AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Cuando la luna ilumina las oscuras calles [Privado]
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Cuando la luna ilumina las oscuras calles [Privado]
Aquella tarde me había parecido interminable, al igual que el atardecer que le siguió pero claro que esperaba yo si una vez que acabe de comer me había encerrado en mi cuarto con la excusa de que mi cabeza dolía con una gran intensidad, por lo menos de aquella manera no sería molestada y tendría tiempo de leer; mi mala fortuna llego cuando recordé que mi libro estaba en la cocina por lo que simplemente me tire en aquella cama a esperar la llegada de la noche.
La noche, mi corazón se llenaba de dicha ante las ideas de todo lo que podría efectuar bajo el manto oscuro del cielo mientras tenía como únicos testigos tal vez las estrellas y si tenía suerte la luna.
Una vez que mi cuarto se sumió en la oscuridad mande a alguien que se excusara por mi ausencia a la cena dado que mi "dolor" persistía, claro que mientras aquel mensaje era entregado me escabullí con ayuda de los sirvientes de la casa hacía el exterior, como de costumbre recibí indicaciones a más no poder y la petición de que regresara pronto, a la cual asentí simplemente puesto que todos los que nos encontrábamos ahí sabíamos que era poco probable que llegara pronto, me gire entonces y camine presurosa para sumergirme en aquellas calles tan amadas por mi.
Mi caminar se torno más lento conforme me alejaba de aquel lugar y sin poder evirtarlo observe al cielo, en el cual brillaba magnificiente la luna, sonreí y respire el aroma tan diferente que traía hasta mi el ambiente nocturno como amaba todo aquello, tanto que no me importaba ser juzgada por nadie de mi clase social, personas que finalmente no disfrutaban realmente la vida.
Aquí vamos de nuevo ese fue el pensamiento que cruzo mi mente cuando en las calles comencé a toparme con personas desconocidas pero claro nada mejor para mi que encontrarme con gente en una noche en la que la luna brillaba de aquella manera sabía que no todos pensaban como yo pues en mi camino me encontré con personas que me observaron de mala manera; por mi parte no esperaba menos pues no era muy seguro que una joven vagara de noche y sola en las calles, más sin embargo a mi esas cosas me tienen sin importancia.
Gire entonces en una calle y prontamente me encontré por otras calles que no estaban tan concurridas a aquellas horas, pero eso no detuvo mi andar incluso a pesar de que el único sonido era el proveniente de mis pasos.
Nathaly Rilke- Humano Clase Alta
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Re: Cuando la luna ilumina las oscuras calles [Privado]
Últimamente estaba teniendo bastantes enfrentamientos o estando en hazañas algo peligrosas, vampiros, cazadores, humanos con ciertas habilidades, había pasado por varias experiencias y las había disfrutado todas; lo cierto es que quería una noche tranquila, como las que solía tener en Italia, y a decir verdad, buscaba que hoy lo fuera. Abrí los ojos en la habitación de mi morada, adecuada todo ella de tal manera que no se pudiese colar el sol por ningún lugar. A diferencia de muchos vampiros, yo había decidido reemplazar el ataúd por una cama del estilo de esta época de donde de su parte superior, caían velos a los costados que los humanos usaban de mosquitero, yo reemplacé aquellas por telas de terciopelo de la mejor calidad que le daban a mi cama de seda la oscuridad necesaria. Tal vez era demasiado ostentoso, en fin, no me importaba porque nadie entraba allí, pero me era más agradable y menos funerario.
Me arreglé como de costumbre y salí en medio de la noche cambiando el recorrido habitual, esta noche no buscaría maleantes para beberme con gusto y torturar lentamente como si pagaran sus culpas, sino que elegí caminos más transitados de gente común, tal vez no me bebiera a nadie, tal vez le diera apenas una probada y luego borrara el evento de sus memoria para que nuestra identidad no fuera descubierta, eso lo decidiría luego. Fue entonces cuando la vi, era una mujer de físico atractivo y a juzgar por su perfume y la forma de vestir era de clase alta, pero ¿Que hace una mujer así caminando sola en medio de la noche? Pues bien, la seguí hasta que se alejo de los sitios concurridos, caminaba como si nada le preocupase aunque sin embargo alerta, ¿Buscaría algo? Tal vez la muerte representada por mí la había encontrado.
La seguí en silencio hasta que nadie más estuvo cerca y entonces le permití oír mis pasos tras de sí.
Me arreglé como de costumbre y salí en medio de la noche cambiando el recorrido habitual, esta noche no buscaría maleantes para beberme con gusto y torturar lentamente como si pagaran sus culpas, sino que elegí caminos más transitados de gente común, tal vez no me bebiera a nadie, tal vez le diera apenas una probada y luego borrara el evento de sus memoria para que nuestra identidad no fuera descubierta, eso lo decidiría luego. Fue entonces cuando la vi, era una mujer de físico atractivo y a juzgar por su perfume y la forma de vestir era de clase alta, pero ¿Que hace una mujer así caminando sola en medio de la noche? Pues bien, la seguí hasta que se alejo de los sitios concurridos, caminaba como si nada le preocupase aunque sin embargo alerta, ¿Buscaría algo? Tal vez la muerte representada por mí la había encontrado.
La seguí en silencio hasta que nadie más estuvo cerca y entonces le permití oír mis pasos tras de sí.
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Re: Cuando la luna ilumina las oscuras calles [Privado]
Repentinamente escuche unos pasos detrás de mi, todo parecía indicar ahora que no era la única paseando por aquellas calles solitarias. No me gire en ningún momento para ver quien había decidido al igual que yo alejarse de las calles transitadas puesto que sentía que si me giraba daría a entender que me daba desconfianza que alguien estuviese detrás y bueno no es correcto juzgar o hacer a los demás sentirse juzgados porque no era como si quien estuviese detrás me siguiera exclusivamente a mi ¿o si?; además que podía pasarme.
"Nada Nath" me respondí a mi misma en pensamientos "y si algo te pasa bueno" sonreí de manera irremediable "ya te tocaba, pero no descartemos que esto de los pasos tras de ti te agrada, y quien sabe tal vez todo esto termine en algo interesante".
Continúe mi andar como si no me hubiese percatado de nada, esperando que lentamente aquellos pasos se alejaran de mi camino y tomasen otro para quedarme de nuevo en la soledad de la noche no pude evitar desear aquello pero tampoco pude evitar sentirme un tanto decepcionada si aquello ocurría.
Momentáneamente me embargo un deseo intenso y antes de darme cuenta; me detuve en seco y me gire; bueno veríamos que sucedía ahora.
"Nada Nath" me respondí a mi misma en pensamientos "y si algo te pasa bueno" sonreí de manera irremediable "ya te tocaba, pero no descartemos que esto de los pasos tras de ti te agrada, y quien sabe tal vez todo esto termine en algo interesante".
Continúe mi andar como si no me hubiese percatado de nada, esperando que lentamente aquellos pasos se alejaran de mi camino y tomasen otro para quedarme de nuevo en la soledad de la noche no pude evitar desear aquello pero tampoco pude evitar sentirme un tanto decepcionada si aquello ocurría.
Momentáneamente me embargo un deseo intenso y antes de darme cuenta; me detuve en seco y me gire; bueno veríamos que sucedía ahora.
Nathaly Rilke- Humano Clase Alta
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Re: Cuando la luna ilumina las oscuras calles [Privado]
Puedo decir que noté cierto nerviosismo en aquella chica que iba frente a mí. Pero lo curioso es que ella no cedía ante él, sino que caminaba controlándolo. Su actitud me demostró con suficiente claridad que sabía por donde caminaba, sabía bien que estaba corriendo riesgo y a mi parecer, eso era lo que en realidad buscaba aquella noche. Aquella y no sé cuántas anteriores más. Seguí avanzando dejandole escuchar mis pasos por momentos, unos sí, otros no. Si ella estaba buscando peligro, yo había salido en busca de mi cena y aunque ella no constituía una presa para mí debido a mis principios (Asesinar únicamente a criminales), eso no restaba mi antojo por el juego, por sentir el miedo de los humanos tan superticiosos por aquella época, eso, era en sí, un deleite.
La noche conforme iba avanzando, iba dejando cada calle más solitaria a pesar del calor del verano. Era mejor así, ya de por sí la noche era más corta y yo tenía menos tiempo para estar por fuera. Incluso, llegué a pensar en abandonar Francia por aquella época e irme a algún país nórdico para disfrutar del frío y poco sol permanentes. El hecho es que aprovecharía lo que me quedaba para que amaneciera para saciar mi sed de diversión y sangre. La primera delante de mí, la segunda tal vez la misma, eso depende...
Una vez la vi detenerse en seco, supe que intentaría averiguar quién estaba tras ella, pero yo no estaba dispuesta a hacerselo tan fácil. Una vez ella giró su cuerpo para ver hacia atrás, yo me moví tan rápidamente que ella no pudo notarlo y me puse frente al camino que estaba siguiendo. De esta manera, ella no me vería al voltear, sino cuando pretendiera seguir adelante. Entonces mi abrazo cargado de muerte la recibirían y mis labios pétreos acariciarían su frágil cuello. Estuve segura que no me había visto en ningún momento y era muy probable que se llevara un buen susto cuando lo hiciera. Su sangre olía bien, su corazón se oía sano, pero su temor no era como el de un criminal y eso lo lamenté, hubiese sido una excelente presa. Pero, las normas no están escritas, puedo pisotear a mi conciencia y premiar a mi paladar con una sangre joven y serena como la de ella, seguramente mi cuerpo se sentirá tan vivo que no necesite beber más en unas 3 noches, como mínimo. Vaya, eso sería una delicia, un bocado suculento y tibio recorriendo mi cuerpo. Mi imaginación logró resecarme la garganta, anhele dejarla sin una gota de sangre, sin que ella lo notara si quiera. Que haría? Conciencia Vs. Paladar. El paladar le da placer a mi existencia, pero mi conciencia jamás se va, simplemente calla por momentos. Decisiones, como siempre. Así que sencillamente aguardé su reacción con mucha curiosidad y sin emitir palabra alguna, esperé que tal vez, eligiera ella su destino, por ahora....
La noche conforme iba avanzando, iba dejando cada calle más solitaria a pesar del calor del verano. Era mejor así, ya de por sí la noche era más corta y yo tenía menos tiempo para estar por fuera. Incluso, llegué a pensar en abandonar Francia por aquella época e irme a algún país nórdico para disfrutar del frío y poco sol permanentes. El hecho es que aprovecharía lo que me quedaba para que amaneciera para saciar mi sed de diversión y sangre. La primera delante de mí, la segunda tal vez la misma, eso depende...
Una vez la vi detenerse en seco, supe que intentaría averiguar quién estaba tras ella, pero yo no estaba dispuesta a hacerselo tan fácil. Una vez ella giró su cuerpo para ver hacia atrás, yo me moví tan rápidamente que ella no pudo notarlo y me puse frente al camino que estaba siguiendo. De esta manera, ella no me vería al voltear, sino cuando pretendiera seguir adelante. Entonces mi abrazo cargado de muerte la recibirían y mis labios pétreos acariciarían su frágil cuello. Estuve segura que no me había visto en ningún momento y era muy probable que se llevara un buen susto cuando lo hiciera. Su sangre olía bien, su corazón se oía sano, pero su temor no era como el de un criminal y eso lo lamenté, hubiese sido una excelente presa. Pero, las normas no están escritas, puedo pisotear a mi conciencia y premiar a mi paladar con una sangre joven y serena como la de ella, seguramente mi cuerpo se sentirá tan vivo que no necesite beber más en unas 3 noches, como mínimo. Vaya, eso sería una delicia, un bocado suculento y tibio recorriendo mi cuerpo. Mi imaginación logró resecarme la garganta, anhele dejarla sin una gota de sangre, sin que ella lo notara si quiera. Que haría? Conciencia Vs. Paladar. El paladar le da placer a mi existencia, pero mi conciencia jamás se va, simplemente calla por momentos. Decisiones, como siempre. Así que sencillamente aguardé su reacción con mucha curiosidad y sin emitir palabra alguna, esperé que tal vez, eligiera ella su destino, por ahora....
Última edición por Lara Karstein el Mar Dic 04, 2012 8:44 pm, editado 2 veces
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Re: Cuando la luna ilumina las oscuras calles [Privado]
Nada… no había nada detrás de mi, pero si yo podía jurar que segundos antes había pasos detrás de mi, si aquello intentaba ser una broma o algo por ese estilo era una mala, bastante mala pues sabía que alguien caminaba detrás de mi.
No es que mi mente estuviese imaginando cosas solo porque deseaba que me pasara algo interesante, no podía ser eso, pero al final esa tampoco podía ser una opción que se descartase pronto.
También podía ser alguien con motivos más perversos que cualquiera de los que yo estaba pensando en esos momentos pero bueno, de ser esos no tenía muchas opciones y temer no era una de ellas, el miedo solo nos vuelve más débiles y frágiles, siempre se deben aceptar las cosas con la frente en alto ya que toda decisión nos lleva a algo, y no siempre resulta bueno o agradable, pero finalmente es nuestra decisión y hay que aceptar lo que venga.
Los pensamientos corrieron por mi mente mientras yo me mantenía inmóvil observando a la oscuridad donde antes los pasos habían estado, arrugue la nariz, intentando pensar que hacer ahora por lo que tome aire profundo para después hablar o más que eso gritar un poco a lo que fuese que era, una persona o mi simple mente.
- Se que estas ahí, seas lo que seas - fuese lo que fuese así era, odiaba llegar a aquel punto en el que dudaba de mi salud mental - vamos sal, dame la cara o es acaso que tienes miedo - di un paso y me detuve, bueno ya había salido lo que debía salir de mi, eso era todo y entonces cerré mí ojos, suspire y comencé a girarme de nuevo para retomar mi camino por las calles.
No es que mi mente estuviese imaginando cosas solo porque deseaba que me pasara algo interesante, no podía ser eso, pero al final esa tampoco podía ser una opción que se descartase pronto.
También podía ser alguien con motivos más perversos que cualquiera de los que yo estaba pensando en esos momentos pero bueno, de ser esos no tenía muchas opciones y temer no era una de ellas, el miedo solo nos vuelve más débiles y frágiles, siempre se deben aceptar las cosas con la frente en alto ya que toda decisión nos lleva a algo, y no siempre resulta bueno o agradable, pero finalmente es nuestra decisión y hay que aceptar lo que venga.
Los pensamientos corrieron por mi mente mientras yo me mantenía inmóvil observando a la oscuridad donde antes los pasos habían estado, arrugue la nariz, intentando pensar que hacer ahora por lo que tome aire profundo para después hablar o más que eso gritar un poco a lo que fuese que era, una persona o mi simple mente.
- Se que estas ahí, seas lo que seas - fuese lo que fuese así era, odiaba llegar a aquel punto en el que dudaba de mi salud mental - vamos sal, dame la cara o es acaso que tienes miedo - di un paso y me detuve, bueno ya había salido lo que debía salir de mi, eso era todo y entonces cerré mí ojos, suspire y comencé a girarme de nuevo para retomar mi camino por las calles.
Nathaly Rilke- Humano Clase Alta
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Re: Cuando la luna ilumina las oscuras calles [Privado]
Buscaba o no la muerte? Esa era la pregunta de la noche. Era muy osada para ser humana pero eso era lo que más me parecía interesante. Se controlaba como pocos humanos, sobre todo tratándose de una chica. Lo menciono así porque en esta época al igual que años atrás, la mayoría de mujeres tenía esa extraña necesidad de sentirse sobreprotegidas y ante una situación de riesgo se desmayaban o huían despavoridas y gritando de la forma más histérica posible. Claramente este no era el caso. Sea como fuera decidía enfrentar el destino que le tocara con una actitud francamente sorprendente.
Ahora estaba de espaldas a mí, la presa adelante, ingenua sin saber que su cazador está a escazos centimetros de sí, como oculto entre las sombras. Como si esperara por algo y al girar la muerte le sonriera. Sin embargo, ella empezó a hablar, llamando a eso que ella estaba segura que la seguía. Y ese algo era yo, que no respondía a ese llamado pero sí a su mirada una vez se girara. Tenía mis motivos para no responder. Uno de ellos era ver de que más era capaz esta humana de buena posición social como me lo indicaban sus ropas, por lo general son las más débiles, pero era posible que ante mí tuviera una excepción. La otra razón es que nadie que tenga autoridad sobre la vida y la muerte responde como cuando llaman a un perro, es así de sencillo.
Tras ese suspiro que pareció durar más tiempo del que realmente duró, noté como con sus ojos cerrados giraba para retomar el camino, el camino que ahora obstaculizaba yo. Le extendí las manos sin separarlas mucho de mi cuerpo como si la fuera a recibir cuando me viera y sonreí aún cuando ella mantenía sus ojos cerrados. Las preguntas se agolparon de nuevo en segundos en mi mente. Era ahora donde podría gritar, donde su corazón agitándose velozmente me gritaría que bebiera de su sangre que imaginé con sabor dulce sin saber porqué. Podría correr o intentar atarcarme incluso, pero, no la conocía para prever algo concreto. Aguardé sin retirar mi mirada de ella e intentando no respirar para no sentir la fragancia de su sangre y querer matarla de golpe, no merecía morir tan de repente, o tal vez sí, no lo sé, eso lo definiría su actitud posterior a verme, a encontrarse con un ser tan pálido y atractivo pero tan depredador al tiempo.
Ahora estaba de espaldas a mí, la presa adelante, ingenua sin saber que su cazador está a escazos centimetros de sí, como oculto entre las sombras. Como si esperara por algo y al girar la muerte le sonriera. Sin embargo, ella empezó a hablar, llamando a eso que ella estaba segura que la seguía. Y ese algo era yo, que no respondía a ese llamado pero sí a su mirada una vez se girara. Tenía mis motivos para no responder. Uno de ellos era ver de que más era capaz esta humana de buena posición social como me lo indicaban sus ropas, por lo general son las más débiles, pero era posible que ante mí tuviera una excepción. La otra razón es que nadie que tenga autoridad sobre la vida y la muerte responde como cuando llaman a un perro, es así de sencillo.
Tras ese suspiro que pareció durar más tiempo del que realmente duró, noté como con sus ojos cerrados giraba para retomar el camino, el camino que ahora obstaculizaba yo. Le extendí las manos sin separarlas mucho de mi cuerpo como si la fuera a recibir cuando me viera y sonreí aún cuando ella mantenía sus ojos cerrados. Las preguntas se agolparon de nuevo en segundos en mi mente. Era ahora donde podría gritar, donde su corazón agitándose velozmente me gritaría que bebiera de su sangre que imaginé con sabor dulce sin saber porqué. Podría correr o intentar atarcarme incluso, pero, no la conocía para prever algo concreto. Aguardé sin retirar mi mirada de ella e intentando no respirar para no sentir la fragancia de su sangre y querer matarla de golpe, no merecía morir tan de repente, o tal vez sí, no lo sé, eso lo definiría su actitud posterior a verme, a encontrarse con un ser tan pálido y atractivo pero tan depredador al tiempo.
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Re: Cuando la luna ilumina las oscuras calles [Privado]
Mientras me giraba me decía a mi misma que los pasos volverían a retumbar a mis espaldas, siguiendome tal como mi sombre lo hacía mientras el sol brillaba en las alturas, solo que en esos momentos quien brillaba orgullosa era la luna; ella debía conocer a quien quiera que me siguiera, ella lo veía todo, ella lo sabía todo pero jamás daba palabra o advertencia a los sucesos venideros o a las cosas que ya habían pasado, era una testigo hermosa pero muda.
Retomando el camino abrí los ojos… y ahí estaba frente a mi, muy cerca una mujer de cabellos negros y una piel blanca, sumamente bella como si fuese salida de la imaginación de algún escritor o de un enamorado que describe la perfección de la mujer de la que esta enamorado, sonreía por un motivo completamente desconocido para mi y simplemente me observaba; me sorprendí sería mentira si dijera que no fue así pues un ligero escalofrío recorrió todo mi cuerpo al verla parada e inmóvil y mi corazón se acelero para después comenzar a tranquilizarse.
Me maldije a mi misma, pues al ser imposible que ella me hubiese estado siguiendo dado que venía de la dirección opuesta, era sumamente probable que escuchara todas mis palabras anteriores y me estuviese juzgando por loca lo cual explicaría porque me observaba y estaba frente a mi.
"Despabila Nath" me dije a mi misma, estaba ahí como una completa boba y frente a una completa desconocida; "anda disculpate por tus boberías , muevete a un lado y sigue tu camino", sonreí pues era una de las cosas más sensatas que alguna vez me haya dicho a mi misma.
- Lo siento, no me e dado cuenta de que estaba usted aquí - incline levemente mi cabeza y volví a mirarla, era extraño me miraba como si yo fuese una presa además de que me daba la sensación de que me decía de una forma casi inexplicable que no podría escapar y que no sabia nada de lo que me esperaba; "figuraciones tuyas" dijo de nuevo mi mente y entonces me moví un poco a la derecha para caminar y alejarme de ella.
Retomando el camino abrí los ojos… y ahí estaba frente a mi, muy cerca una mujer de cabellos negros y una piel blanca, sumamente bella como si fuese salida de la imaginación de algún escritor o de un enamorado que describe la perfección de la mujer de la que esta enamorado, sonreía por un motivo completamente desconocido para mi y simplemente me observaba; me sorprendí sería mentira si dijera que no fue así pues un ligero escalofrío recorrió todo mi cuerpo al verla parada e inmóvil y mi corazón se acelero para después comenzar a tranquilizarse.
Me maldije a mi misma, pues al ser imposible que ella me hubiese estado siguiendo dado que venía de la dirección opuesta, era sumamente probable que escuchara todas mis palabras anteriores y me estuviese juzgando por loca lo cual explicaría porque me observaba y estaba frente a mi.
"Despabila Nath" me dije a mi misma, estaba ahí como una completa boba y frente a una completa desconocida; "anda disculpate por tus boberías , muevete a un lado y sigue tu camino", sonreí pues era una de las cosas más sensatas que alguna vez me haya dicho a mi misma.
- Lo siento, no me e dado cuenta de que estaba usted aquí - incline levemente mi cabeza y volví a mirarla, era extraño me miraba como si yo fuese una presa además de que me daba la sensación de que me decía de una forma casi inexplicable que no podría escapar y que no sabia nada de lo que me esperaba; "figuraciones tuyas" dijo de nuevo mi mente y entonces me moví un poco a la derecha para caminar y alejarme de ella.
Nathaly Rilke- Humano Clase Alta
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Re: Cuando la luna ilumina las oscuras calles [Privado]
Y ahí estaba, observándome y manteniendo sus principios como supuse que hacía siempre. Debió de ser así porque permanecía educada en una situación tensa, así que ¿Cuánto más en una situación común o formal? Me sorprendió que no saltara alarmada por la sorpresa de encontrar a alguien, sea quien fuese, en medio de una calle que ya no transitaba nadie a estas horas y que en teoría no había sentido del lado de donde me vió. Me sorprendió todavía más con su sincera y tímida disculpa que estuvo cargada de confusión como me indicaron sus ojos que se movían de un lado a otro como teniendo una batalla dentro de su mente justo antes de atreverse a hablarme.
Pese a que pensaba seguir su camino yo no me moví, permanecí en el mismo lugar de manera autoritaria y como era de esperarse respondí de modo cortés a pesar de todo. Lo hice porque no pretendía matarla, no ahora porque estaba satisfecha e incluso bebí suficiente para que la sangre dentro de mí me otorgara un aspecto mucho más humano, sobre todo con lo referente a la palidez de mi piel de tantas décadas de existencia. Por lo general, aparte del rostro de exagerada palidez y belleza, las uñas lograban un tono muy brillante que alarmaba a los humanos y debido a ello yo siempre llevaba unos guantes ajustados y delicados que impedían delatar mi naturaleza frente a cualquiera. Así que esta noche podría pasar por un humano con "gracia" y nada más, exceptuando los colmillos que ocultaba siempre tras mis labios sin atisbo de sonrisa. Por lo demás, creí que no sospecharía nada sobrenatural de mi parte, a menos que nos conociera...
- Descuide, Señorita. Es normal que no se percatara de mi presencia puesto que buscaba usted a alguien del lado contrario. Dígame, ¿Qué hace una dama como usted a estas horas y en este solitario lugar? A juzgar por su vestuario y manera de hablar sé que no pertenece a una clase social baja para estar en esta situación ¿No es así?-
Las mujeres de clase alta y de la realeza vestían con extraordinaria elegancia e incluso parecían muñecas vestidas y peinadas por manos hábiles y dedicadas siempre sólo a ello. Eran inconfundibles por dondequiera que paseasen. Incluso, para los buenos olfatos, sus perfumes de alto valor les daban ese toque especial lleno de clase que superaba a cualquier joya. En mi caso, ella interpretaría algo similar. Yo me vestía con cierta elegancia pero con cierto toque de sensualidad poco usual para la época pero digno de vampiros y unas pocas excepciones humanas. No pasaba por alto que tenía un estilo no encontrado en las clases más bajas. No es que lo de las clases me importara, pero a lo que me refiero es que no podría temer de alguien que, en teoría, estaba en su condición.
Pese a que pensaba seguir su camino yo no me moví, permanecí en el mismo lugar de manera autoritaria y como era de esperarse respondí de modo cortés a pesar de todo. Lo hice porque no pretendía matarla, no ahora porque estaba satisfecha e incluso bebí suficiente para que la sangre dentro de mí me otorgara un aspecto mucho más humano, sobre todo con lo referente a la palidez de mi piel de tantas décadas de existencia. Por lo general, aparte del rostro de exagerada palidez y belleza, las uñas lograban un tono muy brillante que alarmaba a los humanos y debido a ello yo siempre llevaba unos guantes ajustados y delicados que impedían delatar mi naturaleza frente a cualquiera. Así que esta noche podría pasar por un humano con "gracia" y nada más, exceptuando los colmillos que ocultaba siempre tras mis labios sin atisbo de sonrisa. Por lo demás, creí que no sospecharía nada sobrenatural de mi parte, a menos que nos conociera...
- Descuide, Señorita. Es normal que no se percatara de mi presencia puesto que buscaba usted a alguien del lado contrario. Dígame, ¿Qué hace una dama como usted a estas horas y en este solitario lugar? A juzgar por su vestuario y manera de hablar sé que no pertenece a una clase social baja para estar en esta situación ¿No es así?-
Las mujeres de clase alta y de la realeza vestían con extraordinaria elegancia e incluso parecían muñecas vestidas y peinadas por manos hábiles y dedicadas siempre sólo a ello. Eran inconfundibles por dondequiera que paseasen. Incluso, para los buenos olfatos, sus perfumes de alto valor les daban ese toque especial lleno de clase que superaba a cualquier joya. En mi caso, ella interpretaría algo similar. Yo me vestía con cierta elegancia pero con cierto toque de sensualidad poco usual para la época pero digno de vampiros y unas pocas excepciones humanas. No pasaba por alto que tenía un estilo no encontrado en las clases más bajas. No es que lo de las clases me importara, pero a lo que me refiero es que no podría temer de alguien que, en teoría, estaba en su condición.
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Re: Cuando la luna ilumina las oscuras calles [Privado]
Alcance a dar algunos pasos dispuesta a abandonar aquella calle, los pasos y la mujer en ella. Quería continuar mi caminata nocturna sin contratiempos ni nada misterioso en las calles, claro que no me molestaba dado que por lo general buscaba cosas interesantes como aquella pero ya me había avergonzado a mi misma frente aquella mujer así que ya no encontraba razón para seguirlo haciendo más.
Por un momento incluso me preocupe pues si quien me seguía era alguien con malas intenciones, le dejaba a ella sola ahí, cerca de donde alguien podía atacarla o algo similar pero aquel ya no sería mi problema, no era como si yo fuese a ir por la vida peocupandome por todas las personas con las que me topaba, aquello no sería mi culpa si pasaba algo, yo no era salvadora de nadie incluso dudaba que fuese capaz de salvarme a mi misma o mantenerme alejada de problemas por lo que bueno, los demás estaban en peligro a mi lado. "Nath si algo le pasa era porque así debía ser" cierto, aquel era un encuentro bastante casual beneficioso o no era cosa del destino supongo así que tome aire dispuesta a continuar.
Di más pasos hacía la lejanía, pero me detuve porque aquella mujer me hablaba. Me gire para observarla nuevamente.
- Simplemente daba un paseo la noche esta hermosa e invita a que uno pase por lo menos algunas horas bajo el brillo de la luna - mire hacia el cielo para después observarla y sonreír - Esta usted en lo correcto, no pertenezco a una clase baja.-
Aquella mujer comenzaba a darme curiosidad. Era elegante, guapa y su manera de hablara era similar a la mía; "Vaya Nath parece que no eres la única de clase alta a quien le gusta darse sus escapadas nocturnas", en eso tenía mucha razón las personas de mi clase preferían la seguridad ya fuese de sus hogares, fiestas o zonas muy transitadas, intentaban alejarse de zonas como aquellas en las que podían entrar en contacto con otra clase de personas, pero aquella mujer al igual que yo se encontraba en aquellas calles.
- Pero bueno, usted tampoco es de clase baja por lo que puedo notar y sin embargo camina por las mismas calles que yo. ¿Qué le hace a usted estar aquí entonces?
Bueno le regresaba la pregunta; veríamos cual era su respuesta aunque ya me estaba esperando alguna excusa bastante torpe o algo por el estilo simplemente para que no se dijese que andaba por calles como aquellas. Las personas que conocía (bastantes de hecho) eran de esa manera, preferían las seguridades y sus zonas de confort pero cuando una decidía salir y explorar así como yo lo hacía, buscaban una excusa para no ser juzgados y mantener las apariencias; como detestaba esa clase de cosas, fingir y mentir solo por mantener algo que en algún momento iba a acabar. Por eso siempre agradecería ser como yo era y no como los demás querían que fuese.
Por un momento incluso me preocupe pues si quien me seguía era alguien con malas intenciones, le dejaba a ella sola ahí, cerca de donde alguien podía atacarla o algo similar pero aquel ya no sería mi problema, no era como si yo fuese a ir por la vida peocupandome por todas las personas con las que me topaba, aquello no sería mi culpa si pasaba algo, yo no era salvadora de nadie incluso dudaba que fuese capaz de salvarme a mi misma o mantenerme alejada de problemas por lo que bueno, los demás estaban en peligro a mi lado. "Nath si algo le pasa era porque así debía ser" cierto, aquel era un encuentro bastante casual beneficioso o no era cosa del destino supongo así que tome aire dispuesta a continuar.
Di más pasos hacía la lejanía, pero me detuve porque aquella mujer me hablaba. Me gire para observarla nuevamente.
- Simplemente daba un paseo la noche esta hermosa e invita a que uno pase por lo menos algunas horas bajo el brillo de la luna - mire hacia el cielo para después observarla y sonreír - Esta usted en lo correcto, no pertenezco a una clase baja.-
Aquella mujer comenzaba a darme curiosidad. Era elegante, guapa y su manera de hablara era similar a la mía; "Vaya Nath parece que no eres la única de clase alta a quien le gusta darse sus escapadas nocturnas", en eso tenía mucha razón las personas de mi clase preferían la seguridad ya fuese de sus hogares, fiestas o zonas muy transitadas, intentaban alejarse de zonas como aquellas en las que podían entrar en contacto con otra clase de personas, pero aquella mujer al igual que yo se encontraba en aquellas calles.
- Pero bueno, usted tampoco es de clase baja por lo que puedo notar y sin embargo camina por las mismas calles que yo. ¿Qué le hace a usted estar aquí entonces?
Bueno le regresaba la pregunta; veríamos cual era su respuesta aunque ya me estaba esperando alguna excusa bastante torpe o algo por el estilo simplemente para que no se dijese que andaba por calles como aquellas. Las personas que conocía (bastantes de hecho) eran de esa manera, preferían las seguridades y sus zonas de confort pero cuando una decidía salir y explorar así como yo lo hacía, buscaban una excusa para no ser juzgados y mantener las apariencias; como detestaba esa clase de cosas, fingir y mentir solo por mantener algo que en algún momento iba a acabar. Por eso siempre agradecería ser como yo era y no como los demás querían que fuese.
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Re: Cuando la luna ilumina las oscuras calles [Privado]
Eran las dos de la mañana, una hora en las que por Francia se ven pocos transeúntes y por lo tanto es poco probable encontrar personas como ella a esta hora. Por lo general, a veces encuentro personas de clase media o baja que salen de sus trabajos y se ven obligados a movilizarse en medio del peligro nocturno, pero claramente ese no era la caso de esta joven. Tampoco era como los otros, como aquellos individuos que acechan entre la oscuridad para aprovechar cualquier oportunidad de satisfacer sus sucios deseos: robos, abusos, asesinatos... En este caso ella parecía la víctima, una mujer hermosa y adinerada que se ponía en bandeja de plata en medio de las calles desiertas.
A mí sólo me ofrecía su sangre, pero era su más preciado tesoro. Escuché su corazón latiendo rápidamente a causa de la sorpresa que le había causado un encuentro tan repentino y casi sentí en mi boca la frescura de una sangre joven y de aroma especial proveniente de ella. Sin embargo, aunque podía deleitar mi paladar con su vida, preferí no hacerlo por la curiosidad que me causaba el motivo de su andar nocturno.
Ella se detuvo con educación a responder mi pregunta y yo avancé a paso lento mientras intentaba hilar una conversación tranquila en medio de la circunstancia. Noté con rapidez que el temor que pudiera sentir no sería más fuerte que su razón y me cuestionaba de la misma manera sobre mi situación de deambular a estas horas, a lo cuál respondería con sinceridad pero sin develar nada que no fuera necesario. Me acerqué entrelazando mis manos adelante para que las viera y así evitar desconfianza. Asentí así mismo a sus afirmaciones.
- Dígame, ¿Acaso cuatro paredes por más elegantes que sean logran retener a un espíritu libre? ¿Acaso los cuidados y la educación aplacan nuestra esencia? Ambas conocemos la respuesta, aunque tal vez el costo sea demasiado alto al correr un riesgo como este.- Hice un ademán con la mano como recorriendo en el aire la calle desolada. - No hay nadie, nadie juzga, nadie señala, nadie valora... - Dí un leve suspiro y entrelacé mis manos de nuevo. - O tal vez nadie vive lo suficiente para contar todo lo que estás paredes callan. ¿Acaso no teme usted el peligro o la muerte?-
Mientras le preguntaba todo esto sin dejar de mirarla, me pareció que era de una naturaleza flexible pero a la vez resistente. Era capaz de aprender pero también de poner a prueba cada cosa. Era una mujer delicada pero valiente. Por un momento deseé extender mis brazos y acogerla, poder sentir en mi rostro su cabello perfumado y tomar de su cuello joven aquél hermoso líquido rojo que corría por sus venas. Pero preferí contenerme, era demasiado hermosa e intrigante para acabar con ella ahora, este no sería el momento por más que deseara probarla. Preferí sus palabras a sólo las imagenes que me daría su sangre al beberla. Preferí por esta noche un par de historias humanas que yo había olvidado en vez de una especie de película que terminaría al tiempo que su vida y me dejaría de nuevo en compañía del tan conocido silencio.
A mí sólo me ofrecía su sangre, pero era su más preciado tesoro. Escuché su corazón latiendo rápidamente a causa de la sorpresa que le había causado un encuentro tan repentino y casi sentí en mi boca la frescura de una sangre joven y de aroma especial proveniente de ella. Sin embargo, aunque podía deleitar mi paladar con su vida, preferí no hacerlo por la curiosidad que me causaba el motivo de su andar nocturno.
Ella se detuvo con educación a responder mi pregunta y yo avancé a paso lento mientras intentaba hilar una conversación tranquila en medio de la circunstancia. Noté con rapidez que el temor que pudiera sentir no sería más fuerte que su razón y me cuestionaba de la misma manera sobre mi situación de deambular a estas horas, a lo cuál respondería con sinceridad pero sin develar nada que no fuera necesario. Me acerqué entrelazando mis manos adelante para que las viera y así evitar desconfianza. Asentí así mismo a sus afirmaciones.
- Dígame, ¿Acaso cuatro paredes por más elegantes que sean logran retener a un espíritu libre? ¿Acaso los cuidados y la educación aplacan nuestra esencia? Ambas conocemos la respuesta, aunque tal vez el costo sea demasiado alto al correr un riesgo como este.- Hice un ademán con la mano como recorriendo en el aire la calle desolada. - No hay nadie, nadie juzga, nadie señala, nadie valora... - Dí un leve suspiro y entrelacé mis manos de nuevo. - O tal vez nadie vive lo suficiente para contar todo lo que estás paredes callan. ¿Acaso no teme usted el peligro o la muerte?-
Mientras le preguntaba todo esto sin dejar de mirarla, me pareció que era de una naturaleza flexible pero a la vez resistente. Era capaz de aprender pero también de poner a prueba cada cosa. Era una mujer delicada pero valiente. Por un momento deseé extender mis brazos y acogerla, poder sentir en mi rostro su cabello perfumado y tomar de su cuello joven aquél hermoso líquido rojo que corría por sus venas. Pero preferí contenerme, era demasiado hermosa e intrigante para acabar con ella ahora, este no sería el momento por más que deseara probarla. Preferí sus palabras a sólo las imagenes que me daría su sangre al beberla. Preferí por esta noche un par de historias humanas que yo había olvidado en vez de una especie de película que terminaría al tiempo que su vida y me dejaría de nuevo en compañía del tan conocido silencio.
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Los ademanes de aquella mujer eran bastante peculiares. Parecía esforzarse en parecer inofensiva con aquellos movimientos de sus manos, pero claro cualquiera intentaría parecer el ser más inofensivo del mundo cuando se encuentra a solas con alguien desconocido ¿o no?… una absoluta mentira, cuando alguien se encuentra a solas con un desconocido o desconocida en su caso, intenta lucir lo más peligroso y atemorizante posible de esa manera es más factible que la otra parte sienta temor o respeto y eso nos mantenga a salvo; pero cuando alguien se muestra de aquella manera, intentando evitar desconfianzas las cosas cambian, o es alguien realmente inofensivo… o es la persona más peligrosa con la que pudieses haberte topado. Con aquella mujer, la realidad de eso aún estaría por verse.
En lo personal yo siempre me mostraba inofensiva, pues me sentía de aquella manera pero tal vez el hecho de que no temiera a las cosas que me enfrentaba con cada nueva salida nocturna me hacía lucir menos atacable que otras personas. Esa era mi perspectiva, pero uno jamás es realmente critico cuando se trata de su propia persona así que lo más probable es que me mintiera a mi misma diciendo lo que yo quería escuchar.
No tenía miedo en aquellos momentos, si no mera curiosidad sobre quien era finalmente la mujer con quien me encontraba charlando, a la vez que deseaba saber sus intenciones si simplemente era inofensiva o era sumamente peligrosa. Intentar saber sus intenciones en definitiva no sería lo mejor pero bueno la curiosidad era un tanto más fuerte que el instinto de supervivencia para mi.
Sonreí al escuchar sus preguntas, una de mis sospechas ya estaba saciada, era similar a mi y le gustaba salir a pasear sin importarle lo que dijesen los demás.
- No claro que cuatro paredes no logran retener a los espíritus libres, pueden intentar poner infinidad de barreras para aplacarles pero siempre encontraran la manera de salir al exterior, al lugar que aman más que a nada porque esa es su esencia finalmente y no caen ante nada ni ante nadie. - dije aquellas palabras orgullosa de lo que significan, porque no eran simplemente palabras; para mi demostraban parte de lo que era yo - Y temer… vamos para que temer si la vida es tan corta. Creo que lo mejor es vivirlo como uno lo desea sin arrepentirse jamás de las decisiones tomadas y enfrentando y recibiendo con aceptación y fuerza las consecuencias de nuestros propios actos. - tome aire y observe la calle - prefiero mil veces ser solo recordada por calles solitarias aunque eso me pueda llevar finalmente a una muerte temprana a ser recordada por paredes que me aprisionen toda una vida.
Cambie mi mirada de la calle a ella y le sonreí.
- Digame, usted cree que es normal pensar lo que le e dicho, o será que estoy loca y no se me debe dejar salir a las calles? - buscaba la manera de seguir aquella conversación, de que comenzara ella a expresar más de sus ideas de esa manera comenzaría yo a saber un poco más sobre sus intenciones.
En lo personal yo siempre me mostraba inofensiva, pues me sentía de aquella manera pero tal vez el hecho de que no temiera a las cosas que me enfrentaba con cada nueva salida nocturna me hacía lucir menos atacable que otras personas. Esa era mi perspectiva, pero uno jamás es realmente critico cuando se trata de su propia persona así que lo más probable es que me mintiera a mi misma diciendo lo que yo quería escuchar.
No tenía miedo en aquellos momentos, si no mera curiosidad sobre quien era finalmente la mujer con quien me encontraba charlando, a la vez que deseaba saber sus intenciones si simplemente era inofensiva o era sumamente peligrosa. Intentar saber sus intenciones en definitiva no sería lo mejor pero bueno la curiosidad era un tanto más fuerte que el instinto de supervivencia para mi.
Sonreí al escuchar sus preguntas, una de mis sospechas ya estaba saciada, era similar a mi y le gustaba salir a pasear sin importarle lo que dijesen los demás.
- No claro que cuatro paredes no logran retener a los espíritus libres, pueden intentar poner infinidad de barreras para aplacarles pero siempre encontraran la manera de salir al exterior, al lugar que aman más que a nada porque esa es su esencia finalmente y no caen ante nada ni ante nadie. - dije aquellas palabras orgullosa de lo que significan, porque no eran simplemente palabras; para mi demostraban parte de lo que era yo - Y temer… vamos para que temer si la vida es tan corta. Creo que lo mejor es vivirlo como uno lo desea sin arrepentirse jamás de las decisiones tomadas y enfrentando y recibiendo con aceptación y fuerza las consecuencias de nuestros propios actos. - tome aire y observe la calle - prefiero mil veces ser solo recordada por calles solitarias aunque eso me pueda llevar finalmente a una muerte temprana a ser recordada por paredes que me aprisionen toda una vida.
Cambie mi mirada de la calle a ella y le sonreí.
- Digame, usted cree que es normal pensar lo que le e dicho, o será que estoy loca y no se me debe dejar salir a las calles? - buscaba la manera de seguir aquella conversación, de que comenzara ella a expresar más de sus ideas de esa manera comenzaría yo a saber un poco más sobre sus intenciones.
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Re: Cuando la luna ilumina las oscuras calles [Privado]
Tal vez no alcance a expresar con palabras la sensación que sentí al escucharla. Se expresaba de esa manera tan extraña para su época pero tan llena de sentido y sutileza que supe que era un "Espíritu Libre" como solía denominar yo a quienes poseían características similares a las que encontré en aquella mujer. Nada fue más dulce en estos años, ni tan cálido, ni tan lleno de vida que quise robarla. Su apariencia también era encantadora. Su aspecto pálido debido únicamente a las sombras de la calle le daban un semblante triste a pesar de su amable sonrisa. Se veía orgullosa, desenvuelta, indolente, con todo el aspecto de quien presume de excentrica sin proponérselo. Me tomé el atrevimiento de acercarme un poco más mientras ella hablaba, manteniendo una sonrisa en mi rostro y contemplé sus ojos que parecían hundidos en vacío y tinieblas. Su cráneo estaba adornado con las más bellas flores y su cuerpo se mecía sobre frágiles vertebras. ¡Oh, atracción de la nada con adornos grotescos! No sería capaz de matarla aunque lo deseara, pero, se vería hermosa como inmortal. Una belleza humana que se mantendría congelada durante los años como el mejor de los cuadros. Pero con el espíritu poderoso de alguien fuerte desde que respiraba y educada para llevar la contraria.
- ¿Y acaso el mundo no pertenece a los locos?- Emití una pequeña risita. - Cada quién decide como vivir la única vida que le es dada, pero las aves no pueden volar dentro de sus jaulas. Una vez son libres corren riesgo pero contemplan más, tienen muchos paisajes como pensar en la muerte. Cuando llega, no te da tiempo de nada, sólo sucede. La muerte es corta y la vida larga para ser aprovechada a cada segundo si es que podemos cuantificarla realmente así.-
Habían en mí más recuerdos que en mil años de vida. Sabía valorar a aquellos que rompían el orden sin nada mágico ni sobrenatural, incluso muchos de nosotros, los bebedores de sangre, disfrutábamos de compañía humana en casos como este. No estuve dispuesta a dejarla ir, no hasta poco antes del amanecer o hasta que a ella el sueño la venciera. Quería hablarle, escuchar sus posibles aventuras nocturnas y conocer más del posible pantano rodeado de oro que tenía en casa. Esperaba invitarla a mi morada y sentarla en una cómoda que se convertiría en finales de cuentas, cartas, romanzas y pleitos, secretos que acumularía en mi triste cerebro que era como una pirámide, un inmenso sepulcro que contiene más muertos que la fosa común. Soy un cementerio que el sol aborrece. Soy un cúmulo de emociones acomodadas en segundos por la presencia de una especial humana.
- ¿Le parece si caminamos un rato? La noche es joven y es mejor que no permanezcamos tanto tiempo en un mismo lugar. El riesgo vale la pena siempre que no sea estúpido.-
Le sonreí con cortesía y dí por hecho un sí como respuesta porque empecé a caminar hacia una de las bocas de aquella calle con paso lento esperando su compañía.
- ¿Y acaso el mundo no pertenece a los locos?- Emití una pequeña risita. - Cada quién decide como vivir la única vida que le es dada, pero las aves no pueden volar dentro de sus jaulas. Una vez son libres corren riesgo pero contemplan más, tienen muchos paisajes como pensar en la muerte. Cuando llega, no te da tiempo de nada, sólo sucede. La muerte es corta y la vida larga para ser aprovechada a cada segundo si es que podemos cuantificarla realmente así.-
Habían en mí más recuerdos que en mil años de vida. Sabía valorar a aquellos que rompían el orden sin nada mágico ni sobrenatural, incluso muchos de nosotros, los bebedores de sangre, disfrutábamos de compañía humana en casos como este. No estuve dispuesta a dejarla ir, no hasta poco antes del amanecer o hasta que a ella el sueño la venciera. Quería hablarle, escuchar sus posibles aventuras nocturnas y conocer más del posible pantano rodeado de oro que tenía en casa. Esperaba invitarla a mi morada y sentarla en una cómoda que se convertiría en finales de cuentas, cartas, romanzas y pleitos, secretos que acumularía en mi triste cerebro que era como una pirámide, un inmenso sepulcro que contiene más muertos que la fosa común. Soy un cementerio que el sol aborrece. Soy un cúmulo de emociones acomodadas en segundos por la presencia de una especial humana.
- ¿Le parece si caminamos un rato? La noche es joven y es mejor que no permanezcamos tanto tiempo en un mismo lugar. El riesgo vale la pena siempre que no sea estúpido.-
Le sonreí con cortesía y dí por hecho un sí como respuesta porque empecé a caminar hacia una de las bocas de aquella calle con paso lento esperando su compañía.
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Re: Cuando la luna ilumina las oscuras calles [Privado]
Asenti a sus palabras, el mundo finalmente era de los locos. Aquellos a los que las personas comodinas llamaban extraños o que eran rechazados, juzgados e ignorados finalmente eran los que lograban los grandes cambios en la humanidad; lastima que la mayoría de todos aquellos "locos" solo eran valorados una vez que yacían fríos e inmóviles bajo tumbas en los cementerios.
Me pregunte si alguna de nosotras acabaría así, valorada solo cuando dejásemos de existir en aquel mundo. En mi caso lo dudaba, conocía tan bien a mi familia y cercanos que estaba segura de que algunos hasta se alegrarían de que dejase de "avergonzar" a los de nuestra categoría. En el caso de ella, quizás, solo quizás fuese diferente.
- Tiene usted mucha razón, además para que vivir dentro de la jaula si al final lo único que recordaremos en la oscuridad de la muerte será todo lo que hicimos en vida - sonreí entonces, percatandome de que ahora estaba más cerca de mi, solo en ese momento pude notarlo.
Su cercanía en aquellos momentos incluso a pesar de que antes estaba considerando seriamente en que podría ser peligrosa, comenzó a tranquilizarme. Cosa rara aquello pues solo solía sentirme tranquila cerca de los sirvientes de casa, mis personas más cercanas; pero bueno si ella me comenzaba a dar esa tranquilidad no podía ser tan peligrosa como yo lo estaba creyendo antes.
Fui invitada entonces a caminar junto a ella pero sin esperar respuesta de mi parte comenzó a caminar. Era lista, se había dado cuenta incluso antes de que le seguiría a donde fuese en aquellos momentos.
Camine entonces para poder situarme a su lado. La mire y sonreí.
- Es la primera vez que camino por las calles de noche con alguien más. Por lo general lo hago sola - aleje mi mirada de ella y observe de nuevo a la luna que a su vez nos veía expectante a nosotros y a todos aquellos que caminaban en aquellas horas por las diversas calles de la ciudad, invisibles para otras personas pero siempre visible para ella a pesar de que fuésemos desconocidos por ella…
Desconocidos?
Sacudí mi cabeza, como podía haber olvidado presentarme, ella debía creer que era una mal educada. Bueno ella tampoco se había presentado pero, alguna debía hacerlo en algún punto.
- Por cierto mi nombre es Nathaly - la mire de nuevo ignorando a la luna - Nathaly Rilke, un placer conocerle en esta bella noche. Y usted es?
Me pregunte si alguna de nosotras acabaría así, valorada solo cuando dejásemos de existir en aquel mundo. En mi caso lo dudaba, conocía tan bien a mi familia y cercanos que estaba segura de que algunos hasta se alegrarían de que dejase de "avergonzar" a los de nuestra categoría. En el caso de ella, quizás, solo quizás fuese diferente.
- Tiene usted mucha razón, además para que vivir dentro de la jaula si al final lo único que recordaremos en la oscuridad de la muerte será todo lo que hicimos en vida - sonreí entonces, percatandome de que ahora estaba más cerca de mi, solo en ese momento pude notarlo.
Su cercanía en aquellos momentos incluso a pesar de que antes estaba considerando seriamente en que podría ser peligrosa, comenzó a tranquilizarme. Cosa rara aquello pues solo solía sentirme tranquila cerca de los sirvientes de casa, mis personas más cercanas; pero bueno si ella me comenzaba a dar esa tranquilidad no podía ser tan peligrosa como yo lo estaba creyendo antes.
Fui invitada entonces a caminar junto a ella pero sin esperar respuesta de mi parte comenzó a caminar. Era lista, se había dado cuenta incluso antes de que le seguiría a donde fuese en aquellos momentos.
Camine entonces para poder situarme a su lado. La mire y sonreí.
- Es la primera vez que camino por las calles de noche con alguien más. Por lo general lo hago sola - aleje mi mirada de ella y observe de nuevo a la luna que a su vez nos veía expectante a nosotros y a todos aquellos que caminaban en aquellas horas por las diversas calles de la ciudad, invisibles para otras personas pero siempre visible para ella a pesar de que fuésemos desconocidos por ella…
Desconocidos?
Sacudí mi cabeza, como podía haber olvidado presentarme, ella debía creer que era una mal educada. Bueno ella tampoco se había presentado pero, alguna debía hacerlo en algún punto.
- Por cierto mi nombre es Nathaly - la mire de nuevo ignorando a la luna - Nathaly Rilke, un placer conocerle en esta bella noche. Y usted es?
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Re: Cuando la luna ilumina las oscuras calles [Privado]
Nada existe más largo que los días ingratos, son como cuando caen los copos de los años nevosos; el hastío, que es fruto de la triste desgana, toma las proporciones de una cosa inmortal y eso era algo que ella conocía. Lo conocía porque parecía oprimida por las normas que las familias relacionadas con la aristocrácia imponían a sus hijas y de las cuáles ella intentaba escapar. A decir verdad, esa gente venía a ser sólo como materia viviente con algo de poder, una joya preciosa rodeada del horror de perderlo todo, incluído el "buen nombre" a ojos ajenos. Que distantes estaban sus mentes de la realidad de aquella joven; mientras ellos seguían el camino dorado que sólo siguen los más imbéciles, ella, venía a ser como una esfinge ignorada por aquél mundo insensible, olvidada en los mapas de la conveniencia, cuyo umbrío talante sólo canta a la luz que da el sol en su ocaso.
La muerte... ¿La mencionó porque la anhelaba? Preferí no comentar nada porque mi percepción sobre la misma estaba lejos de lo que cualquier humano creería. Yo era un muerto que caminaba por París en medio de la noche y que lo más cercano que había tenido a una tumba, era una fosa profunda cabada con mis propias manos, en donde apenas cabía mi cuerpo buscando dormir, olvidada igual que el tiburón en el mar. Fueron pocas veces en que lo hice porque yo detestaba las tumbas, primero prefiero invitar a los cuervos a que sangren feroces hasta la última fibra de mi inmunda existencia antes que eso. Los gusanos eran sólo como amigos negros, sordos y ciegos que recibían a esta muerta siempre libre y jocunda; eran como regalones filósofos que vivían siempre de la carroña ajena y que jamás me devoraban insensibles mientras estaba sumida en el sueño que no conocía la tortura de un viejo cuerpo falto de su alma y que está muerto entre muertos. Asentí.
No dejé de mirarla a los ojos hasta que avancé para la caminata. Como creí, ella me siguió sin problema y me alcanzó después para dedicarme una sonrisa a la cuál yo correspondí sin enseñar la dentadura y hablé en tono tranquilo y bajo como ya venía haciendo.
- Yo tampoco suelo tener compañía, incluso a esta hora encuentro a poca gente dispuesta a dar un paseo sin esperar nada, sólo, respirar tranquilidad.-
Di un suspiro al tiempo que ella miró al cielo como buscando a la luna. Comprendí entonces que aquél suspiro había sonado con melancolía, como si me hiciera falta compañía, como si hace mucho buscara a alguien sin encontrar nada útil. Más allá de mi deseo por su sangre, anhelaba ahora una conversación agradable como hace años no tenía una, quería fingir humanidad y normalidad por unas pocas horas antes que el sol apareciera de la mano con mi realidad.
Curiosamente, aún no nos habíamos presentado, pero no se había dado el momento y fue bueno que ella comenzará, pues así me dio a entender que se sentía tranquila para emprender la caminata en mi compañía e incluso que posiblemente se podría repetir este encuentro. Cuando se presentó recordé haber escuchado sobre los Rilke en la alta sociedad y comprobé mi teoría anterior sobre ella, no me había equivocado en eso y esperaba no equivocarme en nada.
- Es un gusto, Nathaly. Me llamo Lara Karstein- y asentí en modo cortés a nuestro saludo. - Hace mucho camina usted por estas calles? creo que nunca le vi aunque las frecuento bastante.
La muerte... ¿La mencionó porque la anhelaba? Preferí no comentar nada porque mi percepción sobre la misma estaba lejos de lo que cualquier humano creería. Yo era un muerto que caminaba por París en medio de la noche y que lo más cercano que había tenido a una tumba, era una fosa profunda cabada con mis propias manos, en donde apenas cabía mi cuerpo buscando dormir, olvidada igual que el tiburón en el mar. Fueron pocas veces en que lo hice porque yo detestaba las tumbas, primero prefiero invitar a los cuervos a que sangren feroces hasta la última fibra de mi inmunda existencia antes que eso. Los gusanos eran sólo como amigos negros, sordos y ciegos que recibían a esta muerta siempre libre y jocunda; eran como regalones filósofos que vivían siempre de la carroña ajena y que jamás me devoraban insensibles mientras estaba sumida en el sueño que no conocía la tortura de un viejo cuerpo falto de su alma y que está muerto entre muertos. Asentí.
No dejé de mirarla a los ojos hasta que avancé para la caminata. Como creí, ella me siguió sin problema y me alcanzó después para dedicarme una sonrisa a la cuál yo correspondí sin enseñar la dentadura y hablé en tono tranquilo y bajo como ya venía haciendo.
- Yo tampoco suelo tener compañía, incluso a esta hora encuentro a poca gente dispuesta a dar un paseo sin esperar nada, sólo, respirar tranquilidad.-
Di un suspiro al tiempo que ella miró al cielo como buscando a la luna. Comprendí entonces que aquél suspiro había sonado con melancolía, como si me hiciera falta compañía, como si hace mucho buscara a alguien sin encontrar nada útil. Más allá de mi deseo por su sangre, anhelaba ahora una conversación agradable como hace años no tenía una, quería fingir humanidad y normalidad por unas pocas horas antes que el sol apareciera de la mano con mi realidad.
Curiosamente, aún no nos habíamos presentado, pero no se había dado el momento y fue bueno que ella comenzará, pues así me dio a entender que se sentía tranquila para emprender la caminata en mi compañía e incluso que posiblemente se podría repetir este encuentro. Cuando se presentó recordé haber escuchado sobre los Rilke en la alta sociedad y comprobé mi teoría anterior sobre ella, no me había equivocado en eso y esperaba no equivocarme en nada.
- Es un gusto, Nathaly. Me llamo Lara Karstein- y asentí en modo cortés a nuestro saludo. - Hace mucho camina usted por estas calles? creo que nunca le vi aunque las frecuento bastante.
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Re: Cuando la luna ilumina las oscuras calles [Privado]
Era cierto que muy pocas personas estaban dispuestas a pasear solitarias, pero aquellos que lo hacía a mi forma de ver y lo que el tiempo vagando por las calles de noche me habían enseñado era que lo último que buscaba la mayoría de aquellos caminantes a esas horas era tranquilidad.
Yo por ejemplo buscaba aventuras, cosas nuevas, salir de la rutina aburrida de las mañanas y de las cosas que "debía" hacer diariamente o era mi escape de algún asunto aburrido del que debía encargarme, alguna fiesta o reunión pero los motivos variaban ya que claro que tampoco podía hablar cien por ciento segura de lo que los demás buscaban pero era fácil imaginarlo en muchas ocasiones.
- Es que la gente teme sabe - comencé a hablar entre risas. Efectivamente la gente temía muchos incluso a pesar de que lo que se hablaba sobre criaturas terribles rondando las noches no eran más que simples historias para mentener a las personas lejos de las calles a altas horas de la noche, consideraba en ocasiones que eso se hacía porque en la noche es cuando la gente de clase alta hace sus trucos sucios y no quieren que nada ni nadie perturbe sus tratos ilícitos, sus asesinatos… sus conveniencias. No es que yo no creyera del todo, pues había tenido encuentros… peculiares pero nada que fuera peligroso, pero quien soy yo para hablar de cosas peligrosas si paseo por las calles sola y oscuras. Algo debía estar realmente mal conmigo. - por las cosas que dicen que pasan… - guarde silencio y mi expresión se torno seria como haciendo la cosas ligeramente más interesantes - seres sobrenaturales que solo piensan en matar y cosas así, aunque personalmente no creo que si existan les resultemos tan interesantes como para estar detrás de nosotros.
Lara Karstein, no recordaba haber oído ese nombre; pero bueno yo solía olvidar todo aquello que no me parecía remotamente interesante, y sin en algún momento alguien como mis padres o algún aburrido asistente a una reunión o fiesta de nuestra clase la había mencionado la omití completamente. De haber sido así ahora sentía un pequeño remordimiento pues era bastante interesante ella, pero tampoco es como si hubiese podido adivinar que ella no sería una aburrida más interesada solo en conseguir marido.
- Pues es que suelo frecuentar muchas calles, voy para donde mis pasos me llevan. - mire a mi alrededor mientras caminábamos - he pasado por estas calles si, no se cuantas veces pero algunas… - la mire con curiosidad después de haber examinado la calle - Así que frecuenta bastante este sitio. Le gusta? o simplemente sus pasos la traen hasta aquí sin motivo? O tal vez vive bastante cerca y por eso siempre camina por aquí? - las preguntas surgían de mi boca sin pensarlas, y me calle ya que si no lo hacía seguiría hablando y solo la dejaría sin entender ninguno de mis cuestionamientos.
Yo por ejemplo buscaba aventuras, cosas nuevas, salir de la rutina aburrida de las mañanas y de las cosas que "debía" hacer diariamente o era mi escape de algún asunto aburrido del que debía encargarme, alguna fiesta o reunión pero los motivos variaban ya que claro que tampoco podía hablar cien por ciento segura de lo que los demás buscaban pero era fácil imaginarlo en muchas ocasiones.
- Es que la gente teme sabe - comencé a hablar entre risas. Efectivamente la gente temía muchos incluso a pesar de que lo que se hablaba sobre criaturas terribles rondando las noches no eran más que simples historias para mentener a las personas lejos de las calles a altas horas de la noche, consideraba en ocasiones que eso se hacía porque en la noche es cuando la gente de clase alta hace sus trucos sucios y no quieren que nada ni nadie perturbe sus tratos ilícitos, sus asesinatos… sus conveniencias. No es que yo no creyera del todo, pues había tenido encuentros… peculiares pero nada que fuera peligroso, pero quien soy yo para hablar de cosas peligrosas si paseo por las calles sola y oscuras. Algo debía estar realmente mal conmigo. - por las cosas que dicen que pasan… - guarde silencio y mi expresión se torno seria como haciendo la cosas ligeramente más interesantes - seres sobrenaturales que solo piensan en matar y cosas así, aunque personalmente no creo que si existan les resultemos tan interesantes como para estar detrás de nosotros.
Lara Karstein, no recordaba haber oído ese nombre; pero bueno yo solía olvidar todo aquello que no me parecía remotamente interesante, y sin en algún momento alguien como mis padres o algún aburrido asistente a una reunión o fiesta de nuestra clase la había mencionado la omití completamente. De haber sido así ahora sentía un pequeño remordimiento pues era bastante interesante ella, pero tampoco es como si hubiese podido adivinar que ella no sería una aburrida más interesada solo en conseguir marido.
- Pues es que suelo frecuentar muchas calles, voy para donde mis pasos me llevan. - mire a mi alrededor mientras caminábamos - he pasado por estas calles si, no se cuantas veces pero algunas… - la mire con curiosidad después de haber examinado la calle - Así que frecuenta bastante este sitio. Le gusta? o simplemente sus pasos la traen hasta aquí sin motivo? O tal vez vive bastante cerca y por eso siempre camina por aquí? - las preguntas surgían de mi boca sin pensarlas, y me calle ya que si no lo hacía seguiría hablando y solo la dejaría sin entender ninguno de mis cuestionamientos.
Nathaly Rilke- Humano Clase Alta
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Re: Cuando la luna ilumina las oscuras calles [Privado]
¿Que es a ciencia cierta lo que los humanos denominan sobrenatural? Hasta donde sé lo relacionan con los mitos y eso nos da algo más a favor, se llama "Beneficio de la duda". Su mención de ello podría significar que sospechaba de mí. Pero pensarlo bien me daba como un especie de pausa, porque si ella realmente creyera que soy de esos seres que menciona, ya habría intentado huir y no estaría mostrándose tan amable. Eso, era inocencia.
¿Interesantes para nosotros? Eso depende. El olor de la sangre humana es como el sonido de una campana que anuncia a pequeños niños hambrientos que podrán cenar, es una tentación constante con la que nos deleitamos cada tanto. Sin embargo no afirmaría ni negaría su idea sobre la noche y sobre los seres extraños que la plagábamos, ni sobre las muertes, ni sobre nada. Una respuesta imparcial me permitiría no llevarle la idea, pero tampoco mentirle.
- Algunos viven de la pesadilla y el terror, es una especie de convicción desesperada de que ciertas impresiones proceden de una fuente mítica.- Emití una pequeña sonrísa. -Todavía no me siento dispuesta a garantizar la verdad acerca de lo que creo acerca de eso. Hay motivos para creer que nuestras experiencias son total o parcialmente una alucinación, para la cual, en verdad, existen causas en abundancia. Y, sin embargo, su realismo es tan horrendo que, a veces, encontramos imposible toda esperanza.-
Sin querer terminé mencionando mi sensación de cuando fui convertida a lo que soy, una mezcla de mitos que trepaban con firmeza hacia la realidad, con mis experiencias personales matizando el cuadro de mi tragedia. Una vez fui conciente de esto, supe que no tenía que fingir nada, todo parecía natural y común en una charla de media noche en la que nos sentíamos cómodas en medio de la incertidumbre. Incertidumbre que se manifestó en ella a través de rápidas y fluidas preguntas.
- Vivo cerca, pero también camino por donde quiero cada noche. No tengo un patrón y al parecer usted tampoco; tal vez eso explique porque nunca nos encontramos, no lo cree? es extraño quizá pero no deja de ser lógico y la única razón que encuentro.-
Avanzamos en medio de la noche con calma, al menos de mi parte. Tenía pensando aplicar mi control de emociones sobre ella si es que la veía perturbada, sólo por la sencilla razón que yo aquella noche buscaba compañía. Mataría si algún ser sobrenatural o belicosamente humano se atravesaba. Esta era mi noche y ella sería mi compañía hasta que yo lo decidiera. Mantendría mis ágiles sentidos vigilantes para evitar toda interrupción y sin duda el que interfiriera correría la peor de las suertes. Estaba dispuesta a escuchar sus historias sobre lo que creía bueno o malo, natural o sobrenatural, tranquilo o peligroso. Todo en ella me empezó a interesar más, era una humanidad con la fuerza que tal vez recordaba en mí cuando era humana, pero con la diferencia que ella muy seguramente era más cálida de lo que yo he podido ser alguna vez bajo cualquier circunstancia.
¿Interesantes para nosotros? Eso depende. El olor de la sangre humana es como el sonido de una campana que anuncia a pequeños niños hambrientos que podrán cenar, es una tentación constante con la que nos deleitamos cada tanto. Sin embargo no afirmaría ni negaría su idea sobre la noche y sobre los seres extraños que la plagábamos, ni sobre las muertes, ni sobre nada. Una respuesta imparcial me permitiría no llevarle la idea, pero tampoco mentirle.
- Algunos viven de la pesadilla y el terror, es una especie de convicción desesperada de que ciertas impresiones proceden de una fuente mítica.- Emití una pequeña sonrísa. -Todavía no me siento dispuesta a garantizar la verdad acerca de lo que creo acerca de eso. Hay motivos para creer que nuestras experiencias son total o parcialmente una alucinación, para la cual, en verdad, existen causas en abundancia. Y, sin embargo, su realismo es tan horrendo que, a veces, encontramos imposible toda esperanza.-
Sin querer terminé mencionando mi sensación de cuando fui convertida a lo que soy, una mezcla de mitos que trepaban con firmeza hacia la realidad, con mis experiencias personales matizando el cuadro de mi tragedia. Una vez fui conciente de esto, supe que no tenía que fingir nada, todo parecía natural y común en una charla de media noche en la que nos sentíamos cómodas en medio de la incertidumbre. Incertidumbre que se manifestó en ella a través de rápidas y fluidas preguntas.
- Vivo cerca, pero también camino por donde quiero cada noche. No tengo un patrón y al parecer usted tampoco; tal vez eso explique porque nunca nos encontramos, no lo cree? es extraño quizá pero no deja de ser lógico y la única razón que encuentro.-
Avanzamos en medio de la noche con calma, al menos de mi parte. Tenía pensando aplicar mi control de emociones sobre ella si es que la veía perturbada, sólo por la sencilla razón que yo aquella noche buscaba compañía. Mataría si algún ser sobrenatural o belicosamente humano se atravesaba. Esta era mi noche y ella sería mi compañía hasta que yo lo decidiera. Mantendría mis ágiles sentidos vigilantes para evitar toda interrupción y sin duda el que interfiriera correría la peor de las suertes. Estaba dispuesta a escuchar sus historias sobre lo que creía bueno o malo, natural o sobrenatural, tranquilo o peligroso. Todo en ella me empezó a interesar más, era una humanidad con la fuerza que tal vez recordaba en mí cuando era humana, pero con la diferencia que ella muy seguramente era más cálida de lo que yo he podido ser alguna vez bajo cualquier circunstancia.
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Vivir de pesadillas y terror, Cómo se sentiría eso? cada vez que intentaba pensar en una pesadilla lo único que aparecía claramente en su mente era fingir lo que no era… solo eso y nada más que eso. Mis terrores a lo que había sido capaz de comprobar durante años no eran precisamente los mismos que los de las demás personas.
La muerte, la oscuridad, la soledad… a mi nada de eso me provocaba el mínimo temor; lo que yo temía salía fuera de las cosas comunes para la mayoría pero ahí estaba el punto de todo el asunto, yo no era como la mayoría, ni remotamente parecida. Me preocupaban otras cosas y pensaba de manera diferente así de simple y así de sencillo.
- Pero incluso si nuestras experiencias no son más que meras alucinaciones, no importarían las causas probables de lo que inició la alucinación, al final su realismo terminaría por convertirlas en la única verdad existente para la persona y es ahí donde podríamos preguntarnos… qué de lo que hemos vivido es la realidad y que es una mera alucinación? - simplemente no podíamos estar completamente seguros de nada en aquello llamado existencia. Alucinaciones o verdad, finalmente son parte de las experiencias y es lo que nos convertía en lo que éramos, con todo lo bueno y lo malo que poseíamos y fuesen lo que fuesen debíamos agradecerles. O al menos esa era la forma en la que yo veía las cosas con respecto a lo que ella decía.
Asentí a sus palabras, aquello de encontrarnos ese día era un misterio. Por qué ese día? Por qué en esa calle?, de un sin fin de probabilidades y acciones probables, ambas habíamos tomado aquellas decisiones que por banales y sin sentido que se oyeran habían culminado en aquel encuentro aparentemente accidental pero a la vez no tan accidental como aparentaba ser.
En que desembocaría aquel encuentro aún dependía de los actos que lleváramos a cabo más delante y de las palabras que intercambiáramos.
- Pues si, eso explica bastante porque no nos pudimos encontrar antes, aunque de haberme encontrado con usted antes seguro que el camino se hubiese sentido tan placentero e interesante como este - sonreí, mientras nuestros pasos nos llevaban de una calle a otra, dejando ya en la lejanía aquella en la que nos habíamos topado - Puedo llamarle simplemente Lara? - aquella pregunta era abrupta, lo sabía de sobra pero de esa manera me sentiría más cómoda al hablarle, además si ella lo deseaba podía simplemente llamarme Nathaly o Nath como lo hacían quienes me agradaban más.
- Por cierto, espero no haberla desviado de la ruta que tenía… - la mire y abrí los ojos pero enseguida aparte la mirada, algunas veces cuando hablaba sentía que mi mirada hacía sentir a los demás incomodos y siempre pensaba que debía ser porque mis ojos eran bastante grandes, pero ahora mientras miraba el camino volví a hablar - de haberle sacado de su ruta me disculpo - apenas se me ocurría aquello, el hecho de que yo no tuviese nada que hacer no significaba que los demás no lo tuvieran - igual y espero no haber arruinado algún plan o cita - aunque ahora parecía muy tarde para disculparme por eso, jamás estaba de sobra. Mis pasos continuaban y me mantenían al lado de ella sin saber en donde acabariamos.
La muerte, la oscuridad, la soledad… a mi nada de eso me provocaba el mínimo temor; lo que yo temía salía fuera de las cosas comunes para la mayoría pero ahí estaba el punto de todo el asunto, yo no era como la mayoría, ni remotamente parecida. Me preocupaban otras cosas y pensaba de manera diferente así de simple y así de sencillo.
- Pero incluso si nuestras experiencias no son más que meras alucinaciones, no importarían las causas probables de lo que inició la alucinación, al final su realismo terminaría por convertirlas en la única verdad existente para la persona y es ahí donde podríamos preguntarnos… qué de lo que hemos vivido es la realidad y que es una mera alucinación? - simplemente no podíamos estar completamente seguros de nada en aquello llamado existencia. Alucinaciones o verdad, finalmente son parte de las experiencias y es lo que nos convertía en lo que éramos, con todo lo bueno y lo malo que poseíamos y fuesen lo que fuesen debíamos agradecerles. O al menos esa era la forma en la que yo veía las cosas con respecto a lo que ella decía.
Asentí a sus palabras, aquello de encontrarnos ese día era un misterio. Por qué ese día? Por qué en esa calle?, de un sin fin de probabilidades y acciones probables, ambas habíamos tomado aquellas decisiones que por banales y sin sentido que se oyeran habían culminado en aquel encuentro aparentemente accidental pero a la vez no tan accidental como aparentaba ser.
En que desembocaría aquel encuentro aún dependía de los actos que lleváramos a cabo más delante y de las palabras que intercambiáramos.
- Pues si, eso explica bastante porque no nos pudimos encontrar antes, aunque de haberme encontrado con usted antes seguro que el camino se hubiese sentido tan placentero e interesante como este - sonreí, mientras nuestros pasos nos llevaban de una calle a otra, dejando ya en la lejanía aquella en la que nos habíamos topado - Puedo llamarle simplemente Lara? - aquella pregunta era abrupta, lo sabía de sobra pero de esa manera me sentiría más cómoda al hablarle, además si ella lo deseaba podía simplemente llamarme Nathaly o Nath como lo hacían quienes me agradaban más.
- Por cierto, espero no haberla desviado de la ruta que tenía… - la mire y abrí los ojos pero enseguida aparte la mirada, algunas veces cuando hablaba sentía que mi mirada hacía sentir a los demás incomodos y siempre pensaba que debía ser porque mis ojos eran bastante grandes, pero ahora mientras miraba el camino volví a hablar - de haberle sacado de su ruta me disculpo - apenas se me ocurría aquello, el hecho de que yo no tuviese nada que hacer no significaba que los demás no lo tuvieran - igual y espero no haber arruinado algún plan o cita - aunque ahora parecía muy tarde para disculparme por eso, jamás estaba de sobra. Mis pasos continuaban y me mantenían al lado de ella sin saber en donde acabariamos.
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Re: Cuando la luna ilumina las oscuras calles [Privado]
Hermosa, sin duda. Su mente era ágil y eso sólo me atraía más hacia ella. La razón de esto es simple: Los vampiros amamos la belleza. Nos deleitamos de sobremanera con cada una de sus manifestaciones e incluso la seguimos como si nos fuera ajena, aunque, a ojos externos nos es tan propia.
No sólo su apariencia sino sus palabras aumentaron mi angustia porque deseaba poseerla. Esa posesión donde su sangre que corría por venas fuertes, pasaría a mi torrente sanguíneo para ser parte de algo pétreo y de menor encanto del que ella poseía. Sin el encanto de la respiración, del sonido del corazón que palpita insuflando vida, sin el correr de los años... era confuso porque al tiempo alimentaba mi esperanza de compañía luego de tanto tiempo. Por momentos deseaba golpear sin cólera su cuerpo, sin ningún odio al igual que un matarife, como cuando Moisés hirió la roca viva, deseaba que brotara así aquella fuente que saciaría mi propio Sahara que ahora se convertía en una fuente de dolor. Henchida de esperanza, mi deseo por su sangre, flotaba.
-Es cierto.- Afirmé. - Pero es algo que muchas veces sólo nos aclara el tiempo. Pero también es cruel, porque es probable que hasta que no tengamos la muerte encima no sepamos la verdad. Todo es relativo, dicen.-
Avancé en medio de la noche junto a ella, viendola cada tanto e intentando parecer normal la otra parte. Aunque, normal o no, tenía la certeza que no iba a espantarse, ella era como ese niño, ávido de espectáculos, que odia el telón igual que se odia una barrera. Hasta que, al fin, la fría verdad se desvela y eso es todo lo que cuenta.
-Yo le ví antes...- Más que eso, pero no iba a decir nada, no ahora. -Apenas pasaba una noche y creí verle, por eso hoy intento conversar con usted, sencillamente... -La mire con total serenidad- creí que disfrutaba usted al igual que yo la tranquilidad de la noche y bien sabe que es poco común encontrar alguien así, no lo cree?-
A medida que corría la noche sentía que ella abría las puertas de su confianza a la posible muerte disfrazada de simpatía, yo era sencillamente un falso acorde, una especie de ironía voraz que le clavaría los dientes. Pero no era necesario, yo tomaba la decisión: podría ser la herida y a otro tiempo el cuchillo; ser la mejilla y luego el bofetón; ser la tortura o los miembros rotos; ser el verdugo o tal vez su víctima. Como la muerte bailando en una hermosa caja musical toda ella adornada suntuosamente, respondí como si dentro de mí no se librara esta gran batalla contra mi sed de sangre y mi anhelo de compañía.
-Lara está perfecto, finalmente, así me llamo, no?- Sabía que ella tomaría esto como ese anhelo nuestro de no caminar en los típicos modelos cuadrados de la época. Nos llamaríamos por nombres, sin adornos, sin disfraces. Este no era un típico baile social y aquí tampoco habrían máscaras, serían retiradas una a una, incluso aquella que me disfrazaba de humana; eso, porque los recuerdos darían pie a todo, esto, era realmente un dejavú.
-Nathaly, no hay mejor encuentro que el inesperado. No tengo agendas, ni compromisos por cumplir, pero, si usted los tiene, adelante. Eso sí, será un placer encontrarla de nuevo si acaso esta noche ya había tenido su contenido previo.-
... Compromisos... estaba dispuesta a borrar de su mente lo necesario para tenerla para mí esta noche, pero antes que nada, aguardé a su respuesta, sin violencia ni a su cuerpo, ni a su mente, aunque de esta última ella no se enteraría.
No sólo su apariencia sino sus palabras aumentaron mi angustia porque deseaba poseerla. Esa posesión donde su sangre que corría por venas fuertes, pasaría a mi torrente sanguíneo para ser parte de algo pétreo y de menor encanto del que ella poseía. Sin el encanto de la respiración, del sonido del corazón que palpita insuflando vida, sin el correr de los años... era confuso porque al tiempo alimentaba mi esperanza de compañía luego de tanto tiempo. Por momentos deseaba golpear sin cólera su cuerpo, sin ningún odio al igual que un matarife, como cuando Moisés hirió la roca viva, deseaba que brotara así aquella fuente que saciaría mi propio Sahara que ahora se convertía en una fuente de dolor. Henchida de esperanza, mi deseo por su sangre, flotaba.
-Es cierto.- Afirmé. - Pero es algo que muchas veces sólo nos aclara el tiempo. Pero también es cruel, porque es probable que hasta que no tengamos la muerte encima no sepamos la verdad. Todo es relativo, dicen.-
Avancé en medio de la noche junto a ella, viendola cada tanto e intentando parecer normal la otra parte. Aunque, normal o no, tenía la certeza que no iba a espantarse, ella era como ese niño, ávido de espectáculos, que odia el telón igual que se odia una barrera. Hasta que, al fin, la fría verdad se desvela y eso es todo lo que cuenta.
-Yo le ví antes...- Más que eso, pero no iba a decir nada, no ahora. -Apenas pasaba una noche y creí verle, por eso hoy intento conversar con usted, sencillamente... -La mire con total serenidad- creí que disfrutaba usted al igual que yo la tranquilidad de la noche y bien sabe que es poco común encontrar alguien así, no lo cree?-
A medida que corría la noche sentía que ella abría las puertas de su confianza a la posible muerte disfrazada de simpatía, yo era sencillamente un falso acorde, una especie de ironía voraz que le clavaría los dientes. Pero no era necesario, yo tomaba la decisión: podría ser la herida y a otro tiempo el cuchillo; ser la mejilla y luego el bofetón; ser la tortura o los miembros rotos; ser el verdugo o tal vez su víctima. Como la muerte bailando en una hermosa caja musical toda ella adornada suntuosamente, respondí como si dentro de mí no se librara esta gran batalla contra mi sed de sangre y mi anhelo de compañía.
-Lara está perfecto, finalmente, así me llamo, no?- Sabía que ella tomaría esto como ese anhelo nuestro de no caminar en los típicos modelos cuadrados de la época. Nos llamaríamos por nombres, sin adornos, sin disfraces. Este no era un típico baile social y aquí tampoco habrían máscaras, serían retiradas una a una, incluso aquella que me disfrazaba de humana; eso, porque los recuerdos darían pie a todo, esto, era realmente un dejavú.
-Nathaly, no hay mejor encuentro que el inesperado. No tengo agendas, ni compromisos por cumplir, pero, si usted los tiene, adelante. Eso sí, será un placer encontrarla de nuevo si acaso esta noche ya había tenido su contenido previo.-
... Compromisos... estaba dispuesta a borrar de su mente lo necesario para tenerla para mí esta noche, pero antes que nada, aguardé a su respuesta, sin violencia ni a su cuerpo, ni a su mente, aunque de esta última ella no se enteraría.
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Re: Cuando la luna ilumina las oscuras calles [Privado]
¿Cómo era posible sentirme tan cómoda con alguien que acababa de conocer? Eso era un misterio para mi, pero algo dentro de mi además de la curiosidad y la afinidad que había sentido con ella me decía que todo estaba bien, que ya la conocía, que era alguien… importante.
Me sentí estúpida por tener ese pensamiento, ¿conocerle? eso era imposible, si intentaba pensar en algún sitio en la que pudiese haberle visto o si quiera oído de ella nada venía a mi mente, justo como desde el momento en que me dijo su nombre y nada apareció; todo seguía igual, vació.
Tal vez todo aquello no era más que un efecto secundario de la comodidad y de la buena platica que sentía manteníamos, debía ser eso y nada más que eso. Fuera lo que fuera me llevaba a ansiar sus palabras, como si las hubiese extrañado a pesar de que no habíamos callado desde que comenzó nuestra caminata.
- Probable que él tiempo lo aclare, pero no seguro. - reí un poco a sus comentarios - Sería algo cruel, triste y patético; yo preferiría no saber la verdad ni incluso en mi muerte porque entonces ya no tendría oportunidad de hacer nada y eso solo llenaría de insatisfacción mi alma… igual y eso me transformaría en un fantasma - dije aquellas palabras, pero en realidad no creía en eso de volverse uno fantasma por un motivo como aquel; pero bueno yo ni siquiera creía en fantasmas así que aquello al final de cuentas solo era un comentario torpe.
La sorpresa me invadió por completo, ella ya me había visto antes o al menos eso creía pero yo de verdad que por más que intentaba saber si le conocía no podía obtener respuesta alguna de mi mente, pero ahora que ella había dicho que creía conocerme de vista de antes no tenía porque no preguntar un poco más o exteriorizar ese pensamiento sobre que me parecía familiar.
- Sí, sé que es sumamente complicado encontrar alguien que disfrute del sencillo placer de caminar por las calles y de la noche…- guarde silencio unos instantes - será una locura mía pero ahora que ha dicho que cree haberme visto, yo… no lo sé, es extraño pero creo que le conozco, algo dentro de mi me lo dice pero deben ser locuras que dan a estas horas - moví la cabeza de un lado a otro de manera enérgica y sonreí - o debe ser porque no estoy acostumbrada a encontrar personas como usted.
Saber que podía llamarle Lara me alegro, no todos aceptaban a ser llamados simplemente por su nombre, existían muchos que creían que aquello era algo descortés; no entendía el ¿por qué? de ese pensamiento pues por algo se tenían nombres y eso de que no nos llamaran con nuestro nombre me parecía la verdadera descortesía.
- Por favor, dime solo Nath. Y que bueno que no tienes agenda - aquello lo dije tal vez demasiado emocionada pues hasta di un aplauso al oirle - y yo… no tengo agenda nunca. Bueno en algunas ocasiones la tengo pero no me gusta seguirla es demasiado molesto. Además no sería capaz de abandonar esta platica o el paseo, es demasiado agradable como para irme para atender algún asunto sin importancia.
Esperaba justo como ella lo decía que en otra noche nos encontráramos, me sentía maravillada con la idea de otro encuentro con su persona y eso que él que teníamos en esos momentos aun no terminaba.
Me sentí estúpida por tener ese pensamiento, ¿conocerle? eso era imposible, si intentaba pensar en algún sitio en la que pudiese haberle visto o si quiera oído de ella nada venía a mi mente, justo como desde el momento en que me dijo su nombre y nada apareció; todo seguía igual, vació.
Tal vez todo aquello no era más que un efecto secundario de la comodidad y de la buena platica que sentía manteníamos, debía ser eso y nada más que eso. Fuera lo que fuera me llevaba a ansiar sus palabras, como si las hubiese extrañado a pesar de que no habíamos callado desde que comenzó nuestra caminata.
- Probable que él tiempo lo aclare, pero no seguro. - reí un poco a sus comentarios - Sería algo cruel, triste y patético; yo preferiría no saber la verdad ni incluso en mi muerte porque entonces ya no tendría oportunidad de hacer nada y eso solo llenaría de insatisfacción mi alma… igual y eso me transformaría en un fantasma - dije aquellas palabras, pero en realidad no creía en eso de volverse uno fantasma por un motivo como aquel; pero bueno yo ni siquiera creía en fantasmas así que aquello al final de cuentas solo era un comentario torpe.
La sorpresa me invadió por completo, ella ya me había visto antes o al menos eso creía pero yo de verdad que por más que intentaba saber si le conocía no podía obtener respuesta alguna de mi mente, pero ahora que ella había dicho que creía conocerme de vista de antes no tenía porque no preguntar un poco más o exteriorizar ese pensamiento sobre que me parecía familiar.
- Sí, sé que es sumamente complicado encontrar alguien que disfrute del sencillo placer de caminar por las calles y de la noche…- guarde silencio unos instantes - será una locura mía pero ahora que ha dicho que cree haberme visto, yo… no lo sé, es extraño pero creo que le conozco, algo dentro de mi me lo dice pero deben ser locuras que dan a estas horas - moví la cabeza de un lado a otro de manera enérgica y sonreí - o debe ser porque no estoy acostumbrada a encontrar personas como usted.
Saber que podía llamarle Lara me alegro, no todos aceptaban a ser llamados simplemente por su nombre, existían muchos que creían que aquello era algo descortés; no entendía el ¿por qué? de ese pensamiento pues por algo se tenían nombres y eso de que no nos llamaran con nuestro nombre me parecía la verdadera descortesía.
- Por favor, dime solo Nath. Y que bueno que no tienes agenda - aquello lo dije tal vez demasiado emocionada pues hasta di un aplauso al oirle - y yo… no tengo agenda nunca. Bueno en algunas ocasiones la tengo pero no me gusta seguirla es demasiado molesto. Además no sería capaz de abandonar esta platica o el paseo, es demasiado agradable como para irme para atender algún asunto sin importancia.
Esperaba justo como ella lo decía que en otra noche nos encontráramos, me sentía maravillada con la idea de otro encuentro con su persona y eso que él que teníamos en esos momentos aun no terminaba.
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Re: Cuando la luna ilumina las oscuras calles [Privado]
¿Cómo podía pensar en arrebatar a esta chica la copa de su vida, la cuál apenas había degustado? Sería una criatura muerta a quien yo le devolvería la vida luego de robársela. Le cambiaría aquella valía del corazón que palpita por una frialdad eterna. Yo misma había forjado desde tiempo atrás ese proyecto de vampiro, gracias a los espléndidos planes que habría forjado para ella.
Por un momento me cuestioné acerca de la preferencia de Nathaly con respecto a la "verdad", sobre todo cuando hacía alusiones relacionadas a una especie de extensiones de la muerte, como los fantasmas. Yo no quería mentirle, por ahora sólo ocultaba cosas necesarias de las cuales ella se enteraría a su tiempo, un tiempo donde predominaría la prudencia y la estrategia antes que cualquier tipo de emoción. Por ahora me sentía confrontada por su mirada, su comodidad con respecto a mí, me hacía creer que en lo profundo de su ser, sabía quién era yo, sabía que nos habíamos conocido de antes y que tal vez, incluso, se lo cuestionaba a sí misma, sobre todo porque aunque sintiera lo que fuera, no encontraría recuerdo alguno de mí en su mente; el motivo: yo le borré de su memoria todo aquello. Todos los materiales de los que su memoria se había colmado habían sido clasificados, ordenados, armonizados y sometidos a la mejor idealización forzada, todo como resultado de mi percepción manipuladora, es decir, una percepción aguda, ¡mágica a fuerza de ingenuidad!
-Algunos creen que la verdad vale la vida. Aunque tal vez no hay verdad, quizá la realidad es que no hay hechos sino interpretaciones y esa es la gran duda de todo, si lo que vemos es real o no y si la confirmación de lo mismo también lo es.- La observé y le sonreí. -Es posible que no haya una verdad absoluta, sino sólo verdades relativas, lo cuál nos deja de nuevo en el inicio de todo, aunque vale el sacrificio expuesto a cambio de lo que denominamos verdades, ¿no lo crees? Por un instante sentí que buscaba su aprobación indirecta para hacer lo que ya planeaba, demasiada ironía por mi parte, comparada con la inocencia de ella.
"Sé sabia, Pena mía, y permanece en calma. Reclamabas esta noche, luego de tantas, y ahora la tienes aquí, en frente de ti." ... esto me decía a mi misma mientras la escuchaba hablarme y confirmar ciertamente mis sospechas. Ella no supo jamás donde huí, ni sospechó jamás mi ruta, ella, a quien amaba, ella sin que lo supiera lo sabía todo. Sin confirmar nada hubo algo que no borré y que no tenía la capacidad de manipular, eso, era la memoria del corazón.
-Tal vez me viste muy poco tiempo, Nath, apenas unos pasos cerca para olvidarlo luego y creer por ello haberme visto antes. Nos pasa a todos- No podía hacer menos que generalizar algo común en los humanos y darle toda la naturalidad que yo ya no tenía. -Pero ciertamente de habernos cruzado como ahora, pudimos hablar de la misma manera y suspender compromisos no deseados a causa de una charla amena. Yo haría lo mismo que has dicho, escaparíamos, como ahora, del hastío que nos es propio en derredor de nosotras-
Seguí avanzando en medio de la noche en su compañia, pero no sin dejar de luchar ni un segundo contra mí misma y las pautas y tiempos que me había trazado para mi plan. No iba a alterar nada por un descontrol repentino, no iba a hacer algo que delatara mi naturaleza ahora, no sin que ella supiera primero toda la verdad...
Por un momento me cuestioné acerca de la preferencia de Nathaly con respecto a la "verdad", sobre todo cuando hacía alusiones relacionadas a una especie de extensiones de la muerte, como los fantasmas. Yo no quería mentirle, por ahora sólo ocultaba cosas necesarias de las cuales ella se enteraría a su tiempo, un tiempo donde predominaría la prudencia y la estrategia antes que cualquier tipo de emoción. Por ahora me sentía confrontada por su mirada, su comodidad con respecto a mí, me hacía creer que en lo profundo de su ser, sabía quién era yo, sabía que nos habíamos conocido de antes y que tal vez, incluso, se lo cuestionaba a sí misma, sobre todo porque aunque sintiera lo que fuera, no encontraría recuerdo alguno de mí en su mente; el motivo: yo le borré de su memoria todo aquello. Todos los materiales de los que su memoria se había colmado habían sido clasificados, ordenados, armonizados y sometidos a la mejor idealización forzada, todo como resultado de mi percepción manipuladora, es decir, una percepción aguda, ¡mágica a fuerza de ingenuidad!
-Algunos creen que la verdad vale la vida. Aunque tal vez no hay verdad, quizá la realidad es que no hay hechos sino interpretaciones y esa es la gran duda de todo, si lo que vemos es real o no y si la confirmación de lo mismo también lo es.- La observé y le sonreí. -Es posible que no haya una verdad absoluta, sino sólo verdades relativas, lo cuál nos deja de nuevo en el inicio de todo, aunque vale el sacrificio expuesto a cambio de lo que denominamos verdades, ¿no lo crees? Por un instante sentí que buscaba su aprobación indirecta para hacer lo que ya planeaba, demasiada ironía por mi parte, comparada con la inocencia de ella.
"Sé sabia, Pena mía, y permanece en calma. Reclamabas esta noche, luego de tantas, y ahora la tienes aquí, en frente de ti." ... esto me decía a mi misma mientras la escuchaba hablarme y confirmar ciertamente mis sospechas. Ella no supo jamás donde huí, ni sospechó jamás mi ruta, ella, a quien amaba, ella sin que lo supiera lo sabía todo. Sin confirmar nada hubo algo que no borré y que no tenía la capacidad de manipular, eso, era la memoria del corazón.
-Tal vez me viste muy poco tiempo, Nath, apenas unos pasos cerca para olvidarlo luego y creer por ello haberme visto antes. Nos pasa a todos- No podía hacer menos que generalizar algo común en los humanos y darle toda la naturalidad que yo ya no tenía. -Pero ciertamente de habernos cruzado como ahora, pudimos hablar de la misma manera y suspender compromisos no deseados a causa de una charla amena. Yo haría lo mismo que has dicho, escaparíamos, como ahora, del hastío que nos es propio en derredor de nosotras-
Seguí avanzando en medio de la noche en su compañia, pero no sin dejar de luchar ni un segundo contra mí misma y las pautas y tiempos que me había trazado para mi plan. No iba a alterar nada por un descontrol repentino, no iba a hacer algo que delatara mi naturaleza ahora, no sin que ella supiera primero toda la verdad...
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