí a la oscuridad que daba el árbol- Movimientos suaves y no buscos... -aconsejé apuntandoles.

por **Delilah M. Matthaeus** Dom Nov 04, 2012 2:27 pm

Como si de una noche cualquiera se tratase, y así de monótona podía ser su existencia, Delilah salió a caminar. Tal vez podía encontrar algo para cazar, no lo tenía planeado, pero quién sabe. Antes de salir, se dio una buena ducha con agua helada. Se puso los jeans oscuros pegados y una blusa azul marino de sed.
Se guardó las llaves y tras ponerse los botines negros y abotonarse el abrigo negro, salió en busca de nada. Se dirigió para las calles solitarias, pero luego lo pensó una vez más y decidió ir para la zona residencial. Tal vez por ahí sería más divertido.

Un señor llegando de serle infiel a su esposa, o algun tipo queriendo acercarse a robar. Típicas presas de Delilah, pero no siempre era así. Algo que le gustaba mucho era jugar con su presa. Es por essto que casi siempre sus presas eran hombres.
Solo cazaba mujeres cuando era neccesario, cuando no había nada más por cazar, o cuando veía algo inmoral. Irónico, pues lo que ella hacía era todavía aún más inmoral. Pero a Delilah solo le importaba ella misma y tal vez un par de seres más. Fría.

Se metió las manos a los bolsillos y caminó con tranquilidad. Llevaba el cabello suelto y la cara pálida como mayormente la tenía. Había viento, pero hacía calor. Verano parisiano. Con suerte esa noche no llovía, pues con lluvia pocas personas salían a pasear y eso significaba menos presas para Delilah.
Por el otro lado, a ella le gustaba sentir las gotas de agua caer por su rostro, mientras tenía los ojos cerrados. Esa noche, no llovió, por lo menos no hasta ese momento. Vio pasar a un par de personas, riendo. Una pareja. Bufó al verlos y siguió caminando. Pronto se separarían o alguno de ellos moriría. Lamentablemente.

Caminó hasta ver algo curioso. Muy adelante andaba una mujer joven que seguía cautelosamente a un hombre, quien con cuidado perseguía a un viejo. Además, del otro lado de la calle vio a una mujer, pero ella estaba varios pasos más atrás. Desde el fondo Delilah lo vio y se detuvo.
-Interesante.- susurró para sí misma. Esperó a ver qué sucedía. Antes de que alguno de alguien entrase a la mansión, Delilah se metió por los arbustos, saltando por las grandes y atas paredes. Nadie la vio, como solía suceder.

Esperó detrás del árbol más lejano en el jardín. Vio todo lo que sucedió. El hombre matando al viejo. La mujer joven saltando desde el árbol cercano. La otra joven entrando. Los tres eran humanos. Y bueno, el muerto. Curioso encontrar algo así. Esas cosas le divertían a Delilah.
Hasta el momento nadie la podía ver. Olió la sangre del viejo, pero no le interesó. Luego el aroma de la sangre del hombre llegó a su nariz, tanto como el de las mujeres, pues el olfato de Delilah era increíble. Apetito era lo que ella tenía.

-Nada mal.- susurró. Tal vez sea tiempo de jugar un poco. Pensó y salió de aquel árbol con toda la tranquilidad del mundo. Una sonrisa en el rostro era lo que Delilah podía mostrar. Sarcástica y divertida. -Buenas noches, Señores.- dijo cruzándose de brazos. Divisó cada movimiento de los tres.
-¿Qué hacen por aquí?- Sinvergüenza como siempre, pero no sabía las razones por las que aquellos seres estaban ahí. Se limitó a quedarse parada, pero pensando en que cualquiera podía atacarle. Después de tanto, no todos los humanos son ingenuos y tontos.

por **Serenity Boissieu** Jue Nov 08, 2012 8:52 am

¿Y desde cuando a mi me incumbía algo de lo que me mandaban? Estuve a punto de echar a reír como una loca, pero me contuve como pude y solo le miré con frialdad. Observé con tranquilidad sus movimentos. Ya me esperaba que eso ocurriera. Pero, acaso, ¿no me habían pedido solo el recaudar información? Mi deber no era matar a aquel hombre que tenía contra el árbol, ni tampoco salvar el manuscrito de la destrucción. ¿Por qué me daba igual? Simple. Aquel hombre sabía lo que eso contenía, entonces mi información no se esfumaba de la nada.

-Soy una asesina y espía a sueldo, como deberías haberte imaginado... ¿de verdad piensas que quiero eso por que me incumbe? -pone los ojos en blanco y le clava más el cuchillo en el cuello- ¿Sabes cual es la cosa? Que se donde tienes todas y cada una de tus armas,las cuales no podrás usar... También, tu deberías saber, que solo quiero información... Que lo destruyas o no, no es que me incumba. Así que habla.

Fue entonces cuando noté en la casa de en frente que alguien se acercaba. Eso también lo había previsto, así que tenía que actuar rápido y salir de ahí. Le abrí las piernas con las mías y le di un rodillazo en su entrepierna justo antes de coger el manuscrito y salir de allí dando un par de saltos, subiéndome a los árboles. ¿Podría irme? No. Aun quería saber el motivo de ese asesinato ya que bien sabía que Erwin no compartía mi mismo trabajo.

por **Erwin Helstorm** Jue Nov 08, 2012 3:21 pm

No supo que le incomodó más, sino el cuchillo en el cuello con las amenazas o el rodillazo que le plantó en la ingle, pues es imposible golpear las partes masculinas de un rodillazo desde la espalda, aún así el dolor en la parte baja de la cadera fue intenso. Fuera como fuera el libro se le escurrió de las manos y la chica aprovechó para llevárselo y subirse a un árbol. Había jugado sucio, pero él aún no estaba derrotado. Ignorando a las nuevas personas que acababan de aparecer, llevó su mano a la cartuchera de cuero que colgaba de su costado y disparó un par de veces hacia el árbol por el que acababa de subir la joven. Apuntó por debajo de su cadera, buscando herirla o que se cayese del árbol con un disparo en el trasero, Erwin era un tirador de élite y sus armas siempre estaban perfectamente calibradas.

-Ese libro no debe caer en malas manos...

Añadió apoyándose en el árbol para ponerse en pie, en aquel momento descubrió que una mujer se encontraba armada y apuntándoles, de la manga de su traje hizo salir una pequeña pistola Derringer que apuntó contra ella discretamente.

-¿Vas con ella? Porque no quiero matar más de lo necesario

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