Cuando la luna ilumina las oscuras calles [Privado]

Recuerdos... su mención de ello era una daga en mi alma, una espina que yo misma me había clavado. Yo amaba aquél recuerdo de esas épocas desnudas, en que nos complacíamos en dorar las palabras, cuando cada una en su agilidad gozabamos sin mentira y sin ansiedad, y, bajo aquél cielo nocturno y amoroso le acariciaba sus cabellos sin prisa, con calma. Ella, mi querida Nathaly, desplegaba salud como siempre, sus pensamientos seguían siendo claros y ese era mi único aliciente al recordar que la había dejado, que me había alejado creyendo hacer el bien. Al contemplarla con todo, sentí que tenía el derecho de mostrarme orgullosa de la beldad que había elegido para acompañarme; era algo como un fruto puro de todo ultraje y vírgen de grietas, cuya carne lisa y firme atraía las mordeduras. En mi mente le hacía preguntas: ¿Sabes lo que es la angustia, la culpa, la vergüenza, el hastío, los sollozos y los vagos terrores de esas horribles noches que a mi corazón oprimieron cual papel aplastado al solor pensar perderte? mi ángel lleno de gozo, ¿sabes lo que es la angustia? Recuerdos... sí, esa palabra de nuevo danzaba en mi cabeza.

-Todos los recuerdos, Nath, son importantes porque ellos forjan tu carácter. Sé que luego, con el tiempo, recordarás cosas que creíste borradas en tu memoria y todo de nuevo tendrá sentido. Siempre pasa, a todos- Vaya confesión disfrazada de una normalidad inexistente.

Sus palabras, todas ellas se agolparon en mi mente y llegaron a mi cerebro al tiempo que la sed a mi garganta. La desee de nuevo, la quise tomar para mí otra vez y con más prisa. Sentí a mi corazón desnudo y un frío tenebroso que envolvía mi alma. La sed y la prisa me proyectaban un cuadro negro y lleno de espanto. Me convencí de mi monstruosidad al ver su rostro ingenuo ante mi letal presencia, a sus palabras dulces frente a mi sed retorcida e implacable. Me convencí con rapidez e incluso tal vez de forma enfermiza sobre lo que haría con ella, le llamé con cinismo: "Rendirle homenaje a su belleza, inmortalizarla por ello". Fui egoísta como siempre también al pensar que mi dolor de ver que el tiempo le devoraba la vida sería subsanado y que ese oscuro enemigo que me roía por dentro y sorbía mi sangre ya no crecería ni se haría más fuerte. Ella sería mi cura para todo, incluyendo a la soledad. Continuaba pensando en mí con excusas para creer que la afortunada era ella.

No era prudente quedarme más, decidí dejarla, así y ahora. Pero me prometí algo, nuestro próximo encuentro, sería para hacerla mía, para darle la inmortalidad a cambio de su sangre y de verla para siempre. Me arriesgué a todo, sería el momento de confesarle lo que había hecho con sus recuerdos. Sí, un hermoso próximo encuentro correría por mi cuenta.

-Nathaly... -La mire intentando dare la mayor tranquilidad posible- Voy a dejarte cerca de donde vives ahora, pero, quiero que nos veamos pasadas 3 lunas, nos veremos en el lugar que elijas, el Museo de Louvre, la Catedral de Notre Dame, no sé, donde quieras. Voy a invitarte a dar un paseo bastante interesante. Esa es mi invitación, pero tú decides- En realidad ya lo había decidido, si ella no asistía yo la iría a buscar, mi decisión era por completo irrevocable. Culminé con una sonrisa y esperé aquél sí para deleitarme, para poder planear su noche con toda la magnificencia que ella, mi hermosa humana me merecía.