Encuéntrame si puedes [Lodewijk]

por **Agatha St. Pierre** Vie Nov 09, 2012 11:53 pm

Esa mañana el psiquiátrico se veía igual que siempre, la misma luz que atravesaba los cristales de las ventanas hacindo que todo se tiñera de un tono amarillento y que el calor fuera tomando el sitio del frío que había ocupado el territorio durante la madrugada. Las paredes de un color tan triste que cualquiera pensaría dos veces en pintar así el interior de un psiquiátrico. ¡La gente debía estar loca! Manchas por aquí, manchas por allá, manchas que no quisieras ni saber de qué son exactamente, manchas que contaban una historia que todos querían olvidar porque todos los que estaban encerrados en ese lugar merecían ser olvidados. Los residentes paseaban, gritaban, jugaban, miraban sin mirar y en el fondo de la sala, sin que nadie le pusiera atención, escondido debajo de uno de los sillones con un par de ojitos brillosos observándolo todo, ahí estaba el mapache que ya era visitante asiduo del lugar, un pequeño animalito peludo y regordete que corría más rápido que el demonio y que hacía pasar dolores de cabeza a las enfermeras y asistentes del lugar, ese mapache que se robaba las galletas de la cocina y que se escapaba cuando quería. ¡Shhh! Ese mapache era yo.

Habían dicho que iría un nuevo doctor, lo dijo la enfermera Adele cuando supuso que no la escuchaba porque eso era lo que siempre pensaban. Pero yo siempre escuchaba. Siempre. Incluso cuando no debía escuchar porque a veces si escuchas con los oidos, ves con los ojos, tocas con las manos, pruebas con la boca, hueles con la nariz y al final piensas con la cabeza, entonces puedes saber la verdad. Y yo sabía la verdad, la verdad era que una vez más iba a venir un médico con más problemas que yo, iba a preguntarme cosas a las que yo no respondería, pediría mi expediente y lo hojearía repasando mil veces lo que había ahí escrito, me miraría, yo me quedaría quiera y entonces en algún punto, él afirmaría que yo estaba loca. Eso era lo que todos decían.

Lodewoo. Lojteroo. Lodewoter.

Tal vez lo recibiera como un mapache, tal vez podría quedarme escondida ahí hasta que se fuera, desatar el pánico total en el psiquiátrico porque una loca estaba suelta por el mundo, o tal vez saldría a conocerlo, lo saludaría con una reverencia, le sonreiría y luego me echaría a gritar, así aceleraría el proceso y él podría afirmar que estaba loca sin tanta parsimonia, increíble que una chica como yo tenga que facilitarle el trabajo a un psiquiatra renombrado. Aun en ese momento me estaba pensando lo que debía hacer, Wanda y Bastian me susurraban en el oido que saliera del psiquiátrico pero yo quería ver al doctor un momento, quería saber cómo era y ver su cara cuando le dijeran que no podían encontrarme, saber si por vez primera había un doctor en el mundo que supiera el lenguaje de señas, eso sería algo nuevo.

Y en el fondo algo me decía que debía de huir, que más me valía largarme a pasear y hacer como si Agatha St. Pierre hubiera desaparecido de la faz de la tierra, era una sensación que me apretaba las tripas pero sufría de la peor curiosidad que hubiera sentido en toda mi vida y eso me hacía quedarme. Definitivamente no podía irme sin saber cómo se escribía su nombre. Por eso me mantenía escondida bajo el sillón sin moverme, en cualquier momento entraría el doctor junto a Adele, hablando de mi como si no los escuchara, asumiendo que los locos no entienden y esperando que saliera de algún rincón gritando a todo pulmón o que estuviera frente a la ventana con la mirada perdida en algún punto que tal vez ni siquiera existiera en este mundo, o verme subida en la mesa de la sala de estar lanzando galletas a diestra y siniestra, golpeando gente, trepando por las paredes. ¡Pero, vamos! ¡Que sólo un loco haría todas esas cosas! ¿Por quién me toman?