Este libro me lo llevo yo (libre)

por **Adèle Murray** Jue Nov 15, 2012 2:17 pm

Salí tan pronto como pude del restaurante, cuanta más prisa tengo para terminar más clientes vienen. Estuve a punto de echar a patadas aquel hombre con un físico similar al de un barril que no dejaba de pedir y comer más, hombres ricos sin nada interesante que hacer que matan el tiempo comiendo platos exquisitos. Claro que siendo un sábado por la noche que podía esperar.
Salí como un rayo y fui corriendo hacia la biblioteca cruzando los dedos para que no cerraran. Necesitaba aquel libro de hechizos gitanos para poder resolver el caso cuanto antes. Aquel hombre que vino a pedirme ayuda no parecía poder esperar mucho más. Tenía un aspecto pálido y enfermizo, estaba desesperado. Me conto que una mujer gitana apareció delante su carnicería y le pidió un poco de comida para ella y sus hijos pero él se negó a dársela. En dos días solo le habían sucedido desgracias; su madre cayó enferma, él se corto un dedo y el negoció se le ha incendiado. Me aseguro que estaba arrepentido de lo que hizo y que a pesar que fue a pedirle perdón a la gitana ofreciéndole carne no lo quiso escuchar. Yo no entendía de estos temas pero la curiosidad (que es algo que un día terminara conmigo) y la pena que me hizo aquel hombre hicieron que aceptara el caso. Debía encontrar el libro de hechizos para que me diera alguna pista y alguna información.

Justo cuando quedaban dos calles para llegar a la biblioteca se puso a llover a cantaros "genial". Llegue mojada como un pato, col el pelo pegado en la cabeza y chorreando. Al llegar uno de los encargados de la biblioteca me miro frunciendo el seño. - Está manchando el suelo de agua y barro.- dijo malhumorado. Sin hacerle caso entre pisando fuerte hacía el piso de arriba. Sabía el libro que tenía que coger y donde estaba ya que otras veces lo había visto, lo tenía en mi lista mental de libros pendientes y ahora era el momento oportuno para leerlo. Al llegar por fin al tercer piso después de subir escaleras corriendo como una loca con el encargado maldiciéndome por detrás alguien tenía el libro entre sus manos y lo estaba observando. - ¿Perdone, va a llevarse este libro?-

por **Anker De Lautréamont** Miér Nov 21, 2012 3:39 pm

Ya llevaba un par de noches en la Biblioteca, mi amor por los libros era inagotable y estaría allí el mayor tiempo posible. Por lo general luego de despertar, buscaba mi "alimento" y luego me dirigía sin sed y con avidez a la biblioteca central en busca de ejemplares distintos y de temas diversos. Aproveché también para disfrutar de la soledad del lugar debido a la fuerte tormenta de esta noche.

Desde la otra noche donde tomé un libro de magia por curiosidad y no pude leer, decidí intentar buscarlo de nuevo. Estaba en ello cuando escuché el sonido de alguien tras de mí, se escuchaba extraño, pues eran unos pies llenos de agua cuyo sonido era seguido por maldiciones del hombre de seguridad, era evidente que quien entraba lo había hecho casi a la fuerza pues esas no eran condiciones para tomar libros, era completamente insensato. Preferí ignorar el desagradable hecho hasta que una mujer me habló con respecto al libro. Parece que siempre tomaba libros que otros querían llevarse, parece que la magia en Francia tenía más auge de lo que creí.

Volteé a ver y era una mujer joven, de estatura menor a la mía y ... empapada. Aún con el libro en la mano, negué y lo puse sobre la mesa.

- No, no voy a llevármelo, pero creo necesario que no lo tome así de mojada como esta y menos se lo lleve.-

Antes que ella pudiera articular palabra el hombre de seguridad se acercó pidiéndole que se retirara por el estado de sus ropas, pero, si había entrado así, supuse que era de suma urgencia tener aquello en su poder. Miré al buen hombre que hacía su trabajo, saqué un par de reales del bolsillo y se los entregué indicándole que yo me haría responsable y que ella se cambiaría de inmediato antes de tomar el libro. A regañadientes el hombre accedió y se retiró. Acto seguido, volteé de nuevo a la chica retirándome el saco que llevaba conmigo, al menos estaría seco, porque caliente nunca. Lo extendí hace ella y espeté:

- Porfavor, retire su mojado abrigo y póngase el mío, entonces tendrá el libro sin problemas.- Sería lo mejor para evitar la ira del guardia nuevamente.

por **Adèle Murray** Vie Nov 23, 2012 5:32 am

Me quede mirando el chico mandón levantando una ceja, no me gustaba que me dijeran lo que tenia que hacer, ¿quien era él para decirme como debo coger un libro?. El encargado de la biblioteca marcho sin intentar discutir con él, y la verdad es que yo tampoco quería intentarlo, daba una sensación un poco intimidante. Le mire directamente a los ojos con mirada desafiante, era muy atractivo y me sonroje al instante retirando mi mirada inmediatamente. Había algo en él que no era normal y que me hacia desconfiar, seguidamente supe que era al rozar intencionadamente su mano con la mía cuando intercambié mi abrigo con el suyo. – ¿No va a coger frio sin su abrigo caballero?- pregunte con segundas sabiendo ya la respuesta.

Mire por la ventana estaba lloviendo aun mas y no era buena idea salir con el libro en mano. Quizá debería esperar a que parara aunque la presencia del vampiro me incomodara. Podría empezar a leerlo aquí, pero lejos de él. – ¿Puede darme el libro ya señor?- le pregunte con un suspiro y le mire otra vez intentando no ponerme roja por sus encantos. Me incomodava su presencia pero aunque no queria reconocerlo no era por el echo de ser vampiro sino por la capacidad que tenia en hacerme enrojecer con tan solo mirarme.

por **Anker De Lautréamont** Lun Dic 03, 2012 11:55 am

A veces me oculto de la mejor manera posible cuando me dirijo a lugares concurridos, lo hago porque los vampiros logramos que nos miren aunque no lo queramos. La inmortalidad es cruel cuando nos deja a merced de la locura del cambio de los años pero a cambio nos acaricia generosamente dotándonos de gracia sobrehumana que no pasa desapercibida. A veces suceden cosas como esta que tampoco pasan desapercibidas para nosotros. Un humano sonrojado al frente significa sangre recorriendo veloz los pequeños poros de sus rostros cálidos. A mí, en lo particular, me encanta. Es diferente porque no me produce sed sino me causa otra sensación más cercana a la curiosidad de pensar en que alguna vez fui uno de ellos.

Ella parecía enojada, de hecho ya venía así y los sucesos posteriores sencillamente fueron un aderezo de su día. Tomó mi abrigo a regañadientes y sentí su tacto cálido en mi piel a pesar de la torrencial lluvia de la noche. Supuse entonces por su pregunta que me sintió frío e incluso me atrevería a pensar que pudo notar la dureza de mi piel inmortal, pero, el frío de la noche podría darle una mejor respuesta que la verdadera.

- Descuide, no me he mojado esta noche y este lugar es cálido.- Dije refiriendo a la biblioteca al tiempo que hacía un ademán con la mano para indicar que permanecería allí más tiempo. Era la mejor respuesta, libre de incoherencias para darle a pensar extra.

Una vez se puso el abrigo, miré de soslayo el libro que había puesto sobre la mesa segundos antes de retirarme el abrigo. Me crucé de brazos y le respondí más pasivamente debido a su actitud cargada de cierto enojo.

- Todo suyo, yace sobre la mesa libre.-

Contuve una sonrisa para no parecer grosero y esperé para ver si se iría corriendo con el libro o que haría. Aquél volumen realmente no me importaba, lo agarré confundiéndole con otro, así que era lo de menos. A menos, claro, que hubiese algún plan raro tras aquella búsqueda. Era probable, sí, era la sección que hablaba de brujas y encantos y cosas de ese estilo que algunos consideraban fábulas y otros digno de la hoguera. Así que, en ese sentido, ella podría ir en el papel de muchos curiosos o quién sabe porque más. Tal vez la observe un rato, total, aún no amanece.

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