AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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A mitad de camino...(Privado)
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A mitad de camino...(Privado)
París era una ciudad muy interesante. Una de las ciudades más interesantes que te podías encontrar en todo el mundo. Cuando era pequeño siempre había querido ir allí, poder ver todo lo que me diera la gana sin tener que hacer nada de lo que me dijeran. Un día de completa libertad. Y ahora que estaba allí...no cambiaba mi opinión. La semana que llevaba en aquella ciudad me había enseñado varias cosas.
Para empezar; que no era nada fácil establecerse en un sitio nuevo. Cuando apenas tienes dinero para empezar, por mucho que tengas un trabajo que te esté comenzando a dar dinero, por mucho que sepas que no te van a encontrar quién no quieras que te encuentre...y por varios motivos más. Era un poquitín fatigoso, pero satisfactorio. Era una sensación extraña poder tener tanta libertad. Pero guiarse...¡qué difícil! Y eso que me había creído un as. Pero no se me daban bien los juegos de azar...me equivocaba en muchos de ellos. Así que a veces me perdía tratando de encontrar una cosa u otra. Mi sentido de la orientación no era precisamente infalible.
Era mediodía, había dejado mi caballo en el alojamiento que tenía y caminaba hacia una tienda de antigüedades para ver si todavía tenían una vieja baratija que me interesaba mucho, y de paso hacer un pequeño intercambio. ¡Pero mira que me estaba costando llegar!
Me maldije a mí mismo por semejante despiste. Qué malo era ésto de ser nuevo en la ciudad. Repasé mentalmente las indicaciones que había encontrado y me dirigí hacia un lugar en concreto. Esperaba que aquel fuera el camino correcto hacia la tienda de antigüedades. Sino iba a llevarme hasta la noche...probablemente.
Pero entonces ocurrió algo. A mitad de camino, pasando por un puente, me encontré con una sorpresita. Alcé una ceja y sonreí.
Para empezar; que no era nada fácil establecerse en un sitio nuevo. Cuando apenas tienes dinero para empezar, por mucho que tengas un trabajo que te esté comenzando a dar dinero, por mucho que sepas que no te van a encontrar quién no quieras que te encuentre...y por varios motivos más. Era un poquitín fatigoso, pero satisfactorio. Era una sensación extraña poder tener tanta libertad. Pero guiarse...¡qué difícil! Y eso que me había creído un as. Pero no se me daban bien los juegos de azar...me equivocaba en muchos de ellos. Así que a veces me perdía tratando de encontrar una cosa u otra. Mi sentido de la orientación no era precisamente infalible.
Era mediodía, había dejado mi caballo en el alojamiento que tenía y caminaba hacia una tienda de antigüedades para ver si todavía tenían una vieja baratija que me interesaba mucho, y de paso hacer un pequeño intercambio. ¡Pero mira que me estaba costando llegar!
Me maldije a mí mismo por semejante despiste. Qué malo era ésto de ser nuevo en la ciudad. Repasé mentalmente las indicaciones que había encontrado y me dirigí hacia un lugar en concreto. Esperaba que aquel fuera el camino correcto hacia la tienda de antigüedades. Sino iba a llevarme hasta la noche...probablemente.
Pero entonces ocurrió algo. A mitad de camino, pasando por un puente, me encontré con una sorpresita. Alcé una ceja y sonreí.
Helios Pirandello- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 27/10/2012
Edad : 243
Localización : En la taberna o a caballo por ahí
Re: A mitad de camino...(Privado)
La mayoría de las veces, nadie podría descifrar el momento, estado o carácter que tendría Filippa, sólo era cuestión de ver sus primeras acciones para pode comprender de quien se trataba; aquella mañana despertó con una sonrisa tenue, buscando de entre las sabanas a su pequeño hijo, y al nuevo inquilino de la casa, ella los quería profundamente, y por esa razón, se comprendía que Filippa estaba siendo ella misma, y así terminaría hasta volver a dormir. Su desapego a aquella bruja, le estaba ayudando a volver a tener el control de si misma y recordar.
Ese día en especial, estado consiente de los episodios de amnesia que lograba tener, decidió mandar a su hijo, y a Freddy al centro comercial para comprar todo aquello que se les cruzara por la cabeza, debía compensarle esos malos tratos que les proporcionaba los días que alucinaba, debía darles lo mejor para cuando ella no era la Filippa de siempre, y aunque ellos poco entendían de sus cambios tan bruscos de personalidad, comprendían que no era por gusto propio, sino que alguien más jugaba con la mente de la mujer. Decidió entonces hacer lo que mucho tiempo atrás no hacía: sentirse una mujer común. Las compras las haría ella, sin problema de ser juzgada, y no le importaría las miradas de las mujeres de la aristocracia al verla rebajarse a lo que haría una común empleada, o esclava, un poco de humildad y de pies en la tierra le vendría cómo anillo al dedo para aferrarse a si misma.
Llevaba una gran lista de cosas que podrá comprar, cosas para alimentos e incluso vestidos. Pero al verla y al mismo tiempo caminar, chocó contra un hombre, y por poco cae al suelo, pero se sostuvo de lo primero que encontró, el hombre mismo - Sepa disculpar mi distracción señor mío, no fue mi intención causar algún estrago en su camino - Se disculpó, sonriendo de forma amplia, y haciendo una reverencia - ¿Me sabrá disculpar? - Volvió a preguntar, en su rostro se notaba la vergüenza de aquel atropello que solita había causado. Esperó paciente, observando los ojos ajenos.
Ese día en especial, estado consiente de los episodios de amnesia que lograba tener, decidió mandar a su hijo, y a Freddy al centro comercial para comprar todo aquello que se les cruzara por la cabeza, debía compensarle esos malos tratos que les proporcionaba los días que alucinaba, debía darles lo mejor para cuando ella no era la Filippa de siempre, y aunque ellos poco entendían de sus cambios tan bruscos de personalidad, comprendían que no era por gusto propio, sino que alguien más jugaba con la mente de la mujer. Decidió entonces hacer lo que mucho tiempo atrás no hacía: sentirse una mujer común. Las compras las haría ella, sin problema de ser juzgada, y no le importaría las miradas de las mujeres de la aristocracia al verla rebajarse a lo que haría una común empleada, o esclava, un poco de humildad y de pies en la tierra le vendría cómo anillo al dedo para aferrarse a si misma.
Llevaba una gran lista de cosas que podrá comprar, cosas para alimentos e incluso vestidos. Pero al verla y al mismo tiempo caminar, chocó contra un hombre, y por poco cae al suelo, pero se sostuvo de lo primero que encontró, el hombre mismo - Sepa disculpar mi distracción señor mío, no fue mi intención causar algún estrago en su camino - Se disculpó, sonriendo de forma amplia, y haciendo una reverencia - ¿Me sabrá disculpar? - Volvió a preguntar, en su rostro se notaba la vergüenza de aquel atropello que solita había causado. Esperó paciente, observando los ojos ajenos.
Filippa Tumminelli- Humano Clase Alta
- Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 05/11/2012
Re: A mitad de camino...(Privado)
Sí. Era una sorpresita porque no me esperaba que alguien se tropezara conmigo en toda la calle, la gente por lo general solía no encontrarse con cosas imprevistas por allí, no a aquellas horas. Claro que tampoco era tan raro tropezarse y caerse, y más si ibas con despiste. Lo que está claro es que aquello me sorprendió. Di un pequeño respingo del susto y tuve que andar con cuidado para no caerme también yo, aunque la mujer que se había tropezado conmigo se levantó deprisa, antes de que pudiera reaccionar de alguna otra forma. Y se disculpó bastante avergonzada. Le sonreí cordialmente y le dije:
-¡No se preocupe, madame, estas cosas pasan! Con todo el barullo que hay por aquí siempre terminan ocurriendo estas cosas-solté una pequeña carcajada. Y también porque se había sonrojado. ¿Por qué algunas damas sentían tanta vergüenza? Tampoco había sido para tanto. Recordé por unos instantes un viejo recuerdo del lugar de dónde procedía, pero desapareció rápidamente, como si de un flasblack se tratara. Y entonces se me ocurrió una cosita que quizás pudiera ser posible. A lo mejor podría preguntarle si tenía idea de dónde estaba la tienda de antigüedades, aunque a lo mejor ella iba también a alguna parte. O quizás no. Eso era lo divertido de la incertidumbre.
-Las prisas nunca son buenas...tiempo al tiempo, como dicen.-comenté alegremente, tratando de que se le pasara la vergüenza.-Tampoco me ha interrumpido...ni siquiera sé dónde está el sitio al que voy exactamente-comenté con una sonrisa divertida. Sí, era gracioso, en cierto modo.
-¡No se preocupe, madame, estas cosas pasan! Con todo el barullo que hay por aquí siempre terminan ocurriendo estas cosas-solté una pequeña carcajada. Y también porque se había sonrojado. ¿Por qué algunas damas sentían tanta vergüenza? Tampoco había sido para tanto. Recordé por unos instantes un viejo recuerdo del lugar de dónde procedía, pero desapareció rápidamente, como si de un flasblack se tratara. Y entonces se me ocurrió una cosita que quizás pudiera ser posible. A lo mejor podría preguntarle si tenía idea de dónde estaba la tienda de antigüedades, aunque a lo mejor ella iba también a alguna parte. O quizás no. Eso era lo divertido de la incertidumbre.
-Las prisas nunca son buenas...tiempo al tiempo, como dicen.-comenté alegremente, tratando de que se le pasara la vergüenza.-Tampoco me ha interrumpido...ni siquiera sé dónde está el sitio al que voy exactamente-comenté con una sonrisa divertida. Sí, era gracioso, en cierto modo.
Helios Pirandello- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 27/10/2012
Edad : 243
Localización : En la taberna o a caballo por ahí
Re: A mitad de camino...(Privado)
Vergüenza tenía por su gran torpeza, y porqué la mayor parte del tiempo, en momentos de lucidez, podía percibir el estado arisco de las personas. Todo aquel que vivía en París terminaba molesto por alguna extraña razón. Pocos eran los que en realidad le sonreían a la alegría de simplemente vivir. Esa era una razón suficiente para disculparse, y para estar siempre a la defensiva. Las cosas suelen ser así la mayor parte de las veces, adelantarse a los malos hechos no es malo, es evitar un mal momento, o entrar a los caminos del buen trato, del conocimiento mutuo.
- Me alegra de sobremanera que acepte mis disculpas - Le dedicó una sonrisa amplia, sincera, y de cierta forma divertida, pues el momento no se lo imaginaba, todo era demasiado curioso. - Cosas que tienen una causa, y pronto una consecuencia, ¿no lo cree? - Se encogió de hombros. Movió sus cabellos, los colocó detrás de su oreja, sólo para permitirse poder ver de manera clara, la pequeña brisa que había aquel día en ocasiones le alborotaban las hebras castañas - ¿Y a qué lugar es a dónde se dirige? - Se permitió a preguntar, si él hombre no quisiera al menos una ayuda no lo habría mencionado, así que se dio la oportunidad. - Quizás sepa el camino, quizás pueda indicarle y llevarlo. ¿Le parece bien? - Buscó su mirada, porqué los ojos son la sinceridad, y la sinceridad viene del alma.
- Mi destino en incierto, quizás pueda estar aquí, o quizás no, quizás tenga un destino o no, depende de a dónde quiera ir usted - No le importaba ser más arrojada de lo que comúnmente las mujeres eran, de las palabras certeras vienen las mejores experiencias, al menos ella piensa así, dejar pasar personas y oportunidades no podía permitirlo, pues las alucinaciones poco a poco borraban su realidad, y necesitaba aferrarse de alguien más. Algún amigo por ejemplo.
- Me alegra de sobremanera que acepte mis disculpas - Le dedicó una sonrisa amplia, sincera, y de cierta forma divertida, pues el momento no se lo imaginaba, todo era demasiado curioso. - Cosas que tienen una causa, y pronto una consecuencia, ¿no lo cree? - Se encogió de hombros. Movió sus cabellos, los colocó detrás de su oreja, sólo para permitirse poder ver de manera clara, la pequeña brisa que había aquel día en ocasiones le alborotaban las hebras castañas - ¿Y a qué lugar es a dónde se dirige? - Se permitió a preguntar, si él hombre no quisiera al menos una ayuda no lo habría mencionado, así que se dio la oportunidad. - Quizás sepa el camino, quizás pueda indicarle y llevarlo. ¿Le parece bien? - Buscó su mirada, porqué los ojos son la sinceridad, y la sinceridad viene del alma.
- Mi destino en incierto, quizás pueda estar aquí, o quizás no, quizás tenga un destino o no, depende de a dónde quiera ir usted - No le importaba ser más arrojada de lo que comúnmente las mujeres eran, de las palabras certeras vienen las mejores experiencias, al menos ella piensa así, dejar pasar personas y oportunidades no podía permitirlo, pues las alucinaciones poco a poco borraban su realidad, y necesitaba aferrarse de alguien más. Algún amigo por ejemplo.
Filippa Tumminelli- Humano Clase Alta
- Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 05/11/2012
Re: A mitad de camino...(Privado)
La mujer pareció alegrarse de que aceptara sus disculpas. Dijo algo que me pareció curioso, se encogió de hombros y se puso el pelo detrás de la oreja. La contemplé con cierta curiosidad, sobre todo por lo que acababa de decir. Una causa y una consecuencia. Claro que era así. Siempre había sido así. Desgraciadamente, muchos hechos terminaban teniendo consecuencias completamente imprevistas. Demasiado incluso.
La joven parecía tener menos vergüenza ahora, o al menos eso es lo que me pareció. Mejor que mejor. Así se ahorraba el mal trago, aunque tampoco es que hubiera podido encontrar mal trago de alguna clase por allí.
-¡Actos y consecuencias!-exclamé divertido haciendo un gesto de arriba abajo en un gesto exagerado con las manos.-Todos piensan que hay que tener cuidado para evitar las consecuencias imprevistas. Yo lo que digo es que siempre hay que andar buscando por la felicidad. Y hay...demasiados conceptos de feliciadad.Demasiados incluso.
Entonces me preguntó adónde iba, e incluso insinuó la posibilidad de que yo fuera con ella a buscar el lugar en cuestión. ¿Sería lo más sentado? La verdad es que eso de la sensatez no era algo que se me diera demasiado cuenta, la verdad.
Así que dije:
-Me encantaría...-de todos modos si no me ayudaba alguien ya era probable que me tuvieras vagando por París durante horas, muchas horas.
¡Seguramente me perdería en menos de dos minutos, ya lo hice antes de que usted llegara y probablemenre lo haré en el futuro, cuando me toque salir a buscar algo muy interesante.-solté una gran carcajada ante esto.
-Es una tienda de antigüedades que se encuentra en la esquina de la calle...eso creo, porque tengo la sensación de que la he perdido-dicho esto suspiré. ¿Por qué nunca pasaba úna sin que perdiera algo.
La joven parecía tener menos vergüenza ahora, o al menos eso es lo que me pareció. Mejor que mejor. Así se ahorraba el mal trago, aunque tampoco es que hubiera podido encontrar mal trago de alguna clase por allí.
-¡Actos y consecuencias!-exclamé divertido haciendo un gesto de arriba abajo en un gesto exagerado con las manos.-Todos piensan que hay que tener cuidado para evitar las consecuencias imprevistas. Yo lo que digo es que siempre hay que andar buscando por la felicidad. Y hay...demasiados conceptos de feliciadad.Demasiados incluso.
Entonces me preguntó adónde iba, e incluso insinuó la posibilidad de que yo fuera con ella a buscar el lugar en cuestión. ¿Sería lo más sentado? La verdad es que eso de la sensatez no era algo que se me diera demasiado cuenta, la verdad.
Así que dije:
-Me encantaría...-de todos modos si no me ayudaba alguien ya era probable que me tuvieras vagando por París durante horas, muchas horas.
¡Seguramente me perdería en menos de dos minutos, ya lo hice antes de que usted llegara y probablemenre lo haré en el futuro, cuando me toque salir a buscar algo muy interesante.-solté una gran carcajada ante esto.
-Es una tienda de antigüedades que se encuentra en la esquina de la calle...eso creo, porque tengo la sensación de que la he perdido-dicho esto suspiré. ¿Por qué nunca pasaba úna sin que perdiera algo.
Helios Pirandello- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/10/2012
Edad : 243
Localización : En la taberna o a caballo por ahí
Re: A mitad de camino...(Privado)
A la mujer le gustó la forma en que los cabellos ajenos brillaban a causa de la luz del sol, le recordaban la luz en medio de la oscuridad, encima los ojos ajenos eran expresivos, le transmitían mucha sinceridad, la sonrisa amplia, cálida, y atrayente la hicieron sentirse muy cómoda, pocas veces se llegaba a sentir así, pues le sumaba un poco el hecho de estar lucida, sin alteraciones de su memoria. El día pintaba para ser largo, tranquilo y lleno de emociones, recuerdos que seguramente en algún momento se olvidarían, pero que poco a poco volvería a traer. Se veía en los ojos ajenos, quizás cuando ella estaba de buen humor se notaba igual de radiante que él. Le dio miedo pensar en la oscuridad de su mirada, que su hijo estuviera sufriendo tantas consecuencias, pues al estar soltera, y sola, nadie podría velar por él.
Fillipa soltó una risita cómplice y traviesa al ver las formas que hacía el hombre, la exageración al hablar, le pareció bastante cómico, pero por ninguna manera se estaba burlando, no, ella era una mujer respetuosa cuando estaba lucida, sonriente, comprometida, y muy amorosa con las personas, por eso no quiso rieres demasiado, para no parecer que estuviera molestando al hombre. Asentía conforme las palabras emanaban de la boca ajena, quería comentar, pero le parecido más propicio simplemente dejar que el terminara el hombre de hablar, después tendría la oportunidad para explayarse todo lo que quisiera. Suspiró profundamente, ella se sentía verdaderamente relajada.
- El ser humano por naturaleza no quiere sufrir, pero ¿entonces para que aprende a caminar? En el aprendizaje hay caídas, pero nos volvemos a levantar, si siempre evitamos lo malo, entonces no tendremos cosas buenas, pero eso pocas personas lo comprenden, vivir es correr riesgos sin importar el golpe que recibas, vivir es disfrutar incluso de las agonías - Le dijo de forma cantarina, estaba completamente de acuerdo con él, el mundo se volvía tan superficial que preferían no dar un paso para ahorrarse las burlas, y el que dirán.
- Mis primeros meses en está ciudad sólo parecía una mujer perdida, siempre buscando ayuda de las personas para enseñarme de ubicación, algunas veces incluso recibía desprecios, otras personas eran muy amables, por esa razón yo no puedo darle esos tratos - Se atrevió a tomarlo del brazo y comenzar el andar - No, la tienda de antigüedades no se encuentra en la esquina, de hecho, esta a unas cuadras más abajo de aquí, y en medio de toda la calle - Le dijo sonriente - Pero no tenga problema, si necesita de una guía yo con mucho gusto puedo serlo, cuando pueda salir de casa claro - Se encogió de hombros, avanzó a su lado, para la buena suerte de ambos, aquella tarde no había mucha concurrencia.
Fillipa soltó una risita cómplice y traviesa al ver las formas que hacía el hombre, la exageración al hablar, le pareció bastante cómico, pero por ninguna manera se estaba burlando, no, ella era una mujer respetuosa cuando estaba lucida, sonriente, comprometida, y muy amorosa con las personas, por eso no quiso rieres demasiado, para no parecer que estuviera molestando al hombre. Asentía conforme las palabras emanaban de la boca ajena, quería comentar, pero le parecido más propicio simplemente dejar que el terminara el hombre de hablar, después tendría la oportunidad para explayarse todo lo que quisiera. Suspiró profundamente, ella se sentía verdaderamente relajada.
- El ser humano por naturaleza no quiere sufrir, pero ¿entonces para que aprende a caminar? En el aprendizaje hay caídas, pero nos volvemos a levantar, si siempre evitamos lo malo, entonces no tendremos cosas buenas, pero eso pocas personas lo comprenden, vivir es correr riesgos sin importar el golpe que recibas, vivir es disfrutar incluso de las agonías - Le dijo de forma cantarina, estaba completamente de acuerdo con él, el mundo se volvía tan superficial que preferían no dar un paso para ahorrarse las burlas, y el que dirán.
- Mis primeros meses en está ciudad sólo parecía una mujer perdida, siempre buscando ayuda de las personas para enseñarme de ubicación, algunas veces incluso recibía desprecios, otras personas eran muy amables, por esa razón yo no puedo darle esos tratos - Se atrevió a tomarlo del brazo y comenzar el andar - No, la tienda de antigüedades no se encuentra en la esquina, de hecho, esta a unas cuadras más abajo de aquí, y en medio de toda la calle - Le dijo sonriente - Pero no tenga problema, si necesita de una guía yo con mucho gusto puedo serlo, cuando pueda salir de casa claro - Se encogió de hombros, avanzó a su lado, para la buena suerte de ambos, aquella tarde no había mucha concurrencia.
Filippa Tumminelli- Humano Clase Alta
- Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 05/11/2012
Re: A mitad de camino...(Privado)
Las cosas marchaban bastante bien, al menos por ahora. No podía quejarme, no, para nada. Y era maravilloso poder ponerse a buscar cosas sin tener que preocuparse de que hay alguien vigilándote. Mira tú la de veces que lo recordaba. Y lo valioso que era saber ésto. Sí, lo era, mucho más de lo que uno podía imaginarse. Saber ciertas cosas podía darte una satisfacción que no te proporciona ni el dinero ni el vino. Lo siguiente de la lista es mucho mejor, pero no tiene sentido mencionarlo ahora. Tanto da. De todos modos hay otras cosas en las que uno debe pensar ahora mismo.
-Disfrutar de las agonías...ésto último puede interpretarse de muchas formas, alguna no de forma recomendable. Sin embargo así es cómo hemos avanzado, aprendiendo a anteponerse al sufrimiento, buscando la forma de hacernos las cosas más fáciles...en resumen, "pensando". Aunque tengo que decir que eso no es algo que hagan muchos humanos hoy en día-dije dejando escapar una carcajada. Lo cual no podía ser más cierto. Había gente que parecía que ni tenía cerebro. Al menos no más que mi yegua.
Escuché lo que dijo a continuación, dejando dócilmente que me cogiera del brazo, mientras le decía que podía serme de guía mientras pudiera salir de casa. Ésto hizo que rememorara un par de cositas de mi pasado. Más concretamente una. Se me vino de repente a la cabeza lo que podía hacer cierta persona del pasado...las cosas que podía hacer y las que no, y las que hacía de todos modos. Sonreí divertido y luego asentí con la cabeza.
-Será un placer.Y mire que es curioso lo que te puedes encontrar aquí. En París al menos hay variedad. Pero la ciudad de la que yo vengo no tiene ni eso. La gente amable se mete en sus casas o en sus jardines a trabajar y no responde a nada que no sea lo necesario para mantener sus vidas adelante y no recibir castigo de sus jefes-chasqueé la lengua al recordarlo y miré hacia delante. Conque estaba a unas cuadras más allá...bien, pues allá vamos. Podría hablarle de lo que buscaba, a lo le interesaba llevarse una de esas reliquias también.
-Disfrutar de las agonías...ésto último puede interpretarse de muchas formas, alguna no de forma recomendable. Sin embargo así es cómo hemos avanzado, aprendiendo a anteponerse al sufrimiento, buscando la forma de hacernos las cosas más fáciles...en resumen, "pensando". Aunque tengo que decir que eso no es algo que hagan muchos humanos hoy en día-dije dejando escapar una carcajada. Lo cual no podía ser más cierto. Había gente que parecía que ni tenía cerebro. Al menos no más que mi yegua.
Escuché lo que dijo a continuación, dejando dócilmente que me cogiera del brazo, mientras le decía que podía serme de guía mientras pudiera salir de casa. Ésto hizo que rememorara un par de cositas de mi pasado. Más concretamente una. Se me vino de repente a la cabeza lo que podía hacer cierta persona del pasado...las cosas que podía hacer y las que no, y las que hacía de todos modos. Sonreí divertido y luego asentí con la cabeza.
-Será un placer.Y mire que es curioso lo que te puedes encontrar aquí. En París al menos hay variedad. Pero la ciudad de la que yo vengo no tiene ni eso. La gente amable se mete en sus casas o en sus jardines a trabajar y no responde a nada que no sea lo necesario para mantener sus vidas adelante y no recibir castigo de sus jefes-chasqueé la lengua al recordarlo y miré hacia delante. Conque estaba a unas cuadras más allá...bien, pues allá vamos. Podría hablarle de lo que buscaba, a lo le interesaba llevarse una de esas reliquias también.
Helios Pirandello- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/10/2012
Edad : 243
Localización : En la taberna o a caballo por ahí
Re: A mitad de camino...(Privado)
Y entonces temió, la amabilidad del hombre le resultaba aterradora, distinta a lo que normalmente había visto. Tiempos pasados había sufrido por la verdadera cara de la sociedad, le había costado asimilar que la gente era mala, pero sobretodo cruel. Recordaba las veces que le trataron mal en la calle a causa de su madre, por aquella profesión y por el abuso de su belleza, recordar es vivir, por ahí dicen, pero ella no deseaba reabrir heridas que lastimaban cada vez más profundo. No es que pensara que el hombre podría ser malo, el problema radicaba es que el misterio, la incertidumbre y lo que podría esconder, eso, si era para alarmarse. No quiso decirlo en voz alta porque le pareció imprudente, pero más valía que se anduviera con cuidado.
Se recordó siempre insegura, siempre frágil, se recordó poca cosa ante las palabras ajenas, los odiaba a todos, a cada criatura de la tierra, pero más a los humanos, quienes siempre se creían lo suficientemente importantes como para juzgar a los demás, a los negros, a los pobres, a los de otras religiones, y ella, al odiar tanto a todos esos terminó por ser igual que el resto. Odiando, juzgando sin conocer, y en ese instante lo estaba haciendo, estaba casi queriendo matar al hombre que tenía alado, porque quizás él mismo le habría hecho de menos si conocía su pasado.
Quiso guardar silencio mientras avanzaban, tragarse todo aquello que estaba experimentando y sintiendo en ese instante, no valía la pena ser prejuicios con quien no había estado en ese tiempo, pero a veces su mente no le ayudaba, ella misma reconocía que no era precisamente la mujer más cuerda, y aunque no tenía mucha vida social, no deseaba hacerle daño a quienes apenas se le acercaban, ese episodio estaba experimentando en ese momento, uno que le daba terror también, porque sus etapas lastimaban a sus hijos, estaba para probar su fuerza de voluntad para con él.
- ¿Y de qué ciudad viene? Cuénteme de usted, quisiera saber, quisiera tener un poco más de entendimiento, ¿qué hay de su vida? ¿Cuales son sus gustos? Sus disgustos, ¿por qué está aquí? No lo entiendo, quisiera comprender más, además no me gusta hablar demasiado, prefiero darle la palabra, aunque si desea compartir un poco más de mi experiencia y situaciones de vida también puede decirlo - Comentó con tranquilidad, le volteó a ver dedicándole una sonrisa amplia y sincera.
Se recordó siempre insegura, siempre frágil, se recordó poca cosa ante las palabras ajenas, los odiaba a todos, a cada criatura de la tierra, pero más a los humanos, quienes siempre se creían lo suficientemente importantes como para juzgar a los demás, a los negros, a los pobres, a los de otras religiones, y ella, al odiar tanto a todos esos terminó por ser igual que el resto. Odiando, juzgando sin conocer, y en ese instante lo estaba haciendo, estaba casi queriendo matar al hombre que tenía alado, porque quizás él mismo le habría hecho de menos si conocía su pasado.
Quiso guardar silencio mientras avanzaban, tragarse todo aquello que estaba experimentando y sintiendo en ese instante, no valía la pena ser prejuicios con quien no había estado en ese tiempo, pero a veces su mente no le ayudaba, ella misma reconocía que no era precisamente la mujer más cuerda, y aunque no tenía mucha vida social, no deseaba hacerle daño a quienes apenas se le acercaban, ese episodio estaba experimentando en ese momento, uno que le daba terror también, porque sus etapas lastimaban a sus hijos, estaba para probar su fuerza de voluntad para con él.
- ¿Y de qué ciudad viene? Cuénteme de usted, quisiera saber, quisiera tener un poco más de entendimiento, ¿qué hay de su vida? ¿Cuales son sus gustos? Sus disgustos, ¿por qué está aquí? No lo entiendo, quisiera comprender más, además no me gusta hablar demasiado, prefiero darle la palabra, aunque si desea compartir un poco más de mi experiencia y situaciones de vida también puede decirlo - Comentó con tranquilidad, le volteó a ver dedicándole una sonrisa amplia y sincera.
Filippa Tumminelli- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/11/2012
Re: A mitad de camino...(Privado)
Era hora de hablar un poco de esas cosas que en algunos momentos quisiera olvidar. Era un poco difícil no sentirse culpable al recordarlo. Pero ésta clase de cosas hay que recordarlas siempre, por mucho que no se traigan buenos recuerdos de ese lugar, porque al fin y al cabo, sí que había buenos recuerdos entre los malos, algunos mejores que otros, por supuesto. Y el rencor nunca había sido un buen consejero, al igual que la ira o el dolor de lo que había pasado hacía mucho tiempo, o quizás hace bastante poco, si lo pensábamos bien. Además, la mujer parecía un poco nerviosa. Si hablaba con sinceridad quizás se sintiera mejor. La verdad era algo bueno, transmitía las cosas tal cómo deben de ser. Sobre todo porque sólo me había venido a París por un mero motivo.
-Vengo de Suiza...vivía allí hasta hace poco. Vivía con mi padre y con mis hermanos...y con la mujer de mi padre.- que dicho sea de paso era demasiado joven para él, era más joven que aquella mujer con la que estaba hablando. Si la tuviera ahora mismo al lado incluso parecería su hermana pequeña.-Éramos una familia muy bien avenida, ya sabe, con dinero. Con todo lo que uno puede desear, excepto un título de nobleza, algo que a mi padre siempre le...digamos que le repateó Ahora que lo pensaba, ¿para qué ocultarlo? Ni mentir. No valía la pena. Quizás sólo un par de detalles para ocultar ciertas cosas por si venían a buscarme, pero por lo demás no valía la pena guardar nada más.-Si le soy sincero, me vine a vivir aquí porque estaba harto de todo. De lo que me exigía mi padre, de lo que me exigían todos. Era una vida muy estricta, demasiado, y además aburrida. Y no estoy hecho para ésa clase de vida...
Te ahogaba, te atrapaba. Era cómo una maldita jaula de oro, y todo el mundo sabe lo malas que son las jaulas, sean cómo sean, incluso aunque sean hermosas. Siguen siendo puñeteras jaulas-Simplemente, quería vivir con más libertad para hacer lo que quiera, aunque sea en la pobreza.-me encogí de hombros-Simplemente me vine a vivir aquí por eso. Para vivir cómo quiera. Aunque sea pobre o no tenga lo que había tenido antes. No es tan asfixiante, a pesar del frío que hace aquí, que a veces parece peor que el lugar de dónde vengo. En Suiza llovía casi tanto cómo suele llover aquí.- estabámos a punto de llegar a la tienda, dicho sea de paso. Quizás encontrase la vieja corona que se decía que vendían aquí. Tenía una historia bastante interesante.
Helios Pirandello- Hechicero Clase Alta
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Re: A mitad de camino...(Privado)
Aquellas palabras le parecían increíblemente familiares. ¿Cómo no? Pues ella también había tenido más de una vez problemas con la sociedad, todo por culpa del dinero, de los títulos, la ambición entre otras cosas. Sin embargo se mantenía en silencio, con el perfil bajo para no caer en lo mismo, para no dejar que le afectara de manera marcada en su interior. Era una mujer de armas tomar, y por eso mismo le costaba trabajo reconocerse afectada por lo que dijeran los demás, inevitablemente, a la larga, y por la insistencia que se tenía, lograba caer en tristezas tales que le impedían salir a la luz, podía ser complicado, pero así eran las cosas.
Se quedó en silencio, dejando que el desahogara todo aquello que tenía escondido por culpa del pasado. Era tan peculiar poder hablar con alguien que tuviera tantas cosas en común con ella, aunque claro, las dimensiones y las situaciones sin duda eran distintas, muy diferentes y por eso no decía nada. Recordó parte de su pasado, de como había sufrido con su mamá, y como la había le había quitado una figura paterna la cual sin duda necesitó y al mismo tiempo ahora aborrece. Vida desdichada, pero ahora podían las cosas tomar su rumbo.
- La vida sin vivir, no es vida, si la pasamos entre normas que nos imponen, sino disfrutamos de cada día, entonces estamos dejando que lo malo nos invada, no creo que se considere un hombre de normas, si ha escapado es porque necesita encontrar algo, la pobreza viene del alma, no de las maneras que te faltan, eso debes de tenerlo siempre presente - Se encogió de hombros, ella jamás había sido tan sincera en su vida, pero ahora que lo estaba siendo no podía sentirse mejor que nunca.
- Creo que el primer paso ya lo has dado, pero ¿qué es lo que buscas? ¿qué es lo que quieres ahora, eso es lo que debe reinar tu cabeza en estos momentos, no puedes solo vagar y sentirte libre si al final vas a vivir con una tristeza y una mísera que te hará volver y volverte más infeliz - Se peinó los cabellos con la ayuda de los dedos, con cuidado, y luego los acomodó detrás de su oreja. Suspiró, el clima era bueno, al menos estaría cómoda en ese aspecto, pues odiaba sin duda el calor.
Se quedó en silencio, dejando que el desahogara todo aquello que tenía escondido por culpa del pasado. Era tan peculiar poder hablar con alguien que tuviera tantas cosas en común con ella, aunque claro, las dimensiones y las situaciones sin duda eran distintas, muy diferentes y por eso no decía nada. Recordó parte de su pasado, de como había sufrido con su mamá, y como la había le había quitado una figura paterna la cual sin duda necesitó y al mismo tiempo ahora aborrece. Vida desdichada, pero ahora podían las cosas tomar su rumbo.
- La vida sin vivir, no es vida, si la pasamos entre normas que nos imponen, sino disfrutamos de cada día, entonces estamos dejando que lo malo nos invada, no creo que se considere un hombre de normas, si ha escapado es porque necesita encontrar algo, la pobreza viene del alma, no de las maneras que te faltan, eso debes de tenerlo siempre presente - Se encogió de hombros, ella jamás había sido tan sincera en su vida, pero ahora que lo estaba siendo no podía sentirse mejor que nunca.
- Creo que el primer paso ya lo has dado, pero ¿qué es lo que buscas? ¿qué es lo que quieres ahora, eso es lo que debe reinar tu cabeza en estos momentos, no puedes solo vagar y sentirte libre si al final vas a vivir con una tristeza y una mísera que te hará volver y volverte más infeliz - Se peinó los cabellos con la ayuda de los dedos, con cuidado, y luego los acomodó detrás de su oreja. Suspiró, el clima era bueno, al menos estaría cómoda en ese aspecto, pues odiaba sin duda el calor.
Filippa Tumminelli- Humano Clase Alta
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